Free! Iwatobi Swim Club y todos sus personajes pertenecen a sus respectivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento. Intento de fanfic de terror con varios capítulos. Dedicado a mi gran amiga AeternaNive, quién siempre me inspira para las historias de este fandom, y a toda la gente bonita que he conocido aquí.

Aclaraciones al final, ¡disfrútenlo!


— ¡Ah! ¡Al fin llegaste, Rei-chan! —dijo Nagisa mientras se apartaba para dejarle pasar. El aludido soltó un suspiro de resignación antes de entrar al hogar de Nanase, donde ya se encontraban el rubio, Makoto, Gou y el dueño de la casa esperándolo.

Rei cerró la puerta tras de sí, a la par que se quitaba la mochila del hombro.

—Yo… ¿Aún queda pizza? —preguntó, inseguro. Makoto asintió con una sonrisa.

Esa noche el club de natación se había puesto de acuerdo para hacer una 'reunión general', aunque más parecía una pijamada entre amigos debido a la mesita del centro a reventar de bolsas de frituras, botellas de refresco y carátulas de las películas más recientes. Era sábado, por lo que podrían pasar toda la noche juntos distrayéndose sanamente (y sí, Gou estaba incluida en la diversión. Después de todo, teniendo de amigos a esos chicos no había nada que temer) sin miedo de llegar tarde a la escuela a la siguiente mañana.

—Te perdiste Sinsajo, pero no te preocupes que te la contaré —comentó Nagisa mientras se servía un vaso de Pepsi —.Estábamos hablando de que Haru tiene guardados un par de juegos de mesa que podríamos usar, ¡el problema es que no tenemos idea de dónde encontrarlos! —rió, al tiempo que observaba el inicio de una nueva película. Rei torció la boca, concentrándose mejor en comer y hacerse un espacio en el sofá, al lado de Makoto y Haruka, mientras que Gou se encontraba en el piso encima de un cojín aprovechando la cercanía con la mesita y sus múltiples botanas. En el otro extremo estaba un recién acomodado Nagisa.

Haru, ¿ya te he dicho lo mucho que me gusta tu casa? —preguntó el rubio, a lo que Nanase se limitó a asentir con la cabeza. Segundos después se instauró un riguroso silencio, ya que habían puesto una película de terror. Debido a esto Makoto apretaba otro cojín contra sí, nerviosamente.

—Tranquilo, senpai —dijo la pelirroja, volteando a verle con el afán de tranquilizarlo —.Es sólo una peli…

El rostro desfigurado del espectro en turno apareciendo en pantalla, impidió que continuara con su frase. Todos los presentes (menos Haruka, por razones obvias) dieron un respingo en su asiento, y Rei no pudo evitar avergonzarse.

— ¿Qué decías? —preguntó Nagisa a Gou, quién se limitó a mirarlo feo, abochornada. La película continuó con todos los sobresaltos acostumbrados, y a pesar de tener la luz de la estancia encendida, el ambiente era el adecuado para una película de terror: Todos en silencio sin perder detalle alguno, Makoto ocultando el rostro tras el almohadón en las partes fuertes, el sonido de las frituras siendo masticadas con lentitud… Y luego, el chispazo que dio la pantalla hasta quedar negra y la oscuridad repentina que invadió el lugar. Sobra decir que un grito emergió de las gargantas de todos los presentes (excepto, otra vez, de Haru).

—Se fue la luz —dijo este como si no tuviera a cuatro adolescentes asustados abrazándose en la oscuridad de su sala —.No tardo —añadió mientras se incorporaba de su asiento y se dirigía a la cocina.

— ¡No, Haru! ¡Te van a llevar! —respondió el rubio mientras lo buscaba con la mirada, inútilmente. La calma volvió al equipo de natación en cuanto el de cabellos negros regresaba con una lámpara encendida en su diestra y una bolsa en la izquierda. Todos lo miraron como si fuera un héroe, y él alzó una ceja confundido.

—…A veces pasa —comentó, refiriéndose a lo de la luz. Se acercó a la ventana y alzó un poco la cortina —.Los vecinos están igual, así que no tardará mucho en volver —fue con sus amigos, abriendo la bolsa y dejando ver que estaba a reventar de velas largas y delgadas. Hombre prevenido vale por dos.

Un suspiro de alivio emergió de la boca de Makoto en cuanto Haruka le entregó una. Hizo lo mismo con los demás para después proceder a encenderlas con ayuda de una caja de fósforos.

— ¿Quieren un portavelas? —preguntó, aunque los otros negaron con la cabeza.

—Así está bien, senpai. Gracias —sonrió Gou.

—Sí, no le prenderemos fuego a nada, no te preocupes —bromeó Nagisa. Haruka asintió y tomó asiento en el suelo, al lado de la pelirroja. Se quedaron en silencio unos segundos antes de que Rei se encogiera en su asiento.

—Creo que nos hemos quedado sin nada qué hacer —suspiró. Sin electricidad, ¿cómo iban a ver películas, jugar videojuegos, usar el Wifi para ver las notificaciones de todas las redes sociales existentes?

—No, claro que no —respondió Nagisa —.Antes no había electricidad y los chicos de nuestra edad se divertían mucho… —de pronto, la sombra de una idea apareció en su rostro. Tanto Rei como Gou se dieron cuenta de esto y no pudieron hacer más que una mueca.

—Velas… Oscuridad… ¡Es perfecto! —Completó el rubio, dando un aplauso antes de retirar enseguida las manos debido al calor de la vela — ¡Contemos historias de terror al estilo antiguo!

Rei (y Gou, desde luego) soltaron un grito de asombro.

— ¿Qué? ¿Hacer eso ahora? ¿No crees que es el momento menos adecuado? —preguntó la chica. Makoto no pudo evitar hacer un gesto de incomodidad ante aquello. Nagisa negó con la cabeza enérgicamente.

— ¡Por supuesto que no! El ambiente es el idóneo para eso. Es más… ¿Qué tal si hacemos una competencia? El que cuente la historia más terrorífica antes de que vuelva la luz, se gana… Se gana… —se llevó la mano libre al mentón, pensativo. De pronto tomó la bolsa de botanas más cercana — ¡Una bolsa a reventar de papitas!

Los presentes lo miraron fija y seriamente. Nagisa depositó la bolsa de nuevo en la mesa.

—Bueno, no —dijo, derrotado — ¡Pero sigo pensando que sería genial! Si fuéramos cien personas, podríamos contar las cien historias. Pero como somos cinco, con cinco cuentos estará bien, ¿no creen? Vamos, ¡anímense! Será divertido.

Haruka, Gou y Rei dirigieron su vista hacia Makoto. Él parpadeó sorprendido antes de sonreír nerviosamente.

—Sí ustedes están de acuerdo, no tengo problema alguno.

— ¡Ya está! Entonces no hay tiempo que perder. ¡Manos a la obra! —contestó un entusiasta Nagisa que entregó su vela a Haruka para que la sujetara en lo que él movía la mesa de lugar para acomodar los cojines faltantes en círculo.

—E… ¡Espera! ¡Yo nunca acepté esto! —protestó Rei, aunque tuvo que morderse la lengua en cuanto el rubio les hizo un ademán para que tomasen asiento en el lugar correspondiente. Haruka y Gou ya estaban sentados así que no hubo necesidad de moverse, aunque la chica no lucía muy de acuerdo con el "juego". Makoto se deslizó parsimoniosamente del sofá al suelo, por lo que el de lentes rodó los ojos antes de imitarles.

—Todo listo, entonces —dijo Nagisa mirando a ambos lados para contemplar las caras de sus amigos —Ya conocen las reglas, y si no, de todos modos las diré: Elegiremos a la suerte quién cuenta la primera historia, y en cuanto él…O ella termine, deberá apagar su vela.

— ¿Significa que terminaremos quedándonos en completa oscuridad? —preguntó la joven, un tanto inquieta.

— ¡Exacto! Esto es para crear un buen ambiente. En caso de que la electricidad vuelva antes, la apagamos y ya. ¡Una vez que empecemos a contar las historias, no podremos detenernos! Tengan eso en cuenta.

—Son sólo historias de terror, ¿no es así? Podemos contar las que hayamos leído en algún libro o visto en televisión y ya está —aseguró Rei mientras se acomodaba los anteojos con actitud de sabelotodo. Nagisa negó con la cabeza.

—No necesariamente. En realidad, creo que sería mucho mejor contar algo que nos haya pasado a nosotros o a alguna persona cercana.

— ¿A qué te refieres con eso? —Makoto parpadeó, confundido.

—Independientemente de nuestras creencias, estoy seguro que conocemos a alguien que haya tenido un encuentro sobrenatural…Si es que no nos ha ocurrido a nosotros. ¿Por qué no contarlo? Somos amigos y nada de lo que digamos saldrá de aquí —repuso el rubio, y por primera vez en toda la noche lució serio y formal — ¿Qué les parece?

—S-supongo que no habría problema en conocernos un poco mejor, a pesar de que sea por algo como esto —pronunció Gou, acomodándose un mechón de rojos cabellos tras la oreja. Haruka asintió con la cabeza después de un rato.

—Y… ¿Cómo elegiremos al que iniciará? —preguntó el nadador, a lo que Nagisa sonrió.

— ¿Piedra, papel o tijera?

Rei reprimió una exclamación de indignación. Sin embargo tuvo que tranquilizarse al ver como todos le esperaban para empezar...Por un momento se le figuró increíble que le hubiesen hecho caso a la loca idea de Nagisa, pero no comentó nada al respecto y procedió a unirse a ellos. Luego de un par de jugadas, surgió el perdedor: Makoto, quien contempló a todos, asombrado.

—Co… ¿Cómo? ¿Significa que yo debo empezar a contarles mi relato?

Nagisa asintió.

— ¡Vamos, Mako-chan! ¡Cuéntanos la historia más aterradora que sepas!

Makoto bajó la vista, pensativo. Estuvo así unos segundos antes de asentir.

—Sí... Sí, lo haré. Es algo que me sucedió hace muchísimo tiempo…

Tachibana pudo observar cómo Haru alzaba la cara para verle, interrogante. Makoto le sonrió en un afán de tranquilizarlo y explicarle que todo estaba bien. Ya había superado ese acontecimiento, o al menos eso quería pensar.

—Entonces…Como ustedes saben, yo le tenía miedo al mar —empezó a decir. Se quedó en silencio un momento hasta que consideró adecuado continuar —, aun le temo un poco. Ya saben que fue por lo de aquel señor, pero…También hay algo más, algo que no les he dicho…Bueno, no a todos —miró de reojo a Haruka, quien le devolvió el gesto, como dándole ánimos para continuar. Makoto suspiró.

—Es algo difícil para mí de contar, por lo que les pido desde ahora que no me interrumpan, por favor —las miradas de Rei y Gou se posaron en Nagisa, quién miró a todos lados con sorpresa. Makoto soltó una risita, para luego negar con la cabeza y apretar un poco más la vela, que flameaba con tranquilidad —.Bien. Sucedió cuando yo era más pequeño y mis hermanos tenían tres años. Mis padres nos llevaron a la playa de vacaciones…

I

A Makoto no le gustaba el mar. En cuanto llegaron a aquella playa ubicada a varios kilómetros de su ciudad natal, se quedó bajo una sombrilla, lo más alejado que pudo de las olas. Debía admitir que el ambiente era agradable: No había sol en exceso y aparte de ellos sólo habían un par más de familias que estaban concentradas en lo suyo y no hicieron ademán de acercarse. Makoto nunca supo el por qué sus padres deseaban especialmente visitar ese sitio, en qué revista leyeron de ella o si la encontraron en algún programa de televisión. Después de aquella visita, hizo hasta lo imposible para que nunca regresaran.

En aquel entonces tanto él como sus hermanos eran pequeños niños cuyo único afán era pasarla bien. En la cálida arena, sus padres y hermanos se divirtieron nadando o haciendo castillos y demás efigies, integrándolo lo más que pudieron…En realidad se la pasó bien. Seco, pero bien.

Se quedaron ahí todo el día, hasta que la última de las familias tomó sus cosas para irse. Estaba cayendo la tarde y una brisa fresca les recorría el cuerpo, cuando sus padres decidieron ir a comprar algo…Comida o algo así, no recordaba muy bien. Apresuraron a Ran y a Ren para que dejaran de jugar, pero ellos no querían hacerlo: Se la estaban pasando excelente y la idea de irse tan pronto (según ellos, porque el sol se ocultaría pronto y si hay algo más imponente que el mar, es el mar a oscuras) no les hacían felices. Sus padres no querían dejarlos, y fue ahí que Makoto intervino y prometió que podían irse con tranquilidad, él se encargaría de vigilar a los chicos como el excelente hermano mayor que siempre ha sido. Tardó algo de tiempo en convencerlos, pero al final lo logró, no sin hacer las típicas promesas de no internarse al mar y quedarse únicamente en la arena, promesa que aplicaba también para él.

Makoto aprovechó para deleitarse la vista con el paisaje. El sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla, el sol que parecía perderse en el azul infinito, la arena que descendía de temperatura…Debía admitir que el mar era hermoso a pesar de sus temores. Sus hermanos hacían figuras de arena a pocos metros de donde él se encontraba.

El niño se relajó a tal grado que terminó por cerrar los parpados, perdiéndose en aquella belleza. Las olas parecían entonar una canción de cuna que lo arrullaba y transportaba a otro mundo, un mundo donde nadaban los peces de colores que aquel anciano señor le regaló. Un mundo marino…Y fue entonces que reaccionó.

Abrió los parpados de par en par antes de incorporarse y toser, como si hubiese estado tragando agua. Colocó las manos en torno a su cuello, mientras contemplaba todo a su alrededor con confusión. Los ojos le ardían, como si el agua de mar hubiese entrado… ¿Pero cómo era posible, si estaba tan lejos?... Fue entonces que escuchó a Ran llamándolo a gritos. Makoto se incorporó de un salto, mirando a su hermanita corriendo hacia él.

"—Una señora" dijo, aterrorizada "—, Una señora se está llevando a mi hermano"

El mayor de los tres se quedó en shock, sin poder creer lo que escucha: ¡Estaban a punto de secuestrar a su Ren por culpa de un descuido suyo! Nunca pensó que algo así podría pasar…Aquella playa no lucía peligrosa, pero eso no quitaba que fuera desconocida. Y luego, ese sueño…Porque había sido un sueño, ¿verdad?

Ran lo tomó de la mano y lo guió desesperada hasta donde estaba el niño. Corrieron juntos y entonces, lo vio…

Makoto no se explicó cómo el menor había llegado hasta allá, donde el agua le llegaba un poco más arriba de los tobillos, y si se internaba un par de metros más terminaría cayendo. Ren estaba ahí, con una sonrisa enorme en su carita y sus brazos elevados como si alguien de mayor altura lo estuviera sujetando de las manos. Daba vueltas y brinquitos felizmente, jugando con alguien…

"— ¡La señora!" Lloriqueó Ran apuntando a su hermano " ¡Lo va a meter al agua!"

Makoto nunca supo de dónde sacó el suficiente valor para entrar al mar corriendo a la par que llamaba por su nombre al pequeño. No se detuvo a pensar en su miedo, ni en el riesgo que corría al hacer una acción así. Simplemente tomó al niño entre sus manos y lo cargó, antes de volver a la tierra a toda la velocidad que el pánico y sus cortas piernas se lo permitían. Por un segundo miró de reojo como algo, una sombra, intentaba darles alcance, pero lo tomó como una sugestión del momento. Ran lo esperaba en la tierra, todavía asustada.

Makoto colocó a Ren acostado sobre la arena, intentando saber si había tragado agua. Afortunadamente no era así, pero era presa de un extraño sopor que lo mantenía quieto, muy quieto. Tanto Makoto como la niña lo movieron hasta que reaccionó, parpadeando confundido y mirando a ambos con asombro.

"— ¿Dónde está?" preguntó Ren mientras miraba hacia la playa "— ¿Dónde está la señora sirena?"

En ese momento Makoto no supo qué hacer o qué decir. Para su buena fortuna, sus padres aparecieron minutos después.

II

En la oscuridad de la casa de Haruka, ninguno de los presentes se atrevió a decir una palabra en cuanto Makoto terminó de hablar. Él por su parte, continuó en silencio, perdido en sus pensamientos hasta que parpadeó, volviendo a la realidad.

—Nunca…Nunca se lo contamos a mis padres, ni siquiera Ran, que estaba tan asustada —siguió diciendo —.Los calmé como pude. Al otro día, ya en casa, los encontré en su cuarto haciendo dibujos…Dibujos de lo que vieron. Dibujos de la "señora sirena".

Rei parpadeó, ansioso de saber la continuación del relato a pesar de que procuraba que no se notase.

—…Senpai —llamó Gou, insegura — ¿Qué fue lo que dibujaron los niños?

Makoto tomó aire antes de continuar. No miraba a ninguno de los presentes, ni siquiera a Haruka que estaba ahí para darle todo el apoyo moral que un amigo es capaz de dar.

—El dibujo de Ren —empezó a decir el joven —, era una mujer muy alta con un largo cabello negro. Sonreía, y traía puesto un vestido azul como el mar y pulseras de conchitas, o al menos eso interpreté. Era muy bonito —sonrió un poco, aunque la sonrisa se borró enseguida —.El de Ran era…era muy diferente. Todo lo contrario.

Nagisa tragó saliva, nervioso.

—Yo…Yo escondí esos dibujos. Ahora ellos ya crecieron y afortunadamente no recuerdan lo que pasó aquel día, por lo que un tiempo después decidí destruirlos. Los rompí en mil pedazos —completó, bajando un poco la vista como se sintiera culpable de este hecho.

—Pero, el otro dibujo… —preguntó Rei, para después darse cuenta de su pregunta y negar con la cabeza, avergonzado — ¡L-Lo lamento! No quise ser impertinente.

Makoto alzó el rostro para observarlo y sonreírle cálidamente, tal cual su costumbre.

—A eso iba. Seré sincero y diré que no recuerdo gran cosa. Tan sólo que…

El resto del equipo miró a su capitán. Debido a la luz de la vela, la iluminación de su rostro había cambiado notablemente y lucía sombrío, apagado. Digno de una verdadera historia de horror.

—Sus cabellos estaban enmarañados y sucios. El vestido no era azul, sino blanco. Y su boca…

Alguien de los cuatro, no se supo quién, tragó saliva.

—Nunca he visto una boca tan roja…

Un escalofrío recorrió la columna vertebral del equipo de natación. Makoto entrecerró los parpados y silenciosamente, sopló para apagar su vela, dando por terminada la primera historia.


Creo que debo dar bastantes explicaciones. Primeramente, había tenido esta idea desde hace meses, pero desafortunadamente no tuve el tiempo ni la inspiración necesaria para continuarla. He aquí el primer capítulo de este fanfic, basado en la tan conocida leyenda "Hyakumonogatari", o las cien historias de terror. Como desde luego no serán cien historias (porque enloquecería de tanto escribir lol), por eso el título "Gomonogatari", go—cinco. Corríjanme si estoy mal, ya que mi conocimiento del idioma japonés es nulo.

Ahora bien, sobre este cuento que tiene a Makoto y a sus hermanos como protagonistas, "la mujer de la playa", me basé en las múltiples leyendas de aparecidos cerca del mar, y que muchas personas toman como sirenas o algún otro portento marino. Lo sé, las sirenas seducen y destruyen hombres (y tienen colas de pescado), pero en este caso es un poco más 'inocente'…Es un espectro (o una sirena, o quizá un demonio) que intenta llevarse consigo a un niño. ¿Con qué fin? Eso ni siquiera yo lo sé.

Por último, he extrañado DEMASIADO el fandom de Free!, y a todas las personas maravillosas que lo conforman. No he tenido inspiración para otras historias, por lo que esta es mi regreso, por así decirlo. Espero les haya gustado y disculpen si los personajes están muy OoC, aunque supongo que no serían ellos mismos si fuera el caso de revelarles a los demás algo tan íntimo. Un detalle: Se supone que el ritual de las cien historias termina abriendo puertas al más allá. ¿Será que el equipo Iwatobi tenga la mala fortuna de abrir una, o?...

Espero de igual modo dejen reviews diciendo qué les pareció. ¿Quién quiere que sea el siguiente en contar su historia? ¿Les gustaría que me basara en alguna leyenda en especial? ¿Me quieren contar alguna experiencia que hayan tenido? Como saben tengo un gusto especial por lo sobrenatural, jaja.

Actualizaré lo más pronto que me sea posible. Saludos y muchas gracias por su tiempo… ¡Ah! Y tengan bonitos, muy bonitos sueños.