Summary: La maternidad es lo que cualquier mujer puede desear, cualquier mujer menos Ginny Weasley.

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling, nada es mío a excepción de la historia y algunos personajes.

Aclaración: EWE. Aparición de serpientes, mucho saracasmo y hormonas revueltas.


Cómo sobrellevar un embarazo y no enloquecer en el intento

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9.

El Partido

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– ¿Me recuerdan por qué estoy en este lugar y con ustedes?– preguntó Pansy en voz alta y con la nariz arrugada en disgusto. Odiaba los lugares a explotar de gente. Odiaba ser arrastrada por la gran marea de personas. Odiaba ser empujada, que la golpearan por los costados o que la insultaran por chocar sin querer o cuando realmente no era su culpa.

Pues así estaba el estadio de las Arpías de Holyhead desde que llegaron. Fanáticos por doquier, cantando, gritando, algunos dando demostraciones de bailes con demasiadas bebidas encima y más; a lo que a Pansy le costaba asociar todo eso con la euforia del primer partido de la temporada a comenzar.

Había cosas que simplemente no iban con ella. Y el Quidditch era una de esas.

–Porque tú nos seguiste– respondió Blaise.

Pansy frunció el ceño.

–Si no te gusta estar aquí, puedes volverte si quieres– sugirió Draco volteándose a verla. Él y Blaise iban adelante mientras que Theodore y ella los seguían por detrás.

– ¿Y estar sola y morirme del aburrimiento? Eso no es lindo, Draco– se quejó cruzándose de brazos.

Theo descruzó con facilidad los brazos de la pelinegra y la tomó de la mano dándole un apretón.

–Podemos irnos si quieres– le dijo en voz baja. Al igual que Pansy, Theo tampoco disfrutaba de la multitud y menos cuando está rodeado de puros fanáticos del quidditch.

–No debes sacrificarte por mí– suspiró Pansy dramáticamente –No es justo que te pierdas la oportunidad de ver una vez más al amor de tu vida– agregó batiendo las pestañas y portando una sonrisa descarada.

Theodore frunció el ceño. No podía a decidirse que le molestaba más. El hecho que Pansy lo dijera abiertamente y con toda esa gente alrededor que la podrían escuchar sin problema, o que casi estaba en lo cierto.

–No será la última vez que la vea– contestó dudoso. Para ser sincero no sabía que podría pasar después que termine el día. Y tampoco quería saber si las cosas cambiarían después de la expedición de la rubia. De tan sólo pensar que podría haber cualquier sorpresa, las piernas empezaban a temblarle y la sensación de malestar aumentaba.

Pansy arqueó una ceja y volvió a suspirar dramáticamente.

– ¿Por qué el amor es tan complicado? Preguntó ella abiertamente y a nadie en particular.

–Porque tú lo haces complicado, Pans– respondió esta vez Blaise.

Y Pansy rodó los ojos.

–Ya no diré nada– se quejó.

–Bien, porque esta es la dirección a los palcos privados– señaló el moreno –Y no es tan lejos– agregó para evitar que Pansy siguiera quejándose.

–Pero antes de que lleguemos– interrumpió ella –necesito primero ir al baño– agregó con urgencia.

–Están a unos metros– dijo Draco –Es por la derecha– señaló.

– ¿Quieres que te acompañe? – ofreció Theo.

–No necesito que me esté cuidando los pasos– restó importancia ella –Ya soy grande– agregó sonriente.

Los tres amigos entornaron los ojos a la vez. A pesar de los años de conocerse, aun seguía sorprendiéndolos los repentinos cambios de humor de Pansy.

–Si te pierdes, háznoslo saber por los altavoces– dijo Draco mientras emprendía marcha hacia los palcos –O manda una lechuza– recomendó.

–Ja Ja muy gracioso, Draco– Pansy río sin gracia.

–Es que sí lo es– recordó Blaise riendo –"Por favor, Pansy Parkinson diríjase a la entrada principal del estadio, que su familia está esperándola"– imitó entre risas la voz que usan para las publicidades.

La primera vez que Pansy fue a un estadio de quidditch, tenía doce años. Se había perdido entre la multitud -pero según ella, la habían arrastrado como una gran marea y la alejó de ellos- por lo que tuvieron que usar varios hechizos sonorus para localizarla. Finalmente dieron con que ella se encontraba en el otro extremo del estadio, lugar contrario de donde supuestamente iban a estar. Después del partido, les había confesado y en voz baja, que tenía listo su testamento para enviar con la lechuza familiar, por si no los volvía a ver.

–Jódete Blaise– insultó ella antes de girar e irse en dirección a los baños.

– ¿Se habrá molestado? – preguntó Theo dudoso. Vio como la pelinegra se iba pisoteando y empujaba a la gente que se cruzaba en su camino.

–Se le pasará– restó importancia Zabini –Ahora si vamos a nuestros lugares, con suerte puede que veas a Lovegood llegar– prometió con una sonrisa ladeada.

Theo soltó un suspiro.

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Pansy maldijo muchas cosas.

Maldijo los baños públicos. Maldijo la larga fila de espera. Maldijo lo débil que es su vejiga. Y maldijo la poca higiene.

Murmurando varios hechizos de limpieza sobre su persona, porque desconfiaba gravemente de la limpieza del lugar, logró salir triunfante del baño.

Guardó su varita en su bolso, y tanteó en el fondo en busca de su labial favorito.

–Pero…– adentró la mirada, molesta porque no lograba encontrar el pequeño tubo –No no…– repitió con alarma ¿Y si se lo dejo en el lavado? ¿Y si ya se lo llevaron? ¿La idea de que alguien ya haya tomado su labial favorito, comenzó a ponerla de mal humor.

Y un fuerte empujón en su brazo hace que Pansy alce la vista del interior de su bolso.

– ¡Ten más cuidado imbécil!– insulta. Y su mal humor aumenta a mil cuando ve que la persona que la chocó y por poco la tira al suelo, es nadie menos que el torpe de Weasley. Y tras el se encuentra Harry San Potter.

Lo que me faltaba, un encuentro con el dúo maravilla.

–Presta más atención por dónde vas caminando Parkinson, y no en tu preciado bolso– arremete con disgusto Weasley.

– ¿Perdón? ¿Qué yo preste atención?– inquiere indignada por la insinuación del pelirrojo. Preferiría maldecirse a sí misma antes de dejar que Weasley la juzgue y la llame superficial. –Me empujaste Weasley. El que debería disculparse eres tú. Y por si no estás instruido, así lo dicta los modales y la buena conducta ¡Hasta un mono tiene más modales y decencia que tú!– grita.

Por supuesto y cómo era de esperarse, el rostro de Weasley se vuelve rojo con rapidez a medida que procesa lo dicho por Pansy.

–Cuidado Parkinson. Podría arrestarte por perturbar la paz y armar un escándalo– amenaza él y con la cabeza señala a la gente que empezaban a reunirse alrededor de ellos.

–No te atreverías– susurra ella entre dientes y con los puños apretados –Si lo haces, te demandaré por negligencia. Y te haces llamar Auror– niega. –Haz bien tu trabajo.

Cuando Ron estaba por decir algo grosero, de dujo Hary por el color que estaba tomando el rostro de su amigo, supo que ya debía intervenir.

–Suficiente, Ron– dijo cansino mientras daba una rápida mirada a la gente que susurraban alrededor de ellos –Nos disculpamos, Parkinson. No te vimos– dice después, mirando a la pelinegra.

Pansy frunció el ceño. Con una simple disculpa, se podrían haber ahorrado todo el circo que estaban dando.

–Escucha lo que dice tu jefe, Weasley– aconsejó en burla. El pelirrojo estaba por decir algo más y Potter niega. Pansy sonríe –La próxima vez que decidas sacar a pasear a tu perro, Potter, ponle una correa. Ladra más de lo que muerde– termina mirando al auror.

Y por último, Pansy miró a la gente que disfrutaban del espectáculo armado por el pelirrojo y bufó. Sin decir nada más, giró y emprendió camino a los palcos privados. No eran ni cinco metros de camino cuando se dio cuenta que los ex-Gryffindor iban por detrás de ella.

Weasley recriminaba a Potter por no defenderlo. Y el pelinegro lo retaba por llamar la atención de la gente.

–Tu trabajo es cuidar a los ciudadanos. No meterte en peleas con ellos– escucha Pansy a Potter recriminar. Weasley farfulla algo sobre que era culpa de ella.

–La correa, Potter. No te olvides de la correa–dice sobre su hombro. Weasley estaba listo para arremeter con otro comentario -de seguro poco inteligente-, por lo que acelera el paso hasta llegar a la puerta número cinco. Recuerda que Blaise les había dicho temprano a todos que el lugar de ellos sería el número cinco, porque estaba ubicado al medio y podrían disfrutar de una buena vista.

Cuando toma el picaporte, ve a Potter y a Weasley pasar de largo hasta la puerta número seis. Pansy entorna los ojos sin poder creer su suerte y entra al lugar.

–Por poco creí que si te perdiste. Ya estaba por mandar una lechuza para que pusieran tu nombre en los anuncios– la recibe la burla de Blaise. Él, Draco y Theo la miran expectantes. Pansy sin humor cierra la puerta de un sonoro golpe y va a sentarse en el otro extremo del sillón donde se encuentra Draco.

–No estoy para bromas, Blaise– amenaza. El moreno enarca una ceja.

– ¿Y a ti que bicho te picó?– pregunta Draco mirándola con el ceño levemente fruncido.

– ¿Algo pasó?– Pansy escucha a Theo preguntar desde el otro extremo de la habitación.

Y ella explota.

– ¡Si, algo pasó Theodore! ¡Pasó que tuve que chocarme con los insufribles de Weasley y Potter!– grita. Theo se encoge al ser el objeto de descargo de Pansy – ¡Además de que me armaron una escena como si fuera una criminal, y con espectadores, y ahora los tenemos de vecinos de al lado!– agregó mientras escarbaba nerviosamente el contenido de su bolso hasta dar con sus cigarrillos. –Y por culpa de ellos, también perdí mi labial favorito ¡Apuesto que ahora una cualquiera lo debe de tener! –exclama mientras da una gran calada de su cigarro. Sólo personas como Potter, pero más Weasley; pueden crisparle los nervios.

Theo mira a Blaise. Éste se encoge de hombros. Draco simplemente niega con la cabeza. Los tres observan en silencio a Pansy terminar su cigarro y volver a sus cabales.

– ¿Así que los tenemos de vecinos? – pregunta Draco con interés.

Pansy lo mira y puede jurar que su parpado izquierdo empieza temblar. Maldice a Draco y a su falta de empatía y sentimiento protector hacia ella.

–Entiendo que Blaise esté aquí por Weasley– dice señalando con la cabeza al nombrado –Y que Theo esté para ver una vez más a Lovegood. Pero dime Draco, ¿A quién estarás esperando ver?– inquiere –No estarás esperando a encontrarte a Ganger, ¿o sí?– agrega en sospecha.

Draco frunce el ceño ante el tono acusatorio de Pansy.

–Por supuesto que no– bufa –Sabes que disfruto de un buen partido de quidditch. No necesito una excusa para estar aquí– agrega restando importancia.

Pansy lo observa una vez más, sin tragarse la respuesta del rubio, y suspira con frustración.

–Ver a tantos Griffindors va a empezar a darme migraña– se queja –lo último que falta es que también esté Longbottom, y la fiesta estará completa– agrega sin una pizca de gracia. Vuelve a buscar dentro de su bolso y saca una revista de moda –Me avisan cuando termine el partido– dice finalmente cuando se sumerge en su lectura.

Blaise niega con la cabeza y dirige su mirada al exterior, a la espera que los jugadores salgan.

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Hermione alzó la vista de su libro y miró con curiosidad a Ron y a Harry que aparecieron tras la puerta de la habitación y mantenían, lo que parecía ser, una discusión. Luna y Rolf dejaron de charlar y la miraron. Hermione se encogió de hombros. Estaba acostumbrada a ser espectadora de las muchas discusiones entre esos dos.

–No sabía que ahora uno por hacer lo correcto debía tomar un bando, Ron– dijo Harry con el ceño fruncido

– ¡No me estás entendiendo, Harry!– chilló el pelirrojo – ¿Desde cuándo debemos disculparnos por algo que no hicimos?

– ¿Qué pasó? – intervino Hermione curiosa.

Harry negó con la cabeza y murmuró algo como que Ron estaba siendo un cabeza dura; y se sentó a su lado. Saludo con una rápida sonrisa a Luna y a Scamander.

–Ron está molesto porque, y según él, le hice pasar vergüenza en frente de todo el mundo al obligarlo a disculparse con Parkinson– explicó.

Hermione enarcó una ceja y miró al pelirrojo – ¿Se encontraron con Parkinson?– pregunta.

Ron se cruza de brazos y lanza un bufido.

–Si– dice Harry –Y lo obligué a disculparse porque, y por poco, casi tira a Parkinson al suelo– agrega.

– ¡Ronald!– censuró Hermione después de que Harry concluyera la historia con Ron amenazando a Parkinson con arrestarla –Molly estaría decepcionada de tus modales.

– ¿Ahora tú también, Hermione?– pregunta ofuscado.

– ¿Cómo que Ahora tu también Hermione?– inquiere la castaña.

– ¡¿Te pondrás también del lado de esas serpientes?!

Hermione se llevó ambas manos a las sienes y empezó a masajearselas, pidiendo paciencia.

–Lo que hiciste estuvo incorrecto y lo sabes– dice –Si chocaste a Parkinson, o a cualquier persona, debes disculparte y no amenazar con arrestarlos– amonesta.

Ron haciendo oídos sordos a lo dicho de la castaña, va a sentarse en un rincón de la habitación.

–Ronald se siente molesto porque últimamente debió interactuar con nuestros compañeros de Slytherin– dijo Luna ignorando al gruñido bajo del pelirrojo, de que no era así –Y esa interacción supera su zona de confort– explica.

– ¡Es que no entiendo como todo puede seguir normal!– dice frustrado –En casa todos adoran a Zabini cuando él fue el responsable de que Ginny saliera herida en el entrenamiento. ¡Mamá sigue tratándolo como un rey!– chilla.

Hermione y Harry se miran, finalmente ella suspira.

–Escucha Ron– pide –Si, Zabini tuvo la culpa, pero también salvó a tu hermana. No debes olvidar eso. Y si todos tratan bien a Zabini en casa es porque él hace el esfuerzo de llevarse bien con todos, hasta con Molly. Tú también deberías hacerlo– explica.

Ron frunce el ceño meditando las palabras de Hermione.

–Y si Ginny hizo las paces con Zabini, ¿Por qué nosotros no deberíamos de hacerlo también? – agrega Harry.

Y finalmente Ron asintiendo, da un gran suspiro.

–Pero aun así, eso no quiere decir que me haré amigo de Malfoy, o de Parkinson o de Nott– advierte.

–Eso ya veremos, compañero– dice por primera vez Rolf, y todos en la habitación ríen.

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N/A:

¿Qué tal les pareció este capítulo? Esta vez hubo más interacción de las serpientes. Espero no haberlos abrumado. ¿Y qué les pareció Pansy? ¿No es un amor? Me gusta que ella sea la ruda del grupo jajaja. Y sobre Ron, no lo odien. Realmente cambiará pero le va a costar mucho aceptar a los Slytherins.

¡El próximo capítulo será finalmente sobre Ginny y el partido! Sin más para agregar, ¡Nos estaremos viendo la próxima semana!