Leyendas Urbanas

Hola, hola minna-san.

Primero que nada déjenme decirles que voy a seguir continuando con mis fics anteriores, en especial con el fic "LOS JÓVENES TITANES: EL INICIO (6ª TEMPORADA)"; también debo comentarles chicos que el fic "LAS PREGUNTAS DE LOS JÓVENES TITANES" voy a darle una segunda parte una vez que terminé con mi primer fic de Los Jóvenes Titanes; lamento mucho por no haberles dicho con tiempo. Pero. No se preocupen porque aun seguiré contestando sus preguntas. Espero que no les cause mucha molestia o decepción muchachos. Si tienen alguna sugerencia pueden enviarme un PM (PRIVATE MESSAGE =MENSAJE PRIVADO) en mi cuenta.

En fin. Se me ocurrió la idea de crear este fic de mis leyendas urbanas favoritas con los titanes en los personajes de dichas historias terroríficas. Espero que sea de su agrado y que se diviertan con estas terroríficas experiencias que vivirán a flor de piel los personajes de los jóvenes titanes.

Que disfruten de la lectura.


Las Gemelas

Se dice que entre los hermanos gemelos hay un vínculo tan especial que cuando le sucede algo a uno de ellos el otro puede sentirlo. Un caso extremo es lo que les sucederá a las niñas de esta escalofriante leyenda urbana…

Había dos hermanas gemelas llamadas Raven y Pigeon que se llevaban muy bien, como si hubiesen nacido siendo amigas: nunca se peleaban, rara vez discutían, compartían todo lo que podían, tenían las mismas aficiones y aversiones y hasta vestían parecido.

Toda su vida habían estado en un barrio tranquilo, una zona residencial algo alejada del ajetreo propio de tantas partes de la urbe. Aunque ahora por razones laborales, su madre; Ángela o Arella (para los amigos), les había dicho que debían mudarse a una zona distinta de la ciudad, una parte en la que había mucha más actividad y en consecuencia debían tener más cuidado.

Llegó así un día en que llamaron a Arella del trabajo y, a diferencia de tantos otros días, las niñas debían cruzar solas una calle bastante transitada. Como habían atravesado esa calle cientos de veces junto a ella, la madre pensó que podía despreocuparse de sus hijas y les dijo que tenía que irse rápido y que ellas podían cruzar solas sin problema siempre y cuando miren a uno y otro lado y estén bien atentas a los automóviles.

Las niñas siguieron el consejo de la madre y esta siguió su rumbo dándoles la espalda; pero, ni bien hubo caminado un par de metros, oyó un ruido espantoso, algo parecido al ruido que hace un coco al quebrarse.

Eran sus hijas, Raven y Pigeon estaban tendidas sobre el pavimento con las cabezas aplastadas y los cerebros desparramados junto a esquirlas de hueso. A lo lejos un camión huía a toda velocidad, el conductor probablemente distraído con el teléfono o quizás tras haberse tomado un par de copas a la hora de la comida, las arrolló sin tan siquiera reducir su velocidad. El imprudente conductor al sentir los cuerpecitos aplastarse bajo las ruedas del camión aceleró y no solamente no las auxilió, sino que además puso en peligro a otros conductores que pudieron sufrir un accidente al cruzarse con él en su desesperada huida.

Por desgracia todo el mundo quedó tan conmocionado que nadie tuvo tiempo de apuntar su matrícula por lo que escapó impune.

Arella lloraba desconsoladamente en medio del tráfico detenido, gritaba y agitaba los cuerpecitos de sus hijas como esperando que se levantaran de nuevo y le ofrecieran una de sus sonrisas. ¿Cómo podría superar la pérdida de sus angelitos de tan solo ocho años?

Dicen que el tiempo es el mejor remedio y así fue… Era joven, tenía apenas unos 28 años y un par de años después, se casó con el multimillonario Bruno Díaz quien tenía dos hijos llamados Richard y Jason, dos niños que él mismo decidió en adoptar cuando apenas ellos tenía cinco y tres años de edad, en fin, aquel matrimonio se había llevado una gran sorpresa, Arella había quedado de nuevo embarazada. Por casualidades del destino tuvo otra vez gemelas: el problema es que no lograba olvidar del todo a sus hijas fallecidas, sobre todo porque de alguna u otra forma sus nuevas gemelas; que sus nombres eran Rachel y Evengelina —y que ahora tenían justo la edad en que murieron las anteriores— le recordaban a sus primeras hijas.

Tenían tantas cosas en común que algunas veces incluso Arella se equivocaba de nombre al llamarlas y estallaba en lágrimas al recordarlas…

Pero esta vez por nada del mundo descuidaría a sus dos pequeñas. Las tenía terminantemente prohibido cruzar la calle solas.

Un día sin embargo vio que mientras jugaban en el parque cerca de su casa se estaban acercando demasiado a la calle y, aterrorizada, Arella les gritó para que se detuvieran, a lo cual ellas respondieron al unísono:

— No pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez aquí y no volverá a ocurrir…


¿Qué les pareció? ¿Terrorífico no? háganmelo saber en sus comentarios. Acepto cualquier tipo de sugerencias, críticas o comentarios.

Si tienen alguna leyenda urbana o alguna experiencia paranormal que le haya pasado háganmelo saber para publicarlo en este fic; al igual que también pueden escoger a sus personajes favoritos para que hagan su papel en sus historias que me relaten.

Atte.: Queen-Werempire.