Capítulo 20.

Disclaimer: Los personajes son de Rumiko. La trama me pertenece en entereza, aunque a ustedes no les parezca.

Advertencias: Este fanfic contiene lemon y temática incesto. Kikyō aparece y no es la hermana de InuYasha. Si esto afecta su integridad ¡por favor! No lea y evite postear comentarios ofensivos hacia los personajes que utilizo y cómo lo hago. Recuerde que esto es parte del IC.


[FCC]

Capítulo 20.


No se dio cuenta en qué momento amaneció, pero cuando abrió los ojos, ya los autos y el movimiento de la gente, podía oírse hasta su piso. Suspiró, complacida, jamás había apreciado tanto su cama después de haber estado en la cárcel.

Prendió el celular con mucha pereza y cuando se inició, vio que eran las diez de la mañana. Vaya, hacía muchísimo que no dormía hasta esa hora.

Se había levantado con ánimos, con ganas de seguir adelante y tomar las cosas con más calma, pensarlas bien. Dejar todo lo que le hacía mal, atrás, dejar de llorar y por sobre todo… Asumir que InuYasha era su legítimo hermano mayor.

—¿Mamá?

¡Kagome! ¡Qué bueno oírte, mi niña! ¿En dónde estás?

Sonrió, recordando lo bien que se sentía oír a su madre.

—¿Quieres que pase por la casa? Llevaré algo para comer. Perfecto, mamá. No le digas nada a papá, quiero que sea una sorpresa. Sí… adiós. —Colgó.

De entre los cientos de notificaciones que le llegaron en ese momento, alcanzó a leer un mensaje de Sango.

"Hice algo, espero que no te moleste. Ya te dirán tus papás."

Alzó una ceja, pero prefirió no decir nada.

Se dio una ducha, se arregló bastante ligero, cogió sus llaves y pasó por el supermercado, comprando algo de carne y verduras. Ya sabía que no era necesario, pero ya era una mujer grande, madura e independiente a la cual sus padres, ya no mantenían. Ella los iría a visitar y era justo que llevase algo.

Cuando llegó, se estacionó en el parking privado de sus padres, que quedaba a unos metros. Aún no entendía por qué sus papás nunca usaban el auto, sino se trataba de viajes largos. Y… ¿por qué habían escogido un templo para vivir, teniendo una muy importante compañía de aparatos electrónicos fuera de la ciudad, en Kantō? Pensando tantas cosas, por fin se vio en la puerta de su casa.

Parecía mentira que después de haber estado en esa cloaca, en la oscuridad, ahora estuviese disfrutando del sol brillante y de su familia.

No quería volver allí jamás.

—¿Kagome?

—¡Padre!

El reencuentro fue bastante emotivo y cabe mencionar que inesperado. A los instantes, entre lágrimas de ambos, pasaron. Después de aquella inesperada ausencia de Kagome, sentían como si su hija habría vuelto a la vida.

Cuando Kagome estuvo por fin en la sala, se encontró con InuYasha y su madre. La alegría de ver a su mamá pudo más que el impacto de ver ahí a su hermano.

—Me tenias con el corazón en la mano. —Comentó Midoriko, sintiéndose aliviada—. ¿Estás bien?

—Sí, mamá. —Sonrió y la volvió a abrazar.

Pasaron unos segundos, mientras que Tōga se sentaba, encabezando la mesa e InuYasha las observaba: hacia muchísimo que no se sentía como antes, en casa. Estaban todos e independiente de lo que hubiera pasado con Kagome, él estaba con su familia, y eso, en medio de tanta mierda, lo hacía feliz.

—¿No hay un abrazo para el hermano? —Extendió sus extremidades, mientras sonreía.

—Hola, InuYasha. —Sonrió y lo hizo en serio. Le abrazó con fuerza.

Después de haber salido de la cárcel, de haber vuelto a dormir en su cama, de haberse bañado en su regadera, de haber comido en sus platos… la vida ya era diferente, ya se sentía distinta.

Y su hermano no sería la excepción.

Midoriko llevó las bolsas que había llevado Kagome hasta la cocina y las dejo sobre el mesón. Ya Kyō, la jovencita que trabajaba a medio tiempo con ellos, había dejado adelantando parte del almuerzo. Luego de conversar un rato, iría a preparar el resto junto con su hija

Regresó a la sala, llevando jugo para todos.

—Antes que nada, quería saber a qué se refería Sango cuando dijo que había hecho que no sabía si me gustaría. —Inquirió Kagome, tomando un vaso.

Ambos padres se miraron, e InuYasha se encogió de hombros—. Pues…

—Pagamos tu auto. —Soltó Tōga, así, sin más.

Kagome abrió la boca, muy sorprendida. Frunció el ceño, enojándose.

—Por Dios, ¿en qué habíamos quedado?

—Hija, ya sabemos que eres una mujer responsable, pero… tómalo como regalo. —Secundó su madre.

—Solo una terca como tú querría pagar el auto sola, apenas empezando a trabajar.

—Ya, InuYasha. —Pacifica, le respondió—. Además, ustedes me pagaron el departamento. —Los miró, casi angustiada.


—Ay, Kagura, por favor… —Pidió en tono suplicante—. Solo serán unas fotos.

La chica paró de arreglar su cama en seco, regresando la vista a su amiga y compañera de piso.

—Eres mala, de verdad. —Achicó los ojos, y la aludida sonrió con picardía—. ¿Y qué habrá a cambio? Sabes que no hago cosas gratis.

—¿Qué te parece si te doy la mitad de lo que le saque mensualmente?

Kagura lo pensó unos segundos, aún dubitativa. Ladeó el rostro, desconfiando un poco.

—¿Cuánto le vas a sacar?

—Cien mil yenes. Quinientos mil, son tuyos. —Sabía que con esa suma la podría conseguir.

—No es mucho, pero es dinero extra para mis gastos… —Bien, la oportunidad era única a cambio de tomar un par de fotos, no había nada qué perder y todo qué ganar—. Está bien, acepto.

Chilló de la felicidad al oír eso y fue corriendo a abrazar a su amiga.

—¡Gracias, Kagura, eres la mejor!

—Ya, ya, déjame… —La separó de sí, para mirarla—. ¿Cuándo tengo que tomar las fotos?

—Tranquila, Kagura, tranquila… que será más pronto de lo que crees.


La familia Taishō Higurashi estaba contenta. Estaban más felices que nunca. Por un momento no hubo errores del pasado, no hubo incesto, no hubo resentimientos, no hubo parejas o ex parejas… Todo era tranquilo, todo el ambiente y las conversaciones giraban en torno a ellos mismos.

Habían terminado de comer y recogido los platos, lavados, todos en orden. Había vuelto a conversar nuevamente acerca de sus vidas y de cómo estaban, cómo se habían manejado con sus finanzas.

—Hablando de ello… queríamos decirles que su madre y yo viajamos mañana mismo a Kantō, a ver la empresa y a visitar a Hakaku. Anoche a nos llamó y dijo que está enfermo.

—¿Qué? —Kagome dejó de sonreír al instante, mirando a su padre.

—No puede ser…—Exhaló InuYasha, digiriendo la mala noticia.

—Kagome, ¿podrías quedarte aquí, en el templo, mientras visítanos a nuestro amigo? —Aunque no fue con él, InuYasha se alertó y todos sus sentidos se guiaron hacia su hermana.

—Claro que sí, madre, no se preocupen.

—InuYasha, podrías venir con nosotros.

La sugerencia de Tōga, más pareció una orden. Por supuesto que el comentario había sido dicho desde el recelo.

—Estoy organizando todo referente a la boda. —Dijo rápido, antes de que se notara que quería tiempo a solas con…Kagome.

La hermana menor no puedo evitar sentir escalofríos por la columna, estremeciendo su cuerpo. Intentó no alterarse y trabajar mucho con su paz mental. No más, InuYasha, no más.

—¿El qué…?

La pregunta quedó en el aire. Por varios segundos, nadie dijo nada. Los padres de InuYasha estaban pálidos, pero sentían que poco a poco la vida les iba volviendo al cuerpo. Kagome los miró, asombrada. ¿Cómo? ¿Entonces no sabían lo de la boda?

—No…

Automáticamente fue interrumpido por el sonido del timbre de casa. Su madre se ofreció a abrir la puerta, así que todos se quedaron en la sala, expectantes.

—Buenas tardes, señor Taishō. —Saludó Kikyō, con una reverencia—. InuYasha, Kagome. Qué gusto verlos a todos.

—¿Cómo estás, Kikyō? —La abrazó su cuñada, mientras sonreía—. No te esperábamos por aquí.

Los actuales novios únicamente se miraron de manera fugaz. No sabían por qué sentían pena, de repente.

—Vine a traerte esto, Kagome —le enseñó el bolso que había tenido en la cárcel—, ayer lo dejaste en mi… apartamento —mintió—. Sango me dijo que estarías aquí.

—Pues bien, InuYasha, ya que Kikyō está aquí, podrías explicarnos de qué boda hablas. —Tōga, muy orgulloso, invitó a todos a sentarse, mientras Midoriko le llevaba una botana.

—Le pedí matrimonio a Kikyō.

Todo había salido a pedir de boca.

Continuará…


PD: Yo sé que tal vez crean que estas escenas son irrelevantes, pero créanme que son unas Mousekeys herramientas que nos van a servir más tarde xd