Capítulo editado 21 de julio de 2019

Final alternativo

Parte VI

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"Brann"

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Después de haber escuchado toda la verdad, Astrid huyó lejos de Nero. Su instinto la hizo correr de vuelta a Bertrol, donde al llegar, consideró que no era el lugar en donde debía estar, pero fue demasiado tarde cuando quiso dar marcha atrás pues Nero y Nightmare la habían alcanzado; sin embargo, para evitar que la interceptaran corrió en dirección al palacio, donde al llegar fue directamente a su habitación y se encerró bajo llave.

Sintiéndose a salvo en ese lugar, se apoyó sobre a puerta para hacer un doble refuerzo, ya que pasos en el exterior la alertaron, supuso que el vann no se había rendido y seguía tras ella.

—"¡Astrid, abre la puerta!" — escuchó a Nero del otro lado, quien insistentemente golpeó un par de veces la madera. — "No hemos terminado de hablar… y tienes que hablar con él"

— ¡Largo! —Gritó poniendo más fuerza sobre la puerta. — ¡Lárgate! o sólo saldré para darte otra paliza, no quiero hablar CONTIGO, NI CON ÉL… ¡NI CON NADIE! ¿HAS ENTENDIDO?

Como respuesta, sólo escuchó un ligero suspiro, así como una presión en la puerta, suponía Nero había recargado sobre la madera sus manos o cabeza.

"¡Está bien Astrid! No te molestaré más… pero algún día tienes que salir".

En ese instante, la presión sobre la puerta se dejó de sentir y en el exterior sólo se escucharon unos pasos que se le alejaban hasta no escucharse más. Nero se había ido.

Cansada y con los ojos cerrados, Astrid se permitió relajarse. Por la huida y la adrenalina casi no había considerado el cansancio que sentía su cuerpo, así como el agotamiento emocional que empezó a hacerse en ella presente.

Aquella revoltura de sentimientos la hicieron hipear melancólicamente al ritmo que recordaba la penosa verdad de la que apenas se acababa de enterar hacía menos de una hora.

Y aun no lo concebía, no podía dejar de pensar en eso: ¿Ella casada con él?

Una mueca de horror se dibujó en su rostro, más que nada porque la idea realmente le espantaba, pero… ¿y él?

Recordó al brann, elegido del fuego, con el que el día anterior había conversado amenamente, y se sintió estúpida por haber pensado que él era viudo o incluso divorciado cuando la verdad era que ella era su esposa, una mujer que en ese momento ni siquiera lo recordaba.

—No, esto tiene que ser una broma… no puede ser… ¿o sí?

Se alejó de la puerta y acudió rápidamente al mueble que estaba aun lado de la cama. Tenía que confirmar algo.

—Que no esté ahí, que no esté ahí. —rezó con los ojos cerrados mientras abría lentamente el cajón del mueble.

Cuando llegó al tope, tragó saliva antes de atreverse a abrir los ojos, por dentro seguía rezando; sin embargo, al abrir los ojos, dio un exhausto grito ahogado al ver que sus plegarias no habían sido escuchadas y que dentro del cajón se encontraba probablemente la confirmación de lo que ella intentaba negar.

El anillo y la piedra que había encontrado desde el día que despertó seguían ahí. Y si él tenía un anillo similar a ese, y había visto que lo llevaba puesto el día anterior, eso solo podía significar una cosa: el que estaba guardado en el cajón debía ser el de ella.

Esa conclusión nuevamente la horrorizó al tal grado que cerró el cajón de golpe para evitar ver los objetos.

—"¡Astrid!"

De repente esa voz llamándola y unos golpes en la puerta le aceleraron el pulso.

—"Astrid… ¡Abre la puerta! Tenemos que hablar".

Más la reacción de ella fue solo la de apoyarse sobre la puerta para evitar que él la abriera.

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Del otro lado, como era de esperarse, estaba Hiccup, quien después de haber escuchado a Nero, ignoró la voluntad de ella, y acudió a buscarla para explicarle todo.

—Por favor, Astrid. Abre la puerta. —Rogó agotado apoyando sus manos sobre la puerta.

—"¡No!... ¡vete de aquí! No quiero hablar con nadie."

— ¡NO ME IRÉ HASTA QUE ME ABRAS! —Gritó perdiendo los estribos.

"¡L-A-R-G-O!"

Estresado con las negativas, Hiccup golpeó la puerta con el puño para tratar de contener el calor y la ira, en ese momento los demás llegaron con él, encontrándose con una escena nada favorecedora.

—Tranquilo, hermano. —pidió Toothless para tratar de consolarlo.

Pero este, sólo inhaló y exhaló en repetidas ocasiones, hasta que finalmente su calor corporal se normalizó, fue cuando reconsideró su comportamiento y apoyó su cabeza contra la puerta.

—Por favor, Astrid. —pidió entre susurros y con más amabilidad.

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En la habitación, Astrid seguía a la defensiva y sosteniendo la puerta como si así evitara que cualquiera entrara, sin embargo, cuando escuchó que Hiccup le susurró de esa forma, hizo que corazón se comprimiera a tal grado que no supo cómo responder, así que sólo guardó silencio, pues la respuesta seguía siendo la misma.

—"Está bien, me iré… pero debemos hablar". —escuchó que se rindió.

Siguió sin responder y sólo aferró su peso contra la puerta, escuchando como lentamente él se iba junto con los demás oyentes, aun así, no sintió segura y permaneció en la misma posición hasta que consideró que ya estaba a salvo.

Cuando eso pasó, se giró y apoyó la espalda en la puerta, después observó toda la habitación, la cual apenas era iluminada por la luz de la luna, así como unas lamparillas que reposaban en cada esquina.

Era demasiado tarde, estaba cansada y sólo quería recostarse. Con más seguridad se alejó de la puerta y caminó rumbo a la cama, pero, antes de poder acostarse, se acercó nuevamente al mueble donde estaba guardado aquel anillo con la piedra

Pese a sus abatimientos, abrió otra vez el cajón y se atrevió a tomar los objetos (con mucho recelo).

Prendiendo una lamparita que reposaba sobre el mueble, observó con más detenimiento el anillo, apreciando nuevamente los detalles tan singulares que tenía para luego leer el nombre que tenía grabado en el interior.

—No, no puede ser. Esto parece mentira.

Arrojó con furia el anillo y la piedra en la cama en un intento para desquitar su sentir con ellos; sin embargo, aquella acción hizo lo contrario. En lugar de apaciguar sus penas las incrementó, un sentimiento de preocupación se apoderó de ella y fue tan fuerte que la hizo lanzarse a la cama para recuperar aquellos objetos. Extrañamente su ser le decía que aquella insignificante acción la había lastimado de sobremanera, aunque no entendía el porqué.

¿Por qué le afectaba tanto y le importaba demasiado lo que pudiera pasarles a esos objetos?

Tomó el anillo y la piedra con mas delicadeza, y eso la entristeció. Con cuidado zafó el anillo del collar que lo sostenía, para luego comenzar a ponerlo lentamente en el dedo que correspondía. No pudo evitar dar un grito ahogado al ver que este le quedaba a la perfección, ni muy ajustado ni muy flojo, lo que la hizo nuevamente asustarse y quitárselo rápidamente para dejarlo a un lado.

— ¡Estúpida, cálmate!... Es sólo un anillo.

Ya no quería pensar en nada al menos por esa noche, así que tomó el anillo y el collar con la piedra y los colocó otra vez en el cajón, para después dejarse caer con pesadez en la cama, donde se engarruñó para tratar de quitarse el frío que sentía y finalmente cerró los ojos para sumirse en un sueño profundo.

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Después de horas de preocupación, Hiccup había podido conciliar el sueño, no porque quisiera sino porque su cuerpo se lo pedía; sin embargo, cuando la luz de un nuevo día comenzó a iluminar su habitación, despertó inmediatamente de golpe. No queriendo perder el tiempo, se apresuró a vestirse para luego salir disparado rumbo a la habitación de Astrid.

Al llegar ahí, tuvo la intención de tocar la puerta e incluso de entrar sin permiso, pero esto último podía provocar que ella se molestara, por lo que se abstuvo de hacerlo para manejar la situación más prudentemente, así que sólo tocó sutilmente esperando que tampoco se molestara por estar fastidiando tan temprano.

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Dos golpes en la puerta hicieron que Astrid se levantara sobresaltada y con el corazón agitado.

"Astrid… soy yo, Hiccup… ¿podemos hablar?"

Y escuchando que se trataba de él, rápidamente hizo que el sueño se le esfumara y que su cuerpo reaccionara torpemente que al darse la vuelta se cayó de la cama. Eso la hizo enfurecer, pero trató de acallar sus gruñidos para ir a la puerta y sostenerla como el día anterior.

—"Astrid, sé que me escuchas, que estás levantada y creo que te caíste."

Escuchó cierto tono burlón de su parte que la hizo respingar aún más, pues no creía que alguien se atreviera a burlarse de ella, de ser posible sólo abriría la puerta para golpearlo tan fuerte que no le quedarían ganas de seguirla molestando.

—"Por favor, Astrid".

— ¡No insistas! No quiero hablar contigo.

"Por favor. Tienes que salir algún día".

—"¡Sí es preciso no lo haré, vete!"

"¡NO ME IRÉ! ¡NO ME IRÉ! ¡NO ME IRÉ!"

—Pero que tipo tan más terco. —Bufó sintiéndose presionada, pero respiró para tranquilizarse y pensar con inteligencia. —Escucha idiota… —gruño entre dientes. —No me importa quien creas que seas ni lo que tengas que decirme, lo único que quiero es ¡QUE ME DEJES EN PAZ! ¡¿QUÉ NO ENTIENDES QUE NO QUIERO HABLAR?!

"¡Eres una terca y obstinada!"

Astrid quedó indignada por el modo de contestación y apenas le respondería como creía que se merecía cuando…

—"Me iré, pero volveré más tarde y de ser preciso quemaré LA MALDITA PUERTA así sea lo último que haga".

—¡¿Cómo te atreves?! —replicó indignada. —Pero si así quieres jugar, no dudes en usar el fuego, a ver si te funciona, yo… yo te neutralizaré.

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Hiccup restregó su mano por la cara, tratando de controlar la frustración que Astrid le provocaba. Admitía que le encantaba su actitud terca, pero en ese momento no ayudaba en nada.

Se le hizo curioso que le dijera esa frase tan conocida, aunque la verdad, ya no sabía si era porque de repente recordaba algo o eran cosas que usualmente diría. Fuera lo que fuera al final no le quedó de otra más que dejarla en paz y esperar a que ella saliera por su cuenta.

No teniendo otro lugar a donde ir, fue directamente al comedor dando de pisotones, un ruido que resultaba un tanto molesto debido a la prótesis metálica y que fue notado por más de uno de los presentes que comía en ese momento en el lugar, en especial por los amigos del brann, que dedujeron por su cuenta lo que había pasado al verlo tan molesto.

—Creo que no valdría la pena preguntar cómo te fue. —comentó Toothless mientras tomaba un pescado crudo para comer.

— ¡Me mata! ¡Es tan terca! ¡Tan necia!

—En verdad lo siento. —dijo Nero, cuyo ojo izquierdo había quedado completamente cubierto por un chichón morado y feo.

—No te preocupes, pasó lo que tenía que pasar. —Reflexionó Hiccup cansado.

—Déjame tratar de hablar con ella. —Pidió Stormfly levantándose de su asiento. —Ahora vuelvo.

Ni tiempo le dio de responder a Hiccup cuando la nadder se alejó rápidamente.

Mientras tanto, no muy lejos de la mesa donde los jóvenes se encontraban, los reyes y jefes analizaban la situación junto con Gobber.

—Creo que ha llegado el momento de que intervengan. —Opinó el consejero.

—Gobber tiene razón. —Apoyó Valka. —Debemos ayudarlos, Hiccup está empezando a pensar en tonterías.

—Pues yo creo que esto les concierne sólo a ellos. —Consideró Stoick con el ceño fruncido. — ¿Ustedes que opinan? Axel… Brianda.

—Yo estoy de acuerdo con Gobber y Valka. —respondió la reina rápidamente. —Tal vez nosotros debamos hablar con Astrid. ¿No crees Axel?

Sin embargo, el mencionado sólo guardó silencio, estaba pensante, peinando su larga barba con las manos, viendo de lejos a Hiccup, quien en ese momento les explicaba todo a sus amigos y compañeros.

— ¿Axel? —llamó Stoick ansioso por conocer su opinión.

El rey, con semblante serio, sólo se volvió a su consuegro, dándole a entender que él ya había decidido algo diferente por su cuenta. Una decisión que pensó sería lo mejor para todos.

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Mientras tanto, por otro lado, la dragona había llegado a la habitación de Astrid, y a diferencia del Hiccup y Nero, tocó la puerta con sutileza, esperando ganar así un poco de la confianza de su amiga.

—Astrid… soy yo, Stormfly.

"¡Dije que no quiero ver ni hablar con nadie!"

— ¿Ni conmigo? —Preguntó con tristeza.

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Dentro de la habitación, Astrid se sintió mal por estarle hablando así a todos, ya que lo que menos quería era lastimar los sentimientos de los que la rodeaban, ya tenía suficiente con los remordimientos que tenía por haber golpeado a Nero y por haber despreciado cruelmente a Hiccup.

—Lo siento. —farfulló entre gruñidos. —No es por ser mala, sólo quiero estar sola por ahora.

"Entiendo Astrid, no te preocupes."

Suspiró al ver lo fácil que había sido y sonrió por la compresión de la nadder.

"Pero debes de comer."

En cuanto Stormfly le mencionó aquello, su estómago rugió ruidosamente como si tuviera pensamiento propio, y era comprensible, ya que debido a la euforia de la noche anterior ni había tenido oportunidad para cenar. Estaba hambrienta, pero para cubrir esa necesidad estaba obligada a salir, sin embargo, no quería ver a nadie, no se sentía lista, se abochornaba de sólo pensar que le tendría que ver la cara a él: su supuesto esposo.

"No te preocupes, pediré a alguien que te traiga de comer"

Problema resuelto, Astrid no esperaba aquello y más agradecía a la nadder por no presionarla a hablar.

—Gracias Stormfly… por comprender y por… todo lo demás.

"No hay de que… ahora vuelvo, le diré a Phelma que te traiga algo".

Astrid miró las sombras de los pies de la nadder que se podía apreciar por el pequeño hueco que había debajo de la puerta, iba a agradecerle nuevamente sus atenciones cuando rápidamente la sombra se dejó de ver, Stormfly se había marchado. Y después de algunos minutos, la siguiente en tocar la puerta fue Phelma.

—¿Estás sola Phelma? —preguntó antes de abrir.

—Sí princesa, no hay moros en la costa. —respondió esta un tanto burlona.

Astrid entonces abrió a puerta y casi no le dio tiempo a su ama de llaves de caminar, cuando prácticamente la jaló al interior de la habitación para nuevamente encerrarse bajo llave.

—Ay Princesa, usted no cambia, con o sin memoria sigue siendo la misma.

—¿cuántas veces te he pedido que no me digas princesa? —respondió esta rodando los ojos.

—Muchas veces. ¡Hora de comer! —dijo la alegre Phelma, llevando la bandeja a la mesita de té en donde le mostró a su regente el exquisito almuerzo que le esperaba.

A Astrid se le hizo agua a la boca de solo ver la comida, y sin esperar ni un momento más, tomó asiento y comenzó a degustar de los alimentos.

— ¿Se le ofrece algo más, princesa? —Preguntó al verla mas tranquila

Astrid casi se atraganta con su comida, debido a que si se le ofrecía algo más.

—Sí. —susurró con la cabeza gacha para evitar que el ama de llaves viera su sonrojo. —Phelma… ¿Tú… tú… sabías del… del brann ese? Es decir… ¿yo… él?

Phelma rio al verla tan avergonzada, algo que hizo respingar y enrojecer más Astrid.

—Verá princesa, su padre me ha dicho que no le cuente nada. —respondió como si nada.

— ¡¿Qué?! —se levantó molesta de la silla. — ¡¿Por qué?!

Phelma se encogió de hombros.

— Desconozco el motivo princesa, yo sólo sigo ordenes… ¿Hay algo más que pueda hacer por usted?

—No, creo que no. —Respondió decepcionada. —Gracias por venir.

—Princesa. —musitó Phelma dando una leve reverencia y salió de la habitación. Una vez fuera, Astrid se encerró otra vez.

Después de la pequeña visita de su ama de llaves y haber comido, se acostó en la cama sin nada mejor que hacer más que ver el techo y ciertos momentos al cajón que guardaba el anillo. Cada vez que veía al mueble se frustraba ya que pensaba en tonterías, y le molestaba tanto que comenzaba a patalear como una niña berrinchuda.

No soportando más, se levantó de la cama y acudió a su armario en dónde estaba toda la ropa nueva que le habían dado o comprado antes y después de haber despertado. Como mucha de esta era muy extraña y otras prendas no eran de su agrado, tomó tijeras, hilos y agujas para empezar a modificarlas y darles un toque más personal.

Por suerte, ya nadie había irrumpido en su habitación, lo que le dio más tiempo para pensar en lo clavaba la aguja el hilo.

Sus principales pensamientos giraban en torno a la idea de cómo su vida había dado inesperadamente un giro de 360° ¿Cómo era posible? Se seguía preguntando.

Un día sólo había despertado en una habitación diferente, con un hombre al que no conocía y que le dijo que supuestamente era su amigo, después de cosas más raras y conocer a otras personas extrañas, sus padres le contaron como si nada que habían pasado cuatro años, que su querido tío y pegaso habían muerto y no sólo eso.

Luego, se enteró que su amigo la había traicionado pero que volvieron a ser amigos, y entre otras cosas, se enteró que había convivido con dragones, hipocampos, fuljs, lobos y con otras personas que la ayudaron a combatir en una supuesta guerra en donde peleó con un extraño poder, pero sobre todas esas cosas, había algo muy delicado, y esto era el hecho de que se había casado.

¿Cómo es que había pasado? No lograba comprenderlo, en especial porque aun recordaba lo mucho que repetía que nunca se casaría. Esos comentarios que sacaban de quicio a su tío que siempre le insistía en que en un futuro conocería a su mejor amigo.

¿Cómo había pasado a cambiar de opinión? La idea del cómo fue, hizo que su corazón se sobresaltaba, ya que no podía concebir que se hubiera enamorado locamente como para hacerlo. Sacudió la cabeza tratando de quitar esas ideas cursis de su cabeza, aunque se abrumaba también al pensar en lo extraño que era no recordar nada de eso, no tener ningún sentimiento de ese tipo.

Aunque después de reflexionarlo, no negó que se preocupó por Hiccup cuando pensó que este estaba solo y viudo. El recuerdo de ese día llegó a ella de forma precipitada que hizo que se pinchara el dedo con la aguja, eso la hizo despertar de sus pensamientos.

Sacudió su mano para quitarse el dolor del pinchazo, cuando finalmente este se calmó, miró a su alrededor notando en la ventana que ya estaba atardeciendo y que a un lado de ella había una pila de ropa que había modificado.

Tomó las prendas en brazos para llevarlas nuevamente al armario y tomar otras, cuando de repente, se encontró con el saco que él había prestado aquella noche. Se había olvidado de que lo había guardado en ese lugar, así como había olvidado que debía devolvérselo.

Las manos le temblaron de solo verlo y dejando la ropa de lado, lo tomó cuidadosamente, analizando cada fibra de tela e incluso se atrevió a olerlo, encontrando en él que tenía un suave aroma a hierbas con una mezcla singular de cenizas, y curiosamente podía sentir aquella calidez que la había cubierto del frio.

"Astrid, abre la puerta". —escuchó de repente, seguido de unos golpes en la puerta.

Se alertó y se asustó, ya que aquella voz era la de su padre. Sus ruidosos gritos la habían despertado del mundo en el que se había metido y se desconcertó y sonrojó al ver lo que estaba haciendo, ya que se vio con el saco en brazos, casi abrazándolo.

Como si estuvieran a punto de descubrirla cometiendo un crimen, ocultó presurosamente la prenda en el armario mientras que, fuera de la habitación, su padre seguía tocando con insistencia.

Lamentablemente a él no lo podía desobedecer, así que abrió la puerta lentamente sin poner ningún pretexto, lo único que esperaba es que estuviera solo o se vería en la penosa necesidad de huir. El rey no estaba solo, pero para su suerte, únicamente estaba acompañado de su madre y de Phelma que traía consigo otra bandeja de comida.

Los tres mayores entraron sin pedir su permiso, algo que hizo a Astrid rodar los ojos con fastidio ya que con sólo ver a su padre suponía lo que pasaría: la regañaría.

— ¿Qué acaso no piensas salir niña?

—Entiende papá… todos. No quiero hablar con NADIE.

— Querrás decir "hablar con él" —Corrigió Axel cruzándose de brazos.

Astrid desvió la mirada haciendo una mueca de molestia.

—No me dijeron nada. —Reclamó entre dientes. — ¿Cómo se supone que debo actuar ahora? ¿Por qué NO me lo dijeron?

—Porque sabíamos que te pondrías histérica. ¿No fue lo que pasó? —regañó Brianda con semblante serio.

La acusada apretó los dientes.

—Pero estaba en todo mi derecho y prefirieron callar, si me hubieran contado esto desde el inicio tal vez hubiera sido diferente.

—No, sería exactamente igual… como si no te conociéramos. —opinó Axel un tanto molesto.

— ¡Bien! Pues ahora que están ustedes aquí pueden contarme… así sabré qué hacer. —sonrió la victoriosa Astrid tomando asiento en la cama.

—No vamos a hacer nada de eso hija. —replicó Axel sin cambiar su semblante.

— ¡¿POR QUÉ NO?! Merezco saber cómo pasó.

—Así es… y que mejor persona que te lo cuente que ¡él!

—Pero papá…

—Escucha Astrid. TÚ te casaste con ÉL, TÚ hiciste de todo con ÉL… así que TÚ debes arreglar el problema con ÉL.

— ¡Pero no es justo! ¡No me acuerdo del tipo! —exclamó alterada. — ¿Por qué se ponen de su parte? ¿Acaso quieren que esté con él?

—Nosotros siempre te apoyaremos. —respondió Axel para su tranquilidad. —Y juro por los dioses que si tú no quieres ya nada con él, yo te ayudaré. Pero quien debe decírselo eres tú, es lo justo hija, él te dedicó mucho de su tiempo por lo que creemos le debes al menos unos minutos del tuyo. Sé justa con el muchacho.

Astrid tragó saliva al verlo desde esa perspectiva. Se sintió atrapada. De un modo u otro si quería cortar por la paz tendría que verlo con todo lo que implicaba.

—Él prometió no molestarte hasta que estés lista para hablar, así que piénsalo bien.

Con su última palabra al aire y ninguna queja por parte de Astrid, Axel salió de la habitación acompañado de Brianda y seguido por Phelma.

Quedándose nuevamente sola en la habitación, Astrid no dejó de pensar en lo que su padre le pidió, pero la pregunta ahora era ¿Qué era lo que haría?

Reflexionó, una de sus opciones, y tal vez, las más apropiada en esas circunstancias era la de anular el matrimonio, pero ¿Eso la dejaría satisfecha? ¿Él querría eso? ¿Le daría su libertad así de fácil? Y la segunda opción era que podría considerar conocerlo y tal vez de ahí que algo más sucediera.

Pero aquella opción la hizo sonrojarse y sacudir su cabeza ya que le asustaba el hecho de amar a alguien a tal magnitud. ¿Cómo era que lo había hecho en el pasado? No lo comprendía, y mientras no tuviera las respuestas a todas sus interrogantes determinó que no saldría de la habitación.

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Después de la platica con su suegro, Hiccup salió con Toothless a volar por los alrededores. Iban sin algún rumbo en específico, sólo volando de aquí a allá, dando piruetas de arriba abajo, de izquierda a derecha, sin siquiera que él se inmutara. El dragón de repente gruñía para entablar una "conversación" pero el brann estaba tan ensimismado en sus pensamientos que ni siquiera lo notaba.

Hiccup no podía dejar de pensar que después de todo lo que habían vivido, experimentado y sufrido ¿su relación con Astrid terminaría así?

Le asustaba sólo pensar en la palabra "terminar", lo que lo hizo recordar sus sueños inconclusos, y los cuales no serían los mismos sin Astrid, ¿podría considerar seguir sin ella? empezó a pensar, aunque rápidamente sacudió la cabeza negándose a esa idea, por el simple hecho de que él siempre le sería fiel a ella. Pensó en todo lo que Astrid le había dado, las oportunidades y sobre todo el amor que jamás pensó que conocería, esa terca "neutral" (como aun se hacía llamar) era su compañera en todos los aspectos, era su esposa, tenían un fragmento de enlace que los unían por lo que no podían terminar así.

Aquel pensamiento lo hizo despertar, y fue cuando se dio cuenta que se habían retirado demasiado de Bertrol, así que, no quedando de otra, decidió regresar y esperar tal como se lo había prometido a su suegro.

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OOOOOoooooOOOOO

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—Chico, sé qué tu situación con mi hija no es nada favorable. —Dijo Axel con su característico semblante. —Sin embargo, creo que ella y tú deben de hablar.

—Señor, le estaría profundamente agradecido si me ayuda y…

—¡Te ayudaré!... a que ella hable contigo. —Interrumpió. — Pero una cosa te digo muchacho, si Astrid decide que quiere iniciar una nueva vida sin ti, tú la deberás respetar.

Aquella petición provocó un grito ahogado entre los jefes y Gobber que estaban presentes para apoyar a Hiccup y que, hasta ese momento, desconocían las intenciones del rey.

—Si mi hija no quiere nada contigo, prométeme que la dejarás en paz. —Pidió Axel, sintiendo un nudo en el estómago.

— ¡Axel! ¿Qué dices? —replicó Brianda espantada.

—Querida, nadie nos asegura que Astrid vuelva a recordar y que Hiccup ahora se imponga como su esposo no se me hace bueno para ella, sin embargo, si ella decide conocerlo otra vez y quiere seguir con esto... —lo señaló por completo. —Que así sea entonces. Chico, siempre los apoyaré… pero mi hija es mi primero, ¿quedó claro?

El cabizbajo Hiccup asintió entendiendo las intenciones de Axel, era un ultimátum, y todo lo decidiría Astrid.

—Nosotros hablaremos con ella, le insistiré a mi modo que debe hablar contigo, hasta ese entonces no la molestes, deja que ella te busque.

—Está bien. —aceptó Hiccup rendido, tratando de asimilar el acuerdo al que finalmente se llegó.

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OOOOOooooooOOOOO

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Hiccup despertó de los recuerdos gracias a un gruñido de Toothless, nuevamente se había sumido en sus pensamientos.

Prestándole ya atención a su dragón, vio que este le señalaba algo que estaba por debajo de ellos; era el lago que habían encontrado el día anterior. El brann sonrió nostálgicamente, ya que después de una búsqueda exhaustiva había encontrado un lago que se parecía al de Noytrol, Toothless había tenido razón, ciertos lugares de Noytrol se habían cambiado a Bertrol, el palacio no había sido lo único. Ir a ese lugar sólo había sido una parte de su plan, ya que había preparado muchas actividades que hacer con ella para hacerla recordar y ahora ya no podría.

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Los días pasaron en Bertrol y Astrid continuó sin salir de su habitación, sólo Phelma y su madre entraban para llevarle algo de comer y cada vez que la cuestionaban sobre su decisión ella no respondía y se excusaba diciendo que no estaba lista.

Stormfly, Heather y Ruffnut trataron de hablar con ella, pero Astrid las rechazó "amablemente" ya que no quería que ellas influyeran de algún modo en su decisión. Una situación que realmente la angustiaba, ya que nadie merecía que los trataran como ella lo hacía, pero con sólo pensar en Hiccup y en sí en todo el problema, hacían que su corazón doliera y que la hicieran dudar de cómo debía actuar.

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Por el otro lado, Hiccup estaba cada día más ansioso, le dolía el corazón, sentía la angustia de Astrid, algo que de seguro ella también sentía sin saber el porqué, sin saber que ambos se atormentaban de cierto modo, la única diferencia era que sólo él conocía la causa.

Pero ya no más, después de varios días, lo decidió.

En medio de la penumbra de su habitación, Hiccup tomó las riendas de la situación y decidió lo que sería mejor para ambos lo cual era que ya no obligaría a Astrid a escucharlo, la dejaría en paz y le daría su libertad.

Y para eso, él se tenía que ir. Estaba decidido.

Alumbrado sólo por una pequeña lampara comenzó a empacar las cosas que se llevaría, las cuales no eran muchas y cupieron en una sola mochila. Después de empacar, fue a los hangares para buscar a su hermano.

—Toothless. —Susurró moviendo sutilmente al dragón que descansaba apaciblemente a un lado de la nadder.

El dragón parpadeó adormilado sin entender qué hacía su hermano tan tarde en el hangar y Stormfly despertó seguido de él, también confundida de ver al brann en ese lugar.

—No se asusten. Sólo he venido a decirles que partiremos al amanecer, nos vamos de aquí.

—¿Qué dices? ¿Por qué? —Preguntó Stormfly despertando de golpe.

Hiccup suspiró cabizbajo.

— Ya no quiero molestar a Astrid, ella merece vivir en paz.

Toothless gruñó con angustia, posando su cabeza a un costado de su hermano.

— ¿Estás seguro? —Preguntó Stormfly por él.

—Sí, es lo mejor… ¿Me acompañarán? Digo, porque si ustedes quieren quedarse tampoco los detendré.

El furia rápidamente asintió diciendo que si lo acompañaría, aunque luego vio a su pareja quien parecía recelosa con la idea.

—No los obligaré hacer nada que no quieran… como digo, pueden decidir quedarse, aunque me gustaría que me acompañaras… Stormfly, por Toothless.

La nadder no sabía qué pensar. Estaba dividida. Una parte de ella deseaba quedarse por Astrid y la otra deseaba acompañar a Toothless y Hiccup.

Toothless le empezó a gruñir, balbuceándole en "dragonés" que los acompañaran y Hiccup se unió a la suplicas sin presionarla demasiado. Teniendo el ruego de ambos, la nadder no muy convencida les dio el "Sí", aunque con la intención de acompañarlos y hacer cambiar al brann de opinión.

—Bien, entonces sigan descansado, nos marcharemos antes de que el sol salga.

Ambos dragones asintieron y se recostaron para fingir que dormirían, aunque cuando el brann se fue no pudieron verse entre sí, preocupados por lo que el destino les tuviera preparado.

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Mientras tanto, Astrid en su habitación, no había podido conciliar el sueño, sentía algo dentro de ella que no le permitía dormir y así se la había pasado toda la noche, y todo parecía indicar que sería así el resto del día cuando vio como de la ventana se empezaba a filtrar más luz.

Se sentía agotada emocionalmente, sentía que la cabeza le explotaría, así que cerró los ojos para intentar dormir, aunque fuera un poco, cuando de repente…

"Astrid"

Se levantó de la cama al escuchar un susurro.

Pensó que la falta de sueño la estaba haciendo alucinar, y como ya no escuchó ningún ruido se volvió a recostar en la cama, sin embargo…

—"Astrid"

Se volvió a levantar al escuchar que de nuevo alguien la llamaba y se espantó al reconocer la voz, era él. Su "esposo". Se quedó pasmada sin saber qué hacer mientras su corazón amenazaba con salir disparado de su pecho.

"Sé que no quieres hablar conmigo, sólo he venido a decirte que no pienso atormentarte más…"

Sintió una profunda tristeza en su voz, él estaba sufriendo por su falta de decisión.

"Me iré de Bertrol"

Dio un grito ahogado al escucharlo.

"Y… sólo quería decirte… que yo… te…"

Silencio.

La ausencia de sonido la alarmó, muy en lo profundo de ella le causó dolor saber que él se iría y por su culpa, y no, no quería que las cosas fueran así.

— ¡No te vayas! —Gritó esperando ser escuchada, se levantó de la cama a tropezones dispuesta a perseguirlo, y estaba a punto de abrir la puerta cuando...

"No me voy".

Seguía ahí, suspiró sintiendo alivio, la mano aun la tenía sobre la manija, pero no se atrevió a abrir la puerta, en donde apoyó su cabeza buscando las palabras adecuadas.

—No… no te vayas, por favor. —Pidió con amabilidad. —Sé que soy muy indecisa, ¡aun lo estoy!, sólo dame un día más… por favor.

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Del otro lado de la puerta, Hiccup estaba que sonreía de oreja a oreja sintiendo un gran alivio, ya que al menos tendría la oportunidad de verla por última vez pues no sabía con qué decisión lo sorprendería.

"No he hablado contigo como hice con los demás… ¿Podemos… hablar mañana… desde temprano?"

—Claro que sí, como tú quieras Mi lady. —Aceptó con una sonrisa. —Pasaré por ti, mañana por la mañana. ¿Está bien?

Sí. Está bien.

—Bien, entonces… nos vemos mañana, te dejo descansar.

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Una vez que el brann se marchó, Astrid se dejó caer frente a la puerta, él que Hiccup le dijera "Mi lady" hizo que se le revolviera el estómago, pero sobre todo la había hecho sonreír.

Se sintió extraña y estúpida, ahora las horas se le harían eternas para el día siguiente, pero sería lo suficiente para decidirse, así que durante el resto del día se dedicó a tratar de pensar en lo qué diría e incluso cómo verse. Algo muy extraño en ella ya que era de las que no se preocupaban mucho por su apariencia.

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La espera había sido larga, pero un nuevo día había llegado.

Pese a los consejos de todos sus amigos como los "No te ilusiones" de parte de Snotlout, los "Tú puedes", de Toothless y Spinel, los tantos "Lo siento" de Nero, los Trátala bien" de parte de Heather, Gema y Stormfly y los "¡Caída libre, caída libre!" de los gemelos, (algo que no entendió) él iba emocionado hacia donde estaba la habitación de Astrid.

Antes de tocar, se peinó o trató de peinar su cabello, luego se arregló la camisa roja de manga larga que había puesto tratando de quitar una que otra arruga, después se ajustó las hombreras, muñequeras y por supuesto el anillo, una vez listo y seguro de sí mismo, levantó su puño dispuesto a tocar la puerta cuando esta se abrió por si sola, mostrando a quien esperaba del otro lado.

Quedo boquiabierto.

Frente a él, se encontraba su Astrid realmente avergonzada, y a su parecer estaba bellísima. Su cabello estaba trenzado en una media coleta, y el resto estaba suelto. Aquel peinado era como una muestra de la perfecta combinación de sus reinos, le gustó, estaba más que fascinado y luego al ver su atuendo quedó encantado, ya que este seguía teniendo el mismo estilo de los brann, pero con un toque de Noytrol, llevaba un pequeño chaleco rojo y debajo de este una blusa verde, tenía su usual falda con picos, así como sus hombreras de metal y botas afelpadas, era perfecta.

—No me mires así. —Pidió Astrid avergonzada.

—Ah… yo… lo siento. —sacudió su cabeza. — ¿Nos vamos?

Astrid, apenada, salió de la habitación para comenzar una caminata a la par de él. Ambos ignorantes de que eran seguidos por dos curiosos.

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Una vez en el exterior del palacio de cristal, Hiccup decidió que trataría de actuar lo más normal para no asustarla.

Parte su plan, estaba en una gran mochila que contenía varias cosas que pensaba mostrarle con la esperanza de hacerla recordar algo. Pero para poder poner su plan en marcha tenía que llevarla al bosque, aunque optó primeramente por pasear por los alrededores al sentir que ella seguía muy tensa, por lo que esperaría a que primero se relajara.

— ¿Y.…? —carraspeó Astrid sin querer verlo a los ojos. — ¿Tú y yo?

Hiccup rio al verla tan avergonzada y asintió.

—Sí.

Para mostrárselo, se quitó el anillo del dedo y se lo dio.

Astrid lo tomó con nerviosismo, viendo que era exactamente al de ella, aunque la única diferencia es que era su nombre el que estaba grabado en el de él.

— ¡Oh!...

Le regresó el anillo evitando cualquier tipo de contacto físico.

—Y… eso… eso significa… que… ¿nosotros… nos… acostamos? ¿Tuvimos… se… se…? — ya no pudo continuar.

Hiccup de nuevo rio ante su inocencia, y había esperado un sinfín de preguntas mas no sabía que "esa" sería la primera. Aunque sabía que tan importante era hablar al respecto.

—No, no nos "acostamos", ni tuvimos… "sexo".

La respuesta desconcertó a Astrid, que se volvió a su compañero sólo para confirmar si era cierto.

—Hicimos el amor, y con mucha pasión... —Aclaró él con una sonrisa cuando obtuvo su atención. — Lo hicimos unas cuantas… no, creo que fueron muchas veces.

Astrid bajó la mirada avergonzada y no pudo evitar temblar y sentirse estúpida por haber preguntado aquello, sumándole el hecho de enterarse de que ya no era una joven pura y casta, como pensaba que aun lo era, algo que la hizo golpearse mentalmente al considerar lo que conllevaba el matrimonio.

—No tenemos que hablar de eso, si no quieres. —Dijo Hiccup pensando que probablemente se estaba sobrepasando un poco con la plática.

—Entonces… ¿qué caso tiene esta conversación?

Hiccup lo pensó.

—Bueno, ¿qué tal si te llevo a hacer algo en especial? —Ofreció su mano para que lo tomara.

Astrid de inmediato se sonrojó y se alejó unos cuantos pasos de él.

—No me refiero a "eso". —Aclaró él tratando de no reírse.

—¡¿Qué?! ¡Yo no pensaba en…! —ya no dijo más por miedo a que su lengua la traicionara.

Hiccup aun conteniendo la risa, siguió con su mano alzada esperando a que ella la tomara.

—Anda Astrid, prometo que no es nada malo.

La mencionada no quería ni encararlo por la pena que sentía, pero al ver que este no se rendiría, dio un resoplido y titubeante acercó su mano a la de él.

— ¿No me vas a quemar como la noche anterior? —preguntó antes de tomarla.

—No, tranquila… estoy controlado.

Astrid tragó saliva y confió en él, dio un paso hacia adelante y con recelo tomó su mano, al hacerlo sintió esa calidez que él emanaba y lo sintió extraño.

El segundo contacto físico que tenían desde que había despertado y provocó en ellos una especie de choque eléctrico, Hiccup tragó saliva tratando de controlar sus emociones, así como su calor, una vez tranquilizado lo suficiente, la guio en dirección a la comunidad para luego ir al bosque.

Durante el recorrido, ninguno dijo palabra alguna, en especial porque la gente los veía curiosos, pero cuando llegaron al borde del bosque y se internaron en él, Hiccup aprovechó para conversar con ella, como hubiera querido desde un inicio.

—¿Quieres saber cómo nos conocimos?

—Uhm… sí. —respondió Astrid tragando saliva, esperando poder por fin unir todos los cabos.

—Bueno, la primera vez que nos vimos casi nos matamos entre nosotros…

Así inicio todo.

Hiccup le contó que se vieron por primera vez en un duelo en el que se enfrentaron y en el cual se odiaban a no más poder, el cómo las circunstancias los obligó a aliarse a pesar de que no se llevaban bien, admitió con mucha vergüenza que la trataba de manera cruel pero que eso fue cambiando conforme la fue conociendo y conforme comenzaron con una amistad.

Le contó de sus mejores momentos. Que él le había enseñado a volar pero que ella le había hecho ver que todos eran iguales, también cómo se empezaron a enamorar y cómo se dieron su primer beso gracias a unos difuntos amigos, el cómo habían terminado en aceptar sus sentimientos en Ciudad Aqua, que se reforzaron con cada viaje hasta que finalmente sellaron su amor con su boda en Noytrol y su inusual enlace. Toda esa parte de la historia Astrid se la pasó sonrojada, pero a la vez sonriente ya que a pesar de todo le resultó una linda historia.

Pero no todo era feliz. Hiccup le relató cómo la habían perdido por primera vez y lo desdichado que había sido cuando pensó que había muerto. La pelea contra Draugr que, aunque no lo recordaba a la perfección, si le pudo decir que la vio sufriendo e incluso se disculpó por eso; luego cuando le tocó perderla otra vez y que cuando pensó que la había recuperado ella no lo recordaba.

—Ahora comprendo todo. —Reflexionó Astrid, jugando con una bebida que tenía en mano.

Después de una larga caminata, ambos se habían detenido en una parte del bosque para tomar un refrigerio.

—Y por fin puedo relacionarlo con todo lo que los demás me dijeron.

—Sí. Siento haberte ocultado esto, los demás también lo sienten. Pero es que tenía miedo de cómo fueras a reaccionar. —comentó Hiccup cabizbajo.

Astrid se rascó el cuello, un tic nervioso, pues a cómo veía las cosas era obviamente que no había reaccionado de la mejor manera, así que Hiccup tenía razón justificada para haber callado.

— ¿A dónde piensas llevarme? —Preguntó para cambiar de tema.

—Ya pronto llegaremos, ¡ven! —La animó a seguir caminando.

Viendo que Hiccup no parecía molesto con su muy distinguida indiferencia, lo siguió por el bosque hasta que ambos llegaron a un campo abierto que estaba cubierto por césped y en la cual había unas bases para practicas del tiro al blanco.

— ¿Qué es este lugar?

—Sé que no has tenido mucho tiempo para hacer tus ejercicios desde que despertarse, así que preparé este lugar para que pudieras entrenar. —Explicó Hiccup mientras esculcaba dentro de la gran maleta. —Toma…—Le ofreció algo que estaba cubierto en varias telas.

Astrid lo tomó con cuidado y al descubrirlo dio un grito ahogado al ver que era un arco.

—¿Es el arco que utilicé en la guerra? —preguntó sorprendida.

—El mismo, y ya sé que lo tuyo son las hachas. —Comentó Hiccup pasándole también un hacha doble que él le había forjado. — Pero… ¿qué tal si practicas un poco con ambos?

Astrid sonrió con la idea, le fascinaba entrenar, no mucho con el arco, pero el hacha era muy hermosa como para desperdiciarla.

De un momento a otro, Hiccup la dejó hacer y deshacer con la afilada arma lo que quisiera, un "calentamiento" según ella, en donde empezó a arrojar el hacha contra los blancos una y otra vez hasta que los destrozó, algo que resultó des estresante y muy liberador.

—Ahora sigue el arco. —Animó Hiccup pasándole el arma, así como un carcaj con unas flechas. —Yo lanzaré unas bolas de fuego y tú tratarás de atravesarlas con las flechas. ¿Qué dices?

— ¿Es una competencia? —Retó animada.

—Eh… No lo creo. No hay nada que ganar.

—¡Oh, vamos! Sólo por ver si tengo buena puntería… ¿sí? —Pidió Astrid con una sonrisa y cierta coquetería.

— Está bien —rodó Hiccup los ojos y sonrió, ya que su lady siempre pensaba en competir.

—Bien, entonces… empecemos.

Astrid preparó el arco y tensó la cuerda y la flecha con su mano derecha, la cual ya había sanado por completo y que, como único inconveniente, fue la larga cicatriz que le quedó por ambos extremos; sin embargo, era un pormenor al cual ya no le daba importancia, en especial en ese momento que estaba más que concentrada en ganar la competencia.

Hiccup admiró su entusiasmo de reojo y sonrió, ya que, aunque fuera su esposa y la amara no se la dejaría tan fácil.

—¿Lista? —la retó posicionándose para lanzar la primera llamarada.

—Como siempre. —respondió ella con altanería.

Fue en ese momento que el brann lanzó la primera bola de fuego al cielo, y fue tan rápido el movimiento que Astrid apenas pudo enfocar y disparar, y para su desgracia, no dio en el blanco-

—¿Decías? —se burló el brann usando el mismo tono que ella había usado.

—Estoy calentando. Esto apenas está empezando… ¡siguiente! —refunfuñó molesta.

Entonces Hiccup lanzó otra llamarada el cielo y así empezó la "amistosa" competencia.

Astrid disparó a cuantas bolas de fuego su "marido" arrojó al cielo, acertando en unas y fallando en otras, lo que los tenía con un marcador empatado que batallaban para desigualar. Ambos estaban tan sumidos en el juego, que no se dieron cuenta en el momento en que a ella se le terminaron las flechas, pero como Astrid estaba tan entretenida, cuando llevó su mano al carcaj vacío de ahí se creó una flecha blanca que al lanzarla contra el fuego de Hiccup, creó una pequeña explosión en el cielo que alumbró destellantemente todo el campo de entrenamiento.

La luz cegó a Hiccup, mientras que a Astrid la perturbó ya que, enseguida la vio, unas imágenes en su cabeza se hicieron presentes y las cuales eran sobre ella misma lanzándole flechas a un inmenso ser maligno que trataba de derribarla.

—No… ¡No otra vez! —gritó soltando el arco y dejándose caer sobre sus rodillas, queriendo a toda costa retirar esas imágenes de su cabeza, queriendo eliminar a ese ser de sus pensamientos.

— ¡Astrid! ¿Estás bien? —acudió Hiccup de inmediato a ella cuando la luz se difuminó.

Escuchar la voz de él, tranquilizó a Astrid y para su alivio también la había hecho borrar esas horribles imágenes de su cabeza.

—¿Astrid? —llamó él preocupado al ver que no respondía.

—Estoy bien, no pasó nada. —Mintió para no preocuparlo. —Sólo me cansé un poco y me está empezando a doler la cabeza. ¿Te molestaría si ya regresamos?

—Para nada, vámonos. —respondió este angustiado.

Hiccup a ayudó a levantarse, pero una vez en pie Astrid se mareó al tratar de caminar.

—No puedes andar así. Ven sube a mi espalda. —se ofreció a llevarla.

—No, ¿cómo crees? —replicó esta sonrojada.

—Nada de peros, anda o tardaremos más en llegar.

—Pero ¿y las cosas que llevas?

—Aquí las dejo, más tarde paso por ellos…—insistió.

Como si se sentía fatal, a Astrid no le quedó de otra más que aceptar ya que, era eso o tardar mucho en llegar.

—Nada más porque me duele la cabeza. —aclaró antes de poder recargarse en su espalda.

—Como tu digas Astrid. —sonrió Hiccup tomando sus piernas para poder alzarla.

Mientras que Astrid se aferró cuidadosamente a su cuello para no caer; sin embargo, conforme él fue caminando, sintió una sensación de confort al estar cerca de él, así que de un momento a otro se recargó con suavidad en su espalda, hasta que consideró que ya podía andar por su cuenta.

Aunque Hiccup replicó, finalmente ambos terminaron el recorrido caminando, hasta que nuevamente llegaron al palacio de Noytrol.

—Uff… finalmente llegamos. —apreció Hiccup la inmensidad del palacio desde el exterior.

—Sí. — lo observó Astrid de la misma manera.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres ir a cenar algo?

—No tengo mucha hambre, creo que me iré a recostar. —respondió ella caminado hacia la entrada del palacio.

Hiccup tragó saliva, ya que, aunque había pasado un tiempo muy agradable con su esposa aun no sabía su respuesta, apenas abriría su boca para preguntar sobre aquello cuando…

—¿Crees que podamos salir mañana otra vez? —se giró Astrid hacia él.

El brann balbuceó enternecido.

—eh… ¡Sí...si, digo… no hay problema!

—Bien, entonces nos vemos. —se despidió ella girándose de vuelta al palacio.

Mientras que Hiccup estaba anonado, eufórico y feliz al mismo tiempo, ya que estaba viendo todo desde una nueva perspectiva en donde Astrid, aunque no lo recordara, podía volver a enamorarse de él, y prefería un millón de veces eso a otras opciones.

De la emoción que sentía el hambre se le quitó, y optó por ir a descansar, para despertar al día siguiente con nuevas y renovadas energías.

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Por otro lado, dos cabizbajos dragones apenas salían del bosque.

—No pasó nada de nada. —Se lamentó Stormfly.

Toothless y ella habían seguido a Hiccup y Astrid desde que ambos salieron del palacio. Observándolos atentamente durante se caminata en el bosque y los juegos que hicieron en el campo de entrenamiento.

Pero todo pasaba tan lento para desdicha de la nadder, que casi se quería arrancar las escamas de su cuerpo de dragón al ver que no pasaba nada de nada. Aunque aquella ansiedad culminó cuando la destellante luz apareció y Astrid decayó.

Ver que sus amigos tenían dificultades, casi hacía a los dragones salir de su escondite, pero cuando Hiccup tomó adecuadamente las riendas de la situación, se quedaron en su sitio y los dejaron andar ya que pensándolo muy bien entre ellos, corrían el riesgo de ser descubiertos.

—Mañana será otro día. —Animó Toothless. —Lo bueno es que al menos ya se hablan, pero sabrán los dioses lo que pasará en la cabeza de ambos.

— ¿No puedes sentirlo o saberlo con el enlace? —Preguntó Stormfly curiosa.

Toothless sonrió viendo hacia el cielo.

—Sólo puedo sentir felicidad…. de ambos lados.

Con aquella respuesta, Stormfly fue más que feliz y con gritos de emoción se lanzó encima de su furia nocturna para abrazarlo sofocantemente.

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Día siguiente.

A primera hora de la mañana, Hiccup estaba frente a la puerta de Astrid y esta esperándolo con renovadas energías y una actitud muy diferente a la del día anterior.

—¿Qué haremos el día de hoy? —preguntó curiosa cuando Hiccup comenzó a guiarla en la misma dirección del día anterior.

—Eh… ya lo verás, un lugar que encontré recientemente. —respondió entre dientes y con sonrisita nerviosa, ya que obviamente no podía decir: "Vamos al lago que se parece a donde lo hicimos por primera vez"

Para llegar a tal lugar, tuvieron que caminar aun más que el día anterior. Durante la caminata Hiccup le platicó a Astrid sobre cómo era su antiguo Berk y su pequeña teoría del origen de Bertrol, algo que hizo sonrojar a la neutral al considerar las cosas que se parecían al antiguo Noytrol.

Para un poco mas del medio día, llegaron a un lago del cual desembocaba una cascada, estando ellos en la parte superior, tuvieron que bajar por unas rocas para apreciarlo desde el fondo. La cascada era la única diferencia que tenía el lago con respecto al de Noytrol, ya que lo demás era casi igual, incluyendo los cristales minerales que destellaban desde el fondo del lago.

—¡Wow! Se parece a un lago que estaba en Noytrol. —apreció Astrid poniéndose de cuclillas frente al lago para tocar la cristalina y fresca agua. —Solía bañarme ahí. —Contó apenada.

—Sí… algo me habías contado. —mencionó Hiccup sonrojado.

Para Astrid no pasó por desapercibido aquel cambio de actitud, que a la vez fue contagioso, ya que de repente ella comenzó a avergonzarse y su sonrojó aumentó al ver que la mano que tenía dentro del agua se podía apreciar un singular anillo que se había puesto. Había olvidado quitárselo cuando se quitó la muñequera, así que sacó rápidamente su mano del agua para ocultarlo y a la vez se sintió estúpida por usarlo, ya que de buenas a primera se le había ocurrido ponérselo sin tener aun definida su respuesta para él. No obstante, aquello no terminó con el bochorno, sino que aumentó como si ese lugar escondiera algo dentro del agua o en su ambiente.

— Astrid… ¿Te duele la mano? —Preguntó Hiccup preocupado al ver que ella se había quedado estática cubriendo su mano con la otra.

—¡No! —Contestó rápidamente cubriendo el anillo con la muñequera. —Sólo me estaba secando el agua.

—Oh… ya veo…

Aun apenado, al brann se le acabaron las ideas de qué más hacer. No podía ver al lago o a Astrid sin sonrojarse, mientras que esta estaba en las mismas condiciones que, de un momento a otro, se dieron la espalda para evitar ver al otro.

Hiccup desde su lado, comenzó a reflexionar la situación en la que se encontraban, y no podía perder su oportunidad, determinó que no dejaría que sus nervios lo dominaran y eso incluía su calor corporal el cual comenzaba a aumentar. Era el momento, no de hacer algo estúpido sino algo alocado, así que sin previo aviso y sin pensarlo, tomó distancia entre la tierra y el lago para después salir corriendo en dirección al agua a donde finalmente se lanzó de bomba.

Astrid al escuchar el golpe en el agua, así como sentir como unas gotas las habían alcanzado, se giró curiosa, quedando boquiabierta al ver al campante brann nadando como sin nada en medio del lago.

— ¿Acaso estás loco o te lo han dicho? —Preguntó burlonamente.

—Muchas veces. —respondió él tal y como ella lo había hecho en su noche de bodas. —¿Y tú…? ¿Piensas dejarme aquí? ¿No quieres acompañarme? —Preguntó para saber si sería una especie de déjà vu

— ¡Claro que no!

Se había equivocado.

— ¡Oh, vamos! El agua está deliciosa. —Incitó nadando más hacia el centro.

— ¡No! ¡el agua está muy fría!… pero como tú eres una fogata andante pues no la sientes.

— ¡Vamos Mi lady! —insistió Hiccup más animado en especial por escuchar ese sobrenombre de su boca.

—¡Que no!

— ¡Me ahogo!... ¡Me ahogo! —se empezó a sacudir el brann en medio del agua.

—¡Ay, por favor! No creas que voy a caer en esa. —se negó Astrid viendo de reojo la mala actuación de su acompañante que siguió clamando por ayuda hasta que se hundió.

Después pasaron unos segundos, y él siguió sin salir. La demora hizo que Astrid se impacientara, aun así, no cambió de posición, pero cuando pasó más del primer minuto lo consideró, y creyó preocupada que el brann realmente se estaba ahogando y ella estaba ahí sin hacer nada. Apenas se lanzaría para buscarlo cuando de repente Hiccup salió agitado del agua, escupiendo la que había tragado y tratando de recuperar el aire.

—Eres malvada, aun así, no entraste… ¡¿hubieras dejado que me ahogara?! —reclamó indignado.

— ¡¿Seguías fingiendo?! —replicó esta roja por la furia. — ¡CON ESO NO SE JUEGA! ¡EL QUE SE DEBE DE DISCULPAR ERES TÚ POR HABERME ASUSTADO!

— ¡Ya!, está bien, me disculpo. —dijo el regañado Hiccup tragando saliva. — Pero si se me cayó un momento la prótesis y fui por ella. —Mostró su pierna falsa en mano.

— ¡Ay dioses! —Se asustó Astrid al ver que había un motivo por el cual se había hundido. — ¡¿Qué estás esperando?! ¡Ya sal del agua!

El obediente Hiccup nadó con su pierna falsa en mano hasta la orilla, ahí le extendió la prótesis hacia ella.

—Ayúdame con esto, por favor.

Astrid, aun preocupada, la tomó para ayudarlo; sin embargo, al hacerlo vio que una sonrisita un tanto malévola se formó en el rostro de Hiccup y no le dio tiempo de reaccionar, cuando este la impulsó con su misma prótesis para que cayera en el agua, y también encima de él. Había caído en su trampa.

—¡¿Cómo te atreviste?! —gruñó sintiéndose tonta y salió rápidamente del agua, que a su percepción estaba heladísima, mientras que Hiccup estaba que revolcaba de la risa en el agua.

—Lo siento mi Lady, pero quería que me acompañaras. —dijo Hiccup entre risas mientras salía del agua.

Pero Astrid como venganza, apenas viendo que puso su rodilla en tierra lo empujó para que cayera otra vez al agua.

—¡Oye!

—Eso es para que no te atrevas hacerlo de nuevo. —mencionó un tanto burlona, después tomó la prótesis que estaba en tierra y la arrojó con fuerza al lago, en donde cayó justo en el centro—Y eso es por todo lo demás.

Aun con la pesada venganza, Hiccup sonrió ya que había podido escuchar esa frase tan singular de parte de ella, más no le oportunidad de deleitarse lo suficiente ya que tuvo que sumergirse en el agua para rescatar su pierna falsa o tendría que regresar a Bertrol en un sólo pie o peor, arrastrándose.

Una vez que la recuperó salió a flote y del agua, aunque un poco apartado de donde estaba Astrid pues no quería que de nuevo lo empujara.

—Ushh… ahora gracias a ti tengo frío. —la escuchó quejándose y vio que estaba abrazando así misma.

—Pues acércate a mí, Astrid. —le respondió con una sonrisa coqueta. — Sólo dime qué quieres que te mantenga calientita y lo haré.

Astrid se volvió hacia él sonrojada, ya que había sido una propuesta muy atrevida, pero cuando él parecía burlarse de ella, sólo le dio la espalda y lo ignoró.

—Ush… ya cállate.

—No lo creo.

Aquella frase sonó para Astrid un tanto atrevida y amenazante, al girarse para ver a Hiccup, vio que este se ponía rápidamente la prótesis y se posicionó un tanto acechante y juguetón, como un dragón que esta por atrapar a su presa.

— ¡No te atrevas! —Amenazó Astrid con una sonrisita al sospechar lo que tramaba.

— ¡Allá voy mi lady!

Y tal como lo había esperado, Hiccup corrió hacia ella para atraparla. La primera reacción de Astrid fue dar un fingido gritillo de susto, pero a la vez divertido y salió corriendo en dirección al frondoso bosque, comenzando un juego de "atrápame si puedes".

El estar jugando como un par de críos les trajo nuevas sensaciones a ambos, una en donde estaban creando buenos y nuevos recuerdos en donde no había peleas, muertes ni guerras; recuerdos en donde sólo disfrutaban y gozaban de su libertad tal y como cuando eran unos niños o incluso más, y aunque era cierto que tenían un deber con la humanidad y el mundo, ese momento era sólo suyo y nada más les importaba.

Entre el jugueteo, Astrid tuvo que detenerse abruptamente ya se encontró con una inclinada colina, y en lo que dudaba si debía bajar o no; el brann cada vez más la alcanzaba.

— ¡Espera Hiccup!

Trató de detenerlo, pero fue demasiado tarde, Hiccup se había lanzado a ella y la tomó por la cintura ocasionando que ella perdiera el equilibrio y que ambos cayeran rodando cuesta abajo por toda la colina.

Después de dar muchas vueltas y darse unos cuantos golpes, ambos aterrizaron en tierra plana, Hiccup encima de Astrid.

—Ouh… eso dolió. —se quejó Hiccup.

—Sí. —admitió Astrid sobando su frente.

Sin embargo, de repente, ambos consideraron la posición en la que se encontraban y se miraron fijamente a los ojos, mientras que sus cuerpos trataban de apaciguar sus agitadas respiraciones productos del correteo y las risas.

Astrid perdida en los ojos verdes de él, sintió que el corazón la palpitó con fuerza, y extrañamente le gustaba mucho esa sensación, una sensación que su corazón, alma y cuerpo añoraba, y que le era muy desconocido, pero a la vez muy familiar.

Mientras que Hiccup también perdido en el azul de su mirar, tragó saliva discretamente. No lo soportaba más, su ser la necesitaba con fuerza, Astrid para él era un pilar que necesitaba para vivir. Así que, sin más, se inclinó hacia ella y le robó un presuroso beso.

Movió sus labios delicadamente, probando los inmóviles labios de ella; Astrid no le estaba correspondiendo, pero tampoco lo detenía, así que siguió deleitándose con su boca, arriesgándose a ser golpeado o que ella lo odiara, mas en ese momento no le importaba, sólo quería sentirla una vez más, cuando de repente sintió algo diferente y que lo detuvo abruptamente y eso era sus labios siendo tímidamente correspondidos por lo de ella. Astrid lo estaba besando también.

Eso lo hizo reaccionar y despertar del encanto en que se había sumergido, y precipitadamente se separó de ella, sin quitarse de encima, dudoso de lo que acababa de suceder.

—Lo… lo siento… no debí. —fue lo primero que alcanzó a decir.

Sin embargo, Astrid no dijo nada, sólo se le quedó viendo atentamente a los ojos.

Hiccup pensó que de algún modo la había asustado u ofendido, así que se dispuso a levantarse de encima de ella, cuando vio que la mano Astrid se alzó, entonces se detuvo pensando que ella lo golpearía por su arrebato, mas lo que sintió fue la mano de ella sobre su mejilla, y la cual comenzó a acariciarlo delicadamente, sintiendo a la vez algo frio y metálico, el anillo que él le había dado.

Confundido por lo que pasaba, abrió sus ojos que de inmediato se encontraron con los de ella. Astrid seguía viéndolo de manera atenta sin dejar de acariciar sus mejillas, así como unos mechones de cabello, luego notó que sus ojos extrañamente comenzaron a lagrimearle conforme más lo acariciaba.

— ¿Astrid? ¿Qué pasa?

—Te recuerdo…—susurró ella soltando unas lágrimas.

En ese momento Hiccup perdió el aliento, quedó totalmente pasmado al mismo tiempo que lagrimas se le empezaron a acumular en los ojos.

—¿Qué dijiste? —preguntó aun sin creerlo

—Te recuerdo mi amor. —repitió Astrid entre lágrimas tomando entre ambas manos sus mejillas. —Te recuerdo.

—Oh… dioses…—susurró Hiccup sin poder respirar. — ¡¿Es en serio?! ¡¿No estoy soñando otra vez?! —Preguntó lloroso e incrédulo

—No, no estás soñando. —respondió ella con una amplia sonrisa.

Todo quedó más que claro para el brann en ese momento.

— ¡Volviste!

Con emoción y con el corazón retumbándole, Hiccup se dejó caer sobre ella para abrazarla y sentirla lo más cerca que pudiera, Astrid le correspondió con el mismo afecto y ambos lloraron ensordecedoramente, dejando salir todas sus emociones a flote. Toda la angustia, la tristeza, el dolor se había ido para ser reemplazado por una infinita felicidad y paz, pero, sobre todo, el amor que ambos sentían.

—Perdóname Hiccup… te hice sufrir otra vez ¿no es así? —Sollozó Astrid, acariciando el cabello de su amado.

—No… no… hay nada que perdonar, … ya estás aquí. —respondió él aun llorando. — Pero ¡¿Cómo fue?!... No entiendo. —dijo levantándose un poco para verla.

—No tengo idea, me besaste y… todo volvió, toda la guerra, nuestros momentos juntos, nuestros amigos… ese monstruo…—mencionó con desprecio. —Hiccup, dime por favor que si acabamos con él, que todo esto que recuerdo de estos últimos días no fue realmente un sueño.

—No lo fue, vencimos Astrid… ya todos estamos bien.

La respuesta trajo un alivio a Astrid, quien aun llorosa, no lo postergó más, y acercó a su marido a ella, Hiccup no se negó y apresuró el encuentro de sus labios, los cuales se fundieron en la boca del otro. Se habían extrañado tanto física como emocionalmente que estaban un tanto ansioso, ya que finalmente se habían encontrado, ahora si podían cumplir sus sueños.

Permanecieron así durante unos largos segundos, después él bajó a su cuello y la colmó de besos, mientas que ella se deleitaba y estiraba su cabello con fuerza.

—Hiccup…—suspiró ella entre las caricias, en ese momento él se detuvo.

— ¿Quieres huir muy lejos de aquí? —Preguntó él seductoramente.

—Sí … es tiempo ¿no? —respondió Astrid soñadoramente.

—Sí. —dijo él inclinándose a ella para besarla nuevamente cuando…

"¡En hora buena!"

La pareja se desconcertó al escuchar unas voces escandalosas entre los árboles, y que les eran muy familiar a ambos.

—Ush… esos dos me las pagarán—rodó Hiccup sus ojos.

—Perdónalos, son muy curiosos. —sonrió Astrid acariciando su rostro.

—¿Quieres ir?

Astrid asintió y ayudada por Hiccup se levantaron de su lugar y tomados de la mano caminaron hacia donde se escuchaban los escandalosos gritos, que correspondían a Toothless y Stormfly que, desde su escondite, saltaban felices y abrazados, festejando aun por sus amigos.

— ¡Toothless! ¿Cuándo se les va a quitar esa manía de espiar a los demás? —regañó Hiccup.

Pronto los dragones ignorantes que habían sido descubiertos pararon sus brincos y sudaron imaginariamente. Otra vez los habían atrapado.

— ¿Espiar? —fingió Toothless demencia. —Nosotros, sólo pasábamos por aquí.

—Sí, claro… —Respingó Hiccup sobándose la frente ya le había contado Spinel el incidente por el que habían pasado Heather y él en su noche de bodas.

— ¡Toothless, Stormfly! —Saludó Astrid feliz de reconocer a sus amigos.

—¡Astrid, volviste! —exclamó la nadder corriendo feliz hacia ella, siendo seguida por Toothless que ignoró por completo los regaños de su amigo y continuó celebrando junto la nadder y Astrid.

— ¿Qué estamos esperando amigos? —Animó Toothless. — ¡Huyamos todos!

Hiccup y Astrid se vieron entre sí con complicidad y asintieron, en ese momento los dragones se transformaron y los ayudaron a volver Bertrol, con una sola intención y con un sueño pausado en mente.

Al sobrevolar el pueblo, los dragones hicieron un bullicio tal que la gente salió de sus casas incluyendo a los residentes del palacio que salieron a los jardines para ver el motivo del escándalo.

Grata fue la sorpresa de todos al ver que Astrid se había recuperado y recordaba a todos, pero lo que más les sorprendió fue cuando la pareja anunció que sólo habían regresado para despedirse de ellos.

Hiccup explicó que, ahora que estaban juntos, viajarían por el mundo como siempre lo soñaron, además de que aportarían con sus conocimientos a la humanidad acerca del mensaje de los dioses y de paz.

Sus padres, aunque de mala gana, aceptaron con tristeza, sabían que sus hijos eran tercos y que también tenían un deber, así que sólo les desearon toda la felicidad posible, al igual que sus madres, por lo pronto ellos se harían cargo del reino de Bertrol con todo lo que con llevaba.

Entonces llegó el momento de la despedida.

Astrid se disculpó con Nero y le agradeció haberle contado la verdad ya que fueron aquellas detonantes lo que habían ayudado a que todo hubiera pasado. En agradecimiento, se ofreció a curar el golpe que le había dado, pero el vann se negó, diciéndole que de cierta manera se lo merecía, y tal como los reyes, le deseó toda la felicidad posible a Hiccup y a ella, prometiendo que él haría lo mismo con la persona que había escogido y con su compañero de enlace.

Mientras que Heather y Spinel se despidieron con abrazos y lágrimas, y agradecieron a los dioses y destinos por haberlos conocido. Prometieron también dar su aporte a la humanidad como correspondía e incluso más con la ayuda de Windshear y Kaiser.

Snotlout y los gemelos, también prometieron ayudar. Ahora que todo había vuelto a su cauce, los vinters les dijeron que también volverían a su casa del árbol a la cual fue invitado el brann. Hiccup en ese momento, aconsejó a su amigo diciéndole que cuidara bien a la vinter. Y Snotlout, como siempre, alegó que así sería y que incluso sería mejor que él.

Finalmente, con los últimos abrazos, palabras de aliento, unas cuantas lágrimas y buenos deseos de partes de todos, Hiccup, Astrid, Toothless y Stormfly volaron hacia el ocaso en busca de nuevos lugares, en busca de nuevas aventuras, llevando consigo un mensaje que iba más allá de una guerra; era una historia con un mensaje de aceptación, de amor y sobre todo de esperanza.

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—Y fue así como Astrid y yo partimos rumbos a nuevos lugares, llevando con nosotros un mensaje que iba más allá de una guerra; era una historia con un mensaje de aceptación, de amor y sobre todo de esperanza. Algo que nosotros llamamos, la historia de "la guerra de los elementos", el título se me ocurrió a mí. Fin.

Dando un gran respiro, un Hiccup más maduro y con una espesa barba cubriendo parte de su rostro, vio con nervios al público que tenía frente a él. Un montón de niños que rondaban entre los 4 a 10 años y que lo miraban con gran curiosidad, cada uno de ellos en compañía de su respetivo compañero de enlace.

Habían pasado 12 años desde que Astrid y él habían partido de Bertrol, y después de haber viajado y tener un sinfín de aventuras habían vuelto a su hogar.

— Eh… y… ¿Qué les pareció la historia niños? —Preguntó rascándose el cabello con nervios.

— ¡Estuvo increíble, papá! —Saltó una niña de 8 años de cabello castaño claro y ojos azules, Asdis Zephyr Haddock. —Nunca me canso de escucharla.

Ni yo. —Apreció un pequeño dragón telepático que se encontraba a su lado, un dragón único en su especie, clasificado por el brann como un "nadder nocturno" pues era una combinación de ambos dragones; tenía dos patas, dos alas y predominaba en él el color oscuro y los penetrantes ojos amarillos.

Yo ya me la sé de memoria. —Comentó otro dragón telepático de color azulado el cual andaba en sus cuatro patas, tenía unos cuernos que coronaban su cabeza y unas alas enormes que asemejaban a un murciélago, otra especie única a la que Hiccup clasificó como, "la furia mortífera".

—Sí, es una buena historia. —Habló un chiquillo que quien lo viera juraría que era un mini Hiccup, pero en rubio, su nombre: Hikke Nuffink Haddock. —Pero papá… te preguntaron cómo el tío Snotlout había perdido la pierna y tú contaste absolutamente toooooooodo desde el inicio. —canturreó con un cierto tono que se asemejaba al de su madre.

Los demás niños asintieron concordado con el pequeño niño, en especial la niña de cabello color oscuro que traía cargando una pesadilla monstruosa, hija de Snotlout y Ruffnut: Runa.

—Yo había preguntado por qué no había pegasos. —replicó una niña de cabello negro y ojos azules: Hana, la hija de Heather y Spinel, la cual llevaba de compañero un pequeño lobo de pelaje blanco y negro.

—Pero sí los hay. —mencionó un niño de cabello negro y ojos azules, Rayko, hijo de Nero y Gema, quien tenía de compañero a un pequeño hipocampo. — ¡Miren! ¡Ahí está Riziko!

El grupo de niños enfocó su vista hacia el pegaso que yacía cómodamente dormido bajó la sombra de un árbol, casi con las patas levantadas al aire.

— ¿Eso es un pegaso? —Preguntó un niño rubio de cabellera larga y al cual le faltaba un diente, Spok, hijo de Tuffnut, el cual tenía un pequeño fulj de compañero que reposaba en su hombro —Pensé que era un perezoso.

—Eso es hipotéticamente imposible. —Resaltó un niño algo rellenito que portaba unas gafas, haciéndolo parecer todo un intelectual más por el libro que cargaba: Stein, hijo de Fishlegs, quien al igual que su padre tenía un gronckle. —Porque los perezosos no tienen alas.

El debate de si los perezosos tenían o no alas, inició una pelea entre los niños, quien cada uno con sus ideas hablaba sin parar para tener la razón y lo que extendió más el alboroto.

—Eh… niños…—trató de calmar el nervioso Hiccup.

Aunque le fue imposible y más cuando sus propios hijos se unieron a la discusión y comenzaron a hablar sobre lo que ellos sabían de dichos animales, pese a que Asdis y Hikke eran nuevos en el grupo se integraron rápidamente con ellos.

—Calma todos…

Sin embargo, como no estaban tan acostumbrado a lidiar con tantos niños y menos si no eran los suyos, le fue imposible pararlos, y en especial cuando los compañeros de enlace comenzaron a intervenir, los dragones comenzaron a lanzar fuego, el lobo aullaba, el hipocampo arrojaba agua y el fulj creó corrientes de aire, cada criatura buscando ayudar a su respectivo compañero de enlace ya que en algo eran parecido los niños: todos eran neutrales.

—Ay… ¿ahora qué hago?...

— ¿Necesitas ayuda jefe? —

Hiccup se volvió hacia quien le había hablado, viendo que eran un joven de unos 17 años, de cabello negro y cuerpo delgado, pero a la vez fornido.

—Por favor, Eret Jr. — Suplicó Hiccup al ver todo lo que había ocasionado.

El joven que, en aspecto, era muy parecido a su padre, lanzó un potente chorro de agua contra los niños y criaturas, para después alzarlos y agitarlos, parecía algo agresivo, pero en realidad los chiquillos se carcajeaban disfrutando de aquella atracción.

A pesar de ser neutrales, a esos pequeños, no les importaba en lo más mínimo dominar algún elemento pues sus padres les habían enseñado lo que realmente era importante.

—Ya basta hermano, vomitarán, y tú tendrás que limpiarles. —Regañó la princesa Astrid de ciudad Aqua, la niña de 13 años que resaltaba en belleza al igual que su madre de la cual había heredado su poder de seid, algo que sorprendió a todos pues no era un poder que se heredara.

Ante el regaño, Eret Jr. cesó los movimientos, dejando a los niños completamente mojados y exhaustos por tanta risa y agitación.

—No se preocupe jefe, nosotros nos encargamos ¿verdad hermano? —Se ofreció la amable rubia, la cual ya tenía preparada unas toallas para los niños.

—Pues ya que. —respondió el mayor rendido.

—Muchas gracias, Astrid y Eret Jr. —Agradeció Hiccup y empezó a alejarse del lugar para descansar del montón de críos.

—¡Oye Jefe! —lo detuvo Eret Jr. cuando ya se había retirado unos cuantos pasos.

—¿Sí?

— ¡Aun me quiero casar con tu esposa! —Le gritó para hacerlo rabiar.

Hiccup sin querer mostrar su molestia, fingió ignorarlo al mismo tiempo que gruñía diciéndose a sí mismo que Eret Jr no era más que un confundido e insignificante muchacho, y ansió con todas sus fuerzas que Hikke y Asdis le dieran batalla, al igual que Tannlos y Regn, los hijos de Toothless y Stormfly quien además eran los compañeros de enlace de sus hijos.

Una vez lejos de los jardines donde les contó la historia a los niños, Hiccup se permitió darse un respiro.

Acababan de volver de un largo viaje y estaba agotado, sus padres cuando se enteraron de que regresarían organizaron una reunión y todos habían acudido. No les dieron ni un momento para descansar a Astrid, a sus hijos, dragones y a él cuando se vieron rodeados por una multitud que los esperaba después de años de ausencia y que ansiaba enterarse de todo.

Pero eran demasiadas cosas que habían pasado como para contarlo en un solo día; su familia y él habían recorrido un sinfín de nuevos lugares donde dieron el mensaje de los dioses, lo cual no les fue nada fácil cuando Astrid se embarazó y nació su hija; sin embargo, ambos aprendieron a coordinarse y a ser padres que, cuando nació su segundo hijo, les fue más fácil hacer sus actividades, y para su gusto, a sus chiquillos les encantaba su estilo de vida.

Lo que realmente había sido difícil, fue hacer que las personas aceptaran el mensaje de los dioses, muchos pueblos los reconocían por haber sido testigos de la última batalla, mientras que otros ignoraban quienes eran, y aún seguían con las absurdas ideas con los que habían sido criados. Lamentablemente, no convencieron a muchas personas de sus ideales, sin embargo, se protegieron con los acuerdos de paz. Conforme eso les sucedía, supusieron que no podrían con todo el mundo y que la humanidad era más terca de lo que se podría reconocer, comprendieron muchas cosas, una de estas fue que no siempre iban a vivir en el sueño utópico que deseaban, por eso habían vuelto a su hogar, aunque fuera por un periodo de tiempo ya que también necesitaban un tiempo para ellos y para la familia.

Una de las cosas que más llamó la atención de Hiccup durante el viaje, fue el incremento considerable de la población de neutrales. Pensó que con el tiempo los elementales se extinguirían, lo cual tal vez era lo mejor, sin embargo, aun así, el humano seguía siendo muy peligroso, por lo que no quedaba de otra más que aceptar lo que el destino les tuviera preparado a las futuras generaciones, por su parte y de su familia, seguirían contribuyendo para que no se repitiera lo que ellos vivieron, ya después el destino dependería de los que siguieran.

Lo único sobre lo que no tenía idea era del poder de Astrid. No dejarían a sus hijos limitarse de amar y tener sus propios hijos, así que no sabían dónde terminaría aquel poder o si se extinguiría como como los elementales lo estaban haciendo, sin embargo, con el tiempo aprendieron a ya no darle importancia ni a preocuparse por lo qué pasaría y sólo se dedicaron a vivir al día.

—¡Hey, Hiccup! —Llamó Toothless quien corriendo junto con Stormfly lo alcanzaron en su caminata. — ¿Dónde dejaste a los monstruos?

—Con Eret Jr. y Astrid Haper… ¿Han visto a mi Astrid?

—Sí, estaba hace unos momentos por aquí, estaba platicando con las chicas. —respondió Stormfly. —Luego vi que se fue en dirección hacia el bosque.

—Muy bien, iré a buscarla, ustedes vayan a ver a los niños, por favor. — pidió Hiccup yendo en dirección hacia donde había señalado la nadder.

Sin embargo, pese a la orden, los dragones permanecieron en su lugar, viendo como Hiccup se perdía más y más de su vista.

— Tss… Stormfly… ¿Quieres espiarlos? —Invitó el risueño Toothless, queriendo recordar antiguas mañas.

—Me encanta espiarlos. —Sonrío la nadder con complicidad, y sacando viejas tácticas de entre sus escamas siguió junto a su pareja al brann.

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Hiccup caminó en dirección hacia donde su corazón le decía que estaba Astrid, para su bendición, su enlace solía a veces funcionar como una especie de mapa para ellos del cual podrían siempre estar al pendiente del uno y del otro, y que, en esta ocasión, lo hizo caminar hasta lo más recóndito del bosque, hasta que dio con un risco que daba vista al mar, en la orilla, Astrid estaba sentada viendo hacia la puesta de sol.

—Hola mi lady... —saludó dándole un beso en la mejilla. — ¿Qué haces aquí?

—Esperándote. —Respondió ella con una sonrisa y se echó hacia atrás un mechón de su largo cabello el cual estaba atacado a una coleta baja.

— ¿Para qué soy bueno?

Astrid, sin borrar la sonrisa de su rostro, sacó un sobre de entre sus ropas, una carta que estaba cerrada con el sello de Bertrol.

—Ayúdame a enviar esta carta, por favor.

— ¿A quién? —Preguntó Hiccup confundido.

Astrid rio picaronamente y se acercó a su oído para contarle un secreto. Hiccup no pudo evitar sonreír con la idea que había tenido su esposa y por supuesto quiso ayudarla en su cometido, así que tomó la carta entre sus manos y la empezó a quemar lentamente.

Los trozos de papel poco a poco se fueron haciendo cenizas y humo conforme el fuego ardía, pronto la carta se consumió y los restos se elevaron con la suave corriente del aire que envolvía al ambiente. Astrid y Hiccup vieron con felicidad como las cenizas del papel se esparcía hacia lo alto llevando consigo un mensaje muy especial, un mensaje que la neutral estaba esperanzada que llegaría con su destinatario.

— Astrid…. No le cuentas todo… todo, o sea… ¡todo! ¿Verdad? —Preguntó Hiccup nervioso.

Como respuesta Astrid se echó encima de él y le robó un besito en los labios.

—Sólo algunas cuantas, no… creo que "muchas" cosas. —admitió ella con una burlona sonrisa.

Hiccup sonrió encantando por todo lo que tenía y lo hacía sentir esa bella mujer.

Ambos se perdieron en los ojos del otro y estar en ese lugar les trajo gratos recuerdos que atesoraban como si de oro se tratara, no había día que no agradecieran que estuvieran juntos, y si había algo que le debían agradecer a la guerra era que los había unido, que gracias a eso tenían a sus dos hermosos hijos, increíbles amigos y compañeros.

No había nada de lo que estuvieran arrepentidos. Las malas acciones y el dolor los habían dejado atrás y sólo se dedicaban a vivir, amarse y disfrutar de todo lo bueno que tenían.

—Te odio. —mencionó Astrid con una sonrisa.

—Pues yo te odio más. —Le respondió Hiccup, cambiándola se posición para quedar encima de ella.

Y no lo postergó más. Acortó la distancia con ella con un apasionado beso, ambos tocándose, acariciándose, besando con ansias los labios de uno y de otro, expresando así lo mucho que seguían amándose, mientras que delante de ellos el sol se empezaba a ocultar y por el otro extremo, dos dragones mirones y sonrientes se deleitaban con lo más bonito que tenía la humanidad.

Sus muestras de afecto, el amor.

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En algún lugar de un resplandeciente cielo, un pegaso blanco se encontraba mirando hacia el mundo terrenal.

"Danger… soy muy feliz, espero que tú también".

—Me alegro mucho por ti Astrid, yo también…

"Soy muy feliz".

Fin.

Editado 21 de julio de 2019

Comentarios:

Nina, sorry por la demora, pero este es el final del final alternativo. Espero te haya gustado. Saludos

Ramn: si, es el mismo del 2015 sólo le cambié algunas cosas, y de cierta manera tenía otros finales, pero basados en el último sacrificio, es decir, en uno de ellos Astrid era la única que se sacrificaba y Hiccup seguía con su vida, y en el otro Astrid entregaba los corazones de todos y el de ella misma, sin poder ver por última vez a Hiccup y a los demás.

Guest: sorry por no avisar que no publicaría, pero ya esta aquí, espero te haya gustado. Saludos.

Referencias e inspiración: El rey León jiji (no me gustó mucho la nueva versión)

En fin, colorin colorado, este fic se ha terminado (de nuevo) . Muchas gracias a los que me acompañaron esta nueva edición.

Saludos.

Comentarios 2015

Ahora sí y como siempre digo, con lágrimas en los ojos me voy despidiendo de este fic, con la canción de créditos "Right here wainting for you de Richard Marx", ambos finales me gustan, y quería que vieran ambas versiones, aunque este fuera algo largo, del cual me permití darle ese agregado final con los descendientes y tomando algo del final original con Danger, ya que sólo lo tenía planeado hasta donde ellos se iban. En fin…

Primeramente quisiera agradecerles por su apoyo en el transcurso del fic, así como la aceptación de este con todos los OC, nunca hubiera pensado qué tan populares se hicieron en especial Danger y Spinel, aunque lo que más me sorprendió fue la aceptación de la trama con la que tanto había alucinado desde hace años. Me alegro que les haya gustado los personajes.

También quisiera agradecer especialmente y con mención a "Georgie Skandar" por prestarme al personaje de Gema, la cual aunque no tuviera un protagónico le dio algo de saborcito a la historia y ayudó a unos de los personajes principales, ahora te la devuelvo intacta tal y como me la dejaste, ¡muchas gracias!

A los que me dejaban constantes reviews y muestras de apoyo, ya fuera aquí en fanfiction, wattpad, mensaje, privado, Facebook, poniéndola en favoritos, seguidos, lectores anónimos ¡son lo mejor!, los enlisto en orden de fanfic XD: Ana Gami, Astrid Hofferson 01, Cathrina 57, DAST Crush, Dragon Viking, FutuWalking, Gaby Chanii, Georgie Skandar, Grecia Da, Heimao 3, I dont know i want to sleep, Juama 14, Junky N7 Virus, Kty Rose, Lady Aira, Love and cute, Luna the wolf dragon, Mayra 58, Megur SD, MeimiCaro chan, Meyrinberk, Mud chan, Nina Chilena, Nucita 030, Omega68 nova, SEBAS GG, Sam Nightfury 98, Tori Berk, Tris, Vanesa 9798Lyrics, Vitany Love, Vivi ntvg, YTG99, bellagemaderubi, emixa26, fakedestiny, harmony abadejo, hillary lopez perez, Irati 53, karinamorenod, kristtana, , mariadelmontem Maylu liya, Nahisasuhias, natas. Karnal, nesari 22, Tatiana abadejo, videl SS.

Siguiendo la lista: Astrid Amezcua, Amai do, Fanatico z, Diane, SAM ARCHER, Ary, Mad fine, Navid, Jessy Brown, Mayu, Steffani, Vanesa Veltran, Dragonaj, Alexa HSGS, Dragons, The ultímate Mexicat, Barby,Sharyalex9812, DLY, Dano92, Anogirl D, Axeex, jessi, Karen kaze, Shazam, argor, anastasia, leris, Hiccstrid, Marcy Hofferson, la roja 09, nany, aileen, el jugador

También: The ridel sel. Frozen Heart dont feel, alma bipolar, Szierixm, jorge 4, Lunavalley 23,Masterovi03, Melodiosa, Novelty White, NuitWizard, Unbreakable warrior, Wreintex225, all you need is suag, alone 2442, Dancing Rainbows, aoutlanderx y todos los guest.

Ahora si con la última sección de comentarios y dudas.

Alexa: Espero que te haya gustado el final XD, este si es el final feliz pero después de haber hecho sufrir a los personajes. Saludos.

Maylu liya: ¿todavía soy una malvada? Astrid si tiene sus poderes nunca los perdió, de hecho por ahí dejé abierto si su poderes se heredarían ya que sus hijos son neutrales, lo dejo a la imaginación. Saludos.

HeiMao3: No te preocupes, espero te haya gustado este final del final alternativo, que raro se lee, en fin gracias por haber leído hasta al final. Saludos.

Vivi: Si tienes un 100 por leerme la mente XD, pero ya todo se resolvió y es el final feliz que supongo que todos querían o la mayoría, espero te haya gustado. Saludos.

Draginaj: Muchas gracias por tus palabras, espero te haya gustado el final y como culminó todo, gracias por leer hasta el final. Saludos.

Vanesa Veltran: Ya todo debe estar aclarado supongo que en este punto, espero te haya gustado este final alternativo. Saludos.

Diane: Tu preocupación terminó, espero te haya gustado el capítulo de esta historia, y seguiré por ahí con otras nuevas, hasta entonces. Saludos.

Steffani: Es el final de esta historia pero habrá nuevas, no me pienso retirar aun y tengo más ideas, espero seguirte leyendo en los futuros fics. Saludos.

Mayu: Muchas gracias, espero te haya gustado el final del fic, del alternativo, muchas gracias por leer hasta el final. Saludos.

Jessy Brown: Espero ye haya gustado el capítulo, que bueno que te haya gustado el personaje de Nero aunque haya sido algo molesto desde el principio. Saludos.

Tris: Casi no entiendo lo que escribes, pero bueno, espero te haya gustado el final y haya sido más feliz. Saludos.

Dragon Vikong: XD, pobre Nero pero de algo sirvió supongo, jajaja, espero te haya gustado el final del final alternativo. Saludos.

Navid: No sé si te habrá hecho llorar pero ya terminó todo, espero te haya gustado, muchas gracias por leer hasta el final. Saludos.

I dont knowi want to sleep: Muchas gracias por tus palabras, ya todo terminó, espero te haya gustado este capítulo, muchas gracias por leer hasta el final. Saludos.

Mad fine: XD, bueno la romantica conversación se dio de otra forma y de hecho preguntando puras cosillas intimas, XD, espero te haya gustado el capítulo, gracias por leer hasta el final. Saludos.

Ary: pues ya no hubo hotcakes, pero espero te haya gustado el cómo terminaron los personajes, algo muy diferente al final original. Saludos.

Sam archer: muchas gracias por todo el ánimo y la comprensión, ya todo quedó resuelto y los personajes tuvieron su final feliz, espero te haya gustado en general este último capítulo. Gracias por leer hasta el final. Saludos.

Ana Gami, bienvenida de vuelta, espero te haya gustado el capítulo final de esta historia al igual que lo demás, espero seguirte leyendo por ahí. Saludos.

Fanatico Z: jajaja no soy hombre, un hombre no podría hacer todo esto, jajaja ntc por si es que eres hombre, espero te haya gustado el final de este final alternativo, que a diferencia es más feliz que el otro con todo e hijos, muchas gracias por leer hasta al final. Saludos.

Amai do: XD, me acordé de esa película conforme iba escribiendo, ahora relacionanste las escenas con la película que te dije, espero que sí y si no soltaré la bomba Facebook como quiera, hubiera subido desde la madrugada, pero no se me guardaron unos cambios y tuve que empezar otra vez, gracias por leer y de igual manera eres una inspiración para mi. Saludos.

A los favoritos, seguidores y lectores anónimos. Muchas gracias por leer, es el fin de la historia pero ya habrá otras nuevas.

Con una ligera reverencia me despido de este fic, y por el momento de ustedes y como dice Mario Bross:

"See you next time"

02 de octubre 2015