Desperté sintiendo unas suaves en mi espalda, sonreí al saber de quién eran.
—Freddy —suspiré.
Me giré para verlo a los ojos, estaba apoyando su mejilla derecha sobre su mano, me sonrió de regreso, y entonces, comenzó a acariciarme desde mi vientre hasta el valle de mis senos y de regreso.
—Ayer te dormiste muy rápido.
Me perdí en mis recuerdos por un momento, la noche anterior Freddy me había dicho que tenía planeadas unas cosas que no eran aptas para menores, me sonrojé al saber lo que planeaba.
—Freddy yo...
No me dejó terminar la frase, pues estampó sus labios sobre los míos, le correspondí al beso a como podía, me sentía un poco insegura, a pesar de que ayer fui yo quién lo provocó, me sonrojé al volver a recordar eso.
Freddy rompió el beso, para comenzar a besar mi cuello, mientras su mano traviesa acariciaba mi pierna, con claras intenciones de subir hacia mi intimidad.
Sentí mi cuerpo estremecerse ante sus caricias, estaba nerviosa, pero eso no me impidió dejar que continuara explorando mi cuerpo, posé mis brazos temblorosos sobre su espalda, aferrándolo más a mi.
Justo cuando la mano de Freddy había tomado la playera grande que usaba como pijama, unos sonidos fuertes en la puerta nos hicieron congelar en el acto.
—¡Freddy, Yazmin, vengan rápido! —gritó Bonnie desde el otro lado.
Creo que fue la primera vez en que lo escuché tan alterado, en especial porque él siempre era el más tranquilo de todos.
—Tu vístete, yo iré con él —habló Freddy, se veía un poco desilusionado.
Con pesar, se quitó de encima mío y bajó de la mesa, antes de que se fuera, lo tomé de la mano, él se giró un poco para verme, me puse de puntillas y le di un beso en los labios, Freddy me tomó de la cintura, acercándome más a él y profundizando más el beso.
No sabía porque, pero sentía la necesidad de besarlo como si fuera el fin del mundo.
—Te amo —le susurré cuando rompimos el beso.
—Y yo a ti —se encorvó un poco para posar su frente sobre la mía—, anda vístete.
Salió del Backstage dejándome sola, suspiré un poco desganada, extrañamente, no me sentía de ánimos para nada, me puse mi habitual traje de animadora y me peine con una cola de caballo, salí del Backstage y en cuanto cerré la puerta, me dieron ganas de volver adentro.
Todos estaban reunidos frente a mí, Freddy fue el primero en darse cuenta de mi presencia, cuando sus ojos se toparon con los míos, vi reflejado el miedo, como cuando el hombre de morado intentó matarme.
En ese instante supe que algo estaba mal, algo había ocurrido en la pizzería, y ese algo no podía ser nada más ni nada menos que el hombre de morado.
—Yazmin… —Freddy me embistió en un gran abrazo, apretujándome contra su cuerpo—, no quiero perderte.
Sus palabras me causaron un vuelco en el corazón, pero también, me desconcertaron un poco, ¿por qué me decía esto?.
—¿Freddy qué pasó?.
Me miró a los ojos con pesar, desenredó sus brazos de mi cuerpo, pero en cambio los posó en mi cintura, y con algo de temor, me guió hasta donde estaban los demás reunidos.
Al verme, se apartaron, cada quien con sus respectivas parejas, fue entonces cuando mi mirada recayó en la mesa de fiesta, cerré mis ojos rápidamente al ver unas fotografías allí, sabía de ante mano quien las había tomado, ya no quería saber nada de él, sólo quería que lo atraparan y ya.
—Yazmin, esto se está saliendo de control.
Las palabras de Bonnie me hicieron abrir los ojos, con temor, tomé las fotografías en mis manos, esta vez, sentí un temblor invadir mi cuerpo cuando vi quienes estaban en las fotos, en la primera, Bonnie y Arlen hablaban sentados en una de las mesas de fiesta, se veían alegres, en la segunda, Foxy y Chica estaban en el Show Stage tomados de la mano, parecía como si Foxy le estuviera recitando algo a Chica, en la última foto, me sorprendió el hecho de que había sido tomada ayer, Freddy y yo nos estábamos mirando de reojo, ambos estábamos jugando con unos niños.
Lo que más me preocupó, fue que ahora también había involucrado a los demás, ya no solo a mí, le di la vuelta a la foto para ver si no había nada más, pero lo que vi me dejó más asustada aun.
—¿Yazmin que pasa? —Freddy me había girado entre sus brazos para verme a los ojos, le tendí el reverso de la foto—, sé que se están aliando con ellos para atraparme, pero jamás lo harán, y lo dejaré muy en claro pronto —leyó en voz alta para que todos escucharan.
Cuando terminó de leer la nota, me aferró a su pecho y a la vez, yo misma lo abrazé aferrándolo a mi, planeaba volver a venir, pero esta vez sería la definitiva.
Fue entonces que comencé a temer por mi vida, sabía que les había prometido ayudarlos, incluso a costa de mi vida, pero ahora, teniendo a Freddy a mi lado y viviendo con él, me había dado cuenta de que no quería dejarlo, aunque ellos descansaran en paz en cuanto el hombre de morado fuera atrapado, no quería separarme de Freddy…pero ya estaba decidido.
Me separé un poco del pecho de Freddy para ver a los demás, obviamente todos estaban asustados, pero teníamos que afrontarlo, esta sería su oportunidad de ser libres al fin.
—Tenemos que planear como atraparlo ya.
Todos me miraron un poco sorprendidos de mis palabras.
—¿Pero cómo? —preguntó con temor Chica—no sabemos ni siquiera cuando va a venir.
—Lo se, pero tenemos que empezar a idear algo, no podemos enfrentarlo y simplemente esperar a que todo resulte bien.
—Opino que lo primero sería que la policía esté al pendiente de la pizzería —comentó Arlen.
—Pero si está cerca es más que obvio que no atacara, necesitamos que este aquí, que lo atrapen aquí, y para eso seré la carnada.
El ambiente de inmediato se tornó pesado, todos esperaban a que Freddy se opusiera o algo, pero él en cambio, sólo se quedó callado.
—¿Entonces nosotros que hacemos? —preguntó Bonnie.
—Infundirle miedo —Puppet se abrió paso entre nosotros hasta quedar a mi lado. —, más de una vez nos ha visto con horror, tenemos que asustarlo y darle tiempo a las autoridades para llegar y atraparlo.
—¿Y yo que puedo hacer? —preguntó Arlen.
No quería que se involucrara en esto, pero al final, el hombre de morado la había incluido en el juego.
—Arlen no quiero que tú también arriesgues tu vida —hablé, intentando hacerla recapacitar.
—No te preocupes, si puedo hacer algo por ustedes…entonces lo haré.
Por un momento me sentí identificada con ella, por su fuerza y valor de seguir aquí con nosotros, luchando por la libertad de todos y por la justicia contra el hombre de morado.
—Bien, entonces, cuando el hombre de morado llegue, tu llamarás a la policía y les dirás lo que sucede, Bonnie, no quiero que te partes en ningún momento de ella, serás su escudo, si el aún les tiene miedo puede que al verlos no haga nada y salga huyendo.
—Entendido —asintieron los dos al mismo tiempo.
—Foxy y Chica, ustedes lo distraerán, independientemente de lo que él haga, ustedes intenten ganar tiempo lo más que puedan.
—Hecho —respondió Foxy.
—En cuanto venga la policía Freddy y yo saldremos y nos enceraremos con el hombre de morado en los baños, entrará en pánico cuando la policía empiece a tirar la puerta y será entonces cuando me atacará en un acto desesperado, la policía verá la escena y se ira derecho a la prisión.
Nadie me discutió ese punto, aunque si miraron con algo de temor a Freddy, pero ya estaba decidido: hoy sería el día en que el hombre de morado al fin nos dejaría de perturbar, el día donde por fin ellos serían libres.
El reloj sonó, anunciando que ya eran las seis de la mañana, Arlen fue a la sala de guardia nocturno acompañada de Bonnie, Chica y Foxy caminaron en dirección al escenario y Puppet simplemente desapareció.
Me giré, haciéndole frente a Freddy, sabía de sobra que estaba angustiado y por demás nervioso, pero era la única salida que por el momento corría por mi mente, tenía que jugarme ese pensamiento de que el hombre de morado les temía y no les haría daño.
—Se que no tiene caso que lo pregunte de nuevo después del discurso que has dado pero…¿estás segura de hacer esto? —me preguntó visiblemente inconforme.
Le sonreí a medias y levante mi mano para acariciarle la mejilla, quería decirle que ya no estaba tan segura de todo esto, pero prefería callarme y sonreírle como nunca lo había hecho, irradiando toda la felicidad y alegría que sentía al estar a su lado.
Me abrazó, apretujándome contra su pecho, no me importaba si me rompía las costillas en ese abrazo, mientras no me dejara de abrazar con ese sentimiento de cariño y calidez que se irradiaba de él.
Nos tuvimos que separar al escuchar unos pasos que se aproximaban a nosotros, Freddy me dio una última mirada, y sin más, corrió hasta quedarse en su posición de siempre, al lado de Chica y Bonnie.
—Oye tu —me giré, viendo al gerente entrando con una caja entre sus manos—, ayúdame a cargar las cajas que faltan.
Dejó la caja que traía entre sus manos en una mesa, lo acompañé a la entrada y vi que había tres cajas en el suelo, me extrañó eso, pero le di por su lado. Tomé una y caminé de regreso a la pizzería, no pesaba mucho, además de que la distancia no era demasiada.
Cuando por fin dejé la última caja sobre una de las mesas, el gerente volvió de su rondín por la pizzería, ya que no me había ayudado a meter las demás cajas.
—¿Qué hay en estas cajas?.
—Se ha estado anunciando un evento en la pizzería, sobre que los niños podrán dibujar a su personaje favorito y podrán colocar su dibujo por la pizzería —soltó a la ligera—, dos cajas tienen peluches para ellos, y las otras dos, papel y colores para sus dibujos— anunció antes de irse.
Sentí como si el mundo se desvaneciera, el hombre de morado planeaba venir cuando habría más niños en la pizzería.
—Ese maldito, ¿cómo es posible que te haya dejado sola cargando esas cajas? —cuestionó Freddy a mi lado.
—No es nada, pero me preocupa que vengan muchos niños a la pizzería estando vigente la amenaza del hombre de morado.
Elevé un poco mi rostro para mirar a Freddy, él sólo me abrazó reconfortante, no quería salir de la agradable prisión de sus brazos, quería quedarme en ella para siempre, sintiendo su calidez. Pero tenía que enfrentarme a la realidad.
—¡Ya quiero que lleguen los niños y nos dibujen! —gritó chica emocionada.
—Estoy ansioso por ver como decoran la pizzería con sus dibujos —respondió Foxy al lado de Chica.
—¿Pero creen que alcance con todos los niños que vendrán? —preguntó Bonnie, uniéndose a ellos.
—¡Claro que sí!, ¡mira cuantos dibujos nos harán con todo este papel! —le respondió entusiasmado, abriendo una de las cajas.
Chica se divertía con las cajas de los peluches, mientras de Foxy y Bonnie se imaginaban cuantos dibujos habría por la pizzería, al ver la cantidad de papel que había en una de las cajas.
Yo solo sonreía por ellos, parecían niños con juguetes nuevos, felices y llenos de vida, como si hubieran olvidado por un momento la amenaza que nos habían hecho.
—Tranquila, yo te avisaré cuando vea algo sospechoso.
Escuché la voz de Puppet retumbar en mi mente, tenía razón, debía de calmarme y estar feliz igual que los chicos, después de todo, si este sería mi último día, tenía que vivirlo al máximo, o por lo menos, ser feliz por estar con ellos.
Miré hacia la mesa y vi las fotografías del hombre de morado, ligeramente debajo de una caja, las tomé, echándole un último vistazo a la nota del reverso de una de ellas, y sin más, las rompí sin dejar evidencia, no necesitaba una crisis histérica entre los niños al encontrar esas fotografías. Dejé los restos en el Backstage y regresé a dónde estaban los chicos.
Ni tiempo dieron los niños de mover las cajas a un lugar donde no estorbaran, llegaron por montones a la pizzería a penas el reloj dio las ocho, no me daba abasto entre tantos niños pidiéndome papel y colores para sus dibujos, al final, opté por mover las cajas al suelo y hacer una fila de niños para que tomaran sus papeles, colores y un peluche.
Apenas les daba las cosas, salían disparados a dejarles el peluche a sus padres para que se los cuidaran, y después, se sentaban en una de las sillas para comenzar con sus obras de arte, Freddy, Bonnie y Chica ni siquiera habían dado su show, al contrario, Chica me ayudaba a darles las cosas a los niños, mientras Bonnie y Freddy estaban atareados, yendo de allá para acá porque los niños los querían como modelos para sus dibujos.
—Chica, si quieres ya puedes ir a hacer las pizzas, yo me encargo de los niños.
—¿Segura?.
—Si, además, no tardan en tener hambre, y será mejor que ya haya algunas pizzas hechas para no estar como ahora con el papel y los colores —le dije sonriente.
Me devolvió la sonrisa y se fue disparada a la cocina para comenzar con las pizzas, no me daba abasto con los niños, hasta juraría que se multiplicaban a cada minuto que pasaba. Sentí como alguien tiraba de mi vestido, miré quien era y me sorprendí al ver a un niño acompañado de otros cinco más, mirándome insistentes con sus dibujos en mano.
—¿Puede poner nuestros dibujos en la pared? —me preguntó inocentemente, extendiendo su dibujo hacia mí.
—Pero yo… —comencé a entrar en pánico cuando vi como más niños se comenzaban a unir a los que estaban frente a mí— ¡un momento por favor!.
Escondí mi cabeza en la caja donde estaban los colores, el gerente no me había dicho nada sobre como poner los dibujos en la pared, tenía que haber algo para ponerlos en la pared, hilo, pegamento, cinta, ¡algo!.
Cuando terminé de sacar los colores que faltaban en la caja, vi que hasta el fondo había unas cuantas cintas grandes color beige.
—¡Qué tal marineros!, ¿alguien quiere jugar conmigo?.
Juraría que su voz fue como la de un ángel, tomé dos cintas y saqué mi cabeza de la caja, viendo como los niños de inmediato comenzaron a gritar y a ir alrededor de Foxy emocionados.
—¡Foxy!, tu dales los papeles y colores a los niños.
Ni tiempo le di para protestar, los niños comenzaron a ir en multitud por más papel y colores al ver que quien se los daba era él. Por mi parte, me fui con un montón de niños para comenzar a colocar los dibujos en las paredes de la pizzería.
En menos de lo que esperaba, ya había forrado la parte inferior de la pizzería con dibujos de los niños, pero aún faltaban más por poner, y ya sólo me quedaban dos cintas y media para colocar los que faltaban, aunque ahora, mi principal problema era que no alcanzaba a estirarme más arriba para poner los dibujos.
—Te ayudo.
Y sin previo aviso, Freddy me tomó de la cintura y me elevó para que pudiera poner el dibujo en la parte de arriba, me sonrojé por eso, pero aun así logré pegar el dibujo en la pared sin caerme en el intento.
Freddy me dejó en el suelo, los niños nos veían asombrados, y fue entonces que todos se abalanzaron sobre Freddy para que los levantara y pudieran poner sus dibujos en la pared.
Me reí ante la escena, Freddy no sabía qué hacer con tantos niños a su alrededor, al parecer se había puesto nervioso, pero aproveché esa oportunidad para escapar a la cocina y sentarme un rato.
Cuando abrí la puerta de la cocina, vi por primera vez a Chica sentada, descansando de hacer pizzas.
—¿También te consumió su energía? —pregunté, sentándome a su lado.
—La verdad, jamás había visto a tantos niños tan hiperactivos, creo que por primera vez me he cansado de hacer pizzas.
—No te preocupes, ya verás que pronto podremos descansar, no falta mucho para que sea la hora de cerrar —intenté animarla un poco.
—El día se fue demasiado rápido.
—Lo se, anda, vamos a fuera con los chicos, también ellos necesitan un descanso de los niños.
Chica me miró un poco pensativa, pero aun así, me sonrió y caminó a mi lado, salimos de la cocina, era extraño que no se escuchara el ruido que instantes atrás había escuchado.
Justo cuando empecé a buscar con mí mirada a los niños, fue que me di cuenta de que el lugar estaba solo, no había nadie.
—Fre…
Mis palabras murieron en mi boca cuando vi quien estaba frente al Show Stage, en ese instante entré en pánico, Chica al ver al hombre de morado se transformó en una fiera, lo único que vi, fue como ella corría velozmente hacia él y comenzaban a forcejear.
Aproveché ese momento para buscar a los demás, lo primero que hice fue ir a la sala del guardia nocturno, ahí me llevé la sorpresa de que había unos padres con su hijo, se refugiaban en el suelo, apoyados en la pared.
Sentí alivio al verlos, pero también pánico, si ellos se quedaban ahí correrían peligro, tenía que sacarlos cuanto antes.
—Tu sácalos de aquí, los chicos y yo nos encargamos de él —escuché la voz de Puppet en mi mente.
Sin perder tiempo, me acerqué a ellos, estaban muy alterados, la señora lloraba abrazando a su hijo, mientras el señor la abrazaba intentando calmarla.
—Escuchen, necesito sacarlos de aquí rápido, pero necesito de su ayuda, quiero que se calmen, yo los ayudaré a salir.
La señora me miraba renuente, pero el señor se había encargado de convencerla, nos levantamos con cuidado; yo estaba delante de ellos, guiándolos hacia la salida, el señor estaba detrás de mí, aferrando a su esposa de la mano, mientras el niño permanecía entre los cuerpos de sus padres, aferrándose a ambos, teníamos que salir rápido de aquí.
Caminamos con cuidado por el pasillo hasta que llegamos a las mesas de fiesta, me giré hacia ellos, señalándoles con mi mano que se quedaran quietos y que no hicieron ningún ruido.
Sentía mi corazón latir ensordecedoramente contra mi pecho, sus latidos haciendo que mi cuerpo temblara, además de que el miedo y la adrenalina no ayudaban de mucho, era como tener un terremoto interno, además de la constante sensación de que algo saltaría de pronto en mi cara.
Suspiré intentando calmarme, algo que obviamente no conseguí, el miedo era tanto que me estaba empezando a costar pensar; con temor, asomé un poco mi rostro por la esquina, para ver si aún seguían ahí el hombre de morado y Chica, pero no vi nada.
—¡Corre!.
Sin perder tiempo, tomé la mano del señor y lo hice seguirme hacia la salida, tenían que salir antes de que el hombre de morado los viera, cuando por fin estuvimos fuera, me pude dar un pequeño respiro, sentía como si mi corazón quisiera explotar ante tanta presión.
Los señores apenas verse afuera, intentaron huir corriendo, algo sumamente comprensible, pero necesitaba que me ayudaran.
—¡Esperen! —los detuve, poniendo mi mano sobre el hombro del señor, se giraron mirándome con miedo—, sé qué último que quieren es que los detenga, pero por favor, necesito que llamen a la policía y que les digan que hay un loco en la pizzería.
La señora de inmediato tomó el brazo de su esposo, tirando levemente de él para que se fueran, se miraron a los ojos, el miedo era palpable en el aire; justo cuando creí que se marcharían, el señor sacó su celular del bolsillo de su pantalón y marcó a la policía.
—Si, tengo una emergencia…en la pizzería Freddy´s Fazbear…si, un hombre entró alzando un cuchillo y comenzó a amenazar a los niños con él…si estamos bien…una señorita nos ayudó a salir…gracias, apresúrense por favor —y con eso finalizó la llamada.
—Gracias, muchas gracias —le regalé una sonrisa y sin más, corrí hasta la pizzería, ahora solo tenía que retenerlo unos cuantos minutos hasta que la policía llegara.
Entré en la pizzería, sintiendo de nuevo como mi corazón latía desenfrenado, con pasos lentos y temerosos, caminé hasta estar frente a las mesas de fiesta.
Fue entonces, que me di cuenta de que en el suelo había manchas negras, además de cables y relleno para peluches.
—Chicos… —al instante atravesaron mi pensamiento.
Seguí el rastro de aceite y relleno, el miedo me inundó cuando llegue frente a la Pirate´s Cove, me asuste al ver como la cortina estaba hecha jirones, muy apenas cubría la entrada.
Con mi mano temblorosa, tomé un trozo de lo que antes era la cortina que cubría el lugar, y de un tirón, la aparte, tirándola al suelo, cuando mi rostro vio al fondo de la Pirate´s Cove, sentí como mi corazón se paralizó.
Chica estaba sentada, con Foxy entre sus piernas, pero se veía en muy mal estado, sus piernas platinadas sobresalían de entre el escaso peluche que lo forraba por fuera, su estómago tenía un gran corte por donde se podían ver cables y algodón manchado con el líquido negro, lo único que aún se conservaba como antes era su rostro.
Por su parte, Chica estaba un poco más intacta, solo tenía cortes en sus brazos, por donde se podían ver más cables sobresalientes, el babero que le cubría el pecho estaba manchado con el líquido negro que salía de Foxy, pero aun así, ella lo seguía mirando con sus ojos cargados de amor.
—¿Qué les hizo? —fue más una expresión de terror que una pregunta.
—Jugábamos con los niños, pero de la nada, las risas se convirtieron en gritos de terror, y antes de que nos diéramos cuenta, el hombre de morado comenzó a perseguir a los niños con un cuchillo en la mano —vi como escondía su mano izquierda en su costado derecho, y de la nada, tiró a mi pies un cuchillo, estaba lleno del líquido negro —un recuerdito.
Flexioné un poco mis piernas para tomar el cuchillo, limpié el líquido negro en mi vestido, casi podía sentir como si el cuchillo me pidiera a gritos volver con su poseedor.
—¿Dónde están?.
—Bonnie y Freddy se encerraron en el baño con él —respondió Chica.
—Bien, iré con ellos, la policía no tarda en llegar, no se preocupen, hoy serán libres.
A pesar de que lo dije con una sonrisa, sentí como esa sonrisa no tocó mis ojos, era más que normal, en especial porque sabía lo que se avecinaba, salí de la Pirate´s Cove y caminé con pasos temblorosos hasta la puerta del baño, posé mi mano en la puerta, les di una última mirada, y sin más, me adentré en el baño, me aferré al cuchillo que portaba en la mano derecha, tratando de darme valor a mí misma.
Cuando vi la escena que se alzaba frente a mis ojos, me paralicé al instante.
Bonnie estaba recargado en la pared al lado de la puerta, le faltaba la oreja izquierda, su brazo derecho estaba mutilado, sus piernas y rostro estaban intactos, habría pensado que él pudo haber salido de ahí cuando quisiera, pero al mirarlo más detenidamente, vi que el peluche que estaba en su pecho y estómago no estaba, lo único que relucía era su esqueleto platinado que se veía acribillado a lo que parecían ser cuchilladas, aunque también se veía como si lo hubieran agujerado, los cables sobresalían del enorme agujero que tenía entre el pecho y el estómago, además, tenía un charco de líquido negro debajo de él.
No pude evitar mirar sus ojos, estaban cerrados, parecía un niño durmiendo, le regalé una sonrisa cariñosa, ya pronto estaría mejor.
—Hola amiguita —su voz "amigable" me hizo estremecer, desvié mi mirada de Bonnie hacía él, el maldito loco que le encantaba el morado y tenía un fetiche por asesinar niños. Aferré más el cuchillo a mi mano, cubriéndolo con mi vestido—, que bien que te has unido a la fiesta.
Una sonrisa retorcida surcó sus labios, al tiempo que elevaba sus manos en un gesto despreocupado, fue ahí, que vi como en su mano derecha, portaba el garfio de Foxy. Mis ojos se ensancharon en sorpresa, y por reflejo, miré a Bonnie, eso era lo que le había causado tantos cortes y daño en su esqueleto platinado.
—¿Por qué haces esto? —fue lo único que logré decir, el miedo me paralizaba el cuerpo, además de que no dejaba de temblar como una hoja.
Su sonrisa desapareció de la nada, y se mostró serio, cuando su cara no reflejaba nada más que seriedad pura, me dio aún más miedo, ese rostro inexpresivo sólo me hacía pensar que en cualquier momento, sonreiría como un loco y me atacaría de la nada.
—¿Qué por qué lo hago? —comenzó a reír— ¿no es más que obvio?, por los niños, los niños son mi vida, ellos quieren ser felices y yo les concedo su deseo.
Su risa comenzó a ser más fuerte, se retorcía de la risa, fue entonces que me di cuenta de que Freddy estaba detrás de él, sentado en el suelo y recargado en la pared. En ese instante, mi corazón dejó de latir, y fue como si el tiempo se hubiera detenido por unos instantes.
Freddy…no, tu no…
—¿He?, ¡o si!, tu novio Freddy, creo que es un buen momento para que se despidan mutuamente —caminó velozmente hasta mí, me tomó bruscamente del brazo y me tironeó hasta quedar frente a Freddy, tomó mis hombros y me empujó hacia adelante, haciéndome caer de rodillas.
No podía creer que Freddy estuviera así, no podía y no quería creerlo, levanté mi mano temblorosa hasta su mejilla, la acaricié con temor de lo que pudiera pasar.
—Freddy… respóndeme.
Las lágrimas comenzaron a salir de mis mejillas como una cascada, no las podía detener, cada latido de mi corazón más doloroso que el anterior, me estaba empezando a costar respirar por el dolor en mi pecho, posé mis manos sobre mi corazón, intentando calmar el dolor que sentía por dentro.
—No te preocupes niña, muy pronto serás igual de feliz que ellos —habló con un tono risueño que no venía tono con la situación—, sólo tienes que respirar profundo y…
Mi espalda estaba sensible, casi hasta podía sentir la sombra de su mano al levantar el garfio por sobre mí, en ese instante no me importó que mi vida pendiera de sus manos, en lo único en lo que podía pensar era en Freddy, en que les había fallado.
Cerré mis ojos, esperando a que terminara con mi vida, pero de la nada, escuché como alguien forcejeaba con el hombre de morado, abrí mis ojos y lo primero que vi, fue que el cuerpo de Freddy no estaba, me giré viendo que era él el que estaba forcejeando con el hombre de morado, y desde mi punto vista, pude ver el porque estaba sentado en el suelo, el hombre de morado le rasgaba y apuñalaba la espalda con el garfio de Foxy, lo cual había causado que su esqueleto platinado se viera y estuviera dañado.
—¡Yazmin! —gritó Freddy, lo observé expectante, giró un poco su rostro, mirándome a los ojos—, ¡hazlo ya!.
¿Qué?
Sentí como una fuerza extraña movía mi mano izquierda, cuando volteé a verla, fui consciente de que aún tenía el cuchillo del hombre de morado, hasta parecía que quería reunirse de nuevo con él… y yo no pensaba negarle su deseo.
Aún con mis piernas un tanto temblorosas, me levanté del suelo empuñando el cuchillo y corrí la poca distancia que había hasta llegar a Freddy, me escabullí por su derecha, y sin más, clavé el cuchillo con la fuerza que me dio la adrenalina en el costado del hombre de morado.
—¡Gra!.
Su grito me hizo estremecer, pero lo que en verdad me asustó fue que Freddy se desvaneció sobre mí, muy apenas logré mantener el equilibrio y con pesar, fui arrodillándome hasta dejarlo sentado en el suelo.
—Yazmin… —sentí como la mano de Freddy acariciaba mi mejilla—, vete…
Sus ojos me miraban un poco con pesar, pero también los veía brillar con una chispa de amor.
—Te prometí que me quedaría contigo, y lo cumpliré hasta el final.
Le acaricié la mejilla, nuestros ojos estaban perdidos en los del otro, fue entonces que sentí un dolor punzante en mis costillas derechas, sentía como si tuviera algo en el pecho e instintivamente tosí, manchando las piernas y parte del pecho de Freddy con sangre.
—Un pequeño regalo por reunirnos de nuevo a mi querido amigo y a mí —escuché las palabras del hombre de morado, respiraba dificultosamente, sentía como si el agua se me hubiera ido por el lado equivocado y tenía la necesidad de toser para intentar aliviar mi apuro—, si me disculpan, tengo que escapar otra vez.
Anunció para luego, salir del baño riendo como un maníaco, por mi parte, aun no podía creer que tuviera el garfio de Foxy incrustado en mis costillas, empezaba a sentirme débil.
—Maldición.
Sentí como Freddy me tomaba de los hombros y me acercaba más a él, tosí de nuevo, manchando el piso con mi sangre, Freddy me dejó a su lado, recargada en la pared— no debiste intentar incluirte en ese grupo de niñas mimadas, ahora mismo estarías en tu casa a salvo.
Sonreí con ironía.
—Si me hubiera hecho eso…—interrumpí mis palabras para toser de nuevo—, jamás habría conocido a tan buenos amigos…y a este oso malhumorado, celoso y cariñoso.
Le regalé una sonrisa cansada, Freddy acarició mi cabello, cerré mis ojos, dejándome llevar por la agradable sensación de calidez.
Fue entonces que se comenzó a escuchar ruido en el local, muchas sirenas de patrullas resonaban, además de las voces de lo que supuse, eran policías, lo único que me quedaba esperar, era que atraparan a ese maldito.
Y con ese pensamiento, me sumergí en el mar de mis recuerdos, recuerdos de mi niñez, cuando jugaba con mi mascota, cuando mis padres me llevaban al parque cerca de la casa y jugaban conmigo, cuando comencé a experimentar el rechazo de mis compañeros en la escuela, el cómo me terminé exiliando de ellos y centrándome en mi propio mundo, el cómo en secundaria y aun en la preparatoria me dejaba llevar por mis fantasías locas de adolescente, el como llegué aquí a la pizzería y conocí a los mejores amigos que jamás habría encontrado en otro lugar, pero por sobre todo, el cómo conocí y me enamoré de Freddy.
Me dejé desvanecer por el recuerdo, ya no escuchaba nada de lo que se oía en la pizzería, ahora sólo me centraba en ese bello momento cuando por fin Freddy yo decidimos comenzar nuestra relación.
Después, todo se hizo negro y lo único que sentía, era una enorme paz en mi alma y un gran alivio en mi corazón…
.
—Yazmin…—escuché mi nombre a lo lejos, sentía como mi cuerpo estaba más ligero, casi me atreví a compararlo con el peso de una pluma—, Yazmin—la voz se escuchaba en eco, pero la oía muy cerca de mi—, Yazmin.
Esa voz era la de…
—¿Freddy? —pregunté con cierta desconfianza.
Abrí mis ojos, parpadeando un poco, acostumbrándome a la inusual luz blanca, por instinto, me senté y miré a mí alrededor, fue entonces que vi a unos niños rodeándome en lo que parecía ser una especie de nube.
—¡Al fin despertó! —chilló una niña emocionada, tenía su cabello dorado atado en dos coletas.
—¿Chica?.
—Buenos días damisela —habló un niño pelirrojo un poco despeinado.
—¿Foxy?.
—Hola —dijo tímidamente un niño de cabello castaño un tanto largo.
—Bonnie.
—¿Supongo que no hace falta que yo me presente verdad? —dijo un niño de cabello castaño un poco más claro que el de Bonnie, estaba a mi lado izquierdo de la nube, con una sonrisa en su rostro, sabía perfectamente quien era.
—Freddy —sin darle tiempo a reaccionar, lo tomé de los costados y lo senté sobre mis piernas, estrujándolo contra mi pecho enérgicamente.
—Oye basta, me haces sonrojar.
Separé un poco a Freddy de mi pecho, viendo como sus mejillas estaban teñidas levemente de rojo, sonreí por eso, entonces un fugaz recuerdo asaltó mi mente.
El hombre de morado me había arrebatado la vida.
Los miré más minuciosamente, me di cuenta de que chica y yo teníamos unos vestidos blancos, largos que llegaban hasta nuestros tobillos, y los chicos tenían una especie de playera larga blanca, que también les llegaba a los tobillos, además de que todos tenían un lindo adorno en la cabeza.
—¿Qué pasó?.
—Ven para que lo veas —dijo Freddy.
Bajó de un salto de mis piernas, y me tendió la mano, acepté su gesto y posé mi mano sobre la suya, moví mis piernas hacia la orilla de la nube y me impulsé para bajar, cuando mis pies tocaron el suelo, descubrí que este también era hecho de nubes, pero parecía como si hubiera una especie de cristal, pues las nubes se movían pero el piso seguía estable.
—¡Vamos! —chilló emocionado Foxy.
Salió corriendo y Chica y Bonnie lo siguieron animados, Freddy por su parte, me dio un leve tirón para que los siguiéramos, le sonreí, aferrándome más a su cálida mano, y sin más, seguimos a los chicos.
—¡Ya empezó! —dijo alegre Chica.
—¿Empezó qué? —pregunté al reunirme con ellos.
Vi como del suelo se levantaba una pequeña base circular, con una especie de vidrio redondo sobre ella, el cual comenzaba a proyectar imágenes, era casi como estar viendo una película, nos sentamos alrededor de él y comenzamos a ver lo que se reflejaba.
Veía la pizzería desde el techo, cómo los policías entraban en el local, buscando al hombre de morado, comenzaron a inspeccionar el lugar, y fue entonces que dieron con Freddy y conmigo, al verme llamaron a los paramédicos para que me atendieran.
Dos de ellos entraron en los baños y rápidamente al verme, se acercaron a ver mi herida, uno de ellos me tomó el pulso colocando sus dedos en una parte de mi cuello.
—¿Sigue viva? —preguntó un policía.
El paramédico solo negó con la cabeza, los policías asintieron, vi como entre ellos mismos, tomaron mi cuerpo y lo recostaron en el suelo, para luego, sacar el garfio de mis costillas.
—El garfio debió de perforarle un pulmón por la sangre que tiene el animatrónico en las piernas —anunció el paramédico.
—Entonces es culpable de su muerte —dijo el policía, para luego, salir a revisar el lugar.
Los paramédicos salieron y en su lugar entraron tres hombres con trajes blancos que inspeccionaron el baño.
—¡Alto!.
Vimos cómo alguien corría con una cabeza de lo que parecía ser un Bonnie en color dorado, me extrañó eso, jamás había visto esa cabeza.
—¡Atrapen al asesino! —habló uno de los policía con su comunicador a los que estaban esperando afuera.
En cuanto el tipo con la cabeza de Bonnie puso un pie fuera de la pizzería fue embestido por los policías y sometido en el suelo. Después de eso, colocaron sus manos detrás de él y lo esposaron, para luego, subirlo a una patrulla y llevarlo ante una corte de justicia; cuando los policías abandonaron la pizzería, más hombres con trajes blancos llegaron y comenzaron a inspeccionar todo el lugar de arriba abajo.
En menos de lo que pensábamos, ya habían llevado al sujeto ante la corte, el cual, resultó ser el hombre de morado, al parecer, en su intento de huida, había planeado ponerse el traje de un viejo animatrónico que estaba oculto detrás de una pared falsa, cuando se colocó la cabeza, no vio que en realidad tenía unos mecanismos que terminaron por fijarse a su cabeza, penetrando en su piel y casi incrustándose en los huesos de su rostro.
Cuando los policías expusieron el caso ante la corte, ellos no dudaron en culparlo por mi muerte, dándole diez años de prisión, y como parte de su castigo, lo condenaron a permanecer con la cabeza del traje de Bonnie dorado todo el tiempo que durara su condena, pero como aún seguían las investigaciones sobre la pizzería y la vieja leyenda de los niños asesinados, decidieron dejar el caso abierto, por si en cualquier caso, lograban encontrar los cuerpos de los niños.
Después de eso, la base volvió a desaparecer en el suelo.
—¿Eso significa que son libres? —pregunté un poco confundida.
—Si, ya no tenemos que estar en esa pizzería —respondió alegre chica.
Vi como entre ellos mismos se abrazaban, sin duda, por fin podrían estar en paz, sin tener miedo de que el hombre de morado intentara asesinar a una nueva víctima. Al verlos abrazándose, un pensamiento cruzó por mi mente.
—¿Oigan y Puppet?.
Rompieron su abrazo y se miraron entre si, notando que el mencionado no estaba.
—¿Aún no ha llegado?, entonces debe de estar esperando a que encuentren nuestros cuerpos o a que la condena del hombre de morado sea más grande —respondió Bonnie.
—No ha de tardar en llegar, pero por lo pronto, vamos a disfrutar de este lugar —propuso Foxy.
Chica y Bonnie saltaron emocionados, los tres salieron corriendo, y de la nada, el suelo que ellos pisaban se convertía en pasto, el cual se extendió hasta que vimos montañas a lo lejos, miraba sorprendida como todo se transformaba casi por acto de magia.
Para cuando nos dimos cuenta, muchos niños se habían reunido con ellos y comenzaron a jugar todos juntos, adolescentes y adultos paseaban por alrededores, disfrutando el viento fresco que comenzaba a soplar de la nada, no cabía duda de que el cielo era magnífico.
—Vamos —Freddy tiró de mi mano hacia él para caminara hasta donde estaban todos.
—Sabes, me siento un poco pedófila al verte así —admití un tanto sonrojada.
De la nada, Freddy me sonrió, un viento fresco sopló en su dirección haciéndolo girar, y cuando parpadeé, quien estaba frente a mí era un chico más alto que yo, no lo habría reconocido, de no a ver visto sus ojos celestes, confirmándome que era Freddy.
—Ya no hay problema —sonrió.
Su sonrisa me derritió, me tomó de las mejillas, acercándose a mí para darme un beso en los labios, fue magnífico sentir sus labios sobre los míos, era una sensación tan gratificante que simplemente sonreí en medio del beso y lo tomé de su nuca, aferrándolo a mí.
Rompimos el beso con una sonrisa en nuestros rostros, entrelazamos nuestras manos, y sin más, nos reunimos con los demás, en lo que estaba segura, sería un muy buen merecido tiempo de paz para todos nosotros.