El guardaespaldas.

Resumen: La guerra no existe, por puro destino Jet y Zuko se conocen en Ba Sing Se cuando son niños haciéndose amigos. Pero el destino los obliga a decir "adiós" sin saber que se se volverán a encontrar en extrañas circunstancias. Omegaverso. Alfa! Jet/ Omega! Zuko. Jetko AU

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La guerra no existía y varias veces la familia real viajaba a distintos lugares para obtener aleados. Todos los años iban a Ba Sing Se llevándose consigo a sus dos hijos.

El Señor del Fuego Iroh también era un alfa y su único hijo lo era de igual manera, su difunda esposa había sido una omega. Ozai era el príncipe del fuego y era un alfa, su esposa era una bella omega que era descendiente del avatar Roku, su hijo mayor también era un omega y su hija menor una beta.

-Siempre que venimos nos encerramos en el palacio- se quejo Zuko mirando por la ventana hacia la enorme ciudad de Ba Sing Se, estaban en el palacio del Reino Tierra y como parte de la familia real eran atendidos bastante bien.

-Es lo más seguro- hablo Lu Ten medio sonriendo sentándose al lado de su joven primo de doce años, Zuko resoplo y rodó los ojos.

-Esta absolutamente prohibido salir del palacio porque sería un atentado contra las reglas y una falta de respeto ¡Pero mi hermana si ha salido varias veces!- se quejo frunciendo el ceño -¡Que sea un omega no quiere decir que sea una niña!- dijo haciendo un puchero bastante infantil haciendo reír a su primo.

-Los omegas deben ser cuidados ¿Esta bien? Debes quedarte adentro- dijo normalmente antes de pararse, Zuko resoplo mirando hacia afuera una vez más -¿Promesa?- dijo alzando una ceja, el niño asintió y Lu Ten salió más tranquilo.

-Prometo solemnemente no cumplir esa regla- sonrió el príncipe mostrando sus dedos cruzados, con rapidez se cambio a una ropa más del reino tierra, los jabones neutrales ocultaban cualquier aroma omega que tuviera y Zuko no veía peligro en salir un rato. Estaba aburrido.

Pudo saltarse a los guardias con facilidad y eso confundió un poco al pequeño príncipe, llego a una de las puertas de metal que estaban cerradas y daban al exterior. Suspirando puso sus manos sobre el metal y se concentró para poder derretir el candado, unos minutos después había podido salir.

Sonrió mientras caminaba por las calles bastante divertido, todos pasaban por su lado y parecía que nadie lo reconocía para su alegría, se sentía como un chico normal y se dio la libertad de mirar varias cosas. Los aromas nuevos eran abrumantes y notó que o había pocos omegas o todos ocultaban su aroma. Sentía cierta adrenalina, sabía que su pequeña travesura podía ser descubierta, podían retarlo y darle (su madre) un gran sermón de porque un pequeño omega de 12 años no debía salir a la calle en una ciudad desconocida.

Pero aun así no pudo evitar sentir cierto nerviosismo cuando notó que un grupo de tres chicos de no más de quince años parecía seguirlo, los tres alfas. Por puro instinto paso su mano sobre su nariz para saber si algo delataba su condición, pero no encontró nada.

-¡Hey, beta!- escucho decir a alguno pero prefirió pensar de que no le hablaban a él, ahora que se daba cuenta estaba caminando en calles poco transitadas. Sabía que no era la mejor opción, los alfas odian que no les presten atención

-¡Hey! Te hablamos a ti- una segunda voz desconocida se escucho y solamente lo hizo caminar un poco más rápido con los puños apretados, sería tan fácil darse vuelta y atacarlos con una ráfaga de fuego, pero no podía. No debía meterse en líos, debía lograr volver al palacio en una sola pieza para demostrarse a si mismo que podía cuidarse solo y que fuera un omega no lo hacía más débil que nadie.

Sintiendo su energía fluir por sus brazos, estaba preparado si tenía que atacarlos. Dio una vuelta en la esquina y se arrepintió enseguida, estaba en un callejón sin salida. Trago un gruñido y se dio vuelta a ver a los tres alfas que estaban cruzados de brazos mirándolo, Zuko entrecerró los ojos.

-¿Que acaso eres sordo?- dijo burlón el que parecía el líder, Zuko rodó los ojos, solo una palabra paso por su cabeza patético

-No, pero dudo que ustedes tenían que decirme algo que me importara- dijo alzando su barbilla, sabía que eso solo lograría adentrarlo en una pelea, pero ¡Hey! Siendo omega podía enfrentar todo al igual que un alfa.

La sonrisa de los tres desapareció.

-Eres un beta bastante desobediente, deberíamos enseñarle a respetar a los alfas- la sonrisa volvió a aparecer en los casi adolescentes hormonados. Zuko entrecerró los ojos.

-¡Así que eran alfas! Lo siento, creí que estaba en frente de un grupo de omegas- dijo burlón y con una sonrisa segura, noto como los tres se acercaron y solo se cruzo de brazos -Me tienen miedo, de no ser así atacarían de a uno ¡Tienen miedo de que pueda vencerlos solos! Vallan a llorar con sus madre trío de omegas llorones- dijo frunciendo el ceño. No, no debería estar diciendo eso, pero sentía valor (o estupidez, según por donde se mire) Él podía contra esos tres alfas, podía demostrarse que podía. Ser un omega no lo volvía alguien débil, los omegas eran demasiado estereotipados.

Notó enseguida como el líder de cabello negros se separaba de los otros, dando algunos pasos al frente. El lugar olía terriblemente a alfa enojado. Fue tan solo una milésima de segundo antes de que el otro se abalanzara sobre él, el príncipe se corrió para evitar que lo golpeara haciendo que el alfa se golpeara solo contra la pared y luego soltó una bola de fuego contra los otros dos.

-¡Eres un maestro fuego!- rugió furioso uno de los otros dos mientras el líder se paraba, pronto se vio rodeado por los tres, al de cabello negro le sangraba la nariz por el golpe y Zuko no pudo evitar sentir cierto orgullo de haberlo podido lastimar.

La sonrisa desapareció de su rostro al notar que uno de ellos era un maestro tierra y los protegía de sus ataques de fuego control. Aun cuando el fuego los mantenía a distancia Zuko notaba que cada vez era más difícil poder esquivar los ataques de tierra control. Sin saber muy bien como termino peleando a puño limpio con el tercer chico mientras su fuego alejaba a los otros dos, sentía el olor a sangre y sudor en el ambiente, la ceja le sangraba levemente pero Zuko había logrado golpear a su oponente varias veces. Zuko era más ágil, pero los alfas eran más en número.

El maestro tierra le tiró unas rocas en formas de manos que apresaron las suyas haciéndolo caer contra la pared al aturdido, fue en un parpadeo que el líder de los tres alfas se puso en frente de él con sus brazos a cada lado de su cabeza, notó el rostro de confusión y como se alejo levemente de él. Una sonrisa maliciosa ladeo en el rostro del alfa.

-Eres un omega- dijo y Zuko no entendió porque las pupilas del chico se dilataron, cuando el alfa volvió a acercarse Zuko le pego entre las piernas con su rodillas haciéndolo soltar un grito y que se alejara de él. Con una ráfaga de fuego salida de una de sus patadas lo tiró contra la pared, dejándolo inconsciente. Los otros dos enseguida se pusieron a pelear contra él, pero el enojo los estaba dirigiendo y el maestro tierra pareció olvidarse de que podía utilizar su poder.

Zuko no tardo en tirar a ambos alfas contra el suelo, cuando pudo vencer a los tres rompió lo que aprisionaba sus muñecas y sonrió levemente.

El sonido de unos aplausos quedos lo hizo darse vuelta para encontrarse con un chico de trece años que estaba apoyado en la pared, tenía un ridículo trigo en la boca y unas espadas gancho en cada mano. Alfa sin duda.

-¿¡Que es lo que quieres?!- le grito Zuko poniéndose en posición defensiva listo para cualquier ataque. El niño desconocido rió levemente.

-Nada, estaba a punto de meterme a la pelea para ayudarte puesto a que es muy poco caballeroso atacar así a un omega... pero tu te salvaste solo- sonrió levemente. Zuko rodó los ojos y se cruzó de brazos.

-Yo no soy una damisela en apuros que necesita que la salven ¡Así que vete por donde viniste Alfa estúpido!- grito lo último antes de darse vuelta y empezar a caminar, sentía aun la energía recorrerlo en el interior y se sentía enojado sin saber muy bien porque.

Al escuchar la risa del niño moreno otra vez frunció el ceño ¿Lo estaba siguiendo? Pero se notaba que no era con mala intención, el maestro fuego levantó una ceja.

-De esa manera normalmente no responden los omegas- dijo algo burlón cerca de él, Zuko hizo sus manos puños y se dio vuelta a mirarlo.

-¿Y a ti que te importa? ¡Si quiero te quemo el trasero o te lo pateo! Que seas un alfa no te hace más que yo- gruño refunfuñando el pequeño príncipe. Jet no pudo evitar una risita.

-Un omega tan pequeño no debería pasear solo en las calles, te acompaño ¿A donde vas?- preguntó curioso lo último mientras guardaba sus espadas y se ponía al nivel del más pálido. El niño del fuego gruño.

-Con mis padres- dijo tratando de ignorarlo.

-¡Lo sabía! Te debiste haber escapado, muy pocos padres dejan a sus hijos omegas de doce años que aun no ha pasado por ningún celo solo en medio de lugares tan peligrosos- Zuko rodó los ojos ante lo dicho.

-¿Y que te importa? ¿Viste lo que hice con esos tres? Puedo defenderme solo- dijo muy seguro de si mismo y alzando la barbilla orgulloso.

-Jet- dijo el alfa extendiéndole la mano, el omega frunció el ceño.

-¿Disculpa?- dijo confundido ensanchando más la sonrisa del moreno.

-Mi nombre, es Jet... ¿El tuyo es...?- preguntó curioso. Zuko lo pensó por unos segundos bastante incomodo.

-Mi nombre es Lee- contesto al fin dándole la mano al no tan extraño, Jet asintió antes de soltarlo.

-¿A donde te diriges Lee?- dijo mientras lo seguía, el niño suspiro y negó con la cabeza, al ver que el omega no parecía muy social Jet hizo una mueca pero luego sonrió -Te seguiré de todas formas ¿Esta bien? Es mejor que no estés solo, jamás te había visto por aquí...

-¿Nunca te callas?- Jet alzo las cejas confundido.

-¿Disculpa?

-Si nunca te callas ¡Pareces perico!- se quejó Zuko haciendo un gesto de fastidio, Jet rió sin poder evitarlo.

-Sin duda tu no pareces un omega, todos los que conozco son bastante dulces... pero para ser un amargado eres lindo- dijo lo último pasando un brazo por los hombros del omega, el príncipe entrecerró los ojos quitándoselo de encima enojado.

-¡Yo no soy lindo!- dijo negando con la cabeza -Lo chicas son lindas, los hombres no somos lindos- dijo fastidiado mientras volvía a caminar tratando de perder al alfa.

-No pareces del reino Tierra tesoro- dijo curioso mientras el omega paraba.

-¿¡Estas coqueteando conmigo?!- grito furioso.

-Yep- dijo sonriendo desorientando un poco al más pálido.

-¿Enserio?- dijo confundido.

-Sip

-Podría quemarte- amenazó haciendo reír a su acompañante.

-Dios, te ves hermoso sonrojado- dijo sin poder evitar pellizcar un poco una de las mejillas del omega.

-¡Idiota!- dijo pegándole un manotazo para que dejara de hacerlo.

-No te preocupes, solo quiero ser tu amigo- sonrió normalmente el alfa haciendo que Zuko suspirara bajando un poco la guardia y se permitiera una tímida sonrisa.

Y así había conocido a Jet.

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Esto iba a publicarlo el viernes pero la internet fallo a último momento D:

Se que el primer capitulo no fue tan... bien armado, no me gusto como quedo, pero bueno ya es demasiado tarde para cambiarlo XD

Este no se si será actualizado seguido, tal vez cada dos semanas o cuando tenga los capítulos... según cuanta aceptación tenga y comentarios.

¡Saludos!

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