Disclaimer: Gravity Falls no me pertenece; si fuese de ese modo abría Pinecest. Pero su creación corresponde al querido Alex Hirsch. Contiene Pinecest, si no les agrada, favor de no seguir la lectura, desde ya muchas gracias, Golia.
Uno de Abril
No es invierno, ni tampoco otoño; cuando las hojas caen de su hogar al suelo, frío, tosco, lejano. Palabras sencillas frente una problemática que aqueja al individuo posado en su cama. Recostado, observando por la ventana ese mismo árbol que ha envejecido junto con él. Un viernes de Abril, dónde la tarde se cierne sobre la casa llamada hogar, el sol se esconde atrás de aquellas moradas que se vislumbran, y el tibio abrazo propio incomoda a un alma tendida en la nada.
Sus ojos se sellaban con pereza y cansancio, vagando en la habitación agazapada en música; esa que emite sonidos, relajados, combinaciones de algo que se vuelve en silencio. Simplemente Indie. Y los dieciséis corren huyendo del tiempo, pasando a su lado, yéndose de su cuerpo, escapando del tiempo que queda para que un nuevo año se vea consumido en un viernes, uno de Abril.
El sueño se escabulle en un rincón del lugar, examinando a la presa que tendida sobre unas sábanas anaranjadas, se queda intacta al fino tacto de la pena, el desorden y la tristeza que vuelve nuevamente a culminar en la nada. Un vacío, ese mismo que niegan en filosofía, de un viernes, uno de Abril.
El mismo viernes en que sus inicios se había transformando en un huracán de gritos lejanos, propios, de ese silencio que se ignora. Se ignora cuando el lápiz se resbala de tus dedos y de pronto no sabes dibujar, ni tampoco escribir. ¿Pensar? ¿Cuándo la persona a la que niegas le sonríe a alguien más, y más tarde, sus extremidades rodean la de otro? Y sabes que te odia, por los molestos sonidos emitidos de tu voz, y sabes que te odia, por la paranoia perteneciente al amor.
¿Y cuándo sabes que es el amor?
Cuando te atrapa sin siquiera llamarlo. Cuando escribes de él, sin experimentarlo antes, cuando dices que no te interesa y tu repertorio de historias rodean aquel tema.
El mismo, que evitas aceptar.
Ése que se seguirá negando hasta que se disipe y se termine, acabe, lo extermines.
Y no es el miedo, es el interés; ese que se centra en los libros que ocultan la información que servirá mañana.
Un futuro, como adulto, como persona. Como profesional.
No aquello que se morirá en un presente de un viernes, uno de Abril, donde te acongojas abandonado en las sábanas de tu cama. Y no te mueves de tu lugar, hasta que vuelves a pensar en tu hermana.
Odiándote.
Golia-Lyrock.