Aclaraciones del cap.:

Este anime no me pertenece, ya saben de quien es, y solo puedo decir, que me ha hecho muy feliz ver este anime, aclaro que esta vez escribí algunas partes subidas de tono, así que quedan avisad s, así que comenzamos:

Capítulo 2: el amor toca a las puertas de Kageyama… y en qué forma!

-te…te quiero…Kageyama- murmuraba entre sueños el pelirrojo que se acurrucaba cada vez más y más en el pecho del más alto, este mientras tanto, sentía su cuerpo arder, al mismo tiempo que sus mejillas se prendían en un color carmesí, su corazón nuevamente reaccionaba de forma algo violenta, ¿realmente estaba sucediendo aquello?, Hinata Shouyo su enemigo estaba diciéndole que le quería… espera, eso no significaba nada, podía ser que le quería como amigo, o como hermano… ese pensamiento le entristeció un poco, pero al mismo tiempo le hizo enfadar, él no tenía por qué pensar esas cosas del más bajo.

-Solo eres un estúpido- y sin más le empujo sacándole de su cama, al mismo tiempo que le daba la espalda para seguir durmiendo, a lo que el Shouyo adormilado se levantó y sin pensarlo dos veces jaló su cobija para seguir durmiendo.

Sin embargo el azabache aún seguía pensando en las palabras del otro, y fup, se le fue el mendigo sueño, ya no podía dormir y aún era temprano, la noche se le hacía eterna, y peor aún irse no era una opción, llovía afuera y no tenía forma de regresar a casa.

-Una anciana loca- se decía a si mismo pensando que eso encontraría en su casa si se regresaba. Por otro lado, ahí tenía la compañía de cierto pelirrojo que le hacía sentir… bien.

-Vamos Kageyama, duérmete de una vez- golpeaba su cabeza insistentemente, hasta que opto por levantarse y tomar un vaso de leche bien fría, eso siempre le relajaba. Así que sin hacer ni un minúsculo ruido salió de la habitación para ir a la cocina por un vaso de leche, y gracias a esto se había cerciorado de que… no había nadie en casa, los cuartos estaban vacíos, tal vez su familia se había quedado en otro lugar por la estruendosa lluvia, así que al pasar por la sala, para regresar a despejar su mente y dormir, noto que la videocasetera aún estaba encendida, por lo que se acercó a apagarla, pero… tenía que saber algo, por lo que encendió la tv, no sin antes bajar el volumen de la misma, no quería asustar al dormilón del otro cuarto, y ahí estaba, la imagen horripilante de la anciana congelada en la tv, incluso el notó lo horrible que era, por lo que termino sentado en la sala devorando unas papas y terminando la película, lo demás estaba peor que lo que habían visto, o al menos pensaba que Hinata no lo hubiese soportado ni un poquito, y al finalizar, apago todo para volver a la cama, y apenas eran las 4:30 am, enserio era eterno, y no paraba de llover.

-No puedo creerlo- observaba de pie como el Shouyo acaparaba ambos futones por lo que opto por dormir de un lado, y jalar su cobija sin el menor cuidado, ahora ya tenía sueño y no pensaba en ser bueno con aquel enano. Y finalmente Morfeo le acogió en sus brazos hasta quedar profundamente dormido.

-pssss… Kageyama…Hey, ¿me estas escuchando?- le movía lentamente cierto pelirrojo, el azabache entre abrió los ojos con algo de pesadez y mal humor, observo el reloj y apenas eran las 5:00am, no era posible, solo había dormido media hora, ahora estaba más cabreado, por lo que se giró a ver amenazante al más bajo que le miraba algo sonrojado.

-¿Qué quieres?- estaba realmente molesto, con lo mucho que le había costado dormir, quería regresar, a… ¿su sueño?, abrió los ojos y pensó ¿en qué demonios estaba soñando?, sin embargo el pelirrojo le volvió a mover.

-Acompáñame al baño…- estaba algo apenado, aún estaba oscuro, llovía y tronaba horrible, era una escena de terror para ambos, especialmente para el armador, y con eso me refiero a que ahora había algo entre sus piernas que añoraba con ser liberado lo más pronto posible… Kageyama tenía una erección, y una muy molesta por no decir que estaba en una situación embarazosa, y peor aún… era por ese maldito enano cabeza de cebo.

-Tienes cinco años?, ve tu soló, solo quiero dormir- se negaba a salir de las cobijas que cubrían su problema allá abajo.

-Pe…pero ¿y si la anciana loca está en el pasillo?- el pelirrojo le volvió a tomar por el brazo intentando convencerlo, cosa que solo hizo que el oji azul se estremeciera ante el contacto con su piel desnuda, y obviamente aquel dolor en su entrepierna doliese más.

-Entonces dile a ella que te acompañe- se cubría el brazo alejando al menor, el cual sin decir nada más, se levantó, quizá enojado, y era común de él que al enojarse enserio no dijese nada, o se soltará insultando, lo que pasase primero, pum, cerró la puerta, y el más alto solo escuchaba como sus pasos se alejaban a lo largo del pasillo… tal vez, si la había regado un poco, pero si conocía bien a su compañero, se le pasaría en seguida… ahora tenía que ocuparse de otro problema…

-Bien… tardará al menos 3 minutos en volver… 4 si tiene miedo, bueno puedo hacerlo- lentamente deslizo su mano por debajo de su pants, y se detuvo, podía sentirlo, su pene estaba listo para lo que sucediera, así que comenzó, tenía que bajarlo de alguna forma, primero acaricio la punta con la yema de su dedo pulgar presionando un poco, con su otra mano tapo su boca, no quería que nadie escuchara, ni siquiera la anciana inexistente del pasillo, prosiguió bajando y subiendo la mano por toda la extensión del pene, masajeándolo, enterrando sutilmente las uñas, tocándose a sí mismo los testículos, estaba completamente sonrojado… ya casi estaba el trabajo pero…

-Tienes suerte de que no hubiese ninguna anciana en el pasillo- decía una vocecita, que entraba a gatas a la habitación, el azabache más que asustado sacó la mano velozmente para girarse a ver un poco al pelirrojo esperando que no lo hubiese visto, sin embargo apretó sus labios cuando alcanzo a divisar el trasero del más bajo, con un short diminuto remarcando el contorno de sus nalgas, como los de una chica, pero mejor… lo único que lo diferenciaba de una mujer era lo que le colgaba entre las piernas.

-Bueno, dormiré otro rato- el chico se acomodaba nuevamente en su futon y se comenzó a dormir silenciosamente, el otro por su parte se regañaba a sí mismo, eso estaba mal, era inmoral, esos pensamientos lascivos hacia su compañero estaban mal, y peor aún ahora su erección estaba viva de nuevo, "ya casi lo había hecho" pensó para sí mismo, pero no podía terminarlo, no con él otro en la misma habitación, pero no soportaba el dolor.

-Puedo ir al baño- murmuro para sí mismo, tal vez eso serviría, en el baño nadie le escucharía, se levantó nuevamente y miró el reloj, eran las 6:00 am en punto, él se levantaba a las 6:30, normalmente para salir y correr un poco, algo le decía que ahora no lo haría. Finalmente se puso de pie y aun con ese dolor, logró llegar al baño, y ya ahí cerro con seguro, no prendió la luz, no tenía tiempo para esos detalles. Se sentó en la taza de baño, abrió las piernas y bajo el cierre, "todos los hombre lo hacen" pensaba, él jamás en su vida lo había hecho, más que una vez que había visto una película con sus padres que había terminado en unas mujeres teniendo sexo con varios hombres, a lo que su madre le había corrido al cuarto para no traumar a su "Tobio". Comenzó de nuevo, subiendo y bajando, mordiendo sus labios, sonrojado, mirando el techo, hasta que bajo la mirada, y lo vio, a cierto pelirrojo desnudo y de rodillas pasando su lengua por aquella longitud, posando sus labios por la punta de su pene, chupando y sorbiendo lo que podía con una mirada llena de lujuria, era demasiado y Tobio no se lo creía, pero le gustaba, le gustaba mucho lo que sus ojos presenciaba frente a él…

-Hinata… voy a….- un gemido ronco pero silencioso, y arqueando su espalda, el Tobio se corrió manchando sus manos con aquella preciosa semilla llena de vida, respiraba agitadamente, y su pecho subía y bajaba frenéticamente… y al recuperarse, limpió lo poco que había ensuciado para lavarse las manos y ya más tranquilo se detuvo antes de abrir la puerta.

-Hinata… acaso yo… Fantasee con Hinata- su mano se había detenido ante la perilla de la puerta, ahora se sentía culpable, como había sido capaz de algo así, y más con el chico, ahora estaba molesto consigo mismo. Abrió la puerta y ahí estaba parado frente a la puerta el más bajo de ojos chocolate, con una expresión de preocupación en su mirada.

-Kageyama, estas bien?- preguntaba el más bajo mirándolo directamente a los ojos, Kageyama no era una persona tan amable o al menos graciosa como para inventar una mentira a su compañero de equipo, y peor aún estaba aterrado, aterrado de que hubiese escuchado algo, y ahora pensará que era un pervertido de closet.

-¿desde cuándo estas ahí?- el chico estaba muy nervioso, y su mirada se mostraba molesta, pero sobre todo llena de culpa.

-Acabo de llegar… es que escuche que me llamaste- el otro más aliviado, le aparto a un lado y camino a la habitación, ahora solo tenía algo en que pensar, y era en cómo evitar preguntas si es que Hinata había logrado escuchar algún sonido.

La secundaria, Kageyama se había adelantado a Hinata, y ahora llegaba solo a la escuela, no quería que pensaran que eran amigos, ellos simplemente eran aliados en el equipo de voleibol de la escuela, y finalmente entró a su clase.

-Ese estúpido de Kageyama, se atrevió a dejarme atrás y con todo el regadero de ayer, mi madre me regaño- el chico iba como de costumbre en su bicicleta, y si no se daba prisa llegaría tarde a su primera clase del día, pero como siempre el buen humor se encargó de hacerle el día, no importaba ese día jugaría en paz con sus compañeros.

-Hinata Shouyo… -pensaba el azabache mientras pensaba en aquel sueño, realmente estaba poniéndose muy extraño, desde hacía unas semanas lo había notado pero estaba seguro de que solo había sido su imaginación, pero de alguna forma no podía seguirlo ignorando, y más porque en aquel ilustre sueño que casi le causa problemas con el Shouyo, estaba tomándolo, aun recordaba sus pieles, rozándose, el sudor de ambos, el vaivén de sus caderas, pero sobre todo aquel cuerpo más pequeño que el suyo, debajo de su persona, sonriéndole completamente sonrojado mientras le penetraba suavemente, mientras ambos se corrían juntos y se les escapaba salir de sus labios un "te amo" mutuo.

-Creo que estoy enamorado de Hinata- susurraba para sí mismo, observando el cielo, y ahora tenía esa necesidad de decírselo a alguien, pero no podía, aun no, que pasaría si Hinata se enteraba, aun no sabía que sentía aquel chico por su persona, y no quería alejarlo, ahora estaba más que tranquilo estando a su lado.

Las clases habían finalizado, Kageyama entraba a la cancha del voleibol, y ahí estaba, Hinata Shouyo, sentado amarrándose las agujetas, mientras charlaba y reía con Noya, se quedó ahí parado, observando con detalle al pequeño que se veía más que lindo ahí.

-Ah… Kageyama, que bueno que llegas Asahi quiere hablar contigo- decía Suga, que se acercaba al armador, que le había ignorado completamente, hasta que una mano se agito frente a sus ojos.

-Eh… que sucede Suga sempai- se giraba rápidamente a atender al mayor, el cual solo extrañado por ese comportamiento, se limitó a repetirle lo ya dicho.

La puerta se abrió estruendosamente, todos se giraron a ver, y ahí estaba…

-Kenma!- gritaba el pelirrojo para correr a saludar y quizá abrazar a su amigo, cosa que causo en el armador de primero un terrible shock eléctrico lleno de molestia.

-Oye… y que no hay saludo para mí?- preguntaba un azabache un poco más alto mientras se acercaba y abrazaba al Shouyo que feliz le devolvía el abrazo, era normal para el pelirrojo, desde hacía unos meses, él, Kenma y Kuro se habían hecho amigos, pero claro, eso solo el ojichocolate lo sabía, y es que en ese momento a Kageyama un terrible mar de celos se adueñó de su cuerpo, mente, alma, de todo, ahora estaba tan furioso que un aura maligna que quizá y era del mismo diablo salía de su cuerpo, incluso Asahi al notarlo se alejó un poco pensando que la cosa se pondría fea, y quizá eso paso.

-Oye tú, estúpido cabeza de erizo- gritaba desde el otro lado de la cancha un Kageyama molesto que se aproximaba amenazante.

-hum?- todos observaban asombrados al joven que se aproximaba cada vez más y más al chico de Nekoma a lo que Kenma, le miraba seriamente y Hinata sorprendido.

-Deja de molestar a Hinata- decía tomándolo del cuello de su playera, mirándolo con una furia insaciable, el otro por su parte antes de seguirle el juego, pudo verlo, en sus ojos un mar que decía claramente "CELOS"… sonrío para su interior, ahora lo comprendía todo… todo.

-Si bueno, no lo estaba molestando- decía soltándose del agarre del armador, y sin pensarlo dos veces, se colocó detrás del Shouyo que estaba más que confundido y rodeándole con un brazo por los hombros se giró a ver la reacción del otro y finalmente lo fulmino.

-Solo trataba de cortejarlo- finalmente acercando sus labios al menor le beso en la mejilla solo logrando tres reacciones; la primera a los presente con una cara de que no se lo creían, lo segundo un Hinata con millones de signos de interrogación en su cabeza, por algo era mega inocente en muchos sentidos, y tercero… Esa mirada… un demonio se había desatado dentro del oji azul, el cual solo apretó tanto puños como dientes y se giró no sin antes fulminar con la mirada al azabache de Nekoma.

-bueno, tenemos que irnos, tenemos algo que hacer, esperamos luego volver a venir- decía soltando al Shouyo que aun pensaba que era lo que había sucedido. Y finalmente salieron de ahí… hubo un silencio sepulcral, nadie decía nada, solo había confundidos y un Kageyama echando fuego.

-A que vino eso?- preguntaba un chico de ojos de gato a su compañero más alto, que sonreía ampliamente, ante la pregunta del más bajo, Kuro solo se giró a verle.

-No lo notaste?, eso es raro en ti, siempre captas todo a tu alrededor- se mofaba un poco, pero sin cambiarle la expresión al rubio artificial.

-Te refieres a los celos de Kageyama?- contestaba tratando de averiguar lo que planeaba su alto amigo de la infancia, a lo cual el otro asintiendo solo agregó.

-Creo que el amor acaba de tocar a la puerta de Kageyama… pero te aseguró que no se lo dirá a nuestro amigo Shouyo, así que tenemos que ayudarle un poco- sonreía maliciosamente el chico mientras en el camino le contaba su plan al más bajo, mientras Kenma, se encargaría de averiguar que sentía el pelirrojo por su "enemigo" mortal, y ahora también admirador secreto, esa sería una semana muy dura para Tobio y Shouyo…

-Oye Suga… puedo hablar contigo- decía un Kageyama algo apenado, por lo anterior sucedido con los nekomas, el mayor se giró a mirarle con una ligera seriedad, normalmente Suga se preocupaba por sus amigos, a lo que sabía que era muy confiable.

-Si claro Kageyama, que sucede?- le preguntaba algo extrañado pero con aires de ayudarle en lo que pudiese.

-Es sobre Hinata… creo que… estoy enamorado de él- Suga le miró atónito ante lo dicho, realmente lo escucharía, de alguna forma ese chisme no se lo podía perder, y no porque se lo fuese a decir a todo el mundo, sino porque sus sospechas se habían cumplido y el calvo lleno de adrenalina que estaba parado del otro lado de la cancha haciéndole caras a Asahi, mientras Noya le secundaba… ahora debía pagarle la apuesta.

-¿Qué quién te gusta?- una voz resonó por toda la cancha, y al girarse el ojiazul solo pudo observar a cierto chico conocido con brillos en sus ojos esperando la respuesta emocionado…

Bueno pues aquí está el capítulo dos, me tarde un poco por las clases, pero al final si quedo como quería, esa era la idea, espero y les haya gustado, dejen sus reviews, y si tienen duda solo pregúntenme n.n

Atte.: Aknilo Chafaescritora.