Capítulo 22: Refugio

Estuve esperando mucho tiempo para saber las verdaderas intenciones de Ivan.

No quería aceptar la verdad... ¿Acaso esperaba algo más?

Nos quedamos en silencio alrededor de quince minutos; durante ese tiempo, me puse a pensar en lo que pasaría si no cumplíamos la meta que nos exigían los accionistas.

A Braginski solo le quedaban dos cigarrillos y los fumó sin problemas. Yo decidí esperar hasta que el chico estuviera listo para volver al trabajo; eran tiempos duros... No era de extrañarse que hasta los más "fuertes" de la empresa también se quebraran y a pesar de su aspecto maduro, él solo tenía 26 años.

*-*-*-*-*

El rubio se arregló la camisa y la corbata, estaba hecho un desastre después de su dosis de nicotina pero era seguro qué no podía permitirse mostrar ese aspecto tan deplorable frente a los subordinados.

-Sr. Wang ¿usted piensa regresar a China?

-Pues... todo depende si la empresa sobrevive o no.

-Había olvidado ese detalle-murmuró el chico con los ojos llenos de tristeza.

-Pero no es tiempo para pensar en eso, Ivan-intenté cambiar el tema-¿qué tal si entramos a tu sección y organizamos todo?

-Tienes razón.

Ivan recuperó los ánimos como si fuera un milagro y empezó a subir las escaleras. En el camino me crucé con las colillas de cigarrillo que el ruso había arrojado al suelo, eran muchas para ser todas del mismo día... ¿Cuánto tiempo estuvo fumando en este lugar?

-Discúlpeme.

-¿Por qué?

-Estuve mucho tiempo aquí... Seguramente me están buscando. Si entro por ahí, revelaré mi escondite.

-¿Escondite?

-No actúe como si no lo hubiera notado... Yo me oculté aquí. Esa es la verdad. Realmente no tengo la más mínima idea de cómo mantener la revista en el top uno otro mes.

¿Debería ser sincero con él o engañarlo para no lastimar su orgullo? Estaba entre la espada y la pared, no quería mentirle pero tampoco estaba dispuesto a tapar el sol con un dedo.

-Tranquilo...-puse una mano sobre su hombro-Si trabajamos juntos, la portada estará terminada y podremos enseñársela al vicepresidente.

Los ojos violeta del chico brillaban como plata recién pulida y sin avisar, me abrazó repentinamente. Ya me estaba acostumbrando a sus muestras de afecto tan despreocupadas... me gustaba el contacto corporal que tenía con él pero me preguntaba si esto no estaba llegando demasiado lejos, no quería hacerme ideas equivocadas.

Deslicé una de mis manos sobre su espalda, solo podía imaginar lo frustrante que debe ser para él ocultar sus debilidades a las personas que trabajaban a su alrededor. Aproveché cada segundo para poder disfrutar de su aroma; olí su cabello, nada fuera de lo usual, su ropa tampoco era la gran cosa, pero yo era débil ante la fragancia que dejaba el suavizante. Utilicé todas mis fuerzas para no excitarme en ese instante.

Era mi fin, este hombre me volvería loco.

-Gracias... -susurró con una voz grave y entrecortada en mi oreja derecha. Nuestra diferencia de estatura nos incomodaba en ese instante, a pesar de que él se agachara y yo me parara sobre las puntas de mis pies; no teníamos una postura para un abrazo decente pero al menos la intención contaba, estaba profundamente feliz... poco a poco rompía esa barrera imaginaria que había entre nosotros.

-No quiero estar solo en esto, por favor... ayúdeme-murmuró.

Sus palabras llegaban hasta lo más profundo de mi ser, rogaba internamente que mi cuerpo no expresara mi emoción al escuchar sus súplicas ¿me estaba convirtiendo en una clase de pervertido? Simplemento no quería arruinar el momento teniendo una erección.

-Mientras siga trabajando aquí nunca estarás solo, Ivan-respondí. Mis piernas empezaron a temblar e Ivan se vio obligado a soltarme, cuando nuestros cuerpos se separaron noté que el pálido rostro del ruso estaba rojo hasta las orejas.

-Vámonos-sin darme oportunidad de contemplar por más tiempo su ruborizada cara, dio media vuelta rumbo al piso piso de abajo. De nuevo adoptaba su postura de líder y estaba listo para entrar al campo de batalla, su camaleónica personalidad era impresionante.

Bajamos hasta el primer piso, por suerte nadie se encontraba cerca, por eso pudimos usar el ascensor sin problemas. Miré de reojo al chico, tenía la corbata suelta. Sin tomarme un minuto para pensarlo, arreglé el cuello de su camisa y ajusté su corbata.

Pude notar como intentaba contener la respiración, parecía estar nervioso, tal vez no estaba acostumbrado a que otro hombre le ayudara con el nudo de la corbata... pero no era el momento para romantizar la situación. Solo corrió por mi mente en que él no podía llegar así a su área de trabajo, si algo he aprendido en todos estos años es que uno debe saber guardar las aparienciad y más si se te encontrabas en un cargo importante.

Las puertas se abrieron sin darle oportunidad al joven de agradecerme. Apenas puso un pie fuera del ascensor, una avalancha de trabajadores se acercaban con numerosas preguntas, comentarios y súplicas:

-¿Qué colores piensa usar para el fondo?

-Las fotos ya llegaron ¿puedo tomar un descanso?

-¿Puede hacerme una carta de recomendación?

-¿El señor Wang nos ayudará?

-Estábamos buscándolo ¿dónde estaba?

Braginski caminaba a paso ligero mientras respondía sin titubear:

-Antes de elegir, necesito unas paletas de colores, las quiero para ayer* en mi oficina.

-Si quiere conservar su trabajo, espero que esté bromeando.

-¿Para qué necesita una, desea renunciar? Puedo ahorrarle las molestias y lo despido sin problema.

-El señor Wang vino revisar su trabajo, mas vale que no lo decepcionen...

-Me encontraba haciendo mi trabajo.

Me mordí la lengua para no reírme de lo último que había dicho y simplemente seguí caminando a su lado.

Rara vez tenía una oportunidad como esa, él me trataba como alguien superior pero la cruel verdad es que éramos del mismo rango y que solo recibía esa amabilidad por ser una persona mayor y "con más experiencia".

Llegamos a la oficina principal y nos dimos cuénta porqué los subordinados mostraban tanto nerviosismo y poca paciencia, el vicepresidente esperaba a Ivan frente a su escritorio.

Continuará...

Las quiero para ayer: Necesito eso rápido, de inmediato, sin demora.