Disclaimer: Hetalia no me pertenece, todo es obra de Hidepapá

Pareja: RoChu


Capítulo 1: El admirador secreto

Mi nombre es Wang Yao, trabajo en una compañía y me encargo de la publicidad.

Mi vida hasta cierto punto es muy rutinaria y la forma de entretenerme no es nada del otro mundo, en pocas palabras podría decir que soy un amante de las flores. Pero en estos días, sería un coleccionista de Matrioskas.


Cada vez que llego al trabajo, sobre mi escritorio encuentro una Matrioska. Al principio era un lindo gesto, pero ahora que veo mi gran colección de muñecas, me está comenzando a perturbar.

-¡Hola Yao!-gritó Alfred luego de darme una palmada tosca en la espalda-¿por qué estás tan deprimido?

-No es nada- suspiré-solo quisiera saber de donde vienen estas cosas.

-¿Las muñecas?Pues, son de Rusia-respondió mientras revisaba su celular.

-No tiene caso, me rindo-saqué los papeles de mi maletín y me dediqué a hojearlos sin pestañear-¿nos vemos en el bar más tarde?

-Lo siento, hoy tengo doble turno-guardó su teléfono-la próxima semana te acompaño.


El resto del día asistí a reuniones donde tenía que coordinar con los demás empleados acerca del nuevo logo y frase de la compañía. En las reuniones con el personal de diseño la mayoría de los presentes emitían pocas palabras y solo el jefe de esa área tenía el derecho de hablar.
El tipo era un hombre serio, sin lugar a dudas y solo uno podía verlo sonreír en la reuniones con otras compañías.

Cansado de mi colección de muñecas rusas, escribí una nota que decía "gracias por las muñecas, pero ya tengo suficientes" y la pegué con cinta.

Quedé en shock la semana siguiente cuando encontré un girasol acompañado por una nota que decía "lamento lo de las muñecas, tal vez en vez de eso prefieras flores; escuché que te gustan mucho".
Tragué saliva ¿quién se tomaría tantas molestias por un hombre como yo?-examiné mi rostro, noté que tenía unas ojeras bien marcadas por el cansancio.

Lo último que puedo imaginar es un intento de cortejo ¿pero quién? Hice una pausa para evitar entrar en fantasías infantiles y pensar en algo más importante... ¿cómo sabía mi amor por las flores?


Me gustaba recibir flores, pero seguía con la angustia de no saber quien me las enviaba.

Y así los días fueron semanas y las semanas, meses...

Un fin de semana para variar un poco mi pasatiempo, pasé por una cafetería ¡Hace tiempo que no iba a lugares como ese!

Soplé con delicadeza mi bebida, desvié la mirada hacia la persona del frente, a pesar que era muy distraído de vez en cuando me gustaba disfrutar de la vista panorámica. ¡Al frente mío estaba el jefe del área de diseño!

Lo miré por un largo tiempo, él escribía algo en su agenda y con mucha desesperación, jugueteó con el lapicero y de repente, se resbaló de sus dedos y cayó sobre mi cabeza.
-¡AUCH!

-Lo siento mucho-dijo preocupado, estaba tan cerca mío que pude con mucha claridad sus ojos violeta. En eso, recordé que debía reunirme con Kiku por un asunto de negocios. Salí sin despedirme, algo muy grosero de mi parte, pero estaba muy apurado.


Y un lunes por la mañana, no encontré nada sobre mi escritorio. Sentí una fuerte punzada en el pecho. La semana siguiente fue igual, NADA. Y en la tercera semana acepté que nunca más habría flores, al menos no en mi escritorio.

El encuentro incómodo con el jefe de diseño me había dejado un nudo en el estómago y con una reunión por acercarse no tenía la más mínima idea de como verlo a la cara.

-¡Qué animo tienes hoy!

-Ah~ no seas así, no te frustres por lo de las flores.

No respondí, era cierto; deprimirse por algo así era ridículo.

La reunión concluyó con éxito, sin embargo; tenía ir a la oficina de Ivan y quedarme a mover papeles.

-Lamento lo de la cafetería-dije en voz baja.
-¿Hm?
-Lamento haber sido un cretino.
-Pensé que te habías espantado. Ya sabes, soy tétrico blah, blah, blah
-No... no fue por eso. Es que en ese momento recordé que tenía una reunión.
-Sabía que eras diferente-sonrió con discreción.
-¿Diferente?
-¿No sabes que soy el que dejaba las flores sobre tu mesa?
-¿Disculpa?-no sabía si estaba escuchando bien.

-¿Alfred no te lo dijo?-se recostó sobre la silla-pensé que ese tipo no sabía guardar secretos.
-¿Qué tiene que ver él con esto?
-Digamos que él me pilló dejando las muñecas sobre tu escritorio.
-Ese maldito...
-Y dime ¿te gustaron los girasoles?

¿Continuará?


No se olviden de dejar reviews Emoticón colonthree