Era imposible no recordar todos los buenos momentos que había pasado con Ichigo, sonreía con tan sólo pensarlos. La primera vez que cruzaron palabra; el juego, cuando él le dedicó su victoria en frente de todos; cuando la había defendido de esos acosadores; la fiesta de Mizuiro…

OoOoOo

¡Ichigo, Gin, bienvenidos! – los saludó Mizuiro después de abrir por completo la puerta de su mansión. – Veo que vienen muy bien acompañados. – susurró pegándoles un codazo a cada uno y riendo.

¿Qué dices? Tú sabes que Rangiku es mi novia desde hace mucho tiempo. – lo regañó Gin riendo a la par que tomaba a la chica por la cintura.

De ti sí lo sabía pero… – mordió su lengua antes de finalizar esa frase. No quería enojar a su amigo y tampoco incomodar a la chica. – No importa, más bien, espero que disfruten esta fiesta que celebra la victoria de nuestro equipo de fútbol – le hizo señas al Dj para que cortara la música y luego de unos segundos de abucheos todos callaron y prestaron atención a las palabras del anfitrión. –. ¡Quiero agradecerles el que hayan venido a esta fiesta! – una ola de vitoreo y aplausos lo interrumpieron. –. Sí, sí, bueno, ¿qué les parece si le damos la bienvenida a nuestro capitán, Kurosaki Ichigo? Ichigo acércate. – dijo lo último siendo apenas escuchado debido a la explosión de gritos que se expandió por todos los rincones del lugar.

Ichigo dudó unos segundos antes de asentir y dar unos pasos para festejar con los demás, motivando a más gritos y aplausos. La música comenzó a sonar nuevamente y pronto todos volvieron a sus anteriores actividades. Ichigo le extendió una mano a Rukia y ella, correspondiéndole, se dejó guiar hasta un lado de lo que suponía ser la pista de baile.

Creo que es hora de dejarlos solos, ¿no lo crees, amor?

Diga lo que diga eres tú quien gana siempre, Ran – la aludida lo golpeó en el hombro y luego sonrió. –. De todos modos, tendríamos que buscar a tus amigas, Toshiro dijo que Hinamori vendría con él y también traerían a Soi Fong. – la rubia tomó su mano y sin esperar más nada, corrió en búsqueda de sus amigas… y el posible novio de Momo.

OoOoOo

No puedo creer que estemos todas aquí. – comentó Rukia con una sonrisa en su rostro.

Bueno, fue una invitación múltiple, Gin me dijo que las trajera y luego Ichigo se acercó a invitarnos también – Rukia se giró para ver extrañada al chico que ahora se hacía el desentendido. –. Al final, Momo nos dijo a Soi y a mí que el pequeño Shiro nos había invitado a la fiesta también.

Preferiría que tú me llamaras como todos los demás lo hacen, Matsumoto. – le espetó Toshiro enojado.

¡Ay, vamos! Eres tan bajo como Rukia. Sin ofender, cariño – Agregó ante la furibunda mirada de su amiga. –, y tienes aspecto de niño rebelde con ese cabello todo blanco.

Rangiku, deja de molestar a mi primo. – le espetó Gin sonriente.

¿Qué puedo decirte? Es divertido – todos carcajearon fuerte ante el comentario. –. Y… ¿entonces?

¿Entonces qué? – preguntó Rukia al notar que Rangiku los miraba a ambos, a Ichigo a ella.

¿Ya… son oficialmente novios o qué? – el rostro de ambos era un verdadero poema. A Rukia se le contrajo la cara de los nervios e Ichigo… bueno, él se ocupaba de sacar de de sus pulmones el líquido que había entrado accidentalmente cuando escuchó su pregunta.

¡R-R-Rangiku! – vociferó Rukia sin poder controlar su tartamudeo.

¡Sólo pregunto! Si no quieres no me respondas, Ichigo lo hará por ti. – Todos los ojos fueron puestos en el susodicho y Rukia fue automáticamente silenciada por Rangiku.

Ahh… ahh… bu-bueno, yo… n-nosotros… – miró a Rukia en busca de ayuda pero ella nada podía hacer al tener ambas manos de la rubia cubriéndole la boca. Tragó grueso y trató de buscar la mejor respuesta a toda esa locura. – Todavía somos amigos.

¡Ajá! – festejó la rubia soltando por fin a su amiga. – Justo como lo dices, todavía, pero eso no significa que no quieras que sea tu novia.

¿Qué?

¿Me equivoco?

Bueno…

¿O no? – lo interrumpió sólo para ponerlo más nervioso.

No.

¿No?

Quiero decir sí.

¿Sí qué?

Sí… no… bueno, yo…

¿Me equivoco? ¿Te gustaría que fuera tu novia?

No… sí…

¡Ajá!

Espera, ¿qué?

Todos comenzaron a reír ante la confusión de uno y la victoria del otro, todos excepto Rukia que lo miraba sorprendida. Él se giró para verla y sonrió algo apenado.

OoOoOo

Siento haberte puesto en una situación embarazosa. – se él disculpó sobándose la nuca.

Tiene el increíble talento de enredarte con sus palabras y así conseguir lo que quiere. – sonrió mirando hacia el frente.

Sí, eso creo. Aun así… creo que contesté bien a sus preguntas – confesó rápidamente, dándose la vuelta para volver a la fiesta. –. ¿Vienes? – le preguntó cuando la vio completamente estática en su lugar.

OoOoOo

– ¿A qué te referías con eso, Kurosaki? – le preguntó a su reflejo en el espejo. Al principio se había ilusionado con esas palabras, pero ya era viernes y nada había sucedido desde entonces. Las esperanzas estaban muriendo en su interior.

Bajó completamente desganada a la cocina, miró por la ventana que daba al exterior desde las escaleras, el clima acompañaba al sentimiento, estaba tan nublado y ventoso como triste lo estaba su corazón. Era un día deprimente.

– Buen día. – se forzó a decir por compromiso. De hecho, el día no tenía nada de bueno, era más bien un asco.

– Buen día. – respondieron sus padres devolviéndole el saludo. Hisana miró a su esposo y éste tan sólo se encogió de hombros indicando que tampoco tenía idea de su actitud.

– Hola. – fue el saludo de vuelta de parte de los dos pequeños. Sus voces monótonas y casi susurrantes le dieron a Rukia una idea de lo que les pasaba, también ellos entendían lo que significaba ese día.

– Rukia, cariño, aquí tienes tu desayuno. – trató de amenizar el ambiente lúgubre su madre. – ¿Te sientes bien? – se animó a preguntar algo temerosa.

– Sí, claro – respondió sin pensárselo mucho. Mentir se estaba volviendo verdaderamente su nueva afición. –. Todo bien, mamá, no te preocupes. – se sentó y tomó una tostada para, posteriormente, untarle jalea.

Su estómago estaba completamente cerrado, no quería comer, ni beber; su humor estaba por el suelo y no tenía ganas de nada. Aun así debía fingir que nada pasaba, pues sus padres no tenían la culpa de su estado y tampoco quería preocuparlos. Era comer y vomitar luego o no comer y preocupar a su madre, que automáticamente haría un drama de la situació complicado. Sentimientos encontrados.

– Rukia, ya se hace tarde, ¿aún no acabas? – preguntó su madre preocupada por verla tan ausente durante todo ese tiempo.

Rukia parpadeó varias veces sorprendida por el tiempo que había dejado pasar con sólo unos banales pensamientos. Asintió repetidas veces frunciendo el ceño y sintiéndose algo extrañada; tomó su portafolio y caminó lentamente hacia la entrada para colocarse sus zapatos y salir de casa finalmente. Tatsuki y Uryu imitaron su accionar y luego de despedirse de sus padres fueron a la entrada para tomar sus abrigos y colocarse sus zapatos. En cuanto la puerta se cerró Hisana suspiró preocupada.

– ¿Qué crees que fue eso, Byakuya? – preguntó Hisana sin despegar la vista de la puerta todavía.

– No lo sé. – fue lo único que pudo responder tomando un poco de su café.

– ¡No sólo digas "no lo sé"! ¡Es grave! Tus hijos están preocupados y ni siquiera sabemos por qué.

– ¿Y qué sugieres, Hisana? Los seguimos y los observamos durante todo el día. – propuso con ironía.

– No es una mala idea – susurró pensándoselo un poco. Byakuya levantó su vista mirándola con una ceja levantada y ella resopló. –. Está bien pero… no lo sé, ¿qué tal si algo les ha pasado? Quizás... han tenido alguna discusión con los Kurosaki.

– Si así fuera yo me encargaría de Kurosaki Ichigo.

– He dicho los Kurosaki, plural, querido. Y eso significa que has aceptado la posible relación de tu hija con el chico.

– ¿De qué hablas? No digas tonterías…

– ¿Recuerdas el día después de la fiesta? Cuando ambos llegaron juntos. Yo creo que…

– Confío en mi hija, ella no desobedecería mis órdenes, Hisana.

– ¿Cuáles órdenes? Tú nunca le prohibiste dormir en su casa.

– ¿Debería hacerlo explícitamente? Sabe la diferencia entre las cosas, ya no es una niña.

– Y por eso mismo creo que ahora está preocupada por alguna discusión con el chico – dedujo con orgullo. –. Tal vez no han coincidido en algo y por eso se han peleado, ella es tan terca como tú…

– Créeme que el aspecto de terca no lo ha heredado de mí. – comentó por lo bajo, inevitablemente siendo escuchado.

– Cierra la boca, cariño – hizo una mueca de resignación y acató su orden. –. Como te decía, tal vez hubo alguna diferencia de opiniones y eso los llevó a la discusión. Ahora los niños están tristes porque su hermana está preocupada. Qué orgullosa estoy de mis hijos, apoyándose en situaciones difíciles como éstas.

Byakuya suspiró dando otro sorbo a su café, no discutiría con su esposa, al final ella siempre tenía la razón… aun cuando no la tuviera. Si quería creer una estupidez semejante como esa ¡que lo hiciera! Él bien sabía que su hija no andaba con un mocoso como ese Kurosaki, ni siquiera se fijaría en alguien como él.

Qué equivocados estaban.

.

.

Caminaron a paso lento por las calles que los conducían a la casa Kurosaki, no sabían con exactitud si querían o no encontrarse con los tres hermanos, pues eso significaba que el día comenzaría y, consecuentemente, debería terminar, al igual que su tiempo juntos. En cuanto llegaron, ellos ya los esperaban en la puerta de la casa, su semblante era el mismo, Rukia sonrió con ironía, por supuesto que así estarían. Se saludaron como si no lo hicieran en realidad, con un vano hola que se llevaba en frío viento y sus miradas tristes que denotaban el humor de cada uno sin siquiera preguntar.

– Es posible que el mago de Karakura haga una de sus funciones de caridad a beneficio de la fundación de niños desamparados mañana por la tarde… – rompió el silencio la pequeña castaña del grupo luego de haber recorrido la mitad del camino de ida al insituto.

– Se le llama orfanato, Yuzu. – aclaró su hermana de mala gana.

– No es lo mismo, Karin, si los directores de la fundación han decidido llamarlo así es porque no es un orfanato – espetó su hermana con enfado. –. Como decía, hará una función para recaudar fondos y me gustaría invitarlos para que vayamos todos juntos, ¿no les parece una buena idea?

Tatsuki y Uryu sonrieron ampliamente y miraron a su hermana mayor en busca de una respuesta favorable. Rukia sonrió casi diciéndoles que sí, sólo la expresión del chico a su lado la hizo callar sus palabras antes de siquiera poder decirlas.

– ¿Qué pasa, hermanito? Creí que te agradaría la idea, después de todo iremos con Rukia.

– No es eso, Yuzu, de verdad que a mí también me gustaría ir a ese evento todos juntos pero… – vaciló unos segundos antes de seguir. No quería decirlo, en realidad él también deseaba pasar más tiempo con Rukia hasta que tuviera el valor de decirle lo que… en verdad quería estar con ella. – Bueno, papá iba a decírselos esta tarde, quiere que pasemos un fin de semana en familia en la casa del lago en Inuzuri.

– ¡¿Qué?! – exclamaron sorprendidas las dos niñas.

– Sí, dijo que el tío Abarai también iría, quiere pasar tiempo de calidad con su primo.

– ¿Iremos a Inuzuri por el fin de semana? – preguntó sin rastro de emoción Yuzu.

– Creí que les agradaría, Renji irá…

– No queremos ir – le respondió tajante Karin, gesto que dejó impresionado a su hermano mayor. –. Podemos ir cualquier otro fin de semana. Yuzu y yo queremos ir a ver a Don Kanonji en su función de mañana.

– Entiendo pero el viejo ha dicho que tal vez pasemos uno de esos dos días en el Gran Parque Inuzuri. Se oía entusiasmado y… Yo tampoco quiero ir – confesó con algo de molestia en su voz. – pero ya sabes cómo es ese viejo loco cuando algo se le mete a la cabeza. Además, nuestra madre ha dicho que quería pasar tiempo con sus hijos para compensar el tiempo que estuvo lejos…

– No, Ichigo, no iremos. – reclamó Karin con más determinación.

El silencio embargó al grupo que ahora se miraba con distintos sentimientos. Sólo una niña se animó a romper el silencio de la manera más… típica a su modo.

– ¡¿Acaso estás loca, Karin?! ¡Yuzu, dile algo! – las regañó Tatsuki elevando su voz. – Estamos hablando del increíble parque de diversiones de Inuzuri, ¡es el paraíso de todo niño!

– Pero, Tatsuki, nosotras…

– ¡Sin peros, Karin! Como que me entere de que han desperdiciado esa increíble oportunidad usaré mis dotes de karate para darles sus merecidos golpes. – amenazó con el puño en alto.

– Tatsuki, entiendo lo que quieres decir pero… si tú entiendes nuestra posición…

– ¿Cuál posición? – cuestionaron ambos mayores siendo olímpicamente ignorados.

–…sabrás que estamos en situación de emergencia. – finalizó Yuzu como toda una pequeña adulta.

– Yuzu, comprendo lo que dices pero…

– No hay peros que valgan, Tatsuki. –respondió la pequeña con autoritarismo.

– Uryu, tu turno. – sopesó la pequeña pelinegra Kuchiki.

– Bien – respondió escuetamente el aludido dando un paso al frente. –. Yuzu, ustedes irán al gran parque de Inuzuri y nos traerán un lindo y costoso recuerdo. Estaremos esperando por su visita a la vuelta. Fin de la conversación – aludió con completa seriedad. Ahora, los cuatro niños se miraban con una seriedad máxima que asustaba a los más grandes, casi parecía que se hablaban con la mirada dejándolos a ellos dos fuera de la conversación. Al final, Yuzu asintió con la misma seriedad, representada con su ceño fruncido al mejor estilo Kurosaki, pero visiblemente satisfecha.

– ¿Qué? ¿De qué hablan? – preguntó Rukia un poco curiosa y enfadada también.

– Rukia, ¿nuestra madre no te ha enseñado que no debes meterte en asuntos de niños? – preguntó más molesto su hermano.

– No, no lo creo…

– Pues debería hacerlo, dile que te hable de ello en cuanto volvamos. – la interrumpió a la par que se daba la vuelta y seguía su camino.

– Maldito enano… – susurró la pelinegra mayor apretando los puños.

– Bueno, técnicamente él es un niño – le llamó la atención enfatizando una palabra en cuestión –, lo que te convierte a ti en la enana. – le respondió Ichigo habiéndola escuchado y con la evidente intención de molestarla un poco.

– ¡¿Cómo me has llamado?! – preguntó más que enojada. – ¡Descerebrado! – mala idea molestarla cuando ya estaba molesta.

– ¿Qué? – preguntó fingiendo molestia y con sus manos en la cintura. Se acercó peligrosamente a su rostro comenzando así una pequeña discusión verbal, divertida para ambos casos, y lejos de sentir vergüenza por tanta cercanía, ambos reñían instando al otro a retroceder.

– Genial, última vez que caminaremos juntos y lo único que se les ocurre es pelear. Grandioso, somos hermanos de dos tontos. – refunfuño Karin con el ceño fruncido.

– Bueno, no han peleado desde que nos hemos conocido, de todos modos – llamó Yuzu la atención. –. Yo creo que es buena señal, al menos ahora sabemos que hay más confianza entre ellos – Los tres niños la miraron confundidos. –. ¿No ven que les gusta pelear? No es más que un juego de palabras… agresivas, pero un juego al fin. Yo creo que esa es su manera de demostrar su cariño el uno por el otro.

– Estás loca. – acotó Karin simplemente.

– No lo dudes – apoyó Uryu entre susurros bajo la desaprobatoria mirada de la pequeña castaña. –. Ahh… K-Karin… – llamó la atención de la niña intentando así escapar del silencioso regaño de Yuzu. – No creo que estemos tan perdidos, ¿sabes? Ayer por la noche estuve ideando un fantástico plan que hará que esos dos estén juntos a partir de esta misma tarde. ¡Es grandioso! Y no lo digo simplemente porque yo lo he ideado, no, no, es que…

– ¡Cierra la boca, presumido! – lo calló Tatsuki con su puño en alto. – ¿Así que has estado pensando por tu cuenta? Creo que no he recibido la noticia de que hayamos dejado de ser un equipo, hermanito. – comentó más que enfadada.

– ¿Celosa, hermanita? – preguntó él con una ceja levantada y sus brazos cruzados frente a su pecho en pose arrogante. – A veces tenemos que pensar por separado. Es cuestión de espacio personal, Tatsuki, tú misma lo dijiste hace unos días atrás, ¿o no?

– Uryu, maldito…

– Además, si no aprendo a tomar decisiones por mí mismo desde ahora, ¿qué pasará cuando Orihime y yo estemos casados y viviendo en nuestra casa? ¿Quién tomará las decisiones por nosotros? ¿Acaso serás tú, Tatsuki?

– ¡Ya está! ¡Suficiente! ¡Si no quieres que te deje sin la capacidad de tomar decisiones correrás por tu vida antes de que te alcance! – vociferó Tatsuki siendo, instantáneamente, tomada por ambos hombros, cortesía de Yuzu y Karin. ¿Así que ese maldito se atrevía hablar de la pechugona hueca? Ahora se las vería con su querido amiguito, el puño.

– ¡Sólo estás celosa de que Orihime algún día será mi esposa y tú ni siquiera tienes novio! – "Oh, no. Un homicidio se acerca…" fue el pensamiento que cruzó la mente de ambas hermanas Kurosaki.

– ¡Te mataré! ¡Maldito engreído, traidor! – pataleaba Tatsuki para zafarse del agarre de ambas niñas.

Como los cuatro se habían adelantado bastante, Ichigo y Rukia se quedaron más atrás hablando de otras cosas, tanto así que cuando vieron la pequeña riña entre los dos pequeños trataron de apresurarse a llegar con ellos.

– Tranquila, sé que Abarai Renji todavía no se ha interesado en ti, hermanita, pero cuando lo haga ¡espero que me inviten a la boda! – las tres niñas sabían lo que pasaría si él no corría y el pequeño también lo sabía, pero… molestar al monstruo mayor de la familia Kuchiki a veces era divertido, por más masoquista que lo creyeran. Tomó la suficiente distancia antes de que Tatsuki finalmente pudiera zafarse del agarre de las niñas y, al final, una hilera de cuatro niños corriendo se alejó de los dos hermanos mayores, uno corría por su vida, otra para quitarle la vida y las dos últimas para salvar una vida.

– ¿Qué demonios fue eso? – preguntó Rukia al aire deteniéndose luego de ver como los niños corrían lejos de ellos.

.

.

– Mal… ditos… idiotas… – trataba de decir Karin completamente agitada. Cuando por fin los había alcanzado, Uryu tenía el rostro azul y las manos de su hermana rodeándole el cuello. Básicamente lo estaba ahorcando. Con su balón de fútbol golpeó a ambos niños tan fuerte que logró separarlos sin problema. – ¿Qué creen… que hacen pelean… do por estupideces? Estábamos hablando de algo importante. – dijo lo último ya recuperando la compostura.

– ¡Él empezó!

– ¿Qué? ¡Estás loca! Haz sido tú…

– ¿Y desde cuándo ustedes dos pelean? – preguntó Karin al borde del desquicio.

– ¡Él empezó! – volvió a gritar Tatsuki.

– ¡Que estás loca! Haz sido tú.

– ¡¿Podemos volver a hablar de lo importante?! – gritó a la par que los golpeaba nuevamente con el balón. Cuando estos asintieron resignados, ella prosiguió. – Gracias. Y respondiendo a la pregunta de Uryu, si es que se acuerdan, no podremos caminar juntos de vuelta a casa – los pequeños la miraron confundidos. –, esta tarde nos irán a buscar nuestros padres. Llegarán durante el período de clases así que estarán libres para cuando finalice el día. – lo corrigió sin un rastro de felicidad en su rostro.

– Pero… entonces ¿qué quieres decir con eso, Karin? Si es la última vez que estamos los seis juntos… Al final ¿hemos fallado en nuestra misión?

– Nosotros nunca fallamos, hermanito, creí que lo tenías grabado en tu cabeza. El juego no se acaba hasta que hayamos ganado. – aclaró Tatsuki con aires de superioridad.

– Y entonces ¿qué pasará ahora? – se animó a preguntar Yuzu. Los cuatro niños se miraron entre ellos y luego se voltearon para ver a sus respectivos hermanos correr a lo lejos.

– Sólo nos tomaremos un tiempo hasta que los volvamos a juntar. – dijo Karin con desgano. –. Creo que al final tendremos que ir a Inuzuri y comprarles algo para después poder ir a visitarlos.

– Espero un buen regalo, niñas. – acotó Tatsuki.

– Y justo cuando Ichigo empezaba a caerme bien. – retomaron su camino mirando hacia el frente.

– Te ha caído bien desde el principio, Uryu.

– ¿Y tú no dirías lo mismo, Tatsuki?

– No lo creo, Rukia aún me las tiene que pagar por lo de años atrás y que pasé más tiempo con el Príncipe Delincuente no me dejará jugarle bromas con tranquilidad. – respondió con una media sonrisa luego de pensárselo unos segundos.

– ¿Y se supone que "Príncipe Delincuente" es como llaman a mi hermano? – preguntó curiosa Karin.

– Sí. –respondió sin más la otra pelinegra.

– No es mala idea, me gusta. – sonrió contagiando a su hermana.

– Recen por su hermano, niñas, en cuanto sea hechizado por el amor de la bruja todo podría salirse de control. – les aconsejó Uryu suspirando con culpa. Las hermanas lo miraron con confusión al principio y luego sonrieron.

– Creo que ya ha sido hechizado desde el comienzo. Y por lo de las cosas fuera de control… tranquilo, está así desde mucho antes de conocerlos.

– Estoy muy contenta de haberlos conocido – se sinceró Yuzu sonriendo y sin girarse a ver a ninguno. –. Estos días han sido los más divertidos de toda mi vida, y no exagero. Papá y mamá tienen que viajar mucho por sus trabajos y casi siempre quedamos al cuidado de una niñera y no podemos llevar a ningún amigo a casa. Ichigo tampoco solía estar mucho tiempo en casa por el entrenamiento del equipo o se la pasaba encerrado en su habitación alegando que estaba cansando. Mashiro, nuestra niñera, nos decía que no era su culpa, la secundaria no es fácil y menos cuando se es capitán de un club, pero nos aburríamos y casi no hacíamos nada en casa más que ver la tele y aprender a cocinar junto a Mashiro – levantó su rostro y sonrió más alegremente mientras aumentaba la velocidad de sus pasos. –. Por eso creo que estas dos semanas han sido increíbles y las más divertidas de todas. No queremos separarnos de ustedes, ¿verdad, Karin? – la aludida tan sólo asintió en afirmación a lo que decía su hermana.

– Uryu tampoco quisiera perderlas como amigas, él es un antisocial pero ahora que ustedes están con nosotros creo que es más… normal. – agregó Tatsuki rápidamente.

– ¡¿Qué?! – soltó el pequeño con una voz lo bastante aguda que sorprendió a las tres niñas. – ¡Yo no he dicho eso nunca, Tatsuki! ¿Por qué mientes?

– Ay, hermanito, sabes que no son necesarias las palabras entre nosotros. Te conozco muy bien.

– Más bien has sido tú la que me ha dicho que ellas te han caído tan bien que podrían ser parte de nuestro…

– ¡Wow, Uryu! Creo que no has dormido muy bien anoche, ¿no? Ja, ja, ja. – interrumpió en voz alta mientras le daba un buen codazo en las costillas al pobre niño.

– Lo habría hecho si… no hubieras insistido en que había alguien en el armario… – se defendió con dificultad mientras se recuperaba del sutil golpe de su hermana. – Dijiste que sólo por esa vez… me dejarías dormir contigo y el Señor Dondochakka… pero al final te has metido en mi cama y me has… tirado de ella tres veces.

– ¿Qué? – preguntó entre risas Karin.

– ¡E-eso no es cierto! ¿D-de qué hablas, tonto? – vociferó completamente roja la niña, algo que los hizo estallar en carcajadas a los tres niños.

Detrás de ellos Rukia e Ichigo llegaron agitados de tanto correr, ahora los miraban con una sonrisa nostálgica, era increíble para ellos ver como habían congeniado tan bien esos cuatro.

Luego de un rato más caminando, Rukia suspiró y levantó su vista hacia el cielo, pensando qué había hecho para merecer todo eso, sólo quería estar cerca de Ichigo, ¿tan difícil era cumplir ese deseo?

– Mira por dónde vas, Rukia, recuerda como nos encontramos la primera vez. – la regañó riéndose el chico.

– Bueno, la diferencia es que ahora tú vienes a mi lado. Si alguien fuera a tropezar conmigo tú de seguro me protegerías. – sonrió sin dejar de ver el cielo grisáceo.

– ¡Cuánto me halaga, señorita Kuchiki! – ironizó cual príncipe a su damisela. – ¿Tanto confías en mí?

– Sí. – Ichigo se sonrojó y carraspeó un poco para alejar tontas sensaciones.

El camino siguió hasta llegar al instituto de los pequeños; excepto por algún que otro comentario de los niños, el ambiente era silencioso y algo apenado.

– Hemos llegado – dijo Ichigo sin quererlo. Nadie se movía, nadie hablaba, ni siquiera se miraban, sólo veían al gran edificio sin mirarlo realmente. –. Es hora, niños. Mejor se apuran o se les hará tarde.

– Tengo una idea –propuso, sorpresivamente, Yuzu. –. En unas dos horas más se abrirá el zoológico de Karakura y como es día de semana el precio se reduce a la mitad, ¿qué les parece si vamos todos juntos? – los tres niños a su lado la miraron con la boca abierta y sin pestañar.

– Yuzu, hoy tienen clases y nosotros también, ¿de qué hablas? – preguntó su hermano extrañado.

– Lo sé, lo sé pero… no quiero ir a clases hoy, Ichigo.

– No lo sé… no es conveniente que falten a clases así porque sí. – razonó el chico.

– Tsk, si tan sólo Rukia también pudiera entendernos así de fácil. – murmuró Tatsuki siendo escuchada por todos.

– Eres muy mala con tu hermana, Tatsuki. – respondió Karin con su usual ceño fruncido.

– Sí, bueno, Rukia es nuestra hermana… aun así es peor que nuestros padres. – susurró esta vez Uryu.

– ¿Qué tan malo puede ser? – los dos pequeños miraron de reojo a su hermana y luego a Karin con resignación.

– Rukia, ¿Cuántas veces has faltado a clases este año? – preguntó Uryu sin dejar de mirar a Karin.

– Ninguna. Tengo asistencia perfecta desde el primer año.

– Dime, Karin, ¿Cuántas veces hemos faltado a clases este año? –le preguntó ahora a la niña.

– Pues… la profesora dice que son los únicos con asistencia perfecta.

– Déjame aclararte que odiamos desde lo más profundo de nuestro ser al maldito que haya creado la escuela. Y si fuera por nuestros padres ya los habríamos convencido de faltar varias veces.

– ¿Y qué ocurrió?

– Rukia ocurrió, Yuzu, Rukia ocurrió. – murmuró con voz de ultratumba Tatsuki.

– ¿De qué hablan, pequeños desconsiderados? Algún día me lo agradecerán. Tener asistencia perfecta es algo de qué hablar para los directivos de la universidad a la que vayan a entrar.

– Rukia, somos niños de diez años, ¿por qué demonios pensaríamos ahora sobre universidades? – le espetó Tatsuki molesta.

– De seguro Uryu está de mi lado.

– Pues la verdad es que creo que teniendo tan corta edad deberíamos preocuparnos de otras cosas más que por nuestro futuro, hermana.

– Le has pedido matrimonio a Inoue Orihime.

– No, no lo he hecho, aunque hubiera dado lo que fuera por tomar la mano de esa hermosa Princesa Tejedora – susurró lo último casi entrando en un trance hipnótico del cual Tatsuki estaba dispuesta a despertarlo con un buen golpe. –. Sé que ella entenderá que nuestro amor es imposible hasta que ambos seamos mayores de edad y tengamos nuestros propios trabajos. Tendré que trabajar muy duro si quiero ser un buen médico – tomó su mentón con una mano y utilizó la otra como soporte de su codo. –. Tendría que buscar ya una buena clínica que me guarde el lugar hasta entonces.

– Nuestro padre es médico de una clínica propia, de seguro estará encantado de tenerte como aprendiz. – comentó Ichigo en broma recibiendo una mirada amenazante de parte de Rukia.

– Perfecto. Orihime será una esposa muy afortunada – se contentó Uryu anotando esa recomendación en su libretita. –. Muchas gracias, hermanita, por proteger mi futuro no dejándome faltar a clases.

– Eres un maldito traidor. – susurró Tatsuki causando la gracia de las dos pequeñas Kurosaki.

– Bueno, bueno, ya basta de tanto hablar y ya váyanse a clase antes de que sea tarde. – aconsejó Rukia, quitándole la gracia a toda la escena. Otra vez ese ambiente lúgubre y silencioso.

– En serio no quiero ir a clases.

– ¿Qué pasa, Yuzu? Tú no eres así – inquirió Ichigo con preocupación. –. Te encanta ir a la escuela.

– No quiero ir si eso significa que todo volverá a ser como antes. – dijo la niña con la voz quebrada y al borde del llanto.

– ¿Cómo que como antes?

– Papá nos llevará a clases todas las mañanas hasta que ambos tengan otro viaje de trabajos y entonces Mashiro se encargará de nosotras por dos semanas más.

– ¿Y qué, no te agrada Mashiro?

– Sí me agrada, es que… es que… – no pudo reprimir más las lágrimas que se agolparon en sus ojos y comenzaron a caer traicioneras por sus mejillas. – No quiero dejar de ver a Rukia, ni a Tatsuki, ni a Uryu, quiero seguir caminando junto a ellos a la escuela y que podamos jugar carreras con Tatsuki mientras Uryu se queja de que eso nos hará sudar y llegaremos sucios a clase. No quiero que tú te vuelvas a ir con el equipo de fútbol hasta tarde y que ya no tengamos tiempo como durante estas dos semanas. No estoy enojada con papá y mamá por dejarnos solos por el trabajo pero no quiero volver a sentirme sola sin ningún amigo en la casa. Desde que hemos conocido a Rukia estos han sido los días más felices y yo… yo no… ¡No quiero que se acabe! – lloró desconsoladamente mientras se cubría los ojos con ambas manos.

Ichigo miró a Rukia y ésta asintió limpiándose las lágrimas que también querían salir de sus ojos.

– Yuzu, cariño – susurró cerca de ella sintiéndose como su madre cuando la consolaba a ella. –, verás, no es fácil para mí. Durante todo este tiempo me he acostumbrado a ustedes, a sus sonrisas, sus historias, a todo. También me duele saber que no volveremos a caminar juntas al instituto otra vez, pero no es como si ya no nos volviéramos a ver jamás, aunque los niños no puedan ir a su casa a jugar ustedes siempre serán bienvenidas en la nuestra, ¿les he dicho que le han agradado mucho a nuestra madre?

– Sí, no ve la hora de volver a verlas para restregarme en la cara lo buena hija que podría ser yo también. – admitió Tatsuki de mala gana, haciendo reír a Rukia y Uryu en el proceso.

– Tatsuki y Uryu están muy contentos de haberlas conocido, aunque sean tan orgullosos de no poder admitirlo. – dijo en voz alta para que los otros dos escucharan. –. Y creo que es la primera vez que deciden compartir sus ideas con alguien más que no sean ellos – las niñas rieron y la pequeña Yuzu se limpió las lágrimas ya más calmada. Ichigo observó a la pelinegra mayor sintiendo en el pecho una calidez que, se convencía cada vez más, creía saber de qué se trataba. –. Vengan aquí, las quiero como si fueran mis tercera y cuarta hermanas. – las niñas rieron y se abalanzaron contra ella para abrazarlas y romper a llorar una vez más.

– Dios, parece el final de una telenovela. – murmuró Tatsuki con un hilo de voz.

– Cierra la boca, si tú también estás al borde del llanto, Tatsuki.

– No es cierto.

– Pues, ¿por qué te limpias las lágrimas entonces, tonTatsuki?

– Sólo me ha entrado algo al ojo.

– ¿A ambos?

– Sí, tontIshida.

– Pues yo sí quiero llorar. – susurró él con su labio inferior temblándole.

– Ja, ja, ja, vengan aquí, pequeños demonios – les dijo Ichigo a la par que los tomaba suavemente por las cabezas y los acercaba a su pecho. –. Yo sí que los extrañaré aunque ustedes no lo hagan.

– Sólo… Rukia puede… llamarnos así. – hipó Uryu empañado sus lentes pero sin dejar de llorar. Ichigo tan sólo pudo sonreír, Rukia ya le había advertido de ello.

– Ve pronto a ver a nuestra hermana, Príncipe Delincuente, te dejaremos usar la excusa de que vas a por nosotros. – dijo Tatsuki ganándose las carcajadas del chico.

Para cuando los niños entraron al edificio, la gente que aun llegaba con sus hijos miraba a Rukia con compasión y luego a ichigo con reproche, malentendiendo la situación. Como la chica ignoraba a todos ellos, Ichigo trataba de aclarar las cosas negando con la cabeza y sonriendo algo apenado. Cuando ya iban a mitad de camino de llegar a su instituto, él trató de romper el gélido silencio que los envolvía.

– Y… ¿tú que crees?

– ¿Acerca de qué? – preguntó sin comprender.

– Acerca de esto. ¿Crees que todo cambiará ahora que todo vuelve a la normalidad? – preguntó con deje de tristeza en su voz. Menuda manera de romper el silencio.

– A la normalidad. – repitió ella en un susurro anhelante. Claro, desde el principio eso no era completamente real, ahora deberían volver "a la normalidad".

¿Qué decir? Pues nada, ni ella sabía la repuesta. ¿A la normalidad? ¿Acaso nada de lo ocurrido durante esas dos semanas había sido normal? Aunque, pensándolo bien, que Ichigo Kurosaki, miembro y capitán del equipo de fútbol del Instituto Karakura, estuviera al lado de una chica tan desabrida como ella era algo de por sí inusual, por supuesto que no era normal. Nada de todo eso lo era.

El camino siguió en silencio hasta llegar al instituto, como era de esperarse Rukia no contestó a la pregunta de Ichigo y él tan sólo no insistió, después de todo ¿quién era él para presionarla si al final se había comportado como un idiota durante todos esos días? No tenía derecho a ser querido por una persona como Rukia y lo más probable sería creer que ella ya no estuviera interesada en él luego de haberlo conocido bien. Se lo merecía, tal vez si hubiera hablado con ella cuando aún tenía la oportunidad entonces ahora sí sería diferente, pero no, tenía que poner en duda sus sentimientos y dejar que la lastimaran en dos ocasiones, jamás se perdonaría por ello, y eso era un punto más que agregar a su lista de "¿Por qué no confesársele a Rukia Kuchiki?". Era un completo imbécil.

Antes de llegar al salón, Rukia tomó la mano de Ichigo que detuvo en el aire antes de tocar la puerta. Él la miró sorprendido y algo nervioso por su accionar, sin embargo ella no lo hizo.

– Sólo cambiará, sólo volverá a la normalidad – enfatizó la última palabra. –, si tú así lo quieres. – dicho eso último, soltó su mano y abrió la puerta siendo ella la primera en entrar y dejándolo solo parado en el pasillo.

La mañana siguió tan fría y tensa, claro, sólo para ellos dos, pues el día era completamente normal para los demás, un viernes ansiado y anhelado más. No se vieron a la cara en todo el primer período de clase, y eso que durante las horas de Literatura el profesor los había hecho trabajar en grupo y, oh casualidad, Rangiku, Momo, Soi, Keigo y Mizuiro decidieron hacer las actividades todos juntos, qué se podía esperar más que a Ichigo y Rukia accediendo derrotados a la propuesta, sin embargo ni siquiera eso había logrado remediar la incomodidad entre ellos y las otras tres chicas lo notaron.

Por otro lado, Rukia estaba tan ida en sus pensamientos que sus tres amigas no sabían entender qué le pasaba, o si al menos ya no estaba tan enojada con ellas. Durante la hora de química, con el profesor Mayuri, no se atrevieron a preguntarle nada por dos razones, no querían ser víctimas de los locos experimentos del desquiciado profesor si éste se llagara a enojar y tampoco tenían la certeza de haber arreglado su situación con Rukia, pero más se trataba de la primera razón. Sea como fuere, necesitaban hablar de la situación con más calma, habían sido tontas y querían arreglarlo, no empeorarlo.

Durante el descanso, Ichigo se animó a girar su cabeza en dirección a la pelinegra que, sin ella saberlo, le estaba taladrando la cabeza, pero no la encontró ahí y pronto se dio cuenta de su apresurada, pero desganada, salida por la puerta del salón. La siguió hasta que ambos llegaron a la biblioteca y pronto él se escondió para no ser descubierto, tampoco quería ser visto como un acosador pero necesitaba al menos estar cerca de ella si no podía hablarle.

Rukia tomó un libro del estante al azar, casi sin mirar cuál, se sentó en una de las mesas y comenzó a leer. Al cabo de unos minutos, en los que Ichigo la observó sin contemplaciones, sus hombros comenzaron a temblar ligeramente y dejó caer su cabeza. Ichigo dio un paso impulsado por el temor de que otra vez estuviera enferma, pero pronto volvió a su escondite cuando observó que ella ladeaba su cabeza y miraba a lo lejos con lágrimas en los ojos. Se levantó, secándose las lágrimas de los ojos, y devolvió el libro a su lugar, ya era hora de volver a clase. Ichigo la dejó ir para luego acercarse al estante donde había estado la pelinegra hacía unos segundos.

"Quédate a mi lado" figuraba en la portada del libro. Ojeó las páginas de manera superficial, tratando de llegar a algún dialogo que pudiera poner así a su… amiga. Sólo encontró una frase al pasar unas pocas páginas, estaban resaltadas con algún tipo de marcador como si algún lector quisiera que todos prestaran atención a esas palabras:

"El orgullo es uno de los tipos de cáncer más dañino, no te mata físicamente pero se padece durante toda la vida lastimándote mucho. Tiene cura pero no todos recurren a ella, y se trata de la humildad y la sinceridad. ¿Tú te someterías al tratamiento?"

Sonrió, pues esas palabras lo habían atacado justo a tiempo. Pero él… ¿estaba dispuesto a tomar ese riesgo? ¿Estaba dispuesto a dejar a un lado su orgullo y ser sincero frente a Rukia?

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Las horas de clase siguieron como si nada, matemáticas fue la jaqueca más grande de todas y con un suplente para comenzar un nuevo tema la cosa no mejoraba, maldita profesora Shutara, decidía enfermarse justo antes de los exámenes finales; inglés con la profesora Ochi, el trabalenguas más complicado del mundo para todos los alumnos del instituto... está bien, sólo para aquellos compañeros de Rukia a quienes les costaba retener tantos verbos y frases raras en inglés. Casi se arrancan los pelos cuando la hora del almuerzo llegó, las horas de clase habían sido eternas – enfatizando la "r" de la palabra. – y casi olvidan por completo que aún quedaba tiempo de descanso, la mayoría de los alumnos se aglomeraron en la puerta sin esperar a que el profesor saliera antes, al demonio con los modales, necesitaban aire fresco y si no lo obtenían pronto de seguro alguien moriría en consecuencia de un pequeño apocalipsis zombi.

Ichigo observó a sus estúpidos compañeros de clase con la mirada más sorprendida de todas, pues había estado tan distraído durante todas las horas anteriores que en cuanto la campana sonó y todos corrieron a la puerta como si su vida dependiera de ello él no pudo más que sobresaltarse sin entender nada. Giró apenas su cabeza para dirigir su mirada a la pelinegra que lo había tenido tan pensativo, ella era más lista y se encontraba abriendo sigilosamente la ventana que daba al pasillo para escabullirse por ahí. Bajó su cabeza y rió por lo bajo, ¿por qué todos sus demás compañeros eran tan idiotas y no se percataban de ese básico detalle? Al diablo con ellos, saltó por la ventana por donde previamente lo había hecho ella y comenzó a correr para alcanzarla.

Llegó a la azotea por instinto, ella parecía haber corrido tan rápido por los pasillos en cuanto saltó por aquella ventana que no logró verla, aun así sus piernas lo guiaron automáticamente hacia ese lugar en el que ahora mismo se encontraba.

– Ru... – el resto de la palabra murió en sus labios cuando la vio sentada en la esquina cerca de los barrotes que la separaban del precipicio. Estaba llorando, eso suponía con razón al percibir el ligero temblor de sus hombros estando sentada mientras abrazaba sus piernas.

–...si tan sólo hubiera tenido el valor de hacerlo. Soy tan tonta, tan... incompetente – soltó su cabeza para dar su frente fuertemente contra sus congeladas rodillas. –. Demonios, no fue una buena idea salir con este clima a la azotea – Ichigo pudo escuchar una débil risa irónica de la pelinegra. –. Si tan sólo hubiera dicho esas simples palabras; ojalá hubiera tenido el valor de confesármele – terminó de decir con la voz quebrada. Él no la veía pero podía imaginar sus ojos anegados en lágrimas otra vez, ¿a qué se refería con lo que dijo? –. Por favor, Dios, destino, lo que sea que gobierne mi vida yo... yo sólo... dame una segunda oportunidad – se paró en su lugar sin dejar de mirar ni por un segundo hacia el frente. – y te prometo que yo... lo haré. Si tuviera una segunda oportunidad, una última, sacaría el valor de donde sea y se lo diría, lo juro. Diría fuerte y claro que... ¡ESTOY ENAMORADA DE KUROSAKI ICHIGO! – su pecho subía y bajaba, agitado por la repentina confesión clamada a gritos, sus manos sosteniendo los barrotes como si su vida dependiera de ello, sus ojos mirando más allá del cielo grisáceo, esperando por una posible respuesta, tal vez...

– Qué... original declaración, creo que es la más insólita, y vaya que he visto unas cuantas, pero ninguna supera a esta. Se lleva el premio mayor. – Ichigo se posicionó a su lado tomándose de los barrotes al igual que ella, sonriendo de lado pero sin mirarla. El rostro de Rukia se volvió tan rojo como... bueno, un tomate ya no era nada en comparación a su inda cara.

– I-Ichi...go...

– ¿Sabes? Es gracioso, si yo tuviera también una segunda oportunidad también confesaría algo demasiado importante para mí y que ahora mismo quema mi garganta – Hasta ese entonces Ichigo giró su cabeza para mirarla con la misma sonrisa, sin embargo, al finalizar sus palabras volvió su vista al frente y apretó fuerte su mandíbula antes de decir algo más. Sonrió y llenó de aire sus pulmones. –. Demonios, si yo también tuviera una segunda oportunidad gritaría que ¡UNA PERVERSA BRUJA ME HA HECHIZADO Y...! – miró nuevamente a Rukia a los ojos. – ¡Estoy enamorado de Kuchiki Rukia!

Rukia no comprendió nada ni siquiera cuando él se le acercó y se agachó hasta tener sus rostros a la misma altura. Parpadeó un par de veces antes de salir de su trance y percatarse de lo que Ichigo había dicho.

– ¿Qué?

– No suelo repetir las cosas, enana. – sonrió más ampliamente.

– No es necesario – ella brincó para colgarse de su cuello en un fuerte abrazo. Sus risas trataban de ahogar las lágrimas que, sin ningún reparo, comenzaron a aflorar de sus ojos cayendo por sus mejillas para finalmente manchar el suéter del chico. –. Te quiero. – susurró entre sollozos.

– Igual yo. – le respondió mientras la alzaba varios centímetros del suelo luego de atraparla en el sorpresivo abrazo.

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**O**

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– No me molestaría hacer esto todos los días hasta nuestra graduación. – le dijo caminando por las calles tomados de la mano.

– ¿El qué? ¿Ir de la mano por la calle o ir a por nuestros hermanos al instituto? – preguntó Rukia riendo por la ocurrencia del chico.

– No hablaba de lo primero pero... ahora que lo preguntas, ambas. – sonrió causando el mismo efecto en ella.

– Tienes razón. – ya iban llegando al Instituto cuando divisaron a lo lejos a cuatro niños riendo con total diversión de las morisquetas y lo que sea que un hombre de cabello corto y oscuro les estuviera diciendo.

– Demonios... – susurró con preocupación.

– ¿Qué? ¿Qué ocurre? – preguntó al instante cuando notó ese cambio en su voz. Ichigo no tuvo tiempo de contestar antes de que aquel hombre mirara en su dirección cuando Yuzu los señaló.

– ¿Qué tan buena eres corriendo, Rukia?

– La mejor de la clase, ¿Por qué?

– Olvidé decirle a mi madre que yo me encargaría de buscar a las niñas hoy. – le respondió antes de tomar más fuertemente su mano y salir disparados del lugar por el mismo camino que los había llevado al lugar. De ninguna manera alejaría a Rukia ahora que por fin estaba a su lado.

– ¡ICHIGO! – se escuchó por detrás de ellos el potente grito de alegría de Kurosaki Isshin, el inigualable padre de Ichigo.

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Sip.

Ustedes dirán, ¿valió la pena o les paso mi dirección para que mañana me esperan en la puerta para tomatearme? °n°'

Eeeen fin, muchisisisisisisimas gracias por haber llegado hasta aquí y haberle dado una oportunidad a mi historia.

Primero, contestaré reviews, como siempre al final de los caps. y luego por favor lean al final, les tengo una sorpresa que de seguro les gustara O.-

Kinverlins: Lo siento por haberte hecho esperar mucho... Cuándo no yo incumpliendo promesas... u.u' Espero no haberte defraudado y que te guste mi sorpresa :D

Gabriela Canales: Bueeeeno, tendrás que esperar a ver, incluso, qué demonios ha pasado con Inoue O.- jajaja Y dime, ¿Qué te ha parecido la escena romantiboba del pequeño Uryu? jajaja no me puedo creer cómo he dejado que esos pequeños demonios se hayan peleado pero... Siento mucho lo del lemon, no... puedo hacerlo, me da güegüencita O/./O

nessie black 10 Frany H.Q: Eso es Nessy-chan! Se la llama Arroz, no zorra (mi profe nos hacía cambiar malas palabras por verduras... decía que era más sano... ._. en este mundo hay muchos hijos de zanahorias...:D) amo la relación ByaHisa, los aaaaamo :3 (sé que Bya-kun ama la sga Harry Potter tanto como yo)jajaja. Siento mucho mi trolleo (mentira -w-) es que sabía que muchos se lo esperaban y, pues... era inevitable jijiji. ¿Sabes? Con todo lo que está pasando en el manga creo que Aizen se merece una oportunidad (aunque lo tengo vigilado O.o) y en cuanto a los compañeros de Rukia... Vamos, todos tenemos ese grupo de compañeros que se podrían creer hasta el cuento de que un cocodrilo está parado en la puerta (inténtalo, llama la atención de un grupo gritando "miren, un cocodrilo en la puerta" y sin duda se darán la vuelta... -.-'). Estube pensando muy seriamente la idea de comenzar una historia alterna sobre esas tres amigas pero... ya te darás cuenta de porqué la he descartado :3. Jaajjajaa tranquiiiiila, (amo verlos sufrir *risa maquiavélica -w-*) todavía... caramba che, casi te adelanto la sorpresa O/./O PD: A pesar de leer la palabra Spoiler no pude contenerme y leí el resto de tu comentario... cómo decir que mi mandíbula quedó descolocada al saber todo eso. Igual, creo que hasta ahora, Tite me deja con la mandibula bailando cada vez que saca un nuevo capítulo, sólo espero el IchiRuki y con eso posiblemente alguna vez escuches mi voz gritando de alegría (por cierto, yo soy de Argentina. Por si no sabes de dónde proviene tal grito O.-). Y he tomado tu recomendación, entre a la página de fb y déjame decirte que me ha resuelto muchos problemas, si no fuera porque muchos han aceptado este fic capaz que me hubiera desanimado porque hay una serie de cosas enumeradas que te enseñan las cosas a tener en cuenta cuando se escribe un fic ichirukista; asi que muchas, muchas gracias :D por todo.

escarlata10: Jajaja me alegro muchisisisimo de que te haya gustado y espero no haberte defraudado con esta conti. ¡No desesperes! Una super-sorpresa se avecina para ti, amiga O.-

nanami-chan: Jajaja muchas gracias, me alegro de que te hayan gustado los pequeños demonios, creo que me he esforzado más en sus apariciones porque a mi también me agradan mucho jaja y a Ichi-nii lo he hecho parecer el principe de toda mujer (no me preguntes porqué... caprichos míos jajja). ¿Sabes? no me he puesto ha pensar lo que dirá o hará Bya-kun cuando se entere de la relación IchiRuki, y menos de lo que pasará si Tatsuki se llegara a enamorar de Renji... O.O (algo a qué pensar...) Y la escena de la princesa tejedora fue demasiado delirante para mí (entiéndeme... eran las cuatro de la madrugada, mi cara era el fiel reflejo de la pintura "El Grito"9.9) Espero que disfrutes de mi sorpresa O.-

Realmente, muchisisisisisimas gracias a todos lo que leyeron y a los que comentaron, me hicieron muy feliz todo este tiempo y me han animado mucho. Sus ideas me han dado a qué pensar y pienso tomarlas a todas. Prometo que para la próxima lo haré mejor, y a la próxima de la próxima mucho mejor, y así sucesivamente, porque por ustedes yo aprendo. Otra vez, muchas gracias!

Nos leemos pronto! Bye! O.-/


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¿Qué demonios ha pasado con Orihime? ¿Rukia ha perdonado a sus amigas? ¿Logrará Uryu su meta de vida? ¿Acaso Isshin ha alcanzado a su hijo y a su nueva...? No, esperen... ¿Qué relación llevan Ichigo y Rukia ahora? O.o

Redoble de tambores, señoras y señores...

¡NUEVO FIC ENCAMINO!

Ajám, así como lo leyeron, este fic tiene su continuación y se llamará "Chicos contra Chicas". ¿Quieren un adelanto?

Ulquiorra y Grimmjow entrarán al instituto y harán de las suyas. Por su lado, Nell no es tan buena como aparenta y casi podría decirse que Orihime es un gatito indefenso a su lado. ¿He dicho Orihime? Ah, ella... (Shh, eso no... °w° jijiji). Yoruichi aparece en acción, Soi no la tendrá fácil con ella y su profesor Urahara. Además, Nemú, Yoshino y la princesa tejedora volverán locos a los pequeños demonios (en diferentes aspectos -w-). La relación de Renji y Tatsuki es intensa, tanto como dolorosa... en las clases de karate ¿no? Pero ¿qué pasaría si por alguna razón él terminara interesandose en la persona equivocada? Una relación de hermanAs bastante intensa... Situaciones que afectarán gravemente a la relación IchiRuki haciéndola tambalear por un hilo...