De: Christian Grey
Asunto: MIS mujeres favoritas en el mundo.
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:20
Para: Anastasia Grey
Amada Sra. Grey.
Sólo escribo para asegurarme de que MIS dos mujeres favoritas en el mundo estén teniendo un buen día en el trabajo.
Christian Grey
Gerente General ansioso y locamente enamorado de SUS mujeres, Grey Interprises Holdings Inc.
Sonrío embobada a la pantalla de mi Mac al leer el e-mail de mi amado marido. Luego de darle una rápida mordida a mí dona de mermelada amablemente traída por Hannah, tecleo una rápida respuesta.
De: Anastasia Grey
Asunto: ¿Mayúsculas gritonas?
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:23
Para: Christian Grey
Amadísimo Sr. Grey
No estoy segura de que Mia y Grace estén muy contentas con el asunto de su reciente e-mail, conociéndolo, puedo asegurar que los celos vienen de familia.
Le complacerá saber que SUS mujeres estamos pasando un excelente día mientras disfrutamos de un par de donas con mermelada y trabajamos.
Por otra parte, me gustaría saber cómo están pasando su día de padre e hijo MIS dos hombres favoritos en el mundo.
TUS mujeres que te aman.
XO
Anastasia Grey
Editora General, Grey's Publishic.
Pulso enviar y le doy una ojeada a otros E-mails en mi cuenta mientras me acarició el abultado vientre.
Estoy de 38 semanas, casi en la fecha pautada para el nacimiento de mi pequeño destello y sé que el ansioso recalcado en el reciente mensaje de mi preocupado esposo se debe a ello. Tanta es su preocupación por nuestro bienestar que han vuelto las discusiones sobre mi trabajo y libertad. Igual que sucedió con el embarazo de Tedd o incluso peor, sabiendo las complicaciones sucedidas en el parto de nuestro hijo. Pero eso no había cambiado para nada mis planes. Iba a trabajar hasta el día que no soportara los dolores de espalda o la hinchazón en los tobillos, punto. Plantarme con dicho argumento había servido, sumándole a eso, claro está, una abstinencia de sexo por una semana entera. Lo cual fue horriblemente difícil para mí diosa interior que estaba a punto de destriparse a sí misma pero tenía claro mi objetivo y funcionó.
Muerdo mi labio ante el recuerdo de la cara de frustración de Christian al no poder tocarme y escucho el sonido de un nuevo correo en mi bandeja.
De: Christian Grey
Asunto: Mayúsculas "posesivas"
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:26
Para: Anastasia Grey
Amada Sra. Grey
Se alegrará de saber que ya he comprobado a MIS otras dos mujeres favoritas en el mundo y se encuentran en perfecto estado. Además de que ninguna de ellas puede culparme por estar completamente loco por ustedes dos.
SUS hombres favoritos en el mundo estamos pasando un buen tiempo de calidad jugando con los legos, tiempo del cual usted se está perdiendo por ser una errante y obstinada mujer independiente.
TUS hombres.
P.D: Tedd y yo te extrañamos.
Christian Grey
Valiente Gerente General, Grey Interprises Holdings Inc.
Entre cierro los ojos a la pantalla ante su última línea. Él nunca abandona y sabe que al involucrar a nuestro hijo no puedo negarme a nada. Más aun cuando ha estado enfermo de gripe la última semana y eso lo ha puesto bastante sensible. Mi cara se arruga de ternura al recordarlo ésta mañana patalear para no tomarse su medicina. Mi pequeño hombresito, siempre al ruedo. Tecleo rápidamente.
De: Anastasia Grey
Asunto: Apoyada por la ley...
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:28
Para: Christian Grey
...que recalca los derechos de las mujeres de poder manejarse en el mundo laboral, Sr.
Agradece que Phoebe y yo estemos multiplicando tu dinero.
Y usar a Tedd no te ayudará a convencerme de regresar a casa aun. Ya lo discutimos y necesito dejas algunas negociaciones cerradas antes de tomar la baja prenatal, no seas impaciente.
Anastasia Grey,
Editora General, Grey's Publishic.
Tecleo enviar y bebo del frío jugo de arándanos.
Los antojos en el embarazo de Phoebe han sido toda una revolución. Creo que ella desde que estuvo consciente de que estaba creciendo dentro de mi supo que tenía un ejército prácticamente a sus pies para cumplir todos sus caprichos y se ha aprovechado de ello, pidiendo cuanto dulce se le antoja o su infaltable jugo de arándanos para merendar.
-Eres toda una pequeña cosa mandona desde ahora. ¿No es así mi pequeño destello?.- le hablo dulcemente mientras me acaricio la barriga. Extrañamente ella ha estado muy tranquila el último par de días, cuando lo normal es que esté bailando la mayor parte del tiempo.
La máquina frente a mi emite un leve pitido.
De: Christian Grey
Asunto: Mujeres errantes.
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:31
Para: Anastasia Grey
Querida Sra. Grey
Como de costumbre, va un paso adelante.
Y por mil millonésima vez, es NUESTRO DINERO.
Espero paciente el tenerte descalza y embarazada en mi cocina, para así poder disfrutar del IET 24/7.
Christian Grey
Gerente General Calmado como zen, Grey Interprises Holdings Inc.
Su firma me hace soltar una risa y me paralizo al sentir una punzada aguda en mi área pelvica haciéndome retirar mi pensamiento pasado. Phoebe ya está en posición para el alumbramiento y no tiene el mismo espacio que meses atrás así que cada que se mueve debo levantarme o cambiar de posición porque al parecer es igual de obstinada que su padre cuando algo no le gusta.
-Hey... pequeña futbolista, no le des cabezazos a mamá- bromeo acariciando donde siento sus piernitas -¿También crees que papi puede ser exasperante a veces, cierto?- levemente dejo de sentir las punzadas y me levanto a caminar por la oficina. Tal vez no le ha gustado el que esté tanto tiempo sentada.
Escucho dos golpes en la puerta y luego la cabeza de Hannah se asoma por ella, buscándome rápidamente con la mirada y encontrándome descalza y andando por el lugar. Me da una sonrisa divertida y levanta su iPad negra en el aire.
-Tengo a Kay para ti en la sala de juntas. Quiere discutir sobre el libro infantil de Danna antes de que tomes tus vacaciones. Después de todo, es tu proyecto especial.- volviendo a mi cómoda silla la miro atenta mientras tanteo el piso frío en busca de mis bailarinas perdidas.
-Enseguida. ¿Alguna otra cosa que tengamos pendiente?- grito eureka en mi cabeza cuando doy con ellas y me las calzo rápidamente.
-No. Solo última tú cita con la doctora Greene mañana antes del gran día. - asiento hacia ella, arreglando algunos apuntes y tomando el manuscrito con correcciones de uno de los cajones.
-En 5 estoy con Kay- informo con una sonrisa. Necesito pasar por el servicio primero ya que mi hija está presionando mi vejiga y debo orinar cada quince minutos.
-Ok.- asiente y sale sin más. Luego de tener todo listo vuelvo a mis e-mails para contestarle rápidamente a Christian.
De: Anastasia Grey
Asunto: Vete.
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:45
Para: Christian Grey
Tengo una reunión ahora, mientras más me entretenga menos trabajo puedo culminar y más tarde regresaré a casa, así que, aléjate.
Cuida de mi bebé y recuerda darle su medicina a las 4.
Nos vemos, Papi.
XOXO
Anastasia Grey,
Editora General, Grey's Publishic.
Pulso enviar y me apresuro al baño.
...
-Y eso sería todo. El lunes nos estaríamos reuniendo con la escritora y su agente para afinar detalles y fechas tentativas para la publicación.- Kay cierra su laptop dando por finalizada nuestra reunión luego de unas dos horas de revisión y ajustes en el manuscrito que es mi proyecto especial. Un hermoso libro de cuentos infantiles que te transporta a un mundo de fantasía y que cada niño debería conocer.
A Tedd le ha encantado, él ha sido mi conejillo de indias y el porqué de que éste sea mi proyecto especial.
-Me parece perfecto.- asiento a la mujer de cabello rizado y tez morena frente a mí que me da una mirada dulce.
-Deberías dejarme los últimos detalles a mi e irte ya de reposo. Después de todo solo quedan por afinar nimiedades. Ya me es imposible verte y no imaginarte escupiendo un bebé.- Me río de su comentario. Ella se ha convertido en una muy buena amiga el último año.
-Ciertamente eso haría muy feliz a mi marido- digo con fingido fastidio.
-Créeme, lo sé.- ella se ríe y yo le entre cierro los ojos.
-Te llamó, No es así...- no es una pregunta.
-Lo ha hecho con todo el que está al rededor de ti. Está ansioso, compréndelo.- lo excusa y no ha comenzado a reír cuando mis ojos alcanzan los cielos. Ah… mi cincuenta.
De regreso a mi oficina consigo dos correos. El primero me hace reír.
De: Christian Grey
Asunto: Dominante
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:31
Para: Anastasia Grey
Sra. Grey
Mientras más tiempo pasa más mandona se vuelve.
Jamas deja de impresionarme.
Ve a multiplicar nuestro dinero.
Te amo.
Christian Grey,
Orgulloso y sumiso Gerente General, Grey Interprises Holdings Inc.
El segundo en cambio hace que el corazón salte a mi garganta.
De: Christian Grey
Asunto: Secuestro de Tedd.
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 17:26
Para: Anastasia Grey
Cumplo con informar que nuestro hijo ha sido secuestrado por un par de abuelos que se quejan de no compartir suficiente tiempo con su nieto. Eso nos da unas cuantas horas libres, así que... ¿Esta disponible para una cita con su esposo, Sra. Grey?
Christian Grey
Gerente General, Girando pulgares, Grey Interprises Holding Inc.
Mi corazón se estabiliza mientras niego con la cabeza. Este hombre es único en su existencia... y es solo mio.
De: Anastasia Grey
Asunto: ¿Flores y corazones?
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 17:50
Para: Christian Grey
Sr. Grey
Estaría encantada de ser su cita esta noche.
¿Pasas por mi a las 6:30?
Anastasia Grey,
Editora General, Grey's Publishic.
Su respuesta llega inmediatamente.
De: Christian Grey
Asunto: Para usted, Sra. Grey...
Fecha: 20 de Septiembre de 2014 15:31
Para: Anastasia Grey
Siempre.
Allí estaré.
;)
Christian Grey
Embobado, Gerente General, Grey Interprises Holding Inc.
Oh hombre... Amo los guiños de Christian por correo, son tan inesperados y tan poco CEO que no puedo evitar esbozar una sonrisa. Me encanta este Christian relajado.
Hemos avanzado tanto en el ultimo año, en todos los aspectos. Mis mejillas se calientan mientras me muerdo el labio y una seríe de imágenes atraviesan mi cabeza. Si, hemos avanzado en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida y entonces una idea llega a mi, despertando a mi diosa que se estira perezosa en su chaise longue.
Con una misión en mente, me encamino al baño.
…..
A las 6:35 Christian me espera frente al edificio, sosteniendo la puerta del copiloto abierta para mí.
-Buenas noches, Sra. Grey- saluda contento. Le sonrío, pasando mis manos por su pecho y sosteniéndome de las solapas lo tiro hacia mi para besarlo. Huele celestial, como siempre.-Mmm, ese vestido- ronronea bajo en su garganta.
-Hola- Deja un tierno y apacible beso en mis labios y me ayuda a subir, cerrando la puerta y rodeando el auto hasta su asiento.
-¿Como estuvo el trabajo?- pregunta una vez ha ajustado su cinturón.
-Bien.- contestó sin entrar en demasiado detalle y no queriendo hablar del trabajo -¿Así que nuestro hijo fue secuestrado?
-No estoy muy seguro de quién secuestró a quién- sonríe divertido por algo -Estaba muy feliz y dispuesto a irse. Iban a ver a Ava y luego a dar un paseo.- sostiene mi mano y acaricia mi alianza ritmicamente -¿Hambrienta?- dice, luego de poner el auto en marcha. Debió darle la noche libre a Taylor.
-Famélica- contesto mirando como entramos en el tráfico de la tarde que comienza a caer lentamente.
-Déjame llevarte a cenar.
-Ok.- Asiento. Me distraigo mirando los autos mientras me envuelve y arrulla la voz melodiosa de una mujer, no se de quien se trata pero es cautivadora. -¿Tedd tomó su medicina?- hablo luego de un rato de un silencio cómodo. Hace una mueca.
-Si, y no fue una tarea fácil- se estremece ante el recuerdo antes de que sienta mi teléfono vibrar con un mensaje de Kate. Son fotografías de Elliot con Tedd y Ava en brazos mientras mi hombresito observa a su prima. Otra donde, imagino, mi pequeño se da cuenta de que está siendo fotografiado y estira sus manos a la cámara y la última con sus brazos cruzados y su pequeño ceño fruncido a mas no poder. Esta última viene con la leyenda "Tu hombre enojado por querer ser el fotógrafo" Sonrío enternecida. Mi pequeño niño, con el carácter idéntico a su padre.
Me pregunto cómo será de adolescente, y entonces me doy cuenta de que Phoebe y yo tendremos que ser bastante comprensivas con los dos hombres de la casa.-¿Un penique por tus pensamientos?
-No es nada, solo pienso en cómo será Tedd de adolescente. Su carácter para ser exactos.
-Yo solo espero que no herede el mío.
-Espero lo mismo.- hago el mejor esfuerzo por sonar horrorizada, lo que hace a Christian mirarme ofendido.
-Sra. Grey me lastima- su tono es bajo pero está divertido.
-Sr. Grey. Déjeme terminar. Espero que no herede tu lado gruñón y mandón, pero si deseo que sea tenaz, seguro, fuerte, valiente y dulce como solo tú sabes serlo.
-¿Está coqueteando conmigo?
-Oh si, Sr.- pestañeo rápidamente hacia él que aprovecha el semáforo en rojo para mirarme. Su rostro iluminado por las débiles luces de la calle lo hacen ver glorioso, pero ¿cuando mi marido no se ve glorioso?
-Oh Anastasia- dice en un suspiro -¿que voy a hacer contigo?
-Confío en que algo bueno se te ocurrirá.- digo en voz baja y sé, por su rápida bocanada de aire que mi respuesta lo ha afectado.
-El embarazo te hace insaciable- su mano vieja a mi muslo, subiendo mi vestido para tocar mi piel y aprieta suavemente haciendo que un cosquilleo delicioso recorra mi espina dorsal. Pongo mi mano sobre la suya, jugando con sus dedos...dedos que tejen magia cada vez que quiere.
-Mi marido me hace insaciable.- contesto y soy recompensada con una sonrisa tímida, esa sonrisa tímida que tanto amo ver. Llevando mi mano a sus labios me besa los nudillos. -¿A donde estamos yendo?- cambio de tema. Su sonrisa se convierte en una mas amplia mientras pone el auto en marcha.
-Es sorpresa. Espero no sea demasiado, después de todo estamos ya en la recta final.- su mano está ahora en mi abultada barriga y sus dedos hacen una figura de corazón en ella. Sonrío como tonta, amo cuando hace eso.
-Phoebe está bien. Ella ya ama las aventuras.- respondo por ella, acariciándome también.
Luego de unos cuantos kilómetros más, Christian dobla en la quinta avenida hacia Broad St y apaga el motor. Como estoy distraída mirando más fotos enviadas por mi mejor amiga no me doy cuenta del lugar hasta que miro lo que parece ser una pequeña plaza. Lo estudio extrañada y él me sonríe, señalando hacia el parabrisas. Curiosa me estiro y me quedo en blanco.
-¿La aguja espacial?- jadeo, mi boca abierta en sorpresa.
-Es una hermosa noche así que nos hice reservaciones para cenar aquí. Estuve repasando memorias y recordé que propuse traerte algún día y aquí estamos.- se encoje de hombros, como si estuviera excusándose por algo.
-Es...es... ¡Gracias!- chillo incapaz de decir algo coherente y sin parar de mirar hacia la inmensa estructura encima de nosotros. Iluminada, imponente, preciosa.
-¿Y bien?- me saca de mi encantamiento apretando mi muslo -¿Te sientes capaz de soportar un poco de altura?- los latidos de mi corazón se aceleran.
-¡Si, por favor.!- aplaudo y él ríe por mi emoción infantil. Una vez hemos conseguido donde aparcar nos encaminamos hacia la entrada. Christian enrosca mi brazo en el suyo sosteniéndome cerca lo cual agradezco porque no puedo parar de mirar hacia arriba. Debe ser más pequeña que la Torre Eiffel pero eso no le quita lo impresionante.
Mi esposo nos conduce hacia los inmensos ascensores donde otros turistas suben pacientes y me empuja hacia una esquina para evita, seguramente, que alguien me lastime o incluso me toque. En menos de un minuto estamos siendo sacudidos hacia arriba.
-¿Venias muy seguido?- le pregunto, mientras me apoyo contra su pecho. Mi barriga cubierta por nuestras manos.
-Mis padres solían traernos cuando éramos pequeños. La primera vez que vine tenía seis y quede alucinado. Me gustaría traer a Tedd. Espero que le encante tanto como a mí.- entierra su nariz en mi cabello y aspira.
-Lo amará. Por dos minutos.- lo siento reírse en mi cuello. Mas pronto de lo que espero las puertas del ascensor se abren dejando al descubierto el vestíbulo. Esperamos mientras las personas comienzan a descender calmadamente. Christian me empuja levemente, guiándome hacia el hall. Hay tiendas de souvenires por todos lados y sillas y mesas junto a los cristales con vista hacia la ciudad. Quiero acercarme, pero mi esposo me guía por un pasillo hasta una escalera que nos conduce a otro piso, con un ambiente algo mas elegante y calmado. Estoy distraída mirando al rededor cuando un hombre que debe estar en sus sesentas se acerca a nosotros.
-Buenas noches, Sr. Grey su mesa está lista.- anuncia con un movimiento de cabeza hacia él y Christian asiente. Tiene un acento latino oculto bajo su inglés formal y me gusta inmediatamente cuando me sonríe con sus gastados ojos avellana.
-Gracias, daremos un recorrido primero, Antonio.- dice, zigzagueando su brazo por mi cintura mientras sonríe. Antonio se aleja con un asentamiento y soy empujada una vez mas por mi marido para hacerme caminar. No se si es la altura o que sea pero estoy en estado de impresión total.
-¿De dónde es Antonio?- pregunto curiosa.
- Cuba, ha trabajado aquí desde que huyo del régimen- Asiento mientras caminamos hacia los cristales, luego pasamos una puerta que da al exterior y estamos fuera, en el frío aire y con la más hermosa vista con el final del crepúsculo desvaneciéndose en Seattle.-Aquí tiene. Seattle a sus pies.- dice en mi oído y lo miro sobre mi hombro. Tratando de buscar alguna palabra que describa lo que mi estomago siente al estar aquí arriba. Recuerdos de nuestros viajes en Charlie Tango por la ciudad regresan a mi memoria y me es inevitable no sonreír como tonta.
-Christian, esto es hermoso.- es lo único que puedo decir mientras me acercon mas a la rejilla. Las luces titilan dulcemente desde los edificios y todo se ve diminuto. Estando aquí es fácil sentirse dueño del universo. El aire frio me golpea haciéndome estremecer, más por la emoción que por la brisa. Christian me alcanza envolviendo sus brazos a mi alrededor.
-¿Por qué no tienes una abrigo?- amonesta suavemente mientras se quita su saco colocándolo sobre mis hombros. Inmediatamente siento su calor y perfume envolviendome.
-Lo dejé en la oficina, no pensé que iba a ser necesario.- me encojo en ella, aspirando su aroma mientras nos quedamos mirando la ciudad a nuestros pies.
-¿Sobrecogedor no?- asiento recostada en su pecho. El apunta un lugar frente el enorme mapa de luces. -Desde aquí se puede ver Escala.- dice -También los Montes Olímpicos y las Montañas de la cordillera de las Cascadas, el Monte Rainier y Baker. También Elliott Bay y las islas circundantes.
-Es increíble.- amo su sabiduría y me abrazo mas a él empapándome de sus conocimientos.
-Elliott me molestaba cuando veníamos. Decía que era importante porque él tenía una bahía con su nombre y yo no.- bufa ante el recuerdo y lo miro hacia arriba.
-¿Y tú que hacías?
-Darle manotazos- tiene en sus labios la curva de un sonrisa -Me gane muchas caras de reprobación de parte de Grace por ello.- su relato me hace reír, imaginando su relación de niños con Elliott y todos los recuerdos que ha de guardar de sus salidas en familia. De repente me siento nostálgica por no haber compartido muchos viajes o salidas de éste tipo junto con mamá y Ray.
-No sé porqué no había venido antes.- digo distraída, mirando a la noche.
-Eso hace que sea más fácil aumentar la lista de primeras veces.- murmura en mi oreja, causandome un escalofrío en el cuerpo que hace olvidarme de mi momento triste. Me giro enrroscando mis brazos en su cuello.
-Y lo amo por eso- lo beso suavemente -Gracias.- él coloca un mechón de cabello tras mi oreja acariciándola en el acto.
-Estamos para complacer- me abraza lo mas que mi barriga nos lo permite y besa mi cabello. -¿Fue suficiente de altura por un día?- asiento robándole otro beso antes de tomar su mano e ir a nuestra mesa con vista a otro lado de la ciudad. Esta vez la iluminada Rueda de la fortuna es nuestra primera visión.
Christian ordena por los dos, después de todo conoce mejor el menú y yo estoy demasiado distraída empapandome de la vista nocturna. Definitivamente quiero que Tedd vea esto, pero cuando tenga algo mas de edad para que pueda apreciarlo mejor.
El salmón en salsa de mantequilla y espárragos es delicioso y me muero de hambre. Comemos entre charla y coqueteo que nunca puede faltar entre nosotros. Me excuso al baño unas 4 veces en menos de una hora y Christian se ríe, encantado de la vida. Por supuesto él no sabe lo cansino que es.
Cuando deslizan el postre de peras caramelizadas con helado de vainilla frente a nosotros acerco mas mi silla aprovechando el anonimato de la mesa de cristal obscuro para jugar con mi pie descalzo bajo la mesa, mas específicamente por la pantorrilla de mi marido. Su ceja se alza en incredulidad pero su postura es impecable, como siempre su control es de acero igual que el color de sus ojos.
-¿Que no le ha gustado su postre, Sra. Grey?-pregunta haciéndose el inocente.
-Si. Aunque tengo en mente uno que me gustaría mucho más.- su pesada inhalación hace que mi diosa interior saque su abanico debido al calor creciente. Ella ya está completamente desnuda y lista para la acción. -Lástima que hay muchos ojos curiosos.
-¿Que haría de no ser así?- ¡Santo infierno! esa mirada hace que todos los músculos de mi vientre se aprieten deliciosamente en anticipación. Él tiene razón, el embarazo me vuelve insaciable.
-Oh, definitivamente lo tendría en mi boca Sr. Grey.- disparo y mi respuesta lo toma por sorpresa ya que se remueve disimuladamente. Ja, me vitoreo. Ésta tratando de contenerse.
-Tiene usted una sucia sucia boca, Sra. Grey.- se reclina en su silla, apoyando el brazo distraídamente en la silla junto a él.
-¿Sabe que es lo que no tengo?- su cara cambia a curiosidad y me muerdo el labio antes de articular la palabra *Bragas* en tanto le hago un guiño. Su boca cae abierta por mi confesión y atrapa mi pie juguetón cuando se pasea descaradamente por entre su muslo.
-Ana...- advierte, sus ojos oscureciéndose bajo mi mirada inocente -No quiero pervertir a toda esta gente.- mi puchero no se hace esperar y la cara de mi diosa se torna rojo sangre a punto de hacer combustión espontanea. Tiro de mi pie para liberarme de sus dedos que han comenzado a acariciar y pasearse por mi tobillo y pantorrilla.
Continúo comiendo mi postre, dándole ojeadas clandestinas, imaginando que estamos completamente solos en ésta sala para hacer lo que queramos… su boca encima de mí… sus manos… Creo que la altura me está afectando demasiado.
Su teléfono comienza a sonar distrayéndome del hechizo de su mirada. Es Grace, que llama para avisarnos que están de regreso en Bellevue con un Tedd profundamente dormido después de jugar sin parar. Christian le dice que en una hora pasamos por él y cuelga. Unos minutos más tarde estamos recibiendo un mensaje de texto de Mia.
*Ni se les ocurra venir por mi sobrino. Él dormirá hoy con su tía favorita. XO*
Ambos nos reímos negando hacia la sentencia de la menor de los Grey.
Cuando estoy por guardar mi teléfono recibo otro mensaje. Espero una continuación del anterior de mi cuñada pero me sorprende leer el nombre de mi marido en la pantalla.
*También deseo que me folles con tu boca*
Mis ojos se disparan hacia él, impactada. Y por alguna razón ese mensaje se siente más caliente y atrevido que mi vago intento por provocarlo bajo la mesa. Leo una vez más y me muerdo el labio dándole una mirada por sobre mis pestañas antes de que mis dedos se encimen sobre el teclado. Dos pueden jugar el mismo juego.
*Con mi lengua rodeándote*.-pulso enviar y lo estudio, esperando su reacción pero no da indicio de estar afectado. Mi movil vibra en mis manos.
*Mientras te tomo por el cabello…*
Sostengo la respiración.
*...Y te siento hasta el fondo de mi garganta*
Escucho cuando traga grueso y al alzar la vista me encuentro sus labios separados dejando escapar un jadeo malditamente sexy. Mierda, esto va mas allá de lo eróticos y siento la evidencia de mi excitación viajar por el vértice entre mis muslos.
Más pronto de lo que registro está alzando la mano para pedir la cuenta y caminamos hacia el ascensor sin tocarnos. Sé que lo hace para aumentar la anticipación. Una vez en el auto sin apartar esa mirada de plomo de mis ojos me ayuda con el cinturón y una promesa tácita pasa entre nosotros "Cuando lleguemos a casa no te escaparas". Tenemos que aprovechar nuestra noche libre y lo haríamos al máximo. Me trazo una meta. Si, Sr. Grey, voy a volverlo loco esta noche. Sólo el pensamiento me hace sentir mas húmeda pero ya no se siente como una humedad normal por los calientes planes para con mi marido, sino como algo mas... algo como... y tardíamente me doy cuenta que me estoy haciendo pipi encima o... Mierda, mierda, mierda ¿ahora? ¿Aquí?
-Christian- murmuro, mirando el liquido en el asiento de cuero del auto y sintiendo la humedad en mi vestido. Oh dios ¿Quieres que tu nacimiento sea todo un espectáculo, no es así, pequeña?
-¿Qué sucede, nena?- me mira tranquilo, sin descifrar mi tono de voz mientras esperamos en la fila de coches para salir del aparcamiento que, por alguna razón, se está tardando más de lo necesario.
-Necesito que me prometas que no entraras en pánico.- intento prepararlo, sabiendo como puede llegar a ponerse cuando no tiene absoluto control sobre lo que lo rodea. Su expresión cambia a preocupación en un nanosegundo.
-¿Ana, qué pasa?
-Creo que he roto aguas.- veo como todo el color se drena de su cara y sus ojos se abren con horror mirando mi regazo... -Tal vez sea una...
-¿Tienes contracciones?- habla atropelladamente.
-Aun no pero...
-Tenemos que llegar a la clínica.- es lo único que dice mientras comienza a presionar la bocina sin parar -¡¿Qué es lo que los retrasa tanto?!- dice entre dientes.
-Christian, no es como si ya fuera a dar a luz, calmante.
-Al parecer están reparando el asfalto en la calle.- responde el hombre que conduce el auto delante del nuestro. Sin dudas mas calmado y menos gruñón que cincuenta.
-¡Mierda! ¿Ahora?- gruñe.
-Christian...- trato de apaciguar a mi temperamental marido. Cielos, se supone que debe ser al revés.
-Oiga fiscal, ¿podría hacer su trabajo y apresurar el tráfico?- grita al hombre de chaleco naranja que suena su pito desde la acera junto al auto. Oh no, esto no es cierto. El fiscal nos mira y se acerca con el ceño fruncido.
-¿Tiene algún problema Sr?- pregunta con tono neutro.
-Sí, que no hace su trabajo. Ese es mi maldito problema. Tengo diez minutos en el mismo lugar sólo porque ustedes son unos incompetentes para dirigir el transito y el estado no han podido elegir otro día para reparar el asfaltado sino el mismo en el que mi hija decide...
-Christian, tranquilízate...Sr. lo siento él...está...- ¡Mierda, no quieres que nuestra hija nazca en una jefatura de policía!. Sólo eso nos falta.
-¿Sr. podría bajar del auto, por favor?- Él ignora completamente al fiscal mirándome exasperado.
-Ana, no me digas que me tranquilice cuando estas a punto de dar a luz a mi hija en el auto.
-No estoy a punnnnnnn- toda mi barriga se tensa como una barra de acero y contengo la respiración al sentir la presión en la parte baja de la espalda. Ok, tal vez si esté a punto de dar a luz a nuestra hija en el auto.
-¿La Sra. Está en labor?- pregunta el fiscal mirando mi barriga, su voz adquiriendo un tono de preocupación -Deben llegar al hospital.
-¡Es lo que trato de decirle pero es terca!- si no fuera por el dolor de la contracción estaría haciéndole una cara a ambos. Me concentro en respirar y Christian toma mi mano. La preocupación grabada en su hermoso rostro. Puedo escuchar al fiscal hablar por su radio.
-Tenemos una mujer en trabajo de parto por aquí, necesitamos despejar la vía.- comunica. Un par de minutos después oímos una sirena y poco a poco los autos comienzan a avanzar por un solo carril. La contracción ya ha pasado para cuando el fiscal vuelve a hablarnos -¿necesitan ser escoltados al hospital?- pregunta.
-Eso no será...
-Si, se lo agradecería mucho.- me corta cincuenta y lo miro indignada.
-Christian...
-Ana, déjame esto a mi.- me gruñe una vez mas y mi labio tiembla. Respiro alejando las lagrimas. ¡Malditas hormonas!. Al verme hacer eso rápidamente toma mi mano y me besa los nudillos-¡No! no llores, por favor. Lo siento, nena. Estoy teniendo un ataque de pánico. Nuestra bebé no puede nacer aquí y no puedo hacer nada para apurar el trafico y...y...
-Hey, tranquilo.- acaricio su bello rostro -Recuerda que esto a penas comienza. Ella será buena niña y esperará a que estemos en la clínica porque no quiere ver a papi alterado. ¿Verdad pequeña?- le hablo dulcemente y él me mira con ojos destellantes de preocupación y amor. Tomo su cara y lo beso castamente.
-Eres la mejor.- dice, dejando otro beso en la frente.
-Sr. siga a la patrulla que los espera al doblar la esquina. Ella los escoltará.- anuncia el fiscal señalando la vía. Christian asiente.
-Gracias, Boss. Siento...- comienza a disculparse pero el hombre niega con la cabeza restando importancia. Christian le tiende la mano, agradecido -Suerte.- le sonrío agradecida también y nos encaminamos a la clínica escoltados por una patrulla.
Llegamos mas rápido de lo que espero y las contracciones se han vuelto cada vez mas continuas, agotandome por soportar el dolor. Christian ha movilizado a un ejercito de camino. Ha llamado a Grace, Elliott, Taylor y a la buena Dra. Green nos espera nada mas al llegar.
-Estábamos volviendo a casa y le han venido contracciones. Las tiene cada diez minutos. ¿Que no es muy pronto? ¿Habíamos programado la cesárea para...
-Sr. Grey por favor. Déjeme revisar a su esposa y luego respondo a sus preguntas. ¿De acuerdo?- siempre ella tan calmada y pacifica cuando todo a su alrededor es un caos de movimiento conectándome a maquinas y mil aparatos. Christian se calla y toma mi mano mientras ella hace su trabajo entre mis piernas -Está de 5 dilataciones. Todo va marchando bien para un parto natural...- a pesar de la molesta que me ha provocado el tacto, sonrío a ella porque podré traer a mi pequeña al mundo como siempre he querido hacerlo.
-Espere ¿Parto natural?- se ahoga Christian, palideciendo.
-Si, Sr. Grey. La presión arterial de su esposa se encuentra estable y está dilatando de manera correcta. Si es mucho el dolor este es el momento justo para administrar la epidural.- me dice a mi ya que cincuenta ha quedado en conmoción total. Asiento hacia ella y sonríe -Voy a anotarlo en tu registro y a avisarle al anestesista. Volveré pronto.- y con eso se ha ido. Me muevo en la camilla para acunar el bello rostro de mi pensativo marido.
-Christian.
-Ana, habíamos quedado que seria por cesárea. Experimentar un parto natural de nuevo... Casi te me mueres la ultima vez.- pasa ambas manos por su cabello y yo ruedo los ojos. Él me mira con preocupación.
-Christian no iba a morir, quítate esa idea de la cabeza. Ademas no fui yo la que decidió venir al mundo así, fue tu hija.
-¿Va a ser igual de terca y obstinada que tu cierto?- menciona resignado. Recostando su cabeza en mi abultada barriga. -Mujeres eh.- murmura y yo rió acariciando su cabello. Otra contracción se hace presente y empuño mi mano en su cabello jadeando. -¡Ana!- respiro, respiro, respiro. Soportando la presión y su mirada sobre mi. Una vez ha pasado le tiendo mi mano -No se como ayudarte, no se como aliviar tu dolor, me siento...
-Esto ayuda- aprieto su mano -El que estés aquí es mas que suficiente.
-Oh, Ana.- besa mis nudillos. Raspando su barba naciente en mi palma.
-También uno que otro beso.- por primera vez desde que estamos aquí sonríe. Con su sonrisa tímida que amo. Se inclina y deja una lluvia de besos en mis parpados, nariz y frente.
-Hagamos esto.- afirma con decisión.
...
-También es mía.- hablo luego de contemplar por siempre a mi hermoso hombre sostener a nuestra preciosa bebe envuelta en una delgada mantita rosa. El dolor olvidado, el cansancio se ha ido y solo resta en mi un inmenso y sobrecogedor sentimiento de felicidad infinita.
-Oh Ana... ella es sencillamente, perfecta.- su voz esta cargada de emociones mientras se acerca a mi, acunándola bajo su barbilla. Ella ha nacido hace a penas dos minutos y ya sabe que su papi la sostiene porque ha dejado de llorar al momento de estar en sus fuertes brazos. Ella sabe que allí jamas le sucederá nada y estará protegida por nuestro hermoso hombre.
-Si, lo es.- concuerdo. Hay lágrimas rodando libres por mi cara mientras tomo mil fotografías mentales.
-Y es nuestra- dice también con lágrimas en los ojos. Sopla un beso en su frente y la deposita en mis brazos.
-Hola, mi pequeño y terco destello.- susurro aspirando su exquisito aroma de bebé, de mi bebé, sin poder creer aun que ya la tengo en mis brazos y que es tan perfecta como nada en el mundo.
-Ya sabemos que será igual a ti- comenta Christian, sentándose en la cama junto a mi para contemplarla. -Puedo verlo, llevándome la contraria en todo momento- Me río. -¿Le sacaras canas verdes a papá, no es así, mi pequeño sol?- Estamos en nuestra burbuja de felicidad, solo los tres y mientras, repaso todo lo acontecido un recuerdo viene a mi haciéndome reír aún más. -¿Que es tan gracioso?- pregunta mientras con mis dedos peino el delgado cabello castaño de nuestra adormilada bebé.
-¿Recuerdas la noche que fuiste por mi al bar y estaba demasiado borracha para mantenerme en pie?- frunce su ceño.
-¿Cómo olvidar esos momentos memorables?
-Me llevaste al Healtman para evitar que llenara tu auto de vómito.- recuerdo y aun adivina a que punto quiero llegar.
-Ve al grano, nena.- sus ojos son cálidos, llenos de amor y felicidad paternal infinita.
-Al parecer estaba destinado que una Steel arruinara la tapicería de su auto, Sr. Grey.- completo mirándolo mientras procesa. No se hace esperar su amplia sonrisa unos segundos después acercándose para besar a Phoebe en la frente.
-Siéntete libre de hacerlo cuando quieras, mi amor- consciente, derritiendo mi corazón al instante cuando nuestra hija responde con un pequeño y adorable bostezo haciéndonos reír -Te amo, Ana- hay reverencia en sus palabra y mas lagrimas de felicidad llenan mis ojos. No se que he hecho tan bien para tener a este maravilloso hombre junto a mi, caminando conmigo de la mano por la vida y a mis dos pequeños ángeles que alegran mis días. Lo que sea que fuera, estaba infinitamente agradecida por ello.
-Te amo, Christian- toco su rostro, atraiéndolo hacia mis labios para besarlo inundada de felicidad para luego quedarnos disfrutando de nuestra burbuja de amor.