—Me alegro de que te haya gustado.

—¡Pero si no me ha gustado!

—Ya. Como tampoco te gustó lo de ayer, ¿no? —pregunta levantando una ceja.

—Que de ay... —leeeeenta. Cae en la cuenta y levanta las cejas y se sonroja y le da un infarto

Él se ríe y Escocia les mira a uno y otro sin saber de qué hablan. Así que... lo pregunta también.

—¿Qué de ayer?

Britania se revuelve y mira a Escocia HISTERICA.

—Nothing!

Escocia levanta las cejas.

—Lo que pasa es que ayer tu mamá y yo estuvimos queriéndonos mucho —explica Roma. Y el escocés le mira con cara de dafaq?

—No es cierto que... No! No, no, no! ¡Nofueasí! Al contrario yo estuve... Yo... ¡Ya te dije que le patee!

El niño mira a uno y otro de verdad sin entender nada.

—Anoche estuvimos peleando —explica Britania, milenaria respuesta.

—Why?

—Porque... Se metió en mi cama a dormir y yo no quería —mira a CUALQUIER otro lado que no sea al romano.

—Ya claro —suelta Roma.

—Shutup, contigo lidio luego.

—¿Y por qué no le echaste a media noche?

—I... I... —vacila porque explicar estas cosas en general es SÚPER complejo. Ya lo es explicarle cuando vienen Germania o Escandinavia... Por qué se DEJA hacer cosas y no les mata del todo súper muertos cuando tiene oportunidad.

—¡Hasta te robó tu pijama! —nota el niño mirándola de arriba abajo. Ella parpadea... Y se sonroja más abrazándose a sí misma.

—¡No me robó nada! ¡Oh! ¡No es verdad! ¡Ya sé porque no lo eché! Tiene lastimado el pie.

Escocia mira a Roma, este le enseña su pie vendado y el escocés piensa que aun más fácil echarlo. Britania se pasa la mano por el pelo

—Hoy se irá...

—Sic, tengo que volver al campamento con mi gente... pero puedes venir por mí esta noche —le asegura Roma a Britania.

—I... Ir?! —levanta las cejas y piensa de que habla y se sonroja aún más si eso es posible—. Of course que no voy a ir a ningún sitio

—Bueno —se encoge de hombros. Los ojos verdes le miran y vacila un poquito porque... Es que la verdad la verdad no quiere que se vaya del todo.

—And... Ehm... ¿Y cuándo te vuelves a casa?

—Pues no está claro, tenemos una campaña de exploración de los terrenos... quizás podrías venir a ayudarnos.

—Yo no necesito explorar ningún terreno, esta es mi casa y la conozco bien... —le mira—. ¿Por qué quieres tú explorar MI terreno? —Frunce el ceño.

—Lo que quiero es que nos ayudes tú que ya lo conoces a conocerlo nosotros.

—Mmm... No necesariamente quiero que conozcan y exploren MÍ CASA.

—Lo haremos con o sin tú ayuda —se encoge de hombros. Ella inclina la cabeza.

—No si yo no quiero que lo hagan. Esta es mi isla.

—Pues tendrás que venir a pelear... —se encoge de hombros—. Pero no me parece que por explorarla deje de ser tuya, quizás solo descubramos algunos de sus tesoros —cejas, cejas y sonríe. Ese doble sentido referido de nuevo a ayer.

—Claro que voy a ir a... —cruza las piernas y se sonroja entendiendo PERFECTO el doble sentido—. Yo no... Yo... —le mira azorada—. Shut up!

Roma se muere de risa.

—Pues voy a ir contigo a reírme yo de ti y de cómo te coman los lobos.

—Vale. ¿Vas a ir así? Quizás mis hombres se pongan nerviosos si llego con una chica tan sexy envuelta en una manta nada más.

—¿Qué es secsi? —pregunta Escocia.

—No... No wait yo... Ugh! No voy a ir de ninguna manera, sólo... —frunce el ceño y aprieta los ojos—. No tengo no idea, algo idiota seguramente. Voy a llevarme a Eire para darle de comer y ahora vengo.

Roma le tiende al bebé. Ella lo carga, envolviéndose bien a ella y al niño en las cobijas.

—Ya vengo...

Roma y Escocia se miran... y el mayor se sienta a su lado y le empieza a hablar de cualquier cosa.

Britania vuelve un rato más tarde, vestida de manera especialmente cubierta para mostrar lo menos posible y... Especialmente arreglada.

Seguramente Escocia y Roma estén dibujando en la arena, sin haber limpiado ni recogido nada, porque eso sí que le da palo. Bueno... Ya... A quien no, tampoco es un chico taaaaan perfecto, Escandinavia y Germania tienen una oportunidad ahí

Britania protesta frunciendo el ceño y recogiendo ella un poco. Ni caso, porque Roma le está contando a Escocia como es que se navega en barco. Cuando termina de dejar las cosas más o menos arregladas se les acerca otra vez

—¿Qué hacen?

—¡Mira! ¡Me ha dibujado un barco! —exclama Escocia señalándoselo. Como siempre, Roma enamorando a toooodo el mundo.

—Oh... Sí que parece un barco —se muerde el labio y mira a Escocia un segundo, y luego a Roma—. Alba...

Escocia la mira

—Ven un poco.

El niño se levanta y se acerca a ella.

Britania se pone de cuclillas frente a él. Tampoco es que este ya tan pequeño. Mira a Roma y baja el tono de voz, hablando ahora en uno de sus dialectos antiguos

—Voy a ir con este hombre a ver lo que busca.

Escocia asiente mirándola.

—Cuida a tu hermano y a la casa —le mira a los ojos—. No sé si vengan más de sus hombres.

—¿L-Los mato? —pregunta porque es que ella no lo ha matado.

—Si viene alguien que no sea él —vacila un poco—. Yes.

Escocia asiente otra vez ella baja más el tono.

—¿Has visto si trae algo de valor?

—Más monedas y una espada y una cosa brillante que no sé qué es —evidentemente ya está todo en sus bolsillos salvo la espada.

—Ya averiguaremos —le sonríe un poco y le despeina—. Ten cuidado.

Él le sonríe a ella y protesta un poco apartando la cabeza para que no le despeine. Britania se ríe volviendo con Roma que está trasteando con sus vendajes con la oreja puesta aunque no entienda.

—Pensé que habrías empezado a andar en vez de esperarme, necesitarías ventaj... ¿Qué haces?

—Nada, miro si ha bajado la hinchazón.

—Claro que ha bajado, si hoy ya caminas —se plantea si darle más de SUS hierbas, mordiéndose el labio.

—Aun me duele un poco, pero soy un tío duro —se ríe guiñándole un ojo—. Y tengo la bendición de una bruja.

Ella hace los ojos en blanco, sonrojadita.

—Lo que eres es tonto...

—Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?

—Por decir cosas así, yo no te he bendecido.

—Lo hiciste ayer noche —se pone de pie—. ¡Varias veces! —acostúmbrate Britania que es el tema del día, porque además sigue flipando.

—Nohicenadavariasveces! —aún no entiende que es lo que paso anoche fuera de que tiene un espasmito abdominal sólo de recordarlo. Roma se ríe otra vez.

—Debe ser cosa de brujas... a las chicas normales les pasa solo una vez. ¿Tienes un bastón para caminar?

Ella frunce el ceño y se lo piensa y la verdad tendía ganas de preguntar pero le da vergüenza.

—Shut up... Y vámonos.

—¿Lo tienes o no? —pide yendo tras ella.

—Yes. Aquí afuera en la puerta.

El romano sonríe y le pasa una mano por los hombros.

—¿Qué haces?

—Aun no puedo andar bien —carita de cachorro... anda que no tienes cuento tú ni nada. Ella se sonroja un poco más.

—Abraza al bastón, no a mí. Y como vuelvas a decir ALGO de lo que NO pasó anoche.

—¿Por qué? ¿Te incomodo de lo mucho que te gustó?

—¡NO me gustas!

—¿Y lo que no puedo mencionar?

—N-No! ¡Tampoco! ¡No sé de qué hablas!

Más risas romanas. Ella le da el palo que sí que usa para caminar en la montaña, se despide de Escocia y toma su arco y su carcaj.

Roma la espera y le hace un gesto de saludo a Escocia con la cabeza. Britania mira a Roma, entrecierra los ojos y suelta unas cuantas palabras en susurros incomprensibles, lanzando encantamientos.

—¿Sabes qué es lo más interesante de ello?

—Eh? —pregunta desconcentrándose un poco.

—De lo inmencionable...

—What? —bufa.

—Si eres lo bastante hábil y practicas puedes hacer que te pase tú sola.

Ella parpadea y le mira como si tuviera tres cabezas. Abriendo los ojos como platos.

—W-What?

—Oh, síc.

—Eso que tu... Ayer... Eso que... —susurra avergonzadita.

—No lo que hice con la verga, claro, a no ser que tengas una de madera o algo... pero lo que hice con los dedos.

Gracias, Roma, por ponernos imágenes en la cabeza, Britania se pone la capucha de su capa. Roma dice que es un placer.

—No sé ni qué... Hiciste bien con los dedos —confiesa porque estaba entre nerviosa y... Ehm... Bueno, con la cabeza ida.

—Es fácil, te lames los dedos un poco y buscas ahí abajo un bultito... te será fácil encontrarlo porque es muy sensible, está hacia la parte de delante. Luego piensas en mí y juegas con él.

—Shhh! Deja de decir esas cosas —le arrea un golpe. Él casi se cae y se muere de la risa—. ¡No voy a pensar en ti para... NADA!

—Entonces no te va a funcionar.

—¿¡Por qué querría hacer eso?!

—¿Por qué no?

—Porque... No sé, porque... —aprieta los ojos.

—Si no sabes porque no, es que sí puedes.

—¡No, si no sé es porque no sé!

—¿Y en qué vas a pensar si no?

—¡No voy a pensar en nada porque NO voy a hacer nada!

—Ya, claro... —piensa en Cartago—. Ya me imagino, creo que puedo saber hasta cuándo va a ser. En unos días, cuando me haya ido... escondida entre tus sábanas mientras los niños duermen...

—Nooooo! No no no! No voy a hacer NADA relacionado contigo NUNCA.

Roma se ríe más.

—¿Acaso tú haces esas cosas pensando en...? —aprieta los ojos—, no, olvídalo.

—Quizás mejor lo repetimos hoy y te explico exactamente cómo es que se hace.

—¿Hoy? ¿Se puede hacer hoy también? —no está segura de que sus regiones vitales (y piernas) aguanten.

—Se podría hacer ahora mismo si quisiéramos.

—No! ¡No queremos!

—Se podría hacer tooodo el día —se le acerca y le pasa un dedo por el brazo.

—¡NO se puede hacer eso todo el día! —se quita de su alcance.

—¿Por qué no?

—Pues... No lo sé, pero... No!

—Si no lo sabes no es que no.

—¡Sí es que no! No se puede porque es cansado y... Paralizante.

—Por eso se hace en una cama y se puede hacer más lento... debo confesar que lo de ayer no fue normal y yo estaba intentando descubrir tu límite.

Ella se detiene y le mira, con el ceño fruncido.

—¿Disculpa?

—La chicas no suelen reaccionar como tú.

Es posible que Britania salga corriendo como sigas por ese camino.

—Pero no te lo tomes a mal... en realidad es mucho mucho mejor lo que te pasa a ti.

—Vas a explicarme una y sólo una vez lo quieres decir con todo eso. Y después vas a dejar de hablar de eso —le mira levantando una mano y sacando una flecha de su carcaj.

Roma levanta las cejas Ella la monta en el arco

—¿Qué estás haciendo? —se tensa.

—Espero a que me lo digas... Y si no te apunto —sonríe un poquito al ver la actitud.

—¿Qué esperas que te diga exactamente?

La británica se humedece los labios.

—Todo, quiero que le expliques todo lo que... pasó —gira la cara.

—Lo que pasó... es que en realidad, el sexo es placentero para las chicas también cuando se hace bien y yo sé hacerlo bien.

—¿Qué es lo que no pasa con las demás?

—Lo mismo que a ti... pero solo una vez.

—¿Y por qué a mí me pasó más veces? —pregunta suavecito, sonrojándose y pensando que quizás a ella le gusta el más de lo que le gusta al resto. Lo cual es terriblemente vergonzoso—. Ni siquiera me gustas.

—Porque eres... estás bendecida por Venus. Te tiene como una de sus protegidas y favoritas.

Los ojos verdes le miran de reojo, quiero aclarar que no tiene ni siquiera el arco en posición.

—¿Venus?

—La diosa del amor.

—¿Qué es lo que quieres de verdad? —pregunta en un tono de voz distinto.

—¿Por qué te parece que no puedo querer lo que te he explicado?

—Es que... —cambia el peso de pie

—Quid?

—Debes querer algo más que venir a conocer, nadie nunca viene a conocer, nadie es amable sólo por serlo y... Le dibujaste a Alba un barco y le diste una moneda y le cambiaste los pañales a Eire. Nadie fuera de Galia le ha cambiado nunca un pañal... —inclina la cabeza—. ¿Te mandó ella?

Roma sonríe, niega con la cabeza cerrando los ojos.

—Eso es porque yo soy un hombre único —explica. Britania vacila.

—Esa explicación es... No explica nada.

—Veras... mi padre era un dios... y yo tenía un hermano gemelo, cosas —hace un gesto con la mano para quitarle importancia—. El caso es que me quede sin familia muy pronto... y fui adoptado por la chica más lista y encantadora que ha existido jamás.

Ella le escucha, imaginando desde ya TOOOODA la historia

—Ella era... la más buena. Me enseñó todo lo que sé, incluido los secretos sobre las mujeres. Como es que en realidad son muy parecidas a los hombres y como hay que tratarlas...

—Oh... ¡Como tu madre! ¡Aprendiste esto de tu madre!

—Non, non —se ríe—. Mi madre era una sacerdotisa y murió también, ella era... —suspira un poco triste y nostálgico como cada vez que habla de ella—. Mi mujer. Mi Helena.

—¿Y qué pasó?

—Murió —la maté, piensa y no la mira.

—Oh... ¿Era humana? —Sí, sabe perfecto que no lo eres.

Él niega y se muerde el labio porque no se supone que tenga que contarle esto... aunque de hecho, esto fue lo que funcionó con Galia.

—Oh... Y cómo... ¿Eso se puede?

—Por lo visto —se encoge de hombros—. No sé cómo fue... solo un día, de repente ya no estaba —y vete acostumbrando porque pronto le va a pasar a tu amiga... y luego a ti.

Ella se asusta con ello, él la mira de reojo.

—¿Así que un día puede ser que ya no... Que desaparezcamos?

—No lo sé... a veces desearía que sí —confiesa—. Pero no hablemos de cosas tristes —sonríe un poco tristemente aun.

—¿¡Querrías desaparecer?! —levanta las cejas sorprendida, y da un pasito a él.

—Non, solo bromeo —se ríe intentando convencerse de ello—. Y menos ahora que acabo de conocer a la bruja favorita de Venus.

Britania se sonroja y sonríe un poquito.

—No soy la bruja favorita de nadie... —le saca la lengua más o menos juguetonamente—. Soy la bruja a la que todos temen.

Él le sonríe también.

—Y la bruja con la que nadie se mete, por eso es que estoy aquí viendo cómo te voy a echar de mis tierras.

—La brujaaaa —ese... tono. Justo. Entrecerrando los ojos, un poco burlón.

Britania se ríe y ahora mismo se ha enamorado de COMO lo dice. Roma se ríe con ella, claro, ni creas que se va a perder la oportunidad.

—La bruja... Yes.

—Así te presentaré a mis hombres.

—¿Como una bruja? Vaya... Como si no me tuviera la gente suficiente miedo en general.

—Como la bruja de Venus.

—Venus... Love goddess...

—Yes... —la mira de reojo.

—Quizás podría ser mejor de la diosa de la guerra.

—El dios de la guerra es Marte. Es mi padre.

—¿El dios de la guerra es Marte y no tiene una diosa?

—No, él está enamorado, pero no necesita una diosa de la guerra.

—¿Enamorado de quién?

—De Venus, por supuesto.

—Ohhh!

—Y ella de él, pero es un amor secreto —dedo a los labios—. Porque ella está casada con otro. Vulcano. Que es el dios del fuego pero no es tan guapo como Marte.

—Ella tiene a otro pero tiene un amor secreto con Marte... Eso es... Una buena historia —sonríe—. ¿Y qué dice Vulcano?

—Vulcano no lo sabe.

—Es secreto, cierto. ¿Y por qué ella no se va con Marte y deja a Vulcano? A mí me gustan las historias —Declara antes siquiera de que intente responderle...


Me encanta Britania muy agresiva ella con su flecha, se tardo unos... Dos segundos en embobarse con una historia y olvidarse de las flechas y el arco. ¡Pero ella tenía su flecha y su arco!

Claro, claro. Si no con el "mátalos a todos". Nos queda claro.

Justo en eso pensaba. Ella dice que es porque ella va a matarlo.

Ya, claro, y no le echó de su cama porque estaba herido.

Ahí ella iba a sacar mejores argumentos... Ejem. De verdad. Tenía el argumento de que los lobos se vuelven más salvajes al comer carne humana.

Roma dice que los lobos no le dan miedo, que a él le amamanto una loba.

Britania asegura que no parecía cuando ella estaba escondida y él cagado de miedo en el bosque.

Roma dice que pfff él no estaba cagado de miedo.

Britania dice que si quiere lo deja ahí solito otra vez a la hora de oscurecer y sin palo para andar, a ver qué le parece

Roma dice que si de caso le torcemos el tobillo a ella y la dejamos también a ver.

Britania asegura que ella no es tan tonta como para decir que no les teme a los lobos.

Roma dice que eso no tiene nada que ver

Ella asegura que tiene todo que ver puesto que de haberlo echado se lo hubieran comido y los lobos se harían más agresivos.


Y hasta aquí, lo de siempre, esperamos que lo hayas disfrutado y si te ha gustado, díselo a tus amigos :D

Especialmente gracias a: E. R. Jenkins, Holly, Jalea de Manzana, Josita, Kaarlaa, moka y vicky Lau por sus reviews!

Y dedicado a Agua que se lo pasó pipa escribiendo y editando esto, maldito Roma.