Por fin, aquí está la continuación. No los entretengo más y los dejo con la lectura.

No entendía nada. Los oía y sus palabras no tenían sentido, o al menos no para ella. Una extraña sensación recorrió su cuerpo por completo, provocándole escalofríos que le helaron hasta los huesos. Corrió, como nunca antes, como si su vida dependiera de ello, entrando a la casa llevándose consigo todo a su paso. Ya nada importaba, solo quería llegar hasta donde ella estaba.

Entro a la recamara de un portazo, y allí estaba ella… su amada. Recostada en su cama, igual a como la había visto minutos antes. Pero ahora inmersa en un profundo sueño, del cual pareciera no despertaría jamás. Se acercó y por instinto busco su mano. La sostuvo con una de las suyas, mientras que con la otra le acaricio el rostro. Una lagrima rebelde escapo de uno de sus ojos en ese momento, y fue entonces cuando lo comprendió.

En un acto desesperado, descubrió su cuerpo que estaba cubierto por una sabana, y sin pensarlo comenzó un masaje cardiaco, que no tenía sentido desde el principio, mas era necesario. Todo su ser le demandaba a gritos que lo intentara, que agotara hasta la última gota de sus fuerzas antes de dejarla ir, sin siquiera haberlo intentado.

–¡Maldita sea Shizuru!… –dijo Natsuki ya desesperada– Vuelve a mí… por favor… no me dejes, te lo suplico… yo te amo y te necesito... sin ti ya nada tiene sentido.

Entonces oyó una voz que desde atrás la llamaba –¡Ya basta!… para... ¡detente por favor!… al menos deja que se vaya en paz…

Natsuki ni siquiera había notado a la mujer, esa que antes se mostraba fuerte, intimidante, tan segura de sí misma igual que su hija, y que ahora claramente estaba abatida. Si, la madre de Shizuru estuvo allí todo el tiempo, observando en silencio, en penumbras, como ese inútil intento por revivir a su hija fallaba sin lugar a dudas.

–Ya no tiene sentido llorarla, si sabes que ella no oirá tu llanto… Dices amarla, yo te pregunto, ¿dónde estabas cuando más te necesitaba?... Cuando se encerró en sí misma y se aisló de todos los que la querían… cuando dejo de comer… cuando perdió su luz interior… cuando abandono sus ganas de vivir, esperando la llamaras… Dime, ¡¿dónde estuviste cuando se dejó morir?!…

Era inútil ya negarlo, era cierto, todo fue su culpa, y ella lo sabía.

–Ahora su cuerpo yace sin vida en esa cama, y no hay nada que cambie esa triste realidad… Ella ya no volverá a sonreír, ni para ti, ni para mí, ni para nadie más… Mírala allí, ve su rostro, como refleja profunda tristeza, misma que ¡tú provocaste!… Se fue... se fue con esa expresión, con ese dolor, con ese sufrimiento clavado en su alma, que se hubiera podido evitar con tan solo una palabra tuya. –Le reprocho duramente la mujer al borde del llanto, sin medir sus palabras, sin pensar el daño que ocasionaba, ni las consecuencias que esto acarreaba.

Ella con un nudo en la garganta, le pregunto a la señora –¿Qué sucedió?, dígame por favor ¿Qué sucedió? –Aunque en el fondo, lo sabía, pero necesitaba oírlo de sus labios.

–Dice el doctor que murió por inanición. Aunque yo sé que murió de tristeza… mi niña, mi Shizuru dejo de comer… dejo de reír… no sabemos si el desamor la hundió en la soledad alejándola de todo… no sabemos si el sentimiento de culpa la hizo infeliz. Pero hay algo que si sabemos, al menos los que la queríamos y conocíamos, y es que a pesar de todo, ella se fue amándote con todas sus fuerzas... Te ha dejado esta carta –le dijo, mientras le extendía su mano entregándole la nota.

Natsuki la tomo y comenzó a leer.

¿Sabes amor?, yo también sentí lo mismo que tú… El aire comienza a faltarme… intento respirar, gritar… intento llamarte, pero no puedo, las palabras simplemente no salen… En mi mente deseo poder estar nuevamente entre tus brazos, donde se nada malo podrá alcanzarme… pero no te veo por ninguna parte… Luces blancas iluminan mi recamara, y me encuentro aquí, sola… ¿Dónde estás en este momento?... Me voy para siempre amor… Gracias por haber ido al muelle hoy… gracias por permitirme escuchar una vez más un "te amo" de tus labios… gracias por estar aquí… Aunque en vida no me pudiste perdonar… Sé que ahora lo harás frente a mí… Antes de partir, solo una cosa te pediré, regálame una última sonrisa y promete que no me olvidaras, por favor no te dejes derrumbar… yo no lo hare y esperare paciente nuestra segunda oportunidad…

Miró el cuerpo de su amada, ya sin vida, y dijo –Perdóname tú a mí amor… –Le dio un último beso en los labios y antes de dejar la habitación, la miro con toda la ternura que cabía en su interior, entremezclada con dolor y remordimiento, mientras que en su rostro se dibujaba una tenue sonrisa, que le obsequio. –Prometo no hacerte esperar demasiado, por favor espérame… mi amor –Esas fueron las últimas palabras dichas por un corazón que latía en un cuerpo ya sin vida.

Salió de la habitación y al bajar las escaleras se topó con su mejor amiga, Mai. Ella quiso abrazarla, consolarla, darle alguna explicación de porqué no llamo, pero Natsuki ya no oía nada. Se fue, dejando a todos sorprendidos, pero no la juzgaron, al contrario, ellos entendieron su dolor.

Se encamino al muelle donde había dejado su moto. Se subió en ella y se dirigió a aquel lugar, que de forma secreta, atesoraba tantos recuerdos que ambas le habían ofrendado, único testigo del inmenso amor que se tenían, y se tendrían por siempre. Allí, contemplando el vaivén de las olas y escuchando solo el rugir del mar rompiéndose contra el acantilado, sintió como la brisa helada acariciaba su cuerpo y nublaba sus sentidos. Para ella, el color se perdió, al mismo tiempo que una sombra invadió su corazón, sumergiéndola en un abismo de tinieblas. Se dejó caer de rodillas al suelo abrazándose a sí misma, y ya sin nadie que la viese o juzgara, no contuvo más el dolor que en forma de llanto se escapó.

Lagrimas caían incesantemente de sus ojos, al mismo tiempo que el cielo hacia acopio de su acción. Como si entendiese su dolor, una fuerte lluvia se desato sobre sus hombros, bañándola por completo, y llevándose en su trayecto esas lágrimas, que no eran más que una pequeña muestra de su sufrimiento. Mientras que un trueno partió el cielo al unísono de aquel grito, el más desgarrador que nadie hubiese escuchado jamás, como si ella misma hubiese muerto en ese momento, mas nadie oyó su llanto ni mucho menos su dolor.

Todo su cuerpo temblaba. Aunque no sabía si de frio, de rabia, dolor o impotencia. Solo sabía que el calor que antes había en su interior ya no estaba más… Se había apagado, se había extinto, como una llama después de una tormenta. Precisamente así era como se sentía, vacía y sin sentido. Su corazón se había vuelto cenizas, y ya nada haría que volviera a encender y brillar como antes… pues aquella noche fría, de lágrimas y despedidas, en el silencio de la soledad, y bajo la oscura noche ennegrecida, la persona conocida como Natsuki Kuga había muerto, y era un ente ya sin vida, vagando en un limbo de desolación y agonía. Solo su destrozado corazón, que terco como ella misma, se empeñaba en seguir latiendo, recordándole con cada latido, lo lejos que estaba ya de su mejor sueño, y su único y verdadero amor… su amor eterno.

–Mi alma destrozada, el alma gris y estéril que muere dentro de mi frio cuerpo, ya no tiene consuelo… Ya no hay nada que gritar, aquí en soledad, no hay nadie que me escuche… Así que hoy voy a llorar, y velaré la noche entera esperando tu llamado… Mi alma te necesita, en mis ojos aún llueve tu recuerdo… Sólo queda el deseo de tenerte nuevamente... Quisiera besarte, quisiera tomar tu mano y que me ayudes a levantarme. Mi vida se pierde con lágrimas a través de tu pensamiento… Ámame, te suplico de rodillas, mi amor… Vuelve, te necesito a mi lado, por favor… Desearía que tu voz viniera con el aire y dijera, "–tranquila amor, aún estoy aquí…" Hoy mi alma destrozada está llorando tu partida…

El silencio y la soledad, eran el único consuelo ante tanto castigo impuesto.

–Abre tus ojos, por favor, toma mi aliento y respira mi aire… Aunque sea solo un momento, un segundo… quiero sentir tu corazón latir una vez más, y poder escuchar de tus labios un, "–te perdono, amor…" ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué tenías que dejar el mundo, a pesar de tu dulzura y calidez?... Mis ojos vieron la luz en tu iluminado corazón, y ahora que te has ido, mi mundo se opaca una vez más... Después de tener tu celestial calor en mis brazos, no tienes idea de cómo duele dejarte ir... Una vez más todo se pierde en el pasado, una vez más huyo de mi presente…

Lágrimas, sollozos, gemidos, espasmos descontrolados, ¿acaso nada es suficiente para mitigar un poco ese sufrir?

–Vago en tus temibles gritos de dolor... Recuerdo tus palabras y tantas cosas más... Pero no son más que tenues imágenes de un sueño que ahora pesadilla se ha vuelto... Mi alma destrozada está sufriendo tu ausencia… Estoy sufriendo tu dolor… Lloro por ti, muero por ti… Mi alma se destroza, y cada partícula de mi ser aun desea tenerte… Pero en frente está la cruel realidad… el silencio de tu ausencia, que se clava en mi pecho como una daga, que desgarra todo a su paso y no me deja respirar, jactándose de su hazaña y haciéndome ver que de ahora en más este será mi presente y mi castigo permanente…

El firmamento, antes cruel ahora un respiro a su alma destrozada le ha ofrendado como muestra de su infinita bondad, obsequiándole la guía hacia la paz que tanto necesita, dándole la opción de seguirla, o ignorarla en agonía.

–Ahora bajo esta luna que se ahoga en mi llanto, me siento tan extraña recostada bajo este inmenso lienzo ahora gris y tétrico, pero sin ti… y no es sino hasta ahora que lo noto, hay algo diferente en él, este cielo que después de la tormenta se muestra más calmo, me permite apreciar que una nueva estrella ha nacido en el firmamento… sé que eres tú, mi estrella, mi guía. Pero a pesar de tenerte sobre mí, el dolor aun no cesa, y poco a poco me consume nuevamente... No puedo sacar de mi mente que te has ido, que te has ido a un viaje con destino incierto y sin boleto de regreso...

Quizás la vio, quizás no, quizás simplemente la ignoro, pero esa estrella fugaz le obsequio una segunda oportunidad.

–En mis labios aún conservo esas palabras que jamás olvidare, y que llevare conmigo hasta el día de nuestro reencuentro, para poder ofrendártelas como símbolo del amor que te profeso... "Perdóname tú a mí, amor…" Estas son las palabras que grito al cielo una y mil veces más, esperando te encuentren en la inmensidad del paraíso, y te hagan llegar con mi arrepentimiento todo este amor que por ti siento… por eso las repetiré hasta el último de mis días… perdóname tu a mí, amor… hasta volver a encontrarnos una vez más y juntas por siempre estar...

Nada en este mundo disminuirá un poco siquiera el dolor de un alma en pena que vaga en un mundo vacío y gris, sin sentido, pues ha perdido lo único que le daba razón de ser a su existir, que más que vivir ha de sobrevivir. Vagando eternamente sin sentir, esperando solo el momento de su reencuentro con su otra mitad, con el latido de su corazón, con su razón de ser y existir, con su gran y eterno AMOR.

–Perdóname tú a mí… amor…

FIN

Hola nuevamente, sé que a muchas no les gustara el final, pero por más que lo leí, y releí me gusto más así, y no hubo forma de hacerlo diferente, además fue así como lo pensé en un principio, si sé que soy mala, pero para que no me odien les diré que tengo pensado hacer una secuela de este fic, aun esta en boceto así que me tomara algo de tiempo darle forma, pero de que la escribo la escribo. Sin más, solo me despido, y hasta la próxima n.n

Alexan022