Hooooooooooooola! :)

Aquí traigo algo nuevo. Si vieron la película del mismo nombre les gustará. La idea está lógicamente sacada de la película, auuuuuuuuunque esta cambiada en primera a mi forma de ser y en segunda para que pueda cuadrar con nuestro mundo mágico y nuestros personajes tan amados.

LOS PERSONAJES PERTENECEN A J.K. ROWLING!

Disfruten y espero les guste! Un abrazo enormeeee


Hermione siempre trabaja demasiado, cree que era la mejor forma de pasar los días, dando batalla en su cargo como corredora de bolsa en el mundo mágico. A pesar del dolor que dejó la guerra, ella supo salir adelante junto a su familia y amigos.

Aquel era un día especial, era el cumpleaños número 27 de Ronald, su prometido. De vez en cuando miraba aquella hermosa y exuberante sortija en su dedo, sus ojos brillaban ante la sola idea de ser la sra. Weasley, estaba tan dichosa y feliz.

Había estado preparado una fiesta sorpresa junto a sus dos mejores amigas Luna y Ginny, durante un mes completo se habían devanado los sesos en prepararle la fiesta perfecta y más aún con los detalles de que ninguno de los invitados podía decir nada! Así que ese día cuando su flamante novio se fue a trabajar, ella comenzó con los últimos preparativos, faltó a su trabajo solo para que todo estuviera perfecto, sus amigas llegaron con globos con helio de diferentes colores, aunque la magia hacía que todo fuera mucho más rápido y sencillo ella no había podido evitar hacer todo a la manera muggle, era tan emocionante, cada que ponía un adorno o terminaba alguna de las exquisitas cosas que habían preparado para comer la hacía sentirse maravillosa, de seguro a Ron le fascinaría todo!

Alrededor de las cinco y media de la tarde los invitados comenzaron a llegar al penthouse en el que vivían, haber sido héroes de guerra y haber librado al mundo mágico de aquel ser tan despreciable de Voldemort los había puesto en la cumbre, pues el ministerio les había dado una más que considerable suma de dinero por aquellos actos tan nobles y riesgosos por los que habían pasado.

Se acercaba la hora en la que Ron debería llegar, así que instó a todos a que se escondieran y apagaron las luces, a los minutos el ascensor llegó y abrió sus puertas dejando ver a un apuesto hombre, completamente serio. Hermione se acercó a él con la sonrisa más grande y radiante a abrazarlo pero él la detuvo, extendió sus brazos en el claro ejemplo de que no se acercara más.

―Hermione lo siento, no puedo seguir con esto― la sonrisa de la aludida desapareció de inmediato.

―No sé de qué hablas Ron, discutámoslo más tarde, ahora hay muchas cosas que hacer ― volvió a sonreír, al intentar nuevamente acercarse el joven obtuvo la misma reacción que minutos antes.

―No! Debes entenderlo, ya no quiero pasar mi vida contigo, todo es demasiado monótono. Tú, tus fiestas aburridas del trabajo, ahora te vestiste hermosa solo por alguna tonta ocasión de las tuyas. Ya no puedo soportarlo, quiero que te vayas de mi casa.

Ante las últimas palabras toda la oscuridad desapareció, Luna había encendido las luces, todos los invitados salieron de sus escondites de manera lenta y algo tímida, haber escuchado aquella conversación no había sido agradable, menos después de haber presenciado y ser testigos del esmero con que Hermione había preparado todo. Ronald los miró atónito, se disculpó y de inmediato se encerró en su habitación. Los invitados no supieron qué hacer o decir con exactitud hasta que Luna y Ginny tomaron control de la situación despachándolos de la manera más afable que pudieron. Se acercaron a su amiga y la abrazaron, dándole consuelo.

―Toma tus cosas Herms te vienes a mi casa― la aludida la miró con confusión y lágrimas en los ojos, veía a su amiga Luna, la soñadora e inigualable Luna que siempre solía estar y ver más allá que cualquier otra persona, la estaba devolviendo a la tierra, su amiga la estaba instando a salir de ese lugar, le estaba dando su apoyo como siempre, la estaba salvando.

―Eso Lu, sácala de aquí. Yo iré a hablar unas cuantas palabritas con ese hermano mío y le lanzaré unos cuántos hechizos para que vea que no se mete con cualquiera. Muy hermano mío será pero Herms es mi hermana al igual que tú y no permitiré que nadie nunca les haga daño ― Ginny estaba enfadada, enojada, molesta, iracunda, estaba todo, no comprendía como al idiota de su hermano se le ocurría hacerle eso a Hermione, después de que ella había estado siempre para él. Incluso podríamos decir que tenía una ira asesina para con su hermano, lamentablemente no pudo llevar a cabo ninguno de los planes que tenía para hacerlo sufrir, pues antes siquiera de avanzar y dejar el salón un brazo ya la estaba deteniendo.

―Olvídalo Ginn, solo quiero irme de aquí― Hermione, siempre velando por la integridad de aquel idiota al que debía llamar hermano, si daba un paso aún podía zafarse del agarre de su amiga para poder ir a por el imbécil y darle alguna que otra lección, pero al ver el profundo dolor en los ojos de su amiga simplemente no pudo. Tomó su varita y con un hechizo sencillo hizo que todas y cada una de las pertenencias de Hermione se reunieran ante ellas, con otro hechizo las redujeron y las metieron en una sola caja, se tomaron de las manos e hicieron una aparición conjunta.

Al llegar a casa de Luna y semi acomodar las cosas de Hermione, decidieron beber algo. No necesitaban excusas, Hermione solo quería olvidar y las chicas… Bueno solidarizar


Después que acabó la guerra, nadie podría decir que los Malfoy habían quedado bien parados, es más, sus grandes empresas habían quedado bastante mal por el descuido que Lucius había tenido con ellas, aunque pensándolo bien nadie podía culparlo, entre velar por su esposa e hijo ante el mago tenebroso para que éste no les hiciera daño y preocuparse por sus empresas, cualquiera hubiera optado por quedar en la ruina siempre y cuando sus seres queridos estuviesen a salvo. Después de los juicios en los que tuvieron el apoyo de Potter, Granger y algunas otras personas que los sorprendieron, además de que el ministerio les cobrara una gran suma de dinero quedaron impunes. Aunque estaban en libertad y sin cargos ellos se sentían extraños, si bien al acabar los juicios no tenían el mismo reconocimiento ni los mismos lujos que antes, decidieron que era hora del cambio. Ante todo pronóstico Draco se mudó a un departamento en el Londres muggle, no estaba contento pero era su autocastigo. Sus padres decidieron que lo mejor era dejarlo hacer, ya que bastante habían sufrido todos, prisioneros en su propio hogar, así que imponerse nuevamente ante las decisiones de su hijo quedó completamente descartado. En el proceso de conocer este nuevo mundo no solo Draco, sino que también sus padres se encantaron con ciertas cosas y costumbres de los muggles, por ejemplo Lucius quedó maravillado ante la forma que tenían de fabricar los muebles, tanto ahínco que le ponían para que quedaran bellamente labrados, tanto sudor y esfuerzo que no era apreciado como se debía, optó por invertir algo del dinero que les quedaba en una mueblería, claramente era algo extraño, pero comenzó a irle tan bien ante las ideas que tenía que rápidamente ya tenía su propia mueblería, primero una, dos y sin darse cuenta ya tenía una cadena de mueblerías a lo largo del país y su éxito no solo era con los muggles sino que también en el mundo mágico, de a poco volvían a ser renombrados, esta vez por buenos actos. Habían donado una de sus casas de verano como refugio para los huérfanos de la guerra, Narcissa había sugerido a su marido que el total de los ingresos de una de sus mueblerías fuera para los hospitales más pobres del Londres mágico. Hacían unos cuántos bailes al año para reunir fondos para los más necesitados. Si bien en un principio fueron tachados de cínicos y falsos, con el pasar del tiempo todos se dieron cuenta que lo hacían para remediar el mal que alguna vez causaron. Draco ayudaba y apoyaba a su padre en los nuevos negocios, aunque esta vez no solo en la parte administrativa sino que más bien en la mano de obra, muchas tardes Draco se perdía entre los trabajadores, escuchando y poniendo atención a los más sabios y expertos.

Y aunque lo intentaba habían cosas que Draco no podía cambiar, no aún al menos. Conoció a una Muggle de infarto, tenía largas y torneadas piernas, una cintura estrecha, excelentes caderas y aunque sus senos no fueran muy grandes con el tamaño que tenían a él le parecían perfectos. Emma lo visitaba a todas horas, en el trabajo, en su departamento incluso una vez se atrevió a llegar sin aviso a la casa de sus padres, cosa que los molestó bastante. Pero a Draco lo volvía loco, siempre llegaba con trajes que dejaban poco a la imaginación y con indumentaria para jugar, al trabajo había llegado vestida de colegiala, scout, policía, enfermera, bailarina exótica y ya era tanto que a Lucius terminó por artarle que se presentara en esas pintas, pues la clientela terminaba marchándose sin siquiera mirar lo que ofrecían, tanto fue que terminó poniendo un hechizo para prohibirle el ingreso aunque ella no fuera consciente de ello. Ahora solo se limitaba a llamarle cuando estaba fuera de la tienda, así que cuando Draco veía el móvil salía disparado y sin pensar nada más. Aquel 1 de Marzo Lucius se dio cuenta de que su hijo volvería a dejar el mueble que hacía para irse con esa chica, así que antes de que sucediera se acercó a él para enfrentarlo.

―Basta Draco, no ves que solo te estás haciendo daño?

―Daño? Cómo podría estar haciéndome daño padre!? ― Draco ya se lo veía venir, sin duda para él su padre no cambiaría y siempre intentaría darle órdenes

―Hijo si sigues dejando todo a medias, cómo quieres finalizar un mueble aunque sea? Esa chica no es para ti. Porque si lo fuera, no consideraría siempre tu dinero antes que cualquier otra cosa, te apoyaría en el simple hecho de querer fabricar un mueble con tus manos como has querido hacerlo desde hace años. Recapacita hijo por favor ― en primera instancia Draco se sorprendió de que su padre le hablara y le dijera cosas como esa, pero su tozudez pudo más.

―Déjame en paz, haré con mi vida lo que yo quiera!

―Bien, pero si va a ser así ya no quiero que vuelvas a trabajar aquí― Lucius se había cansado y Draco debía aprender de una u otra manera

―Bien, si eso es lo que deseas! ― El joven rubio tomo sus cosas y se marchó enfadado de ahí. Emma lo esperaba afuera con un vestido azul cielo bastante corto, le sonrió de manera coqueta mientras se acercaba para besarlo, al notar que el ceño fruncido no desaparecía terminó por preguntar qué sucedía.

―Draco cielo, quieres contarme qué pasó? ― El rubio pudo notar el tono de falsa preocupación en su voz… Y si su padre tenía razón? Ahora lo comprobaría

―Emma…. Acabo de discutir con mi padre y me ha pedido que no vuelva, ya no quiere que trabaje con él― su semblante cambió inmediatamente, su rostro se transfiguró a una expresión seca, muerta, fría. Hasta que explotó en un grito histérico y agudo

―QUÉ!? DE QUE DIABLOS ESTAS HABLANDO IDIOTA! QUE TU SIN TU PADRE NO ERES NADIE! NO VALES NADA! O TE DEVUELVES Y LE RUEGAS QUE TE ACEPTE OTRA VEZ O TE VAS A LA MISMA MIERDA JODER! SOLO A MI SE ME OCURRE ANDAR SALIENDO CON UN MUERTO DE HAMBRE HIJITO DE PAPA. PERO QUE TE QUEDAS AHÍ PARADO COMO IMBECIL, ENTRA YA MISMO PARA QUE TE ARREGLES CON TU PADRE Y PODAMOS TENER ALGO DE DINERO POR DIOS! ES QUE ACASO PIENSAS QUE SALDRE CONTIGO SI NO TIENES DINERO!? NO SEAS ILUSO, QUE ESTA BIEN QUE SEAS GUAPO, TENGAS TREMENDO CUERPAZO Y SEAS UN DIOS EN LA CAMA PERO QUE TE CREES? ― Y la muchacha seguía y seguía hasta que Draco se artó y explotó.

―Escucha bien zorra barata, no te quiero volver a ver, eres una mujer superficial y vacía, ningún hombre te tomará enserio porque solo hay que ver la forma en que te vistes para darse cuenta de que eres una cualquiera, así que vete por ahí a ofrecer tus servicios sin costo. ― siquiera se detuvo a esperar alguna respuesta, sacó su móvil marcó un número y se fue caminando lentamente, dejando a Emma parada ahí, en medio de la vereda, mirando atónita como se marchaba.

A la media hora Draco ya se estaba reuniendo en un pub al que solía frecuentar con sus dos mejores amigos, Theodore Nott y Blaise Zabini.

―Hombre, pero qué pasó ahora!? ― preguntó su amigo Zabini mientras le daba una palmada en el hombro

―Discutí con mi padre, ya no trabajo en la mueblería y terminé con la zorra de Emma― lo dijo pausado para luego mirar su vaso de whisky y beberlo de un solo sorbo

―Pero cómo es que ya no trabajas en la mueblería? ―preguntó asombrado Theo, el tema de Emma ni siquiera lo tocarían, los tres sabían a ciencia cierta qué tipo de mujer era.

―Mi padre me ha pedido que ya no vuelva, que no podría terminar un mueble siquiera porque todo lo dejo a medias ―dijo abatido, si bien en parte era cierto, todos sabían lo mucho que Draco quería hacer un mueble con sus propias manos, darle forma, barnizarlo, decorarlo, todo, él quería poder hacer el proceso completo para que luego alguien se enamorara de su esfuerzo y se lo llevara a casa. Sus amigos lo miraron, se sentaron junto a él y comenzaron a beber.

Después de unas cuantas copas en el cuerpo, que copas, BOTELLAS era lo que las tres amigas habían estado ingiriendo. La pena, el odio y el rencor habían dado paso a la lástima.


―Y pensar que le di mis mejores años a ese cabron! ―decía Hermione con la voz distorsionada por el alcohol

―Ni que lo digas! Mi hermano será pero en que gilipollas más grande se ha convertido― decía Ginny al tiempo que su cuerpo se inclinaba hacia un lado y terminaba recostada en el suelo

―Pero sí estuvo saliendo con Lav-Lav, que acaso no lo recuerdan? Aún me pregunto qué le viste Herms― el comentario de Luna las había hecho volver el rostro hacia ella. Grave error, pues el alcohol hizo de las suyas y todo les terminó dando vueltas.

―Saben que es lo peor de todo―dijo Hermione mientras hacía pucheros y metía la mano dentro de una de sus carteras que previamente había devuelto a su tamaño normal― que había comprado dos pasajes para irnos a Las Vegas de luna de miel―Sus amigas la miraron intrigadas mientras se acercaban y examinaban los boletos de avión

―¿Las Vegas? ―preguntó Luna, mientras intentaba imaginar qué era eso que había mencionado su llorosa y ebria amiga

―¿Qué son estos trozos de papel Herms? ― preguntó a su vez la pelirroja que miraba y leía lo que decían los boletos

―Son boletos de avión Ginn, para poder viajar en un transporte muggle que nos permite volar

―Para qué usar un trasplante si puedes ir en escoba o red flu? ― Siguió la pequeña de los Weasley

―Transporte Ginn, bueno Las Vegas es un lugar muggle para ir a divertirte, hay casinos, tiendas de ropa que están abiertas las 24 horas del día, hoteles de lujo, entre otras cosas. Y bueno el avión le permite volar de un país a otro a las personas que no tienen las diferentes formas de transporte que los magos utilizan― ante la mención de aquellos lugares tanto Luna como Ginny vibraron de emoción

―Hay que ir― dijeron la rubia y pelirroja al mismo tiempo

―A Las Vegas? ― preguntó la castaña

―Las Vegas― confirmaron, una vez más al mismo tiempo sus amigas, mientras sonreían abiertamente

―Las Vegas― repitió Hermione mientras comenzaba a emocionarse ante la idea de ir con sus amigas, solo debían llamar a la aerolínea y pedir un boleto más.

―LAS VEGAAAAAAAAAAAAAS! ―gritaron las tres mientras reían y retomaban la labor de beber.

―Las Vegas? Nunca lo había oído mencionar Blaise― decía Theo

―Sí, sí, las Vegas hermano, para ser un lugar muggle es fantástico, casinos, hoteles, discotecas, mujeres! Todo lo que un hombre puede soñar! Nos servirá para desestresarnos y animar a nuestro buen amigo Draco― Blaise había conocido Las Vegas en un programa de televisión, lo vio y de inmediato supo que era el lugar perfecto para él y sus amigos. No había tenido oportunidad de sacar el tema hasta ahora y no iba a dejarlo pasar.

―Las Vegas… Estás seguro que es un buen lugar? ― cuestionó Draco, en el tiempo que llevaba viviendo entre muggles no lo había oído y en el caso de haberlo hecho de seguro había estado muy ocupado con alguna de sus conquistas o incluso con la misma Emma.

―Las Vegas, ya se los dije! Es el lugar ideal para nosotros! No me hagan rogarles o llevarlos por las malas! ― amenazó Blaise, sabía que no sería necesario, pronto cederían

―Las Vegas― tanto Theo como Draco saborearon el nombre, de pronto encontrándolo sumamente atractivo, se miraron y sonrieron

―Las Vegas― repitieron esta vez más convencidos, Blaise los miró a sabiendas de que ya lo habían decidido, se puso entre ellos y los abrazó para gritar:

¡LAAAAAAAAS VEEEEEEEEEEEEGAAAAAAAAAAAAAAAAAS!


Bueno es el fin de nuestro primer capítulo, espero que les haya gustado, quizá sea algo corto, pero tenganme paciencia que lo estoy redactando cuando tengo algo de tiempo aquí en trabajo :$

Responderé review a la brevedad! Así que acepto todo tipo de críticas constructivas :)

Un beso gigante!