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La Lucha por Amor

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Epílogo

La unión de dos vidas

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— ¡Quédate quieto! —regañó Sakura mientras intentaba agregar un par de puntadas más —. Solo a ti se te ocurre dañar el traje en un momento como este…

— ¡Ay! Eso duele, Sakura-chan.

—Ni siquiera te he pinchado—objetó ella con una mirada aburrida.

Sasuke los miraba desde una esquina de la habitación con los brazos cruzados. Ni siquiera sabía por qué estaba ahí. Ese no era su lugar. No era tanto de inmiscuirse en los preparativos de las cosas. Prefería ser la parte pasiva y bufar cuando las cosas salieran como él las había pensado. Pero esos solo eran secretos de su mente que ni Sakura conocía.

En todo caso, puede que solo estuviera ahí para acompañar a Sakura, quien evitaba que Naruto hiciera una tontería un día como ese. Bueno, de hecho ya la había hecho.

— ¡Ay! ¡Esta vez sí me has pinchado-ttebayo! —se quejó Naruto.

—Ah, no se… tú te moviste y eso afectó mi puntería. Si tan solo te quedaras quieto…

— ¡No puedo! —Naruto se pasó una mano por el cabello con nerviosismo.

—Usuratonkachi—Sasuke lo llamó desde una esquina de la habitación—. Ya somos adultos. Deberías comportarte como tal.

Naruto lo miró con resignación.

—Eso es porque… tú llevas comportándote como un adulto desde que estábamos en el instituto. Además, cuando te tocó a ti, estabas igual o más nervioso que yo.

— ¡Oh! ¿De verdad? ¡Quiero saber! —pidió Sakura, ansiosa por escuchar aquella historia.

—No, de verdad no quieres saber—objetó Sasuke, comenzando a perturbarse.

Naruto sonrió de manera zurrona. Así que Sasuke estaba avergonzado. Vaya, vaya… quien lo diría. Sasuke siempre se hacía el más serio y controlado, pero la realidad es que de vez en cuando, él también podía perder los estribos.

—Bueno… verás…

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—Puede que Sakura-chan haya salido corriendo—comentó Naruto, y se echó a reír.

Sasuke apretó los dientes con fuerza. Estaba intentando controlarse, pero Naruto lo estaba poniendo nervioso. ¡Ese no era un momento para bromas! Sin embargo, pensar en el hecho de que Sakura pudo haber salido corriendo… ¡no! ¡Sakura quiere esto tanto como él!

—Cállate, Usuratonkachi. En momentos como éstos necesito control.

—Bueno… me callaré…—canturreó él.

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—Pero mis palabras lo pusieron nervioso y no pudo estar en paz hasta que salió y te vio—terminó de contar Naruto.

Sakura observó a Sasuke con los ojos brillantes. Éste solo volteó el rostro a un lado, pero a Sakura no le importó. Ella conocía más a Sasuke de lo que cualquiera podría, así que no tenía miedo de que la dejara de querer.

—Entonces… ya no es divertido ahora que estás en mi posición, ¿no es así, dobe?

—Hmp… yo no tengo miedo como tú—bufó Naruto, pero la verdad es que estaba bastante nervioso—. Yo si tengo fe.

—La fe es buena, pero la realidad es otra. Puede que termines casándote contigo mismo.

— ¡Eh! ¡¿Qué dices?! —exclamó Naruto, asustado. De solo imaginarse a él casándose consigo mismo… era realmente triste—. Eso no es posible… ve-verdad… ¿Sakura-chan?

Sakura bufó. Esos dos siempre estaban jugando con la cordura del otro. Además en momentos como éstos… no eran para bromear. Era un momento que marcaría la vida de Naruto para siempre. Además… estaba segura de que no se arrepentirían. Y ambos estarían felices al final. Después de todo, era sorprendente la manera en la que se habían unido y complementado el uno con el otro.

—Naruto… no le hagas caso. ¿No ves que trata de jugar contigo? —comentó Sakura, dando una nueva puntada.

— ¡Ay!

—Ups—sonrió ella.

— ¡Lo estás haciendo a propósito, Sakura-chan! Definitivamente se te ha pegado algo del teme…

—¿E-Eh…? ¿T-Tú crees…? —preguntó ella, con una sonrisa nerviosa y un sonrojo leve en las mejillas.

— ¡Pero no te veas tan orgullosa por eso-ttebayo! ¿Quién querría ser como él? —bufó Naruto, echando una mirada filosa hacia Sasuke—. Es el tipo de persona que asusta a alguien antes de su boda…

—No me culpes a mí. Tú también lo hiciste—argumentó él.

— ¡Pero no significa que tengas que hacer lo mismo que yo! —lloriqueó él —¡Ay! ¡Sakura-chan!

—Hehehe… lo siento—dijo ella con nerviosismo.

Sin embargo, estaba emocionada. Su amigo, el idiota hiperactivo, se casaba. Y lo más irónico: con una persona que parecía ser todo el opuesto a él. Tal vez era por eso que se complementaban tanto. Mientras ella le proporcionaba a él la calma y el calor que a él le faltaba, él a ella le daba la alegría y el amor que a ella le hacía falta. Eran como piezas de rompecabezas que estaban destinadas a encajar.

—Naruto…

— ¿Hm?

—Ojalá no te divorcies.

— ¡¿Qué?! ¡Claro que no! No creo que… quiera divorciarme…—dijo él, para luego rascarse la barbilla con el dedo, algo avergonzado—. Me pregunto si… ya habrá llegado.

—Pues el novio siempre llega primero—dijo Sasuke.

—Ah… cómo odio algunas tradiciones-ttebayo…

— ¡Listo! ¡Ya está! —Sakura se levantó de su sitio con una sonrisa de satisfacción en su rostro —Vaya… ahora sí estás hecho todo un novio, Naruto.

Naruto miró a Sakura en silencio, y luego sonrió.

— ¡Es muy tarde para enamorarse de mí, Sakura-chan!

— ¡¿Pero qué estás diciendo?! ¡Idiota! —exclamó ella, y le dio un golpe en la cabeza.

— ¡Ay! ¡Duele! —se quejó él —¡Ya sé que ya estás casada! ¡Solo era una broma! Además no quiero casarme contigo…

—Es verdad…—sonrió ella— ¿estás nervioso?

Naruto asintió con las mejillas sonrojadas. De repente no era capaz de hablar mucho. Estaba muy nervioso. Solo esperaba que ella también hubiera llegado. No le gustaría que lo dejaran plantado. Sabía que Hinata no era esa clase de persona, pero aun así… no podía evitar pensar en la oportunidad. Tal vez Neji le había dicho algo para convencerla. Sabía que Neji podía ser muy persuasivo. Y Hinata era un poco inocente, así que… podría pasar…

— ¿Quieres que vaya a ver si ella ya llegó? —preguntó Sakura.

Naruto asintió.

—Bien, solo espera aquí. ¡Y no rompas el kimono de nuevo!

Naruto miró el kimono negro que llevaba puesto y suspiró. No lo rompería. Si volvía a hacerlo, solo retrasaría la boda, y lo único que quería era salir y verla de una buena vez.

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— ¡Vaya! ¡Estás quedando preciosa!

Hinata estaba haciendo un esfuerzo sobrenatural para quedarse quieta. No quería arruinar el maquillaje. Además solo quería que la ceremonia comenzara pronto. Sin duda los preparativos de una boda tomaban mucho tiempo. Pero… estaba feliz. Muy feliz. En el pasado estaba tan sola que solía pensar que ningún hombre querría casarse con ella. Pensó que se pasaría sus días en soledad hasta que el último rastro de vida en su cuerpo se esfumara, pero ahora tendría un compañero para toda la vida. Y ese era nada más ni nada menos que Uzumaki Naruto. Su enamorado del instituto.

Aunque bueno, luego se volvieron novios, y luego… Naruto… él…

— ¿Hinata? ¿Estás bien? Te pusiste roja.

— ¡A-Ah! ¡No es nada! Yo… solo estoy muy feliz.

Antes tenía la idea de que los finales felices solo estaban hechos para ciertas personas. Que existían quienes podían disfrutar de las maravillas, y otros –como ella- que solo estaban destinados a las migajas. Sin embargo, encontró mucho más. Y recibió una felicidad que no creyó que tendría alguna vez.

— ¡Ah! ¡Hinata! —Sakura entró al lugar —.Vaya, ¡te ves preciosa! No como el idiota de Naruto, que le hizo un daño a su kimono.

— ¡Sakura-chan! Entonces… ¿Naruto no se podrá casar?

— ¿Eh? ¡Claro que sí! ¡Ya lo arreglé! —Sakura guiñó un ojo, y Hinata tuvo un mal presentimiento de eso. Pobre Naruto… —. Vine a verte porque Naruto necesitaba saber si ya habías llegado. Parecía que iba a darle un síncope.

Hinata sonrió. Así que Naruto estaba tan nervioso como ella. Eso era bueno. Al menos no era la única que estaba a punto de desmayarse. Pero es que estaba muy emocionada. Pero a la misma vez, se encontraba llena de nervios.

— ¡Ah! ¡No puede ser! —Temari miró la hora— ¡Ya es hora de que Naruto salga! ¡Hinata, prepárate! ¡Pronto será tu turno!

— ¿E-Eh? ¡Ta-Tan rápido! Eh…

— ¡Ah! ¡¿Hinata?! ¡Respira! —exclamó Tenten, y Temari empezó a echarle aire con su abanico.

Sakura suspiró. No sabía quién de los dos tenía más remedio.

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—Te ves… bien.

Naruto miró a Neji de reojo. Ya se encontraban parados en el altar. Naruto solo quería ver a Hinata entrar por esa puerta. Ya la mayoría de los invitados estaban sentados, y lo estaban poniendo muy nervioso.

—Va-Vaya… gracias…—balbuceó Naruto, intentando controlar su nerviosismo—. ¿No te molesta que me case con ella?

—No… tal vez antes si, porque eres un idiota—comentó Neji como si nada, y Naruto lo miró, perturbado—, pero sé que ahora serás capaz de cuidar de ella. Y confío en que ella también podrá cuidar de ti.

Naruto vio a sus padres sentados entre los invitados, los cuales le sonrieron y le desearon lo mejor. A su lado se encontraba Hiashi con los brazos cruzados. Hiashi no estaba muy contento. Pensar que las familias Uzumaki y Hyuuga se unirían… el legado del clan Hyuuga manchado… él se preocupaba mucho por las nuevas generaciones que vendrían. Al lado de ellos habían un par de asientos vacíos, los cuales habían dejado así para honrar a Mikoto y Fugaku.

—Confía en eso, Neji. Hinata es fuerte, y yo también. Ambos nos cuidaremos las espaldas. Ya verás.

De repente todo se quedó en silencio, y una ligera música sonó de fondo. Neji se apartó, y entonces Naruto supo lo que pasaba. Hiashi, quien de un momento para otro había desaparecido de su lugar, se encontraba sosteniendo a una Hinata sonrojada del brazo. Ambos se miraron de los ojos, y se quedaron hipnotizados por un momento.

Hinata fue acercándose a Naruto con Hiashi llevándola del brazo, hasta que por fin llegaron al altar. Naruto no podía despegar los ojos de ella.

—Cuídala, Naruto. O si no…—entonces Hiashi pasó un dedo por su cuello en amenaza.

A Naruto le dio un ligero escalofrío, pero asintió. Claro que la cuidaría. Entonces fue cuando por fin pudo estar con ella. Ambos se miraron, y se sonrieron. Ninguno había faltado. Ambos estaban allí. Entonces empezó la ceremonia, y ninguno de los dos pudo dejar de mirar al otro mientras tanto. Se dirigían sonrisitas en secreto mientras que sus amigos los veían con una sonrisa mientras unían sus vidas.

Finalmente llegó el momento de besarse, y ambos unieron sus labios y sus manos, uniendo así sus vidas.

Entonces Naruto cargó a Hinata, y ésta se sobresaltó.

—Ahora somos marido y mujer, ¿verdad? —sonrió él, feliz.

—Sí. Ya… ya no te volveré a soltar.

Volvieron a besarse mientras disfrutaban de la sensación de tener un compañero de vida. Después de tantos esfuerzos, habían logrado llegar juntos al final, y no había mejor recompensa que esa. Entonces los pétalos de cerezo cayeron sobre ellos, dando así, el inicio de una nueva vida.

O bueno, tal vez dos.

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¡Muchas gracias por llegar hasta aqui! Escribir este fic sin duda fue todo un reto. Cuando lo empecé nunca creí que sería tan largo, pero he podido ver hasta donde puedo llegar. ¡Gracias a todos los que me acompañaron en esta aventura! Y bueno, solo queda decir... que ya vieron la situación de Hinata cuando se encontraba sola. Yo también pasé por eso, y no es bonito. Así que si alguno de ustedes tiene la oportunidad de darle la oportunidad a alguien solitario de tener amigos y cambiar su vida... deberían hacerlo. Hablen a esa persona si pueden, porque puede que terminen por cambiar su vida.

A veces el más pequeño gesto puede hacer grandes cambios.

¡Gracias a ti también, Chelsea!

Chelsea: ¡Wow, por fin me das las gracias! ¡Aleluya!

¡Muchas gracias a todos por leer, y nos leemos muy pronto en un nuevo fic!

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Soredewa Minna-san!

Matta ne!