WAAAAH. *Cries* *Sobs* ¡CIELO, SANTO! No puedo creer que ya esté finalizado T-T Siento que perdí parte de mi alma /3 *Corazón roto* Aunque aún faltan los extras de cada pareja mencionada, que contarán como fue su noche, y un poco de su futuro.

Espero les agrade como quedó. Puse mi esfuerzo y alma en este fanfic. Y creo que lo honré al ser el primer Fanfic de KnB que escribí en mi vida. Bueno, eso creo.

Se los quiere mucho, Sweeties.

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Perro Malo, Kazunari

Parte III

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-¿Crees que Takao se haya confesado ya?

La voz de Aomine resonó en el pasillo, donde caminaba de la mano con Kagami; este último suspiró al escuchar las palabras de su pareja.

-No creo. Ese chico es algo lerdo. – El peli azul no hizo más que sonreír con burla.

-¿Igual que tú? – se carcajeo.

-¡Yo no soy lerdo, Ahomine! – enojado Taiga soltó bruscamente la mano del As de Too, e irritado dio zancadas para salir lo más rápido posible de ese pasillo.

-Ah, vamos. No te enojes, bakagami…

Kagami lo ignoró olímpicamente, y al ver esto Aomine suspiró con fastidio, cuando una sonrisa pícara apareció en su rostro. Caminando un poco más cerca del 10 de Seirin, el peli-azul le… apretó el trasero y salió huyendo como alma que lleva el diablo.

-¡Si la vida te da la espalda, agárrale el culo! – carcajadas resonaron por todo el lugar; y Kagami avergonzado y más enojado que antes se largó a perseguir al desgraciado de su novio.

-¡Vuelve aquí, idiota!

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Suspiraste, moviendo el cuerpo que estaba encima de ti.

-Kazunari. – no había respuesta. - ¡Kazunari!

Lo zarandeaste. Y el otro al fin se movió, pero solo para ocultar más la cara en tu pecho y abrazarte con fuerza.

-¿Qué, Aka-chan? Quiero dormir… - sentiste cosquillas cuando refregó su nariz contra tu piel; Y de nuevo suspiraste, estirándole de los cabellos para que alzara el rostro. - ¡Auch!

-Levántate. No podemos dormir aquí. – cerraste los ojos y te removiste incómodo. – Además, no puedo salir si no te levantas. – sentiste como tus mejillas se calentaban.

-¿Salir? ¿A dónd-? – la voz de tu acompañante desapareció y se tensó, acomodándose mejor sobre ti. – Y-ya veo. – le miraste, tenía el rostro rojo y miraba para abajo, haciendo que sus cabellos le taparan los ojos.

Bonito. Fue lo que llegó a tu mente.

-Entonces, voy a salir. – dijiste, agarrándole de las caberas y levantándole, el trato de quejarse pero colaboró. Suspiraste y te tiraste mejor contra los fríos casilleros; Kazunari se sentó a tu lado e hizo lo mismo.

Un silencio los envolvió, y no pudiste dejar de pensar en lo que dijiste cuando Takao casi se queda dormido. ¿Lo amo? ¿Es posible si quiera amar a alguien que apenas conoces? Vale, admitías que desde el primer momento que le viste te llamó mucho la atención. Y es que resaltaba mucho, más al lado de Midorima; sus personalidades chocaban.

Y la respuesta fue no, no lo amo; pero si me gusta. Frunciste un poco el ceño. A tu vista el chico era lindo, muy lindo; alegre, risueño, atractivo y sin dudas tenías interés en conocerlo más a fondo. Pero él se expresó de forma sincera – oh eso crees – y tú le habías mentido, por decirlo así.

-Hey. – te llamó y volteaste la cabeza. Un par de ojos azul-grisáceo te miraban de forma expectante bajo un rostro calmado. – Lo de hace un momento…

¿Se estaba arrepintiendo? – esperaste a que siguiera hablando, con un rostro sereno.

-Pienso que tengo que hacerlo correctamente.

-¿Hm?

-Me gustas, Akashi Seijuro. Desde que Shin-chan, tú y el resto vencieron a mi escuela hace ya un año. – soltó de repente y abriste los ojos, discretamente. – Pero lo siento. – dijo ahora apenado. – Antes te dije te amo, ¿Cierto? Perdón, me dejé llevar por el momento; verdaderamente no sé si te amo o no, pero lo que siento es fuerte, demasiado.

Se carcajeo nervioso, y se llevó una mano a la cabeza. Al escuchar esas palabras te relajaste, suspirando y sonriendo levemente en paz.

-Yo también lo siento, Kazunari. – respondiste sereno.

-¿Por qué lo sientes, Aka-chan?

-Porque también me dejé llevar. – le miraste a los ojos y este se apenó, pero no apartó la vista. – Realmente no te amo, pero si me das cierta intriga e interés. Quisiera conocer más cosas acerca de ti, si me permitieras conocerlas.

Takao parpadeó un par de veces sin entender.

-Disculpa, ¿Qué?

-Lo que digo es qué… - suspiraste, no encontrando las palabras adecuadas. Realmente no servías para estos temas. Tomaste aire, y tu mirada de endulzó. -¿Quisieras ser mi pareja, Kazunari?

Silencio.

Tensión.

Y entonces.

¿Risas?

-¡JAJAJAJAJAJA! – Tus ojos se abrieron a más no poder al ver como Takao se desarmaba en risas, sujetando su estómago y soltando alguna que otra lágrima por el esfuerzo. –Realmente ¡Realmente eres una ternura, Sei-chan!

-¿Me estás tomando el pelo?

-¿¡Qué!? No, no. ¡Claro que no! ¡Jaja! – Takao seguía riendo como si no hubiera mañana. – Es que ¡Jaja! ¡Esas palabras fueron realmente encantadoras! Pegan al cien por ciento con tu personalidad y carita igual de mona ~

El base de Shutoku se lanzó a los brazos de Akashi sin previo aviso, haciendo que casi se cayeran de bruces las piso.

-¡Hey! – se quejó Akashi, y Takao lo ignoró.

-¡Si quiero ser la pareja de Sei-chan~! – Y como si comprobase sus palabras, inmediatamente besó al más pequeño. El capitán de Rakuzan no hizo más que sonreír en sus adentros y seguirle el juego al peli negro.

Realmente no podía predecir los pensamientos del otro, y eso le agradaba.

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-¡Muro-chin, Muro-chin!

-¿Qué sucede, Atsushi? – Soltaste una risita al ver la sorpresa en la cara de tu compañero, ya que no era el único. Todos los presentes del salón miraban a Takao y Akashi, que habían entrado al lugar tomados de la mano. Bueno, más bien Takao arrastraba por todo el lugar a Akashi.

-¿Esos son Aka-chin y Taka-chin? – El defensa de Yosen parecía haberse recobrado de la sorpresa inicial, ya que había vuelto a devorar un pastel que tenía en las manos.

-Sí, son ellos. – le respondiste con tranquilidad; la verdad es que esa escena no te sorprendía en absoluto, y de alguna manera te daba algo de celos.

Ahí, ellos, tomados de la mano, sonrientes, sincronizados.

Si… definitivamente tengo celos de ellos. Desviaste la mirada a tu acompañante, que seguía comiendo pastel, ignorando olímpicamente todo; te preguntaste si algún día podrías llegar a estar así con la persona que querías, si alguna ves tú y Murasakibara podrían tomarse dela mano y andar por ahí felices.

Te reíste. Imposible.

-Muro-chin tiene una cara rara~- Atsushi arrastró las palabras, y sin previo aviso metió un pedazo de pastel en ¿Tú boca? – No me gusta que Muro-chin ponga esas caras...~- se quejó el más alto y puso un puchero digno de un niño de cinco años.

-No hagas eso, Atsushi. – le regañaste, y el otro se hizo el desentendido. Sólo sonreíste ante el gesto, tu compañero podía ser tierno cuando quería.

Antes de poder hacer nada, un grito llamó la atención de todo.

-¡KISE!

-¡KISE-KUN!

Eran Midorima y ¿Kuroko? Persiguiendo al modelo como si de eso les fuera la vida. Este solo reía a carcajadas con una cámara en las manos. Midorima tenía un claro sonrojo en la cara, y Kuroko parecía alterado.

Viste como el jugador de Seirin paró en seco y el Lanzador Estrella de Shutoku seguía corriendo detrás del otro. Tetsuya rodeó el salón a gran velocidad, y justo cuando Kise iba a pasar por su lado – sin darse cuenta, aparentemente – Kuroko… ¿¡Se le tiró encima!?

-¡Waah! ¡Kurokocchi duele!

-Dame la cámara, Kise-kun.

Apostarías tu nombre a que eso era una clara amenaza para el rubio.

-¡Bueno, bueno! ¡Ustedes ganan! – Ryota tiró lejos el aparato, y Mdorima fue a buscarlo. Al agarrarlo rápidamente lo tiró en el aire, en un perfecto tiro de tres que terminó con los pedazos esparcidos por todo el piso de aquel gimnasio.

No, no querías saber que contenía aquella cámara como para que se hiciera tal alboroto.

Himuro observaba con tanto interés lo ocurrido que no se dio cuenta cuando una miga de pastel cayó sobre su ropa, y Murasakibara quedó observándola con ojos de cachorro. Se había comido el pastel entero y esa era la última rebanada.

No quería desperdiciar ni un poco de aquella masa dulce. Así que se acercó a su compañero, sin hacer mucho escándalo sujetándolo del hombro.

-¿Atsushi? – escuchó como le llamaba, pero no le respondió y solo acercó su boca a la nuca del contrario, donde se hallaba la migaja, y mordió lo zona. - ¿¡A-Atsushi!? – Tatsuya se tensó al sentir los dientes del otro sobre su cuello. Dolía.

Y no, no fue solo eso. Además de morderle ¡Comenzó a lamerlo!

-¿Q-Qué estás haciendo? – Dijo en tono bajo el peli-negro, mirando para todos lados a ver si alguien los veía en esa… escena comprometedora, pero para su suerte todos estaban ocupados mirando el desastre que habían hecho Kise, Kuroko y Midorima.

Tatsuya se sonrojó levemente y miró a otro lado, tratando de ignoran al gigante morado y todo lo que hacía. Lo cual era imposible. Sentía como la lengua del defensa lo estaba saboreando. Y después de unos segundos - que le parecieron horas – se separó de Himuro.

Recién cuando Murasakibara se encontraba a una distancia prudente el peli-negro se dignó a mirarlo, el defensa de Yosen se relamía los labios.

-Oh~ Muro-chin es dulce~ - murmuró, volviéndose a relamer sus labios.

-Cállate, Atsushi. – solo cerró los ojos, no dándole tantas vueltas al asunto.

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-Creo que te pasaste, Midorima-kun. – hablaste recostado contra la pared del gimnasio de Kaijo, mirando de reojo al de lentes, que solo se los acomodó.

-No digas nada más. – fue lo que contestó para luego bufar. – lo que tú hiciste tampoco fue correcto.

Te encogiste de hombros.

-Pero yo si admito que hice mal. – jaque mate. Viste como el peli-verde se tensó y se acomodó los lentes de nuevo.

-Bueno, puede que me haya pasado. Sólo un poco. – sonreíste para ti, y te deslizaste sobre la pared hasta caer sobre el brazo de Midorima. Este solo removió su brazo, haciendo que cayeras sobre su costado y abrazándote con este.

-Me gusta cuando eres cariñoso. – dijiste al aire, cerrando los ojos sintiendo como Shintaro poco a poco iba entrando en confianza y acariciaba tu hombro con lentitud.

-Sólo cállate. – susurró el otro, le miraste a la cara y viste que esbozaba una leve sonrisa. Sonreíste también. Te sorprendió escuchar una risa leve de parte del más alto. – Es algo gracioso.

-¿Qué cosa? – preguntaste adormilado por las caricias de Shintaro.

-Aomine y Kagami. Murasakibara y Himuro, Akashi y Takao, Tú y yo. – hizo una pausa para acomodarse los lentes y mirar hacia un rubio y el capitán de Kaijo. – Kise y Kasamatsu.

-No entiendo a qué te refieres, Midorima-kun. – le miraste confundido, y este solo sonrió. Sujetó tu barbilla y te apoyó sus labios sobre los tuyos.

-Nada, Kuroko. – solo miraste el piso sonrojado, sintiendo como Shintaro entrelazaba sus dedos con los tuyos. – Te quiero.

Sí. Amabas cuando Midorima dejaba atrás su faceta Tsundere, pero admitías que podía llegar a ser muy vergonzoso.

-Yo también…

-¡WOOOOOH! ¡No sabía que Shin-chan salía con Kuroko!

¿Uh?

-¡T-TAKAO! – inmediatamente Midorima se separó de ti, sonrojado hasta las orejas. Bueno, eso te había decepcionado un poco, pero sabías que Shintaro era un poco reservado – mucho – con respecto a estos temas.

-Vaya, Shintaro. Sí te lo tenías guardado. – esta vez fue Akashi el que habló, el cual estaba de la mano con Kazunari. - ¿Desde cuándo?

-Desde el primer partido de Seirin contra Rakuzan. – contestaste con seriedad, Midorima te regañó por divulgar tal información, pero todos lo ignoraron.

-¡Wow! ¡Eso es mucho tiempo! ¡Qué envidia! – viste como el peli-negro se asombraba y luego se sonrojaba levemente para sonreír abiertamente. – nee, nee~ ¿Crees que duraremos tanto? – esta vez se dirigió al capitán de Rakuzan.

Akashi cerró los ojos y suspiró, dirigiéndole una mirada profunda al ojo de halcón, el cual se apenó al ver su mirada, pero no apartó su vista de la de Seijuro.

-Si me lo permitieras, estaría contigo de por vida.

Felicidad.

Alegría.

Sonrisas.

Vergüenza.

Recuerdos.

Un montón de cosas sucedieron esa noche en el gimnasio de Kaijo. Cosas que muchos de los presentes atesorarán en su memoria y corazones.

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FIN