Celoso No Jutsu

AVISO: Este fic participa en el reto "Dejar volar la imaginación" del foro Retos Kunoich

Parejas : Sasuke y Sakura. Leve Sarada e Inojin.

Advertencia: Fue hecho para divertir, no tomar para nada en serio. Es una mezcla de todo, espero les guste. :D

Naruto no me pertenece es propiedad de Masashi Kishimoto.


Sasuke Uchiha sabía que algo no estaba bien.

Levantó su rostro y miró a todos lados. Sabía que Sakura desde muy temprano había ido a trabajar al hospital por lo que lo había dejado cuidando a Sarada.

Y ahí estaba su problema.

Sarada no estaba por ninguna parte.

Con una ceja alzada, se levantó de su lugar en el sillón y buscó con la mirada alguna señal de su hija o algo que indicara donde se encontraba.

No encontró ninguna.

Nada. Cero.

La casa estaba demasiada silenciosa. Y no era posible que su hija se hubiera escabullido bajo su cuidado. Por Kami-sama, él era portador del Sharingan y del Rinnegan, en otras palabras el mejor niñero del mundo.

—Mmm —soltó el Uchiha al darse por vencido, por lo que decidió caminar en dirección al cuarto de Sarada, posiblemente se encontraba dormida…o se había escapado.

Un escalofrío llenó su cuerpo al pensar que le haría Sakura si efectivamente había perdido a su hija.

Suspiró y su atención regresó a su preocupación primordial, cuando llegó a la puerta del cuarto de su pequeña, se detuvo. No era un padre que acostumbraba a adentrarse en el cuarto de su hija, le gustaba que tuviera su privacidad. Pero las circunstancias lo obligaban a averiguar que estaba sucediendo en el cuarto de Sarada por lo que decidió tocar y pedir permiso para poder entrar, pero cuando iba a tocar un sonido suave llamó su atención.

Pudo distinguir que se trataba de la voz de Sarada, su voz era casi un murmullo por lo que asumía que hablaba por el teléfono.

—Sara— pero se detuvo en seco cuando escucho una parte de la conversación.

—No, mi papá no sabe.

Sin que pudiera detenerse pegó su oreja contra la puerta de la habitación de su hija. Sasuke NO era celoso, no, claro que NO. Sasuke Uchiha solo era precavido. Aunque no era posible, Sarada no podía tener un novio, no, no, no, se negaba a pensar en eso.

EL se iba encargar de que su clan creciera, EL junto con Sakura, Sarada permanecería lejos de los hombres hasta que el muriera.

—No sé que va pensar si llega a darse cuenta.

Y sin poder controlarse, había activado su sharingan. —lo que tu padre va pensar es que sigues muy pequeña, y hasta que yo muera tendrás novio —murmuró , mas bien, gruñó cada palabra.

—Chōchō…espera —Sasuke percibió a Sarada moviéndose de la posición en que estaba—creo que escuché algo.

El Uchiha reaccionó al darse cuenta que Sarada se encontraba caminando en dirección a la puerta, la puerta en donde él estaba con su oreja pegada espiando la conversación que ella tenía con su amiga.

Muy maduro, Sasuke, muy maduro.

Si Sarada se daba cuenta, iba perder su apariencia de asombroso, y hasta podría llegar a pensar que era un padre tonto, o peor, llegaría a pensar que él era como Naruto

¡Jamás!

Rápidamente, se alejó de la puerta pero no fue lo suficiente rápido para regresar al sillón porque Sarada había abierto la puerta y lo miraba con una expresión de confusión — ¿Papá?

Y sin pensar en nada mejor, Sasuke se tiró al suelo —Lo encontré —soltó suavemente escondiendo en su mano un objeto inexistente.

— ¿Qué haces papá? —la pequeña Uchiha se había cruzado de brazos y lo miraba fijamente a sus ojos.

Definitivamente Sarada era una buena mezcla entre Sakura y él.

—Buscaba…—comenzó a pensar rápidamente —me tropecé —decidió al final.

Sarada suavizó su rostro al ver a su padre y la expresión apenaba que invadía su guapo rostro — ¡Shannaro papá! —Exclamó sonrojándose, con una sonrisa extendió su mano hacia su padre —te ayudo, papá.

Sasuke no comentó nada, pero de igual manera aceptó la ayuda de su pequeña.

—Eres el mejor papá, el más genial de todos.

Sasuke llevó una mano a la cabeza de Sarada y revolvió su cabello oscuro —No te escuchaba, y me había preocupado.

— ¡oh! —Exclamó la Uchiha —dejé hablando a Chōchō, —le comunicó y volvió a entrar de nuevo a su cuarto, cerrando la puerta.

Sasuke llevó una mano a su frente, había hecho el ridículo solo para que Sarada no se diera cuenta que estaba espiando su conversación, como si él fuera un padre celoso. Se quedó viendo la puerta, escuchó como Sarada se disculpaba con su amiga, así que decidió regresar a su posición previa en el sillón y no preocuparse por lo que su hija de doce años hiciera, después de todo Sarada estaba pequeña aun para tener novio.

Contento por haber llegado a esa conclusión, volvió a tomar asiento en el sillón, miró el reloj de pared y soltó un suspiro, sabía que Sakura llegaría hasta más tarde. Se recostó en el sillón, llevó el periódico a su rostro para protegerse de la luz e intentó dormir.

Notó como se abría una puerta y rápidamente se cerraba.

— ¿Dónde está? —se escuchó la voz de su hija mientras comenzaba a caminar alrededor de Sasuke, levantaba y movía cosas de un lugar a otro. Se alejó de él en busca de quien sabe que, y en menos de cinco minutos había regresado a donde estaba Sasuke.

Alzando una ceja, el Uchiha quitó de su rostro el periódico y se levantó mirando con curiosidad a la pequeña Uchiha que al parecer buscaba algo más que necesario en su vida en ese momento.

— ¿Qué sucede?

—Estoy buscando mi broche de cabello y no lo logro encontrar

—Posiblemente lo dejaste en tu cuarto.

—No papá, ya busqué por todos lados —lo miró con un pequeño puchero —es el que me regalaste de cumpleaños —pequeñas lagrimas comenzaban a asomarse en sus oscuros ojos.

—Tranquila —le pidió Sasuke, al verla llorar, se levantó del sillón para poder cargarla y asegurarle que le regalaría otro, pero algo entro en la visión de Sarada ignorando completamente el gesto que Sasuke estaba haciendo con sus brazos para que ella se acercará a él.

— ¡Lo encontré! —Exclamó feliz tomando su broche de pelo y poniéndoselo en su cabello —¿Cómo me veo? —preguntó con una sonrisa a su padre.

Sasuke la miró fijamente tratando de ignorar el hecho que lo habían rechazado.

Tal vez era su karma, por todas las veces en que rechazó a Sakura.

Y la ignoró.

Y la trató mal.

Y casi la asesina.

Bien. Su Karma se estaba dando gusto.

Soltó un suspiro ignorando sus pensamiento y recordó que su hija lo miraba expectante —luces hermosa.

Sarada lo rodeó con sus brazos —Gracias, papá —le dijo sujetándolo. Sasuke suavizó su rostro sin que Sarada se diera cuenta, llevó una mano hacia el cabello de su pequeña y lo acarició cuidando que no lo despeinara.

Cuando su hija se separó, regresó a su faceta seria. — ¿Vas a salir?

—Sí —le dijo —Saldré con Inojin—

—hn

—Ya vino —comentó la niña percibiendo la presencia del rubio —Volveré pronto.

—hn —fue lo único que contesto Sasuke volviendo a tomar asiento en el sillón. Esperó hasta que Sarada saliera para poder recostarse y poder descansar, pero cuando iba a cerrar sus ojos para poder dormir recordó lo que Sarada le había dicho.

Saldré con Inojin

Con Inojin

Inojin.

Se levantó de un saltó cuando se dio cuenta que Sarada saldría con el hijo de quien había servido como su reemplazo.

—Sobre mi cadáver —gruñó saliendo de la casa.


— ¿a dónde iremos, Inojin? —cuestionó Sarada caminando al lado del rubio de ojos azules, quien tenía en su guapo rostro su habitual sonrisa.

—Ya verás, pediste que te mostrara algo hermoso, para darte ideas de que le puedes regalar a tu padre —le recordó —y mamá me dio la idea de llevarte al campo.

— ¿al campo? —Lo miró confundida — ¿no tienes tu todas estas plantas en tu tienda?

Inojin asintió —Es mejor que las veas cuando están al natural —le regaló una sonrisa amable —estoy seguro que te gustara.

Un escalofrío recorrió la espalda de Inojin. Miró hacia atrás pero no vio a nadie. "Debo estar imaginando cosas"—se dijo a sí mismo, pero no podía dejar de sentir como alguien clavaba una mirada asesina sobre él.

Sasuke había alcanzado a Sarada y a ese don nadie del cual se negaba a mencionar su nombre.

Gruñó al verlos juntos.

Ese muchacho se atrevía a cortejar a su hija a sus espaldas.

Habían comenzado a caminar lejos de Konoha. Lejos de toda la civilización.

Sasuke frunció su ceño al darse cuenta hacia donde se dirigían.

¡Al campo! Donde estarían completamente solos. Solos donde nadie los interrumpiría si quisieran besarse.

—Pequeño bas—

— ¡Wooow! —Exclamó Sarada al ver el panorama —Que hermoso.

Inojin quien tenía una gota de sudor resbalando por su frente solo pudo sonreír de manera forzada. Llevaba un buen tiempo sintiendo un aura asesino sobre él.

— ¿Sucede algo?

El chico negó con su cabeza — ¿No sientes algo extraño?

La chica Uchiha negó con su cabeza y se encogió de hombros — ¿Puedo elegir cualquiera?

Inojin decidió ignorar ese sentimiento de que alguien quería su cabeza como adorno de sala y sonrío ante la emoción de Sarada —Puedes escoger cualquiera —le dijo —Estoy seguro que tienes un buen gusto —caminó hacia un girasol amarillo, con suavidad lo cortó y se acercó hasta Sarada para entregárselo —Este es un girasol amarillo —comenzó a decir cuando Sarada tomó la flor en sus manos — Significa que eres mi sol. Solo tengo ojos para ti, y como el girasol, yo me giraré siempre hacia ti.

—Es hermosa —se sonrojó levemente —Iré por allá —le indicó al sentirse apenada por lo que le dijo el rubio.

Inojin le regaló una sonrisa heredada de su padre Sai —Te espero aquí.

Sarada asintió y se alejó dejando solo al chico Yamanaka.

El hijo de Sai e Ino miró como su compañera miraba las flores con emoción. Tan sumergido en sus pensamiento estaba que no se dio cuenta que había comenzado a oler a quemado.

Corrección, él comenzaba a oler a quemado.

— ¿Qué? —preguntó al sentirse caliente — ¡AHHHH! —gritó lleno de pánico al ver su pantalón comenzaba a quemarse y rápidamente las llamas iban subiendo por su camisa y si no era suficiente había una gran bola de fuego dirigida hacia él. — ¡AAAAAAH! —gritó más fuerte pero Sarada seguía feliz viendo las flores, ignoraba completamente el hecho que él se estaba carbonizando.

—Estas en mi genjutsu, niño —escuchó la voz fría de Sasuke, frente a él apareció el sharingan y el rinnegan reflejado.

— ¡AAAH! —gritó más fuerte al ver esa imagen llena de frialdad. — ¡Déjeme ir! —pidió el chico.

— ¿Cuál es tu relación con mi hija?

— ¡Solo somos amigos! —

— ¿Qué intenciones tienes con ella?

— ¡Ninguna! —Exclamó Inojin, sentía que se quemaba más rápido — ¡Solo es mi amiga!

—hmph —soltó Sasuke satisfecho y al decirlo desapareció el genjutsu,

— ¿Inojin? —escuchó la voz de Sarada. — ¿Estás bien? —al abrir sus ojos miro los ojos oscuros de Sarada llenos de preocupación.

Inojin comenzó a tocarse por todas partes para revisar que no estuviera lastimado en ninguna parte, miró a todas partes en busca de Sasuke, pero no se encontró con nadie — ¿Qué pasa?

—No sé —alzó una ceja alejándose de él —Te vi tirado en el suelo —le dijo mientras se ponía de pie. —Pensé te habías desmayado, pero al parecer estabas dormido. ¿Tuviste una pesadilla? —le preguntó al ver como su rostro se contraía en una expresión de miedo.

Inojin sintió como un escalofrío recorría su cuerpo, el señor Uchiha había logrado que su genjutsu pasara desapercibido por su propia hija…increíblemente escalofriante.

— ¿Encontraste la flor? —le preguntó tratando de olvidar lo que había sucedido. Sin mirar a Sarada se puso de pie.

—Si —sonrío enseñándole una flor roja — ¿Cuál es?

Inojin tomó la flor en sus manos —Es una buena elección, una Dalia Roja —se la devolvió —Significa Te querré por siempre.

En ese momento sintió la mirada asesina de Sasuke sobre él — ¡Eso significa la flor, no es una promesa de amor! —gritó para que el padre de Sarada escuchara.

Sarada lo miró confundida — ¿Estas bien?

El hijo de Sai e Ino asintió con su cabeza lentamente — ¿Podemos regresar?

La Uchiha se encogió de hombros y esperó a que Inojin comenzara a caminar, después de todo el conocía el camino mejor que ella. — ¿Vas a la florería?—le preguntó casualmente. Lo miró nervioso, e hizo lo que pareció mejor, ofrecer su mano.

El rubio de ojos azules miró por un momento sorprendido a Sarada, la cual le regaló una sonrisa gentil, y sin pensar en las consecuencias tomó la mano de la pelinegra, quien le dio un pequeño apretón.

Comenzaba sentirse mejor.

Hasta que volvió a sentir la mirada amenazadora de Sasuke sobre él, sentía que palidecía más y más —S-si —trató de sonreír y de forma disimulada soltó la mano de la Uchiha.

— ¿Seguro que estas bien?

—S-si —tartamudeó el rubio caminando rápidamente. — ¿Por qué lo preguntas?

—Es que te estas poniendo cada vez más pálido.


— ¿Puedo saber qué haces aquí? —preguntó Sakura Haruno al ver como su esposo entraba en su despacho, su mirada era de pocos amigos. — ¿Naruto otra vez?

Sasuke ignoró la pregunta de Sakura y caminó hasta recostarse en el sillón que tenía en su oficina.

Sakura lo miró divertida —si no es Naruto quien te tiene así, debo suponer que es Sarada.

Sasuke se tensó al escuchar el nombre de Sarada.

Sakura soltó una risa divertida — ¿Que hizo nuestra pequeña?

El Uchiha se dedicó a mirarla sin comentar.

—Mmmm —hizó un puchero la señora Uchiha —No puedo ayudarte si no me cuentas.

Y aunque quería sonar sincera y seria, Sasuke sabia más que nadie que Sakura estaba disfrutando ese momento de verlo en esa posición.

—Sarada tiene novio.

— ¿En serio? —preguntó como si no fuera nada.

— ¿No te preocupa?

Sakura se encogió de hombros —Ya entró en la edad de tener su primer novio.

—Tiene doce.

—La misma edad que yo tenía cuando me enamore de ti —se sonrojó y llevó sus manos a su rostro —Y mira, termine casándome contigo.

Murmuró algo indescifrable — ¿Qué tal si le rompen su corazón? ¿Y si no la merece? Es un buen idiota ese chico, no se parece nada a mí. —se levantó del sillón y miró a Sakura — ¿No te preocupas?

Sakura comenzó a reír fuertemente al ver la expresión de Sasuke —Lo que tú tienes, se llaman celos.

Sasuke la miró boquiabierto y volvió a tomar asiento en el sillón —No se llaman celos —se cruzó de brazos —Se llama precaución, lo cual veo que tu no quieres tomar.

Sakura sonrío —Son celos. —le dijo sin disimular lo entretenida que se encontraba por la situación.

—Yo no me pongo celoso.

—Ah, qué extraño —comentó con una sonrisa —Por ahí me comentó un pajarito que tú lo amenazaste que si se acercaba a mí, era hombre muerto.

— ¡Naruto está casado! —exclamó levantándose del sillón al darse cuenta de su error volvió a sentarse y se cruzó de brazos —No es necesario que pases tanto tiempo con él.

—Admítelo, Sasuke —tenía una sonrisa de oreja a oreja —lo que tú tienes son celos.

—Tonterías —soltó el pelinegro levantándose —Mejor me largo.

—Espero que no hayas envuelto a Inojin con un genjutsu, Sasuke.

Sasuke se detuvo en la puerta, sin tener el valor de darse la vuelta y ver a Sakura con una expresión de victoria en su hermoso rostro —Claro que no —le dijo aun dándole la espalda —¿quién crees que soy?


"Soy Sasuke Uchiha, yo no conozco los celos"—pensaba el hombre mientras caminaba por las calles de Konoha, iba ignorando a todos los que pasaban cerca de él, pero para ser sinceros, los que lo miraban caminar huían por el aura asesino que desprendía.

— ¡SAAASUKE! —escuchó como le gritaban. Y no tenía que darse la vuelta para darse cuenta de quién era el único idiota que se atrevía a hablarle cuando tenía esa aura.

—Naruto —gruñó cuando el rubio se acercó a él con su sonrisa habitual.

—Qué cara —comentó su amigo entrecerrando los ojos y haciendo un puchero con sus labios — ¿Qué te pasa?

—Nada que te importe —contestó volviendo a caminar dejando atrás al rubio hokage.

— ¡Soy el Hokage! —Exclamó alcanzándolo — ¡Todo lo que preocupe a los habitantes de Konoha me preocupa a mí!

Sasuke lo fulminó con la mirada — ¿No tienes tus obligaciones como Hokage?

Ante la pregunta de Sasuke, el rubio Uzumaki se llevó una mano a su cuello y comenzó a rascarse —Me escabullí.

Sasuke alzó una ceja —Que maduro.

El Uzumaki soltó un bostezo —Son muchas obligaciones. Necesitó relajarme.

Sasuke lo miró con arrogancia —pues eras tú el idiota que siempre quiso ser Hokage, ahora deberías aguantar.

Naruto entrecerró sus ojos — ¿Que hizo Sarada?

— ¡¿Quién dijo que Sarada había hecho algo?!

Naruto lo miró con picardía al haber anticipado esa reacción —Siempre andas así especialmente cuando Sarada está involucrada.

— ¿Qué harías si Himawari tuviera novio?

Naruto se detuvo en su camino, se cruzó de brazos y puso una cara pensativa —Lo asesinaría.

Sasuke lo miró sorprendido, no esperaba que el señor traigo paz-al-mundo-shinobi dijera algo así. — ¿Sí?

Naruto asintió con su cabeza rápidamente —Mi Himawari es mi niña —miró a Sasuke, habían comenzado a nacer lágrimas en los ojos azules del rubio — ¿Sarada tiene novio?

Sasuke sintió que su rostro se ponía más rojo —No.

—Tenía entendido que hoy andaría con Inojin.

— ¿Cómo lo sabes?

—Boruto me dijo que ninguno de los dos permitió que él los acompañara.

Una vena comenzaba a aparecer en la frente de Sasuke al escuchar lo que Naruto había pronunciado. Iba a destrozar a ese risitos de oro cuando lo viera. — ¿Sabes dónde van?

Naruto tenía sus ojos hechos una linea —no.

— ¿Quieres escapar un rato tus obligaciones de Hokage?

El chico asintió aun con sus ojos entrecerrados.

—Bien, entonces ven conmigo.

Luego de un viaje de treinta minutos, Sasuke por fin había percibido la presencia de su pequeña. —Ven —le ordenó a Naruto.

— ¿Por qué hacemos esto? —preguntó el Uzumaki acercándose a Sasuke.

—Porque si

Naruto soltó un suspiro —seria más fácil si admitieras que estas celoso.

Su mejor amigo lo miró con una expresión llena de molestia —No lo estoy —gruñó.

Naruto lo miró con una expresión de picardía — ¿Se están besando? —pregunto fingiendo ver en la dirección de Sarada e Inojin.

— ¡LO MATO! —gritó el Uchiha, soltó un gruñido cuando los brazos de Naruto lo rodearon impidiendo que se deshiciera del obstáculo a su felicidad. — ¡Suéltame!

El rubio Uzumaki comenzó a reír —Estas celoso.

— ¡El Hokage no está cumpliendo sus oblig—! —comenzó a gritar Sasuke pero la mano de Naruto viajo hacia la boca del pelinegro para poder callarlo.

— ¡Sasukeee! —exclamó Naruto apuntándolo con su dedo índice una vez que había deshecho su agarre del Uchiha.

— ¡Hokage! —ambos se voltearon para encontrarse con una chica de cabellos anaranjados y de ojos oscuros. Sasuke la reconocía porque siempre estaba cerca de Naruto pero jamás se había tomado la molestia de aprender su nombre. — ¡aquí esta! —Exclamó la chica acercándose hasta donde estaban ambos — ¡necesitamos que regrese inmediatamente!

Naruto la miró con una gota de sudor resbalando por su frente —Eh, yo, solo tomaba un poco de aire.

La chica se cruzó de brazos y soltó un hmph —Me obligará a que le comunique esto a la señora Hinata.

— ¡NOOOO! —exclamó Naruto palideciendo — ¡No será necesario!

—Andando, entonces —tomó a Naruto de su capa de Hokage y comenzó a arrastrarlo lejos de Sasuke.

—Hmph —soltó el Uchiha al ver desaparecer al rubio. Giró su mirada para buscar a Sarada, pero se dio cuenta que no estaba por ninguna parte. Gruñendo comenzó a caminar por las calles de Konoha, tratando de seguirle el rastro a su hija.

—Maldición —murmuró caminando, se detuvo frente a una tienda que tenía en exposición un estante de revistas, pero fue una en particular la que llamó su atención, la revista "Tu Kunoichi" ,su rostro se puso rojo cuando la tomó en sus manos y comenzó a ojearla. —"Tres señales que determinan que le gustas". —leyó en voz baja, se detuvo para mirar a su alrededor y al darse cuenta que no había nadie mirándolo comenzó a leer —Determinar si le gustamos o no a la chica de nuestros sueños a veces resulta difícil, pero identificando estas tres señales en esa mujer especial te ayudará a saber si le gustas o no.

—Primera señal: Siempre sale arreglada, ya sea con su cabello siempre brillante y suave, o cambiando de peinado. No debes creer que las mujeres por naturaleza tienen su cabello perfecto, no, eso requiere tiempo y esfuerzo, así que si la chica que te trae loco siempre anda muy bien peinada, es posible que le gustes. —se detuvo al pensar en su hija, Sarada no acostumbraba a usar nada en su cabello, pero ese día había utilizado el broche que EL le había regalado para salir con ESE.

—Segunda señal: Se preocupa por ti. Sabe muy bien si estas triste o feliz, o si hay algo en tu mente que te agobia, no te extrañe que te pregunte si estás bien cada vez que ve que estás actuando de una manera distinta, eso quiere decir que se ha tomado el tiempo de conocerte y al ver ese cambio en tu actitud nace la preocupación. —volvió a detenerse en su tarea de leer, Sarada se había preocupado al ver el cambio en ese mocoso cuando salió de su Genjutsu.

—Tercera señal: y por último, pero no la menos importante, siempre sonríe cuando está cerca de ti. Sonreír cuando estamos con una persona es sinónimo de pasarla bien, por lo que chico, si ella sonríe siempre que está contigo, estoy más que segura que le gustas. —Se detuvo al pensar en cómo Sarada había sonreído con ese mocoso en su paseo por el campo. Comenzó a sentir enojo y sin darse cuenta comenzó a arrugar la revista hasta que la hizo una bola de papel y la tiró al suelo.

—Eh señor —una voz interrumpió su momento de ira, se trataba del encargado de la tienda —Eh, tendrá que pagar eso.

Sasuke lo fulminó con la mirada, y sin contestar comenzó a buscar su billetera en su ropa. Quería golpearse la cabeza.

¡Había olvidado su billetera en casa!

Todo por seguir a Sarada.

—Necesito llamar a mi esposa —le comunicó aun con su mirada severa. El pobre hombre se encogió ante la mirada del Uchiha.

—C-claro —comenzó a tartamudear y a sudar frio —Puede tomar su tiempo.


—Aquí tiene —le dijo Sakura Haruno entregándole el dinero de la revista al encargado de la tienda, el que una vez recibió el dinero corrió para esconderse.

Sasuke evadía la mirada de Sakura. Habían dos opciones: O lo asesinaba por haber actuado tan inmaduro, o se reía en su cara por haber actuado tan inmaduro.

No podía elegir cual era peor.

—Sasuke —lo llamó.

—hn

—Estás celoso.

El pelinegro la miró y bajó sus brazos derrotado. — ¿Lo estoy?

La pelirrosa al ver esa faceta de Sasuke, suavizó su rostro y se acercó a él —lo estás —le susurró llevando una mano a su rostro para acariciarlo.

—Regresemos a casa —le dijo su esposa al ver que no comentaba nada — ¿sí?

El pelinegro asintió sin comentar nada. Sakura la regaló una sonrisa leve y tomó en sus manos la mano masculina de su esposo.

—Sarada estará bien —comentó de repente Sakura luego de un largo viaje sin hablar —Después de todo, es una Uchiha —le guiñó un ojo cuando ya llegaron a la puerta de su casa.

Sasuke la miró sin comentar y soltó un suspiro. No había nada que el pudiera hacer si Sarada tenía novio, solo confiar que ella estaría bien. Cerró sus ojos un momento para pensar en lo que había hecho ese día.

No se arrepentía de nada.

De nada.

— ¡Sorpresa papá! —escuchó como Sarada exclamaba, al escuchar la voz de su hija automáticamente abrió sus ojos y sí que se llevó una gran sorpresa. Habían colgado un letrero de feliz cumpleaños, y Sarada lo miraba con una sonrisa en su hermoso rostro y sobre su cabeza tenía un gorro de feliz cumpleaños. — ¿Qué, qué es esto?

—Es tu cumpleaños, tonto —le informó Sakura riendo y obligándolo a entrar a la casa.

— ¿Mi cumpleaños? —preguntó confundido, las mano derecha de Sarada se entrelazó con la suya, lo guió hasta llegar a la sala donde lo obligó a sentarse en el sillón.

—Felicidades papá, me alegra que este año podamos pasarlos juntos. —Le dijo Sarada al acercarse a él y rodearlo con sus brazos, cuando lo soltó caminó al otro lado de la sala donde había un regalo en la mesa —Este es para ti —le dijo cargando el regalo y extendiendo sus brazos para dárselo a su padre. —Es de parte de ambas.

Sasuke seguía sorprendido, había olvidado su cumpleaños. Le regaló una pequeña sonrisa a su hija y acarició la cabeza de Sarada. —Gracias

— ¡Abre el regalo, papá!

Sasuke miró a su hija y accediendo a su petición, abrió el regalo y se sorprendió al ver que se trataba de una Kunai.

—Tiene el símbolo de nuestro clan —le explicó Sarada apuntando donde se veía el símbolo del Clan Uchiha —Espero te guste, papá. No sabía si iba gustarte.

—Me encanta —le comentó permitiendo que su pequeña lo abrazara.

— ¡Ah! —exclamó la niña al soltarse, corrió a buscar algo al otro lado de la sala, cuando regresó traía en sus manos unas flores rojas —son Dalias rojas, significa que te querré por siempre. —le explico al ofrecérselas a su padre.

Sasuke tomó en sus manos las flores y en ese momento sintió como todo cobraba sentido.

—Dime algo —comenzó el Uchiha — ¿Tienes novio?

Sarada frunció su ceño confundida —No, papá. —Hizo una mueca con sus labios — ¡para mí el único hombre genial eres tú!

Sasuke sintió como su corazón poco a poco se iba alivianando, jamás le diría a Sarada, que esas palabras habían sido el mejor regalo de cumpleaños.

— ¿Ves que si estabas celoso? —le susurró Sakura a su oído para que solo él escuchara.

Sasuke la miró sentarse a su lado —Si, lo estaba. —la miro fijamente a sus ojos jade—Después de todo, ustedes son mis dos chicas.

Sakura lo miró con una sonrisa asomada en su rostro —mi regalo no te lo puedo dar frente a Sarada.

Sasuke alzó una ceja —¿ah si? —preguntó divertido —¿por qué no?

Sakura se volvió a acercar a su oído y susurró —porque Sarada sigue muy pequeña para ver eso.

Al separarse miro a Sarada que se dedicaba a ignorarlos —Esperare ansioso mi regalo, señora Uchiha.

FIN.


¡Gracias por leer!