Disclaimer: Los personajes de Naruto, no me pertencen, sino a Masashi Kishimoto. La portada del fic le pertenece a su respectivo creador/creadora, el cual desconozco.
Aclaraciones:|Universo Alterno | Rated T | Lenguaje soez (ligeramente)| Neji/Tenten.
Antes de empezar a leer, deben saber que:
Esta historia participa en el tema "Trágame tierra" (Propuesto por Missclover) del foro: El NejiTen no ha de morir, de Vistoria.
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¡Degenerado!
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Tocó un par de veces el timbre de la casa de su novia, en lo que se arreglaba la camisa que tenía puesta. Pasar a recogerla sin su auto no era habitual en él, mucho menos lo era tomar un taxi cualquiera. Recordó cómo el día anterior, ella le había exigido no llevar su auto al karaoke organizado en la casa de Naruto.
"¡Oh, vamos, Neji! Andas de aquí a allá con tu auto. ¿No puedes ser una persona normal yendo en autobús? Ni se te ocurra que iremos en taxi al karaoke-fiesta de Naruto… será a mi manera. En el transporte de casi todo el mundo… ¡Autobús!" había dicho Tenten. Por más que no le agradara del todo la idea, la acató, aunque tampoco entendía esa manía. Probablemente ella pensaba que se pasarían en tragos y, evidentemente, no podría conducir. Solo por eso aceptó.
—¡Neji! Ya estoy lista —salió de sus pensamientos al ver que su novia ya estaba frente a él.
Controló con todas sus fuerzas que su mandíbula no cayera prácticamente al piso. Incluso el malandrín vecino de quince años de su novia, quien paseaba su perro en ese momento, se detuvo unos segundos a gritar: ¡Te ves espectacular, Tenten!
Y es que espectacular no era la palabra más acertada a cómo se veía la guapa castaña. Provocativa y hermosa tal vez sí la definirían bien. El vestido strapless corto que tenía puesto se ceñía a todo su perfecto cuerpo, atrayendo las miradas de cuanta persona pasaba por ahí. Las botas largas hasta las rodillas, de gamuza negra, con pliegues y tacón, estilizaban sus torneadas piernas. A ella de por sí le encantaba lo sobrio, con toques de elegancia, la cual destilaba con ese largo collar dorado y pendientes colgantes del mismo color. Definitivamente, aquel atuendo se acentuaba a su espigada figura, puesto que, aun cuando ella sea muchos centímetros más baja que él, su novia era alta, a comparación de muchas otras chicas.
—¿No vas a decir nada? —negó con la cabeza aún turbado, aclarando su garganta, la cual sintió repentinamente seca. Ella sonrió, pues ya esperaba esa respuesta—. Tú te ves bien —se fijó tontamente en su propio aspecto. Él iba más casual: pantalón azul oscuro, camisa blanca con los dos primeros botones abiertos, cabello sujeto en una elegante coleta alta. Después de todo, era karaoke, no se especificaba fiesta.
—Es solo un karaoke, Tenten, ¿no consideraste algo menos… revelador? —ella inclinó la cabeza a un lado, encogiendo los hombros.
—¿No me veo bien?
—Ese no es el punto.
—O sea que sí me veo bien —sonríe con autosuficiencia—. Neji, hablas como si no conocieras la excentricidad de Naruto. No es un karaoke como el que hizo Sasuke el mes pasado, no será un lugar ligeramente oscuro con luces violetas, sofás elegantes alrededor de un televisor gigante, música pasiva no bailable y solo tragos. ¡Mínimo habrá una esfera de discoteca! Luces casi cegadoras, tragos más fuertes, menos elegancia y música para cantar y bailar a lo loco…—vio cómo la ceja de su novio se enarcó—. Ni pienses con que ahora ya no quieras ir. Hinata irá… Hinata y Naruto cerca, ya sabes… —le codeó perversamente.
—Ya vámonos.
—¡Sí! ¡El autobús nos espera! —Tenten cerró la puerta fuertemente, jalándole de la mano.
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Nota mental: Jamás volverle a hacer caso a Tenten.
Ahí se encontraba, sujetándose firmemente del barandal superior del autobús, y en el asiento frente a él se encontraba sentada una joven medio dormida. Un autobús completamente lleno, si se lo preguntaban, incluso costó bastante al conductor el poder cerrar la puerta. Todas las personas estaban pegadas unas a otras, aplastando a aquellos afortunados que iban sentados y no padecían de las frenadas que daba el vehículo. Bufó, hastiado de tomar el transporte público. ¡Todo por petición de Tenten!
¿Hacía cuánto tiempo que no subía a un autobús? ¿Nueve años? Claro, solo los usó hasta sus catorce años. Aún recordaba aquel incidente cuando se sentó al lado de un maloliente hombre que al parecer no se bañó. Desde ese entonces, solicitó a su tío un chofer, además de que le incomodaba llegar tarde en el transporte público, debido a los múltiples paraderos de este. El chofer personal fue hasta que cumplió la mayoría de edad y le obsequiaron su propio auto.
Ahora, a sus veintitrés años de edad, volvía a pisar ese transporte. ¿Con qué fue lo primero que se encontró? El olor de los sudores entremezclados de las personas, y ser aplastados por las mismas. Por suerte, siempre llevaba su colonia en cada salida. Al bajar se daría una buena rociada, quién sabe cuánto sudor de personas se le habría pegado a la camisa. Fijó su vista al costado. Su novia estaba casi adherida a su brazo, sujetándose de dos asientos. A veces se preguntaba cómo ella pudo haber soportado ese transporte. La conoció cuando aún ella lo utilizaba para llegar a la universidad, hasta que Tenten adquirió su motocicleta. Varias veces él la había llevado en su auto y así evitarle ser aplastada por hombres.
Hablando del sexo masculino. Fulminó con la mirada a tres tipos que la observaron lujuriosos por un buen rato, para después hablar riendo entre ellos sobre el "cuerpazo" que tenía y lo bien que se le ceñía el vestido, como describieron esos hombres. Empujó adrede y sin cuidado alguno a otro lascivo sujeto que estaba sonriendo perversamente, apegándose más de la cuenta a su novia. Nadie le dijo nada, el autobús estaba lo suficientemente lleno como para decir que le empujaron. Maldecía la existencia de tipos así.
Para su alivio, todos los pervertidos que miraban sin descaro a su novia, bajaron en el siguiente paradero. Está bien que Tenten sea preciosa, con una figura provocativa, buenos atributos, sonrisa encantadora, labios tentadores, pero era su novia. Exigía respeto hacia ella, él era el único que podía observarla de esa manera. Aparte de ello, consideraba que toda mujer merece respeto, dudaba que todas se sintieran halagadas de recibir supuestos cumplidos groseros y miradas pervertidas, como también sonidos obscenos. Sin contar que llega a cosas mayores, lo cual repudia desde siempre.
Entornó los ojos, y optó por fijarse en ella más detenidamente, desde que subía al autobús. Ella podía alcanzar el barandal superior, pero por el escote del vestido, prefirió sujetarse de dos asientos. Parecía no fastidiarle el ser aplastada o empujada, ya estaba acostumbrada, aunque se mantenía firme. Con una mirada distraída, veía por la ventana todo el trayecto. Al verla tan seria, no comprendía cómo es que se sentía tan tranquila al ir de pie, estar demasiada junta a las personas, con el calor a pesar de ser de noche, en un tan lento viaje. Oh no, eso jamás se volvería a repetir. Pedirá un taxi cuando termine el karaoke.
El autobús frenó, y eso ocasionó que una señora despertara de su sueño totalmente apresurada por bajar. "Seguro se quedó dormida…" pensó entornando los ojos, antes de que la mujer exigiera permiso jaloneándolo y empujándole bruscamente para poder salir de todo el cúmulo de gente. Bufó por enésima vez en el trayecto, escuchando a Tenten reír.
Viró el rostro para reprocharle con la mirada. Ella, sonriendo, le lanzó un guiño por un segundo, después giró su aún sonriente rostro, volviéndose a concentrar en la ventana. Pudo haber hecho lo mismo, pero sus libidinosos ojos se clavaron fijamente en el escote de su vestido, tratando de ver un poco más. ¿Se contagió la perversión de los otros sujetos? Bueno, la diferencia es que él era su novio y no pretendía hacer algo malo en contra de su voluntad. "No… en un autobús no" se reprendió, cerrando fuertemente los ojos. Otra frenada del vehículo hizo que casi todos los pasajeros le apretaran, chocando a la vez con la castaña a su lado. ¿Qué ocasionó eso? Tratar de sujetarse de la cintura de ella al trastabillar, evitando caer. Se sonrojó absurdamente, retirando su mano como si quemara.
Por fortuna o desgracia, su novia levantó sus brazos, llegando a alcanzar el barandal superior y movió inconscientemente sus senos, ajustándolos ligeramente. "Maldición…" sus ojos lo vieron todo en cámara lenta, ese bamboleo lento, aquella curva sinuosa que seguían haciendo sus senos por el pronunciado escote, y ahora quería descubrir un poco más. Y ella le facilitó la tarea colocando todo su cabello suelto a un lado de su cuello, dejándole ver más de su acanelada y suave piel. "¡¿Qué estoy pensando?!" su nueva reprimenda no le impidió seguir su recorrido, bajando por la cadera y concentrarse en su trasero.
Estaba siendo un pervertido de lo peor en esa situación nada sugerente y, aunque eso no era su pecado, el lugar no era el mejor. No se atrevía a quitarle los ojos de encima. Si tan solo estuvieran en su departamento, totalmente a oscuras, podrían estar dirigiéndose a su habitación, retiraría ansioso aquel provocador vestido y culminaría con aquella tortura. Lo peor era que el sofocante calor no ayudaba, podía simplemente llamar a Naruto, diciéndole que no podía ir a su karaoke por un asunto de vital urgencia, pero quedaría mal con todos.
—Neji… ¿hace calor o es mi imaginación? —el Hyuga la miró con los ojos entrecerrados, creyendo que ya lo hacía adrede, así como utilizaba un tono sensual para provocarlo más y con malsana intención. Ahora sí que sentía demasiado calor, y más al verla soplando profusamente su pecho. Hasta podía distinguir una gota de sudor en ella, perdiéndose por la línea que hacían sus pechos… —Eso es lo peor del autobús a hora punta —soltó una corta risa.
—Hay cosas peores —aclaró fuertemente la garganta al percatarse que su voz sonó tremendamente enronquecida.
—¿Tienes sed? —Neji sólo negó levemente—. Creo que se me está bajando un poco el escote —rio nuevamente, ubicando sus manos en la zona mencionada.
"Mierda…" no despegaba sus ojos de ahí. El ver a su novia acomodándose el escote, estirando hacia adelante un poco el vestido, mostrando a su vez un poco más de sus apretados senos, le secó aún más la garganta. Detestaba que esa simple acción lograra excitarlo un poco más, puesto que la situación ya le parecía incómoda. Sentía la piel arder y su coloración en las mejillas fue en aumento con la siguiente petición de Tenten.
—Oye… —susurró como si contara un secreto, acercándose a su oído—. ¿Puedes fijarte si el vestido no se me subió mucho? Temo mostrar mi trasero.
Antes de subir al autobús, le dijo claramente que hubiera preferido que se pusiera un pantalón o vestido no tan corto, a lo que ella sonrió coquetamente sin tomarle importancia. Aunque, pensándolo mejor, si ella le hubiera hecho caso, probablemente no estaría deleitando su vista en ese momento. Volvió a maldecir en su subconsciente al no poder controlar su pervertida mente salida a flote. Percibía su temperatura corporal elevada, acumulándose en cierta parte de su anatomía, mas le restó importancia. Se fijó en el vestido, notándolo un poco más elevado. Le hizo saber, ella lo acomodó y todo regresó a la normalidad. O al menos eso creyó.
De repente, sintió una incomodidad en su entrepierna. Un calorcillo y cierto dolor ahí abajo, así como una extraña protuberancia: estaba teniendo una erección dentro del transporte público, delante de un montón de personas, provocada por imaginar a Tenten sin ese vestido ceñido que estaba odiando. "Esto no puede estar pasándome. No aquí. No ahora" se dijo casi al punto de maldecirse por pervertido, culpando al perfecto cuerpo de su novia cuando el único culpable era su lujuriosa vista. Se desesperó al instante mientras observaba el bulto que se formó en sus partes bajas. Presionó inconscientemente a su amigo con sus piernas y su imaginación le jugó otra mala pasada recreando cierta escena donde también sentía presión en ese mismo lugar, pero ocasionada por las delicadas manos de la castaña a su lado.
El abultamiento en sus pantalones se hacía más notorio, haciéndole sudar de nerviosismo. Rogaba a todos los dioses porque llegaran de una vez a su destino, bajar del transporte e irse a un centro comercial en búsqueda de baño. Sí, Hyuga Neji exigía un baño. Sabía perfectamente que pensando cosas no eróticas, su erección no bajaría ni un ápice, debía tranquilizar a su compañero de otra manera. Es más, ya no confiaba en su mente, tal vez recrearía otras escenas no aptas para todo público.
Ya le resultaban insoportables las palpitaciones, cada vez más constantes. Habría pasado sólo un minuto, y con solo bajar tenuemente la mirada se percató que en su pantalón parecía haber ocultado una larga cartuchera repleta. Debía solucionarlo cuanto antes, era bochornoso pasar por esa situación, pero si pensaba que eso era vergüenza, ¿qué sería lo próximo?
El autobús frenó hacia un lado, mientras las personas gritaban "¡conduce bien!", varios casi se echaban en los pasajeros que se encontraban sentados, incluyéndose. Chasqueó la lengua tratando de volver a su postura inicial para así disculparse con aquella señorita en la que prácticamente echó todo su peso, cuando la vio mirándole indignada y sonrojada.
—¡Degenerado, enfermo! ¿Qué hace frotando su pene en mi hombro, eh? ¡¿Cree que no me doy cuenta, bastardo pervertido? —la exaltada mujer se había puesto de pie, llamando la atención de absolutamente todos los pasajeros, contando a su novia y al chofer mirando de reojo—. ¡Quítese de aquí! ¡¿Acaso piensa seguir frotándose?!
—Señorita… no es lo que piensa… yo… —antes de continuar, la mujer le había empujado haciéndole chocar, gracias al vehículo en movimiento y falta de equilibrio ocasionado por el empujón, con la espalda de otra señorita, quien se lo quitó de encima gritándole la palabra mañoso. Su cara se puso cual tomate maduro al escuchar los gritos del resto de pasajeros.
¿Cómo poder limpiar su imagen ante las miradas indignadas y reprobatorias de todos los pasajeros? Incluso escuchaba insultos como canalla, degenerado, mañoso, violador. Le acusaban de ver películas porno previamente y sobarse con aquella indefensa señorita para satisfacer sus necesidades carnales. Su cara enrojeció por la vergüenza: nadie dejaba de mirarlo con repulsión.
—¡Poco hombre! —seguían los insultos hacia su persona, las miradas furiosas y las exigencias de que aquel depravado se bajara del transporte público para que no continúe con sus fechorías.
¿Cómo le iba a ver la cara a su novia? ¿Ella pensaría también que era un degenerado que frotó su miembro con otra mujer? No le quería ni ver al rostro. Nadie se callaba ni dejaba de verlo de pies a cabeza. La guinda del pastel fue que su erección seguía presente, como también aumentó el dolor y ardor ahí. Las mujeres exclamaban cosas peores, denigrándolo, preguntándose por qué existían tales hombres de vulgar calaña. Él también se lo preguntaba, pero no se consideraba parte de ese grupo, solo fue un maldito accidente. No obstante, reconocía con cierta admiración el hecho de que varias mujeres apoyen a la agredida, aun cuando no sea su culpa aquel malentendido. Pensó que siempre debería existir esa clase de apoyo ante una situación real, inclusive él mismo no dudaría en ayudar a una mujer violentada o denigrada, pues tenía madre, tía, primas, novia y amigas a las cuales no gustaría ver en una situación similar. Con cuanto depravado sexual en la calle, la ayuda común siempre es útil. Nadie tenía derecho alguno de tocar, agredir o forzar a una mujer.
Sin embargo, ahora, siendo confundido con ese tipo de hombres, sentía la vergüenza relucir en sus facciones, ni la tierra podía tragarlo, primero debía pedir que el piso del autobús se abriera, caer de cara en la pista y que recién se abra llevándole al mismísimo infierno.
—¡Llame a un oficial, señorita! —su mirada reflejó puro pánico al escuchar el consejo de una anciana. No, eso no.
Sin importarle nada, sin esperar a Tenten (es más, seguía sin ver su rostro) empujó a casi todo el mundo, dirigiéndose a la puerta. Agradeció que estuvieran en un paradero autorizado, ya que bajó del vehículo, incapaz de soportar más aquella humillación.
Todo por mirar más de la cuenta a su novia. Nunca se había sentido tan avergonzado.
El aire fresco de la noche logro bajarle un poco el color rojo vivo de las mejillas, así como la calentura en su interior, mas el culpable de su desdicha no se redujo ni con la deshonra pasada de ser confundido con un degenerado, lo cual le parecía repugnante y repudiable. "Jamás volveré a subir al transporte público…" masculló.
—Gracias por esperarme, Sr. Degenerado —tembló en nueva cuenta al escuchar una voz cercana a su oreja. ¿Cómo no se dio cuenta del sonido de los tacones de Tenten?—. ¡Ay, Neji! Hasta cuando bajaste dijeron que por fin se bajó ese desgraciado. ¿Tanta era tu vergüenza que ni te diste cuenta de mí atrás de ti?
—Pues qué querías que hiciera —masculló, enfadado consigo mismo, pero luego recordó otra cosa—. ¡Yo no me froté con esa mujer! ¡Lo juro! —se apuró en aclarar, por fin dándole la cara. Ella se rio suavemente.
—Tranquilo. No te habrás frotado… pero creo que algo se endureció ahí abajo —palideció de repente, temblándole el labio inferior. No iba a decirle que se excitó con verla provocativa, mucho menos que se la imaginaba desnuda en su departamento con él en su encima—. Descuida, Neji… te había notado raro viéndome. ¿Qué se siente tener una erección con sólo pensamientos? Jamás pensé que lograría tan buenos resultados. Creo que debo utilizar vestidos cortos con más frecuencia. — la castaña sonrió cual hazaña fuera excitar a su novio.
—¿Lo hiciste adrede? —de excitado pasó a molesto y ella volvió a reír.
—¿Yo? —se señaló fingiendo indignación—. ¿Acaso motivé a tus partes bajas o, peor aún, le dije al chofer que frenara y te frotaras con esa chica? —el sonrojo en el desdichado Hyuga fue detonante de otra carcajada—. Aunque no culpo su reacción, a cualquiera le enfurecería, pero no quisiste hacer eso, no fue tu intención y ni siquiera quisiste pegarte a ella. Sin embargo, eso no quita que si alguno de los pasajeros, te ve por la calle, te gritará degenerado, pervertido. En serio, amor, te veían como violador… ¡Hasta rima!
—No iré al dichoso karaoke —sin esperar respuesta, dio media vuelta dispuesto a tomar cualquier taxi. No iba a seguir soportando más burlas de su propia novia.
¿Quién era más culpable que su erección, su imaginación o el cuerpo de su novia? El karaoke de Naruto. Y no iría. Se quedaría encerrado tal vez por unos días en su acogedor departamento.
—¿Te digo algo, Neji? —Tenten no se había ido, seguía detrás de él, pasando su brazo por los hombros—. Tu problemilla sigue sin resolverse —siguió negándole la mirada, solo para evitar darle el gusto de reír ante su nuevo sonrojo. Tenía razón: seguía latente aquel dolor abajo—. ¿Por qué no… lo resolvemos en tu departamento? Estamos a unas calles, por si no lo notaste.
Se tensó, mirando a todos lados con los ojos completamente abiertos en plena calle que antes no reconoció. Aquel semáforo, las luces, el centro comercial de al frente, ese restaurant fino… Su edificio estaba a unas calles, podía ir a pie.
—¿Nos vamos? Tampoco quiero ir al karaoke —la cálida mano de la castaña se entrelazó con la suya, dando un suave tirón—. Saca tu lado depravado solo conmigo toda esta noche... —susurró sensualmente en su oído, robándole un corto beso en los labios.
El Hyuga sonrió de lado cuando le lanzó un guiño coqueto. Sin importarle que ella llevara tacones altos y no tenía muy buena práctica con ellos, jaló de su mano, echándose a correr. Desde luego, ella estaba quejándose por ello, pero sus risas le hacían notar que no estaba molesta, quizá porque no siempre tenía esos impulsos, pero en verdad quería alejarse lo más posible de ese lugar. Quería llegar cuanto antes a su cercano departamento, liberar el problema e ignorar la vergüenza pasada.
Tal vez nada había terminado como quería: una buena y divertida velada con su novia y unos amigos. Terminará mucho mejor.
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¡Hola! Gracias por tomarse el tiempo de leer.
Hace tiempo quería participar en el foro "El NejiTen no ha de morir" de Vistoria (Se encuentra en su profile), pero, ¿cómo participar si no tenía ni una idea? Solo leía los fics ya sea de éste tema o de los otros. Me reía con cada situación vergonzosa en la que ponían a Neji, y como también quería hacerle sufrir un poco (?) he aquí "¡Degenerado!".
Que todos los pasajeros de un autobús lo miraran como un depredador sexual, mas aún teniendo una erección de manera graciosa, fue vergonzoso. Más porque él ni quería frotarse con aquella desconocida señorita, y la gente arrojándole insultos amenazando con llamar a un oficial. Aun así, esto solo le pasó a Neji, si fuese cualquier otro enfermo o depravado, ahí sí pidan ayuda o grítenle su vida al malnacido ese por existir. Pero para este caso concreto del Hyuga, su perversa novia tuvo la culpa. Por suerte ya estará resolviendo su problemilla en su departamento gracias a Tenten u.u ¿El karaoke? Quedó olvidado.
En fin, espero que haya sido de su agrado. Cualquier duda, opinión, crítica, etc, es bienvenido en un review.
Saludos! :)