No, no tiene nada que ver con los libros de Stieg Larsson ni con la película jajaja, pero me pareció un titulo llamativo y adecuado.
Se que había dicho a varios de los que me preguntaron que no sabía si subiría histo pronto y que por los momentos me quedaría con la única que tenia aquí publicada, pero esta historia surgió en un momento de inspiración y debo decir que si sale todo como lo tengo pensado, creo que podría resultar algo bastante bueno, con personajes con muchos matices e historias.
La cosa es que, como todas o casi todas mis histos esta es bastante distinta, y cuando empiecen a leer verán el porque. Puede que a muchos no les gusten las historias AU y mucho menos las historias en donde hay un poco de OOC, pero recuerden que, si bien mis fics están basados en personajes de una serie, no significa que tenga que hacerlos a su imagen y semejanza porque ¿donde esta la diversión ahí?; si todos mis Castles y Becketts fuesen iguales en todas las historias creo que estaría escribiendo la misma historia una y otra vez. A mi me gusta imaginármelos con edades diferentes, profesiones diferentes y por que no, personalidades diferentes. Por supuesto dentro de un limite prudencial.
En fin, eso, que es una historia diferente que he decidido subir ya para ver que les parece. No me gusta mucho mendigar por reviews pero les agradecería que me dejaran sus opiniones para darme una idea de si ha gustado o no y continuarla.
Sin mas que decir, enjoy ;).
La llama danzaba de un lado a otro mientras Kate Beckett sostenía el encendedor frente a su rostro, concentrada en la forma en la que el fuego parecía querer decirle algo. Siempre había pensado que las cosas a su alrededor querían decirle algo, que el mundo a su manera, hablaba por sí solo.
Puso una mueca.
Quizás había heredado la misma locura que su padre, quien sabe.
Apagó el encendedor y estiró las piernas. Sus botas estaban desgastadas y al igual que sus pantalones parecían haber pasado bastante trabajo.
En realidad ella era quien había pasado por muchas cosas en su vida, y a sus veinticinco años quizás había vivido más cosas que alguien de cincuenta, pero hey, ¿Quién era ella para quejarse de la vida que le había tocado?.
Nunca había vivido rodeada de lujos y se había ido de su casa con quince años porque su vida allí era un infierno, pero aun estaba viva y había aprendido a sobrevivir por su cuenta.
Había hecho y le habían hecho cosas que ya no quería ni recordar, pero que le habían servido para ser quien era ahora.
¿Y quién era?
Era alguien a quien la calle le había enseñado todo acerca de la vida, era alguien que aunque estuviera rota por dentro, nunca lo demostraba. Porque en la calle no puedes demostrar que eres débil.
Quizás si las personas que había conocido en su adolescencia la viesen ahora no le reconocerían.
Tatuajes tapaban sus brazos, su espalda y parte de sus piernas, tenía varias perforaciones en la oreja y un piercing en la nariz, y llevaba el cabello más largo.
Pero justamente eso había querido. Alejarse de todo eso, alejarse de todos ellos.
La gente de su pasado no merecía ser recordada. Ella ahora era una persona diferente, y así quería permanecer.
Levantó la vista y vio a alguien acercarse a través del callejón.
Era un hombre alto, cuyo caminar podía intimidar a cualquiera. Pero no a Kate, ella ya había visto y tratado con muchos como él.
El hombre le saludó con la cabeza mientras ella se ponía de pie.
-¿Vendes?-Preguntó mirando luego hacia atrás, como si sospechara que alguien estaba por allí escondido observándole sigilosamente.
Kate lo observó de arriba abajo, probablemente no era el cliente que estaba esperando, por lo que la otra opción es que fuese policía.
-No sé de qué estás hablando.
El hombre estrechó los ojos.
-Crees que soy policía…-Dijo divertido mas como una afirmación que como una pregunta.
-¿Lo eres?
-No.
-Venga, pírate de aquí. No tengo tiempo para esto, estoy esperando a alguien.
Al hombre pareció no sentarle muy bien pero dio un paso atrás.
Hizo el amago de irse pero se giró con fuerza y cogió a Kate del cuello aprisionándola contra la pared.
-Vas a darme todo lo que llevas encima, puta-Le dijo con los dientes apretados-O te cortaré las tripas aquí mismo.
Kate lo miró sin un ápice de miedo y su rodilla acabó impactando en la entrepierna del hombre, quien se encogió con un gemido de dolor y Kate lo golpeó en la espalda y luego en la cara con la culata de su arma.
-Ve a robarle a alguien más, hijo de puta-Rugió ella furiosa y le escupió pateándolo en el estomago antes de largarse de allí.
Por supuesto que no era la primera vez que un hombre intentaba atacarla de esa forma.
Imbéciles.
Pensando que ella por ser mujer era débil e indefensa.
Quizás años atrás lo era, pero pronto había aprendido por las malas que ser esa chica indefensa, no era nada bueno.
Se subió a su moto, una Harley Davidson del 99, y la encendió pensando que a Tim no iba a gustarle nada lo que había pasado.
Pero Tim también podía irse a la mierda.
Kate había conocido a Tim cuando más necesitada había estado hacía tres años atrás. El imbécil que tenia por novio en ese momento le había dado una paliza (no sin que ella antes le clavara un cuchillo en una pierna dejándolo con problemas para caminar) y ella se había tenido que largar casi sin nada y con apenas cincuenta dólares en la billetera.
Javi, su mejor amigo, la quiso ayudar y le presentó a Tim, quien era el jefe de la banda con la que Javi se movía: "The Warriors".
No solían aceptar chicas (aunque ahora si lo hacían), pero Tim hizo una excepción y dejó que Kate pasara a formar parte del grupo, no sin antes ponerla a prueba y decirle que tenía que acostarse con él.
Estaba segura de que si cogían a cualquier hombre en la calle y le abrían la cabeza, lo único que tendría dentro seria pensamientos sobre sexo y mujeres desnudas. No pensaban en nada más.
Ella lo había hecho porque no tenía ninguna otra parte a donde ir. Y había odiado cada segundo de los cinco minutos que había durado Tim en su interior.
Ahora Kate vendía todo tipo de drogas para él y Tim le proporcionaba un porcentaje que le dejaba mantenerse.
Aparcó la motocicleta en el taller de autos que Tim usaba como tapadera y vio a varios de los chicos allí. Eva, Gigi, Felix y Javi.
Kate se apeó y se pasó la mano por el cabello despeinado acercándose.
-¿Cómo te fue?-Le preguntó Javi mirándola.
-No quieres saberlo.
El hombre arrugó la frente.
-¿Pasó algo?
-No pude ver al cliente-Le susurró-Un tío intentó robarme así que le di una paliza y me piré de allí.
-Joder, Tim no va a estar feliz con eso…
-Pues que se joda.
-Katie-Tim finalmente se acercó a ellos limpiándose las manos llenas de grasa.
No era un hombre que imponía miedo a simple vista. Era más bien larguirucho y parecía siempre cansado. Pero si sabias lo que te convenía era mejor que no te metieras con él.
-¿Qué haces aquí tan pronto?
-Hubo un pequeño problema, Tim…-Comenzó a explicar Kate, pero el hombre levantó la mano.
-Ya discutiremos eso. Ahora mismo os tengo una buena noticia. Mi hijo George saldrá de la cárcel así que haremos una fiesta para darle la bienvenida.
Todos vitorearon.
-Prepárense para divertirse-Dijo Tim con una sonrisa-Gigi, necesito que te encargues del alcohol. Javi, traerás a Georgie a su casa donde le estaremos esperando.
Javi asintió.
Tim le hizo señas a Kate y ambos caminaron hacia la oficina de este.
-Cuéntame que ha pasado-La inquirió "su jefe".
-Estaba esperando a tu cliente y un hombre se acercó e intentó robarme.
Tim apretó los labios.
-Entonces debo suponer que la operación no se llevó a cabo.
-No, pero si le llamas y concretas otra hora, puedo…-Kate sintió como el exterior de la mano de Tim impactaba contra su rostro.
-¿Cuánto tiempo tienes trabajando para mi, Katie? ¿Tres años, no?-Suspiró sentándose sobre el escritorio de forma informal mientras Kate se acariciaba la mejilla y apretaba con fuerza la mandíbula-¿Y aun no sabes cómo funciona esto o solo eres estúpida?-Ladeó la cabeza- No puedo cambiar las entregas cuando a ti te dé la gana, cariño.
-Vete a la mierda, Tim. No vas a tratarme como a una de tus putas-Escupió ella con ganas de lanzarse al cuello del hombre.
-Eres una de mis putas te guste o no.
Kate se abalanzó sobre él golpeándolo en la cara con el puño cerrado y Tim la cogió del cuelo inmovilizándola.
-No te equivoques, Kate. Sabes perfectamente que sin mi estarías en la calle. Aquí te dimos un lugar. Yo te di un lugar. Si no fuese por nosotros serías una puta yonki mas en la calle. Probablemente ni siquiera estuvieses viva.
Ella se zafó cogiéndose el cuello y luego le enseñó el dedo medio.
-No te necesito gilipollas de mierda-Tiró el bolso en donde estaba la droga de la entrega-Toma tu droga y atragántate con ella, imbécil.
Salió de la oficina dando un portazo y Javi se acercó a ella preocupado.
-¿Qué ha pasado?-Le preguntó.
-Pasó que me cansé-Respondió ella sin dejar de caminar-Me cansé de ese gilipollas y su actitud de mandamás. The Warriors no necesitamos que ese idiota nos diga que hacer-Se detuvo respirando de forma acelerada.
-Cálmate, chica-Intentó tranquilizarla.
-Te aseguro que si alguien más estuviera a cargo, estaríamos mucho mejor. Tim no tiene visión, no tiene ambición. Desde que estoy aquí solo distribuye en pequeñas zonas porque es un miedoso y le tema a las otras bandas.
-Kate, calla…-Javi la cogió del brazo alejándola de la oficina por si Tim llegaba a escuchar algo-Tim es el jefe nos guste o no. Cuando te traje aquí te lo dejé bastante claro. Es él quien toma las decisiones.
-¿Pero no te jode, Espo? ¿No te jode que alguien tan imbécil esté a cargo?, joder tu lo harías mucho mejor que él. Tú eres un hombre de verdad.
-Basta-Le susurró-Ve a dar una vuelta y luego regresas.
-No pienso regresar. No necesito esta mierda-Le dijo ella comenzando a caminar otra vez hacia su motocicleta-No dejaré que ningún otro hombre me trate como a un saco de boxeo-Dijo luego para ella misma y se colocó el casco y las gafas de sol antes de encender la motocicleta.
Javier Esposito o Javi como le conocían, besó a su novia y la tomó de la mano adentrándose a la fiesta con ella. Finalmente "Georgie" estaba en casa, luego de haber cumplido ocho años en la cárcel y haber salido bajo libertad condicional pues le tocaba una pena de quince años.
Era un hombre igual de inescrupuloso que Tim. Y no es que cualquiera de los miembros de la banda "The Warriors" tuviera muchos escrúpulos, pero ellos dos carecían de cualquier tipo de remordimientos.
Él mismo solía ser la mano derecha de Tim desde hacía cinco años. Hacía su trabajo sucio. Asesinaba si era necesario por la banda, y es que, desde que había pasado a formar parte de "The Warriors" ellos habían pasado a ser su familia, sus hermanos y debías estar dispuesto a morir por tus hermanos.
Cuando había traído a Kate, sabía que era una chica a la que le costaría adaptarse, había tenido una vida demasiado trágica, demasiado problemática, pero Tim y los otros miembros la habían aceptado. Y en esos tres años se había convertido en un miembro importante, aunque el propio Tim no quisiera reconocerlo.
Sin embargo gracias a esa inestabilidad que siempre la acompañaba a veces no sabía que era capaz de hacer. Kate era alguien demasiado voluble. Y si se le ocurría hacer cualquier locura, podía ser peligroso tanto para ella como para la banda.
Justamente la vio entrar en la fiesta en ese momento y respiró aliviado. Al menos estaba bien.
Supuso que ya se había calmado y que luego hablaría las cosas con Tim.
-¿Está bien?-Le preguntó Lanie señalando a Kate.
Lanie no era parte de la banda pero podría decirse que era "La doctora de The Warriors" ya que solía ser quien trataba a cualquier miembro cuando habían sido heridos o algo parecido.
Se había hecho bastante amiga de Kate en ese tiempo y Kate parecía confiar en ella.
-No lo sé. Ha discutido con Tim-Le comentó Javi en un susurro-Es mejor que la dejemos en paz por un rato-Le dijo y Lanie asintió.
Kate bebió un sorbo de su quinta cerveza y rió a carcajadas cuando Don, uno de sus colegas terminaba de contar una de las tantas anécdotas que tenia.
Alguien se acercó a ella con una línea de coca y ella no dudó en esnifarla. Todos aullaron contentos pero se callaron cuando vieron a Tim acercándose.
-Veo que la hija prodiga ha regresado a casa-Sonrió con sus dientes amarillentos-Eh, Georgie, ven aquí-Llamó a su hijo-Creo que aun no conoces a nuestra última integrante-Señaló a Kate y sonrió -Kate te va a dar la bienvenida a casa en una de las habitaciones ¿a que si, Katie?
George, un hombre grande y calvo, sonrió.
-Creo que eso me gustaría.
-Créeme, he estado allí y te gustará-Palmeó el hombro de George-Venga, Kate. Se buena y deja que mi hijo se divierta un poco. Hace mucho que no la mete en un coño de verdad.
Todos estallaron en carcajadas.
Javi se acercó entonces muy serio.
-¿Por qué no la dejas en paz, Tim?, hay chicas suficientes aquí, deja que George escoja la que quiera. Las chicas que son miembros de la banda no tienen porque acostarse con nadie.
Tim miró a Espo con los dientes apretados.
-Esto no es tu problema, Javier. No te metas.
Kate que había estado callada se puso entonces de pie. Sentía el subidón de la coca y le dio otro sorbo a la cerveza.
Todos le miraron atentos y ella se acercó a George sonriente, acariciando su pecho con su dedo. El hombre sonrió emocionado y entonces Kate golpeo la nariz de él con su frente, haciéndolo sangrar.
-¡Auch, perra!-Gritó el aludido intentando irse sobre ella, pero Javi se interpuso mientras Kate reía a carcajadas.
-¡Sácala de aquí!-Le gritó Javi a Don cuando notó que Tim sacaba su arma, y este la cogió del brazo sacándola del lugar.
-¿Estás loca, tía?-Preguntó cuando ya estuvieron fuera mientras Kate seguía riendo y dentro se armaba un desastre-Tim no dejará que vuelvas. Te va a matar.
-Mira, me importan una mierda Tim, ese esperpento que tiene por hijo y su puta madre-Volvió a carcajear-Por mi podéis todos iros a la mierda-Dio una vuelta triunfal y se fue hasta su motocicleta.
-¿A dónde vas?
-Por ahí.
-No puedes conducir así de intoxicada.
-Mírame-Se colocó el casco y encendió la motocicleta.
Cuando iba pasando frente a la puerta, Tim salió afuera con cara de pocos amigos y el arma aun en la mano buscándole.
Kate le sonrió enseñándole el dedo medio y aceleró terminando por largarse.
Condujo hasta un bar en donde siguió con su fiesta personal, y en donde se lió con un tío del que no recordaba el nombre, pero que estaba bastante bueno.
Ambos se fueron en la motocicleta de ella con una botella de whisky en las manos hasta la casa de él en Brooklyn y aparcaron sin dejar de reír y tambalearse por culpa del alcohol y las drogas.
El hombre la besó buscando su lengua y Kate respondió el beso pero le empujó luego haciendo que él se volviera loco porque quería hacérselo allí en medio de la calle.
-Dios eres preciosa-Le susurró mirándola con lujuria y Kate rió entre dientes.
Entraron en el edificio y comenzaron a subir las escaleras hasta llegar al piso en el que vivía.
Justo cuando estaban entrando, escucharon un gran revuelo y la voz de alguien que decía:
-¡Policía de Nueva York, quietos!-Ambos se paralizaron y unos seis hombres los emboscaron tirándolos al suelo.
Cuando abrieron la puerta del departamento, se encontraron un laboratorio de Crack y otras cosas.
-Oh, genial-Murmuró Kate al darse cuenta a donde la había traído el hombre.
Miles de hombres para elegir en aquel bar y ella tuvo que elegir al que cocinaba crack y tenía un laboratorio en su casa.
-No te muevas-Le dijo uno de los policías mientras la esposaba.
-Mira, yo no tengo nada que ver con esto ¿vale?, acabo de conocer a este imbécil y no conozco a los que están dentro.
-Ya, claro. Y mi nombre es María Conchita-Le dijo el hombre al oído mientras aun estaba sobre ella y la despojaba de su arma.
Kate se estremeció pues la voz del hombre era gruesa y sensual.
-Pues tus padres no te querían mucho entonces.
Él la giró e hizo que se pusiera de pie.
Kate por fin lo vio cara a cara.
Era un hombre muy alto, con unos ojos de un azul increíble, un cabello más cuidado que el suyo y con una mueca irónica en los labios.
-¿Puedes explicarme esto?-Inquirió enseñando el arma que acababa de quitarle, una Glock de 9mm.
-¿Mala suerte?-Respondió ella con una mueca de fastidio.
-La mala suerte no existe, cariño-Le dijo él divertido.
-La he experimentado toda mi vida, créeme-Respondió ella resignada.
-Eh, Castle, mira esto.
El agente dejó a cargo a otro policía y se fue hacia dentro, discutiendo con otro agente sobre el contenido del laboratorio.
El policía le pidió que se arrodillara y permaneciera allí, así que ella lo hizo. Pero aun tenía el subidón de la coca y simplemente no le apetecía ser arrestada por algo que ni siquiera había hecho.
Así que cuando el policía se descuidó y se entretuvo hablando por radio, ella estiró uno de sus pies barriendo las piernas del hombre y haciendo que este se cayera.
Ella aprovechó y corrió escaleras abajo a toda velocidad aun con las manos esposadas, pero justo cuando estaba a punto de llegar a la salida, dos manos la cogieron y la colocaron contra la puerta.
-Te dejo sola unos segundos y la lías ¿eh listilla?-Le susurró el mismo agente de los ojos azules.
-Parece que tus policías son bastante estúpidos.
Él sonrió divertido.
-Eso parece. O quizás tú eres una macarra muy inteligente.
-Creo que pueden ser las dos cosas.
Él puso una mueca y la cogió con fuerza del brazo mientras ella se retorcía.
-¿Todo bien, Rick?-Otro agente se acercó a toda prisa bajando las escaleras.
-Todo controlado, Ryan. La señorita vendrá con nosotros.
Kate rió divertida.
-¿Señorita? ¿Sabes hace cuanto que alguien no me llama así, gilipollas?
-Puedo imaginarlo-Respondió Rick saliendo por la puerta para llevarla directa al coche-Ahora se una buena niña y quédate aquí-Le dijo de forma condescendiente y Kate pateó el asiento cuando él cerró la puerta.