Disclaimer: Los personajes mencionados a lo largo de la historia son de la autoria de Stephenie Meyer, yo juego con ellos ubicandolos en un mundo de mi loca imaginación.

Un touchdown a mi corazón.

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Capítulo beteado por Pichi LG, Beta de Élite Fanfiction

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Capítulo uno: Sexy morena.

La coqueta pelirroja que se encuentra en la entrada del túnel que da al campo, me guiña el ojo y yo, como todo un caballero, se lo devuelvo después de darle una lasciva mirada a su cuerpo. No está nada mal. Quizá, si tiene suerte, repitamos lo de dos semanas atrás.

Mi hermano llega a mi lado y pone una mano en mi hombro. Lo miro con mala cara porque ha interrumpido mi momento para coquetear con la pelirroja.

—¿Qué mierda quieres?

—Hoy entra una nueva conductora, hermano. Según dicen, está para comérsela —comenta como si fuera la mejor cosa que pasara. Aunque, ahora que lo pienso, tal vez sí lo es. Claro, si está "tan buena" como dicen—. Lo digo por ti, ya sabes, yo le soy fiel a mi Rosie.

Ruedo los ojos, Emmett insiste en que siente cabeza como él, que encuentre a "mi toronjita". Como si eso me interesara. A mi solo me interesa el sexo. S E X O.

—¿Y? Tal vez es una de esas perras, como todas las demás. Puede que tenga un cuerpazo y eso... pero, ¿qué hay de la cara? ¿Tendré que ponerle una jodida bolsa para que no me desmotive considerablemente?... —Estaba decidido a continuar pero los chiflidos de los calenturientos de mi equipo me desconcentraron. Seguramente era la nueva conductora haciendo acto de presencia, así que giré en cámara lenta hacia la entrada.

¡Joder! ¿Dijeron cuerpazo? Eso ciertamente era quedarse corto. Piernas torneadas y bronceadas, cintura estrecha, abdomen plano y sus tetas… eran jodidamente grandes, moría por hundir mi rostro en medio de ellas. ¿Qué puedo decir? Soy un hombre de tetas.

Su cabello castaño caía por sus hombros hasta media espalda, ojos verdes, una pequeña nariz y labios carnosos pintados de rosa. Definitivamente ella era sexy y caliente, y jodidamente sensual. Mierda, ella era la cosita que yo llamaría perfección.

—Joder —susurré aún mirándola.

Emmett golpeó mi espalda y soltó una carcajada antes de hablar. —Sí, hermano, joder.

Vas a ser mía —pensé mientras caminaba hacia ella con pasos seductores, pero me detuve a medio camino y puse una sonrisa en mi rostro cuando observé como deliciosamente venía hacia mí.

Como siempre sucede: ellas vienen a mí como un imán. Lo entiendo a la perfección, después de todo, soy guapo, caliente, sensual y el mejor jugador de futbol americano y, por lo tanto, también soy millonario.

¡Ah! Y, si eso no fuera suficiente, regalo los mejores orgasmos. Eso es un secreto a voces y una de mis facetas más importantes, así que es lógico que ella venga hacia el rey.

Pero todo se fue a la mierda cuando pasó por mi lado, sin siquiera darme una mirada. La sonrisa en mi rostro se fue. Esto jamás me había pasado, algo andaba malditamente mal y no era por mi parte —había checado bien mi aspecto y lucía caliente—, algo andaba mal por parte de ella. Claro, físicamente no, ella se veía caliente también, el problema de ella era metal o tal vez de tipo visual… Vista corta o algo así, eso debía ser.

Me volteé y lo primero que mis ojos captaron fue la mirada y sonrisa burlona de mi hermano. ¡Maldito pendejo!

Lo segundo que capté fue a la sexy morena hablando muy amenamente con el panzón y calvo de James, el puto entrenador de mi equipo.

¡Edward sexy-hombre-mirada-moja-bragas Cullen ignorado por James puto-entrenador-de-mierda-panzón Witherdale!

Estaba seguro de que mi rostro debía estar distorsionado por la furia, ya que mi hermano se volteó a platicar con Garrett.

Sacudí mi cabeza. Esto en realidad ni debía importarme. El enojo atrae la mala suerte, y hoy no podía darme el lujo de perder; ni hoy, ni nunca.

Caminé hacia la salida del túnel, para ir al campo a ganar, pero antes de llegar me giré para mirar a sexy morena. —Ya caerás, chiquita. Esto es una advertencia —Y con ese último pensamiento y una sonrisa, salí al campo dispuesto a ganar.

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Emmett golpeó mi casco a modo de felicitación, y yo solo sonreí orgullosamente por haber llevado a mi equipo de nuevo a la victoria. James claramente estaba valiendo mierda gracias al hermoso trasero de sexy morena.

Lo admito, a mi también llego a distraerme un par de veces; pero vamos, soy el jodido Edward Cullen, simplemente el mejor. Se necesita más que un buen trasero y largas y torneadas piernas para distraerme de tal manera que pudiera perder.

—Bien hecho, Cullen —reconoció el entrenador—. Pudiste habernos dejado con un marcador más alto, pero bueno... —terminó con un encogimiento de hombros, y esa mierda me encabronó. Él no había movido ni un pie o brazo y mucho menos prestó atención al puto juego—. Creo que tu distracción fue la nueva conductora —Se carcajeó. Idiota—. Aunque no te culpo, Cullen.

—Pues tú estabas peor. Déjame decirte que con toda la jodida baba que tiraste durante todo ese tiempo, regaste el césped del campo —Me burlé y James se ruborizó. Carraspeó y puso una mano en mi hombro.

—Vamos, Cullen, es demasiado caliente para el bien del equipo —Estaba totalmente de acuerdo con él—. Bueno chicos, váyanse a asear.

. . . .

Salí del estadio hacia el estacionamiento. Mi hermano y mi primo se encontraban justo a un lado de mi auto, mi hermoso Audi R8 plateado, regalado por mí mismo.

Pasé mi mano derecha suavemente por el capó. Amaba a Sasha; mi pequeña bebé.

—¡Quita esa cara de idiota de tu auto y míranos!

Desvié la vista de mi bebé hacia Emmett dándole una mirada fulminante. —¿Qué quieres, joder?

—Mira quien está allá —dijo señalando con su barbilla hacia atrás de mí.

Rodando los ojos volteé. ¡Joder! Era sexy morena. Sonreí cuando se tuvo que agachar para recoger sus llaves, dándome una muy buena vista de su redondo y firme culo.

—Hmm… pero qué buena vista —susurré y, tanto Emmett como Jasper rieron.

—Hey, Edward, acércate a ella, es posible que consigas un buen polvo —Jasper y sus polvos, aunque no era mala idea. Lo malditamente extraño fue que él no aprovechó esta oportunidad. Claro que, al hacerlo yo ahora, comprobaría que para sexy morena era tan atractivo, caliente y sensual como para todas.

—¡Anda, hermano! Así nos demuestras que no has perdido el "toque Cullen" —¡Oh, sí que lo haré!

Dejé mi mochila en el capó de mi bebé y caminé en dirección al Aston Martin color verde donde se encontraba sexy morena. Ella estaba sonriente, tecleando mierdas en su celular y no se percató de mi espectacular presencia.

Observé su auto y me di cuenta de que ambos compartíamos un excelente gusto por los autos.

—Hola —susurré cerca de su oído con una voz ronca y sensual. Todas caían con ella; sin excepción.

Ella me miró con detenimiento el rostro, seguramente asegurándose de que este Dios griego frente a ella era real. Y, claro que lo era, nena. Le sonreí torcidamente.

—Hola —Me saludó de vuelta con una voz jodidamente sensual. Hizo un gesto cuando terminó de examinarme, que no me gustó nada de nada. No era el gesto normal de las chicas.

—Soy Edward Cullen, el mariscal de campo de los Gigants.

Asintió lentamente con una pequeña sonrisa en sus carnosos labios. —Soy Isabella Swan, la nueva conductora de deportes.

Sonreí. ¡Anda, nena, ya pasaron las presentaciones, lánzate sobre mi! ¿Qué esperas?

Miró su celular y luego a mí. —Bueno, señor Cullin, me tengo que ir.

¡Un momento! ¿Qué dijo?... ¡No! Más bien, ¿cómo me dijo?

La miré sin dar crédito a sus palabras. ¿En serio? ¿Cullin? —Es Cullen, chiquita —Acerqué mi mano a su mejilla pero antes de siquiera llegar a tocarla me dio un manotazo. Posiblemente le dolió más a ella que a mí.

—No soy su "chiquita", señor Cullin —Quitó el seguro de su auto—. Hágase a un lado, por favor, tengo que irme.

—Vamos, chiquita, podríamos ir a dar un paseo en mi coche —Moví mis cejas sugestivamente. No la follaría en mi auto, jamás traumaría a mi bebé de esa manera.

Me fulminó con su verde mirada. Se veía como un pequeño gatito que se cree tigre. ¡Que me maldigan si no me excitó eso! ¡Joder, claro que lo hizo!

—Deberías dejar de pensar con la verga y utilizar más tu cerebro. Y que te quede claro algo, Cullen: jamás tendrás el privilegio de meterte en mis bragas —Con sus manos hechas puño me aventó a un lado y se subió a su auto.

¡Qué agresiva! Pero en fin, en este mundo existen muchos coños. Ella puede irse a la mierda con su jodido orgullo. Total, ella se lo pierde.

Arrancó su auto y salió del estacionamiento, dejándome como pendejo parado ahí, mirando donde estuvo su auto.

¡Qué humillación! Con el ceño fruncido me giré y caminé hacia mi auto. Jasper y Emmett reían como hienas; todo esto era culpa de esos dos pendejos, así que les dediqué una mirada llena de odio.

—Te bateó bien y bonito, hermanito —El pendejo soltó una carcajada—. ¡Dios santo! Mamá y Rosie morirán de risa cuando se los cuente.

—Ni se te ocurra, pendejo. Todo esto es por culpa de ustedes.

—Perdóname, primito pero en ningún momento te obligamos a ir con ella. Lo hiciste porque quisiste —Soltaron una carcajada—. Dime algo, ¿conseguiste al menos su nombre?

—Por supuesto, Jasper —respondí indignado. Hubiera conseguido más si no fuera tan obstinada, posiblemente sus bragas o su sostén—. Se llama Isabella Swan.

—Por lo menos. Aunque, definitivamente ya perdiste tu toque —Siguió jodiendo Jasper.

Rodé los ojos y les enseñé el dedo corazón mientras abría la puerta de Sasha.

—Váyanse a la mierda los dos. A fin de cuentas tengo una chica esperando por mí en la puerta de mi casa.

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Y sí. Como lo dije, allí, en la puerta de mi casa estaba ella, mirándome con sus pequeños ojos oscuros, su pelo corto, rizado y suave al tacto, esperándome sentada en la puerta del departamento. Solo bastó un segundo para que corriera hacia mí, su rey, la razón de su existir.

Nena, cosita hermosa, bebé, corazoncito… Ninguna palabra sería suficiente para describir mi amor por ella.

—Ven nena, necesitamos charlar.

La tomé en brazos y comencé a acariciar su suave pelaje. Ella era la única que recibía mis palabras cariñosas, y era quien soportaba todo de mí.

Me senté en mi sofá negro con ella en mi regazo.

—Gané el juego, nena, 38-34. Soy el mejor, ¿verdad? —Lamió mi mano y lo tomé como un sí—. También llegó una nueva conductora, está como quiere, bebé... Tiene unas tetas grandes, unas piernas largas y torneadas, ojos verdes y pelo largo castaño. Es jodidamente caliente, pero demasiado obstinada.

Me encabronaba recordar cómo me mandó a la mierda. Elska me miró y lamió mi cuello. Sí, ella me comprendía y trataba de hacerme sonreír. Ella me amaba tanto como yo a ella.

—Me mandó a la mierda, bebé. Eso no es normal —Me miró por unos segundos como queriéndome decir algo con la mirada, y fue uno de esos momentos donde quise ser el doctor Doolittle para escucharla. Al final, se acurrucó en mi pecho—. Pero, ¿sabes qué?... —Levantó su cabeza y alzó sus orejitas— Ahora no descansaré hasta tenerla en mi cama, desnuda y rogando por mí. Ya veremos, Isabella Swan, cuánto te dura tu maldita y jodida obstinación. Caerás… ya caerás y rogarás.


Holaaaaa! Después de mucha espera, bueno en realidad no fue tanta, por fin publico el primer capítulo de esta historia. Estoy completamente consciente que es corto, pero el segundo sera mas largo. Tenganme paciencia, estoy sacando mi lado divertido.

Cruzo mis dedos esperando que les haya gustado este primer capítulo. Hice un grupo de facebook donde habrá adelantos, esta a su dispocision. El link esta en mi perfil, por si desean unirse.

Gracias Pichi por ayudarme a corregir mis horrores ortográficos :D

Nos vemos, o mas bien leemos la próxima semana :3