IX

Un silencio sepulcral invadió el lugar, a pesar de sus quejas; todos sabían que tenía razón en algo, si cada uno llegara a ser exterminado, sus territorios, hogares y familias quedarían desamparados; a merced de alguien más poderoso.

-¡Usted es un tío muy sensible!-dijo el español-pero comparto el sentimiento-suspiró profundamente-si le llegara a pasar lo mismo a Romanito, el país del sol ya no sería el mismo y los tomates no sabrían igual...

-Opino que es un tema de conversación desagradable pero está en lo cierto-comentó Arthur Kirkland, líder de Inglaterra-no somos eternos; un gran ejemplo es Sacro Imperio Romano.

-A pesar que pasó hace mucho tiempo-murmuró François Bonnefoy-el riesgo es latente y ninguno está a salvo.

-Oh, vamos-al compás de los golpes emitidos por un lapicero; Gilbert Beilschmidt, líder del Imperio Pruso dio a conocer su presencia-mi asombrosidad no debería ser desperdiciada de esta manera.

-No te creas tan especial-dijo entre dientes Roderich.

-Claro...-sonrió el albino-debo escuchar las quejas de un tipo que no puede defenderse solo y necesita a una chica para hacerlo, sin ofender; François.

El inglés intentó aguantar la risa, mientras su némesis estaba rojo como uno de los tomates de Antonio.

-Nadie ríe cuando los piratas hunden los barcos ingleses-murmuró el francés.

-¿Qué fue lo dijiste, rana?-el rubio torció sus tupidas cejas.

Mientras Arthur y Francia estaban a punto de lanzarse gritos de guerra, lo cuál era una costumbre; Ivan y Gilbert cruzaron miradas-¡TÚ!-ambos se levantaron de golpe y gritaron.

-¡BASTA SEÑORES!-alguien alzó la voz, apagando el bullicio-asistimos a esta reunión para solucionar un problema, no para continuar con la guerra.-era Yao Wang, el líder de China y el mayor de todos los presentes-Ahora, si no les molesta, dejemos hablar al joven occidental y veamos qué es lo que piensa hacer al respecto-el humo de su pipa era difícil de ignorar-no hagan que este viejo pierda los estribos...

-¿Viejo? ¿No crees que exageras?-dijo Antonio muy sorprendido.

-¿Exagerar?-dejó escapar un poco de humo por sus fosas nasales-he lidiado con las tonterías de otros cuando intentaron invadir mis tierras. Me esforcé en seguir con vida y dedicar el resto de mis días a proteger mi hogar.

Todos escuchaban con atención, para algunos, era la primera vez que veían al asiático.

-Tantas guerras... ¿Y ahora quieren evitar más pérdidas? Como su mayor entiendo lo que dice el ruso-miró de reojo a Ivan-pero también a Roderich-hizo una pausa para fumar un poco más-perder a alguien en la guerra es desgarrador.

Continuará...