Chapter summary: Un ataque irracional de celos pone en peligro su "relación" con Mikasa. Para RivaMika Week 6, day 1:Fool.

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Celos y metidas de pata


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Ellos no peleaban con frecuencia, en realidad casi nunca lo habían hecho, pero los rumores y leyendas sobre su mutua animadversión crecieron a su alrededor y ninguno le dio importancia; ellos sabían la naturaleza de su "relación" y eso es lo que importaba. Por supuesto tuvieron un inicio desastroso, Levi nunca olvidaría la infame mirada asesina de Mikasa durante el juicio, y la niñería de llamarlo "enano" al principio; como fuera, en ese entonces no se conocían, ella era otro rostro en la multitud. Todos pueden tener una mala primera impresión y él terminó por redimirse; borrón y cuenta nueva como Hanji le repetía. Lo que le preocupaba era justamente eso, Mikasa ya no era una desconocida, todo lo opuesto.

La primera vez que discutieron, se dio cuenta que la joven se defendía con fiereza. Aun así, logró hacerla entender y la actitud enérgica de la joven se convirtió en su aliada; Mikasa no solo apoyaba sus decisiones, sino que influía en sus compañeros para que hicieran lo mismo. Las reglas tácitas entre ellos implicaban que, por ejemplo, si ella estaba en desacuerdo con él, lo discutieran en privado. Su naturaleza apasionada la convirtió en una compañera de debates tan buena como para el entrenamiento físico; la joven reconocía su autoridad y sus disputas eran otra forma de comprenderse.

Esta vez era diferente.

Él la había hecho enojar y era el único culpable.

Todo comenzó ocho días antes. Estaban entrenando, ella evadía los golpes de Jean con facilidad, esquivándolo con ligeros movimientos de cadera, manos en alto en posición de defensa, rodeándolo pero sin atacar. Era como un gato que juega con la comida, la mirada desafiante invitaba a Jean a entrar en su zona de confort; Levi conocía esa expresión, en el momento en el que el joven diera un paso al frente estaría perdido. La joven no hablaba, enfocada en cada movimiento de su contrincante, absorbiendo información y buscando puntos débiles.

Ella seguía siendo la mejor de su equipo, pero de la misma manera que cada día era más fuerte y certera, el resto de sus compañeros demostraban madurez, Jean en particular. A pesar de su obvia infatuación con Mikasa, oponía resistencia y no dudaba en sacarla de balance cuando encontraba la oportunidad. Cuando lograba acertar un golpe, siempre tenía efecto; pero ella iba un paso adelante. Jean cayó en el juego cuando creyó que ella había bajado la defensa, lanzándole un derechazo directo a la mandíbula. La joven movió el rostro, pero no lo evadió por completo; de haberlo hecho no habría tenido la oportunidad que había estado creando. El puño del joven rozó su labio, dejando abierta su propia defensa, con lo que Mikasa logró su cometido y lo derribó de un golpe certero. La dolorosa imagen hizo que más de alguno se estremeciera.

Mikasa secó la sangre de su labio con el dorso de la mano; se movía con la seguridad del alfa que impone dominio y orden. Mordió su labio inferior, lamiendo una gota de sangre, mientras, Levi seguía sus acciones sin perder detalle. Centrar su atención en los labios de la joven era una mala idea, pero le resultaba inevitable desde lo ocurrido en el hospital.

Tan pronto como limpió la sangre, se agachó junto a Jean y le preguntó si estaba bien.

"¡Eres tan bonita!"

El rostro de la joven se tensó y se hizo hacia atrás sorprendida. Connie se llevó las manos al rostro en señal de frustración, mientras Eren se acercó con cara de fastidio. Todos reaccionaron como era de esperar, menos ella. El esfuerzo físico le daba un bonito rubor a sus mejillas; pero el rostro sonrojado dio paso a un rojo intenso con las palabras del joven al que acababa de derribar. Con el cabello recogido y sin su bufanda, su sonrisa, aunque breve, no pasó desapercibida para Levi. El Capitán atestiguó su reacción con lo que podría llamarse un notorio disgusto.

"Deberías sonreír más." Jean era mucho más osado en su aturdimiento que en cualquier otro momento de lucidez. Sus dedos recorrieron despacio la línea de la mandíbula de Mikasa.

"Connie, acompáñalo a la enfermería y que le revisen la cabeza."

Durante años, Levi fue testigo de múltiples acercamientos y coqueteos dirigidos a Mikasa. En cada oportunidad pasaba una de tres cosas; la joven no se daba cuenta, lo que ocurría la mayoría de las veces. Levi sonreía ante su inhabilidad de entender los principios básicos de la coquetería; a veces su sonrisa era de frustración, otras porque él era igual o peor que ella. En el inusual caso que la joven si se diera cuenta de lo ocurría, ignoraba flagrantemente al interesado, o lanzaba una mirada petrificante y rara vez se atrevían a decir algo más. Que en ese momento no hiciera nada de eso, y que encima sonriera, le revolvió las entrañas a Levi.

Mikasa ayudó a Jean a incorporarse y Levi tuvo que contenerse cuando Jean le soltó el cabello. El resto de la mañana estuvo de mal humor, lo que empeoró cuando preguntó por Jean y Sasha le dijo que estaba descansando y que Mikasa le hacía compañía.

Al día siguiente, tuvo especial cuidado en asegurarse que Jean entrenara con Eren.

Durante un momento de descanso, Mikasa se acercó a Levi. Su actitud era la de siempre, pero había curiosidad en sus palabras. "¿Pasó algo anoche?"

"¿Anoche?" Levi sabía perfectamente qué le estaba preguntando. Como cosa cotidiana, a menos que él estuviera de viaje o se encontraran en una misión, se encontraban en su oficina después de la cena y antes del toque de queda para tomar té y charlar de cualquier cosa. La única vez que rompieron su ritual fue cuando él estuvo en el hospital. Un arranque infantil hizo que se quedara en compañía de Hanji hasta muy tarde. Más de una vez Hanji le preguntó si tenía algo que hacer, porque no dejaba de ver el reloj.

"¿Estás molesto?"

"¿Por qué habría de estar molesto?" Frunció el entrecejo con arrogancia en respuesta a las palabras de la joven, y añadió con displicencia, "Se acabó el descanso, regresen a entrenar."

La expresión de la joven le dejó claro que si quería verla enojada con él, estaba siguiendo el camino correcto. La verdad era que no tenía motivos reales para estar molesto. ¿Qué le molestaba?, ¿Que Jean le dijera que era bonita y que debía sonreír más? ¿Que ella se hubiera sonrojado y le hubiera sonreído? ¿No haber sido él quien se lo dijera? ¿Su propia reacción infantil?

Esa noche tuvo una reunión no programada con Erwin y tampoco la vio a la hora habitual.

Hacía muchos años no quería tanto que amaneciera como esa noche.

Por la mañana tenían pruebas con el equipo 3D y cuando llegó a la pista, esperaba verla aparecer antes que el resto, pero no fue así; Mikasa y Eren fueron los últimos en llegar, después de la hora señalada. Tenían una actitud sospechosa y hablaban entre ellos, como en secreto. Una de las correas de su equipo estaba suelta y Eren le ayudó a ajustarla. Mikasa normalmente era la primera en llegar, su equipo siempre estaba en perfecto estado, y su uniforme en su lugar. La escena completa resultaba irritante para Levi; Eren le ayudó a quitarse la chaqueta y ajustó la correa en su espalda, para luego decirle algo sobre el largo de su cabello, mientras jugaba con un par de mechones.

"Ackerman, no tenemos todo el día; toma posición."

La joven asintió, pero sus ojos se clavaron en él.

La rutina de Mikasa como siempre fue impecable, pero en cuanto tocó tierra, Levi, le ordenó que la repitiera; Mikasa buscó con los ojos a Eren, antes de reanudar su ejercicio. Lo que sea que esperara al terminar, no coincidió con el seco, "otra vez," con que la recibió Levi.

"¿Por qué?" La irritación en la voz de la joven comenzaba a ser evidente.

"Porque es una orden, Ackerman." Mikasa había dado un paso hacia él, "Otra vez, soldado. El resto puede retirarse."

Antes que él comenzara a tomarle el tiempo, ella disparó los ganchos de su equipo y activó el mecanismo en su máxima velocidad. Hacía mucho no lo desafiaba de manera flagrante. La vio moverse con fluidez, pero la velocidad hizo que sacrificara precisión; cada vez que dejaba que sus emociones se interpusieran cometía errores. El aterrizaje fue perfecto, pero ella sabía que su tiempo no era el mejor.

"Otra vez."

"¿Me vas a decir qué demonios está pasando?"

"Cuidado con el tono."

Mikasa caminó hasta él y estaba tan cerca que Levi podía ver la rabia en sus ojos. Levi sabía que podía corregir sus errores, explicándole primero qué había hecho mal, pero en ese momento los dos estaban ofuscados. La certeza de saber que él actuaba de manera más infantil que ella solo lo frustraba, y su frustración volvía más ácidas sus palabras.

"Hice mejor tiempo que el resto." La joven midió cada una de sus palabras, conteniendo las ganas de golpearlo, y él, en lugar de tomar la efímera ofrenda de paz, la ignoró.

"Pero no mejor que tu propio tiempo."

"¿Y ese es motivo para castigarme?"

"Sí, si es resultado de tus distracciones. Esto no es un juego Mikasa."

No eran sus palabras sino el tono que usaba, si algo sabía era qué hilos mover para enojarla. La condescendencia en su voz, se mezclaba con arrogancia y ella caía en la trampa.

"¿Quién demonios está jugando?"

"Tu, que obviamente estás más ocupada coqueteando como adolescente ridícula que cumpliendo tus obligaciones."

Los ojos de Mikasa irradiaban coraje y cerró los puños de manera que los nudillos se le pusieron blancos. Levi estaba consciente que su voz era desafiante y que si no se controlaba todo iba a empeorar, aunque dudaba que las cosas pudieran ir peor.

"¿Esto es por lo que pasó con Jean?" La joven hizo una pausa y aunque su voz temblaba de coraje, sus ojos parecían darle la oportunidad de enmendarse. Él puso los ojos en blanco y esa fue la gota que derramó el vaso.

"Que no te engañe tu ego, Mikasa. Ayer se suponía que tenías que estar en la cocina y te ausentaste sin permiso." Levi comenzó a contar faltas con los dedos mientras hablaba. "Llegaste tarde a las pruebas y por si fuera poco con el uniforme desarreglado…"

"Fue solo una correa…"

"Tu superior está hablando. ¿Cuándo vas a entender, mocosa? Cuando yo hable, tú guardas silencio; si te doy una orden, la cumples. No solo me cuestionaste cuando te dije que repitieras tu prueba, sino que el berrinche te hizo cometer más de un error y casi te quedas sin gas. Creí que ya habíamos superado esto; controla tus emociones… y deja de coquetearle a la mitad de la escuadra."

En cuanto dijo la última parte, se arrepintió de haberlo hecho.

La joven le dedicó la más gélida de sus miradas, pero se recompuso por completo, irguiéndose y dando un paso atrás. Hacía mucho tiempo no la veía igual, no con él, mucho menos cuando estaban a solas.

"¿Tengo que repetir la prueba o me puedo retirar, señor?" El énfasis que hizo tuvo el efecto que quiso y Levi se dio la vuelta.

"Te puedes retirar."

Había avanzado unos pasos cuando se detuvo, Estaban de espaldas el uno del otro pero su voz llegó a él fuerte y clara. "Deberías seguir tus propios consejos y controlar tus emociones, Capitán… y puedes sumar esto a mis insubordinaciones."

Por un momento de adolescente insensatez, todo lo que habían logrado en los últimos años podía desaparecer.

Sentado, viendo por la ventana de su oficina se preguntaba de manera continua por qué toda su seguridad se desvanecía sin remedio cuando se trataba de ella. Tres días de la más absoluta frialdad en su trato y Levi había llegado al límite de su frustración; o eso había creído hasta que Hanji le restregó en la cara, que la razón por la que Mikasa había estado actuando rara con Eren había era él mismo.

"Están preparando una fiesta para tu cumpleaños, esa mañana estaban con Erwin, por eso llegaron tarde, y por eso los secretos… Ella ya no está preparando nada, está furiosa contigo. Hacía mucho tiempo no la veía tan molesta. No sé qué vas a hacer, pero arréglalo."

Y eso quería hacer, arreglarlo. Pero no dependía solo de él y Mikasa no le dirigía la palabra a menos que fuera estrictamente necesario, refiriéndose a él como "señor" o "capitán", y ni por accidente lo veía a los ojos. Si intentaba abordarla, la joven preguntaba si era un tema oficial y en cuanto le decía que no, se daba la vuelta y lo dejaba hablando solo. Eso cuando tenía la oportunidad de verla a solas, porque lo evitaba como a la peste. Obviamente, sus noches de charla y té salieron volando por la ventana.

En los entrenamientos escuchaba sus indicaciones y hacía su parte, sin reparar en él. Cada movimiento estaba calculado con frialdad, pero menos instintivo y certero. La escuadra completa se veía tensa; en cuanto él entraba en una habitación en la que ella estuviera, lo ojos iban de él a ella y de ella a él, como si estuvieran esperando que algo pasara. La situación era ridícula y desesperante.

Absolutamente desesperante.

Siete días después de su discusión -siete días de intentos fallidos por arreglar las cosas, siete días sin Mikasa- Levi entró al comedor y lo recibió una explosión de confeti, aplausos y felicitaciones. Terminó con papelitos recortados hasta en las orejas, pero no se quejó o dijo algo fuera de lugar. Cada uno de los presentes lo felicitaba con auténtica alegría y él simplemente asentía, o ponía los ojos en blanco, pero aceptando las felicitaciones y regalos.

La buscaba con los ojos, esperando que fuera la siguiente en acercarse. Un leve tinte rojo en la habitación llamó su atención. Mikasa estaba en la parte más alejada, tenía los ojos fijos en él y los apartó brevemente, pero regresó la mirada con igual velocidad. Antes de darse cuenta de lo que hacía, él le preguntó si podían hablar; no lo habría escuchado ni aunque hubiera estado junto a él. Sus labios formaron palabras sin sonido y el "por favor," al final de su pregunta, era lo más suplicante que había dicho desde que tenía memoria.

"¿Estás rezando?" La voz de Hanji era lo último que quería oír. "Me parece estupendo, nunca está de más tener ayuda del más allá."

"¿Qué quieres Hanji?"

Levi desvió la vista, buscando nuevamente a Mikasa, pero la joven ya no estaba. No debería sorprenderle, la suerte no solía estar de su lado.

"¿Ya arreglaste las cosas con Mikasa?"

"No es tu problema."

"Las apuestas no están a tu favor, 7-1 a que no te perdona. Erwin insiste en que tienes que regalarle floresy Sasha en que le compres dulces. El resto no cree que te vuelva a dirigir la palabra."

"¿Qué demonios?"

"Yo aun estoy entre los indecisos… Antes de apostar necesito que me cuentes cómo lo arruinaste."

Sin volver a verla, se dio la vuelta y salió del lugar. Necesitaba aire fresco, lo único que le faltaba era ser tema de conversación.

No le extrañaba que pocos creyeran que podía arreglar… ¿qué exactamente? Su interés en Mikasa era más que el de amistad, eso lo tenía claro, lo había tenido claro desde la noche en que le regaló la flor de papel. A él no le importaba que se movieran despacio, pero nunca se había puesto a pensar en qué era lo que quería hasta que Mikasa dejó de hablarle. En los últimos días se había sorprendido pensando en ella cada día más; no es que antes no lo hiciera, pero nunca había sentido la necesidad de ponerle nombre a lo que tenían.

Cuando era aun un niño y su madre vivía, Levi había conocido a una niña muy bonita, el enamoramiento que tuvo había sido gigantesco; antes de dormir solía hablar de ella con su madre. Kuchel, le acariciaba el cabello y sonreía ante la inocencia de su hijo. Cuando Levi preguntaba cómo podía llamar la atención de la niña, ella decía siempre lo mismo, "Tienes que sonreír, ser bueno con ella, verla a los ojos, coquetearle y esperar. Si todo sale bien, ella va a hacer lo mismo contigo."

"¿Cómo se si le pasa lo mismo?" Levi se tocaba el estómago, incapaz de explicar las mariposas que daban vueltas y su madre le sonreía de la forma que solo hacía con él.

"Créeme, lo vas a saber."

No eran muchos los recuerdos que tenía de su madre, pero lograban darle un poquito de paz.

Sentado en la hierba levantó la vista para ver el cielo, pronto anochecería y ya se veía la luna llena; iba a ser una noche fría y despejada.

Los pasos a su espalda detuvieron sus pensamientos, no dijo nada esperando que Mikasa se acercara y temiendo que se arrepintiera; tomó la decisión de ir detrás de ella si lo hacía. Aun no sabía cómo pero no iba a dejar de intentar arreglar las cosas entre ellos.

La cálida sensación de una humeante taza de té en su hombro lo hizo volver a verla. En cuanto tomó la taza, dejó que sus ojos recorrieran el rostro que se la había ofrecido.

"Mikasa…"

"¿Otra vez tengo nombre?"

No esperaba menos de ella. La conocía muy bien para saber que las cosas nunca eran tan fáciles como pretender que nada había pasado, no con Mikasa Ackerman. Era otra cosa más que le gustaba de ella, hacía que él se esforzara por ser un mejor hombre. Su silencio era el permiso para que siguiera hablando.

"La última vez que hablamos, estuve completamente fuera de lugar; lo lamento."

"¿Sabes que puedes señalar mis errores y faltas sin ser un idiota, cierto? Se sentó a su lado, pero rehusaba verlo a la cara. "Voy a ser más cuidadosa y a evitar meter la pata, incluso si estoy enojada o si quiero arrancarte la cabeza."

"Preferiría que no tengas la necesidad de arrancarme la cabeza."

"Eso depende de ti; lo más que te puedo ofrecer es ignorar la necesidad de hacerlo."

"Lo tomo." Sus ojos se fijaron en sus manos como si buscara un cuchillo o algo similar. "Me sorprende que no vengas armada con dagas y cuchillos."

"El veneno siempre es una opción." Señaló la taza de té y el frunció el entrecejo.

"Envenenar no va contigo."

"¿Por qué?" Por fin volvió el rostro y lo veía con curiosidad.

"Demasiado lento. Cuando estás enojada quieres venganzas rápidas."

Su risa, aunque contenida, lo sobresaltó y él sonrió con timidez.

"A veces la lentitud no es algo malo."

Mikasa regresó la vista al frente, un leve rubor cubría sus mejillas. Levi se preguntaba si habían dejado de hablar de formas de asesinarlo, deseaba que fuera así más que cualquier otra cosa. El silencio contrastaba con el sonido de su risa. Levi se preguntaba si podía hacerla reír; era tan poco usual en ella.

"Creí que seguías enojada conmigo." Una larga pausa siguió a sus palabras, Levi giró su rostro para poder verla, en el fondo era más una pregunta que una afirmación.

"Aun estoy enojada contigo." Su terquedad mantenía su rostro al frente.

"Pero estás hablando conmigo y siendo amable."

Ella suspiró y recogió un mechón detrás su oreja. "Podría decirse que estamos en pausa."

"¿Eso quiere decir que… mañana vas a volver a estar furiosa conmigo?"

Por fin volvió lo vio a la cara, le sonrió de manera indescifrable y levantó una ceja. "Ya veremos."

La leve esperanza que sintió, cuando se sentó su lado ofreciéndole una taza de té, se volvía más y más fuerte. Aun tenía muchas cosas que decir, que dejar en claro, que enmendar y hacerle entender. Sabía que le había dicho cosas que no tenían justificación. Estaba buscando las palabras en su cabeza cuando ella habló.

"No estaba coqueteando con ellos…"

Su voz era muy tenue y Levi no ignoró el reproche en sus palabras, tampoco ignoró que sonaba ligeramente herida. La opresión en su pecho fue más fuerte que cualquier golpe que le hubieran dado, titanes incluidos.

"Yo sé, Mikasa." La culpa jamás había sido de ella y quería que supiera que él lo tenía claro. "Pero aunque hubiera sido así, yo nunca debí actuar como lo hice. Lamento haber dicho lo que dije y hacer lo que hice."

Ella asintió y se veía mucho más tranquila. Levi podría haberse quedado viéndola por horas.

"Él tiene razón." La confusión en su rostro lo hizo suspirar, pero no era momento de echarse para atrás, aunque al final terminó casi en un murmullo. "Eres realmente bonita."

El mechón había vuelto a su rostro y él lo puso nuevamente detrás de su oreja. Tenía la sensación de tener el rostro mucho más rojo que el de ella; no sabía si agradecer que Mikasa tuviera la vista al frente y no pudiera verlo, o hacer un puchero porque él no podía apreciar el hermoso rostro de la joven. Su mano descansaba a centímetros de la de ella. Mikasa se veía relajada. Esta vez, el silencio que los rodeaba era perfecto.

Levi no podía dejar de ver los labios de la joven, aprovechando que no ella no lo veía. El recuerdo de los dedos de Mikasa sobre sus labios y del sabor del aceite de avellanas y menta lo abrumaban.

Sus ojos tan fijos que casi no parpadeaban, demasiado atrapado en su presencia como para que le importara ser evidente.

"¿Qué tanto miras?"

"Tch. Estoy en guardia… esperando."

"¿Esperando qué?"

Esta vez fue él quien la vio de manera críptica. "… el cuchillo, mocosa, ¿qué más?"

Sus ojos encontraron los de Levi y ella arrugó su naricilla respingona.

"Cierra los ojos, Levi"

"¿Por qué?"

"Solo hazlo."

En cuanto cerró los ojos la sintió moverse, Mikasa, de rodillas, se inclinó, colocó su mano en una mejilla y besó la otra; fue un beso suave, pero largo.

"¡Feliz Cumpleaños, Levi!" Su mano seguía en su mejilla y ella volvió a acerarse para susurrarle al oído. "Ahora cuenta hasta diez antes de abrir los ojos."

Cuando abrió los ojos ella ya no estaba.

Su mano se movió a su mejilla, aun podía sentir la suavidad de sus labios. Levi sonrió dándose cuenta que su mamá había tenido razón.

Él sabía.