N/A: Pues, me levanté temprano y, llena de inspiración escribí esto después de dos horas estando en la iglesia. Tardé en poco, en busca de errores ortográficos y bueno, eso.

Hn. Ahora a responder reviews, ¡que realmente me divierte hacerlo!

Estefy Tsukino: Pues sí, al fin se besaron por la culpa de Puppet el loquillo. ¿Así que te gusta tu vecino? A mi me pasó con el hijo de vecino mientras vivía en un estado ajeno al que vivía, cuando tenía once años -aún en el mismo país-, pero yo si le besuqueé hasta el día en el que me fui. Y no me arrepiento. Yo sí tengo un peluche de Puppet, y es hermoso. Y no culpes a Lynda, sólo está confundida.

Vitalka: Whut? Gracias, de veras sempai. Me gusta pensar que a la gente le agrada lo que escribo, y a la que no... Pues no.

Nuvil Angela: Aww... gracias. Espero que te guste este capítulo también, que, aunque Lynda esté de secundaria en este capítulo, te gustará éste y el que sigue.

Princesa Twilight Sparkle 1: ¿Que qué hace Thomas aquí? Hmn... nada, nada. Nada tan grave... Para que rayos te miento. Se pondrá buena la cosa con Thomas. Espero que te guste el capítulo y no falta mucho para el capítulo cuatro de "El pirata y la Sirena".

Holly-Chan: Ahora sí que se sabrá quién es Thomas. No odies a Tommy, bueno, lo vas a odiar definitivamente. Espero que este cap te guste, porque es cuando se empezará a descubrir todo.

Hatsune Kawaii: Yo sé que estás hablando en lenguaje hetaliano, yo lo sé. Todo el mundo parece odiar a Thomas. Puppet será seme total... algún día. Y Lynda está confundida, y no confía en Freddy.

SweetGirl90: Hard. Si quieres te daré hard, pero como capítulo OVA. ¡No soy diabólica! Soy buena niña, lo juro. ¿Talento? Nah, tú tienes tanto talento como cualquiera persona. Todos en el mundo poseen talento. No lo olvides. Y Thomas, seh, es el malo, pero eso no lo hace odiable, ¿o sí? *Se come las galletas*.

xK1rarax: Tu radar sí que sabe, XD. Lydan será uke, pero tiene aire de dominante. Algún día lo haré de domimante en una relación Hombre X Hombre, lo juro. Espero que ames el final de éste cap. *Se come las galletas*

Advertencias: Yaoi [Hombre x Hombre], Hetero [Hombre x Mujer], Robotfilia [Robot x Humano], Teorías, Faltas Ortográficas, Escenas para mayores de 15, Lenguaje Vulgar, etc.

Disclaimer: FNAF no me pertenece. El estilo humanizado de los Animatronics le pertenece a BlasticHeart. Lydan y Lynda Murtons y la trama son mías. No gano dinero ni nada, sólo entretenimiento.

Capítulo 5: Esperanza.

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Pánico. Terror. Horror.

Aquél chico que le había causado más de un millón de pesadillas. Aquél hombre que era la definición del sufrimiento en persona. Enfrente de Lydan. Y, no lucía nada contento.

Por puro pavor, escondió su rostro en la curvatura del cuello de The Marionette, que seguía con cara de no comprender nada. ¿Qué hacía ése joven en Prize Corner, su territorio? ¿Qué hacía a éstas horas? Y la más importante en su amplio repertorio de preguntas; ¿Por qué Lydan parecía horrorizado con su presencia?

No lo sabía, pero tenía el sentimiento de que se estaba perdiendo algo. Y de algo poseyente de suma importancia.

—Es un gusto verte Lydansito~, pero es una lástima que las condiciones de nuestro encuentro no lucen las mejores.—Thomas escupía veneno con cada palabra, y The Puppet era tan listo que lo notó de inmediato. No lucía feliz, aún tratando de apaciguar su ira con ése tono de tan falsa alegría de voz.—¿Por qué te ocultas, pequeño Lyn~? Ya sabes que no me gusta que no me mires a los ojos cuando te hablo.

Con ése tono cortante de voz, Lydan tuvo que apartar su cabeza del cuello ajeno y, con temblor, mirarle a los ojos. Pero, aún no rompía el abrazo con la marioneta, y no quería hacerlo. No estaba dispuesto a hacerlo.

—¿Quién eres, joven?—Preguntó el animatronic del trío.

Thomas rió de manera ahogada, y, con orbes ámbarinos llenos de rencor, se atrevió a sonreír de manera psicótica.—Soy Thomas Jhonson, hijo del Dueño de ésta pizzería. Y para tu información, ése chico que tienes en tus brazos me pertenece.

—¿Disculpa?—Ahora estaba más confuso. Realmente confuso. Miró a Lydan, y para su sorpresa, se abrazó a su cuerpo, bastante asustado. No lucía nada feliz, como si aquel hombre fuese causante de sus pesadillas. Si es que fuera así.—¿Tu pertenencia?

Lydan sollozó de horror, The Marionette estando todavía más confuso.—No le hagas caso, por favor. No le escuches.—Lloriqueó, volviendo a dejar su rostro en el cuello del animatronic de máscara. Thomas frunció el ceño, visiblemente molesto.

—¿Por qué tan tímido, Lydansito~?—El pelinegro caminó hacia el par, para que The Marionette -quien cargaba al ojicafé entre sus brazos- retrocediera. Thomas dejó de avanzar, furioso. No le agradaba la escena de esos dos, ni lo que había visto momentos antes.—No luces feliz de verme...

Puppet tuvo que vacilar un poco antes de verse con seguridad suficiente. Con seriedad, tuvo que señalar la puerta de Prize Corner, mientras la otra cargaba todo el peso de Murtons.—Por favor, vete antes de que te rompa la cara,

El de ojos ámbarinos negó con la cabeza lentamente, antes de mirar fijamente al animatronic.—Muy bien, me iré. —Dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida.—Pero sólamente por ahora. Tengo asuntos que resolver con la hermana mayor de los Murtons.—Murmuró la última frase para sí mismo, de manera que nadie pudiese oírlo. Y nadie le había oído.—¡Cuídate Lydansito~!

Y con esas palabras, la figura de Jhonson desapareció de Prize Corner.

Hubo silencio total en los dos por varios minutos.

—¿Quién era él, Lydan?—Preguntó el títere, sin molestarse en ocultar su confusión. Depositando suavemente al humano de pie en el suelo, la causó gracia y preocupación verlo abrazarse a su cintura metálica, murmurando palabras bajas e inentendibles. La mirada del castaño seguía llena de terror.—¿Lydan?

—No dejes que vuelva, por favor...—Suplicó en castaño con voz temblorosa. Sus delgados brazos temblando en el agarre. Sus ojos llorosos indicaban una cosa, indudablemente. Iba a ponerse a llorar.—Ése chico me va a hacer daño, de nuevo.

Tras esconder la cara el torso -o lo que alcanzaba- de Puppet, recibió dos largos brazos abrazarle a la altura del cuello, convirtiendo lo que Lydan había iniciado en un abrazo completo. Le gustaba. Realmente le agradaba.

—No sé muy bien de esta situación, ni tampoco sé realmente lo que ese joven te ha hecho, Murtons... Pero, prometo protegerte como a nadie dentro de lo que resta de mi robótica vida.

._._._._._._._._._._.En Otra Parte de La pizzería._._._._._._._._._._._.

—¡Es un jodido cabrón! Te lo juro, Frederick.

Toy Freddy rodó los ojos ante el nombre, pero una sonrisa apareció en sus labios. Lynda Murtons llevaba cinco minutos quejándose con él sobre la acciones anteriores de su versión Old, y ya entendía a la perfección por qué el oso oscuro se había fijado en ella. Negó con la cabeza, pensando que era una lástima que Lynda ya fuese del Freddy mayor. Él la hubiera hecho muy feliz, es lo que pensaba. Pero, si no podía tener nada con ella, pues podrían ser buenos amigos, ¡eso ya sería ganancia! Y si la juntaba con él, Freddy le debería un favor, y lo aprovecharía al máximo para humillarlo. Eso sí que sería ganancia.

—¿Un cabrón? No, Little Lynda, Freddy es un oso.

La chica soltó una tenue sonrisa ante la broma inocente del castaño claro, y, descansando su cabeza en el escritorio de The Office, miró con cariño a Toy Freddy, antes de que suspirara con cansancio y quitara su cabeza de la madera. Si tenía amnesia, supuso que podría preguntarle a Toy Freddy. Es decir, tenía reconocimiento facial o algo así, ¿no?

—Frederick, ¿puedo preguntarte algo?

El mencionado se encogió de hombros, mientras miraba de manera tranquila el poster de la oficina, dándole luz verde a Lynda para preguntar. No se esperó la siguiente pregunta, por supuesto.

—¿Tú sabes... si Lydan y yo estuvimos aquí en la pizzería... años atrás?

Miró fijamente a la humana, antes de asentir con la cabeza. Sentía que tras esa pregunta iría otra y otra. Sería una larga noche, se dijo.

—Tú y tu hermano solían venir bastante seguido.—Tras una pequeña pausa, se decidió a continuar.—Tenías un pequeño romance infantil con Freddy, ya sabes. Eras pequeña y llena de esperanzas, y él era un robot vacío y sin aprecio por la vida, antes de que abruptamente llegases a su vida y de pronto dejaras de venir. No sabes lo mucho que le dolió tu partida.

—¿Hablas del mismo Freddy que yo te describí?—Preguntó la castaña, completamente incómoda. No le agradaba lo que estaba oyendo. Tampoco le gustaba el posible rumbo de las respuestas.

—Sí, el mismo Freddy Fazbear.—Toy Freddy se cruzó de brazos.—Han pasado muchas cosas con él y Patrick desde entonces. Desde que tú y tu hermano menor se fueron. Se volvieron distintos. Cambiaron.

—¿Patrick?—La humana estaba confusa, sin entender.

—Sí, Patrick. Él solía ser un completo imbécil sin importarle las emociones de los demás, pero después de la tragedia se volvió en un ser amable, elegante y caballeroso. Freddy, sin embargo.. —Pausó de nuevo. No creía lo que iba a decir en serio. Todo fuera por el amor... y la próxima humillación.— Dejó su actitud pesimista y se volvió en un gran robot. La tragedia los cambió para bien, Murtons. Los cambió a todos.

—¿De cuál tragedia estás hablando, Frederick?

Con esa pregunta, Toy Freddy tardaría varios minutos en responderle. Y quizás varias horas.

Estaba completamente seguro del negativo resultado pero...

Pero...

—No tengo de otra, ¿verdad?

No, no la tenía.

._._._._._._._._._._. Prize Corner/ 12:49 A.M._._._._._._._._._._._._._

—Marionette, aquí hay una- ¡Whoah!

Toy Chica quedó en silencio ante la escena frente a sus ojos. Solo digamos que había un Lydan con un gran rubor en la cara y un Marionette mirándola con expresión frustrada, los rostros de ambos habiéndose separado por aquella voz. Había un hilo de saliva entre ambos labios y mientras las manos de Lydan estaban temblorosas en el cabello oscuro de la marioneta, los fríos dedos de Puppet de la mano derecha estaban metidos en su-... basta.

—Maldita sea, ¿por qué nunca se me da?—Gruñó Marionette, antes de dejar completamente libre al humano de sus perversiones. No estaba acostumbrado a maldecir, pero que le interrumpieran de esa forma le sacaba de sus casillas.—¿Qué es lo que quieres, señorita Chirp?

Lydan estaba detrás de Marionette, ocultándose de la rubia, sintiéndose avergonzado de haber sido atrapado en una situación como esa con el títere. No, peor. Con otro hombre. Y de nuevo.

—U-Uh... había encontrado algo pero, si no lo quieres, tienes el gusto de tirarlo.—Toy Chica dejó un pedazo de papel en el suelo, antes de sonreír al ver la pareja, con un pequeño rubor -no el artificial- y curiosamente, un sangrado masivo de nariz.—E-Esto... nos vemos después...

Cerrando la puerta de Prize Corner y gritando algo como "¡Los Shippeo, Chicos!", The Marionette y Lydan se quedaron solos una vez más. El robot fue hasta donde estaba el papel y lo recogió, dándole a Murtons una buena vista de su trasero. No parecía importante, pero decidió leerlo después, ya cuando Lydan no estuviese en la pizzería.

Poniéndose en posición derecha, el títere le dedicó una mirada a Lydan, antes de mirarlo abrazando el peluche de sí mismo con una sonrisa, ahora un tenue rubor cubriendo sus mejillas. Ahora mismo el de metal envidiaba a su versión pequeña y adorable. Maldita sea, se suponía que era un ser de emociones neutras. ¡Mal Puppey! ¡Muy mal Puppet! Enamorarse de su amigo de infancia era bastante malo. Y más cuando Lydan parecía no recordarlo. No parecía recordar si quiera el tiempo en el que estaba-...

Auch.

—¿Puppet? ¿Estás en la tierra? Hola~, ¿Tierra llamando a The Marionette? ¡Marion!

El mencionado parpadeó varias veces, antes de salir de su trance. Con una mirada que pedía disculpas por su extraño trance, rió de manera corta y mecánica, antes de ir al escritorio y tomar su máscara entre sus manos, más que dispuesto a tenerla puesta.

—Lo siento, Lydan.—Se disculpó sinceramente, antes de alistar la máscara para llevarla de nuevo en su cara. Es decir, esa máscara era la que lo definía. Como la guitarra a Bonnie, o el Cupcake a Chica. El no llevarla puesta sólo era para ocasiones especiales o para... ya saben.—Estaba recordando varias cosas personales ...

Y cuando ya tenía la máscara en la cara...

—¡Quítate esa cosa en la cara, Marionette!—Ordenó el pequeño, antes de treparse por el escritorio y ponerse de pie, quedando una cabeza más alto que el títere. Que triste que apenas así pudiese ser más alto, pensó para sí mismo. Le arrebató la máscara de su rostro y lo lanzó a varios metros, su caída lenta y armoniosa por ser peso ligero. El que solía portar máscara entonces lo miró con sorpresa, no era común que alguien fuese tan idiota para hacer algo como esos. Si no fuese Lydan, estaría en la Morgue en ese instante.

—¿Lydan? ¿Por qué hiciste eso?

El castaño ocultó su rostro bajando la vista, su flequillo ocultando su rubor. Pero segundos después, su sonrojo se volvió notable cuando una mano fría y metálica se posó delicadamante en su mejilla, alzándole el rostro lo suficiente como para que The Marionette pudiese verlo.—¿Me creerías... si digo que luces realmente guapo sin máscara?

—"Al diablo con este niño"—Pensó el títere, llevando ambas manos a las piernas del chico y empujarlas, ocasionando que Murtons tropezase y cayese boca arriba en el suelo, habiendo caído desde el escritorio. Soltando un quejido de dolor, Lydan sintió un peso encima de él y tragó saliva, nervioso, al divisar a Puppet encima de él, su peso apoyado en sus codos y rodillas. La marioneta sonrió al ver de nuevo el rubor asomar las mejillas del guardia.—"Le quitaré lo que queda de inocencia, sí o sí."

Y cuando sus labios iban a estamparse dulcemente con los de Lydan, quedó congelado. Mirando la expresión sonriente y llorosa del menor, no pudo evitar recordar una vez más, quedando en trance de nuevo. Pensando y pensando, no oyó un suspiro, no sintió su cuerpo ser empujado hacia un lado de manera que quedase en el suelo bocarriba y tampoco un peso ligero acomodarse en sus labios y otro de más peso colocado en su torso.

Cuando reparó en que Lydan estaba besándolo, decidió salir de su trance y correspo der como se debía. Su pequeño sumiso de la relación podía ser un poco dominante si se lo proponía. Pero, se encargaría en dejarlo sumiso sólo para él. Y solo para sí mismo.

Sólo para él.

Con sus mejillas ligeramente sonrosadas, una de las manos frías y metálicas de la marioneta se hundió debajo de la camisa, enterrándose en el torso pálido del castaño, quién se estremeció arriba de él. La otra la llevó a la nuca del humano, enterrando sus dedos delgados en las hebras castañas cortas. Empujo el rostro del chico con su palma de la mano, forzando el beso. Con un quejido de sopresa escapando de los labios de Lydan, profundizó el beso, rogando internamente que se le diese el terminarlo como se debiera.

El guardia trató de contraatacar en el beso, pero sus esfuerzos de dominar se vieron drásticamente reducidos a nada. No se quejó, y simplemente se dejó llevar. Con una de sus manos colándose en el moño púrpura colgando orgullosamente en el cuello, el chico consiguió deshacer de él con sólo una mano y deshacer todos botones de la chaqueta negra y los tres primeros de la camisa manga larga blanca, dándole la oportunidad de colocar su mano en el torso pálido y semi-desnudo de la Marioneta. Su otra mano estaba posada en una de las mejillas de Puppet, acariciando ese rostro de manera cariñosa, ignorando la molestia que empezaba a sentir abajo, y que le estaba incomodando.

Indudablemente, Lydan sentía su cara arder, pero, tratando de calmar su agitado corazón, logró apartar su rostro y el del títere. Sentía su respiración pesada y, con voz baja e impulsada por el corazón, se atrevió a murmurar un simple nombre.

Un nombre que, significaba esperanza.

—... Patrick.

Abrió los ojos como platos, mirando con irises blancos los ojos chocolates de Murtons, que lucían tan sorprendidos como los de él. Había hablado justo como su corazón le había querido llamar. Como sus sentimientos le decían que lo llamaran.

—¿Cómo sabes ése nombre, Murtons?

No lo sabía. Tampoco sabía que en The Office había una Lynda Murtons envuelta en lágrimas, abrazando a Frederick, completamente en shock, el oso castaño claro correspondiendo con compasión. Confusa ante toda la información recibida acerca de ella y el viejo Fazbear, se abrazaba al orejas de oso Toy, ignorando una mirada ámbar esperando hacer su movimiento. Era hora de empezar a descubrir la verdad.

Y a los gemelos no les gustaría para nada.

"—Patrick, ¿es normal que sienta esto por ti? ¿Es normal que correspondas... estos sentimientos?"

Lo juraban. Ambos lo juraban.

"—¿Realmente importa, mocoso? Tú me quieres. Yo te quiero. ¿Hay algo malo con eso?"

Y aunque no lo supieran, aquella nota lo decía todo.

—"No. Supongo que no."

Recuerden, Murtons, recuerden.