Empecé con esta historia en el Supernatural_foro cuando comenzó el hiatus aunque la tenía en mente desde la sexta temporada (parece mentira que hayan renovado una undécima, bién!), evidentemente se ha ido modificando conforme iban transcurriendo las temporadas, quien lee estas cosas sabe lo que me gusta Supernatural y lo fiel que soy al guión original escriba lo que escriba.

No es una historia divertida, es sobre Dean y su necesidad de no sentirse un fracaso, no puede ser divertida.

Bien, en el Supernatural_foro acabo de colgar el capítulo 6, aquí publicaré dos veces en semana hasta alcanzarlo y después a ritmo del foro, aún no la he terminado (aunque sé cómo va a terminar)

No es un Wincest, no esperéis que lo sea (si lo fuera la colgaría el gemelo oscuro, en mi perfil sólo cabe la serie tal cual y algún ¿y si?, las demás variaciones buscad al gemelo). Habrá menciones al Dean/Lisa y casi al final introduciré algún personaje de mi invención al margen de la serie.

Como siempre: no espero que nadie comente (Aún escribo de pena, aunque intente mejorar) pero si lo hacéis me haréis my feliz. Lo terminaré y lo colgaré entero, eso no va a cambiar.

Y Bueno, es un Only Bros, y un ¿Y si en su encuentro con la muerte para sacar el alma de Sam del infierno Dean hubiera decidido sacar a Adam? A ver por dónde salimos
Calificación: Pues depende, en principio para mayores de trece años.
Resumen: Dean ve cómo sam muere entre sus brazos y no tiene una idea mejor que cambiar la historia para arreglarlo.
Estado: progresa poco a poco
Descargo de responsabilidades: Como siempre, ni Supernatural ni los Winchester me pertenecen (al menos legalmente, porque en el fondo sí que es un poco mía) son de la CW y de sus creadores, y no saco otra cosa de ésto más que sobrellevar los hiatus

Comenzamos:


SALVASTE A ADAM

Prólogo: Punto de Inflexión

ENTONCES

Ni siquiera haberse convertido en el ser más poderoso sobre la faz de la tierra servía para que Dean Winchester tuviera algo de paz. Ahora era el gran capitán del infierno, tan poderoso que el rey seguía siendo Crowley solo porque el maldito bastardo le caía bien. Pero no era feliz, cumplir todos sus deseos no cambiaba el hecho de que siempre estaría solo.

Sentirse como la mayor mierda que pisa la Tierra no era algo nuevo para él. Siempre había sido el comodín, el peso extra del que prescindir, el soldado que sólo era bueno cuando hacía lo que le decían, y la marca que le daba todo el poder que podía desear no lo hacía diferente. Lo cierto era que nunca esperó otra cosa, aunque le hubiera gustado equivocarse.

Lo intentó. Abadón murió gritando de agonía, Metatrón no tuvo un final mejor. Ahora era el nuevo Caín, el caballero del infierno por excelencia, ninguna criatura sobrenatural se atrevería a enfrentarse a él. Sam sí lo haría, intentaría recuperarle por todos los medios, volverle humano de nuevo, Sam jamás se rindió.

A Dean le costó sangre y lágrimas sobrellevar el odio en los ojos de Sam, porque su hermano lo era todo para él, siempre lo fue y siempre lo será, y, aunque al final no significara lo mismo para el último miembro de su familia, si podía mantenerlo vivo siempre tendría la esperanza de que al final todo iría bien.

Era otra forma de auto-engañarse, pues conocía el final y no iría bien. Sam murió entre sus brazos, atravesado por su propia arma, Dean contempló aterrado cómo sus ojos se apagaban, tratando por todos los medios contener la hemorragia por dónde se le escapaba la vida. Suplicó como un patético humano, "Aguanta, por favor, aguanta, por favor, haré lo que sea, por favor… no me dejes".

Ni siendo el demonio más sangriento del infierno podía manejar tanta desesperación. Ahora nadie podría ayudarle. Salvo Crowley. El rey del infierno, el rey de los tratos, el demonio con alma que era tan culpable de todo como el mismo Winchester.

- Existe un modo de cambiarlo, un punto de inflexión – dijo el tipo más bajito con su falsa consideración.

- Sí, claro

- ¿Por qué crees que los pactos se hacen en los cruces de caminos compañero? Porque es el punto de inflexión, el lugar dónde cambiar las cosas – explicó aquel ser que ahora mismo era menos diabólico que el antiguo cazador – en la vida también los hay, los momentos dónde decidimos qué camino vamos a tomar

- No se puede reescribir la historia, el pasado no se cambia.

- Sí colega, si lo haces desde el punto preciso - Crowley mostró un pergamino al ser más poderoso del infierno – esto es un hechizo de transmigración de almas por el cual enviar la propia conciencia a través del tiempo sobrescribiéndote a ti mismo.

En su vida había muchos puntos de inflexión pero los únicos que realmente podían cambiar de verdad el curso de los acontecimientos eran los encuentros con la muerte.

- Y me cuentas esto por la bondad de tu corazón demoníaco, ¿dónde está la trampa? Co-le-ga – silabeó con sarcasmo el nuevo Caín.

- Te cuento esto porque era mucho más fácil ser un simple demonio de cruces sin remordimientos de ningún tipo que esta patética mezcla que somos tú y yo ahora – el demonio puso sus cartas sobre la mesa con su dosis de egoísmo incluida – esto no era para ti, era para mí, iba a empezar de nuevo, deshacer el trato que me convirtió en lo que soy, pero, no me arrepiento de lo que fui, de lo único que me arrepiento fue de cometer el mismo error que cometieron todos los que persiguieron a los Winchester antes que yo: subestimaros. Por vuestra causa soy como soy ahora y quiero jugar limpio por una vez, tú lo necesitas más.

- Y si lo hago… y es un gran "sí", ¿Recordaré que hice el hechizo?

- Sí, por supuesto, y el tiempo paralelo que los demás nunca conocerán, todo.

- ¿Tú recordarás?

- No, solo recuerda quien realiza el hechizo – esa era la condición para poder llevar a cabo su plan.

- Puede que lo primero que haga cuando llegue sea matarte

- Es una posibilidad, pero olvida un momento el papel de vengador, no sabemos cómo funciona la marca de Caín, para que funcione al nivel que lo hace debe ir más allá de una simple quemadura en tu brazo, debe existir un equivalente en tu alma, y tu alma va a ser la misma Dean – El demonio se rascó la coronilla – si apareciera, si a pesar de volver y empezar de nuevo la marca vuelve a aparecer deberías buscarme y convencerme de ser yo quien hiciera el salto. Sería la forma en que la marca jamás habría llegado a ti.

- ¿Y tú me ibas a creer? – se rio con sarcasmo el cazador – si te busco lo más seguro es que vaya a matarte.

- Es un riesgo que estoy dispuesto a correr – Crowley cogió la botella de whisky casi vacía y la olió desechando la idea inmediatamente de beber un trago – por supuesto que puedes matarme, pero… confío en ti Dean, sigues siendo el bueno de la peli.

- Parece que hemos estado viendo una película diferente

- Te daré el pergamino y los ingredientes para el hechizo si me prometes que terminarás lo que comenzó tu hermano en aquella iglesia – Crowley estableció las condiciones

- ¿Cerrar el infierno?

- Volverme humano

AHORA, (Y CINCO AÑOS ANTES)

Muerte se dio cuenta de que en un solo instante algo había cambiado radicalmente en el espíritu del cazador. Era un alma más vieja, más curtida y también infinitamente más dañada, la que ahora tenía delante. Aun así terminó la pregunta.

- Sólo voy a hacer una excepción, Sam o Adam, elige uno.

- Adam – contestó Dean Winchester sintiendo que cometía la peor de las traiciones.

Sin comentarios ni explicaciones el ser intemporal se quitó el anillo y lo puso en manos del cazador. Era La Muerte, no era ningún disparate pensar que aquel ser podía saber lo que el desesperado humano había hecho.

- Veinticuatro horas – los ojos vacíos de emoción se enfrentaron a otros ojos igualmente vacíos

Dean asintió.

¿Es fácil confundir a una Parca? Tessa no reconocía al hombre que llevaba a cabo por un día el trabajo de La Muerte. Nada de chistes, nada de salirse del guion establecido. Si era sincera había esperado que dudara a la hora de llevarse la vida de una niña en el hospital, no lo hizo.

Ningún alarde, ningún "te lo merecías por capullo" al atracador que había muerto en mitad de un atraco. Cuando alguno de los designados pedía una explicación o una respuesta a su propia vida se limitaba a decir que era el orden natural.

A veces lo sorprendía mirándola, y no sabía cómo interpretar la expresión de esos ojos verdes, helados. Fueron cientos de personas, fue el trabajo más rápido y eficiente que había visto llevar a cabo por ningún compañero.

Dean terminó sus veinticuatro horas, le entregó el sello y volvió a casa de Bobby con un hermano sin alma y otro, al que no conocía, recién sacado del infierno dónde la esencia humana de Sam seguiría siendo torturada sin compasión y sin fecha de caducidad.

El viejo chatarrero investigaba algo sobre posesiones en uno de sus libros. Levantó la cabeza cuando le vio entrar en la biblioteca y coger uno de los volúmenes más densos sobre maldiciones demoníacas. Se guardó para sí mismo el habitual sarcasmo "¿Desde cuando lees algo que tenga más de cincuenta páginas?"

- Has salvado a Adam – murmuró el de la barba – creí que sacarías también el alma de Sam.

- Sólo podía traer a uno – musitó el cazador sin levantar la vista de lo que estaba leyendo.

- Y salvaste a Adam

El silencio flotó en la biblioteca, denso, turbio. Dean se frotó el antebrazo derecho molesto por el interrogatorio del viejo. Decidió ignorarlo y siguió leyendo.

.- Continuará