Había actuado como un estúpido, lo sabía. Pero mi orgullo, si es que aún quedaba algo de él, se había lastimado severamente al entrar en contacto con la toxica Tenten. No debí actuar así, no debí hablar así, no debí sentirme así. Lo poco que tenía con ella se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos.
Caminé en silencio sin rumbo, tratando de tranquilizarme.
Decidí tomar el camino largo a casa, no queriendo encontrarme con nadie ni queriendo hacer otra cosa más que llegar y lamentarme en silencio.
Todo era mi culpa, lo sabía. Ella tenía razón, me había dicho las cosas de la manera más clara, y yo había aceptado gustoso, pensando que tal vez, ella se iba a terminar enamorando de mí, porque como soy el maravilloso y genial genio Hyuga a quien ninguna mujer puede resistirse. Lo que era en realidad era un idiota.
Entré a casa, ignorando a mis compañeros que veían el futbol y preguntaban cómo me había ido y subí a mi habitación a dormir un rato. Sin molestarme en quitarme los zapatos o ponerme ropa más apropiada, solo me tumbé en la cama y dormí.
Eso era lo mejor que podía hacer, dormir. Ya mañana sería otro día, probablemente saldría con los chicos conocería a alguien saldríamos unas cuantas veces para después formalizar, se la presentaría a mi familia, nos casaríamos, tendríamos un niño y viviríamos felices por siempre, para así, después de todo eso, poder olvidar a Tenten.
Suspiré cansado antes de dejarme caer en el profundo y reparador sueño.
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Fue mi celular sonando a las 3 de la madrugada lo que por fin me despertó de mi terapéutica siesta. Contesté sin siquiera molestarme en ver quien era.
—Diga.
—Neji, ¿Te desperté? —Preguntó Tenten al otro lado de la línea, con su voz de niña traviesa.
—¿Tenten? No, bueno sí.
—Lo siento, sé que no debí haberte llamado, pero estaba un poco preocupada por ti.
—¿Estabas preocupada? Tranquila, no me voy a cortar las venas por ti.
Ella hiso un sonido de irritación y pude imaginar una mueca de desagrado en su lindo rostro. ¿Qué estaba haciendo? Me había arrepentido de haberla tratado así en la cafetería toda la tarde y ahora que ella estaba ahí, aunque sea por teléfono, la estaba cagando de nuevo.
—Lo siento, no quise decir eso.
-Claro, -Dijo con disgusto –Solo quería saber si estabas bien. Saliste muy molesto del café y no sabía si habías llegado bien a casa.
—Si, estoy bien. Gracias por marcar. A las 3 de la mañana, por cierto.
—Te estuve marcando toda la tarde, desde que te fuiste, pero no me contestaste.
—¡Eso no es cierto!
—¿Podrías revisar las llamadas de tu celular antes de sugerir que soy una mentirosa?
Puse la llamada en altavoz y revisé la información de llamadas, solo para darme cuenta de que en efecto tenía más de 16 solo de ella, sin contar todas las de Lee.
—Lo siento, no quería preocuparte. —Dije por fin, quitando el altavoz, pues no quería que ninguno de mis entrometidos compañeros escuchara.
—No importa. Si quieres hablamos mañana. Descansa.
—Espera… ya me despertaste, ya no podré dormir más. —Guardé silencio. Tenía que disculparme con ella, pero no sabía cómo hacerlo, sobre todo porque mis celos eran justificados, pero no bien recibidos en la relación que sosteníamos. —¿Quieres ir a caminar un rato?
Ahora fue ella la que se quedó en silencio por un buen rato.
—Asómate por tu ventana —Me dijo un poco temerosa.
Sin creerlo realmente asomé la cabeza y la vi de pie ahí, recargada en el Mustang rojo que muy probablemente había tomado de Temari sin su permiso, ataviada en una sudadera enorme color gris y converses negros. El pelo peinado en sus chonguitos clásicos. Nunca antes se me había hecho tan hermosa.
—¿Qué haces aquí? —Pregunte entre extasiado y sorprendido
—Ya te dije, estaba preocupada. ¿Vienes o no?
—Ya bajo.
Colgué y me dirigí a la salida rápidamente, casi chocando con Shikamaru que salía del baño en boxers.
—¿A dónde vas?
—Voy a salir a tomar un poco de aire. —Le dije, sin querer decirle nada más, por temor a que fuera lo que fuera a pasar con Tenten.
—¿Tu salida tiene que ver con el coche de mi novia aparcado frente a la casa?
—Algo así. ¿Cómo es que…?
—Es un V8 Super cargado. Ese maldito motor se escucha a kilómetros de distancia. Si Tenten quería ser discreta hubiera tomado prestado el Prius de Hinata. —Dijo caminando de regreso a su habitación. –Dile que lo cuide bien, Temari se pone insoportable cuando alguien no cuida a su bebé.
Suspiré y salí de la casa con cuidado de no llamar la atención de nadie más.
Tenten estaba ya adentro del coche, y cuando me vio arrancó el motor. Shikamaru tenía razón, el bebé de Temari era muy escandaloso, y no dudaba que el resto de mis roomies y amigos se dieran cuenta de que me estaba escapando en plena madrugada con Tenten en el coche menos discreto de la ciudad. Sin embargo, poco me importo, porque estaba feliz de que, por fin, después de meses de perseguirla, ella estaba dando el primer paso.
¿Pero el primer paso a qué? ¿A una despedida o a un inicio? O simplemente querría retomar la situación como la habíamos estado llevando hasta al momento.
Sin darle muchas vueltas al asunto subí al coche del lado del copiloto y me puse el cinturón de seguridad. No es que Tenten manejara mal, de hecho, era muy buena, pero no era lo mismo manejar un pequeño Volkswagen Sedán a un Mustang. Ya lo había dicho Shikamaru, era un motor V8 Super cargado.
Tenten movió el auto con cuidado, y se manejó sin rumbo por el suburbio universitario, hasta salir y dirigirse a la carretera.
—¿A dónde vamos? —Pregunté, recordando que al otro día teníamos clases.
—No lo sé, solo estoy manejando sin rumbo. —Me dijo seria —Tranquilo, la gasolina solo nos alcanza para llegar a la salida de Konoha. Y no tengo intensiones de llenarle el tanque a esta bestia provocadora del cambio climático.
A pesar de que trataba de sonar simpática y agradable, en su voz había un pequeño toque de molestia.
—Estás enojada –Aseguré. Ella en respuesta aceleró el coche de golpe provocando que me hundiera en el asiento por la fuerza.
—¿Por qué me hiciste quedar como una zorra en un lugar público? No, como crees.
—Yo no…
—No digas que no, Neji. Insinuaste que me acosté con Gaara, solo porque hice lo mismo contigo. ¿Acaso crees que soy ese tipo de mujer? —Gritó y siguió corriendo el automóvil.
Giré mi vista al tablero y vi que el marcador apuntaba a 110 k/h Estaba seguro de que iba a morir
—Tenten, frena, por favor. Es peligroso que corras a esta velocidad en un coche sin bolsas de aire.
—Eres igual a todos los hombres. Les das un poco de ti, y creen que eres de su propiedad —Continuó, ignorándome –Creen que porque te acuestas con ellos lo haces con todo aquel macho que se te para enfrente.
No sabía qué hacer ni de donde sujetarme, la velocidad aumentaba cada vez más, y a lo lejos divisé la carretera de la salida de Konoha. Empecé a rezar para que se acabara la gasolina. Entonces, frenó de golpe. El auto se amarró y las llantas sonaron mientras patinaban sobre el pavimento. Casi me estampo contra el parabrisas de no ser porque iba agarrado bien del asiento.
—Creí que eras diferente, Neji. —Dijo esta vez, con los ojos inundados de lágrimas.
Me sentí como un verdadero idiota. No solo la había ofendido, la había hecho llorar. Y estábamos varados, a la orilla de la carretera, a expensas de que algún oficial de tránsito hubiera visto nuestro espectáculo y nos estuviera cazando para amonestarlos. Con olor a llantas quemadas en el ambiente.
Nota mental numero 500: nunca dejar que Tenten maneje cuando está enojada. Ahora entiendo que fue lo que le pasó a su lindo Pontiac estrellado misteriosamente contra un árbol, antes de conseguir su escarabajo.
—Jamás fue mi intensión hacerte sentir mal. —Le dije, a la vez que la jalaba hacia mí en un abrazo. Ella se dejó ser. La acomodé sobre mis piernas y la deje que se desahogara.
Realmente, no sabía si lloraba por mí, por Gaara o por Kankuro, tal vez por los tres. O solo por Kankuro y por mí, no estaba muy seguro de si Gaara realmente estaba involucrado en ese drama. Sin embargo, estaba seguro que era algo más profundo que solo llorar porque me enoje con ella en público.
Ella lloró por un largo tiempo, hasta que por fin se tranquilizó. Por mi parte me dedique a abrazarla y consolarla, le daba caricias en el pelo y besitos en la frente hasta que su respiración se fue normalizando.
—No fue mi intención ofenderte. —Repetí, esta vez en su oído. —Yo, estoy algo así como enamorado de ti, y estaba muy celoso de Gaara. No debí portarme así. No debí decir esas cosas. Nunca. Perdóname.
—Perdóname tu a mí. —Dijo con la voz ronca. –Me aproveche de ti, te utilice, y no debía ser así. Tu querías algo que yo no y te obligue a tomar migajas.
—Oye, oye. Difícilmente lo que me diste puede considerarse migajas. —Le dije con una sonrisa que ella respondió con una risita. —Tú me dijiste las cosas bastante claras. Yo fui el que aceptó, no soy ninguna víctima, Tenten. Solo fui un imbécil que se enamoró de ti.
Ella se separó con cuidado de mí y me vio con los ojos bañados en lágrimas.
—No creo que estés enamorado de mi realmente, Neji.
—¿Por qué dices eso?
—Si hubieras estado enamorado de mí no hubieras aceptado haberte acostado conmigo en un principio.
—¿Ahora crees saber mejor que yo que es lo que siento?
—Sí, porque estas confundido. —Me dijo y se apartó de mi lado, acomodándose de nuevo en el asiento de chofer. —Te gusta lo que hacemos, como se siente cando estamos juntos, y debo admitir que a mí también. Pero eso no significa que estés enamorado.
Arrancó el ruidoso carro y avanzó para poder girar de regreso a casa.
—Piénsalo bien —Continuó mientras manejaba lento —Hasta donde sé, nunca antes habías tenido una relación formal con nadie. ¿Qué me hace diferente? ¿Qué ves en mí que te inspire a tener algo serio? No puedes decir que estás enamorado de mi cuando todo lo que conoces de mi es solo la parte buena.
—¿Eso crees? ¿Qué solo he visto de ti la parte buena?
—¿Alguna vez me has visto enojada?
—Acabas de secuestrarme y casi estrellarte solo porque me molesté contigo esta tarde.
—Bueno, pues imagina vivir esto todos los días. Además, entreno como loca, olvido las fechas importantes, no me gusta limpiar, tampoco me gusta peinarme, no me maquillo, no se cocinar. Tengo mil defectos que tu no conoces. No puedes aventurarte a decir que estás enamorado de mi cuando en realidad no me conoces.
—¿Y qué tal si quiero conocerte? ¿Por qué no me das una oportunidad de conocer a esa horrible Tenten que al parecer solo Kankuro y Temari han conocido?
Suspiró cansada, dispuesta a contestarme, pero el vehículo fue disminuyendo velocidad hasta apagarse por completo. Ella me vio asombrada, y ambos nos fijamos en que el tablero marcaba en ceros la gasolina. Musité una grosería en voz baja mientras ella sacaba su celular y abría la aplicación de GPS. ¿Qué haríamos ahora?
—La gasolinera más próxima está a 2 km. —Dijo bajándose y abriendo la cajuela, para después cerrarla con un nada sutil golpe. —¿Cómo es posible que no traiga ninguna garrafa de emergencia?
—Las garrafas de emergencia son de 5 litros máximo, este auto da 3 kilómetros por litro, no nos iba a servir de nada. —Le contesté irritado. También saqué mi celular y decidí marcarle a Shikamaru, a fin de cuentas, él podría marcarle a Temari y podrían venir por nosotros. —Shikamaru…
—¿Qué diablos…? ¿Ya viste la hora?
—Sí, sí, escucha, nos quedamos sin gasolina cerca del kilómetro 21 ¿puedes venir por nosotros?
—Ok… Dile a Tenten que Temari la va a asesinar.
Me giré para decirle, pero ya estaba afuera del auto recargada en el cofre.
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Tenten manejaba lento y en silencio su pequeño escarabajo, por el espejo retrovisor divisé a Shikamaru y Temari en el Mustag rojo, que a partir de esa mañana yo iba a alucinar. Eran poco más de las 6 de la mañana y ahí estábamos, sin haber dormido suficiente, sin haber desayunado, y sobre todo sin haber arreglado ni un poco lo nuestro.
Temari y Shikamaru habían tardado en llegar por nosotros, ya que se habían bañado y arreglado, sacado ropa para nosotros y recogido nuestras mochilas. Agradecía que ambos fueran tan buenos amigos preocupado por que no perdiéramos clases, pero realmente deseaba con todo el corazón darme un buen baño, y no dudaba que Tenten también. Para nuestra fortuna, ninguno dijo nada. Temari, que ante todo era una chica muy lista, no le echó broncas a Tenten por tomar su auto sin permiso, ni por quemar llantas en él. Tal vez le iba a reclamar cuando viera que la situación era propicia, y Shikamaru no dijo nada más que recalcar el hecho de que ambos éramos un par de problemáticos por hacer que madrugara e ir a recogernos desde temprano a la salida de la ciudad.
Sin embargo, también sabía que él hablaría conmigo en su debido momento. Al menos para advertirme sobre Tenten y lo que acostumbraba a hacer con los pobres diablos que cometían el gravísimo error de fijarse en ella.
Mi dulce compañera no me había dirigido la palabra desde entonces, y manejaba cauta, y concentrada, evitando mis miradas estudiadamente. Quería obligarla a que me dijera algo, pero no podía. ¿Cómo?
Sacó su celular con cuidado y marcó el número de Shikamaru.
—¿Qué pasa? —Preguntó mi amigo. Su voz llenando el auto, gracias al altavoz
—¿Ya desayunaron? —Preguntó Tenten, mientras me daba el celular para cambiar la velocidad del auto.
—Sí, antes de venir por ustedes.
—Bien, nosotros no. Iremos a desayunar y los veremos en la escuela. Gracias por todo —Dijo y colgó a la vez que me quitaba el aparato de las manos y lo aventaba al asiento trasero.
Giró en una desviación y tocó el claxon a modo de saludo para Temari, que le dedicó una mirada asesina, pero le contestó de igual forma. Ella continuó manejando, esta vez dirigiéndose a un café que estaba cerca y al que yo había ido en algunas ocasiones.
Cuando llegamos, y entramos ella continuó en total silencio, que hiso que me irritara aún más. Ambos pedimos un café y un sándwich de queso para almorzar.
—¿Entonces? –Pregunto mientras me recargo en la silla. —¿Qué quieres hacer?
—De momento, comer.
—Me refiero a nosotros. ¿Qué es lo que quieres?
—¿Tu qué quieres?
—Estar contigo, pero no como lo estábamos haciendo. Quiero estar contigo bien. Que me des una oportunidad en serio.
Por fin me vio a los ojos, estaba ojerosa y se había soltado el pelo, ahora usaba una playera negra y un pantalón de mezclilla bastante ajustado.
—Yo no soy Kankuro, Tenten. —Le dije, sin saber muy bien por qué. —Es cierto que solo conozco de ti, lo que tú me mostraste, pero quiero conocerte toda, y estar contigo. No quiero sexo. Bueno si, pero también quiero ir al cine, ver películas, hacer la tarea, dormir. Todo lo que hacíamos en un principio.
—¿Eso es lo que quieres? —Me preguntó quedito, mientras la mesera nos traía nuestro pedido.
—Sí, pero la verdadera pregunta es si tú lo quieres. ¿Me darías la oportunidad de conocerte?
—Si.
Y con esto finaliza esta historia.
Gracias a todos los que leyeron, los que comentaron y los que continuaron siguiendo hasta el final.
Igual puede que ponga un epilogo...
GRACIAS POR LEER