¡HOLA! -Saint Seiya y sus Personajes NO me pertenecen, todo pertenece a MasamiKurumada.

Yo solo uso sus personajes para crear historias...

Recuerden que esto es un U.A.

*
Disculpen la tardanza, espero les guste este capitulo.


-Se-señor -titubeo el mayordomo al escuchar la decisión de su superior -esta ud seguro de hacer caso al viejo maestro?

-Tatsumi -razonó el viejo -Como no hacerle caso a un hombre que aunque yo desconozca sabe todo. Absolutamente todo de mi - suspiro el mayor - si todo lo que dice es tan cierto. Entonces, debo hacer algo.

-Pero Sr Kido. ¿Su organización? ¿Sus planes de recorrer el mundo? ¿De hacer a Europa y parte de Japón un lugar deseado?

-Tatsumi. Tuvimos a Athena en nuestros brazos. Y casi muere. Siento que tengo un deber con el mundo. - cruzo sus brazos mirando al horizonte - Y es protegerla. Por eso acepte la propuesta del viejo. Reclutar y adoptar a todos aquellos que sean capaces de protegerla. De llevar sus armaduras con responsabilidad y orgullo. Que sea eso por lo que valga la pena vivir.

-Pero ¿Cómo sabrá quiénes?

-El viejo maestro me dijo como y quienes. Sus maestros y quienes deben cuidarlo. Solo hubo par de peticiones que me pidió cumplir y lo haré.

El viejo miro al cielo a través de la ve tana de su nueva casa. Suspiro pensando en el giro que daba su vida.

-Seiya, Shiryu, Shun, Hyoga e Ikki - pensó - no debo olvidar esos nombres. Ellos son a quien debo buscar. Ellos son quienes protegerán a Athena.

...ELECCIÓN...

En el extenso campo enorme, Mitsumatsa Kido visualizaba a través de su ventana a los niños que eran entrenados para ser caballeros, mientras recordaba como llego a esa situación. Él había estado de acuerdo y obedeció a la perfección todo lo que el viejo maestro le ordeno. A que niños mandar a entrenar, con quien y en qué momento. Donde encontrarlos, absolutamente todo. Y él, cumplió su palabra. Recibió amablemente el consejo del viejo maestro en dejar todos sus asuntos saldados y evitar que pasara algo fuera de sus manos por si no estuviera.

Aunque no le pareciera, Tatsumi formaba parte de los vigilantes de los niños, y cuando quería dar una reprimenda a alguno que fuera grosero, el viejo maestro lo detenía de inmediato.

Las cosas parecían tomar su curso al parecer, él no sabía nada de aquella niña que se le conocía como Athena, no sabía dónde estaba o que había sucedido con ella. Pero de algo estamos claros, es que si el viejo maestro se mantenía con un buen ánimo es porque la Diosa se mantenía viva.

-Señor – llego agitado Tatsumi interrumpiendo los pensamientos del viejo, quien asombrado miro sobre su hombro para ver que sucedía – Está aquí-

-Perdón? – pregunto incrédulo

-Está aquí, acompañada de aquel joven. El joven caballero de Aries los acaba de presenciar.

-Manda a los niños a su habitación – ordeno – Y búscale un lugar privado para la reunión. – Tatsumi salió de inmediato a cumplir con su orden dada. Estaban nerviosos, sobre todo por lo que podría implicar aquella visita.


En el bosque

Shura que había sido enviado a seguir a Mu, estaba desconcertado por lo que observaba. Al parecer entrenaban a futuros caballeros de bronce ¿Pero por qué no estaban en el Santuario? Estaba furioso de como el caballero de Libra, el legendario Dhoko era ante sus ojos un traidor. Pero lo que le desconcertaba aún más era que estaba llevando a Mu al mismo camino.

-Quienes serán? – pensó. Había dos siluetas que llegaban, ambos cubiertos con mantas y capuchas oscuras, Detallo como su compañero y el viejo maestro se arrodillaban ante la silueta más pequeña y a la más grande la saludaban como si nunca se hubieran visto

-Estoy aquí por ella – el corazón del capricorniano pálpito rápidamente. Esa voz, reconocería esa voz a donde fuera – Estamos a salvo?

-Si – aseguro Mu – no hay nadie aquí y nadie cercano que pudiera sentir. La silueta grande suspiro, sabía que no podía confiar, mantuvo su rostro en secreto. La más pequeña si confió y se lo quito, dejando su cabello al descubierto

-Athena – sus ojos abiertos ante lo visto, hizo a Shura dudar de su misión. Su corazón y mente entraron en crisis, ¿Qué debía hacer ahora con lo que había visto? Temía por su vida, sabía que si Aioros descubría por su propia cuenta lo que había visto y ocultado, lo mataría, pero sabía también que si le decía a quien había visto y donde, los mataría a todos.

Aioros, no era un ser piadoso.


Casa de Acuario

-Kayla sabes que tengo razón – trataba de sonar convincente Camus – Nunca hemos visto a Athena y tú debes tener tus sospechas también.

-Si – admitió la Sainta – Pero no se nos permite entrar a su alcoba ni verla.

-Pero si ustedes son las que la atienden. Como no sabes si es Athena?

-Atendemos a una niña, nunca la vemos. Nuestros ojos son vendados a petición del patriarca. Nuestro deber es nunca cuestionar, siempre proteger. – Suspiro la joven de cabellos naranjas – Siempre me ha dado curiosidad ver a la joven Athena pero…

-Kayla ¿Estas segura que es Athena? De verdad …

-Caballero Camus – Kali, compañera de Kayla y Sainta de Athena llegaba a la casa acuario, interrumpiendo una conversación que de seguro pondría en riesgo a su compañera y amiga.

-Kali – susurro la joven apenada

-Kayla – saludo sonriéndole. Como Sainta tenían la libertad de andar sin mascara por el santuario, ya que Athena y el patriarca debían conocer a quien tenían a su lado. – Debemos irnos

-Claro. – la joven espero que su compañera saliera para luego acercase a Camus para plantarse frente y mirarlo filosamente.

-Escúchame bien – susurro entre dientes- No le sigas metiendo cosas en la mente de ella, la pondrás en peligro. Si quieres descubrir algo, hazlo por tus propios medios, Porque si no, la vida de ella puede peligrar. Créeme, estamos condenadas a la muerte si no cumplimos nuestro deber – no espero respuesta alguna y salió detrás de su compañera. Dejando a un caballero de oro, frustrado y ahora preocupado por el conflicto en que había involucrado a su amiga.

Ambas Sainta salieron de la casa y caminaban en silencio por las extensas escaleras que comunicaban la casa de Acuario con la de Piscis. El silencio incomodo las acompañaba Kali trataba de mantenerse firme y Kayla tenía un conflicto mental.

-No te perturbes más – Dijo Kali cuando sintió que Kayla no camino más. Había cinco escalones de diferencia. La chica temblaba, estaba furiosa

-Kali – chisto con los dientes hasta que miro a su compañera a los ojos – Sabes que él tiene razón…

-Kayla, tenemos…

-Tenemos el derecho de saber la verdad. De no permanecer oculta. ¿Y si el pontífice nos ha engañado con otra niña? ¿Si los rumores son ciertos?

-No cuestiones las ordenes! –Susurro indignada Kali – Tenemos un deber y es cumplirlo. En silencio

-Sabes, si no te conociera, creería que confías ciegamente en él pontífice.

-LO hago porque es mi deber

-Pero no lo haces porque sabes que todo esto tiene algo sospechoso – La peli naranja se adelantó al paso y se plantó frente a su amiga – Camus y Shaka dudan de lo mismo. Lo sabemos – suspiro resignado y alzo sus brazos agotada- Sabes, Si quieres, busca tus medios para descubrirlo. – señalo- Pero yo voy a plantarle frente al patriarca. Haré esto sola si no deseas ayudarme – Kali desvió su mirada - Mañana me tocan los cuidados personales de Athena, no cubriré completo mi rostro y así la veré. Y por fin sabré si es ella o no. Así veré si el patriarca miente o no

-Y cuando descubras que has dudado del pontífice, podrías lidiar con lo que te toque?

La joven Sainta se marchó decidida a cumplir su cometido, ignorando completamente a su compañera quien aunque dudara no sería capaz de hacer tal cosa. Decidió regresar unos pasos atrás e ir a la casa de su mejor amigo, le iba a plantear las cosas a él. Ella sabía que el sospechaba algo, y que además sabia de algo. Ella lo iba a encarar.

Ambas Sainta se fueron en direcciones opuestas, sin el conocimiento que alguien muy cerca al patriarca las había escuchado atentamente. Ella no podía permitir que las Sainta se revelaran, ambas estaban bajo sus órdenes y alguna revuelta, sería perjudicial para ellas. No dudo, no vacilo y fue directamente a informar de lo sucedido. Si algo debía salvar, era su propio cuello


Mansión Kido

Athena daba vueltas alrededor de la habitación. Ella y Dhoko estaban juntos, Mu vigilaba alrededor de la mansión y Kanon se ocultaba en las sombras. Estuvo en contra de salir de la protección de Poseidón, pero su Diosa le había plantado la cara. Lo había puesto en na situación difícil

-iré igual, contigo o sin ti

Bufo molesto. Vigilaba todo cuidadosamente, Mu estaba sereno. Recordaba como el joven había iniciado en la orden dorado, siendo entrenado por él. Dieciséis años apenas que tenía y parecía aún más de edad. Los entrenamientos y la vida dura en el Santuario le pasaban factura.

Mu y Kanon se miraron fijamente, el más joven le sonrió dándole al mayor una sensación de tranquilidad.

Por otra parte, Dhoko arrodillado frente a la pequeña Diosa esperaba que la joven dijera algo, por eso se había arriesgado a venir. Pero ella solo daba vueltas en la habitación, estaba meditando eso era seguro.

-Señorita – La Diosa levanto la mano haciendo al viejo maestro guardar silencio

-Dhoko, tenemos un plan

-Señorita, considere conveniente…

-¿ALTERAR EL PLAN? – levanto la voz molesta. – Dhoko, alterar el curso de lo que podría ser puede ser perjudicial. Podemos quedarnos en esta realidad si no esperamos el momento llegue.- la pequeña Diosa suspiro – Dhoko, Shun debe estar en esto.

-Hyoga está siendo criado bajo las enseñanzas del santuario. Ikki también, los tendremos en nuestra contra.

-Ellos tienen que confiar en mí, en el momento adecuado – razono ella – Ellos deben saber que el santuario está mal y pelearan a mi lado. Shun es fundamental para el cambio de Ikki, y si no lo involucras no sabemos a qué podemos enfrentar.

-Estaba pensando mandarlo a la Isla Andrómeda, como en un principio le correspondería si…

-Dhoko, necesito que comprendas –comento una angustiada Athena – No – enfatizo el monosílabo –no podemos intercambiar el curso, no podemos. Ya estamos haciendo demasiado. Ikki nació para ser el Fénix, lo sabemos – el caballero de Libra asintió – Yo necesito que al menos mis caballeros no tengan un curso diferente de sus deberes.

-Lamento el inoportuno – sincero sus disculpas

-Dhoko, tu sabes que tarde o temprano debo afrontar mi destino. Mi pronta muerte es fundamental. – El caballero de libra la miro angustiado – Aioros mismo debe herirme de gravedad. Lo sabes

-Hacer entender lo que siente el otro – le recordó a Dhoko. La diosa sonrió a su caballero, ella necesitaba verlo, lo extrañaba y no había dudas de eso, esta situación era en todos los sentidos muy diferentes a lo que ellos habían vivido, así que tenían que tratar de dejar ciertas cosas tomaran su curso y otras manejarlo. Todo si querían obtener algo de control

-Tiene razón, mañana mismo iré a buscar a Shun y lo entrenare bajo… ¡CUIDADO!-Dhoko se acercó y puso su viejo cuerpo delante de la Diosa, al sentir la mala vibra llegar.

Un fuerte ruido apareció frente a las instalaciones de la Mansión. Athena alzo levemente su cosmos y fue suficiente para dar una alerta inesperada. El humo cubría toda la habitación, ella trato de ver entre los escombros. Trato de protegerse ante lo que sucedía frente a ella. La pared se había desplomado, y el extenso campo apareció en su dificultosa visión

Shura de Capricornio hacia una entrada triunfal, había conseguido una distracción y adentrarse en la mansión. El sonrió con satisfacción al ver la cara de la niña. Trato de atacarla pero una pared la había cubierto. Mu de Aries había aparecido frente a la Diosa dispuesto a defender

-Apártate Mu – comento el otro levantando su brazo derecho dispuesto a atacar.

-No – Shura decidió atacar, cuando sintió un violento cosmos en las sombras. Rápidamente tuvo que salir cuando vio un ataque venir desde lejos. La silueta se había plantado frente a todos. Miro por encima de su hombro, asegurándose que todos estuvieran bien

-Márchate – ordeno

-No puedo dejarte, no ahora

-Mu – ordeno el viejo Maestro – Teníamos esto previsto. Salva a todos y regresa

-Pero maestro

-Mu – la cálida voz de Athena lo hizo obedecer de inmediato. La joven Diosa ya molesta por lo sucedido se puso en medio de la futura batalla. Fijo sus ojos celestes en Shura, quien sintió la determinación y enfado de la pequeña. Kanon quien estaba detrás, oculto entre sus propios ropajes, chisto los dientes. Athena ya no temía y él podía sentirlo. Aunque quisiera protegerlo ella le había dado una orden directa.

Shura tenía una misión, y era matar a la pequeña. A la usurpadora, confiaba en Aioros, pero su corazón aun dudaba, así confiaba, temía. Así que lo mejor para él era atacar y matarlos.

-¡EXCALIBUR! – grito y concentro su cosmos en todo su poder. Kanon quería defender, pero tenía la prohibición de Athena. La joven Diosa vio el ataque llegar, tan solo alzo su mano derecha para detenerlo y hacerlo desaparecer en el viento.

-Athena – susurro Kanon detrás de la Diosa

-Ve Dragón Marino – mientras Athena se preparaba para atacar y defenderse de Shura. – Ve que mi abuelo este bien, y los demás. Asegúrate que estén a salvo. –Athena sintió como Kanon protestaba, miro por encima de su hombro y le sonrió – Es una orden –

Protegido por la escama marina, Kanon corrió dentro de la mansión para asegurarse que nadie estuviera afectado, y buscándoles un lugar donde refugiarse. Shura viendo como corría, lanzo un ataque que fue frenado por el cosmos de la Diosa

-Ha sido suficiente Shura de Capricornio – el joven caballero la miro desafiante, la Diosa que aún no tenía todo su poder absoluto, pudo crear una pequeña bola de energía en su mano izquierda y lanzarla directo a Shura, que aunque el trato de detenerlo, le fue imposible.

Recibió el golpe quedando arrodillado en el piso mientras miraba con furia a la niña

-Y no es todo mi poder – la escucho decir. Athena no le gustaba esta situación, pero debía darle el tiempo a Kanon que fuera necesario

Shura volvió a atacar y nuevamente fue detenido su poder, incluso sido evaporado. El joven quedo atónito a lo sucedido, nadie había podido frenar su ataque, menos hacerlo desaparecer en la nada. Quería seguir retando a la joven, que le hacía confiar aún más en que Aioros los estaba engañando una vez más.


Casa de virgo

Kali y Shaka estaban cruzados de brazo, ninguno de los dos dispuesto a dar su brazo a torcer. Él quería protegerla y ella quería la verdad. Ella estaba furiosa, había golpeado con tanta fuérzalas columnas de virgo que lastimo su mano. Sangraba, pero no dejaría que Shaka la curara

-Que es lo que tanto me ocultas? –lo miro fijamente. Esperando respuesta

-Kali, te estimo mucho y por lo mismo no pudo involucrarte.

-también dudas? Como Camus?

-No lo sé – trato de dar una respuesta neutra – De verdad no quiero involucrarte. Entiéndelo, quiero protegerte. – Él se acercó y acaricio su mejilla haciendo que ella desviara la mirada de nuevo- Créeme, tal vez en otro momento, en otra circunstancia te diría todo. Pero ahora, no puedo. – ambos cruzaron miradas. Ella asintió.

-Y por lo que más quieras, evita decir el plan de Kayla.

-Pero – protesto –

-Solo guarda silencio, si no las descubren, se salvaran ambas. Guarda tu mente y tus secretos – Ella asintió suspiro resignada, Shaka empezó a curar su herida en un profundo silencio. Un pacto de lealtad.


Star Hill

Aioria había llegado junto a Marín a contar todo lo que había oído. Asumía que aunque eran Sainta y estaban bajo su supervisión, no quería asumir las consecuencias de la revelación de una de ellas. De una que no estaba dispuesta a acatar las órdenes, y que estaba siendo mal influenciada por la deslealtad de dos caballeros

-Me dices Marín de Águila que Kayla de Serpiente y Kali de Vulpécula están en desconcierto con mis órdenes?- interrogo el Patriarca, Aioros sentado en la enorme silla del patriarca trataba de mantener la calma, aunque por dentro estaba que explotaba de la irá. Apretaba con fuerzas las posaderas de brazos

-Kayla de Serpiente mi pontífice – dijo ella reverenciada ante el – Sus dudas han sido implantadas por Camus de Acuario, quien también duda de su criterio mi señor, Kali fue a hablar con Shaka quien también tiene sus dudas

-Y con su permiso – interrumpió Aioria – como le había comentado, tengo mis sospechas de una revuelta. Un levantamiento a causa de Shaka.

-Este le ha dicho que pase lo que pase debe guardar silencio. Algo oculta, ya que le dijo que la quiere proteger y no involucrar.

-Ya la involucraste – pensó. - Está bien – El patriarca se levantó y camino por la sala. – Tu información es Valiosa Marín. – la joven agradeció el alago – Creo que haré una junta con las Sainta y amazonas, así que prepara a Shaina y Geist –

-Si mi señor. ¿Algo más?

-Si, Si tienes más información debes hacérmela llegar. –debajo su la máscara que ocultaba su rostro una sonrisa se dibujó, mañana era el día donde Kayla tomaría su plan y él se le plantearía. No la iba a matar, pero le iba a dejar en claro lo que pasaba cuando se le desconfiaba o desobedecía.

Y se aseguraría que Camus y Shaka entendieran el mensaje


Mansión Kido

Athena estaba físicamente agotada, con un cuerpo tan diminuto aun no era capaz de usar todo su poder aunque quisiera, no entendía porque no lograba poder expandirlo. Shura por su parte seguía dando pelea y ella no estaba dispuesto a dejarlo pasar

-Shura, se lo que está pasando – dijo ella finalmente captando toda la atención de él. –Se lo que paso hace años, y sé que no es Shion quien está en el santuario gobernándolo

-Que… - susurro sorprendido

-Sé que Aioros es quien usurpa al santuario, y los lleva a ustedes a otro camino, lleno de mentiras e ilusión

-¡El Patriarca es la verdad! – rugió furioso al sentir como su mente dudaba, él quería estar del lado correcto, sobre todo para proteger a Aioria

-Él es mentira, los ha engañado a ustedes, él…

-Tú crees que no lo sé? – Interrumpió el Discurso mientras reía con ironía – Lo obedezco porque debo proteger a Aioria, protegernos a ambos. Y si para protegerlos debo matarla – apretó su puño concentrando todo su cosmos en él – Entonces lo haré.

Ambos elevaron su cosmos, Athena para defenderse y Shura para atacar, sin embargo fue la Diosa la que bajo la guardia y observo fijamente al caballero, quien no dudo en atacar. El suspiro agotador de la Diosa fue suficiente para darle la entrada requerida a su guardián

-¡Mu! – exclamo sorprendida al ver al caballero aparecer frente a ella. Detrás de ella llego Kanon quien la tomo en sus brazos - ¡Kanon!

-Le dije que venir era peligroso – luego de mirarla a ella, camino para colocarse a la par de Mu. Puso su mano en el hombro, ambos se miraron, ambos nostálgicos –Trata – el joven asintieron y reverencio a la Diosa. Athena no entendió y miro a Mu a lo lejos mientras Kanon se la llevaba

-Kanon que acaba de pasar?

-El viejo maestro, Kido y los demás están a salvo, pude mandarlo a través de la otra dimensión a un lugar seguro - comento

-Por qué le dijiste a Mu que tratara? – Kanon guardo silencio, Athena trato de zafarse de los brazos de Kanon - ¡KANON! – grito angustiada

-Debo protegerla, lo jure en la muerte de Saga. – Susurro bajando su mirada – Mu va a tratar de convencer a Shura de no decir lo que vio y lo que sucedió, pero…

-Pero qué!? –grito angustiada. Kanon los hizo desaparecer en la otra dimensión.

Mu los vio irse, detallo como Athena trataba de zafarse de los brazos de Kanon, no sabía si le había dado la noticia o lo que estaba seguro que podría pasar

-Mu, esto que ha cometido es de alta traición – comento Shura, alzando levemente su poder

-Para ti – sonrió cruzándose de brazos – Shura, podemos protegerte – el otro guardo silencio y bajo su cosmos – Se un doble agente, como yo. Puedo enseñarte todo lo que se. Que va a pasar

-Sabes que no puedo. Hacer eso es poner la vida de Aioria en riesgo…

-Y la tuya? Acaso ya no está en riesgo al jurarle lealtad a alguien que tiene la osadía de amenazar de propia muerte a su hermano? Shura, yo no voy a pelear contigo y no dejare de hacer lo que estoy haciendo. Sueño con el santuario libre, con una verdadera Athena gobernando, y si debo seguir entrenando a nuevas generaciones bajo las enseñanzas de Dhoko y Athena, alejándolos del santuario, Lo hare

-Morirás

-Vas a matarme? – fue inevitable que el caballero de capricornio no sintiera el temor en él, lo había descubierto, y la orden era clara. Matar a los rebeldes – No manches más tus manos de sangre Shura. Esto no es para ti

Shura no fue capaz de refutar ante aquello, Mu cumplió, no iba a pelear contra él. Frente a sus ojos Mu desapareció y el, se quedó revisando el lugar mientras su mente se batallaba entre lo que vivió y vio, sintió al estar cerca de esa niña, que ya había estado cerca de ella cuando era una bebe, o seguir bajo el mando de una tiranía, decidida de matar a los rebeldes


Casa de Aries

Mu llego con la tele transportación, se tambaleo un poco, estaba sumamente agotado, algunas gotas de sangre goteaban de su nariz, trato de calmar su respiración y corazón, pero algo lo mantenía inquieto.

Sintió como era observado en las sombras de su casa. Alzo su cosmos y puso convoco a su Muro de Cristal para ser defendido. Puso alerta en sus sentidos cuando escucho los pasos de alguien, algún compañero lo estaba esperando.

-Mu ¿Por qué tenías que darle la razón al patriarca? –Dijo aquella voz –Te seguí Mu, te vi con Shura. –entonces era cierto, había otra presencia que Kanon y él dejaron pasar por alto. – Oculte a Shura, así que el patriarca creyó que con quien conversabas era yo. Solo logro ver cuando decías que no lo ibas a dejar de hacer- suspiro con frustración - Mu

-Sabes cuál es tu deber – susurro Mu. Dándole la espalda a su compañero

-Puedes huir – trato de razonar

-Tú morirás y yo no puedo permitirme eso. No te odiare, fuimos entrenados para esto– se giró para mirar a su compañero y sonreírle complacido –

-Mu, yo – siseo entre lagrimas

-Solo recuerda ponerte del lado correcto – Extendió sus brazos esperando el ataque - ¡Salve a la Diosa Athena!- exclamo con alegría y gozo. Ya las lágrimas recorrían su rostro

Sonrió agradecido y recordó todas las cosas buenas que había logrado y lo que Kanon le había indicado, trato de sembrar la semilla de la duda a Shura de ponerse de su lado, Dhoko se encargaría de saber si se pondría o no de su lado. Todo esto se basaba en la libertad, en la justicia y en poder ganar y convencer al patriarca de que no había revueltas en su contra, trabajar bajo perfil. Solo soñaba con que Athena venciera, cerro sus ojos al sentir el cosmos de su compañero elevarse, lo escucho llorar, no era una posición fácil pero al fin y al cabo, era su decisión y era su destino

-Sabes dónde atacar, amigo – recordó Mu, regalándole a su amigo una clara y enorme sonrisa. Ambos se miraron, una mirada llena de dolor, otra de solidaridad y entendimiento. Si querían protegerse, debían tomar ese camino no había otra alternativa. – Hazlo – susurro Mu sonriendo, exhalando fuerte y cerrando sus ojos.

-Perdona, amigo - susurro el dorado entre lágrimas y gemidos dolorosos - Aguja… Escarlata – expreso finalmente, las quince punzadas fueron lanzadas al mismo tiempo, dándole al caballero de Aries una muerte lo menos dolorosa posible. El cuerpo sin vida cayó y junto a él, de rodillas un arrepentido joven que no tuvo elección.

...Continuara...