Es una escena de unos cuantos segundos, del capítulo "Raíces del Mal", cuando Ben le pregunta a Kevin acerca de los acontecimientos recientes y en lugar de relatarle el caso, este se queda en silencio, dejando con la duda a Ben. Es la aceptación de Kevin ante sus recuerdos.

Te conozco desde hace tiempo, no has cambiado nada. Ni siquiera entre tantos recuerdos modificados.

Somos una raíz.

Kevin detuvo el carro, justo en las líneas blancas de la carretera, aprovechando que la persecución había bajado en unos cuantos niveles, permitiéndole así, intercambiar unas palabras con Tennyson.

—¿Qué te pasa, viejo?— Ben le dijo de manera bastante impulsiva a Kevin, y se puso de rodillas en el asiento del copiloto, para mirar la parte trasera del automóvil y fijarse que no los hubieran alcanzando.

Kevin seguía en silencio, mirando al frente y con ambas manos sujetó con bastante fuerza el volante. En ese agarre se acumulaban las emociones, junto con varias preguntas que tenían que ver con su existencia. Kevin se despedazaba, sabía que ya era "hora de recordar". —Silencio, Tennyson. Estoy pensando— las palabras de Kevin no fueron de un enojo normal por el comportamiento de Ben con sus cosas, era uno propio; el engaño lo consumía, y no le podía echar la culpa a Ben.

—¿Me vas a decir que te pasa?— Ben le incriminó al dejarse caer en el asiento, quedando nuevamente sentado y se cruzó de brazos. No contuvo la mala mirada y le frunció el ceño a Kevin.

—No es momento para dar explicaciones— respondió Kevin y acortó la distancia entre ambos.

Ben se compactó de espalda contra la portezuela, con la mano en la manija, como si estuviera a punto de arrancarla y defenderse. No era necesario recurrir a esa clase de violencia; el dueño del omnitrix no tiene nada que temer dentro de un auto y mucho menos con uno de sus amigos. Sólo era la preocupación, la cercanía y notar la expresión pérdida de Kevin en sus ojos y como su boca se curveaba hacía abajo, borrando esa sonrisa cínica. Ahora sólo era una seriedad fusionaba con tristeza. Ben soltó la manija y le puso las manos sobre las mejillas. La barba de varios días le picaba las palmas, era algo que le gustaba, y lo guardaría como secreto. Luego, se acercó para besarlo, algo le decía que era lo único que iba a conseguir en todo el trayecto: las explicaciones serían para otra ocasión.

Kevin interrumpió el beso, sus ojos seguían bajos, mirando el cuero del asiento entre el hueco que dejaban las piernas de Ben.

—Kevin— pronunció Ben, en una suave recriminatoria por sus secretos. Kevin levantó el rostro y concluyó el beso, este no duró casi nada, sólo unos cuantos segundos, entre las notorias diferencias de manos callosas por el trabajo pesado de Kevin, y los labios suaves y húmedos de Ben. Kevin fue quien se apartó, puso en marcha el auto y se dirigieron a la base de los plomeros.

—Por favor, no le digas a Gwen.

Ben tragó saliva, no entendió a que se refería Kevin: si a su estado mental o lo que había entre ellos.

"Una guerra a la vez, ¿gracias?"