Para entender por qué Sora le hizo esa pregunta a Tai es necesario retomar la historia donde la dejamos…

Hace 2 años…

-Tai, llevamos andando 4 horas, ¿podemos descansar? –Me preguntó el dragón naranja.

-Agumon, ya te dije que si querías acompañarme tenías que seguir mi ritmo. –Le dije resignado. Me giré para ver cómo estaba. Se le veía bastante exhausto. –Está bien, descansaremos 5 minutos. –Le dije al fin. No quería que se pusiese malo. Era mi única compañía.

Después de parar 15 minutos, retomamos la marcha.

Según el plano que Izzy me había dejado en el dispositivo digital, teníamos que estar muy cerca de mi hermana y T.K.

Matt. Me preguntó dónde estará. Si les habrá podido encontrar y ayudar. Espero que sí.

Estaba absorto en mis pensamientos cuando de repente, divisé una especie de lobo gigante a lo lejos.

- ¿Garurumon?... ¡Grarurumon! –Grité sin darme cuenta de que ya estaba corriendo hacía esa extraña sombra.

- ¡Tai para, podría ser una trampa! –Me advirtió Agumon.

Pero ya era tarde. Ya estaba a escasos 5 metros de aquel digimon.

- ¡Tai!, ¡Agumon! Ayudadme por favor. –Nos suplicó.

Sí lo era. Era Garurumon.

Sin embargo, no estaba solo. Llevaba a alguien en su lomo. Era… ¡Era Matt!

Tenía toda la cara ensangrentada. Mierda Matt, ¿qué te había pasado?

- ¡Matt, Matt!, ¿estás bien? –Le pregunté mientras le daba pequeños golpes en la cara para ver si reaccionaba. Pero nada, no se despertaba. –Garurumon, túmbale en el suelo. Tengo que ver si respira. –Le dije prácticamente temblando.

Mierda Joe, te necesito.

- ¡Agumon! Coge mi dispositivo y mándale a Izzy un mensaje de ayuda, ¡YA! –Le grité.

Agumon hizo lo que le pedí sin rechistar.

- ¿Respira Tai? ¿Está vivo? –Me preguntaba Garurumon entre sollozos.

Por suerte tantos días de reposo por mi brazo fueron algo productivos. Joe me había enseñado primeros auxilios.

Comprobé su pulso y su respiración. Por favor Matt, no nos dejes.

- Respira Garurumon, respira. –Dije agotado agachando la cabeza. De repente me sentía muy cansado. Tenía todo el cuerpo en tensión. Realmente me sentía devastado.

Había ido a buscar a Kari y a T.K. y lo primero que me encuentro es a Matt prácticamente muerto.

Colocamos a Matt en un sitio más cómodo para que descansase. Preparamos una infusión con las hierbas que Mimi había encontrado cerca de dónde teníamos el campamento.

Garurumon también se sentía exhausto, tanto que acabó volviendo a su forma de Gabumon.

Agumon encendió una hoguera y Gabumon se quitó su piel para abrigar más aún a Matt. Tenía fiebre y estaba sudando.

- ¿Qué ha pasado Gabumon? –Le pregunté al fin.

- Estábamos rastreando las pistas que T.K. y Kari nos estaban dejando para encontrarles cuando de repente, Datamon apareció. Solo me dio tiempo a digievolucionar, aunque no sirvió para nada. Luchamos juntos, pero él es mucho más poderoso que la otra vez. Mucho más. Estaba a punto de acabar conmigo cuando Matt se interpuso entre los dos para que no me pasase nada malo. Pero Datamon tenía otros planes, y volvió a lanzar todo su poder contra nosotros. De lo siguiente que me acuerdo fue ver una luz blanca y escuchar mucho ruido. A lo que me quise dar cuenta, Datamon ya se había ido y Matt estaba inconsciente.

- ¿Por qué no os mató? Si os tenía a tiro. –Le dije a Gabumon pensativo.

- No lo sé. Parece que tenga un plan establecido contra nosotros. Me contestó.

- ¿Un plan? –Preguntó Agumon.

- Sí. ¿De verdad creéis que si quisiese no hubiese acabado ya con nosotros? –Nos dijo Gabumon.

- A lo mejor no puede. –Dijo Agumon.

Eso me había sorprendido.

- ¿A qué te refieres amigo? –Le pregunté duditativo. –Apenas tenéis fuerza para digievolucionar. Si quisiese luchar contra nosotros, ganaría sin apenas esfuerzo. –Le expuse.

- No subestiméis el poder del dispositivo digital. –Dijo una voz temblando y titubeando.

¡Era Matt! Se había despertado.

- ¡Oh, Matt, estás bien! No sabes lo preocupado que me tenías. –Le dijo Gabumon llorando.

- La próxima vez no hagas locuras estando tú solo. Recuerda que siempre nos cubrimos las espaldas. –Le dije mientras le daba la mano para ayudarle a incorporarse.

Matt hizo una mueca y sonrío.

-Tai, tú hubieses hecho lo mismo. –No podía recriminarle nada porque tenía razón. - ¿Cómo nos habéis encontrado? Han pasado muchos días desde que nos fuimos. Ya pensaba que no ibais a venir a buscarnos –Me comentó desorientado.

- Tai se dislocó el hombro cuando el acantilado cayó por la explosión de Datamon. Hasta que no se ha recuperado del todo no hemos podido venir a buscaros. –Le respondió Agumon.

- ¿Por qué no me esperaste Matt? –Le reproché. –Te hubiera acompañado. Es mi hermana también.

- Lo sé Tai, pero no podíamos esperar a que te recuperases. Podían pasar semanas y yo necesitaba saber algo de mi hermano. –Me dijo mientras se tomaba el caldo que habíamos cocinado.

Sabía cómo se sentía Matt, porque yo me sentía exactamente igual.

-Ya, pero Matt, lo que has hecho es una imprudencia que no es propio de ti. Esto no es juego. ¡Podrías haber muerto! Y muerto no nos sirves de ayuda. –Le dije molesto.

-Tai tiene razón Matt. Yo soy tu compañero digimon. Soy yo el que tiene que velar por ti y protegerte. –Le recriminó Gabumon. –Si te hubiera pasado algo malo nunca me lo hubiese perdonado.

-Lo sé Gabumon, perdona. –Le dijo mientras ambos amigos se fundían en un abrazo.

Giré la vista para mirar a Agumon. Que también me estaba mirando con los ojos vidriosos. Los digimons eran lo mejor que me había pasado en la vida.

-Deberías descansar. Mañana continuaremos con la charla y con las reprimendas. –Le dije a Matt para tranquilizarle.

No tardamos mucho en quedarnos dormidos junto a la fogata que Agumon había hecho.

Al día siguiente recogimos todo el campamento que habíamos montado por la noche y continuamos con la búsqueda de nuestros hermanos.

Le di a Matt y a Gabumon un mapa para volver al campamento, pero no quisieron volver.

-De eso nada. T.K. también es mi hermano y no pienso dejaros solos. –Me recriminó Matt.

-Matt, te acabas de despertar de prácticamente un coma. No estás recuperado como para continuar con la búsqueda. –Le dije algo cansado ya por tantas veces que se lo había repetido.

-Estoy bien Tai. No seré un deportista de élite, pero nunca he sido un flojeras. –Me contestó algo molesto.

-No te estoy diciendo que tengas que ser un deportista de élite para continuar conmigo. Simplemente… -Algo me interrumpió.

Escuchamos gritos pidiendo ayuda. Provenían de una chica. ¿Podría ser Kari?

- ¡Kari! –Grité al aire.

- ¡T.K.! ¡T.K.! –Me acompañó Matt.

Estábamos los cuatro mirando por todos los lados para averiguar de dónde venía aquella voz.

De repente, entre los arbustos, apareció un pájaro rosa. Era… ¡era Biyomon!

- ¡Biyomon! ¡Biyomon! –Grité sonriendo. Sora se iba a poner tan contenta.

- ¡Tai! –Me dijo el pájaro rosa mientras se lanzaba a mis brazos.

La quería muchísimo. También le había echado mucho de menos.

- ¡Agumon, Gabumon, Matt! –Biyomon saludó al resto de nosotros.

- ¿Qué haces aquí Biyomon? Le pregunté desconcertado, pero a la vez muy feliz.

-Estamos con Kari, T.K. Patamon, Gatomon y Gomamon en el otro lado del río. Llevamos días buscándoos. Buscando ayuda. He salido con Gomamon a recorrer el otro lado del río cuando me ha parecido escuchar voces y me he acercado. –Dijo risueña. - ¿Solo estáis vosotros? ¿Y Sora? –Me preguntó.

-Sora está bien Biyomon, no te preocupes. El resto de nuestros amigos están en el campamento que hemos montado al lado de la playa. –Le dije para tranquilizarla.

De repente, apareció otro digimon entre los árboles. ¡Era Gomamon!

Ya estábamos todos. ¡Qué ganas tenía de ver a mi hermana y de regresar al campamento con todos los demás sanos y salvo!

Andamos unos 20 minutos hasta llegar a la orilla del río. Y adivinad quiénes estaban esperándonos…

- ¡Tai, hermano!

- ¡Kariiii!

- ¡T.K.! –Gritó también Matt.

Estaban todos. Y parecía que estaban bien. Menos mal.

Biyomon, Patomon y Gomamon ayudaron a pasar de una orilla a otra a mi hermana y a los demás.

- ¡Kari, ven aquí! –Le dije mientras le daba un abrazo de película.

-Tai, menos mal que estás bien. –Me dijo casi llorando.

Kari. Era lo más bonito que tenía. Lo más importante. Mi hermana pequeña. Mi vida.

-Te he echado mucho de menos. –Me dijo mientras me daba un beso en la mejilla.

Y yo.

Saludamos al resto de nuestros amigos.

Nos pusimos al día con todo lo que había pasado. Hicimos una fogata y preparamos algo para comer.

Yo le mandé un mensaje a Izzy desde el dispositivo. Estaba un poco preocupado porque no habíamos recibido respuesta cuando pedí ayuda al ver a Matt tan mal. Entonces sentí un escalofrío. No por favor, ahora que habíamos encontrado a mi hermana y los demás, no podían estar el resto en peligro. Solo habían pasado 3 días desde que nos habíamos ido. De repente, me dolía el brazo muchísimo. Casi se me había olvidado que aún no me había recuperado del todo.

Gomamon y Biyomon estaban impacientes por ver a Joe y Sora.

Sora.

Ahora sí me podía permitir pensar en ella. Ahora que sabía que mi hermana y los demás estaban bien. Ahora que íbamos a conseguir reunirnos todos.

Los dieciséis.