¡Feliz navidad! :D
Cantemos todos y celebremos también a heichou, ¡hurra! *w*
Recordaré, sagradamente, que Shingeki no Kyojin no me pertenece a mi sino a esa llama uwu!
Sin más que decir, disfruten n.n
[Eren's POV]
Recuerdo que esa tarde hacía frío.
También recuerdo haberme perdido de los vigilantes ojos de mi madre.
Fue hace 5 años atrás, recuerdo.
-Oiga señor, ¿qué está haciendo aquí?-
Fue lo que le dije a la persona que me cautivó hace tanto tiempo atrás
Cuando encontré a alguien apuesto de cabellos azabache y ojos del color de las olivas.
[Normal's POV, hace 5 años]
Era un callejón oscuro y solitario y un jovencito de cabellos castaños y ojos verdes se encontraba asustado y perdido, escondido detrás de unos tarros de basura.
Su nombre era Eren Jaeger y, a sus 10 años de edad, el pequeño comenzaba a entender lo que era el miedo.
Todo comenzó una hora atrás cuando, como todo niño, Eren se distrajo un momento de la vista atenta de su madre y terminó vagando por los callejones de la zona pobre de la ciudad.
Recordaba el niño el haber visto como un perro era brutalmente maltratado por un grupo de jóvenes (quizás de 17 o más años). El perro era pequeño, de raza golden retriever, cosa que era de extrañar para el joven ya que esa clase de perros no era de esperarse por esos lugares.
Pero era pequeño, de menos de 3 meses de edad e incapaz de defenderse. También se veía delgado.
Así que, sin pensarlo, el pequeño Eren tomó un palo lo suficientemente grande para hacer daño a una de las personas y, de un salto, golpeó al que se encontraba en el costado más cercano al suyo. En su cabeza. Muy fuerte.
Lo siguiente que ocurrió es algo esperable: Amigos impactados por la acción del niño, niño que huye con el perro en brazos, amigos enojados, niño que tropieza y se arrastra hasta el tarro más cercano para proteger al perro.
-¿Así que te creías muy listo, hm?-
El tipo más grande, que se encontraba en el medio cuando le daban una paliza al perro, con sus manos en sus bolsillos y postura prepotente, se acercó al pequeño quien, aterrado, aferraba al cachorro a su pecho para evitar que fuera lastimado.
-Maldito chiquillo, nuestro amigo quedó muy lastimado por tu culpa-
El otro tipo consciente, delgado y con su rostro cubierto de acné, se acercaba amenazantemente hacia Eren el cual se encogía más en su lugar.
El último adolescente (actualmente inconsciente) era un tipo obeso, de su rostro Eren no pudo ver nada.
-Ahora…-
-¡Cállate!-
Antes de que empezaran a amenazarle y decirle algo el pequeñito habló, guiado meramente por el miedo que lo dominaba.
-¡Dejen a este perrito tranquilo, no les ha hecho nada!-
-Oye oye, chiquillo, ¿estás hablando en serio?-
-Nuestro amigo salió lastimado por tu culpa, ¿cómo piensas compensarlo?-
-¡Ustedes estaban lastimando al perrito primero! ¡Se merecen todo lo malo que les pase!-
Y para agregar sal a la herida, el pequeño les sacó la lengua.
-¡Chiquillo insolente!-
-¡Ya vas a ver!-
Eren cerró los ojos y abrazó con mayor fuerza al pequeño cachorro (el cual se notaba asustado y adolorido) y esperó a que le llegara alguna clase de golpe.
… Y no llegó.
-¿Eh?-
-Personalmente-
Los chicos que estaban hasta hace unos segundos de pie delante de Eren salieron volando hacia un costado, producto de una potente patada hecha por un nuevo desconocido que entró en escena.
Ante los ojos de Eren apareció un joven. Un joven usando una sudadera muy grande para su cuerpo y muy gastada, pantalones de mezclilla agujereados y también muy gastados, zapatillas rotas en algunas partes y con un poco de polvo en su ropa en general.
Un indigente, pensó Eren.
Un indigente increíblemente COOL.
-Opino que el dolor es una buena manera de disciplinar a cerdos como ustedes, ¿no están de acuerdo?-
Los adolescentes, los cuales se encontraban levantándose con expresiones de enojo en sus rostros, miraron hacia la persona que les había generado semejante dolor.
-… Oh mierda-
-Es él-
Y sus rostros perdieron el color súbitamente.
-¡S-salgamos de aquí!-
-¿Y qué hay de Joshua? ¿Lo vamos a dejar aquí?-
-¡Sólo tómalo de las piernas, yo lo agarraré de sus brazos!-
Agarrando a su amigo inconsciente (con algunas complicaciones debido a su gordura) los adolescentes huyeron velozmente de allí, dejando a un Eren petrificado en el lugar y a este nuevo desconocido.
- Oye, mocoso, ¿qué es lo que te sucede ahora?-
-… Tan geniaaaaaaaal-
Chilló emocionado el pequeño Eren con ojos brillantes mientras el cachorro, aún tiritando, movía su cola un poco más animado.
-Oh, maldita sea-
Y la mano del extraño se encontró con su rostro en un claro gesto resignado.
-El pequeño cachorro se encuentra bien, unos pocos moretones aquí y allá pero nada que no se pueda sanar en un par de días-
-¡M-muchas gracias!-
-ajaja, eres un chico muy animado, ehm…-
-Eren. Eren Jaeger señorita doctora-
-Oh vamos, que aún soy estudiante. Mi nombre es Hanji a todo esto. Hanji Zoe-
-¡Muchas gracias señorita Hanji Zoe!-
La mujer (de aparentes 20 años de edad) chilló estrangulada y bajitamente, mordiéndose el puño para evitar hacer mayor escándalo.
-¡Este niño es ADORABLE, Levi, ¿de dónde lo sacaste?!-
Minutos después del incidente, el joven (de nombre Levi, como se enteraba recién ahora el pequeño Eren) lo tomó a él y a el cachorro hacia un nuevo edificio, lugar en donde y tras unas breves llamadas e intercambio de palabras, terminó aparentemente en el departamento de la señorita Hanji Zoe.
-No sé de dónde salió, cuatro ojos de mierda, sólo lo encontré en un callejón maloliente y lo traje aquí por el perro-
-Ohh, eso es bastante amable viniendo de ti-
El niño, el cual se encontraba sentado en uno de los sillones del departamento con el joven genial al lado suyo y la señorita al frente de este, se encontraba mirando al primero con ojos atentos y brillantes.
-… ¿Qué es lo que me ves, niño?-
-¡Usted! ¡Usted es increíblemente genial!-
-Ajajaja, parece que te has vuelto popular-
Con sus manos hechas puños a la altura de su barbilla, Eren comenzó a hablar y a relatar a la mujer todo lo que había pasado.
Hanji, la estudiante de medicina veterinaria, le ofreció esa tarde algunas galletas y un chocolate caliente para que tomara una merienda.
Pero al tiempo después de platicar con esas personas el pequeño Eren terminó cansándose, quedando luego placenteramente dormido.
Recordaba en sus sueños el sentimiento de unas suaves caricias en sus cabellos y como alguien lo cargaba con cuidado.
Ese mismo día, al despertar, Eren se encontró en el parque cercano a su escuela, recostado en una banca.
Su madre, la cual se encontraba sentada a su lado, le miraba de manera molesta y preocupada.
-Eren Jaeger, exijo una explicación-
El pequeño tragó duro, mirando a su madre de manera tímida y arrepentida.
Eren contó a su madre todo lo acontecido esa tarde y ella, tras regañarle y darle un par de coscorrones, lo abrazó fuertemente.
Desde ese día, Eren quedó encandilado con la actitud genial y el atractivo de Levi.
Tan encandilado que, en un afán de volver a reunirse con él, se fue a meter día tras día a los barrios más peligrosos de la ciudad en busca de esta persona.
Comenzó a volverse un buscapleitos.
Y en cada pleito, Levi siempre iba a socorrerlo, regañarlo, y escoltarlo a un lugar seguro.
Así transcurrieron los días de finales de noviembre y casi todo el mes de diciembre.
La madre de Eren, Carla Jaeger, se encontraba cada vez más y más preocupada por su hijo, el cual adquiría moretones nuevos cada día.
También le preocupaba, ciertamente, que algún no pudiera estar allí para socorrerlo.
Su esposo, Grisha Jaeger, el cual era un buen doctor del hospital de la ciudad, se encargaba de darles todo lo necesario en cuanto a lo material, pero nunca se encontraba en casa para compartir tiempo con su esposa o para jugar con su hijo.
Carla temía que Eren sufriera de sentimientos de abandono y de soledad.
Sin embargo, y al ver la brillante sonrisa en el rostro de su hijo cada vez que llegaba a casa, cubierto de mugre por aquí y por allá pero indudablemente feliz a causa de este nuevo amigo que habían conocido ambos hace un tiempo (porque si, Carla no dejaría que su hijo se acercara a un delincuente juvenil así que el día uno, cuando encontró al joven Levi cargando a su hijo y vagando por la ciudad, fue realmente clara al respecto) no podía evitar sentirse tranquila.
Levi era un buen muchacho, a pesar de la apariencia que tenía y la primera impresión que daba.
Así que podía estar tranquila al respecto.
Se acercaba la navidad y, como cada tarde desde hace unas pocas semanas, Eren y Levi se encontraban caminando por la calle lado a lado, luego de la habitual rutina de pelea y rescate que se había generado claro está.
-¿Cómo está Bean?-
- El perro se encuentra bien. Le ha agarrado un cariño a la loca de mierda de Hanji así que ahora los 2 se han pegado el uno al otro como lapas-
Eren río por el lenguaje vulgar y casual que usaba su ídolo, feliz de poder compartir tiempo con él.
-Oye, Eren…-
Ante la mención de su nombre, Eren levantó el rostro hacia el pelinegro.
-Mañana es 25 de diciembre-
-¡Sip! ¡Mañana es navidad!-
Exclamó emocionado el pequeño, aunque un poco confundido por no saber a dónde quería llegar Levi con la conversación.
-… Supongo que estarás con tu familia todo el día, ¿no?-
-Umm… bueno, es como sucede cada año, supongo-
Vio a Levi titubear un poco, debatiéndose entre lo que quería decir y si decirlo o no.
Y jadeó, sorprendido y emocionado, cayendo en cuenta de lo que quería el mayor.
-¡Quieres que mañana pase parte del día contigo! ¿Es eso? ¡¿Es eso?!-
-¿Qué? Pff, sueñas muy alto y creyéndote la gran cosa, mocoso-
Acto seguido, levantó su mano y la posó sobre los cabellos castaños del más pequeño, revolviéndolos con fuerza.
-¡Ay! ¡No! Ajajaja, ¡d-detente!-
-Joder, no. Es divertido ver cómo te retuerces y ruegas por piedad-
El forcejeo y las risas de Eren inundaron el lugar por un par de segundos más hasta que ambos finalmente se calmaron.
-¡Vendré, Levi! ¡Mañana vendré a este mismo lugar y te esperaré!-
Acto seguido Eren, en un acto temerario, se lanzó al cuerpo de Levi y lo abrazo fuerte y fugazmente, largando a correr a los segundos después.
-¡Más te vale venir mañana!-
Y Levi se quedó mirándolo.
Poseía una expresión pensativa y apesumbrada en su rostro.
Al día siguiente, navidad, Eren se encontraba feliz. Increíblemente feliz.
Todo había sido perfecto y maravilloso el día de ayer y hoy por la mañana.
La cena de su madre estuvo deliciosa y, al abrir los regalos el día siguiente, se llevó la sorpresa de que habían varios juguetes que había querido desde hace varios días.
Papá se encontraba allí con ellos, además, así que el pequeño (podría decirse) no cabía en sí de la emoción.
Arrancarse después de la hora de almuerzo había sido complicado, más aún con la vigilante mirada de ambos padres sobre él pero Eren, de alguna manera, logró zafarse de la situación y corrió hacia el lugar de encuentro con Levi, esperanzado por volver a verlo.
Así que se sentó en una de las bancas más céntricas y se dedicó a mirar a las personas que iban y venían.
Y el tiempo pasó.
Cuando transcurrieron un par de minutos, Eren comenzó a ponerse ansioso.
Cuando transcurrieron un par de horas, Eren comenzó a preocuparse, ¿se encontrará bien Levi? ¿Le habría pasado algo?
Cuando el sol comenzó a ocultarse por el horizonte, Eren luchó por contener las lágrimas.
Inútilmente, estas igual cayeron.
Eren aprendió lo que era la decepción por primera vez.
Resignado, el joven volvió hacia su hogar.
Camino hacia esta, Eren pensaba en lo mucho que sería regañado y en el castigo que le darían sus padres por haberse escapado.
Ojalá sólo hubiese sido eso lo que se hubiera encontrado al llegar allá.
[Normal's POV, tiempo presente]
Eren recordaba amargamente como esa navidad.
Esta maldita, jodida, hipócrita festividad, fue la que elevó más alto sus esperanzas.
Sólo para dispararle, joderla, y romperla en mil pedazos.
Cuando llegó ese fatídico día su casa, hace 5 años, Eren se encontró con la desgarradora escena que fue su madre.
Tendida en el sueño, rodeada por un charco de sangre (su propia sangre).
Muerta.
Traumatizado, Eren ese día gritó, llamando la atención de los vecinos quienes, al ver tal aterradora imagen, llamaron inmediatamente a las autoridades y a la ambulancia.
Aparentemente, o al menos según lo que dijeron los policías, su padre habría sido el perpetuador de semejante atrocidad, dándose luego a la fuga.
Todo cayó en picada luego de ese día para el castaño.
Sin más parientes que pudieran hacerse cargo del, Eren terminó en un orfanato y compartiendo con otros niños que, como él, no debieron haber perdido su inocencia siendo estos tan jóvenes.
Las cosas de su casa fueron subastadas "para que así este tuviera dinero suficiente una vez fuera mayor de edad y pudiera valerse por sí mismo".
Ni siquiera le dejaron conservar una foto de su madre.
Luego vinieron los hogares transitorios.
Parejas que, supuestamente, querían hacerse cargo de él y cuidarlo y darle un hogar.
O cerdos asquerosos que sólo buscaban el dinero que otorgaba el estado para que se hicieran cargo de él y que terminaban gastando en ellos mismos.
Golpes. Gritos. Maltratos. Durante estos 5 años Eren experimentó de todo.
O eso fue lo que creyó hasta esta gélida tarde de principios de diciembre.
Cuando a sus 15 años Eren fue víctima por primera vez de abuso sexual de parte de su tutor el colapsó.
Había sido suficiente.
Agarrando lo poco que tenía, el castaño agarró la mayor cantidad de dinero que pudo del asqueroso sujeto que intentó propasarse con él (y que ahora estaba inconsciente en el living de la casa), que a final de cuentas también era su dinero, y corrió.
Corrió y corrió y lo hizo por horas hasta colapsar en un callejón oscuro, sentado al lado de unos tarros de basura.
Al darse cuenta de la similitud de la situación de lo que aconteció hace poco más de 5 años comenzó a reír.
Era de noche ya y no había nadie por allí así que nadie le escuchó reír y gritar.
Nadie le escuchó llorar, totalmente devastado.
-¿Por qué? ¡¿POR QUÉ, MALDITA SEA?! ¡¿QUÉ FUE LO QUE HICE PARA MERECER ESTO?!-
Lloró por horas hasta que sintió sus ojos pesados e hinchados. Hasta que su garganta le ardió de tanto gritar. Hasta que sintió deseos de vomitar y tuvo mareos.
Y apoyó su cabeza en sus rodillas, sintiéndose peor que la basura contenida en el tarro a su costado.
Debido al agotamiento, Eren comenzó a perder la conciencia.
Y no le importó, sólo quería desaparecer y dejar de sufrir a causa de la vida quien gozaba burlarse de él.
Así que estando ya entre la consciencia y la inconsciencia no escuchó los pasos de alguien aproximándose a él.
No sintió la mano posándose sobre su cabeza, acariciando sus cabellos con suavidad.
-Tardé demasiado en llegar, Eren-
Ni se percató de cómo la persona quién le acababa de hablar lo tomaba en brazos llevándolo, quizás, a un lugar mejor.
Fuck fuck fuck!
Debo correr a casa de mi abuela ahora si no quiero que se arme una escena por mi culpa.
Aclaro que Levi en el flash-back tiene 18 años y Eren tiene 10. En el tiempo actual tienen 23 y 15 años, respectivamente.
¡Actualizaré más durante la noche! O.ó