HOLA! Bueno para empezar, esta no es una traducción, es original –la historia- y salió de mi mente maquiavélica y malvada. Los personajes son de Hiro Mashima-san y algunos conceptos robados de otra parte -en su mayoría algunos nombres de armas o técnicas- El fic entra con categoría T por sangre, masacres e insinuaciones sexuales.

El Rey, La Nube Escarlata, El Caballero Carmesí y La Araña.

Advertencia: La historia se desarrolla en un semi-universo-alterno, alejado de la línea temporal del manga de FT. Los personajes en su mayoría son OoC (Out of Character) además de incluir algunos OC (Original Character). Muertes de personajes en los próximos capítulos.

Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. Escribo sin lucro alguno.

"Pensamientos"

—Diálogos

-aclaraciones-

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EL REY I: Sueños de un pasado distante.

En un bosque de ubicación desconocida, donde se oía fácilmente el trinar de las aves, lleno de frondosos árboles que dan cobijo a un sinfín de animales, grandes y pequeños. En ese bosque, exuberante de vida, se habría camino un caballero, una armadura carmesí con toques negros cubría la mayoría de su cuerpo; cabello corto de un color rosa, exceptuando una parte que se extendía hasta las pantorrillas, tres trenzas se mecían dócilmente, resaltando contra la negrura de su capa. Al salir del inmenso bosque la luz del sol dio de lleno en sus ojos, cegándolo momentáneamente, sus ojos de un verde jade brillaron con intensidad. Un hermoso prado florar se extendía a cualquier lado que mirara, repentinamente alguien jaló su capa:

—¡Hola! —el susodicho, bajó la vista—; señor espadachín.

Una niña vivaracha, de ojos celestes tan claros como el cielo y cabello castaño, lo saludó con efusividad. Vestía un vestido blanco -de una sola pieza, acorde a su edad-.

—¿Qué es eso que sostienes en tus manos? —en vez de responder el saludo, prefirió cuestionar, con un tono neutro, observando algo extraño.

La pequeña, ansiosa como toda niña a su edad, no espero dos veces y mostró con orgullo el dichoso objeto. —Esta es la primera vez que hago una de estas —dudó, porque no recordaba bien el nombre— co-corona de flores.

Por unos breves segundos quedaron en silencio, mientras ella le daba pequeñas vueltas entre sus manos. —Mi mami me enseño como hacerlas —orgullosamente prosiguió—. ¿Quiere que le enseñe —finalizó con una radiante sonrisa.

Sonrió, mostrando su dentadura blanca, una sonrisa enorme. —De acuerdo, enséñame.

La niña asintió con efusividad, y se sentó con sumo cuidado de no lastimar las flores a su alrededor, dio pequeñas palmaditas a un lado, invitándolo. A pesar de llevar una pesada armadura, fue fácil sentarse, con las piernas cruzadas observó el ir y venir, las manos pequeñas cortaban con delicadeza -porque su madre le había enseñado que las flores podían revivir si se les cortaba con cuidado- y después enrollaban, hasta formar una corona del tamaño adecuado.

—Me llamo Natasha —dijo, sin dejar su labor—. Y usted señor caballero ¿Cómo se llama?

La tarea había sido finalizada, y él, sonriendo como lo haría un padre, aceptó el presente.—Mi nombre es-

—¡NATASHA!

La tranquilidad del lugar fue interrumpida por un grito, a la distancia una mujer de cabello dorado como el sol se abría camino, seguramente en busca de la pequeña.

La niña que reconoció la voz, corrió con premura a los brazos de la mujer. —Mami —saludó, extrañada por el raro comportamiento de la rubia.

—Oh mi Dios, estaba tan preocupada —dijo, en un hilo de voz—. ¡No me vuelvas a dar estos sustos!

El pelirrosa observó desde la distancia; la mujer, a pesar de estar vestida como una agricultora, era linda, talvez si hubiese nacido en la ciudad, seguramente sería toda una belleza. El pedazo de tela delgada permitía tener una idea general del cuerpo femenino: el busto de la señora, ni tan grande ni tan pequeño, perfecto para poder agarrarlos con una sola mano; abdomen delgado, pero con suficiente carne; caderas anchas que finalizaban con unas piernas esbeltas. Él sonrió, pero ahora no era una sonrisa sana, ahora estaba llena de pensamientos oscuros; la sonrisa fue algo instantánea ya que en segundos regreso a su facción estoica.

¡Detente!

—Estaba enseñándole al señor caballero como hacer coronas de flores, mami —la pequeña infante señaló al dichoso sujeto, en el momento en que la señora reparo su atención en el susodicho, las piernas le temblaron, su rostro se sofocó en una sensación desesperante. Terror. Eso sucedió en segundos, porque giró sobre sus talones y bruscamente jaló a la niña, causándole daño, pero eso no le importó. Ese hombre era la razón de su prisa, la advertencia había llegado a la aldea hace una media hora. «Monstruo» fue la palabra que se repitió en el breve discurso de un sobreviviente de la guerra. Cuánta razón.

—Mami, duele —trató de protestar la pequeña.

Pero ella hizo oído sordo al quejido de su amada hija, aumentó la marcha, estaba por dar la cuarta zancada cuando un escalofrió atravesó su cuerpo. El silbido, que hace mucho tiempo escuchó y el cual había segado la vida de su progenitor, fue una señal de que su vida se había terminado. Los recuerdos se agolparon en su mente, y temió por dejar en soledad a su niña, pero sabía que eso no duraría mucho ya que ese hombre se caracterizaba por no dejar a nadie con vida.

El desconocido sonrió abiertamente, mostrando finalmente las oscuras intenciones. —Esto será divertido, hace tiempo que no encontraba una aldea. Aproximadamente unos doscientos, a lo mucho me tomara una hora acabar con este lugar —dijo a nadie en particular. Finalmente desenvainó la espada que llevaba en la cintura.

—¡No lo hagas!

Con facilidad dio alcance a la madre y a la niña, de un corte limpio decapitó a la señora. El cuerpo perdioo toda la fuerza, y trastabilló, causando que la niña cayera también.

—Ma-mami… —la pequeña no logró gritar, no había forma alguna en la que pudiera reaccionar al ver como el cuerpo decapitado de su madre caía con un sonido seco. Era joven, demasiado inocente, un alma que no conocía la maldad del mundo. Natasha murió de la misma forma, cuando apenas las lágrimas se formaban en sus ojos.

—Ara~ ara~. No me gusta ser interrumpido. Soy el Rey de Espadas —se acercó al cuerpo sin vida de la niña y con un movimiento lento y delicado acomodó la corona de flores sobre el cabello castaño. —Sí, esta corona la debe llevar una plebeya... perfecta para ti

¡MALDITO!

Ni un sólo grito se escuchó en el pueblo, ni las aves que cantaban en el bosque fueron perturbadas, la masacre fue silenciosa y rápida, las doscientas personas incluyendo hombres, mujeres, niños -tomando en cuenta a Natasha y su madre- fueron asesinados, aunque intentaron huir y cuando no pudieron, quisieron dar pelea, no fueron una amenaza para el poder avasallador del pelirrosa.

—Vaya, una hora completa —lentamente enfundó la espada -del tipo oriental, con pequeños grabados de oro en la empuñadura negra- y con lenta parsimonia se giró y fue en ese momento en el que quedó enfrente de un espejo. En su rostro estaba impresa una expresión de paz, como si hubiese alcanzado el cielo; un cielo infernal, ya que su rostro estaba manchado de sangre ajena. Una bufanda negra atada al cuello, tan larga que llegaba hasta su espalda baja y se camuflaba con la capa negra.

—No puede ser —se dijo— aún no se terminan.

Gimió como lo haría un niño, y por primera vez tuvo miedo, miedo de acostumbrarse a ver tantas muertes, sórdidas y asquerosas. Miedo de no sentir nada, miedo de la indiferencia a la muerte. Las lágrimas escurrieron por su rostro, y mordió la almohada para acallar el grito de agonía. La primera vez que soñó con eso, gritó y maldijo al bastardo, jurando que lo encontraría y le patearía el trasero. Aún no había visto el rostro del asesino, pero cuando eso sucedió, negó y negó y negó, pero el parecido era increíble, no había lugar a duda alguna. La diferencia era que él no sabía manejar una espada, y mucho menos tenía una, ni contaba con esas elegantes armaduras.

Las noches continuaron, y frente al gremio demostró que nada pasaba, pero poco a poco su cordura se desvanecía y su rostro palidecía, si miraba un espejo, lo rompía en pedazos ya que ahí solo estaba el rostro de ese ser malévolo. Se vedó el sueño, y por dos días soportó la pelea, pero falló y cayó en la desesperación. Entrenó hasta el cansancio, igual que ayer, pensando que si estaba exhausto su mente no le jugaría una mala pasada. Pero no, más de dos mil víctimas sumaban las masacres. ¿Cómo lo sabía? Él siempre contaba a sus víctimas. Hoy era la undécima noche, y poco a poco, se estaba acostumbrando.

—¿Cuándo terminaran? Ya no soporto, me volveré loco —entonces recurrió a su mantra—. Sólo ha sido una pesadilla. Sí, solo una pesadilla —repitió, como si esas simples palabras le devolvieran el valor que se había esfumado, hace bastante tiempo.

Su respiración era errática. "Maldición". Intentó ponerse de pie, pero falló miserablemente, su cuerpo estaba débil. "¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición! ¿Cuándo fue la última vez que dormí bien?" permaneció en esa posición hasta que su cuerpo reaccionara respondiera correctamente. "Otra aldea distinta a las demás". Se puso de pie, y se dirigió al baño, necesitaba agua fría para poder despertar por completo. El espejo que debería estar ahí, yacía partido en pedazos regados por el suelo. Consecuencia de un arranque de nervios, ya que había visto su rostro manchado de sangre, esa fue la primera vez que tuvo pesadillas, no pudo conciliar el sueño y siempre que trataba de dormir volvía a soñar con masacres, cuerpos cercenados y violaciones, porque ese tipo también disfrutaba de las mujeres.

"Me alegra que Happy no este por aquí". Casualidad o destino, Happy había acordado quedarse en casa de Lissana desde hace varios días con la idea de pasar tiempo de calidad después de que ella casi falleciera en una misión de clase S. Misión que había salido mal, donde Elfman que por protegerlas se descontroló y casi la mata, por pura suerte logró regresar con vida... Y bueno, Happy, podrá ser su compañero, hijo adoptivo, pero era un boca floja, y lo que necesitaba era mantener esto en secreto… por un tiempo, ¿Cuánto? No lo sabe. Por orgullo no buscó ayuda, ya no quería la lastima de nadie. No quiso el consuelo en ese momento, y ahora menos.

"Mejor salgo a caminar… entrenaré hasta que amanezca y pueda tomar una misión". Con paso lento, pero decidido, se dirigió a la salida de su hogar, con rumbo desconocido. Se adentró en el bosque, con la sola intención de hacerse más fuerte, fuese lo que fuese, lo que le sucedía, tenía que hacerse más fuerte. Tenía ese ligero presentimiento, necesitaría fuerza para salir avante. Pero, ¿Qué clase de fuerza? ¿Física? ¿Mental? Para la primera podría entrenar por toda su vida, pero para la segunda, no tenía modo alguno de volverse fuerte.

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—¡Natsuuu! —gritó un gato volador, al mismo tiempo en que abrasaba a su querido compañero.

—Hola… Happy —saludó, sin la alegría que era común en su persona. Algo que no pasaba desapercibido para su camarada, pero prefirió no preguntar, si Natsu tenía que decir algo, lo diría con el tiempo.

—Neee, Natsu. Tomemos una misión —pidió, esperando que esta vez Natsu aceptara.

"Supongo que debo hacer algo, antes de que sigan sospechando". —Está bien, no tengo mucho que hacer.

Ya frente al tablón de misiones, rápidamente se decidió por una cualquiera, sin importarle en lo más mínimo los detalles, ya se haría cargo de eso sobre la marcha.

—Eyyy bastardo peli chicle, aun desanimado. Que marica eres-

—Mira-nee, basta. Deja en paz a Tsu-kun.

Las hermanas Strauss estaban cerca, y Mirajane no perdió la oportunidad para molestarlo, algo que Lissana no aprobaba.

—Hola Liss. Hola Mira-chan —Natsu les dio una sonrisa forzada, saludando y usando el mote que fastidiaba a la mayor. Mirajane se tronó los dedos, preparándose para molerlo a golpes, era su modo de levantarle el ánimo.

—Nee Tsu-kun, vas de misión —habló para prevenir una pelea entre Natsu y Mirajane—. ¿Cuál es? —en su voz se notaba algo de temor ya que aún el trauma causado por la última misión hacia mella en su corazón. Sólo pensar que a Natsu le pasara lo mismo, la hacía temblar.

Natsu se sintió mal, e hizo lo mejor posible para sonreír como siempre lo había hecho. —Liss —lentamente y con cuidado para no lastimarla, ya que ella aún tiene vendajes, le revolvió el cabello tan blanco como la nieve—. No me pasara nada, soy muy, muy, muy fuerte.

Dio un breve vistazo al papel en su mano, y señaló los detalles: —Solamente es una misión para entregar un paquete, nada complicado. Regresare hoy por la tarde —suavemente la tomó por la barbilla, acercó sus labios lentamente, ella se sonrojó esperando con ansiedad, pero él con cuidado le colocó un beso en la frente; ya en ese momento la albina estaba emanando vapor y la mayor, sonrojada ligeramente.

"Ese bastardo, lo hace sin querer¡Imperdonable!" pensó Mirajane. Haciendo una mueca de disgusto. —¡Hey! Maldito deja en paz a mi hermana —con esas palabras le propinó una patada que mando a volar al pelirrosado a una mesa cercana.

Todo lo anterior era observado detalladamente por Erza, una ligera sonrisa adorno su rostro, se alegraba de corazón que Natsu no siguiera tan deprimido, pero algo, muy en lo profundo de su corazón, le molestaba verlo coquetear naturalmente con Lissana. Pero a ese derecho había renunciado hace algún tiempo… Fue sacada de sus pensamientos cuando Siegran Fernández se sentó a su lado. Olvidó el asunto del pelirrosa y sonrió con tanta dulzura a su nuevo compañero, que algunos estaban celosos, porque esa sonrisa era sólo para Siegran.

—Joder Mirajane eso me ha dolido, quién demonios te crees para golpearme, así como así, de la nada —le encaró, molestó ya que no había hecho algo para ameritarse ese golpe.

—Q-q-que dices, tú tienes la culpa —murmuró algo cohibida por el casi nulo espacio entre ellos.

—Tsk. Vámonos Happy, que quiero regresar a tiempo antes de que anochezca —se alejó de la albina mayor, llamando a su querido compañero. Ahora con un ánimo distinto, talvez el golpe había funcionado.

—Adiós Lissana, ya volvemos —se despidió, alejándose de los brazos de su madre.

—Bye bye Liss… —quedó mudo, logró observar cómo la pelirroja se besaba dulcemente con ese bastardo. Se retiró sin decir más. Con el corazón en la mano, hecho añicos, pero ella no tenía la culpa. "Después de todo, el único culpable soy yo…por haberme enamorado". Finalmente salió por la puerta, las hermanas peliblancas vieron con tristeza como el ánimo de Natsu se venía abajo.

—Ese imbécil debería superarla —fueron el pensamiento de ambas mujeres, pensamiento hecho palabras por La Demonio.

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Por un frondoso bosque, se abre camino un paraje de viajeros, sobre una carreta se encuentra agonizante el Dragón Slayer y su fiel Exceed azul -estos dos sin saber nada sobre los Exceed-. Con rumbo a la ciudad de Turin, la misión consistía en la entrega de un cargamento de alimentos al orfanato de dicha ciudad. Algo sencillo si se toma en cuenta que es uno de los magos de renombre en Fairy Tail, pero su debilidad principal al transporte hacia mella en su estado físico, por lo que se encuentra incapaz de ver el panorama a su alrededor. Un bosque lleno de frondosos árboles, los mismos que brindan cobijo a miles de animales, grandes y pequeños, lindos o peligrosos. Natsu no es capaz de poder ver que el camino que atraviesa un pueblo en ruinas -muy antiguas- de lo cual solo destaca una pradera de hermosas flores.

Finalmente atravesaron el bosque y las ruinas de una antigua aldea. Sin que Natsu se percatara de ese pradera.

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Turin una ciudad próspera, debido a su cercanía al puerto principal del reino de Fiore. Con edificios altos y hermosos, adornados de colores exuberantes. Pero no todo es miel sobre hojuelas, no para los barrios más pobres, que sobreviven a duras penas, con solo la comida de hoy, porque dudan de que llegue un mañana.

—Gracias joven —hizo una reverencia—. Muchísimas gracias, sin su ayuda la cena de esta noche no hubiese sido posible —añadió con agradecimiento profundo. La persona en cuestión es un anciano que no ha de superar los setenta años, pero debido al trabajo duro y arduo se nota más matado. Detrás de él se puede apreciar a varios niños, ojos audaces, notan que son quince pequeños, de varias edades. Desnutridos y con harapos como vestidos.

—No hay de que abuelo —se rascó la nuca con algo de pena—. Con referente a la recompensa —antes de terminar fue interrumpido.

—Sí, lo sé… —procedió a sacar unas cuantas monedas—. Espero esto sea suficiente.

—No, no lo es… —tomó el dinero y lo contó rápidamente. No era demasiado, así que fue sumamente sencillo contarlo—. Con esto no alcanza para alimentar a tantos pequeños.

Sonrió con amabilidad, su ánimo había mejorado; a pesar de que odiaba los transportes, estos se habían vuelto su refugio. Devolvió el dinero y decidió marcharse. —Vámonos Happy —el gato escuchó el llamado de su padre y dejó de jugar con los infantes.

Envolviéndose en llamas, se alzó en el aire y marchó a gran velocidad con destino desconocido. Happy lo alcanzó rápidamente.

—Nee, Natsu ¿Qué piensas hacer?

—Happy dime donde se encuentra el rio más cercano.

Al pequeño gato le resbaló una pequeña gota por la sien derecha. —Natsu es en dirección contraria —dijo con burla.

—¡Ahhh joder! —Con una maniobra en medio del aire, giró en busca de un lugar para pescar, con la intención de proveer al orfanato de algo distinto a pan de centeno.

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De regreso al gremio…

—Jeje Natsu~ —llamó el gato, haciendo una pausa para digerir el pescado—. Realmente eres alguien increíble~ ve que pescar tanto para ellos —tragó el ultimo bocado—. El abuelito lloró de alegría, pensé que nunca terminaría de darte las gracias.

—Happy, somos magos de Fairy Tail, debemos hacer el bien y ayudar a aquellos que lo necesitan. Además, sabes… me he tranquilizado-

—¿Tranquilizado? —Happy hizo una pose de estar haciendo memoria—. Ya veo, entonces ¿la has superado? —preguntó, después de comprender a lo que se refería el pelirrosa, con un poco de preocupación por la respuesta.

Natsu ladeo la cabeza confundido, con las constantes pesadillas, había olvidado el dia que destrozaron su corazón. Inevitablemente recordó. —Happy —respiró profundo—fue culpa mía, yo-

—No sabias que hacer, Natsu, fue culpa de los dos —la mirada desaprobatoria de Natsu lo hizo callarse unos segundos, pero se armó de valor, ya era hora de que alguien hablara seriamente con Natsu—. Ambos son muy densos para el tema amoroso, tú con tus intentos por acercarte a ella, que siempre terminaban en una pelea. Y ella, por no darse cuenta, casi todos los del gremio, lo sabíamos Natsu —finalizó viendo con tristeza a su amigo. "Aunque nunca me espere que ella tuviera pareja".

—Yo-yo solo quería protegerla, demostrarle que con mi fuerza sería capaz de cuidarla —cayó de rodillas—, pero realmente me equivoque, para llegar al corazón de una mujer. Es algo que no se hace a la fuerza… que estúpido fui…—se lamentó mientras Happy le daba palmaditas de consuelo. Había sacado la tristeza que llevaba en el alma, dejando de un lado las pesadillas.

—Yo- yo- yo realmente la… ¡AMOOOOO! —gritó con el corazón en la mano, sin importarle si alguien lo escuchaba, sólo la tranquilidad del bosque y su fiel amigo eran sus confidentes. Happy se quedó de pie al lado de su compañero, debía dejar que se desahogara, ya había pasado algún tiempo desde ese trágico día.

Rabió, lloró, maldijo su suerte, maldijo todo lo que se le vino a la mente, su propia estupidez, y a ella… a ella no la maldijo… no era capaz de semejante cosa. Maldiciones que murieron en el silencio del bosque, ese mismo bosque de sus pesadillas. Ya era de noche, el tiempo había pasado sin que ambos se dieran cuenta, no estaban lejos de casa, a unas horas.

—Happy… vamos a casa… —Natsu debido al insomnio de las noches anteriores y lo desquebrajado que se encontraba, quedo dormido profundamente, haberse liberado de ese dolor, le dio la paz que requería.

—Sí, Natsu. Es suficiente por hoy —le tomó por la chaqueta y echo a volar. Con la esperanza de que su amigo volviera a ser el mismo de antes.

Nuevamente pasaron por la misma pradera, bella y majestuosa sin que Natsu se diera cuenta de que ese lugar era testigo silencioso de uno de sus temores.

Durmió, durmió como no lo había hecho en días, realmente había sido agotador el viaje, de una u otra manera. Las pesadillas no se hicieron presentes… y durmió tranquilamente. Aunque el pequeño gato se encontraba más agotado de lo debido. Cobijó a su amigo y padre, y durmió tranquilo a su lado.

FIN DEL CAPITULO

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Hola, NéstorIn les saluda. Bueno esta es mi primera historia, vaya quien lo iba a pensar. Al final me anime a escribir, ya que varios pedían que hiciera algo por mi propia cuenta, y lo pensé durante un largo tiempo. Como se pudo ver, Natsu tiene pesadillas que lo aterran. Pesadillas que empezaron no hace mucho tiempo, sip, también este Natsu es un poco diferente al canon. Y perdón por aquellos que les gusta el emparejamiento de Erza y Natsu, wow sí que le puse drama. Sigo pensando si ellos deben estar juntos en esta historia o no. Y con respecto a la familia Strauss: Bueno Lissana sobrevivió a la misión así que no partió a Edoras. Por lo que Mirajane sigue manteniendo la personalidad de Demonio. Bueno con lo tierna que es Lissana, ahhh realmente pensé mucho que forma debía darle a ella. Y quedo así.

Regresando al emparejamiento, aún no me decido si debe ser un Natsu y Erza; Natsu y las hermanas Strauss o dejar sin pareja al prota principal. [En este momento ya escribí el capítulo 2, que es mucho más extenso que este, y sé que algunos me mataran por lo que escribí, espérenlo con ansias]. Puede que en el tercer capítulo postee una escena sexual muy explícita.

Con respecto a las pesadillas, bueno el título del capítulo dice mucho, y aún es algo pronto para que Natsu se dé cuenta de la realidad de las mismas. Las ruinas de la aldea sin nombre son de mucho tiempo atrás. ¿Cuánto tiempo? Eso lo dejare a la imaginación de ustedes -yo ya lo pensé-.

Cualquier duda o reclamo, responderé los review en el siguiente capítulo, puede que aparezcan algunas lagunas, pero todo tiene explicación, no soy del tipo que se salta bardas, así como así.

Agradezco a varias personas por los ánimos que me dan y fue así que me decidí a escribir:

A GeovanyKuroi: ese desgraciado es mi editor, y mi hermano. Así que… viejo gracias por apoyarme con esta historia.

A Lcsalamandra: Me insistió hace algún tiempo que escribiera… y ¿Qué opinas de mi primer proyecto?

A miguelpuentesdejesus (tu Nick es muy extenso, acórtalo): Siempre deja review en mis traducciones y también cuento con su apoyo… Espero seguir contando con tu apoyo.

Y a varios fictioner más, que por el momento se me han ido de la mente, pero sé que por ahí están.

IMPORTANTE

A favor de la Campaña 'Con voz y voto'. Un favorito no expresa en ningún modo lo mucho que te puede gustar una historia.

Creo que para el autor siempre es satisfactorio leer las apreciaciones de la gente que lee uno de sus escritos. No los estoy exigiendo, para nada, pero no cuesta más de un minuto (creo), dejar un comentario sobre que te pareció. Esto no sólo nos motiva, sino que nos ayuda a mejorar cuando nos hacen ver en que fallamos para no volver a cometer el mismo error; siempre con el respeto y la buena onda que esto implica.