Hubo una vez dos chicos que desearon ser el otro... pero el mundo sintió su deseo.

-Capítulo final-

-Llevamos horas caminando y no hay pista de Sasuke ni Naruto.

La voz de Jiraiya fue lejana pero a todos les llegó el mensaje, uno con sabor a desolación.

-Parece que todo está en nuestra contra. Primero que el cielo haya oscurecido como si ya fuera de noche y lo otro es que Sakura no da señales de vida- dijo Konan.

-Ella está viva- Tsunade dirigía aquel grupo yendo hasta el frente- todos estos retos son chiquilladas, aunque con seguridad puedo decir que se avecina un reto grande. Estén atentos.

-Hemos buscado literalmente por cielo mar y tierra y no hay rastro de mi nieto.

-Debemos hacer algo urgente- sugirió Itachi- no podemos seguir buscando en medio de una montaña sin los recursos suficientes.

-Itachi- regañó Konan- sé más prudente, ¿acaso quieres que vengamos con equipos de exploración y con comida para un picnic?

-Esperen- Hinata no dejaba de tener aquella cara deprimida desde que se dio cuenta de que su mejor amiga no despertaba. La desesperación se hizo presente en ella y quiso hacer retroceder el tiempo, sus amigos estaban en peligro. Puede que Sasuke fuera un tipo extraño pero lo consideraba un amigo- he escuchado algo...

Todos voltearon a verla, sus ojos se iluminaron al pensar que se podría tratar de un milagro. Por que eso era lo que necesitaban, los medios físicos ya no ayudaban y que decir de sus celulares descargados.

-¡Ya lo he oído!- dijo Tsunade- viene de esa cueva.

Se miraron entre sí con esperanza.

Naruto se encontraba tendido en el piso, no tenía noción del tiempo ni que había pasado. Incluso sus sentidos se habían apagado y pasó de sentir el dolor a nada.

Sus ojos se posaron a la luz, la entrada de la cueva. No sabía cuando tiempo tenía de vida y por más que quería luchar sus fuerzas lo abandonaron.

Después de escapar de Kabuto, se dio cuenta que no llevó consigo ninguna de sus ropas y peor aún la hemorragia que tenía en sus piernas no cesó hasta muchas horas después.

Tosió con fuerza, sus pulmones dolían, como si hubiese aspirado polvo y tierra. Cerró sus ojos lentamente, ya había perdido toda esperanza. Pero lo que le satisfacía es que no pudieron tocar el cuerpo de su mejor amigo, o por lo menos no del todo.

-¡Ahí!-

Hinata corrió hacia la mata de cabello negro. Puede que no fuera el cabello original de él, pero...

-¡Naruto!

Sus ojos se llenaron de lágrimas, volteó a ver a Tsunade y esta sintió como su corazón se encogía al verlo en tal estado.

-¡Vive! ¡Por favor! Yo...yo...

-Estará bien- dijo Jiraiya seguro de sí mismo- ha sido un simple desmayo.

-Pero...

-Finalmente te encontramos, mocoso- Tsunade acarició su cabello- es cuestión de tiempo para encontrar a Sasuke y acabar con todo esto.

-¿Cómo los enfrentaremos?- Konan había estado aislada de la conversación y no pudo evitar sentir alegría por tener una pista- Kabuto no es un hombre que debamos tener a la ligera, y por Madara ese viejo no es mucho problema.

-El asunto aquí es que Kabuto ya no es humano- dijo Tsunade- ha experimentado con su cuerpo ocasionando modificar toda su estructura, en conclusión nos estamos enfrentando a un monstruo.

-Toda persona tiene su punto débil aun si se trata de un monstruo serpiente- Itachi observaba la débil luz que emanaba la entrada de la cueva- estoy casi seguro que Kabuto tiene a mi hermano.

-¿Cómo estás tan seguro?- preguntó Jiraiya con curiosidad- puede ser una probabilidad pero hablas como si estuvieras muy seguro de ello.

Itachi asintió y no dio una respuesta. Para él eso no era necesario, desde la muerte de sus padres todo se había tornado gris y su vida se convirtió en un infierno al tener que dejar a su pequeño hermano menor, lo quería y era lo único que tenía en su vida.

Lloró muchas veces en silencio deseando salir de todo ese problema, hubiera deseado ser más valiente y haber afrontado las cosas de otra manera. No dejaba de soñar con aquella vida perfecta que hubiera tenido si sus padres aún estuvieran en el mundo de los vivos, un mundo con ellos... y siempre pensaba en Sasuke sin importar qué, cada año que pasaba de su cumpleaños, todas las travesuras que hacían y como lo apoyaba en sus clases. Le reconfortaba saber que antes de su partida su hermano había conocido a un chico rubio, cuyo nombre era Naruto. Era inquietante ya que su abuelo odiaba con todo su ser a la familia Uzumaki, en aquel entonces no supo por qué. Creyó que quizá fue una discrepancia de muchos años atrás pero eran meras suposiciones.

-Faltan dos horas- Tsunade levantó sus dedos- Jiraiya, llévate el cuerpo de Sasuke no debemos separarnos.

-Tsunade...- dijo Hinata- he sentido que algo nos mira pero no sé que sea, y también este lugar me da miedo.

-No es momento para el miedo- dijo con severidad- debemos...

-Vaya, vaya alguien ha llegado antes.

Todos voltearon para saber el origen de esa voz.

Una sombra de una persona apareció. No podía verse su rostro ni mucho menos, una capa negra lo cubría.

-¿Kabuto?- murmuró Hinata más para sí misma que para alguien más.

-Ese chico tiene agallas mira que desconectarse...

El recordaba perfectamente ese día, y no pudo evitar sentir una furia inmensa al haber fracasado. Se suponía que no debía moverse, el chico quedaría paralizado. Eso debería haber pasado, pero no contó con que literal se moviera a tal punto de provocarse un daño físico terrible. En ese momento Kabuto estaba llevando la última fase de su transformación, experimentando por última vez con su cuerpo. En condiciones normales no lo soportaría, un humano normal no aguantaría el poder del kyubi, sus órganos internos colapsarían y moriría al instante. Pero se trataba de Kabuto Yakushi, un ser que éticamente no conocía nada y que se había provocado múltiples deformaciones en todo su cuerpo. Su apariencia no era como la de antaño, ahora su piel era grisácea, y poseía una velocidad increíble. Era pura escama y poseía una flexibilidad envidiable, su cabello se tornó blanco y los dientes ahora tenían una forma filosa. De hecho, ya no necesitaba sus lentes, aquellos lentes redondos que solía usar desde que tenía uso de razón pero consideraba que era lo único humano que le quedaba de su apariencia, así que no importaba si se los quitaba o no. Los usaría para conservar la poca esencia que todavía poseía.

Y ya no le importaba Madara Uchiha, al final lo controlaría de alguna manera. Le había decepcionado que los ojos de aquel Uchiha no fueran tan poderosos como los de Sasuke. No le servirían ya que era un aciano, en cambio Sasuke era joven y sus ojos eran perfectos para sus planes. Una vez que el mundo cayera en el bucle de sueños infinito podría conseguirlo, desearía tener la fórmula de la eternidad, ser eterno fue un sueño que su maestro le inculcó con fervor y en honor a su muerte Kabuto lo vengaría. Sería el Dios del mundo, un ser eterno, su reinado jamás acabaría y menos por un mortal porque él los manejaría.

Rió divertidamente al ver la cara de todos los que estaban en aquella cueva, debió ser más listo como para darse cuenta que el cuerpo de Sasuke no debía haber salido de la Isla. Y que sobre todas las cosas los demás eran un estorbo, una pérdida de tiempo en sus planes.

Aunque debía ser honesto y reconocer que se había divertido mucho al hacerle eso a la chica de cabellos rosas, cuyo nombre no recordaba y no le interesaba en lo absoluto. La chiquilla estaba siendo cargada por Itachi y eso le causaba mucha más gracia. Fue sencillo hacerla entrar en ese sueño, y eso debido a Sasuke.

El Uchiha muy en sus adentros quería protegerla y Kabuto lo descubrió al principio creyó que eso no era relevante pero después le cayó el veinte de que Sasuke era un ser frío y egoísta, así como todos los Uchiha que había conocido. ¿Por qué no hacerlo sufrir un poco? Bastaba con tener a la chica a sus pies y hundirla en ese sueño, se metió a la mente de Sasuke mediante un jutsu prohibido después de haberle propiciado un golpe en la nuca. Entró a su mundo interno y se conectó al de Sakura, algo que le fue muy conveniente, en sus sueños los dos estaban pensando en el uno para el otro.

Y ahora ella seguía dormida... sin dar señales de despertar.

-Cooperen y les doy mi palabra de salvarla- dijo después de estar en un silencio- ¿qué dicen?

-¿¡Qué le has hecho a Sakura!?- Tsunade se iba a acercar a él pero fue detenida por una de las manos de Jiraiya.

-Contrólate- susurró- no es un hombre de fiar.

-Soy el único que puede hacer que ella despierte, no querrán que se lastime ¿o si? De cualquier manera, no pueden evitar lo inevitable.

-Estás enfermo, no podrás hacerlo- dijo Itachi- y a todo esto ¿dónde esta Madara?

-Ah, ya me he encargado de él- dijo restándole importancia- ¿pueden darme el cuerpo de Sasuke? No quiero ser groseros pero me están haciendo perder el tiempo.

-¿Qué carajo le hiciste a mi abuelo?- Itachi dejo a Sakura en el suelo y se abalanzó contra Kabuto, pero su sorpresa fue mayor cuando este se escabulló a gran velocidad.

-¿Qué fue eso?- Hinata abrió sus ojos asustada- ¿cómo pudo desaparecer tan de pronto?

-Ese cabrón...-

-No es momento de juegos, es ahora o nunca. Me preocupa la situación de Sakura, y evidentemente la de los demás.

-Mis amigos...-Hinata miró el cuerpo de Sasuke en el piso le era difícil esa situación, todo el tiempo se sentía una carga y ahora al verlos de esa manera no favorecía en lo absoluto.

-Pongan el cuerpo de Sasuke en el suelo y salgan. Yo me encargaré de la chica de cabello rosa. Lo prometo.

Todos escucharon aquella voz proveniente de algún lugar, sonaba lejana y hasta cierto punto tenebrosa.

-No, no podemos hacer eso- dijo Tsunade al punto de la desesperación- sería entregarlos en bandeja de plata.

-¿Cuál es la debilidad de una serpiente?- preguntó Itachi al ver que todos estaban perdiendo las fuerzas.

-No hay tiempo para pensar en ello porque acá viene.

Una gran detonación los alertó a todos. Algo semejante a un terremoto apareció.

-Asumiré que no cooperarán.

-¡Naruto!

Hinata corrió con toda velocidad para empujar su cuerpo a otro lado, sin embargo...

Un caparazón de color morado salió de su cuerpo, semejante a un espectro de luz.

-¿Qué?- dijo Kabuto mientras seguía lanzando ataques a la cueva.

-Sigo en pie, ¡de veras!

-¡Naruto!- Hinata se acercó a él y observó para su sorpresa que todas sus heridas estaban sanadas. Ahora se le veía mejor que nunca, y eso era algo increíble.

-Eso... eso es el Susano- Tsunade veía maravillada la escena- en tiempos ninjas los que eran del clan Uchiha podían hacer eso para protegerse y también podían sanar sus heridas.

-Eso quiere decir que yo también puedo- dijo Itachi con una sonrisa- ¡puedo usar ese poder!

-Tranquilo Itachi, no es algo que se deba tomar a la ligera... pero puede que tú lo puedas usar en estas circunstancias, asumo que jamás lo has utilizado así que tu cuerpo puede experimentar cambios. No sé las consecuencias debido a que es la primera vez que veo al Susano de cerca.

-Yo me encargaré de Kabuto, ustedes vayan a buscar a Sasuke. Después Tsunade procederás al ritual.

-No es tan sencillo, pero lo intentaremos- dijo Jiraiya desde atrás- estoy seguro que ese sujeto usó de pretexto la condición de Sakura para hacernos caer en esa trampa. Debemos ser más sensatos.

-Me quedaré con Naruto- insistió Hinata.

-Es peligroso- contestó él- vete con los demás.

-¡No puedo!

-Hinata... si algo te pasara no sería capaz de soportarlo. Mira en qué estado se encuentra Sakura y lo he escuchado todo y sé que Sasuke no está aquí.

Naruto a pesar de estar inconsciente durante esos minutos había escuchado toda la conversación que se desarrollaba entre los demás. También fue testigo de la presencia de Kabuto y podía poner las manos al fuego y perjurar que Madara no estaba acabado, pero contaba con la suerte de que por lo menos Madara era un mortal. Desquiciado y maléfico pero humano, y todo lo humano podía ser eliminado de una manera u otra. Así como él fue el ocasionante de la muerte de sus padres y de los de Sasuke, lo haría pagar por igual con su vida. Mas era una imprudencia ponerse a pensar en una venganza ficticia en ese momento ya que Kabuto no bajaba la guardia en ningún momento y en los ojos de aquella serpiente medio humana se podía observar la rabia, rabia de alguien que ve sus planes caer por la borda. Era la última oportunidad que tenían para acabar con él y sus fechorías. También sería el día en que Akatsuki caería después de tantos años en la oscuridad, ya nunca más pasaría lo que sucedió años atrás, personas inocentes asesinadas por un grupo criminal cuyo único beneficio fue el dinero y el poder. Enloquecidos y trastornados.

Hinata terminó asintiendo y caminó con pasos lentos hacia los demás. Itachi se posicionó junto a Naruto, sabían que no sería fácil derrotar a esa serpiente, pero lo harían.

Porque de otra manera, el mundo caería en la desgracia.

Jiraiya cargó a Sakura y los demás lo siguieron, la cueva tenía una salida aunque esta estaba parcialmente destruida por los golpes que Kabuto había provocado, una manera cobarde de intimidarlos. Tsunade corría y saltaba a través de las rocas en busca de una señal, solamente quedaba media hora.

-¿Cómo fue que llegamos a este punto?- preguntó en voz alta- cuando esos mocosos pidieron el deseo no creí que las cosas se tornaran tan complicadas, tan peligrosas.

-Ni yo mismo lo sé Tsunade, tampoco creí que los secretos del pasado se fueran a revelar en esta semana. Pero algo es seguro, las cosas suceden por algo.

-¡Jiraiya!- dijo Hinata- la piel de Sakura... su cuello se está tornando morado.

-¿Qué?- preguntó el hombre ensimismado, observó el cuello de la chica y confirmó lo que había dicho Hinata.

-¿Qué es esto Tsunade?

-Es como si... espera ¡se está ahogando!


El aire no llegaba a sus pulmones.

El cielo estaba de un color extrañamente rojo, un rojo quemado y cenizo. Sakura trato de mantenerse en pie, pero la atmosfera quemaba su interior, era como estar hundiéndose en el agua sin estar en ella.

Desde que estuvo en el templo, supuso que algo no andaba bien con Sasuke, y eso era por su actitud además había visto en él algo que no era como él. Una sensación que le decía que estaba siendo engañada, pero sus emociones se habían vuelto un mar de confusión con sus declaraciones porque muy, muy en el fondo deseaba que todo lo que le decía fuera realidad. Casarse con él sonaba bien, jodidamente bien. Pero debía ser honesta, en ese momento de su vida no tenía cabeza como para pensar en algo. Lo amaba desde que eran niños, sí. Sin embargo no estaba preparada para dar un paso de esa magnitud. Le tardo mucho tiempo darse cuenta que estaba en un sueño, pero un sueño del que no podía despertar. Ya había intentado pellizcarse para despertar y decirle a Tsunade que Kabuto estaba mucho más loco que nunca, sin embargo cada que trataba de auto lesionarse para despertar de su cuerpo original dañaba su cuerpo y le dolía. Dolía tanto que parecía real.

Cuando aquel hombre le dijo que le mostraría el mundo no pensó que fuera ser así.

Los edificios estaban derrumbados, y el suelo no era un verde pastizal... era pura arena. El sol quemaba y el aire comenzaba a faltarle. Pero eso no era todo, sino que una persona se acercó a ella y de la nada comenzó a ahorcarla. Ella ya había sabido que la gente podía volverse loca, y no es que lo hiciera intencionalmente pero aquella persona estaba trastornada. ¿Y quién no lo estaría en ese mundo? Pero ya no tenía fuerzas de quitar a esa persona y empujarlo.

El aire no llegaba...

De repente su visión se nubló y sintió su cuerpo caer, la tierra estaba caliente y quemaba realmente.

-¡Sakura! ¡Sakura!

La voz apenas llegaba a sus oídos. Mas no quería ilusionarse nuevamente, ya había oído voces en su mente, en unas era Tsunade rogándole que despertará y en otras era Sasuke pidiéndole ayuda. Mas terminó pensando que ella ya se estaba volviendo loca en aquel mundo, mundo que Kabuto había creado y le aterraba la mera idea de que eso pasara si no lograban recuperar los cuerpos de sus amigos.

-Sasuke...-murmuró ella en un hilo de voz. Su garganta estaba seca y dolía.

Sasuke la miró con un brillo en sus ojos. Por fin la había encontrado.

-No debiste dormir...-

-Me falta el aire

-Kabuto no logró acabar con mi abuelo, sin embargo él...

La voz de Sasuke cesó. Era cierto, odiaba a su abuelo con toda el alma. Pero a final de cuentas era su sangre y eso nadie lo podía cambiar. Su abuelo le dijo unas últimas palabras, no se arrepintió de nada después de todo.

-Yo sabía que Kabuto estaba traicionándome, y como era de esperar me metió en este mundo al igual que ustedes, yo moriré el aire me hace falta pero tú eres joven y estoy seguro que lo soportarás. Hay una manera de salir de aquí...escucha con atención.

-Resiste Sakura- la levantó entre sus brazos. Pero los labios de ella ya se estaban tornando azules- vamos, no te duermas, debes vivir un poco más... por favor.

Y sí, se sorprendió al utilizar esa palabra "por favor" era algo que no solía usar.

Sasuke poseía su cuerpo, sus manos y sobre todo sus ojos. Concentró toda la energía en ellos y recordó las palabras de su abuelo

"Es un simple jutsu, en el mundo ninja le llamaban genjutsu. Ocupa tu Sharingan"


-Sus labios están azules- dijo con preocupación Konan- está muy mal sus latidos se están haciendo cada vez más débiles.

-Sakura, aguanta un poco más, Tsunade y Jiraiya fueron a buscar a Sasuke, resiste.

-Hi...hinata.

De repente, el aire llegó a sus pulmones. Tosió apresuradamente y Hinata empezó a darle leves golpes en la espalda. Sakura sentía esa ansiedad de seguir hundiéndose sin poder hacer algo, era desesperante y doloroso.

-¡Hinata!- su voz era ronca, la garganta solía- ¿Dónde estamos?

-Has estado dormida todo el tiempo, estamos...

-Estamos en una montaña. Cerca del templo de la Luna.

-¡Sasuke! ¡Sasuke se encuentra ahí!

-¿Qué dices?- preguntó Konan ayudándola a ponerse de pie.

-Sasuke está vivo, lo último que vi es que sus ojos se tornaron rojos y gracias a ello logramos escapar de esos sueños. Era horrible, el mundo estaba hecho un caos, los edificios estaban destruidos y las personas estaban trastornadas. ¡Vamos con él!

-Tsunade y Jiraiya fueron a buscarlo, pero...- Hinata miró al suelo- en este momento Naruto e Itachi se están enfrentando a Kabuto, este lugar no es seguro Sakura.

-¡Debemos rescatarlo!

-¿Puedes caminar?

-Estoy bien, solamente algo mareada pero bien. Puedo hacerlo.

Las tres chicas comenzaron a correr a través de la montaña, ya podían sentir lo cerca que estaban del paradero de Sasuke.

-¡Miren! ¡Es una luz verde!


-¡Quedan diez minutos!- gritó desesperada Tsunade- ¡Sakura! Me da mucha alegría verte pero en estas circunstancias no hay tiempo, tenemos que tener el cuerpo de Sasuke.

-¿Por qué esta inconsciente?

-Debió gastar mucho el poder ocular de sus ojos, fueron muy afortunados de salir de un genjutsu.

-¡Estoy listo!- gritó Naruto desde lejos- ¡es hora de la acción!

-¿Qué está pasando aquí?- Konan lo miró preocupada- ¿cómo esta Itachi?

-Ellos siguen peleando, es cuestión de minutos para que Kabuto llegue hasta acá, apresúrate Tsunade.

-Por más que quisiera, tenemos que esperar cuatro minutos más, cuando eso suceda comenzaré el ritual.

-Tenemos que planear algo contra Kabuto, seguramente impedirá a toda costa que se lleve a cabo. Pero también debemos proteger a Tsunade sería muy peligroso que ella se viera interrumpida en el ritual.

-Vamos, acuéstate sobre el pasto esto será muy sencillo. Ha decir verdad las cosas se complicaron de manera ridícula.

-¿Qué fue ese ruido?-

-Una explosión...

-¡Vamos abuela!- lloriqueó Naruto- apresúrate.

Tsunade comenzó a recitar algunas palabras y sus manos se tornaron verdes, un olor a menta los cubrió a todos. Puso su mano derecha en Naruto y su mano izquierda en Sasuke.

-¡Ritual de sueños, disípate!

Para sorpresa de todos, el estomago del cuerpo de Naruto comenzó a emanar una luz naranja algo semejante a las llamadas.

-Kyubi quiere salir...- dijo Tsunade entre dientes- no permitan que Kabuto se acerque.

-¡Ah!


-¿Tsunade?- Jiraiya miró al cielo, su cuerpo le dolía. No tenía muchos recuerdos, simplemente sintió como una fuerza sobre humana los separó de un momento a otro. Desesperado se levantó y se encontró con ruinas. Lo que había sido el templo estaba ahora destruido pero para su tranquilidad la rubia estaba tendida en el piso sin ninguna herida superficial aparente.

-¡Itachi!- Konan corrió hacia él, tenía su camisa destruida y sus ojos sangraban -¿qué ha ocurrido?

Cayó tendido al suelo, por fin todo había terminado... aunque eso seguramente le iba a costar su vista.

-¡Tú no saldrás vivo de esta!- le había dicho Kabuto en otro arranque de ira, la serpiente comenzó a destruir la cueva con rapidez- prefiero morir y que ustedes vengan conmigo.

-Naruto- dijo Itachi- debes irte con Tsunade, falta muy poco para el ritual.

-¿Estás loco? Estamos unidos en esto, si no usamos los dos susanos estaremos perdidos.

-¡Ni hablar! Para que el ritual se lleve a cabo se necesitan los dos cuerpos, si no estás presente te quedarás para siempre. No te preocupes por mí, esto es algo que debo afrontar. Algo que debí hacer hace mucho tiempo. Mi cobardía no me lo permitió, así que por favor, vete.

Naruto se había ido, pero Kabuto se escabulló.

-¡No!

Itachi tuvo que hacer uso de una velocidad que creía imposible poseer y mandó a la serpiente lejos. Y recordó las lecciones que solía tener en la escuela. Una serpiente debía ser destruida desde la cabeza.

Su Susanoo traía consigo un arma, una espada larga. Miró a Kabuto y este comenzó a chasquear la lengua.

-Para ser un simple humano no lo haces mal, pero estás muy lejos de superarme.

-No permitiré que toques a mi hermano

-En la organización siempre creí que tenías grandes ideales y toda la cosa. Nada mal para un chiquillo como tú, pero con el tiempo me di cuenta que tenías un alma débil. Y que llegaría el día en que serías capaz de traicionarnos, me costó trabajo creerlo pero finalmente tu verdadera faceta se reveló, Itachi

-Déjate de palabras. Este será tú último día y con ello toda la organización.

-¿Ah sí? Y dime... ¿qué hay de ti y Konan? No son blancas palomas después de todo, ustedes ayudaron a vender la droga y hacer negocios turbios en Oriente. Eso es un delito Itachi, deberías dejar de dar sermones por qué no eres quien.

-Tampoco es como si tú tuvieras una gran moral, Kabuto.

Itachi lo sabía, su plan de ganar tiempo estaba funcionando. Era cuestión de agarrarlo desprevenido y dar su golpe final. Cortaría su cabeza y con ello terminaría con aquella serpiente.

-Es hora de que te despidas de este mundo- dijo Itachi dando un gran salto.

Kabuto gruñó y se abalanzó sobre él mordiendo su hombro mas no contó con que Itachi sacaría una gran katana.

"SSSSSSSS"

Un siseó llegó hasta sus oídos. Itachi hizo uso de sus últimas fuerzas. Sabía que posiblemente para él fuera el último momento de su vida, pero prefería morir a vivir con la incertidumbre de ver un mundo decadente.

-¿Qué me has hecho?- preguntó Kabuto tosiendo sangre- ¿qué fue todo?

-Fui incapaz de cortarte toda la cabeza pero estará bien así. Los seres humanos perdemos el control y tú fuiste uno de ellos. Pudiste ser un gran científico y ayudar a la humanidad pero decidiste estar del otro lado, Kabuto. Esto se ha acabado.

-Entiendo...este es el fin...

Itachi sintió una opresión el pecho. El efecto del Susano terminó y dejó caer la katana. Sus ojos comenzaron a palparle, como si quisieran salir de su rostro. Comenzó a caminar en zigzag al mismo tiempo que todo se oscurecía...


-¿Cómo está?- Konan se encontraba en una sala sentada. No tenía noción del tiempo ni mucho menos. Eso era irrelevante, lo que verdaderamente le importaba estaba ahí adentro.

-No hay mucho que decir, desafortunadamente ha perdido la visión.

-¿Qué?

-Lo siento- dijo Tsunade cabizbaja- fue demasiado esfuerzo, su cuerpo no estaba acostumbrado. No estamos en las épocas shinobis era alto el riesgo.

-¿Y a que procederá?- preguntó Hinata quien no se había separado de Konan, incluso la estaba llegando a apreciar- debe haber un modo...

-Lo hay, pero no sé si le guste a Itachi. Hay un modo.

-¿Cuál es?- preguntó desesperada Konan.

-La Queratoplastia, en pocas palabras podríamos tomar las corneas de su abuelo. Eso favorecería mucho, como ustedes saben hace tres días la Policía encontró sus restos cerca del templo de la Luna.

-De Madara- gruñó Konan- si no...

-Si dejamos pasar más tiempo las corneas de Madara no funcionarán. Debo consultarlo con Itachi antes que nada, si está de acuerdo las probabilidades de que sus ojos rechacen la cornea es de una a tres.

-Entiendo- dijo Konan- ¿y cómo están los demás?

-El cuerpo de Sasuke está muy dañado, pero estará bien. Y en cuanto a Sakura, su salud está mejorando. Y es difícil para la ciencia pero Naruto se ha recuperado, todo esto se debe al chakra del kyubi. Pero es un secreto, si se lo decimos a cualquier médico creerían que estamos locas.

-Pero, Tsunade. No sabemos si ellos en verdad volvieron a sus cuerpos, después de aquello los dos cayeron en un profundo sueño.

-Oh, querida. Créeme que ellos ya son ellos. No te preocupes.

Hinata sonrió débilmente, después de todo las cosas no salieron tan mal. Una vez que salió ella del Hospital fue a su casa, al principio su padre casi le había dado un infarto al verla ahí como si nada. Un poco despeinada y desubicada. Fue hasta que Tsunade habló con él y la Policía que entendió que su hija no había estado de vaga –como en un principio creyó- desafortunadamente del coche de Hinata no se logró saber algo. Posiblemente los del muelle se lo quedaron, y a decir verdad estaba bien. A ella no le importaba.

Pero se sentía sola después de todo, y más ahora que estaba a punto de entrar a clases después de mucha ausencia. El director había estado confundido por la Historia tan extraña que le había dicho Tsunade y la Policía, a final de cuentas no podía negarles el acceso, aunque, si bien todos sabían Sakura, Naruto y Sasuke estarían un poco más de tiempo en el Hospital. Al cuidado de Tsunade, ya que ella era la única que sabía que hacer en esos casos.

Todos comenzaron a bombardear a Hinata con preguntas. La primera en encararla fue Ino Yamanaka.

-¡¿Pero que ha sucedido Hinata?! Te hemos visto en las noticias, sobre algo de que dieron con la captura del último miembro de una organización criminal. ¿Cómo está Sakura?

-¿Y Sasuke-Kun?

-¿Es verdad que se enfrentaron a una bestia?

-¿Estarán bien?

-¿Les dieron dinero?

-¿Qué se siente estar en la televisión?

Hinata no podía creerlo. Ella siempre fue una chica que pasó de desapercibida, y ahora ante ella estaban todos haciéndole mil preguntas. Su cabeza iba a estallar, pero gracias al cielo una persona llegó. Un maestro bien conocido por todos.

-Bien, saquen su libro en la página cincuenta y nueve- Kakashi Hatake entró con su habitual expresión aburrida, le gustaba dar clases. Sí. Pero ahora ese no era el caso.

En las noticias se enteró que habían detenido a Obito Uchiha, integrante de una famosa organización criminal y no pudo sentir otra cosa más que alegría y decepción. Alegría porque creyó que estaba muerto y decepción por aquel camino. Lo conocía desde hace años pero por incidentes de la vida perdió contacto con él un diciembre frío. Siempre lo consideró su mejor amigo pero la incertidumbre lo mataba ya que jamás volvió a saber de él. Siempre quiso preguntarle a su alumno, Sasuke Uchiha sobre él. Quizá fueran familia pero justo cuando lo iba hacer resultó ser que faltó. Por una falta pensó que serían cosas de jóvenes, ya que también se ausentó Naruto y Hinata. Pero pasaron los días y de ellos no había rastro. Trato de exhortar a sus alumnos de que tuvieran contacto con ellos pero ni siquiera Ino Yamanaka fue capaz. Según ella, los padres de Sakura habían ido con la Policía ya que ella no había llegado a la escuela hacía tres días. Y casualmente lo mismo sucedió con Hinata Hyuga, hija de un empresario. Kakashi comenzó a preocuparse pero debía mantenerse sereno, sin embargo esbozó una sonrisa al ver a aquella chica de ojos aperlados.

-¿Entonces Sakura-frente está bien?- peguntó por décima vez Ino.

-Sí- respondió con miedo Hinata, la rubia ya llevaba acosándola desde todo el día- quizá en un par de días lleguen.

Y tal como lo dijo así sucedió.

Los primeros días en la Universidad fueron difíciles para todos. Muchos exámenes y tareas, y también la presión de todos. Todo mundo quería saber exactamente qué había pasado pero desde luego que ninguno de los cuatro se atrevía a decirlo. ¿Quién creería semejante historia en donde puedes cambiar de cuerpo?

Sasuke fue el primero en molestarse. Y esta vez quería que todos lo dejaran en paz. Naruto se sentía famoso, después de todo fue una experiencia inolvidable.

Los meses pasaron, y fue entonces que Itachi finalmente pudo salir del Hospital. Se encontraron con la grata noticia de que podía ver, realmente era algo asombroso. Sasuke no pudo evitar esbozar una sonrisa.

-Creo que de ahora en adelante no deberían pedir sueños de este tipo- dijo Itachi.

Sin embargo, todos se sobresaltaron al ver a un Policía en la entrada.

-¿Uchiha Itachi?

-Soy yo- contestó.

-Ya sabe a que procede.

-¿De qué hablan?- peguntó Sasuke con ansiedad.

-Tenemos que afrontar nuestros crímenes- respondió Konan- después de todo participamos en los actos delictivos de Akatsuki. Nuestra condena no será tan larga, pasaremos dos años en prisión y nos dejaran en libertad.

-¿Qué?

-No te preocupes Sasuke, esta vez sí regresaré.

Y el mundo siguió con el curso.

Muchos acontecimientos pasaron pero lo que era un hecho es que Kabuto había muerto, y sus restos se encontraban cerca de aquel templo. Nadie volvió hablar de ello y juraron que lo mantendrían en secreto. Los deseos debían ser algo privado, muy privado...


Epilogo

Lo espió desde atrás de los casilleros. Lo odiaba sí, y mucho. Nunca entendió bien que los unió tanto si no eran familia, era cierto que eran vecinos desde que tenía uso de razón. Le incomodaba cualquier presencia y aunque algunos chicos intentaban cortejarla ella los mandaba lejos, no le interesaba ninguna relación amorosa, esas eran cosas que afectaban su situación como estudiante ejemplar.

Pero le molestaba, esa chica de cabellos azules era nueva en la escuela. Había llegado una mañana en medio de la clase de Shino Aburame excusándose por llegar tarde.

Y desde aquél día Boruto estaba a sol y sombra con aquella chica, cuyo nombre Sarada no lograba recordar.

Apretó sus puños con enfado y caminó hacia donde estaban ellos. Sabía que hacer enfurecer a su madre no era para nada bueno.

-Boruto

El aludido volteó hacia ella con una gran sonrisa, sonrisa que Sarada detestaba.

-¡Sarada-chan!

Ella rodó sus ojos y acomodó sus lentes.

-Mi madre está a punto de llegar por nosotros, nos vemos en la entrada- caminó con pasos rápidos sin mirarlo.

-Uh-uh, ¿son novios?- le preguntó Shinon, la nueva chica en la escuela- te tiene muy vigilado, ¿no lo crees?

-¡Para nada! ¡Créeme! Nuestras familias son muy unidas desde hace muchos años y somos algo así como hermanos.

-Pues yo no vi en ella una hermana, más bien creo está enamorada de ti.

-Tonterías, esa Sarada es así.

Boruto alzó su mano y se despidió de Shinon. A sus dieciséis años y seguía sin tener novia, todas le decían que era un perdedor incluso Sarada no paraba de decírselo. Y él no se sentía mal por ello, de hecho le era gracioso. Pero lo que si le causó una gran impresión es que esa chica nueva no lo haya rechazado, podía decirse que estaban llegando a ser buenos amigos.

Sarada estaba sentada en una de las bancas esperando a que su madre hiciera acto de aparición. Odiaba los días viernes con todo su ser, en primer lugar ella desearía llegar y encerrarse en su habitación y escuchar alguna que otra canción, pintar y dibujar o quizá estudiar las lecciones de la semana. Pero no, todo el mundo –a excepción de su padre- querían la cena semanal. Aunque mejor deberían llamarle "la cena del fin de semana" ya que comían de viernes a domingo juntos. Su hermano Kazai era diferente a ella en muchos aspectos. Para empezar, sus ojos eran color jade y su personalidad era como la de su madre, totalmente explosiva y jovial. Y ella era como su padre... serena, fría y...

-¡Sarada!

Boruto corría a toda velocidad, amaba correr y sentir el aire golpear su cara.

-¿Qué quieres?

-¿No ha llegado mi tía Sakura?

-Ya te he dicho que no le digas así a mi madre. Ella no es tu tía Boruto, asimílalo. Que nuestros padres tengan una rara amistad de años es algo aparte.

-Eres una aburrida- sacó su lengua- ¿por qué eres tan ...?

-¿Tan qué?

Y Boruto sabía que eso no era nada bueno, puede que Sarada y Sakura fueran diferentes pero algo tenían en común, el que siempre generaban una discusión y se aferraban a ganarla y tener la razón.

-Sí, sí, olvídalo- dijo el restándole importancia- ¡Mira! Ya ha llegado.

Y en efecto, un automóvil de color negro se estacionó frente a la escuela. Sarada fue la primera en levantarse abrió la puerta del automóvil y la azotó. Cruzó sus brazos con su expresión eternamente indesifrable y soltó una grosería entre dientes.

-Sarada- masculló su madre- ¡hola Boruto-kun!

La chica rodó sus ojos, su madre era muy bipolar.

A veces se preguntaba exactamente qué había sucedido en el pasado como para que sus padres forjaran una amistad tan cercana. Incluso le era difícil asimilar el porqué de la relación entre sus padres. Sasuke Uchiha era su padre, un administrador de empresas. Mientras que su madre era directora de un Hospital.

Sakura conversaba con Boruto animadamente incluso reían pero Sarada estaba muy lejana a esa conversación. Se veía a sí misma como una persona aislada de todos, su físico no era excepcional ni era hermosa. Usaba el cabello corto y anteojos de pasta. Una falda de color negro acompañada de una playera roja.

Quería desaparecer muchas veces por que no comprendía su existencia. Su padre era estricto y la quería, muy a su manera. En cambio su madre parecía que prefería más a su hermano Kazai y a Boruto en vez de ella.

-¡Ramen!

La voz de Boruto la sacó de sus turbios pensamientos y volvió a la realidad.

-¡Boruto!-

Una niña de cabello negro se acercó a él y lo abrazó

-Ah, Himawari ¿qué tal?

-Ya me he sentido mejor ya no me duele tanto la cabeza. Oh, Sarada ¡hola!

-Hola- respondió ella sin mucha emoción.

Y como era de esperar, camino solitariamente hasta el lugar más alejado de la casa de Naruto, conocía ese lugar a la perfección. Pasaban las navidades, año nuevo y todos los días habidos y por haber en esa casa.

Se sentó en el piso, esperando encontrar un poco de paz interna. A veces quería ser otra persona, quizá el mundo sería interesante. Tal vez... pero sacudió su cabeza ante sus propios pensamientos, era prácticamente imposible soñar ser otro, además de esa manera estaría admitiendo el no estar conforme con su vida.

-Mi mamá me dijo que la comida iba a tardar un poco en estar.

De nuevo la voz de Boruto...

-Hmp.

-Cada día te pareces más a tu padre, aunque Sasuke es más agradable- cruzó sus brazos- ¿adivina qué? Me he encontrado un libro genial, y supuse que te gustaría, con eso de que amas los libros...

Sarada lo arrebató de sus manos.

"Sobre el clan Uchiha"

-Deberías dejarlo donde estaba...-

-Mi padre me decía que la abuela Tsunade solía tener muchos de estos libros.

-Ah- alzó sus hombros- metiéndote en lo que no.

-¡Oye!

-Es la verdad, tonto.

-Oye, quizá suene tonto pero ¿no te gustaría ser alguien más?

-¿Eh? Para nada- mintió- ¿a qué viene esto?

-No sé, creo que Shinon es interesante.

-¿Te gusta?- alzó su ceja- bien por ti.

Él se rió animadamente.

-Empieza a oler a comida, es mejor que vayamos al comedor.

Pocas cosas habían cambiado en aquella casa. Naruto cuando se casó con Hinata decidió seguir viviendo ahí ya que le traía muchos recuerdos de Jiraiya. Como todo proceso natural, la primera en fallecer fue Tsunade y después Jiraiya. Pero los grandes recuerdos siempre permanecerían en su mente. No podía quejarse de su vida, era buena. Sus dos hijos eran la muestra de ello. Y a Hinata la amaba, después de todo lo que pasó hace casi veinte años se había percatado que eso les ayudó a unir sus lazos y que finalmente él no estaba hecho para estar con Sakura. A veces la miraba perdidamente, ya no estaba enamorado mas bien le tenía gran admiración por soportar al idiota de su amigo, aunque debía reconocer que Sasuke había cambiado con el tiempo ya que cuando estaban a solas solía hablar animadamente de sus hijos, en especial de Sarada. Y si a Naruto le preguntaban la chiquilla era Sasuke versión mujer. Tanto Sasuke como Naruto formaron un lazo de amistad grande, se consideraban familia, después de todo sus destinos habían estado ligados desde mucho, mucho antes de conocerse y de eso ya había pasado treinta y dos años...

El tiempo había pasado rápido. Y todavía recordaba la primera Navidad que pasaron juntos aquel diciembre cuando sorpresivamente nació Sarada. Pero para Naruto la Navidad ya no dolía como solía hacerlo, porque finalmente tenía una gran familia. Y le agradaba, le agradaba que las cosa al final se hubiesen dado de la mejor manera. Finalmente Itachi había pagado sus deudas morales e incluso tenía su familia junto con Konan. Ellos vivían en esa misma cuadra y de igual manera se veían siempre. La familia creció pero cierta conversación con Hinata le sobresaltó y dudó que su esposa siendo tan tímida y reservada dijera aquellas palabras.

"La familia seguirá creciendo"

"¿Por qué lo dices?"

"Algo, algo me dice que Sarada y..."

"Ni hablar, antes el teme mata a nuestro hijo"

"Es algo inevitable, ya verás. De hecho Sakura y yo estábamos conversando y llegamos a esa conclusión. Es cuestión de tiempo"

"Mujeres, mujeres, pobres chiquillos déjenlos vivir su vida"

"Bueno Naruto pero después no digas que no se te advirtió"

¿Desde cuándo Hinata lo amenazaba tan sutilmente? No lo sabía. Ni tampoco sabía como ese par de féminas habían sacado tan apresurada conclusión.

Paró su automóvil y miró su casa, su hogar. Sonrió para sí mismo, después de todo las cosas estaban en orden. Y la paz reinaba...

-¡Imposible!

Sakura levantó una cazuela y casi la estrella contra la cabeza de Boruto

-¿Cómo encontraste ese libro?

-Te lo dije, tonto- regañó Sarada.

-Sakura, calma- dijo Hinata tranquila- es normal que Boruto haya encontrado eso, Tsunade se lo dijo desde que era niño.

-Esos libros son intocables, intocables- se tocó las sienes- mira que desear ser otro...

-¿Alguien dijo desear ser otro?

Sasuke entró con su habitual calma. Su traje siempre ordenado y su expresión seria.

-Padre...-

-Oh, Sasuke. Boruto ha encontrado un libro sobre el Clan Uchiha y yo lo escuché hablar con Sarada sobre ser otra persona...

-¡Ni se les ocurra!

Todos se quedaron callados ante las palabras tan apresuradas de Sasuke.

-Lo siento, me he apresurado pero no estoy jugando. No vuelvan a tocar ese libro.

-¿Y por qué me regañan a mí? El responsable de ello fue Boruto, yo no ando de cotilla revisando cosas que no son mías.

-¡Oye!

-¡Hola!- Naruto sonrió- lo he oído todo desde que estoy en el automóvil, deberían dejar de ser tan escandalosos...

-Si de escandalosos hablamos tú eres el primero, usuratonkashi.

-¡No!- Naruto soltó su portafolio- tú eres el más escandaloso.

-¿Ah sí?

-¡Dejen de actuar como niños!- regañó Saskura. Haciendo que Sarada retrocediera unos pasos, ya sabía el temperamento de su madre.

-Esto es muy gracioso, ¡sonrían!

Un chico de cabellos negros y ojos jade apareció desde un cuarto y les tomó una fotografía. En donde, Sasuke le estaba dando un buen coscorrón a Naruto y Sakura levantaba una de las cazuelas. Sarada tenía cara de espanto y Boruto se escondía detrás de ella. Himawari veía a su madre preocupada y Hinata se sonrojaba un poco divertida.

-¡Kazai!- dijo Sakura entre dientes- ¡¿Qué te he dicho sobre tomar fotografías?!

-Bueno chicos, creo que es momento de que sepan una historia que pasó hace veinte años.

Un hombre cargaba a un bebé entre brazos. Junto a él una mujer de cabello azul y ojos miel entraba con un vientre abultad, producto de un nuevo embarazado.

-¡Itachi!- Sarada abrazó a su tío. Era de las pocas personas quela hacía sentir a gusto- ¡te he echado de menos!

-Sarada...yo también- revolvió su cabello- sugiero que mientras está la comida contemos una historia. Pero como dije antes, sucedió hace veinte años, precisamente por estas fechas...

-Itachi- masculló Sasuke.

-Vamos, será divertido. Todo empezó cuando el cielo estaba estrellado y...