Epilogo

Esa pulga ya no era bienvenida en el castillo, por lo menos en opinión del lord y con eso la solución tajante surgió en su mente, aunado a una respuesta que deseaba de… ella.

Al concluir sus alimentos, Sesshōmaru miró a su familia y ordenó.

–Alístense, que hoy mismo iremos a ver a mi madre, ella debe conocer a Taisei y Yûko.

Todos los presentes asintieron, comenzando los murmullos de conversaciones, explicando –a los que no sabían– quien era y donde estaba Irasue.

Un carraspeo se escuchó y luego…

–Oh miren, que olvidadizo soy, yo debo ver a mi viejo amigo Totosai, y si no parto ahorita mismo, no llegare a tiempo. –aseguró Myōga.

Yû miró a la pulga y preguntó:

–¿Ya te vas?

–Sí, lo siento bochan, pero ya aplacé mucho esa visita.

–Si debe irse, no hay de otra –dijo muy entusiasmado el lobo.

InuYasha se encogió de hombros.

–Si debes irte, no te detenemos. Gracias por esas anécdotas.

El de orejitas se despidió del insecto antes que los demás, se dirigió a su habitación satisfecho, pues ya sabía un poco más de su madre.

Sesshōmaru vio salir al insecto acompañado por Chūjitsuna y sonrió internamente, la estrategia era infalible… Myōga le temía a Irasue, el lord sospechaba que por el mismo motivo que él no le agradaba… porque eran demonios orgullosos de su sangre y poder, y un yôkai insecto para ellos era menos que un incordio, por si fuera poco, que Myōga apoyara la unión de Inu no Taisho con la humana Izayoi, no era desconocido por su madre, no con ella rigiendo el mas allá.

Con esos pensamientos en la cabeza, el lord se levantó y salió al patio, esperando que su familia estuviese lista. Con la mirada siguió la figura de su concejero que llevaba consigo fuera del palacio y de su vida –por el momento– a Myōga.

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En su habitación, InuYasha llamó a una de las doncellas para que arreglara su ropa, luego salió y como creía, su prometido lo esperaba fuera en el pasillo.

–Debes ir con nosotros, quiero que Irasue-sama te conozca.

–…

El hanyō sospechó por la expectación de su novio y explicó:

–Ella me conoció hace años y…–InuYasha sonrió– le agradé, por eso me tomó como uno más de su familia.

Kōga rió divertido al asegurar:

–Entonces ella quiere conocerme como su yerno.

Baka.

Se molestó InuYasha, sin embargo él si deseaba que Irasue viera a Kōga por ser este su prometido.

–Alístate, en lo que yo me cambi…

El de orejitas no terminó la frase, pues el lobo de ojos azules lo besó intempestivamente. InuYasha lo alejó mirando a todos lados, mas no hubo nadie que los viera.

–Revise que nadie estuviera.

Dijo Kōga y se retiró internándose en la habitación que ocupaba durante su visita.

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En cuanto Naraku se unió a su pareja, llevando en una cesta a los dos recién nacido y a Yû de la mano, le comentó:

–InuYasha quiere llevar a Kōga.

–Sí, es lo mejor, mi madre quiere verlo desde que supo del compromiso.

–Oh…

Se notó levemente el desasosiego en el rostro de Naraku. Sesshōmaru negó al ver la reacción del pelinegro y tomó a sus bebés…

–Ella te aceptó en cuanto te conoció. –aseguró Dai-Yôkai.

–Porque Yû ya estaba en mi vientre.

Yû brincó feliz sin saber mucho de la conversación de sus padres, solo agregando a esto:

–¡Mi abuela me quiere mucho!

Naraku cargó a su hijo y corroboró su exclamación.

–Vaya que sí.

InuYasha y Kōga salieron y con eso el grupo avanzó a las afueras, ahí Takeshi los esperaba; ese capitán y su tropa sería escolta esa tarde.

El grupo avanzó tranquilamente por el camino del bosque en dirección a las cumbres y cuevas que eran el camino al más allá.

Sesshōmaru y su familia ingresaron a la gruta más grande y dejaron fuera y vigilando a Takeshi y sus soldados.

El Inugami Dai-Yôkai entregó a sus hijos a su pareja y se preparó para abrir el portal, más en esta ocasión llamó:

–InuYasha, ven –El aludido obedeció– Usaremos el Meidō Zangetsuha. *

El hanyō desenvainó a Tessaiga y se unió a su aniki en esa acción, era un orgullo poder abrir el pasó al más allá.

Kōga se acercó para ver ese gran suceso y Yû se le unió emocionado de pasar al lugar en el que su abuela estaba. El hoyo oscuro se fue abriendo y Sesshōmaru alzó la mano haciendo una señal de avante.

InuYasha regresó sobre sus pasos y agarró de la mano a Kōga, caminando detrás de su aniki, sobrinos y cuñado.

El puente que llevaba al trono de Irasue fue recorrido por unos serenos adultos y un hiperactivo Yû.

El rostro sosegado de Irasue los recibió y Yû saludó efusivo a esta:

–Hemos llegado abuela.

Ella hizo una mueca parecida a sonrisa y llamó a su nieto; Yû subió los escalones y dejó que la yôkai lo revisara, luego se paró muy orgulloso a lado de ella.

–Sean bienvenidos…solo por un corto periodo de tiempo. –recibió la Inu no Kami.

La última frase le pareció algo extraña a Kōga, mas InuYasha susurró en el oído de este.

–No es que no se alegre de vernos, si no que ella sabe perfectamente que como seres vivos no podemos o más bien no debemos estar mucho tiempo en este lugar.

–Oh, ya veo.

Irasue miró desde su lugar a la pareja y llamó:

–InuYasha, veo que has traído a alguien contigo…

El hanyō se acercó llevando a su prometido.

–Sí, Irasue-sama, él es mi prometido, Kōga del Ôkami.

Ella examinó con ojos físicos y espirituales al lobo y este sintió un escalofrió recorrerlo, pero soportó estoico el escrutinio.

Irasue le miró de arriba abajo…, llegó hasta los ojos azules de este y ahí se quedó un tiempo antes de decir…

–Valor y fuerza para ser el apoyo de un yôkai Inu de la nobleza.

–Lo soy… Mi señora.

La yôkai Inu asintió y luego su gesto se serenó y se volvió feliz al notar la canasta y las figuras que se movían en ella.

–Los esperaba.

Sesshōmaru se acercó agarrando a los recién nacidos y los llevó con él subiendo los escalones hasta donde su madre tenía a un Yû muy cerca de ella.

–Lo sabes, hijo. –mencionó ella.

–… Lo sospeché.

–Dímelo.

–Yûko es tu sucesora…

–¿Ese es su nombre?

–Si.

–Ya veo. Bien, pues lo es, ella debe ser la guardiana de la Piedra Meidō. La próxima Inu no Kami.**

–…

Naraku subió los escalones, muy interesado en lo que su suegra decía y preguntó:

–¿Pero la piedra está aquí y…?

–Comprendo tu preocupación Naraku, tu hija no debe estar aquí, ella y la piedra deben estar en el mundo de los vivos, como lo estuvo cuando yo… vivía, yo esperaba a mi sucesora para que Meidō regrese al mundo de los vivos...

Irasue, se acercó a la canasta y Sesshōmaru destapó a sus hijos, ambos despiertos y muy interesados en su alrededor. Irasue observó a los dos y rió cubriendo con la mano –y kimono– su boca.

Sesshōmaru observó a su madre y se preguntó porque ella sonreía de ese modo, Irasue al ver el desconcierto de su unigénito, aseguró…

–Es que Yûko es muy diferente a mí por eso quise que ella llevara un signo de mi herencia…

–Oh ya veo, por ese motivo esos mechones plata.

–Así es, hijo.

Naraku suspiró derrotado, esos Inugami eran tan orgullosos…, pero así los estimaba.

Irasue se sacó del cuello el collar con la piedra y la colocó a lado de Yûko, la bebé rió divertida y la piedra pareció moverse.

–Yûko será una gran Inu no Kami.

Sesshōmaru no deseaba hacer esa pregunta, sin embargo era su deber.

–Madre, Yûko no es una yôkai pura…

Irasue observó detenidamente a su hijo y luego a Naraku.

–¿Aun no lo comprenden? –Al ver la nula respuesta de los padres, la Dai-Yôkai siguió su explicación– Ustedes son varones y fueron padres, ya con eso demostraron gran poder, no lo lograron una sola vez, sino dos y en la segunda tuvieron mellizos… –Naraku se sonrojó y Sesshōmaru se sintió más que orgulloso– ¿Ya lo comprenden? sus hijos de por si serán una leyenda…

–¡Pues claro son mis nietos! –se escuchó exclamar.

Irasue casi bufó fastidiada al ver la figura que caminaba veloz al encuentro de los visitantes. Inu no Taisho avanzaba sin detenerse hasta llegar con InuYasha y abrazarlo fuertemente, consiguiendo que Kōga gruñera. El General Perro se giró y vio con inquisición al lobo…

–¿Y tú quién eres?

Sesshōmaru dejó a los pequeños con su madre y bajó hasta donde su padre miraba a Kōga.

–Padre, él es el prometido de InuYasha…

–¡¿Qué?! ¡¿Quién autorizo eso?! InuYasha es un bebé…

El hanyō luchó para soltarse del abrazó de oso de su padre y se acomodó la ropa.

–Padre, Kōga es mi prometido desde que tenía dos años y…

–¡¿Cómo?! –exclamó alarmado el General.

Irasue por fin se rió divertida.

–Ya veo porque no te querían decir nada, eres un ridículo.

Inu no Taisho se encogió de hombros muy frustrado, pues ninguno de sus dos hijos parecía arrepentirse de ese compromiso y mucho menos dar más explicaciones de ello.

El General Perro consideró que su hijo mayor había tomado la decisión y seguro que era pensando en algo mejor para InuYasha, después de todo Sesshōmaru ya no estaba cegado por sus prejuicios, tan libre que hasta le dio nietos con su pareja hanyō.

El General se giró hacia el Yôkai del Ôkami:

–Buen soldado… supongo… –preguntó Inu no Taisho.

Kōga se irguió orgulloso y respondió.

–Guerrero, el más veloz de mi raza y Rīdā de mi clan.

El Dai-Yôkai negó dándose por vencido y dejando a su segundo hijo con su novio –al que le sonreía–, subió los escalones y buscó cargar a los recién nacidos, no sin antes…

–¡Yû!

–Abuelo –sonrió el niño– conocimos a Myōga.

Irasue hizo un gesto de desagrado y el General se rascó la nuca.

–Ya veo… ¿cómo está él?

Yû se encogió de hombros, al responder:

–Pequeño.

–E impertinente. –opinó Irasue.

El mayor de los Inu agitó la mano para quitarle importancia a la molestia de la Inu no Kami.

–Myōga le teme a padre y a la abuela. –concluyó muy sabiondo Yû.

Inu no Taisho se rió divertido y cargó a su nieto dándole vueltas en el aire, Sesshōmaru aún no podía creer que ese yôkai tan amable, fuese el temido General perro, esa leyenda… Y ahora era ese abuelo acercándose a los bebés en la canasta, admirándolos.

–Mira, abuelo, él es Taisei y ella es Yûko.

El General Perro asintió y bajando a su primer nieto, intento cargar a Taisei que al sentir que lo alzaban y no reconocer al adulto, comenzó a llorar buscando a sus conocidos…, sin embargo no fueron estos los que llegaron en su ayuda, sino una abuela algo cabreada la que llegó hasta ellos y arrebató al pequeño de los brazos de su ex pareja.

–Inu no Taisho, no te conoce, solo lo asustas.

–¡¿Yo?!

Irasue ignoró al Inugami y cargó al pequeño que contrario a lo que esperaba Naraku, se calmó en brazos de la madre de Sesshōmaru, seguramente porque a Taisei algo de ella le recordaba a su padre.

Los grandes Inugami disfrutaron de la visita por un poco de tiempo más, sin embargo, esta tuvo que concluir.

La familia de Sesshōmaru y Kōga caminaron por el puente con las miradas nostálgicas de Irasue e Inu no Taisho siguiéndolos, él al verlos atravesar el portal le dijo a ella…

–Sabes… no es justo.

–…

–Izayoi debería ver a InuYasha.

–Ella fue humana…, ellos no pueden quedarse a aquí, inician una nueva vida y lo sabes.

–Lo sé.

La Dai-Yôkai regresó a su asiento, mas antes de usarlo, sonrió de lado.

–Creo que por fin aceptare esa invitación.

–…

–Esa que me hiciste, de pasear por el inframundo.

–Eso es perfecto. Así me contaras más de… mis dos hijos.

–Y nuestros nietos.

El General ofreció la mano a su esposa y ella la tomó segura de dejar atrás los rencores o malos entendidos de la humana, después de todo Inu no Taisho solo estuvo poco tiempo con ella y fue después de su muerte, por lo que ellas dos no se debían nada.

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El regreso a las cuevas, Yû salió corriendo llamando a Takeshi, este se acercó veloz al bochan que orgulloso aseguraba traer noticias importantes.

Sesshōmaru y familia salieron poco después del hiperactivo pequeño, a quien llamó el lord.

–Ven aquí, Yû y sigamos que esa noticia debe darse a todo el clan en el castillo.

–Si padre.

El grupo retomó su camino y arribaron cuando el alba ya se alzaba sobre las montañas.

El Dai-Yôkai en cuanto llegó a su palacio, llamó a Chūjitsuna y este fue informado que necesitaba a todo el clan reunido en el patio en un par de horas, las suficientes para que el grupo descansara un poco, y luego él informaría el motivo de la reunión.

InuYasha se estiró y se dirigió al interior del palacio seguido de su novio. Naraku gruñó fastidiado.

–InuYasha no llegues retrasado a la reunión.

–Nooo… –respondió bromeando el aludido.

Sesshōmaru estaba por seguir a esos dos para vigilar que no se metieran en la misma habitación, pero alguien se adelantó.

–Voy a dormir con Oji.

–Si, ve.

Fue lo único que dijo el mayor de luna en la frente, luego se giró y ayudó a su pareja con el par de bebés que les entregó Takeshi, este último vio entrar a la pareja y decidió dormir un poco con su dos Inus en casa, antes de regresar e saber las novedades.

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InuYasha entró a su habitación y sintió un beso fugaz en los labios, Yû estaba en sus brazos ya dormido. Kōga agarró de la cintura al de orejitas para atraerlo hacia él, mas este se resintió…

–Debo acostar a Yû… –Kōga ya se sentía decepcionado cuando escuchó–espérame.

El de ojos azules sintió como su lobuno rabito se movía feliz ante la perspectiva de estar con su novio, más su instinto de conservación lo hizo gira y vigilar que nadie estuviese viéndolos y mucho menos que notaran que InuYasha iría a su habitación.

Para buena suerte de ese par de jóvenes, nadie notó su travesura y pronto ambos estaban en al habitación del Rīdā besándose como si no hubiese siguiente día.

Las ropas volaron del cuerpo veloces, pues no había tiempo de preliminares y no era tanto por la reunión, sino porque sus hormonas no se los permitían, ya habría siglos para ser serenos y tiernos, pero no esa noche.

Los cuerpos forjados y fuertes se acoplaron en esa danza pasional, uniéndose amorosamente.

El orgasmo los alcanzó en poco tiempo y culminaron sintiendo como su cerebro volvía a funcionar…

–Mi hermano se dará cuenta….

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Sesshōmaru fue ayudado por Jaken a quitarse la armadura. Los pequeños fueron acomodados en su cuna, porque los dos ya dormían.

Naraku se alistó para descansar ese par de horas y sintió como el lord se acomodaba a su lado. Jaken ya había salido dejando en total intimidad a sus amos.

Sesshōmaru sintió el calor de su pareja y eso lo relajó, sin embargo su olfato lo sintió y su cuerpo se tensó como cuerda de arco. El hanyō de cabello oscuro casi gruñó al oler lo mismo que su señor, más debía serenarse y calmar a su pareja por el bien de… su hijo mayor…

–Ya cuentan con su aprobación... –trató de convecer.

–Más no por eso deben hacer como si ya fuesen pareja…

–Mi señor, ya son prometidos.

–Eso no justifica… ¡Que aquí en mi... propio palacio…!

Naraku sintió y vio levantarse a Sesshōmaru y como este ya salía de la habitación a grandes zancadas.

–Un punto en su contra… nunca lo había visto fuera de sus casillas… –Masculló antes de ver a Jaken entrar despavorido– cuida de los cachorros.

–Si capitán.

El hanyō salió corriendo por el pasillo. Yû –fuera de la habitación– se tallaba los ojos adormilado, cuando vio pasar al bólido pelinegro que era su papá por donde él estaba.

–¿Papá?

Naraku gritó sus instrucciones sin parar de correr.

–¡Yû ve con tus hermanos!

–Pero…

El pequeño Inu, negó aun bostezando y caminó a donde su papá dijo:

–¿Que habrá hecho Oji?

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Kōga sentía como el aire regresaba a él después de esa entrega y estaba por abrazar a su InuYasha, cuando sintió el aura y se levantó veloz aun sin ropa alguna. InuYasha se cubrió con las mantas antes de que las puertas volaran fuera de sus goznes y la figura del Dai-Yôkai con rasgos perrunos apareciera por esta…

–¡Tú, mocoso atrevido…!

Oh si, e iba en pos de la cabeza de cierto Rīdā del Ôkami. Kōga se levantó veloz y su instinto de sobrevivencia le indicó que huyera, por si fuera poco también los gritos de InuYasha…

–¡Corre Kōga!

El lobo hizo honor a su fama y salió veloz siendo visto solo como una polvareda– lo que estaba bien, pues desnudo no querría ser visto.

Mas esa huida no le agradó mucho al Inugami y saliendo al patio se fue transformado en ese enorme perro Blanco y monstruoso que la velocidad del lobo le era una nimiedad.

InuYasha pardo en el boqueta que su aniki había dejado, sintió como era cubierto por una manta, pues deseaba seguir como pudiera a esos dos, ya fuera del palacio…

–¿Naraku…? ¡Sálvalo!

El hanyō pelinegro, solo gruñó y pasó corriendo cerca del otro, acelerando todo lo que pudo.

Para ese momento ya todo el clan estaba fuera de sus aposentos y miraban todo el espectáculo.

Yû se sentó en el tapanco y como ya no existía puerta principal porque su padre arrasó con ella, miraba sin impedimento todo. Chūjitsuna se unió al joven Bochan y le dio una bola de arroz, que este vio con extrañeza…

–Tiene relleno de carne –aclaró el mayor. Yû la aceptó y ahí se quedaron los dos, no creían que Sesshōmaru matara a Kōga… ¿O sí?

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En el bosque que estaba algo destruido por el tamaño del lord, Kōga estaba a punto de ser agarrado y tragado de un bocado por este, mas al dar la tarascada el lobo desapareció y Sesshōmaru no pudo engullirlo…

Furioso gruñó a quien le arrebató su venganza y vio a su pareja convertido en Inu que aun sostenía en su hocico –cual cachorrito– a un Kōga que se cubría la intimidad con su rabito peludo. Naraku se hacía para atrás lentamente y es que su lord le llevaba por mucho el tamaño y se veía intimidante, molesto como estaba, por eso el hanyō trató de hablar o razonar con el Inugami.

–Que se casen ya, sería la solución a la afrenta mi señor…

El gruñido que reverberó en el valle como un relámpago, dijo la repuesta negativa de Sesshōmaru.

–¡No lo voy a recompensar!

–Por favor nii-san, no lo mates… es roñoso, sarnoso y… y…, pero es mío…

InuYasha ya estaba ahí y aun envuelto solo en una manta miraba desde el suelo a su gran hermano mayor. El de orejitas se acercó a la pata del Lord y la abrazó abarcando lo poco de esta que podía con sus manos, restregándose en el pelaje de esta. No hacia eso desde que tenía siete años, pues su orgullo no se lo permitía, pero ahí debía usar todas su armas para convencer a su hermano, sino quería quedarse sin prometido.

Aniki

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En el tapanco del palacio, la escena era vista por ese par y Yû preguntó:

–¿Crees que padre ceda?

El viejo Inu suspiró con melancolía…

–A su padre, bochan, durante trescientos años no le conocí una debilidad…

–¡Padre no es débil!

El anciano yôkai siguió como si no hubiese sido interrumpido:

–No hasta que… Su Oji llegó al palacio.

–… ¿Eso… es malo?

Chūjitsuna negó…

–No, porque eso se convirtió en su fortaleza al llegar ustedes. Ahora dígame bochan… ¿Qué cree que pase?

Yû se rió divertido cubriendo con sus manitas la boca…

En la distancia Sesshōmaru ya acariciaba con los belfos a su pequeño hermano.

000

La reunión se pospuso para esa noche y ahí frente a su clan y con el mismo semblante de siempre, Sesshōmaru inició el dialogo…

–Esta reunión es para informarles como mi clan que son, el orgullo del que somos merecedores… Yûko mi hija menor, es la nueva guardiana de la piedra Meidō. –Los gritos emocionados se escucharon entre los demonios perro– y una segunda noticia… –Sesshōmaru miró de reojo a un lobo de ojos azules que tragó saliva– Mi otouto se unirá dentro de un año con el Rīdā del Ôkami.

Kōga fue observado por todos los presentes y si alguien notó los vendajes de este, nadie lo dijo…

Una Yûko –que ya caminaba tomada de la mano de Kuro– seguía a Takeshi y Miku, quienes iban apresurados a tomar su lugar para la ceremonia.

En el frente y con Sesshōmaru como guía; Kōga e InuYasha vestían ya con trajes tradicionales –ambos varoniles– esperando que el Dai-Yôkai los uniera, aunque este se retrasaba intencionalmente.

Naraku cargaba a Taisei, quien no tenía intenciones de bajar de esos brazos y mucho menos caminar.

Sentado entre Ginta y Hakkaku, Yû observaba la ceremonia con ojo curioso y sin perder detalle, aunque seriamente consideraba que eso se tardaba mucho.

Sesshōmaru miró al lobo de ojos azules y este se irguió…

–Mi hermano está educado como señor de un clan y tiene la fortaleza de uno, no espero que se le trate como menos que eso.

–No lo será, Sesshōmaru-Sama se lo aseguro.

–El Ichizoku Inu lo respalda, así como Yo, Sesshōmaru Señor de oeste, Inugami Dai-Yôkai su hermano mayor.

–El Ôkami lo sabe y honrara este don que nos otorga, así como yo seré compañero y soporte de InuYasha para siempre.

El de luna en la frente asintió y eso fue todo… con ese asentimiento permitía que ese cachorrito que se unió a su clan hacia quince años se alejara de este si no para siempre, si por un tiempo y con eso… parte de su corazón también se iba, ese que creyó, no tenía…

La celebración inició y Taisei buscó los brazos de su padre para acomodarse y dormir una siesta y Sesshōmaru quiso creer que InuYasha le dejó más que el conocimiento de saber que tenía emociones… le dejó una familia.

Ahora si…

Fin

Millones de gracias a todas y todos los que siguieron este fic, los que dejaron comentarios y porras.

Antes de que haya linchamientos… el mío XD, No me despido nos vemos en un par de días en… Ôkami.

*Oscuro Camino de la Onda del Amanecer de la Luna.

**Diosa Perro.