Hola a todos, aquí vengo con este nuevo fic. Bueno, dos cosas, la primera es que lamento que este tardando en actualizar mis otros fics, el problema es que ando muy des inspirada y hoy, se me ha ocurrido esta idea de pie a cabeza, pero espero que no les moleste, y prometo que pronto actualizaré mis otros fanfic. Lo segundo tiene que ver con que antes ya había escrito un fic de esta temática, con el mismo nombre, el problema es que lo empecé a escribir sin planearlo y soy de las que cree que para escribir este género se tiene que tener la idea completa y estructurada, si no, pueden quedar nudos sin desatarse.

Pero basta de retrasarlos, espero que les guste el fic, y aquí se los dejo.

Declaimer: One Piece no me pertenece.

Habían llegado justo en el momento que los dos "terroristas", acusados de tal manera por irrumpir en la sociedad y tirotearse con la policía en plena avenida, estaba siendo trasladados a los patrulleros listos para llevarlos a su nuevo hogar, la prisión. Caminaron entre los oficiales, hasta llegar al jefe de la comisaría que había recibido la alerta.

Bien hecho Coby – Dijo uno de los dos hombres

Oh, Luffy, Zoro – Los saludo con una sonrisa este - ¿Qué hacen por aquí? – Preguntó para luego indicarle a los policías que estén alertas

Nos encargaron esta investigación – Se apuró a decir el morocho, Luffy.

¿Son solo esos dos? – Zoro se asomó detrás del jefe de oficiales para contemplar a los acusados

Si, al menos ellos son los que reconocieron los de seguridad del aeropuerto – Volteó a mirarlo, estaban sentados en los asientos de atrás, serios – Eran 13 kilos de cocaína ¿En serio pensaron que no se iba a dar cuenta? –

No creo que sea la primera vez que no hacen – Acotó el peli verde mientras agudizaba la mirada intentando pensar – No se arriesgarían a trasportar 13 kilos, si fuera la primera vez – Suspiró, estaba cansado y quería tomar una buena siesta que lo satisfaga

Les habían avisado de dos hombres que habían intentado traficar droga desde la frontera con México, pero al ir hacía esa sección, no encontraron nada. El narcotraficante había escapado. Y luego de dos días sin dormir, pensando, investigando e intentando averiguar quién era, a donde iba y a que banda pertenecía el hombre que habían visto, resulta que habían detectado dos narcotraficantes en el aeropuerto de Nuevo México. Y al querer de detenerlos, se habían escapado. Afortunadamente los de seguridad habían llamado y rápidamente efectivos de la comisaría más cercana habían empezado una persecución que termino con la captura de estos dos hombres.

Lo bueno, pensó Zoro, que si esos dos hombres tenían conexión con el extraño narcotraficante que habían denunciado en la frontera su caso avanzaría, y no quedaría estancado como muchos otros sin resolver.

Bien, transfiérelos al edificio cinco, métanlos en prisión, allí estaremos para interrogarlos – El morocho palmeó la espalda del policía y luego de sonreír, añadió – Buen trabajo –

En otro lado al sur de Albuquerque se encontraba una de los detectives más novatos del edificio cinco, una peli naranja de unos 20 años de edad, a quien se le había designado el misterioso asesinato de la mujer de un importante político de la zona.

Nami, quien no hacía más que caminar por los grandes pasillos de la casa, junto con un pequeño equipo de ayudante. Llegaron hasta la habitación central donde la pareja dormía todos los días desde hacía años. Era una alcoba espaciosa y lujosa, digna de un política, por supuesto. Pero ya no lucía muy encantadora. Un cuerpo, un cadáver de una mujer decoraba las suaves sabanas de seda. Su rostro bañado en sangre le indicaba, claramente, que lo que tenía delante de sus ojos, era un asesinato, no un simple fallecimiento. Suspiró al pensar que quizás… esa mujer pudiera haber sido ella, o cualquiera.

Su nombre era Nefertari Titi, unos 43 años… Casada legalmente, una hija – Se escuchó que uno de los del equipo murmuraba detrás

Entiendo –

Se acercó un poco más, claramente no se trataba de algo normal. La mujer había sido asesinada brutalmente, la cantidad de sangre que había en la cama, en su rostro y sus cabellos, lo demostraba. Y su posición… parecía que había sido arrojada bruscamente contra la cama, y luego, boca abajo, como se encontraba, asesinada.

¿Con que? ¿Por qué? Pero fundamentalmente ¿Quién?

Examinó la escena una vez más. Las cosas de valor, tal y como alhajas, y dinero estaban presentes en la habitación ¿No buscaban plata? La habitación estaba completamente ordenada, tal y como si no hubiese pasado nada. No habían estado revolviendo. Entonces eso significaba que la única razón por la que habían irrumpido en esa vivienda era para asesinar a esa mujer.

Tragó saliva, para luego decir:

Llévenla para hacerle la autopsia, luego detengan a la familia, parece que tenemos algo grave en manos -

Cuando por fin los hombres arribaron a su oficina en el edificio cinco, tomaron dos tazas de café y pidieron diferentes tipos de comidas dulces para poder tener un desayuno en paz. Después de todo, merecían algo de tiempo para hablar de los casos sin ser interrumpidos. El Morocho se sentó sobre la mesada mientras se atragantaba con la canasta de Brownies que le habían facilitado las secretarias.

¡Maldición! ¡Hay muchas bandas! ¿Cómo sabremos de cual son si esos malditos se niegan a hablar? – Golpeó la mesa y suspiro

¿Quién sabe? – Indiferente Luffy bajó toda esa comida con un sorbo de café – Pero aun así, todavía no ha sido el interrogatorio, así que… - Comenzó a devorar unas galletitas caseras hechas por el cocinero del lugar

Alguien golpeó la puerta, y los dos miraron para ver quien se encontraba del otro lado. Gracias a que las puertas eran vidriadas, pudieron observar la silueta de uno de los abogados más conocidos en el centro número cinco. Sabo, el hermano mayor de Luffy.

¡Sabo! - Sonrió éste cuando el rubio ingreso

Luffy, Zoro, los acusados están preparados, deben ir ahora – Les informó con tono autoritario

El rubio hacía mucho más tiempo que se encontraba trabajando en aquel lugar, de hecho él había ganado toda su experiencia trabajando para ese grupo de investigadores estatales, y de hecho Luffy había logrado ingresar, ya que sus dos hermanos trabajaban allí y era bastante reconocidos por sus increíbles casos ganados.

Los dos hombres caminaron por los largos pasillo llenos de gentes, y paredes vidriadas, pasillos lleno de abogados, detectives, policías y secretarias, todos dispuestos a darle la vuelta a diferentes casos, con diferentes acusados, sentencias y características. Tomaron el ascensor y ascendieron hasta el piso 4, en el cual se encontraban las salas interrogatorios.

Todo estaba listo. Todos estaban en sus puestos. Dos habitaciones, una al lado de la otra era monitoreadas por un vidrio que, desde adentro parecía pared, gravadas por los mejores micrófonos posibles y filmadas por las cámaras más modernas del momento. De un lado, se encontraba uno de los narcotraficantes, un hombre, y del otro, el otro, una mujer. Cada uno ingreso en una habitación, entrevistarían a los dos a la vez, y luego cuando terminarán, la pareja sería llevada a dos celdas, y ellos platicarían sobre la información obtenida.

Luffy ingresó en la habitación donde se encontraba la mujer, no la recordaba ver visto cuando habían estado en la ciudad, de hecho ahora le parecía mucho más infantil, con sus mejillas sonrojadas, y sus dos coletas trenzadas. Recordó que las apariencias engañan y luego de tomar asiento comenzó:

Recuerda que el juicio empezó, y que si aportas todo lo que puedes, el juez será menos severo – Era la mejor manera de comenzar, si quería que el que se encontraba del otro lado, hablase - ¿Y bien? – Se apuró a decir al ver que la muchacha solo lo miraba - ¿No vas a hablar? –

Nada.

Por otro lado, Zoro ingresó en la misma habitación que un hombre de apariencia extraña se encontraba. Sus cabellos estaban raramente peinados en forma de un tres, y las gafas, que yacían sobre la mesa (Por políticas de la interrogación) le hacían pensar a Zoro en un tipo raro y descabellado.

Empieza a soltar todo lo que tengas – Murmuró mientras se recostaba en la silla, subiendo sus piernas sobre la mesa - Créeme, es lo mejor –

Tu no me dices que hacer – Se defendió el extraño

Escucha gafitas, tu eres el que está en la peor posición – Bufó mientras lo fulminaba con esa mirada gélida que solo era característica del peli verde – Así que mejor obedece y habla – Su tono seco podía impresionar a cualquiera

No diré nada – Le quitó la mirada de encima

Maldición… - Suspiró, ese tipo parecía un niño pequeño enojado por ser acusado de romper un espejo

Siempre Luffy obtenía el mejor acusado. Se imaginó a la niña soltando toda la información que necesitaban, y se preguntó por qué demonios había elegido la puerta de la izquierda.

Pero a pesar de los pensamientos del peli verde, el otro detective, su compañero, la estaba pasando igual de mal. Estaba frustrado, cansado, ya que la mujer no quitaba esa mirada "estúpida" y no quitaba esa sonrisa burlona. Casi como si estuviese diciendo "No hablaré y tú no podrás resolver nada" Y eso a Luffy lo sacaba de sus juicios. Se encontraba con una pierna sobre la mesa y la otra en la silla, parado, logrando un equilibrio perfecto para no caer.

¡HABLA! – Gritaba desesperado – Por favor, di algo – Llegó a rogar en un momento por la desesperación

Pero fue en vano.

Cuando Nami arribó al cuarto piso, se encontró con los dos de los detectives que habían hecho el curso de iniciación con ella. Al parecer salían luego de dar una dura interrogación con algún homicida o quizás alguien testigo de un robo. Suspiró, en pocos días, ella estaría en su lugar, interrogando a los familiares de la mujer asesinada. Se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro.

Y tenía que llegar… - Comenzó Zoro al verla, pero fue interrumpido

¡Nami! – Sonrió el morocho mientras toaba su tan preciado sombrero, lo había dejado antes de ingresar al cuarto de interrogación

¿Cómo ha ido? – Preguntó mientras les tendía la mano

No muy bien – Bufó Luffy cual niño pequeño

No hemos podido obtener nada – Zoro desvió la mirada, eso lo irritaba

¿Homicidio? – Intentó adivinar mientras se servía una taza de café

Narcotráfico – Respondió el peli verde y se dejó caer en un sillón – Complicado –

Vaya – La mujer abrió los ojos como platos, y luego de darle un pequeño sorbo a su taza, comentó – Esos casos son… arriesgados, no me gustan… prefiero… evitarlos –

¿Qué más da? – Dijo Luffy mientras examinaba la habitación en busca de comida. Abrió un cajón y comenzó a escarbar dentro – Alguien debe hacerlo ¿No? –

Supongo que si – Siempre la había llamado la atención la manera de actuar de ese hombre, era tan…

¿Y tú? – Zoro la sacó de sus pensamientos - ¿Robo? ¿Estafa? ¿Homicidio? –

Homicidio de la esposa de un importante político en Albuquerque – Volteó hacía él, y lo contempló seria

Interesante – Agregó con una sonrisa demoniaca

Es verdad, aunque recién la han llevado para hacerle la autopsia –

Tardarán horas, así que siéntate y come - Por fin Luffy había encontrado un paquete de galletitas de chocolate, y ya había comenzado a comerlas, sin preguntar, siquiera, de quien eran

Discutieron un poco acerca de los casos, luego por tontas peleas entre los tres, y terminaron enojándose unos contra los otros y separándose, Luffy y Zoro por un lado, y Nami, sola, por el otro.

Cuando los dos hombres arribaron a su oficina, se pusieron manos a la obra y comenzaron a pensar y diagramar en una pizarra la poca información que tenían. Habían detectado un narcotraficante intentando cruzar la frontera en auto con, al parecer, droga. Unos días después, dos narcotraficantes detenidos en Nuevo México, con trece kilos de cocaína trasportados en un avión. El vuelo, Zoro averiguó, era de México. Comenzaron a pensar en bandas mexicanas, pero llegaron a la conclusión de que podía ser cualquiera de cualquier lugar. Sin embargo, no estaba de más decir que, sea la banda que sea, era una banda con una base en México, claro estaba. Y eso, era oro, al menos por el momento.

Unos pasos acelerados se escucharon a lo lejos y ambos voltearon para ver quién podía ser. Koala, la novia y pareja de equipo de su hermano. Entró agitada, había estado corriendo por pasillos enteros.

Deben subir ya – Dijo y paró para respirar – El hombre quiere hablar –

Los dos se miraron y sonrieron maliciosamente. Sabían que las puertas comenzaban a abrirse.

¿Qué les ha parecido? Me gustaría saber su opinión, puesto que es el primer capítulo y no sé si va para su agrado o no. Espero que les haya gustado y pronto actualizaré este y mis otros fics. Nos leemos.