Epilogo

¿Cuánto tiempo llevaba ahí parado?

¿Un minuto? ¿Una hora? ¿Cinco horas?

Vaya, la verdad no lo sabía, lo único de lo que estaba completamente seguro es que podía pasar todo el día mirándola y jamás cansarse. Su esposa era tan hermosa.

Su esposa.

Habían pasado ya dos años desde su boda y aún le costaba trabajo hacerse a la idea que era su esposa.

Suya.

A veces le parecía que todo aquello era un sueño. Después de todo por lo que habían tenido que pasar, le parecía imposible que finalmente se encontrara justo donde siempre había querido estar: junto a ella. Aún no podía creer su buena suerte. Tras años de amarla en silencio, de amarla con rencor, de amarla con desesperanza, hoy podía simplemente amarla. Amarla, y saber que ella lo amaba a él, era el mejor regalo que la vida hubiera podido ofrecerle.

—¿Vas a seguir observándome desde la puerta por el resto del día, o vas a venir a saludar a tu esposa como se debe?

Sus palabras lo hacen sonreír. Shaoran separa su hombro del borde de la puerta donde estaba recargado y entra a la habitación donde Sakura esta terminando de arreglarse.

—¿Cuándo te diste cuenta de que estaba ahí parado? —pregunta Shaoran dando un tierno beso en la mejilla de su mujer.

—Desde que llegaste. —contesta ella con una gran sonrisa en los labios. —Pude sentir tu presencia. Y tu mirada.

—No puedo evitarlo —comenta Shaoran encogiéndose de hombros —. Me tienes embrujado.

Sakura empieza a reír divertida ante sus palabras, pero regresa a la labor de terminar su maquillaje frente al espejo.

—¿Cuándo comienza el desfile? — pregunta Shaoran observando con detenimiento como su esposa termina de arreglarse.

—En un par de horas. Aún tenemos tiempo.

—Siempre dices eso, y siempre terminamos llegando tarde.

—Bueno, esta vez no llegaremos tarde. Tomoyo me mataría si llegamos retrasados a la presentación de su primera línea de ropa.

Shaoran asiente levemente, sabiendo que aquello es verdad. Este es un día muy importante para la mejor amiga de su esposa y Sakura no quiere perderse ni un solo minuto. La semana de la moda de Londres es un evento de gran importancia y las dos amigas no han hecho más que hablar de eso por semanas.

—Listo. —exclama Sakura después de unos minutos, dando un paso hacia atrás. —¿Qué te parece? —pregunta la joven mirando a su esposo con detenimiento, mientras espera su opinión.

—Te ves hermosa.

Y aquello era verdad. El vestido verde y holgado que llevaba puesto había sido diseñado exclusivamente para ella y se notaba.

Sin poder resistirlo más, Shaoran se acerca a ella y se inclina para darle un beso suave y lleno de amor. Su mano izquierda se coloca detrás de su cuello, mientras su mano derecha se posa levemente en su vientre, el cual, con cada día que pasa, empieza a verse más abultado.

—¿Crees que la prensa se dé cuenta? —pregunta Sakura colocando su mano sobre la de su marido. —Tomoyo diseño el vestido para ocultar el embarazo, pero creo que si alguien pone mucha atención podría notarlo.

Shaoran amaba estar casado con Sakura, y estaba profundamente orgulloso del gran éxito que su esposa estaba teniendo en su carrera. El único inconveniente de estar casado con una gran estrella de teatro, era el hecho que la prensa estaba tras de ellos intentando saber cada detalle de su vida privada. Más aún ahora que Sakura estaba empezando a considerar algunos papeles que le habían propuesto para el cine. Si su esposa decidía aceptar alguno de esos papeles, su fama sería aún mayor, lo que implicaría más paparazzi acosándolos. Sin embargo, aquello era algo que estaba dispuesto a soportar con tal de ver a su esposa feliz y triunfando, haciendo algo que amaba. Después de tanto esfuerzo y dedicación, Sakura se merecía el gran éxito que estaba teniendo.

Y para ser sinceros, a él no le habría importado compartir la noticia de la llegada de su primer hijo con el mundo. Rayos, si por el fuera lo habría gritado desde la montaña más alta para que todos supieran cuanto amaba su esposa y al pequeño que venía en camino. Sin embargo, Sakura había preferido guardar la noticia en secreto por un tiempo más. Según su esposa, quería que por el momento solo las personas cercanas a ellos conocieran la noticia. Así podrían disfrutar de su felicidad por unos meses más antes de tener a la prensa en su espalda queriendo saber cada detalle de su embarazo. Shaoran comprendía su punto de vista y estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera en sus manos para verla feliz.

—No, nadie va a notarlo. —comenta Shaoran antes de besar nuevamente sus labios. —Lo único que van a notar es lo maravillosa y hermosa que eres.

Sakura sonríe con alegría ante su comentario, antes de recordar algo importante que debía comentarle.

—Mi hermano llamó esta mañana. —comenta Sakura mirando a su esposo a los ojos. —Él y mis papás llegan en el vuelo del medio día. Le dije que pasaríamos a recogerlos al aeropuerto. ¿Crees que tengas tiempo?

Para su familia, Shaoran siempre tenía tiempo. Los padres de Sakura habían planeado este viaje desde hacía meses, por lo que Shaoran había tenido tiempo de liberar su agenda y pasar tiempo con su familia política. La expansión de su empresa era un trabajo arduo que necesitaba de mucho esfuerzo y tiempo, sin embargo, Shaoran había hecho su misión rodearse de gente trabajadora y competente que pudieran ayudarlo con su labor, aligerando su carga de trabajo para así poder pasar más tiempo con su familia.

En unos cuantos meses tendría a su primer hijo o hija entre sus brazos, y quería pasar el mayor tiempo posible con Sakura y su bebé. Su familia era lo más importante en su vida y no pensaba sacrificar ni un segundo a su lado.

—Si, no hay problema. Aunque tendremos que llevar la camioneta. Tu mamá no viaja ligero. Tampoco su hija. —añade Shaoran en forma de burla.

Sakura sonríe tiernamente ante su comentario.

—No puedo evitarlo. Soy una estrella. —comenta la joven de forma exagerada como toda una diva. —Además la culpa es de Tomoyo, siempre está confeccionando tantas prendas para mí.

—Hablando de Tomoyo, tenemos que irnos en este mismo instante si queremos llegar a tiempo a su desfile.

Sakura asiente ligeramente, pero en vez de moverse, se acerca más al cuerpo de su marido, colocando su mejilla en su pecho y rodeándolo con sus brazos.

Shaoran da un suave beso en la frente de su esposa. Son estos pequeños momentos de tranquilidad en sus brazos los que lo hacen sentir más feliz. Son esos momentos lo que le permiten darse cuenta de lo afortunado que es de tenerla en su vida. Después de todo lo que tuvieron que pasar finalmente puede sostenerla en sus brazos, sabiendo que no hay nada ni nadie en este mundo que pueda separarlos.

—Sakura. —comenta Shaoran, haciéndole notar a su esposa que se esta haciendo tarde. A pesar de que le encantaría seguir sujetándola en esos momentos, Shaoran sabe que deben marcharse.

—Solo unos segundos más. —comenta Sakura, sabiendo lo que su marido estaba a punto de decir.

—Solo unos segundos más. —accede él sin poner mucha resistencia.

Un par de minutos pasan antes de que Sakura se incorpore nuevamente.

—Estoy lista. —le dice finalmente alejándose poco a poco de su marido, mientras se dirige a la cómoda para tomar su bolso.

Shaoran observa con detenimiento los movimientos de su esposa, recordando con añoranza el pasado. Remembrando las veces que la había descubierto mirando a otro como le habría gustado que lo mirara a él. Los besos secretos que se habían dado pensando que finalmente la tenía para él, solo para darse cuenta de que en realidad nunca había sido suya. Los meses llenos de rencor y agonía, convenciéndose que la odiaba cuando en realidad no podía haberla amado más. Su rencuentro lleno de emociones encontradas, odiándola por ser aún más hermosa de lo que recordaba, y odiándose a si mismo por seguir pensando en ella cuando había otra mujer a su lado. El sentimiento de angustiosa serenidad cuando llegó finalmente la revelación de que, sin importar el tiempo que pasara o la distancia que los separara, su amor por ella jamás disminuiría ni en intensidad ni en forma. Y finalmente la esperanza. La maravillosa ilusión de que tal vez, solo tal vez podía tenerlo todo, podía tenerla a ella. Y así había sido. Así fue. Y ahora ella era su esposa. Y estaba esperando a su primer hijo.

El camino de su amor había sido tortuoso y lleno de dolor, pero la verdad es que no cambiaría nada del pasado, porque cada una de esas acciones y decisiones, los habían llevado hasta el punto en que se encontraban en ese momento.

Su esposa.

Su hijo.

Suyos.

Antes de que Sakura pudiera salir de la habitación, Shaoran la toma del brazo girándola para poder ver su rostro lleno de amor e ilusión. Dios, de verdad nunca se cansaría de mirarla.

—¿Te he dicho el día de hoy cuanto te amo? —le pregunta Shaoran sintiendo como su corazón es invadido por ese mismo amor que sintió años atrás, y que solo se había vuelto más intenso con el paso del tiempo.

—Si, pero eso es algo que no me canso de escuchar, en caso de que quieras decirlo de nuevo. —contesta su esposa con una gran sonrisa en los labios.

—Bien, porque pienso repetírtelo cientos de veces, todos los días, por el resto de nuestras vidas. Te amo.

—Y yo te amo a ti. — contesta la joven a su vez.

Shaoran no puede soportarlo más y se acerca a ella besándola con gran pasión. Sus labios son demandantes, intentando mostrarle con esa caricia todo aquello que no puede poner en palabras. Definitivamente ahora llegaran tarde al evento, pero la verdad es que no le importa. Nada más importa mientras pueda tenerla en sus brazos y besarla con la misma pasión con la que la besa en ese momento.

Después de unos minutos, ambos rompen el contacto. Una gran sonrisa se encuentra dibujada en los labios de Sakura.

—Siento ser aguafiestas cariño, —le dice Sakura. — pero de verdad tenemos que irnos.

Shoaran asiente sabiendo que Sakura tiene razón.

—Solo tomo mi abrigo y nos vamos.

—Bien. Yo voy por las llaves. ¿Te veo en el auto?

Shaoran asiente mientras ve a su esposa salir de la habitación en dirección del garaje donde esta estacionado su auto.

Una gran sonrisa se dibuja en los labios de Shaoran mientras termina de recoger el abrigo negro de su armario.

Era feliz. Era verdaderamente feliz y quería que todo el mundo lo notara. La vida finalmente le había dado la oportunidad de tener todo aquello que siempre había deseado.

Su esposa.

Su hijo.

Su familia.

Suyos.

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Notas de autor: Vaya, no puedo creer que hayan pasado más de dos años desde que terminé esta historia. Muchas gracias a todos lo que la leyeron, y dejaron sus comentarios. Y, sobre todo, muchas gracias por su paciencia. Este epilogo lleva en mi mente por mucho tiempo y finalmente he podido plasmarlo en palabras. Sé que no es muy largo, pero de verdad espero que sea de su agrado, lo he escrito con mucho cariño. Escribir es una de las cosas que más amo, pero por un tiempo no me fue posible hacerlo. Ahora ha decidió seguir con aquello que me hace feliz, así que he empezado a escribir de nuevo con un par de historias que han estado rondando mi mente. Estas son historias originales, así que no me será posible publicarlas aquí, pero si están interesados, hace poco abrí una cuenta de wattpad donde pueden encontrarme también como angelceleste4. En cuanto a mis otras historias en FanFiction, intentaré continuarlas, pero todo depende de mi inspiración y sobre todo mi tiempo. Nuevamente les agradezco su apoyo y paciencia. Espero que nos leamos pronto.