Bueno, los saludo a todos y como saben soy de los que suele poner sus notas al final pero como esto es un remake de un proyecto que tiré hace poco no veo por qué no cambiar las cosas. Entonces, como dije la primera vez que hago un crossover pero con un personaje propio y para quien lo desee puede chequear mi página de DeviantArt (link en mi biografía) para conocer la historia original de este personaje, es un comic. Tuve unos problemas aquí y allá pero el hecho es que pueden volver a disfrutar de este fanfic, al que le arreglaré ciertos detalles. Espero les guste.

Una unicornio llamada Beatrix Peace:

La chica se encontraba en un lugar de honor en aquella extraña ceremonia, como una más de los que hicieron posible un cambio tan radical. El fin de la guerra en su país, el inicio de una nueva era para su pueblo. Pero de todos modos no le agradaba lo que había pasado, lo que se había visto obligada a hacer y obligada a ignorar. Dio una calada a su enorme puro mientras su hermano mayor, el gobernador levantaba los brazos ante su gente.

—¡Compañeros, amigos míos! ¡Yo se los prometí! ¿No lo hice? Cunado votaron por mí les hice una promesa: que la magia sería borrada de nuestra amada nación. Esos despreciables que nos esclavizaron durante tantos años han muerto ya, cazados hasta la extinción por nuestra distinguidísima Armada. ¡Señores! ¡Nos hemos cubierto de gloria! ¡LA MAGIA SE HA EXTINTO! ¡NUESTROS NIETOS NI SIQUIERA SABRÁN QUE ALGO ASÍ DE REPULSIVO LLEGÓ A EXISTIR! ¡LA MAGIA HA MUERTO PARA SIEMPRE!

Hubo gritos y más vítores de la gente aclamando a su amado gobernador. Años de esclavitud y de esconder el verdadero poder de la tecnología habían terminado por fin; con la elección de este nuevo belicoso gobernador finalmente había comenzado la guerra y los magos fueron puestos en su lugar. Pero no contento con eso, el señor gobernador mandó a matarlos a todos. Su frase más célebre: "Niños y mujeres embarazadas son nuestra prioridad. Los niños son el futuro, si asesinas a sus niños; acabas con su futuro".

—E increíblemente la gente sigue siguiendo a este enfermo — dijo Beatrix dándole otra calada a su cigarro.

Su cuñada la miró severamente.

—Sabes que hablas de tu hermano.

—Sí, y lo conozco lo suficiente para decir que tiene serios problemas mentales. En fin, me cuentas por Xmail en qué termina esto. Me voy.

Janice la miró muy preocupada.

—¿Entonces está decidido, te vas? Trixie, no puedes irte. Aquí eres una respetada miembro del ejército, la comandante que hizo todo esto posible. Tu hermano te extrañará mucho…

Beatrix simplemente aplastó su puro contra el cenicero más cercano.

—La magia ha tomado mucho de nosotros Jan. Primero nuestros padres… después la cordura de mi hermano. Ganamos la guerra, pero la sed de violencia de Delber no parará aquí… querrá ayudar a los países vecinos a que extingan a la magia también. Y tal vez sea lo mejor para todos nosotros, pero… ya no puedo más. Necesito un aire… si alguien me vuelve a pedir autorización para ejecutar niños… olvídalo, esto es demasiado para mí. Dile a Dell que dejé mi renuncia y todos los papeles necesarios en su escritorio. No quiero despedirme.

—¿Por qué no?

—Porque intentará detenerme, y lo logrará.

Dicho esto Beatrix Peace se montó sobre su motocicleta especial y tras colocar su ojo en el identificador retinal, el aparato se elevó por los aires y la llevó a una gran velocidad a través de los túneles que conectaban la ciudad. Ni siquiera se molestó en desequipar sus armas y demás equipo militar que traía puestos; ya se lo mandaría a Delber por correo cuando encontrara dónde quedarse. Aceleró y finalmente salió a la superficie.

Debido a que los magos no podían saber sobre la verdadera capacidad de la ciencia de los "sin-magia" por temor a que usaran sus poderes para reprimirlos; las ciudades eran todas subterráneas; pero gracias a los sistemas de reacomodación ambiental y de iluminación era mucho mejor que estar afuera; con un clima perfecto las veinticuatro horas, aire más puro que el de la superficie y según la estación tanta o más iluminación. Una utopía en donde la ciencia y la naturaleza se juntaban.

Pero de todos modos a Beatrix le gustaba conducir su moto afuera. Una de las ventajas en que la guerra había acabado era que ahora podía conducir al aire libre sin normas de tráfico ni nada que la detuviera. Era una hermosa sensación de libertad.

Pero entonces varios árboles en su camino cobraron vida y la derribaron de su motocicleta. Ella saltó justo a tiempo mientras que un grueso roble hacía pedazos su amado vehículo.

Preparó su vaporizador tipo cañón plasma.

—Muéstrate — ordenó apuntando su arma hacia el frente.

De entre la maleza salió una joven, humana como Beatrix, pero con un tono de piel verdoso, grandes orejas puntiagudas, cabello como de musgo y vestida con un top de cuero teñido de verde y una larga falda de seda. Bea bajó su vaporizador y encendió otro cigarro.

—¿Otra vez Gaia? Hasta ahora nos hemos enfrentado más de cien veces y sabes que tu magia no es rival para mis máquinas. Eres una Nivel 5 y todo pero no puedes conmigo.

Gaia no respondió, se limitó a ver a los ojos a su rival (o eso creía, pues los ojos de Beatrix siempre estaban cubiertos por dos enormes gafas rojas). De todos modos siempre lo mismo; ambas pelearían y Beatrix respetaría la amistad que alguna vez las unió para finalmente irse. No, no esta vez; ella pagaría por todo lo que el enfermo de su hermano mayor le hizo a su pueblo. Sin más Gaia levantó una gran esfera, el último de los Artefactos Mágicos custodiados por su gente de los cuales Gaia era la última con vida.

—Te veré en el infierno Beatrix. Que los espíritus del cielo no tengan piedad de ti.

—¿Qué hace esa cosa? — Preguntó Beatrix mientras que su equipo militar redireccionaba todo el poder a sus pulseras y tobilleras, poderosos escudos anti-mágicos.

—No tengo ni la menor idea. Adiós Beatrix Peace — dijo Gaia entonces.

Arrojó con violencia la esfera al suelo, justo en dirección hacia Beatrix. No tuvo tiempo de correr, la esfera estalló de repente; llevándosela consigo en un vacío infinito. No había vuelta atrás… Gaia había vencido por fin.

Beatrix sentía como si flotara… pero no se atrevió a abrir los ojos. Lo único que llenaba el silencio eran los "bips" de su equipo médico que la mantenían con vida. Pero fuera de eso estaba desprotegida, estaba por completo expuesta a la magia.

¡Por favor! ¡Quédate conmigo! — Sonaba una dulce voz en su cabeza. De todos modos no se atrevió a abrir los ojos.

Sintió la magia penetrar en su cuerpo. Quiso gritar, no de dolor, de miedo. Odiaba la magia y había pasado su vida entera estudiándola para saber cómo combatirla; y por eso le temía tanto. La magia podía hacer cualquier cosa y era algo temible, temible en verdad.

—¡Twilight! ¿Qué es esa cosa? — Preguntó una voz con acento sureño.

—Una humana, una criatura en la que me transformé cuando traspasé el espejo.

—¿Qué hace aquí? — Preguntó otra voz. Esta era más refinada que las otras.

—Los humanos son inteligentes, le preguntaremos cuando despierte… si es que despierta.

Finalmente Beatrix abrió los ojos, se encontraba en un espacio infinito; un vacío. Levantó su arma vaporizadora pero nada. Revisó su cuerpo, estaba desnuda. Pero eso no tenía sentido, los bips de su equipo médico (una especie de mochila metálica que no se quitaba nunca) seguían sonando.

—¿Acaso estoy muerta? — Se preguntó en voz alta.

—Estás a punto, Beatrix Peace — dijo una voz, no en su cabeza sino de verdad. — Pero la opción es toda tuya.

Se volvió.

Entre el blanco se erguían ocho torres de luz pura, si el blanco del fondo era puro; esas torres de luz lo eran mucho más. Era algo sorprendente, una fuerza fuera de lo imaginable. Eran… los espíritus del cielo, los creadores del mundo y todo lo que había en este. Beatrix se inclinó.

—Levántate Beatrix Peace.

Ella lo hizo.

—Hemos visto con dolor lo que ha sucedido en tu mundo, lo que se inició por culpa de la ambición de algunos.

La chica no dijo nada, se quedó mirando a la torre de luz.

—Cuando repartimos los dones a la humanidad… a la mitad la capacidad de usar magia y a la otra una inteligencia superior… teníamos la idea que cada uno de los bandos se entendiera el uno al otro; que cooperaran juntos,

—Pero ellos nos esclavizaron primero y ahora nosotros desarrollamos armamento en secreto y los estamos cazando hasta la extinción — dijo Beatrix desganada. — ¿Qué quieren que haga? No puedo convencer al demente de mi hermano que inicie una utopía como la que ustedes soñaron. Está ciego de venganza.

—Es muy tarde para Delber, pero no para ti — dijo una de las torres de luz. — Ambos son productos de su época, pero él decidió tomar toda la carga de ser huérfanos de guerra por ti pagando con su sanidad mental. Y aun si eres un soldado de alto rango, demuestras tener conciencia. Jamás mataste a indefensos como los otros soldados; sin mencionar que te sacrificaste repetidas veces por proteger a tus soldados; y siempre respetaste tu amistad con Gaia Demetris Naturen cuando ella te traicionó repetidas veces. Estamos orgullosos Beatrix; por eso hemos decidido darte una oportunidad de que inicies de nuevo, lejos de la guerra, si eso es lo que deseas.

Twi, ¿qué le está pasando ahora? — Resonó de nuevo una de las voces en su cabeza. Esta sonaba demasiado activa.

¡Es la magia en el ambiente! ¡La está cambiando!

Y efectivamente sintió cómo la magia que entró en ella comenzó a hacer efecto, dando a entender que era tipo transformación. De todos modos el cambio no lo vio; por lo que Beatrix finalmente comprendió que esta era solo su conciencia y que su cuerpo real era el que estaba cambiando y el que escuchaba todas esas voces.

—¿Y exactamente cuál es la idea? — Preguntó cambiando el tono asustado por uno mucho más serio. Su desconfianza hacia la magia obviamente se extendía a los seres más poderosos de su universo aun si eran los mismísimos Creadores. — Un dios no viene y te premia solo porque sí.

—Primero el artefacto con el que to golpeó Gaia Demetris Naturen fue creado para que los sacerdotes pudieran hablar con nosotros directamente y sólo elegimos a los que son dignos. Revisamos tu pasado y lo eres, a tu extraña forma de ser.

Beatrix torció el gesto.

—Hemos decidido que reinicies tu vida. Haz lo que quieras, no intervendremos más que observando; y créenos porque hemos elegido enviarte a un lugar donde nosotros no tenemos autoridad alguna, no somos los dioses de ese mundo.

—¿Y por qué? — Preguntó Beatrix desafiante.

—No te incumbe, humana. La pregunta es, ¿quieres empezar de nuevo?

Ella sólo se encogió de hombros.

—Ya qué.

Fue cuando Beatrix abrió los ojos violentamente tras recibir una horrible sacudida. Se encontraba en medio de una sala rodeada de seis… ¿equinos? No, eran equinas y la miraban muy sorprendidas. Quiso pararse pero no pudo. Se dio cuenta por fin que la magia de transformación que había sentido la había cambiado por completo… haciéndola a ella misma un equino también. Se miró su cuerpo nuevo: pelaje violeta oscuro, peor al menos la crin de esta nueva forma recordaba a su vieja cabellera: rubia y desordenada.

—¿Estás bien? — Preguntó una de las equinas, lavanda claro con el cabello púrpura y rosa; con un cuerno en la cabeza y alas. — ¿Estás bien? Mi nombre es Twilight, Twilight Sparkle. ¿Puedes entenderme… humana?

—¿Humana? ¿Cómo sabes qué era? — Preguntó Beatrix tocando su cabeza. En la punta de ésta crecía un solo cuerno. No tenía alas como la otra pero de todos modos era bastante rado.

—Te vimos transformarte dulzura — dijo una de color naranja y de cabello rubio, la voz del acento sureño. — ¿Fue raro, sabes? Estábamos todos tranquilos en el pueblo cuando de pronto se abren los cielos y cae una criatura extraña envuelta en una luz rara. Lo siguiente que supimos es que te transformaste en poni a los pocos minutos.

—¡Sí! ¡Sí! — Dijo la voz energética, que pertenecía a una de color rosa. — ¡Y te trajimos a la casa de nuestra amiga Twilight! ¿Estás bien?

—Eso creo — murmuró ella observando su cuerpo.

Trató de pararse pero no lo logró. Su brazo derecho (o la pata en donde antes estaba este) no le respondía muy bien. Claro, esa cosa era funcional pero no tenía sensibilidad; y ahora que tenía que andar a cuatro patas sería un problema. Pero tras varios intentos lo logró.

—Toma querida, un espejo te puede ayudar — dijo la de la voz refinada, una unicornio blanca que emitía un brillo del cuerno. Un brillo con el que le levitaba un espejo de cuerpo completo.

Beatrix se cayó de la impresión. No, no podía ser eso…

—¿Cómo demonios hiciste eso? — Preguntó casi gritando.

—¿Esto? — Preguntó Rarity tranquilamente. — Pues nada, un poco de magia solamente. ¡Oh! ¿No hay magia en tu mundo? Bueno, aquí en Equestria es algo que todos los alicornios y unicornios podemos hacer.

Beatrix entonces se miró al espejo y sus ojos se dirigieron a su cuerno. Gritó cuando vio unas chispas emerger de éste. No, eso no tenía ningún sentido, no podía ser. ¿Cómo era posible que ella, Beatrix Peace comandante de las Fuerzas Anitmágicas del país de Flarius pudiera ser una usuaria de magia? No tenía ningún sentido.

Estaba temblando de veras, completamente aterrada. ¿Qué esto era una broma cruel?

—¿Estás bien? — Se acercó una equina amarilla de dulce voz.

—Creo que se encuentra en shock Fluttershy — dijo una nueva voz, serena y calmada.

Beatrix miró a quien habló, una figura alta y poderosa; color blanco con un cabello como de aurora boreal. Entonces su equipo soltó un BIP anunciando que su vida estaba fuera de riesgo y que estaba completamente funcional de nuevo.

—Análisis — dijo Beatrix en un susurro.

Una voz sonó en un pequeño auricular que tenía puesto:

—Dos nivel 3 detectados; siendo uno de ellos usted. Datos insuficientes para entender lo sucedido. Dos nivel 25 detectados. Dos nivel 25 detectados. Toda la potencia a los escudos.

Temblando, Beatrix se volvió a mirar al espejo. Tenía puesto todavía su mochila, conocida como equipo militar y su abrigo gris oscuro, parte del uniforme; así como sus cuatro pulseras de escudo. Miró de reojo a todas las ponis; según la de color blanco y cabello morado sólo los unicornios y alicornios tenían magia… eso quería decir había una buena probabilidad que las alicornios (las que combinaban alas y cuerno) fueran las Nivel 25. Al menos de la figura alta estaba segura.

Un alivio era ver su abrigo gris, por lo que con su casco izquierdo (el que sí tenía sensibilidad) se metió la mano al bolsillo y sacó un cigarro como pudo (seguía temblando), se puso el cigarro en los labios y de nuevo metió su casco al bolsillo tomando un pequeño encendedor eléctrico. Sus cascos funcionaban como dedos en parte, interesante. Finalmente le dio unas cuantas caladas a su puro y se sintió más calmada.

—¿Estás mejor? — Preguntó amablemente la figura alta. — Y en serio, ¿qué haces?

—Fumo, es un vicio y es malo para la salud pero relaja como no tiene idea — respondió Beatrix. — Dicen que aparecí en medio de una luz… ¿dónde estoy?

—En Equestria, tierra de los ponis — dijo la "alicornio" lavanda claro. — Como dije mi nombre es Twilight Sparkle. Ella es mi maestra, la Princesa Celestia; y ellas son mis amigas: Rainbow Dash, Flutteshy, Pinkie Pie, Rarity y Applejack.

Todas hicieron un pequeño gesto a modo de saludo mientras eran nombradas por la tal Twilight.

—¿Tú quién eres? — Preguntó la tal Celestia.

—Beatrix Peace. Ingeniera mecatrónica del país Flarius.

Una verdad a medias, ella manejaba armamento pesado; pero sólo porque tenía un título universitario en ingeniería mecatrónica lo que le permitía usar el equipo correctamente sin lastimar a nadie en el proceso.

—¿Tienes idea de cómo terminaste aquí? — Preguntó Celestia de nuevo.

—No.

Beatrix hizo prácticas de interrogatorio en caso fuera capturada por el enemigo, le era fácil mentir.

—¡Conque Bea entonces! — Se emocionó Pinkie Pie saltando de improviso sacudiendo el casco energéticamente. — ¡Hola Bea, como ya sabes soy Pinkie Pie y espero que te guste Ponyville, porque imagino que tendrás que quedarte en el Palacio de Twilight mientras consigues casa o vuelves a la tuya, no?

—Este, yo…

—No creo que sea posible hacerla volver Pinkie Pie — dijo Celestia mirando hacia el cielo. — La razón por la que vine fue porque la fuente que trajo a Bea hasta acá era desconocida para mí. Nunca había sentido algo parecido; pero una vez trajo a Bea, se fue como si nada.

Beatrix torció el gesto, una Nivel 25 la trataba como si la conociera de toda la vida, "Bea". Se lo permitía a la rosa en quien no detectaba magia su equipo, pero una Nivel 25 era insultante. Pero de todos modos el instinto de conservación pudo más y Beatrix se contuvo. Enfrentarse a alguien de ese poder era suicido seguro con el equipo que llevaba.

—Bea, ¿existe la magia en tu mundo? — Preguntó la que se llamaba Fluttershy. — Preguntaba porque bueno; tu miedo no me es normal y…

Beatrix aisntió.

—Exacto, sólo existe en cuentos para niños y no comprendo en verdad. Perdonen mi reacción.

Twilight le sonrió.

—No te preocupes, entendemos pero tienes que comprender que ahora estás en Equestria, tendrás que acostumbrarte a la magia porque una tercera parte de nuestra gente la utiliza. Y ahora tú también.

Fue como un balde de agua fría para Beatrix.

—¿Y tengo que quedarme aquí? — Preguntó temiendo la respuesta.

La tal Celestia asintió.

—Así es Beatrix Peace, Bea, pero no temas. Mi fiel estudiante Twilight Sparkle te alojará… ¿no?

Ella asintió feliz.

—¡Era el plan desde un principio Princesa Celestia!

—Qué bueno. Pero deberás buscar insertarte a la comunidad poni Bea; y no le temas a la magia. De hecho tengo una idea: mientras te quedes con ella, Twilight Sparkle será tu guía en Equestria y tu maestra de magia.

A la tal Twilight se le iluminaron sus ojos.

—¡Suena excelente Princesa Celestia! ¡Estoy segura que será una experiencia interesante, ser maestra de magia!

Era una pesadilla, una pesadilla viviente para Bea. Culpaba a Gaia Demetris Naturen y a los Espíritus del Cielo. ¿Cómo se atrevían? No importaba, saldría de eso, por ello era Beatrix Peace.


¿Qué tal la nueva versión? Por favor si ven el comic en Deviantart déjenme sus opiniones también.

Chao; nos leemos!