Pareja:Ninguna, la ship culposa porque YOLO

Disclaimer:Los personajes no son míos pero eso no me importa XD y estoy segura de que a Himaruya-Sama tampoco le importa, y estoy todavía más segura de que a ti que lees esto, tampoco te importa (¿?)

Advertencia:Mmm… sí, muchas (¿?) Nah, solo es un extra extraño y con insinuaciones entre Eligos y el Rey de Picas, solo eso, quizá~~ 7u7

Notas de inicio:

Pese a que es la ship culposa no me siento culpable de esto porque Eligos dio su total y completa aprobación XD

Este extra esta fuera de la línea del tiempo de Lucha de 4 Tiempo (¿?) La razón por la que lo estoy poniendo como un extra de ahí es porque estoy usando a los personajes específicamente de esta historia, además no lo sé, todavía no decido pero es algo que creo yo (conociendo a Eligos) sí podría haber pasado n.n

Por otro lado, no pretendo destruir nada de lo que paso y/o va a pasar (en L4T y en la historia de Eligos) solo lo estoy escribiendo por placer mío y de las que quieran darle una oportunidad, así que sí, si eres una de ellas ¡Bienvenida!

PD: Espero que a nadie le moleste y que al contrario, terminen amando esto tanto como yo~~

One, Two, Three ¡Go!

~*~ Extra: Sweet Cards ~*~

Universo Card Verse, Reino de Picas…

Las cosas en los cuatro reinos habían mejorado considerablemente en esos días, el acuerdo de paz entre los reinos no podía estar más fuerte y la gente estaba siempre tranquila y feliz, él mismo estaba siempre así, incluso con las toneladas de trabajo que tenía.

Ambos Reyes estaban en el estudio que ya no solo era de Arthur sino de los dos, Alfred lo había remodelado con la intención de dárselo a Arthur como un espacio personal pero su Reina simplemente le había dicho que sería de ambos para trabajar ahí juntos.

La puerta sonó delatando el conocido toque de Yao, ambos Reyes contestaron un "pase" al unísono, asunto que les sacó una sonrisa por la repentina sincronía.

—Sus majestades. Tengo noticias alarmantes aru, los Jokers acaban de dar aviso a los reinos de otra irregularidad en el límite protegido de Picas, alguien ajeno a la dimensión altero el campo de fuerza y entró sin dificultades a sus dominios— Alfred sintió que estaba viviendo un dejavú, su Reina también le dio una mirada llena de preocupación, muy consciente de lo que había pasado la última vez que había recibido una noticia así.

—Eligos… otra vez…— Pronunció Arthur en un susurro, Alfred sintió un poco de miedo mezclado con irá.

—Se lo advertimos la última vez, si volvía aquí íbamos a atacar sin pensar dos veces— Habló el Rey levantándose furioso de su lugar, convencido de que habría una guerra ese día.

—Yo no usaría las palabras "entró sin dificultades" — La voz demoniaca resonó en el pequeño estudio, Arthur instintivamente tomó la mano del Rey y Yao se puso frente a ellos como un escudo en defensa a sus dos Reyes, Eligos apareció flotando frente a ellos, batiendo sus alas de media noche con elegancia y tranquilidad. —Siempre es una dificultad entrar aquí, así como permanecer mucho tiempo dentro…— Comentó el demonio como si nada haciendo una reverencia sarcástica, Alfred se llevó la mano al cinturón en busca de la espada, pero con la tranquilidad de los días se dio cuenta de que la había dejado por su voluntad en la habitación, gran error, se había confiado de más y ahí estaban las consecuencias, estaba desarmado frente al demonio.

—¿Qué es lo que buscas aquí, demonio? — Preguntó la Reina con el tono ácido y firme que usaba siempre que estaba verdaderamente molesto.

—Quiero una audiencia con su majestad el Rey, a solas…— Contestó Eligos de lo más frío, pero con un tono tan formal que hasta podía pasar por respetuoso.

Los tres monarcas se quedaron quietos y pensativos con aquellas palabras, Eligos miró al Rey largo rato sin apartar la mirada, como si le estuviera diciendo lo que buscaba realmente con solo la vista, o quizá el Rey era el que buscaba la respuesta en los ojos del demonio, Alfred soltó un suspiro derrotado.

—Bien, pero solo esta vez… y si intentas algo te aseguro que las consecuencias serán fatales para ti…— Advirtió el Rey con tono serio, Arthur lo miró con un claro reproche por haber accedido a tal locura, pero el Rey había descubierto ciertas cosas de aquel demonio que se había guardado solo para él por razones de seguridad y porque había asumido que Eligos no volvería a presentarse así en sus tierras, otro gran error, no debía creer en promesas de aquellos seres mentirosos por naturaleza.

Después de tranquilizar a Arthur y a Yao un poco, los envió a buscar su espada y a prepararse para cualquier cosa, Arthur accedió entre dientes solo porque confiaba en él y Yao porque siempre obedecía sus órdenes, Eligos no hizo ningún movimiento mientras la Reina y la Sota real salían por la puerta, cerrando detrás de sí.

Se deleitó secretamente con el porte de la Reina, era la versión de Arthur que más le gustaba porque se parecía demasiado a su propio amado, salvaje, independiente y seguro de sí mismo, sin dejar de ser solo Arthur, con una mirada venenosa para los enemigos y una brillante para los amigos.

Eligos puso el seguro de la puerta con la mente una vez que se quedó a solas con el Rey, sabía que ni la Sota, ni la Reina se alejarían y a cualquier indicio de disturbio entrarían a la habitación, el Rey lo observaba con gesto impasible y furioso, aquello no lo altero en lo más mínimo, sabía que antemano que ya no era bienvenido ahí.

—Creí que las cosas ya habían quedado claras desde la última vez…— Empezó el Rey, siempre teniendo la primera y la última palabra, Eligos decidió que le daría el placer y la sensación de tener el mando ahí, aunque era obvio quien era más fuerte de los dos.

—La última vez si no mal recuerdo tu dijiste que debía jurar no volver aquí… y yo no te juré nada…— Contestó el demonio tan impasible como siempre, el Rey se tensó un poco con aquello pero a regañadientes lo invitó a sentarse.

—Habla, di a lo que vienes y vete…— Ordenó el Rey sentándose en su propio lugar como un niño enfadado, Eligos aparecía en el mejor momento de su vida, se presentaba como si fuera un incendio capaz de reducir a cenizas toda su felicidad.

—Que impaciente…— Refunfuñó el demonio caminado de un lado a otro frente al pequeño escritorio, declinando total y completamente la invitación del Rey a sentarse solo por llevarle la contraria. —Pero bien, soy tan impaciente como tú, así que voy a decirte la razón de mi visita… vine a ofrecerte un trato, y no cualquier trato, un trato justo…— Comentó Eligos deteniéndose para ver al Rey con una sonrisa de buen negociador, casi creíble.

—No, la última vez que alguien de aquí hizo un trato contigo hubo una guerra, así que si eso era todo, ya tienes mi respuesta, puedes irte— Eligos movió su cola de un lado a otro, por una parte estresado y por otra parte, extrañamente fascinado con la seguridad y dominio que mostraba el Rey.

—Bien, entonces lo diré de esta forma, necesito que me ayudes con algo y a cambio te daré lo que siempre has deseado, muy, muy en el fondo de tu alma— El Rey titubeó un poco con eso, Eligos sonrió con la victoria anticipada, él era un manipulador por excelencia, solo había que hacer creer al otro que realmente quería ese algo, para que te entregara todo a cambio de conseguirlo.

—No tengo ningún deseo… ahora mismo soy más feliz que nunca…— Argumentó el Rey de lo más seguro, Eligos volvió a sonreír con la paciencia de un cazador.

—¿Estás seguro? Con mis poderes lo veo claramente, tu alma ruega porque ese deseo se vea cumplido— Opinó Eligos tejiendo la red de la trampa, el Rey lo miró y se estremeció un poco, la presa había caído.

—Que absurdo, soy el Rey, puedo tener cualquier cosa que desee…— Mencionó el Rey como una queja, tratando de convencerse a sí mismo.

—Todo, excepto ese deseo que guardas muy bien en lo más profundo…— El Rey volvió a titubear, seguro que su mente era un caos en esos momentos, tratando de pensar si realmente deseaba algo o si estaba siendo engañado, con la incertidumbre de la posible existencia de un deseo y tratando de convencerse de que aquella posibilidad no existía, pero eso era lo divertido de sembrar la duda en los humanos, no podían disiparla con facilidad, aunque esta fuera totalmente falsa.

—¡Ya basta! Solo estas tratando de tentarme para obtener lo que quieres…— Declaró el Rey con la voz forzada e insegura, la duda estaba ahí, pero su precaución era más grande, había que reducirla un poco.

—Tú y yo sabemos que no suelo mentir, menos si quiero conseguir algo, en ese caso no solo yo obtendré lo que quiero, tú también lo tendrás… Además lo que voy a pedirte no es imposible, ni tampoco va a alterar nada…— El Rey frunció el ceño un poco pero después lo relajo quedándose en una mueca confusa y difícil.

—Tu harías cualquier cosa con tal de conseguir lo que quieres… mentir solo es la menor de esas cosas— Opinó el Rey con tono molesto. —Sin embargo, te escucharé solo porque usaste la palabra "ayuda" no es muy normal que vengas a pedir ayuda de buena manera…— Eligos rodó un poco los ojos con eso, así que ahí estaba la clave de todo. —¿Qué es lo que buscas? — Preguntó el Rey al fin bajando un poco la guardia, su tono de voz no era molesto sino curioso.

—El futuro, escuche por ahí que hay cierto objeto en Picas que muestra el futuro a todo aquel que desea saberlo, ustedes controlan el tiempo de todas formas así que pensé que ese rumor podía ser cierto…— El Rey se removió incomodo en su silla, era cierto.

—Creí que eres un demonio capaz de ver el futuro por ti mismo…— Murmuró el Rey como una salida fácil, Eligos optó por decir la verdad esta vez.

—Así es, puedo ver el futuro de vez en cuando, sin embargo no puedo ver el mío, es como una ley absurda de los poderes demoniacos o qué sé yo…— Contestó el demonio como si nada, el Rey de Picas meditó un poco los pros y los contras de mostrarle su futuro al demonio, en efecto, el objeto capaz de eso si existía, era un espejo, no había muchos contras porque el futuro que mostraba era en su mayoría inalterable, sin embargo nadie quería saber su futuro de esa manera por lo que estaba bien resguardado.

—El objeto existe… pero, no estoy seguro de las consecuencias de poner en tus manos esa información— Contestó al fin el Rey, el futuro era una cosa delicada, como todo el tiempo, si Eligos lograba alterarlo de alguna manera las consecuencias podían ser fatales.

—En realidad no pretendo nada… solo quiero saber que paso es el que debo dar para no equivocarme como la última vez, ya tengo un plan trazado, solo quiero confirmar su efectividad…— Contestó el demonio encogiéndose de hombros con naturalidad, el Rey volvió a meditarlo un rato. —¿Sabes? Podría haberlo buscado por mi cuenta en cuanto llegue aquí, el que venga a tratarlo contigo directamente debería ser suficiente para tranquilizarte…— Opinó Eligos al notar que el Rey no se decidía.

—No estoy tranquilo de ninguna manera… no lo puedo estar si se trata de ti— Contestó el Rey con un poco de enfado, Eligos lo notó, el Rey era inteligente y le tenía miedo hasta cierto punto.

—El futuro que me mostrarás es inalterable de todas formas ¿a qué le tienes miedo? — Murmuró Eligos como una forma de presionar al Rey para que cediera de una vez por todas.

—No es inalterable del todo… y alguien como tú sería capaz de ver los huecos para cambiarlo, no comprendes el tiempo…— Eligos se fastidió un poco con el mismo cuento de siempre por parte del Rey, la primera vez no se había ofendido pero esta vez no tuvo tanta suerte.

—¿Comprender el tiempo? Te recuerdo que he vivido más vidas que tú, y como lo has mencionado, puedo ver perfectamente el pasado y el futuro… Quizá no tenga tu magia pero solo eso nos diferencia en comprensión del tiempo— Argumentó Eligos inevitablemente mostrando más emociones de las que pretendía, no es que estuviera verdaderamente enojado pero tampoco le gustaba que lo subestimaran así.

El Rey no dijo nada al respecto, algo muy inteligente de su parte.

—¿Y después qué? ¿Volverás a tu dimensión y te quedaras ahí?— Preguntó el Rey con el tono lleno de incredulidad, Eligos sonrió un poco de nuevo.

—Exactamente, ese es el plan… Pero antes de irme te concederé ese deseo que te mencione antes, si todavía lo quieres— Respondió inalterable, era la verdad esta vez.

—Bien, lo haremos rápido y te irás de una vez…— Accedió el Rey, no le interesaba en absoluto lo que Eligos le quisiera obsequiar como "deseo" le interesaba que el demonio se fuera de sus tierras lo más pronto posible.

—Perfecto, dime a donde ir y estaremos ahí en un momento— Ofreció Eligos extendiéndole la mano para trasladarlo al lugar, sin embargo el Rey ya no se fiaba de eso.

—Espera, mi Reino, mis reglas, iremos como la gente normal, en un carruaje…— Eligos se quedó de hielo por la acción del Rey, el Rey en lugar de darle la mano lo había tomado de la muñeca para detener su posible desaparición, todo su cuerpo templo con ira y miedo, el tonto del Rey ni siquiera se daba cuenta pero había descubierto su única debilidad sin proponérselo.

Mil pensamientos estallaron en la mente de Eligos sin embargo se obligó a mantener la calma como fuera, intentó moverse o hacerse intangible y su cuerpo no respondió, se maldijo mentalmente por ello, y por no haber advertido antes el contacto del Rey.

Todo demonio tenía una debilidad, la de él era de las más simples, por ello nadie se la imaginaba, sin embargo estaba ahí viva y latente, capaz de causarle pánico.

Aquella debilidad le había parecido absurda cuando la obtuvo, se mofó de ella una y otra vez, pero empezó a tomarla en serio al darse cuenta de cómo lo afectaba, no era algo que pudiera controlar, pero era algo que lo afectaba tanto física como mentalmente, más mentalmente que nada, pero por ello el cuerpo se le congelaba y no podía reaccionar, además de que sus poderes se bloqueaban por completo, por suerte con el tiempo y un constante entrenamiento había reducido considerablemente el tiempo que lo afectaba, ahora solo tardaba unos tres minutos en reponerse.

Su única debilidad consistía en ser apresado, su nombre significaba "elegir", y hacía referencia a la libertad, por ello nada podía atarlo y también por ello "apresar" era la palabra contraria a su nombre y por lo tanto, su debilidad, si era atado o apresado de alguna forma, como en el caso del Rey que lo mantenía preso con la mano en su muñeca, él se bloqueaba inevitablemente por unos minutos, minutos que le darían a su enemigo el poder de matarlo, de ahí la importancia del asunto.

Por suerte todos aquellos que lo habían apresado así no habían sido conscientes de su debilidad por ello todavía seguía con vida, por eso y porque Eligos siempre mantenía su distancia de los demás, siempre evitando el contacto físico con otros, una precaución de su parte ante esos contactos que para cualquier eran normales pero para él eran el peor de los males.

El Rey lo soltó una vez que estuvo seguro de haber llamado su atención, Eligos aparentó firmeza aunque no la tenía en lo absoluto y siguió al Rey como pudo fuera de la habitación.

Al salir del palacio al fin sintió que todo volvía a la normalidad, lo único diferente es que estaba un poco molesto por haber permitido semejante cosa, tendría más cuidado de ahí en adelante.

—Veo que has mejorado este lugar desde la última vez que estuve aquí— Comentó Eligos con una sonrisa burlona para quitarse el pensamiento de la mala experiencia que acababa de tener, Picas parecía otro lugar totalmente diferente, por "carruaje" el Rey se había referido a una limosina que siempre estaba a su servicio, Picas ya no era un pueblo, era una ciudad. —Te tomaste muy en serio mi sugerencia de meter algunos autos ¿no? — Agregó subiendo al auto después del Rey, el chofer cerró la puerta después de una inclinación y subió al auto para llevarlos a su destino, el Rey no respondió nada, claramente abrumado por haber sido descubierto.

El auto llego rápidamente hasta el templo del reloj, el lugar más sagrado de Picas, ahí se albergaba toda la magia, ambos bajaron del auto y el Rey ordeno a su chofer que lo esperara afuera.

—Debí imaginarlo, una cosa mágica debe estar en un lugar mágico…— Comentó Eligos entrado al santuario, el poder que se sentía se le hizo conocido y familiar, él sabía el porqué de aquello. —¿Sabías qué todos los objetos mágicos de los cuatro reinos fueron creados y forjados por demonios?— Preguntó Eligos con deleite, el Rey se tensó un poco pero después volvió a relajarse y sacó su reloj en forma de pica observándolo un poco.

—Lo sé, ¿crees que no sé la historia de mi propio mundo? Los demonios y los Reyes tenían una relación muy estrecha en el pasado, sin embargo un día los Reyes se cansaron de su egoísmo y maldad y decidieron dejar de ser sus esclavos y los expulsaron usando los objetos mágicos en su contra, más adelante se creó una barrera que solo los demonios más fuertes son capaces de traspasar… de esa manera los Reyes podrían enfrentar a los demonios de uno en uno, hubo guerras terribles, pero al final de todo los demonios fueron expulsados definitivamente de Cardverse dándole la victoria definitiva a los Reyes— Alfred sabía la historia completa, en Picas no se hablaba mucho de aquello, de hecho se consideraba un mito, pero era una historia real y él la había descubierto porque en el palacio se concentraba la historia de generaciones y generaciones, historias que solo los Reyes podían saber.

Irónicamente había encontrado esa información mientras buscaba más sobre Eligos, del Duque no había encontrado mucho, solo sabía que era el segundo con el nombre, es decir, que había matado al primero para tomar su lugar, y que no se movía sin razones de por medio, lo que lo hacía de temer, sin embargo había grandes lapsos de tiempo en los que no se sabía nada de sus movimientos, por ello se le consideraba un demonio de gran poder pero bastante pacifico, el verdadero problema surgía cuando Eligos decidía salir a la acción, creaba caos y destrucción y después volvía a desaparecer.

—¿Qué es exactamente lo que quieres saber de tu futuro? — Preguntó el Rey cambiando el tema, Eligos lo miró y movió su inquieta cola de un lado a otro.

—Nada relevante… solo me interesa un día de este año…— Aquel "nada relevante" le sonó al Rey como todo lo contrario, sin embargo no quiso preguntar más al respecto, era un futuro ajeno de todas formas.

—Bueno, mantenlo en tu cabeza bien claro, el espejo solo funciona una vez, no da segundas oportunidades, si te distraes habrá sido en vano todo…— Comentó el Rey llegando al fin a la sala correspondiente, las puertas permanecían siempre selladas con magia pero esa magia detectaba siempre su marca de Rey y hacia que las puertas se abrieran para él.

—¿Te parece que me distraigo fácilmente? — Preguntó el demonio con una sonrisa arrogante, el Rey solo soltó un suspiro.

—Es todo protocolo… para que después no me culparas si no funciona…— Contestó el Rey guiándolo ante el espejo correspondiente, Eligos se quedó frente a él observándolo, como tratando de decidir si tocarlo o no.

—¿Me prestarías tu reloj un momento? — Preguntó el demonio extendiendo la mano, el Rey sintió un poco de inseguridad, pero nadie que no fuera él podía manejar ese reloj, no había nada que temer ¿o sí?

Le dio su reloj entre dudas y alerta por cualquier cosa, el demonio le dio la vuelta y lo observó, en la parte posterior del reloj se alcanzaba a distinguir una firma, la firma del demonio que había creado el objeto, la sonrisa de Eligos se hizo un tanto más grande y siniestra de lo que normalmente mostraba, esta vez incluso el Rey vio los colmillos blanco y afilados.

—Hay una historia que habla de un Rey que se enamoró de un demonio…— Comentó Eligos devolviendo el reloj al Rey que volvió a guardase el reloj en el bolsillo de su gabardina.

—No un Rey, una Reina— Corrigió el monarca un tanto tenso, aunque no le gustará aquella historia había sido tan real como muchas otras.

—Sabes bien a lo que me refiero…— El Rey no respondió, sabía a lo que se refería el demonio, había sido una Reina pero el demonio lo había llamado Rey debido a que en Picas era así desde generaciones atrás, la marca de Reyes y Reinas aparecía en cualquier persona, sin importar géneros ni nada.

—Es una leyenda muy antigua, nadie supo lo que sucedió exactamente… y todavía hoy es un misterio sin resolver… algunos dicen que el Rey murió junto al demonio al desafiarlo a un duelo por su Reina, pero jamás se encontraron rastros, y la Reina tampoco apareció nunca…— El demonio lo meditó un poco.

—Una leyenda interesante, normalmente en el infierno se hablaría de la verdad de esa historia, pero al igual que aquí nadie sabe nada con certeza… Solo que siempre he tenido algunas dudas, y la firma de tu reloj me lo recordó— Comentó el demonio como una forma de apartar el tema, el creía que el señor del tiempo, Balam, estaba muerto en algún rincón del mundo y eso era todo, era un misterio que no le correspondía a él resolver, pero no podía negar que aquella historia era interesante e intrigante.

—Realmente no puedo entender tus intenciones, pero por si las dudas, no se te ocurra intentar algo con Arthur, no te dejaría vivo si lo haces— Amenazó el monarca frunciendo el ceño un poco, el demonio soltó una risa de lo más natural y sincera, la primera risa real que el Rey había observado en aquel ser oscuro y frío.

—No voy a negarte que tu Reina posee una elegancia y un porte realmente fascinantes, además de esa mirada cautivadora, sin embargo ninguno de sus ende se va a comparar jamás con el de mi propia dimensión…— Respondió el demonio con tranquilidad, el Rey le creyó esta vez, él pensaba exactamente igual, aunque fueran similares en el físico y otras cosas, un Arthur de una dimensión a otra cambiaba en algún detalle que para ellos era esencial. —Y en todo caso, el que despierta más mi interés eres tú…— Agregó el demonio dándole una mirada un tanto brillante e intensa, el Rey sintió un escalofrío por todo el cuerpo con aquellas palabras ¿Acaso aquel demonio había perdido la cabeza?

—¿Qué tipo de interés tienes en mí?— Se obligó a preguntar el Rey un tanto escandalizado, el demonio le dio otra sonrisa siniestra y no respondió.

—¿Sabes algo? Creo que ya no requiero ver lo que aparecerá en el espejo…— Murmuró Eligos dándole una mirada al objeto solo por encima para después volver a apartar la mirada.

—¿Le tienes miedo al futuro? — Preguntó el Rey sin burla alguna, no era nuevo que alguien le exigiera ver aquel espejo y una vez frente a este se arrepintiera sin siquiera haber mirado y él lo entendía, el futuro podía ser algo demasiado grande como para poder manejarlo.

—Qué tontería, no le tengo miedo a nada, solo que no tiene caso de todas formas, suelo ser yo quién forje mi destino— Contestó Eligos con seguridad y tranquilidad, el Rey le creyó en parte y por otra parte seguía creyendo que el poder del espejo era demasiado intimidante, incluso en seres tan peligrosos como lo era aquel demonio. —Debo irme…— El Rey asintió a aquellas palabras, no se sentiría seguro hasta que Eligos se fuera de su Reino.

—Pero antes, te cumpliré el deseo que te mencione antes, es lo justo— El Rey sintió un cosquilleó en el estómago de miedo y emoción, sabía que ningún deseo era bueno si venía de parte de un demonio, pero Eligos se veía extrañamente sincero y tranquilo, o él deseaba con todas sus fuerzas verse reflejado en aquel ser oscuro y de alguna forma saber que podía confiar en él solo por compartir más que la misma identidad. —Cierra los ojos y concentra tu mente en ese deseo desesperado que guardas…— Ordenó el demonio con voz fría.

—Sin trucos sucios…— Murmuró el Rey antes de obedecer, no sabía exactamente en qué concentrar su mente, realmente no estaba seguro de tener un deseo así.

La verdad le cayó con el contacto helado y revelador, Eligos lo había engañado de nuevo.

El beso fue rápido y sutil, una simple burla.

Al abrir los ojos se encontró con la sonrisa juguetona y demoniaca de Eligos, que lo observaba con burla total, relamiéndose los labios como si de verdad hubiera disfrutado el contacto.

—Tu deseo más profundo es poder llegar a confiar en mí, pero yo no quiero que lo hagas, no volveremos a ver "Príncipe Azul"— Y con aquellas palabras el demonio desapareció dejando al Rey rojo de irá y un poco de vergüenza, Arthur iba a matarlo por haber permitido semejante cosa.

Sin embargo, Eligos sí había cumplido su deseo, aunque lo hubiese engañado completamente, en el momento en que el Rey había cerrado los ojos Eligos bien habría podido dañarlo de alguna manera y en su lugar había optado por besarlo.

El Rey se estremeció con el recuerdo y deseó borrar de su mente la fría sensación que le había dejado en los labios.

Para concentrarse en otra cosa, se acercó al espejo, posó su mano en él y le pidió que le mostrara el futuro que habría visto el demonio.

El objeto obedeció sus órdenes y le mostró las imágenes, primero oscuridad, después las llamas del infierno, más tarde miles de demonios pequeños y escamosos, todos concentrados en un punto en específico, algo como una pared, después venía el caos, los demonios habían abierto un agujero en el infierno y el caos se propagaba ahí donde iban, como una plaga que arrasaba todo a su paso, el Rey apartó la mano con rapidez sin poder aguantar todo ese caos del que estaba siendo testigo, el espejo se apagó borrando las imágenes de un momento a otro.

—¿Qué es lo que planeas?— Susurró al vacío de la habitación en donde estaba, con un mal presagio instalado en su pecho ¿debía detenerlo o debía confiar en él?

Volvió a pensar en aquel beso frío y en la sonrisa burlona, soltó un suspiro cansino y tomó su decisión en silencio, salió del santuario y le pidió al chofer que lo llevara a casa.

No era su Reino el que Eligos planeaba destruir por lo tanto no le correspondía a él detenerlo, además, el gran Duque no se movía sin una buena razón de por medio, lo que había visto no significaba mucho si no veías la razón de todo eso, pero esa razón sería un misterio que yacería solo en la mente de aquel demonio y quizá en la mente de todos sus ende.

Decidió confiar en él porque sin importar la dimensión, la razón que los movía siempre era simple y siempre era la misma. La Justicia.

.

.

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Fin

Ya sé que esto es muy raro y esta de locos pero bah~~

Si no se entiende mucho es porque todavía no leen la historia de Eligos porque yo todavía no la escribo XD (estoy en ello lo saben~)

Por otro lado lo de la Reina que se enamoró de un demonio es una oda a mi Sempai Neki... ¿Por qué? Porque soy una ladrona profesional de historias ajenas (¿?)

Nah, en realidad les diré esto, ella fue la que me alentó a escribir desde un principio y juntas construimos cosas maravillosas, la razón por la que siempre le estoy robando historias (o como yo lo llamo, tomar prestadas) es porque su escritura esta tan ligada a la mía que es imposible para mí separarlas, y me gusta hacerlo así porque lo veo como un homenaje constante, porque realmente, realmente, realmente la admiró muchísimo y aunque sé que no va a volver (¿?) sus historias y personajes vivirán en mi corazón y mente una y mil eternidades~ 3

¿A quién le gusto el spoiler de lo que va a suceder? Hahahaha~ soy muy malvada, ya lo sé… mini spoiler pero ya saben que se viene el caos y no se puede esperar otra cosa de ese demonio :3

Y por el momento eso es todo, bye. –huye antes de que la miren raro-