Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento *Repite lo mismo mil veces mientras tira una mesa y se esconde tras ella*.

¿Qué decir? Miku, Neru, amigas... no aparece Len (Que novedad (?)) pero es necesario para entender como comenzó todo. En este capitulo iba a aparecer Len, pero... bueno, son tres mil palabras, iba a quedar larguisimo si lo seguía (Además de tardarme más), así que sigo con la historia de Neru y ambas Mikus, en el siguiente. Espero que lo disfruten a pesar de todo, y en serio... lamento mucho la demora.


- Mi historia con Miku Hatsune -

(parte uno)

...

"Una hermosa amistad durante una dulce infancia... Antes de ver la realidad de su propio mundo"


Cuando Akita Neru estaba cursando su primer año de primaria, era una niña muy animada y energética que siempre se hacía notar. Solía acercarse a los niños de su edad y les preguntaba si podía jugar con ellos, generalmente se negaban diciendo que "No jugaban cosas de niñas", a lo que Neru respondía golpeando sus rostros. Las niñas le temían, pues en su dinamismo solía gritarle a todo el mundo cuando las cosas no salían bien.

Estos sucesos llevaron a Neru a ser una pequeña solitaria en su primer año de escuela, sin amigos y fama de salvaje. Aunque en la cabeza de la Akita, era amiga de todos y nunca supo que inspiraba miedo a niños y niñas por igual. Ella era feliz en ese tiempo, a pesar de ser hija de padres divorciados, su padre la llevaba todos los días a la escuela e iba a buscarla al finalizar sus clases.

No conocía a su madre, y en ese entonces eso no le importaba, ella era feliz con esa monotonía.

Pero un día, su vida cambió por completo. Fue a la salida de la escuela, Neru esperaba a su padre como todos los días, a veces llegaba tarde, pero siempre llegaba. ― ¿Ocurre algo, Neru? ― Se acercó a preguntar una maestra. Ella sabía esta situación, sabía que el señor Akita trabajaba y era padre soltero, pero también sabía que tenía concedido cierto tiempo de "descanso" para ir por su hija, gracias a que su jefe conocía su situación. Por ello era que el que no llegara era muy extraño.

― Tal vez... Papá se olvidó de venir ― Murmura sentada en el escalón de la puerta. ― Después de todo está muy ocupado... Sería normal ¿No?

No sería normal, para nada. O eso pensó la maestra.

― La escuela está por cerrar, te puedo acompañar a casa ― Sonrió tomándola de la mano. Algo no estaba bien ese día. Neru dudó, pero al final accedió, después de todo ese día podía ahorrarle a su padre el tener que pasar a la escuela. Con eso en mente y componiendo una sonrisa, comenzó a caminar de la mano de la mayor.

Sin embargo, cuando llegó a casa y vio a varias personas ahí algo le dijo que, después de todo, las cosas estaban mal. Eran cinco hombres, y los reconoció a todos por aquellos días en que acompañaba a su padre al trabajo, todos eran sus compañeros.

[...]

― ¿Y qué quiere que haga yo? si la dejé con su padre debieron haber entendido la indirecta ¿No? ―.

¿Indirecta? ¡Todo estaba pasando tan rápido que no entendía nada! En su mente de seis años solo podía formarse una pregunta. ¿Por qué su padre la había abandonado con su madre?

― Pero su ex-esposo aclaró en su testamento que no le quedaba más familia, y que si algo le pasaba antes de que Neru cumpliera la mayoría de edad su último deseo era que usted la admitiera en su casa.

Recapitulando la información que la pequeña pudo captar, los cinco compañeros de su padre, que encontraron llorando cuando llegaron a casa, le abrazaron tan solo verla y comenzaron a decir tonterías sobre su papá siendo tan buena persona y sobre el hecho de que la había abandonado. Neru había comenzado a llorar... ¿Abandonarla? ¿Cómo? ¿Por qué?

Claro, los adultos pensaron que había entendido, cuando en realidad todo era al revés. Esa misma tarde, su maestra le ayudó a cambiarse, tuvo que salir usando un atuendo que no le gustaba en nada, todo el vestido era negro al igual que el abrigo... Nunca comprendió porque su padre le compró eso. Pasaron a casa de la maestra para que ella también se diera una ducha y vistiera de negro. Al lugar al que la llevó después fue el más extraño que hubiera pisado alguna vez.

― Maestra, hay algo que no comprendo ― Murmuró Neru sentada en una silla, la mayor estaba sentada junto a ella.

― ¿Qué ocurre?

― ¿A donde fue papá? ¿Por qué esos hombres dijeron que me abandonó? ¡El nunca haría eso! ― La maestra bajó la cabeza, ella sabía que Neru no había entendido nada de lo que pasaba, pero no quería tocar el tema porque realmente no sabía como explicárselo a Neru, o mejor dicho no tenía el corazón para hacerla llorar. Pero tuvo que tragarse sus excusas, porque la pequeña estaba sufriendo más estando así de confundida. Tomó el valor para explicarle todo y hacerle entender que aunque su padre nunca la abandonaría, ya no podría ir por ella a la escuela, que su espíritu estaba junto a ella pero el cuerpo descansaba en la caja rodeada de flores que estaba frente a ellos.

Neru seguía sin comprender muchas cosas, pero supo al menos una cosa: que esa mañana, cuando despidió a su padre al entrar a la escuela, fue la despedida definitiva.

Y al parecer por eso se encontraba en esa extraña casa, con una mujer que al parecer era... ¿Su madre?

Ella no la conocía, y no le interesaba hacerlo, solo... quería de vuelta a su padre.

Las lágrimas volvieron a salir, intentó reprimirlas todo lo que pudo pero fue en vano. Un sollozo salió de sus labios... Tal vez había sido muy mala niña al golpear a sus compañeros, o al gritarle una que otra vez al que la cuidaba tanto, pero en ese momento pensó que si tuviera un deseo, solo pediría que se lo regresaran, a cambio de ser una mejor persona.

― Tranquila ― Escuchó una voz suave, una mano comenzó a sobarle la espalda y un pañuelo se paseó por sus mejillas, limpiando las lágrimas que habían caído. ― Mamá, ella también es tu hija, no puedes negarte a la petición, no tiene a nadie más ―. Escuchó el grito, cuando levantó la mirada para comprobar de quién era, se encontró con un niño exactamente igual a ella, solo que con el cabello corto y una estatura más grande. Seguramente de once o doce años.

Tal vez, en ese entonces su madre no la aceptó de buena fe, tal vez solo lo hizo por la insistencia del niño que la consoló ese día, su nombre era Nero, y ese mismo día se enteró de que era su medio hermano, compartiendo, en este caso, la misma madre... por desgracia para Neru. Cuando fuera más grande, ella entendería el porqué Nero no conocía a su padre, cuando se enterara que ni su propia madre sabía quién era.

[...]

Neru terminó su año escolar, técnicamente siendo asistida por Nero. Su nueva casa quedaba muy lejos de la escuela, así que su nuevo hermano había insistido a su madre para que inscribiera a Neru en una escuela más cercana a la de él. Fue así como, al entrar a segundo año, comenzó clases en una nueva escuela. Tal vez, lo único que extrañaba de la anterior era a su maestra, aquella que la ayudó tanto cuando su padre falleció, ya que no tenía amigos especiales a los que echar de menos.

Al entrar a su nuevo salón de clases observó a todos sus nuevos compañeros, quería hablarles, al parecer todos tenían un grupo al cual pertenecer... todos... menos una niña de cabello aguamarina sentada enfrente del salón, se acercó a ella y la saludó efusivamente, motivaba por el aura de soledad que parecía expandir. Aprovechando que las mesas eran para parejas y al parecer no había nadie ocupando la de al lado de ella, se sentó a su lado mientras seguía hablando.

Así fue como conoció a su primer amiga, Miku Hatsune.

[...]

Con el paso del tiempo, Neru y Miku se hicieron las mejores amigas, compartiendo útiles escolares y hasta accesorios para el cabello,sin embargo, no todo era de color rosa para la rubia, desde que comenzó a vivir con su madre, no le gustaba llegar a casa. La relación entre ambas era muy mala, ya que la mujer nunca la quiso, Nero le contó que con él tampoco era muy diferente, y en efecto, ella se dio cuenta de eso poco después.

Era por ello que, cada que terminaba la escuela, se dirigía a casa de Miku en vez de regresar a la suya.

Miku y Mikuo se habían convertido en una familia más cercana que Nero y su madre.

Frente al gran guardarropa de la Hatsune, ambas buscaban vestidos para probarse. ― ¡Oh, mira este Neru! ― Exclamó mientras sacaba uno de sus vestidos, color verde esmeralda, demasiado bonito como para ser un "vestido viejo", la pequeña Neru lo observó con los ojos iluminados.

― ¡Estoy segura que te quedará precioso! ― Dijo sin perder el brillo de sus ojos, ¿Para que negarlo?, le encelaba un poco que su mejor amiga tuviera ropa realmente bonita, ella en cambio... bueno, lo único que le quedaba bien era su uniforme escolar, ya que la última vez que compró ropa aún estaba en su antigua escuela, y había pasado cerca de un año de eso.

Miku, al escucharla, soltó una risita divertida. ― En realidad lo escogí para ti ― Dijo sin perder la sonrisa en sus labios, ― Hace tiempo que no lo uso así que no te preocupes por arruinarlo ―.

― ¿Dejó de quedarte? ― Preguntó un poco escéptica, Miku tenía una figura delgada, imposible que tan bello vestido dejara de quedarle. Pero a diferencia suya, Miku no era alguien que le diera mucho valor a cosas materiales, y cuando dejaban de quedarle los vestidos le pedía a su hermano que le ayudase a llevarlo a vender... así ella era capaz de ayudar un poco a su madre con la economía aunque lo ganado no fuera mucho.

― A diferencia tuya ― Una sonrisa traviesa cruzó sus labios. La rubia ya había aprendido lo que eso significaba, seguramente estaba por decir algo incómodo o vergonzoso para ella ― Yo si crecí ―, y en efecto, Neru hizo un puchero, avergonzada de lo dicho anteriormente por la Hatsune. ― ¡Vamos! Quedará perfecto con tus ojos ―.

Y bueno, no era como si no le pudiera regalar un vestido a su única y mejor amiga.

[...]

Se miraba al espejo, el vestido le caía sobre las rodillas, tenía una pashmina verde alrededor del cuello y sus ojos cubiertos por unas gafas de sol bastante infantiles. Atrás de ella se acercaba Miku, si se fijaba era cierto que medía algunos centímetros más que ella. Con un vestido color azul y unos lentes aún más ridículos que los de ella.

Miku sonrió y comenzó a hablar como los presentadores de conciertos que habían visto por la televisión, Neru también rió con fuerza, siguiéndole el juego. La tarde pasó sin ningún cambio en sus juegos, y como cada que la visitaba, Neru no dejó de divertirse hasta que llegó el momento de regresar a su casa.

[...]

Se encontraba bastante alegre, pensando que nada en el día podía deshacer su felicidad. Corriendo a casa, hacia volar el vuelo del vestido que Miku le había regalado después de tanto insistir de la de cabello aguamarina, y Neru terminó accediendo con una sonrisa, pues era la primera vez que alguién le regalaba algo desde la muerte de su padre.

La rubia cruzó la puerta de su casa, emocionada fue al encuentro de su madre, tal vez la mujer no le dirigía palabra alguna, pero al fin de cuentas era su madre y quería compartir con ella su emoción. Sin embargo, cuando llegó con su madre (que solo veía televisión en ese momento) se detuvo frente a la pantalla y dio una vuelta para presumir su vestido nuevo.

La reacción no se la esperó nunca.

― No sé de donde lo robaste pero ni esperes que mienta por ti ― Fue la seca respuesta.

― ¿Eh? ― Fue la única respuesta que Neru pudo dar, toda su efusividad había caído y ahora solo veía a su madre con los ojos abiertos, en forma de ruego ― Yo no robé nada...―.

― Lo que digas ― Le restó importancia, ― ¿Me permites ver mi programa? ―.

Las piernas de la rubia temblaron, haciendo acopió de sus últimas fuerzas caminó fuera del campo de visión de su madre y -finalmente- se dejó caer de rodillas con la cabeza gacha. Ella no había robado nada, de hecho su amiga tuvo que insistir mucho para que lo aceptase. De alguna forma le sorprendieron esas palabras, su madre siempre fue indiferente con ella, pero hasta cierto punto pensaba que le había llegado a tener algo de cariño, al menos como compañeras de casa... Pero nada.

Ese día Neru aprendió que vivía sola en esa casa (Dado que Nero ya casi nunca pasaba por ahí).

[...]

Con el tiempo, Neru aprendió a sonreír ante todos, solo porque sí. Así como Miku aprendió a notarlo con el paso de los años. Eran inseparables, tanto que muchas veces la rubia se quedó a dormir en casa de la otra, con el tiempo supo lo que posiblemente sentía su hermano y el porque ya nunca regresaba a casa. Sin embargo, Miku no era su única amiga, pues después de visitarla tan seguido había hecho migas con todos los chicos del vecindario de Miku, incluido Len Kagamine.

Era raro, pero de alguna forma, estar con Len le hacía sentir segura, tanto como cuando está con Miku. Neru se estaba enamorando de él, y si en ese entonces lo hubiera sabido tal vez pudo haber hecho algo para evitar tanto dolor. Ya con una familia tan rota era más que suficiente.

― ¡Neru! ― Llamó la Hatsune, no le gustaba ver esa mirada triste en el rostro de la rubia, tal vez pensaba que la escondía bien, pero sus trucos no funcionaba con alguién que la conocía hace bastantes años. Cuando la mirada dorada se posó en ella, sonrió antes de hacer su propuesta. ― Ne, Neru-chan ¡Cantemos! ―.

Tal vez cualquier persona hubiera contestado de forma renuente, pero a Neru ya no le daba vergüenza esas situaciones, de hecho... Hacer locuras con Miku era lo mejor para olvidar sus problemas en casa. Solo por ello le siguió el juego a la Hatsune, ambas cantando lo más fuerte que podían, al fin de cuentas, si iban a ser cantantes no debían avergonzarse por tener tal público como los niños junto a ellas.

Al terminar la canción, escucharon los aplausos a su alrededor. Neru sonrió, escuchando de los comentarios de sus compañeros:

―Que lindo cantan ― Comentó una niña castaña, ― ¿No le crees? ―Le preguntó a un chico de cabello negro.

―Ni siquiera las conozco ― Comentó sin levantar la vista de su tarea.

―¡Están en nuestra clase! ― Chilló la castaña.

―Son Miku Hatsune y su amiga ― Comentó un niño rubio acercándose a ellos.

Miku observó a Neru, quien ahora tenía una sonrisa pequeña pero real, sabía que no había nada que alegrara más a la rubia que recibir atención, cantar, o ambas. Y si Neru era feliz, ella no tenía porque no serlo. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se fue dando algo de lo que la aguamarina no se dio cuenta pero que Neru comenzó a notar poco después de ese incidente.

Fue en cuarto año, cuando Neru corría a clases intentando no llegar tarde. Cargaba con cuatro libros en sus brazos y aparte su mochila en la espalda, cuando dio la vuelta a la esquina del pasillo se estrelló con un compañero y todo lo que cargaba quedó regado en el suelo. El la ayudó, ella, sonriendo, le dio las gracias.

― Una vez más, lo siento ― Se disculpó el chico, apenado ― Amiga de Miku ― Y tras sus palabras, él siguió por su camino.

― No hay problema ― Respondió Neru, despidiéndose con la mano ― Y... Soy Akita Neru ―.

Neru y Miku eran amigas íntimas, muy unidas. Pero no por eso a la rubia le gustaba ser nombrada como una amiga de Miku, es decir... ¡Ella tenía un nombre!

Pero nunca se preocupó realmente, fue hasta ese momento pues ya tenía más de dos años teniendo clases junto a ellos... ¿En serio aún no aprendían su nombre? ― Todos aquí son unos inútiles ― Murmuró tomando rumbo de nuevo hacia su salón de clases. ― Excepto Miku, es la única que me sabe dar mi lugar ―.

[...]

Cuando Neru tuvo la edad para comprender que su gusto por estar con Len iba más allá de un "estar junto a un amigo", comenzó a sentir miedo. La razón era Miku... pues desde que conocía al rubio, se había imaginado que había algo entre él y Miku. Eran muy cercanos, y podía sentir un cierto sentimiento amargo nacer en su estomago cuando lo observaba tomar la mano de la Hatsune.

Y ella odiaba sentir eso por su mejor amiga.

Cuando Miku le confesó a Neru que le gustaba Kaito Shion, no se lo podía creer. Ella había pensado que la persona que le gustaba era el rubio, y solo por eso calló todo el remolino de sentimientos que llegaba a sentir estando con Len Kagamine, porque después de todo era su amiga y la respetaba... además de la notoria atracción de Len hacia Miku. Pero una vez que supo que su amiga no estaba enamorada del Kagamine, sintió que podía quitarse ese peso de encima, y solo por eso se lo dijo.

De alguna forma, hablar de temas amorosos con Miku la hizo sentir como si fuera más cercana a ella. Sin embargo, en menos de un año estaban pasando a la siguiente etapa de la vida, la escuela media. Donde tuvo que separarse de Miku, su madre seguía pagando su colegiatura, después de todo. Con el tiempo, la mujer había comenzado a salir con un director de teatro, a ella no le gustaba, pero ayudaba a su madre con el dinero así que no podía quejarse... Ella, de igual forma, solo iba a dormir pues el resto del día estaba con Miku.

Sin embargo, al separarse, comenzaron a distanciarse. Miku estaba con los Kagamines y otros jóvenes que conocían del vecindario de la Hatsune, pero Neru estaba sola... O lo estuvo hasta que una chica muy parecida a Miku - pero de cabello negro, ojos rojos y personalidad más agresiva - se acercó a hablarle.

― Mi nombre es Zatsune Miku ― Para empeorar todo, compartían nombre de pila. Neru arqueo las cejas, ― Es un gusto conocerte ―, Dijo la de largo cabello negro. Al ver la confusión en la cara de la rubia, prosiguió. ― ¿Te estoy incomodando? Es que te vi tan sola que me diste lástima. ―Se sinceró. Neru casi pudo sentir una venita saltando en su sien.

― ¿Cómo que lástima? ― Se alteró. Comenzaron a pelear, primero fue verbal y luego físicamente. Y todo tomó una rumbo tan violento que ambas fueron a dar a la enfermería y enseguida a un castigo seguro.

Desde entonces, formó una gran amistad con ella, tan grande como la que tenía con Hatsune Miku.


Anemonna: Muchas gracias por seguir, me alegra que me siguieras comentando aún si no puedes usar tan seguido el celular. Te comprendo, no te preocupes. Y por supuesto, es bueno saber que te gustó el capitulo pasado con todo el desm*dr* que hicieron los personajes xD sobretodo los vipperloids, sí, habrá más peleas xD Porque amo verlos "pelear" entre ellos, sobre todo por Ted, nadie lo respeta ni siquiera como el manager xD


Notas de eclipse: Hola! Si has llegado aquí, ¡Felicidades! Entraras entre mis personas favoritas (Khé?) xD Bueno, realmente no sé si alguien lo siga leyendo. Pero si lo hacen me gustaría que dejaran un review diciéndome qué tal les ha parecido la historia hasta ahora. Desde un principio dije que sería lenta con respecto al romance, pero quisiera saber si es que les gusta el rumbo en que va, les juro que el siguiente habrá más feels (?).

Honestamente, no pensaba poner las escenas de Neru con su padre pero... vinieron solas ._. y por ello se me alargó, además de otras escenas que no pensé me llevaran demasiado tiempo. Una vez más, lo lamento por la tardanza. Creo que lo dije antes pero estoy en fase de titulación en la escuela, además de otros fandoms y algunas historias largas más.

Pero ¿Qué mejor que completar una semana de feels con un capitulo de Dear? xD Primero el OVA de Digimon (Mi infancia volver a verlo me puso sentimental), luego el penúltimo capitulo de Gravity Falls y el capitulo de la semana de [K] return of kings. Los feels me atacan por todos lados, así que yo los atacó a ustedes (?). Bueno, para el siguiente esperen a una Neru más perra y a una Miku Zatsune... em... digamos... Zorra (?). Y por supuesto, el trió amoroso por excelencia del fic, Miku x Len x Neru.

Espero les gustara, saludos a todos~