HAIKYUU!

ORANGE JUICE

Capitulo 1. Lesión

El reloj marcaban las cinco con cuarenta y seis minutos, apenas y si las manecillas se movían de su lugar, casi inmóviles. El atardecer se ponía sobre el gimnasio de la escuela preparatoria Karasuno y ya sólo faltaban catorce minutos para que las prácticas vespertinas terminaran y así todos los jóvenes estudiantes se fueran a sus casas antes de que la noche los alcanzara.

Algunas aulas y campos de entrenamiento comenzaban a despejarse disipando el murmullo de los jóvenes deportistas. Dentro del gimnasio era otra historia, a pesar de sus dimensiones, supuraba calor y el silencio más halagador era sofocante. Incluso los maestros encargados se sentían nerviosos por la energía que emitía la cancha.

En la última hora de entrenamiento habían decidido debatirse en una partida de voleibol las responsabilidades de limpieza, a fin de cuentas iban a tener un partido y la apuesta sólo era para motivar más a los chicos a esforzarse más en las practicas. El primero en llegar a los veintiséis puntos en un set ganaba y el perdedor seria quien se quedaría a limpiar el gimnasio hasta tarde. No era tan simple, de verdad tenían algo importante en juego, pues llevaban semanas usando el gimnasio arduamente, ya que un partido contra sus rivales de Nekoma se aproximaba, y el gimnasio necesitaba una ardua limpieza. Limpieza que el perdedor tendría que realizar diariamente por el resto del mes.

El sudor se resbalaba por sus frentes llevaban casi una hora jugando y los puntos apenas y si se movían. Para ser un set, el juego había durado demasiado. Primer ingreso contra los de tercero, 24-25, a favor de los mayores. Y todo porque los servicios de Hinata apestaban, brindándoles el punto decisivo a los mayores.

-Ey, esta la tienes que anotar ¿entendiste?

-¡Calla! Sólo me pones más nervioso… -contestó el menor- ¡Sólo levanta la pelota y verás como anoto!

-¡Más te vale!

Ese era el plan. Un rápido de Hinata mientras que Yamaguchi fingía golpear la bola.

Para cuando la jugada empezó, todo se fue en picada. Hinata había golpeado el balón pero a duras penas y si había pasado la red y la pelota no dejaba de regresar una y otra vez a su cancha. Hinata cada vez estaba más nervioso y por más que trataba de hacer un rápido era detenido por los brazos del capitán Daichi. Tenían que cambiar de táctica y rápido.

Tsukishima estaba libre, pero Kageyama tenía que esperar a que Hinata estuviera en el aire para acercarse más a este y entregarle la pelota en un pase cortó cuando todos los blockers estuvieran en el aire.

Ajusto el pase y la pelota paso justo encima del brazo de Hinata, pasando directamente hacia el brazo del rubio y anotando un punto más para los menores.

Kageyama observaba la pelota descender con rapidez hacia el piso atravesando las piernas de sus superiores. Y antes de que pudiera retroceder o siquiera sonreír su vista se fue a negros y su conciencia desapareció.

XoxoxoxoX

Veinte o treinta minutos, quizá una o dos horas. Cuanto tiempo había transcurrido era un misterio.

Se sentó sobre el colchón y se apretó la cabeza. Le dolía un poco y aún se sentía mareado. Observo a su alrededor y se encontró con las cortinas y sabanas de la enfermería.

-Oh, estas despierto- Comentó su capitán entrando por una de las cortinas.

Ajusto sus ojos, observando las sombras que se reflejaban atrás de Daichi y noto la melena anaranjada de su enemigo asomando por la orilla de la tela y la cabellera blanca de su superior Sugawara.

-Vaya, golpe que se han dado. Hinata tiene un moretón en la frente del tamaño de una pelota de béisbol. -Agrego el mayor tratando de llamar su atención.

-¿Qué paso? -fue lo único que pudo preguntar aún confundido.

Daichi se sentó al lado de Kageyama acomodándose en la orilla del colchón.

-Cuando le diste el pase a Tsukishima te acercaste tanto a la red, que Hinata termino cayendo sobre ti y los dos se golpearon muy fuerte contra el piso. El pobre cayó sobre ti, peor gracias a eso sólo tiene un chichón pero tú… -Daichi recargo su mano derecha sobre el pie izquierdo del menor que aun estaba bajo las sabanas.

-¡Ah!- se quejó el azabache.

-Era de esperarse… -Daichi levanto la sabana revelando el pie hinchado del menor. -Debe ser una esguince, como sea el doctor dijo que deberías hacerte una radiografía, pero ya es tarde… -Daichi se aclaró la voz y preguntó- ¿Kageyama, hay alguien que pudiera venir por ti?

Kageyama buscó en su mente, pero sus padres estaban fuera, por lo menos por dos semanas y no tenia hermanos o tíos a los que pudiera recurrir.

-Mis padres están fuera de la ciudad…

-¡Yo podría llevarlo! -La voz de Hinata se escuchó detrás de la cortina.

Daichi se volteó hacia donde provenía la voz y el pelirrojo se acercó a los azabaches empujando las cortinas.

-Hoy me vine en bicicleta, creo que podría llevarlo hasta su casa sin ningún problema.

-Pero Hinata… -El mayor hizo una pausa tratando de encontrar las palabras- Kageyama es así… –extendió sus manos- y tu eres así… -Encogió el espacio entre ellas, sin poderse explicar- No creo que puedas llevar a Kageyama hasta su casa… -una gota de sudor resbalo por su mejilla- No que no seas fuerte y eso, después de todo tu eres… ¡Puej!

Daichi recibió un golpe en la espalda, sacándole el aire e interrumpiéndolo. Sugawara tomó la palabra.

-¿Qué tiene de malo, Daichi? Aquí tenemos un voluntario que dice que puede hacerlo… -Suga le cerró el ojo a su amigo y le extendió unas medicinas al chico pelirrojo– Las pequeñas son para ti y las demás son para Kageyama asegúrate de que se las tome ¿si?

-Suga… -Daichi lo observo. A lo que recibió otro golpe y un jalón para levantarlo de la cama y arrastrarlo por los suelos- Bueno, nosotros veremos cómo va el gimnasio y nos retiramos. Cuídense de camino a casa chicos.

El azabache fue arrastrado por el pasillo a manos del platinado, en completo silencio.

Y de Hinata, el chico energético, no se había escuchado ni una sola palabra desde su ofrecimiento.

Kageyama observó a Hinata que aún seguía estático desde su posición, no muy cerca no muy lejos. Sus muñecas estaban cerradas sobre los bordes de la bolsa con medicina y sus labios estaban sellados con fuerza.

Era obvio lo que sucedía, incluso un cabeza hueca como él podía entenderlo. Hinata se sentía culpable, más culpable de lo normal.

-Lo si…- el pelirrojo apenas y si pudo confabular el inicio de la oración antes de que muriera en sus labios.

Kageyama suspiro.

-Y bien, cabeza de aire ¿Me vas ayudar o me voy a vendar yo solo?

Hinata levantó el rostro y nerviosamente caminó hacia él.

-¡AH! ¡EH! ¡CLARO!

Hinata saco de la bolsa una crema des inflamatoria y un rollo de venda. Tomó el pie del más alto y aplicó con gentileza la crema evitando tocar con fuerza la zona del talón. Su cuerpo se tenso mientras la pomada hacia efecto sobre su pierna pero se mantuvo en silencio mientras el otro se dedicaba a su nuevo trabajo. Tomó la venda y recubrió con torpeza el pie de su enemigo.

-Yo… -sus palabras volvieron a perderse en el abismo.

-Este vendaje no va a durar ni un día, idiota.

-¡¿Qué dices!? -Levanto la voz y luego volvió a encogerse cuando los ojos del azabache se encontraron con los suyos.

Kageyama volvió a suspirar, este enemigo no era rival para él en esta situación.

-Dilo…

-¿Eh? -dijo el menor.

-¡Que lo digas! Si vas a estar todo el día así mejor me regreso arrastrando a mi casa.

Hinata lo observó por unos segundos y luego regresó a sus manos, buscando las palabras.

-Yo… lo siento…

-¿Ah? -se quejó- ¿Eso es todo? Porque si lo es…

-¡No! ¡No es todo! -subió la voz.

-Continúa…

-Yo…, todo fue mi culpa. No me di cuenta del pase a Tsukishima hasta que ya era demasiado tarde, y por el asombro no controle mi cuerpo cayendo sobre ti. Y sé que todo es mi culpa, porque aún no soy bueno… ¡Por eso!... ¡Por eso! -Volvió a repetir con más fuerza- Déjame cuidar de ti hasta que tus padres regresen.

-¿Eh?

Hinata se acerco al azabache haciendo que este se pegara a la pared tratando de alejarlo.

-Si les dices a tus padres lo que paso, seguro regresaran de donde quiera que estén, preocupados por ti y todo es mi culpa… -Tomo aire, sacando más fuerza- Si es una esguince, si lo es, seguro en unas dos semanas sanará y tus padres no sabrán de nada.

Kageyama tomó aire, considerando la propuesta del menor.

-Dos semanas… si es una esguince ¿y si no?

-¡Me quedare el tiempo que sea necesario! Incluso me disculpare con tus padre por mentir… por todo… ¡Lo juro!

-No me convence, eres muy molesto y yo me puedo cuidar solo. -El azabache empujó la sabana y preparó sus piernas para bajar de la cama. Primero el derecho y luego izquierdo. En cuanto su pie lastimado toco el suelo su cuerpo se retorció de dolor cayendo nuevamente en la cama.

-¡No seas terco! ¡Anda!

Hinata jaló del brazo de Kageyama sentándolo en la cama, tratando de recargar el peso de su cuerpo sobre el suyo. La posición en la que se encontraban para cuando Kageyama se pudo levantar era por demás rara, apenas y si Hinata podía servir de muleta. No durarían demasiado, ni siquiera se podía imaginar llegando hasta donde había dejado su bicicleta el pelirrojo, más las mochilas y las maletas de deportes. Era una idea que rebasaba la estupidez.

Dieron un paso y apenas y si se pudieron sostener.

-¡Esto va a ser imposible! -Se quejó el azabache- Deberías pedirle ayuda a Asahi o Tsukishima. Ellos podrían llevarme.

-¡No!

-¡Hinata no seas necio!

-¡No me lo puedo permitir! –Hinata levantó el rostro y lo encaro, muy cerca de su barbilla- Yo te hice esto, yo te debo ayudar. No puedo permitir que los demás arreglen lo que yo hice, además… unf…-un suspiro se salió de su garganta evitando que terminara su frase.

-¿Hinata?

-¡Basta, te vienes conmigo quieras o no!- y jalo su cuerpo por los pasillos.

El líquido frio que empapaba la manga de su suéter trató de ignorarlo. El menor hacia lo que podía para aferrarse a no llorar frente a él y llevarlo hasta el aparcadero. En silencio aceptó su ayuda.

Al llegar a la entrada de la escuela Hinata lo sentó en las escaleras, para así poder ir por la bicicleta y evitar que el más alto hiciera más esfuerzos, no más de los necesarios hasta que recibiera la atención médica adecuada.

La escuela apenas y si tenía luz y en el gimnasio sólo se veían las sombras de sus compañeros, cerrando las puertas a lo lejos. En la entrada sólo se podía ver la luz del pasillo que iluminaba las zapateras vacías de sus compañeros y las puertas cerradas de los salones.

Recargo su cabeza sobre sus rodillas y a lo lejos escuchó las cadenas oxidadas del pelirrojo acercándose. Una bicicleta de tamaño normal con una sentadera trasera de apariencia incomoda.

El pelirrojo sonrió a su lado y se acomodó sosteniendo la bicicleta, orgulloso.

-Y bien… ¿cómo vamos a hacer esto? -preguntó Kageyama lanzando una mirada asesina- Es obvio que no podrás conmigo, las mochilas y todo lo demás.

Hinata lo observó y trató de analizar la situación.

-Bueno… lo único que te duele es el pie ¿no?

-¿Y eso que tiene que ver? –cuestionó molesto.

-Veras… tú podrías cargar las mochilas y yo podría, pedalear hasta tu casa.

-Uno, no pienso ser tu burro de carga y dos ¿Dónde diablos me voy a sentar?

-Abra…

-¿Ah?

-Abrazado a mi espalda -Dijo con las mejillas rojas.

-¿Qué? ¡Ni loco pienso ir por ahí como si fuera tu novia!

-¡No hay de otra! -gritó- Tampoco es como si yo quisiera que pensaran eso… pero… -comenzó a disminuir la voz- tengo que hacerlo, por favor...

-Kageyama lanzó la mochila de Hinata en sus brazos.

-Bien, pero tu cargas tus cosas, no pienso recargarme en tu espalda, idiota.

-¿Enserio?

-Anda… antes de que me arrepienta, ayúdame a pararme.

Hinata ayudó nuevamente a Kageyama, acomodándolo sobre el portaequipajes y asegurando las cosas de Kageyama para que no se fueran a caer. Se subió al asiento delantero y esperó hasta que el más alto pasara sus brazos por su cintura.

Kageyama sintió el escalofrió que paso por la espalda de Hinata.

-Ey, no te pongas nervioso –comentó molesto.

-No…no…no… ¡No estoy nervioso! -renegó y comenzó a pedalear con fuerza– Sólo dime por donde.

El camino hacia su casa fue una completa odisea. Las figuras necias sobre la bicicleta vieja de su compañero eran completamente cómicas. Pasar por los bordes y calles angostas fue lo peor. Y el pobre de Hinata tratando de mantener el equilibrio con un sujeto veinte centímetros más alto y con la pierna vendada daba pena con solo mirarlos. Si fuera de día probablemente hubieran sido la burla de la gente, tenían suerte que la noche fuera cómplice de esa escena.

Al llegar a su casa fue lo mismo. Kageyama le entregó las llaves de su casa y con suerte pudieron llegar a la sala.

-¿Podría usar tu teléfono? Tengo que avisar a mi hermana y a mamá que me quedaré aquí.

-¿Si te vas a quedar? No pensé que fueras tan serio.

-¡Claro que hablaba enserio!

-Bueno, esta por allá -movió su cabeza, indicando el pasillo que llevaba a la cocina- está sobre el desayunador.

-Vuelvo en un momento, no hagas ningún esfuerzo.

Kageyama tiro sus cosas bajo el sillón, y trato de recostarse sobre los cojines, completamente fatigado y el dolor en la pierna lo estaba matando. En cuento Hinata se distrajera el amarraría bien las vendas para no hacerlo sentir peor.

Cerró sus ojos, cubriendo sus parpados de la luz con el reverso de su brazo.

A lo lejos se escuchaba la voz apagada de su compañero, suponiendo hablando con su mamá. Agudizo su oído y puso atención.

-Si… si… -El chico se escuchaba preocupado- Lo sé mamá, pero es mi culpa… -hizo otra pausa- No, mamá, está solo y no lo puedo dejar…

Era seguro que tendría problemas en casa.

-No mamá es mi responsabilidad, por lo menos debo asegurarme de que está bien… aja… -Hinata suspiro y se mantuvo cayado por un largo rato- Lo siento…

¿Por qué se disculpaba?

-Sí, hasta mañana… gracias mamá.

El chico colgó y Kageyama pretendió estar ocupado en su celular.

-¿Tuviste problemas?

-¿Eh? ¡AH! ¡No!... Sólo me dijeron que no causara problemas.

-Esos ya los causaste -regañó.

-¡Vamos Kageyama, mañana iremos al doctor y verás que en una nada estaremos jugando voleibol otra vez! -trató de animar al azabache aunque este no lo necesitara- De verdad es una suerte que sea fin de semana.

No había de otra forma, tendrían que ir con el doctor a primera hora en la mañana y solo no podía hacerlo, por lo menos no con esa pierna. Hinata por mientras se mantenía en silencio frente a él.

-Hinata, apestas.

-Lo sé, lo siento. -El chico solo asintió.

-No, Hinata, no entiendes, literal, apestas -Ninguno de los dos se había bañado al salir de la práctica.

-Oh… y…

-Mira, va a ser imposible que subamos las escaleras. Por lo menos por hoy. Tenemos suerte de que hay una habitación de invitados aquí abajo, creo que hay futones extra en el closet.

-¿Y el baño?

-Hay uno aquí abajo, bueno es una regadera…

-A mi me va bien

Kageyama bajo el rostro escondiendo su mirada.

-Si me vas a ayudar, mete un banco a la regadera y ayúdame a llegar, yo me… yo me puedo bañar solo, me siento asqueroso.

Hinata comenzó sudar frio al pensar en desnudar a su enemigo.

-Me parece justo.

-Mientras podrías ir por ropa para mí y acomodar el cuarto. Todo está a la mano, será fácil para un cabeza hueca como tú.

-¡OYE!

-¡PIE!

-hmmmm… -Hinata renegó- Bueno, vamos.

Hinata llevó al azabache hasta la regadera, dejando un banco para él debajo de la ducha.

-Espera hasta que traiga la ropa, no me quiero encontrar con una vista que no quiero ver.

-Y que lo digas. Mi cuarto es el primero subiendo las escaleras. Toma lo que sea para ti y algo para mí.

Hinata corrió al cuarto de Kageyama en la planta alta. Tomó prestado lo que encontró y corrió con el más alto para dejarla a su lado, junto con una toalla.

-¡IIIIH!- gritó.

-¡ES SOLO UNA CAMISA!

Kageyama ya estaba bajo la ducha sin camisa, esperando por Hinata.

-¡Ni siquiera estoy mojado!

Hinata regresó el aire que había escapado y dejo la ropa al lado de Kageyama.

-¿seguro que puedes solo?

-¡AUNQUE NO PUDIERA!

-¡Esta bien, está bien! Si necesitas algo… llama. Estaré arreglando el cuarto.

Hinata cerró la puerta al salir, dejando a Kageyama solo con el problema de la regadera. No era que le diera pena, a fin de cuentas los dos eran hombres y tenian lo mismo. Pero el pensamiento de desnudar a Kageyama jamas le habia cruzado la mente, ni soñando. Seguia dandole vueltas al asunto hasta que escucho el agua correr del otro lado de la puerta, sacándolo de sus pensamientos. Si kageyama habia conenzado a bañarse seguro todo habia salido bien.

Caminó hasta la habitación que su compañero le había indicado. Admirando la simpleza del lugar, lo que le recordó que casi no había tenido tiempo de observar con detenimiento la casa del azabache. Su cuarto era azul y muy simple. Con algunas medallas pegadas al escritorio. Suspiró, las personas bajitas como el no destacaban tanto en deportes como para ganar medallas, en lo que fuese. Ni modo, era su suerte y tenía que aceptarlo.

Camino hasta el closet y diviso el futon en la última repisa, en la más alta por supuesto. Así tenía que ser.

Saltó una y otra vez hasta que alcanzo la orilla del futon y jaló con fuerza. El peso del colchon cayó sobre él dejandolo sin aliento. Seguro Kageyama lo había escuchado incluso con la regadera abierta. Se levantó aventando el futon a un lado y lo arrastró por el piso hasta ponerlo a un lado en el centro.

El segundo futon estaba mas lejos y aparentemente más difícil de alcanzar pero la pila de sabanas que se habia formado desde el deslave que había provocado lo ayudo a alcanzarlo con mas facilidad. Acomodó el futon, uno al lado del otro, a una distancia considerable. Poniendo un par de almohadas y sabanas para cada uno.

Sonrió para sus adentros, reconociendo su arduo trabajo hasta que Kageyama llamó por él.

Hinata lo llevo hasta la sala donde Kageyama esperaría por él para cenar juntos e irse a dormir.

-No tardo, no hagas nada sin mi ¿sí?

Kageyma asintió y prendió el televisor. Cambio una y otra vez de canal hasta que decidió dejarlo en una película. Ninguna en particular, pero toda la programación era completamente aburrida.

Escucho la regadera correr y se recargó en el respaldo del sillon apoyando su barbilla sobre uno de los cojines, elevando su pierna sobre la mesa de centro. Toda esa situación era un verdadero fastidio para él. No estaba acostumbrado a depender de alguien y ahora se veía a sí mismo como alguien que miserablemente necesitaba de alguien hasta para caminar.

No culpaba a Hinata, probablemebte si le preguntaran, la responsabilidad era de los dos o más bien no, era un accidente y él lo comprendía pero no estaba totalmente cómodo con la situación. Esas cosas ocurrían todo el tiempo y él no estaba excento. Tampoco es como si pudiera cuidarse sólo en una situación asi, apenas y si podia caminar. Si sus padres estuvieran ahi probablemente se sentiria más tranquilo, pero por el momento tendría que arreglárselas con Hinata.

El pequeño Hinata. Toda esta situación hacía ver al pelirrojo más pequeño de lo normal. Tal vez su forma de desenvolverse en la cancha lo hacía parecer más alto o imponente, pero seguro que le estaba costando ayudarlo. Hay cosas que el talento no puede arreglar ¿verdad?

Deicidio despejar su mente concentrándose en su estomago que demandaba comida y en lo cansado que estaba.

Sus ojos se cerraban poco a poco y sin darse cuenta sucumbio.

XoxoxoxoxoxoX

Cuando despertó un hilo de baba corria por su mejilla y empapaba su acojinado sillón. Su brazo izquierdo estaba humedo y ni hablar de lo entumida que estaba su pierna sobre la mesa. Sintió un peso demás sobre su hombro y se acomodo para observar.

El idiota de Hinata se había quedado dormido sobre su hombro. Un bueno para nada.

Revisó en el televisor la hora, marcando la media noche.

-Oye, ey, Hinata idiota -Kageyama movía su hombro de arriba a abajo para despertarlo- Ey, que mi hombro no es cama ¡Hinata!

El chico no se movía ni un poco.

-¡Hinata la casa se incendia!

-¡¿Queeeeé?! –Hinata saltó alterado del sillón- ¡Que haces ahí sentado Kageyama... -el pobre hablaba rápidamente- ... Llama al 911! ¡Los bomberos! ¡Los niños! ¡¿Donde están?! -Hinata sacudía a un ya molesto Kageyama de un lado a otro.

-¡Idiota es mentira, despierta de una vez!

-¿Eh? -Hinata observo a su alrededor molesto- ¿Por qué haces eso? ¡Eres lo peor Kageyama!

Kageyama se cruzo de brazos y se volteó molesto.

-¿Por qué te dormiste en el sillón conmigo? -bufó.

Hinata se sonrojo e inflo sus mejillas.

-Porque por más que te hable jamás despertaste. Me senté un rato a ver si despertabas pero nada. Y no te podía llevar arrastrando a la cama. Así que apague la luz… aparte estaba buena la película todo era tan ¡Waaah! Y ¡Pa pa pa pa paw! ¡Fue genial!

-¿Y luego?

-Me acomodé a tu lado y no supe cuando me quede dormido.

-idiota...

Hinata apretó los dientes tragándose cualquier palabra mordaz que se fuese a escapar de sus labios.

-¿Aún tienes hambre? -preguntó el pelirrojo, tratando de cambiar el tema.

Kageyama se apretó más de brazos, recordando que aún no habían comido nada.

-Sí... ¿sabes cocinar?

-Soy un hermano mayor ¿sabes? Puede que sólo piense en volibol pero tengo muchas otras habilidades. Ven cenemos algo y vayamos a dormir.

Kageyama se apoyo en Hinata y espero en la mesa hasta que la comida estuvo lista. Algo ligero pues ya era de noche.

Al llegar a la habitación Hinata y Kageyama se tiraron a los futones y el vendaje en la pierna de kageyama ya estaba mejor. Antes de salir del baño lo había arreglado el mismo.

Hinata apago lo luz se envolvio en las sábanas.

-Gracias, Hinata -Dijo nervioso.

Hinata rio un poco y afirmó.

-Si necesitas orinar me despiertas. ¡Hasta mañana Tontoyama!

-Hinata idiota ¡Que asqueroso!

Hinata rio y se dio la vuelta dándole la espalda al azabache. Ambos durmieron a la expectativa de una tranquila recuperación, algo que probablemente no sucedería.

XoxoxoxoX

Hola y buenas noches ¡WOOP! Me subo al tren de los fics Kagehinas con una historia que probablemente duré algunos capítulos jejeje. Espero que no se hayan aburrido con este capítulo, yo sólo diré que en el próximo habrá cosas más interesantes cofcofmásyaoicofcof cofcofunsueñohumedocofcof pero eso lo sabrán hasta la próxima semana. Lo cual es el plan, ir subiendo un capitulo por semana. Ya tengo los próximos capítulos listos pero como estoy en finales tengo que repartir esto para no morir, pero bueno… si les gusto dejen un review, si no pues también jejeje.

Un beso a todas.