Axia: Si, ya sé que han de pensar algo como ¡Axia! ¿Por qué estas publicando otra historia si aún no has actualizado las otras? … La cosa es que hace unas noches atrás se me vino la idea y desde entonces no he dejado de escribir, más aun que en la librería me encontré un libro con este mismo título, pero con una muy distinta temática. En fin, la cosa es que se me vino a la mente y poof! Lo bueno de esta es que como es tanto lo que se me vino que no deje de escribir en mí siempre útil libreta, así que solo me hace falta pasar todo eso a mí lap y sha! Y en cuanto a A Journey to the Countryside, déjenme decirles que ya voy a medio camino! Yesh! Dentro de poco actualizare ese y después el de Monarchy of Spades (EreRi) y por ultimo será el de Witch City, el cual me anda dando algunos problemillas… ewe … pero al menos ya tengo algunos párrafos escritos en él. En fin…
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Titulo: Paris in Love
Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen.. por desgracia. Estos son creación del gran Hajime Isayama, los demás personajes si son mios! XD
Aclaraciones: He investigado un poco acerca de las líneas de tren que uno debe de tomar de Alemania para viajar a ciudades o países cercanos, pero no estoy segura si es esa la que puse si no es así… Mi dispiace! Y perdonen mi horrible francés, a veces cuando no recuerdo como escribir algo solo lo busco en google translate… Una cosa mas, en este "cap" no habrá casi nada o mejor dicho nada interesante, pero en el siguiente sip~! Porque… Honhonhon… es cuando todo sucede,,,
Por cierto este fic es EreRi… y… honhonhon… Mpreg~!
Oh! El amour!
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Paris in Love
Se encontraba completamente emocionado por el viaje que estaba a punto de realizar. Y no era para menos, ya que por fin podía tomarse un año sabático, había logrado terminar la universidad con buenos grados además de que se graduó con honores. Sus padres estaban más que orgullosos, por eso mismo su padre, Grisha Jaeger había aceptado en que su hijo se tomara unas largas y muy merecidas vacaciones.
Primero, porque lo amaba demasiado; era su único hijo. Y segundo, porque Eren siempre había sido un hijo perfecto, por así decirlo. Desde muy joven Eren había demostrado de que era alguien muy inteligente, y aplicado. Con tan solo diez años de edad, él ya había aprendido a tocar el piano, el violín y el cello. A sus catorce ya sabía hablar fluidamente el inglés, español, italiano y francés. Y qué decir de su gran tenacidad y enorme corazón, aunque claro, Eren tenía algo que solía causarle más de un problema.
Era terco, así de simple además de que no sabía controlar muy bien su temperamento. Por eso mismo ambos progenitores se alegraban de que Eren tuviera una buena amiga, tal y como lo era Mikasa. Con quien conservaba una hermosa amistad desde que ambos tenían cinco años.
Grisha deseaba que en un futuro su hijo se diera cuenta de aquella joven con rasgos asiáticos se encontraba enamorada de él, pero como siempre este no se daba cuenta de los sentimientos que la joven le profesaba. Por otro lado, su madre, Carla Jaeger sabía muy bien por qué su hijo nunca había demostrado alguna clase de sentimientos hacia alguna chica. Bien recordaba la vez en que su hijo le confeso aquello en medio de un mar de las lágrimas. Lo único que ella pudo hacer fue abrazarlo y acariciarle aquellos mechones de cabello castaño y susurrarle palabras de confort. Diciéndole que eso no era algo de lo que debía avergonzarse y que para ella siempre seguiría siendo su pequeño retoño.
Y ahora, a tan solo unos cuantos minutos de partir en el City Night Line, o mejor conocido en sus siglas como (CNL). Una conexión de trenes entre Alemania y ciudades importantes tales como Austria, Republica Checa, Dinamarca, Francia, Italia Países Bajos y Suiza.
Eren, ¿estas escuchando lo que te estoy diciendo? –Dijo su madre con aquel tono de enfado fingido, logrando sacarlo de sus pensamientos-
S-si… -respondió mientras sentía como sus orejas ardían y adquirían un tono carmesí. Su progenitora tan solo negó con la cabeza y lo acuno entre sus brazos, deseándole un lindo viaje, dándole recomendaciones, pidiéndole que cuando decidiera regresar que fuera tan amable de traerle muchos recuerdos; pero lo que termino avergonzando fue que esta le confeso que se iba a poner a orar para que tuviera la suerte de encontrarse con un lindo francés.- ¡Mama!
Oh vamos, que no es para tanto –le dijo sonriendo y cubriendo sus labios, ya que de estos se escapó una dulce risilla-
¿De qué tanto hablan? –pregunto él señor Jaeger mientras se les acercaba con Mikasa al lado de el-
Nada, nada –sonrió la señora Jaeger- Tan solo le daba una que otra recomendación a Eren. ¡Ah! Mikasa, llegas a tiempo para despedirte de Eren
A decir verdad… -la joven asiática cubrió parte de su rostro con la bufanda roja que llevaba puesta- Yo… iré con Eren..,
¿Qué has dicho? –Pregunto el alemán mientras volteaba a verle con clara confusión-
Lo que has oído –exclamo su padre mientras le palmeaba el hombro- Mikasa decidió a último momento ir contigo –aquello fue algo que en cierto modo no se lo espero, ya que cuando el decidió hacer ese viaje esperaba hacerlo SOLO. Ya que deseaba ser libre, al menos por un periodo corto, ya que cuando su tiempo acabase él debía de seguir los pasos de su padre y trabajar en el hospital central que este dirigía como director-
Justo cuando llegaron a la bella Francia, Eren estaba que no salía de su asombro. A pesar de haber tenido un viaje en tren no tan cómodo, y no, no se refería a que su cabina era de las económicas y por ende incomoda. Más bien él se refería a Mikasa, quien en ningún momento lo había dejado conciliar el sueño, y lo peor aún es que en los ratos que había logrado dormir, sintió como si alguien lo hubiese estado observando.
…Y tan equivocado no estaba, porque Mikasa no le había quitado la mirada…
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Uhmm… Merci beaucoup Monsieur (muchísimas gracias señor) –le agradeció con un francés muy fluido a aquel señor taxista que había tenido la amabilidad de llevarlos hasta su destino. A pesar de aquellos contratiempos y de que cierta peli negra viniera con él, aun así se sentía feliz de que por fin estaba en Paris, Francia. O mejor conocido como el país del amor-
Eren… será mejor que nos demos prisa… -dijo la peli negra sacándolo de sus pensamientos mientras agarraba sus maletas y caminaba hacia la entrada de aquella casa en la que ambos se irían a quedar-
Claro… -dijo este mientras imitaba a la asiática-
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En cada lado del enorme portón habían dos árboles frondosos que sin duda crearían una enorme sombra, eso le gusto a Eren. Ambos jóvenes siguieron caminando un poco y en medio del camino se encontraron una pequeña fuente con unos querubines en ella. Y ahí, a unos cuantos pasos de la fuente se encontraba aquella enorme casa de al parecer tres pisos.
Había un total de cinco ventanas al frente, una en cada lado de la parte inferior, y las otras tres eran unos enormes ventanales con balcón en la parte superior. Además de que la entrada tenía puertas dobles de cedro, y a cada lado de esta había una lámpara. Las paredes de enfrente eran de un color crema, y al entrar ambos se sorprendieron al ver el vestíbulo; el cual las paredes estaban tapizadas en blanco y con diseños en plateado, unos cuantos cuadros decorando las paredes e inclusive un pequeño candelabro de cristal se encontraba colgando en medio del lugar.
Eren fue el primero en dejar sus maletas ahí desparramadas, inclusive ignoro los gritos de Mikasa preguntándolo que a donde iba.
¿Pues a donde más? ¡A recorrer el lugar! Decían sus pensamientos mientras se metía a la primera habitación, la cual era la sala, y vaya que era enorme. Las paredes eran blancas así como la mesa rectangular que estaba en medio del sillón en forma de U el cual era de color negro al igual que las cortinas y los otros muebles, sin olvidar esa enorme televisión plasma que se encontraba encima de la chimenea, eso sí le había gustado al castaño.
Después de inspeccionar cada habitación, Eren quedo impresionado al ver que solo en la planta de abajo estaba compuesta por el vestíbulo, la sala, un amplio comedor, la cocina, un depósito para los víveres, e inclusive una amplia habitación en la cual se encontraba llena de artículos de limpieza, y unas modernas lavadoras y secadoras.
Al subir al segundo y tercer piso supuso que en estos solo estarían conformados por los dormitorios, pero no era del todo así ya que también había una amplia biblioteca, Eren se sintió muy a gusto con ello y tuvo una corazonada de que su madre tuvo que ver en ello, ya que ella sabía muy bien lo mucho que a él le gustaba esa clase de lugares. Después de todo, en la mayoría de sus ratos libres él siempre los pasaba en la biblioteca que tenían en casa, ese era su lugar preferido desde que era pequeño.
Pero el lugar que más le llamo la atención fue una de las habitaciones en el primer piso, era el Chambre Rose. Era una muy amplia habitación blanca sostenida por pilares, el piso era de cerámica blanca también, y en el centro del piso tenía él diseño de una enorme rosa encerrada en un círculo. Los únicos muebles que tenía esa habitación eran, un enorme sofá blanco, un piano de cola color negro, un violín y un cello. Y aquella enorme puerta la cual conducía hacia el patio trasero, pero te sorprenderías ya que apenas has dado unos cuantos pasos fuera del Chambre Rose, y te maravillaras en encontrar muchísimas rosas blancas, y otras con un ligero toque rosa en día Eren no se tomó la molestia en siquiera ir a comer algo, o pasar tiempo de calidad con Mikasa. Después de haber dormido poco en el tren, haber tenido que recorrer varias calles de Francia para llegar hasta ese lugar y recorrer toda la bendita ¡MANSION! Había quedado totalmente exhausto así que por eso mismo solo se metió a la primera habitación que encontró, le echo llave al pestillo y se lanzó a la cama.
Estaba tan cansado que ni tan siquiera tuvo la necesidad de quitarse la ropa o siquiera los zapatos. Ya mañana iba a tener tiempo para ello y otras cosas, ahora solo quería descansar.
Continuara…