Hola, este es el primer fic de Hetalia que subo en esta pagina, espero que a los que les gusta el Usuk pasen a leerlo.

Al principio esta un poco cpnfuso, pero a medida que avanza aparece mas y mas UsUk.

Disclaimer:Hetalia pertenece a Himaruya Hidekaz. yo solo tomo prestados los personajes.

Advertencias: (?) Au- Mundo Cardverse.

Eternal queen of spades.

Capitulo I

Hace muchos muchos siglos, existió una hermosa reina. La reina era tan buena, tan pura y tan poderosa que era deseada por los reyes de otros reinos, incluso por su súbditos y las personas de su reino.

El encanto de la reina era tanto que hubo veces en las que trataron de secuestrarla o mancillara en su propio castillo.

El rey colérico junto toda la magia que le quedaba en su anciano cuerpo y con ella puso un hechizo sobre la reina, nadie seria capaz de tocarla sin su permiso y quienes se atrevieran a tal cosa morirían arrasados por la fuerte magia que protegería a la reina.

Pero este hechizo era un arma de doble filo, pues el rey estaba consciente que la hermosa reina no lo amaba y por lo tanto,despechado agrego al hechizo sobre la reina lo siguiente.

"Si alguno osa intentar mancillar a la reina la magia acabara con el, pero si en cambio la reina le concede el permiso de tocarla a alguien que no sea su rey, ella sera la que enfermara y la muerte no encontrara hasta que purgue sus pecados"

Esta maldición se paso no solo a esa hermosa reina, si no a todas las reinas que hubo después en ese reino...

Capitulo I

*Caballeros visitantes de este hermoso bar, sabemos que muchos de ustedes solo han venido hasta aquí para ver a su bailarín favorito.

Pues no esperen mas! hemos llegado a la hora favorita de todos, la atracción principal del bar "Spades" con ustedes.

The Queen of spades!*

A penas empezó a sonar la música las cabezas de los presentes se giraron de inmediato, fijando su mirada en la delgada figura de un hombre que bailaba con suaves, delicados y provocativos movimientos.

Su delgado cuerpo se movía con tanta naturalidad sobre el escenario, causando suspiros en mas de uno al ver como esos finos dedos rosaban por las partes mas intimas de su ser en movimientos sensuales y tan eróticos que bien podrían ser considerados "vulgares" en cualquier otra persona pero no en él, no en ese atractivo hombre rubio poseedor no solo de un delgado cuerpo, si no también de una piel tan blanca como la porcelana, unos ojos tan verdes como las esmeraldas, unos labios color cereza y una cara con las facciones mas finas y hermosas que pudieran existir.

Ese hombre era fuertemente deseado por cualquiera que lo viera mas de 10 segundos y esto ya había sido comprobado muchas veces antes, había algo enigmático en el que lo hacia ser merecedor de la atención de todos era como un imán de miradas y deseos.

Algunos deseaban tocarle, pero si lo intentaban el los esquivaba con movimientos rápidos y elegantes.

El porte que traía con sigo ese hombre no era el de un simple bailarín, había algo mas en él, algo que nadie sabia...

Él era una verdadera reina...

El porte que cargaba consigo lo confirmaba a simple vista, un bailarín normal no podía ser tan sutil, grácil y tener tanta elegancia al moverse, incluso cuando su trabajo no era del todo bien visto el podría ser la excepción de la regla al mostrarse tan hermoso e inalcanzable en todo momento.

Muchas ofertas llegaban a sus oídos, todos o la gran mayoría iba al bar solo con la idea de que esa seria la noche en la que por fin tendrían el honor de tener en su cama a "la Reina" de espadas, pero todos sin excepción regresaban decepcionados con el rechazo del hombre de orbes esmeraldas, esto en lugar de desalentar los los motivaba a regresar otro día con el doble o a veces hasta el triple de su oferta para intentarlo de nuevo.

Hubieron algunos que presumieron haber logrado pasar la noche con la "reina" pero rápidamente era descubierta su mentira de alguna u otra manera y al final esto solo provocaba que desearan mas y mas a "la reina de espadas", un titulo que le quedaba muy bien y que difícilmente alguien podría quitarle.

—Buen trabajo el de hoy "Queen" -hablo en tono burlón un hombre alto, de cabellera rubia hasta los hombros que caía sutilmente entre sus risos.

—Claro que si... -Respondió en tono neutral, mientras sus ojos del color de las esmeraldas pasaban de la camisa que sostenía hasta la puerta donde estaba recargado el otro hombre.

—Vaya que eres frio a veces Arthur... ¿Que pasa? ¿Te molesta que te vea desnudo? a estas alturas del asunto -Arqueo una ceja mientras continuaba viendo al bailarín. Arthur, el hombre de orbes esmeraldas dejo caer la camisa que antes tenia su atención, la tela negra cayó hasta el suelo y fue pateada por el hombre.

—Bueno, antes me hubiera molestado el hecho de que me vieras mientras me pongo la ropa, pero... Vamos Francis ¿Que tengo que no hayas visto antes?

Un suspiro escapo de sus labios mientras recargaba ligeramente su cuerpo en una pared que se encontraba tras de el, lo único que llevaba puesto en ese momento eran unos gruesos guantes negros, pero no tardo mucho en quitárselos y quedar completa y absolutamente desnudo frente al otro hombre.

Su mirada esmeralda viendo fijamente a su acompañante, mientras mantenía una expresión neutral.

Francis sabia que en ese momento esos hermosos ojos distantes-y un poco gélidos- no lo estaban viendo en realidad, si no que veían atraves de él, hacia un lugar muy alejado de la realidad.

El de cabello un poco rizado movió la cabeza negando ligeramente, camino entonces a paso lento entrando a la habitación y cerrando la puerta tras de él. Tomo una bata de seda de color azul y la puso sobre los hombros de de orbes esmeraldas.

—Vamos, no quiero que mi reina enferme por exponer tanto su cuerpo. -sus labios se fruncieron ligeramente al ver al oji esmeralda estiras los brazos haciendo que la bata casi cayera al suelo de no ser porque él fue mas rápido y la detuvo. —oye.

—Tú, estúpida rana. -Musito el bailarín. —Cuida mejor tus posesiones.

—Lo sé, lo sé... -Susurro sonriendo a duras penas poniéndole al otro la bata con cuidado.

—Hoy vi a un niño... -Soltó de pronto el bailarín mientras el mas alto cerraba la bata.

—¿Un niño? ¿Cuando venias hacia acá? -pregunto Francis tomando suavemente la mano de Arthur para guiarlo hasta una silla que se encontraba frente a un gran espejo.

Arthur no tardo en sentarse, para luego fijar la mirada en el espejo frente a él. Su largo cabello estaba sujetado hacia atrás para evitar que le estorbara a la hora de bailar. Francis -el único con permiso para tocarle el cabello- deshizo el peinado de Arthur haciendo que su largo cabello cayera hasta sus hombros y mas abajo de su espalda baja, tomo un peine y con sumo cuidado comenzó a cepillar la larga y sedosa cabellera de la reina.

—¿Arthur? -giro un poco el rostro para tratar de ver al mencionado, este se mantenía inexpresivo como siempre pero sus manos estaban algo inquietas, eso era señal de que estaba tratando de decir algo, por lo cual Francis intento retomar el tema. —¿Me decías?

—Hoy vi a un niño... -repitió.

—¿Donde? -pregunto Francis.

—En el bar, junto a la barra... -dijo mirando su reflejo en el espejo.

—¿He? ¿En el bar? ¿Mi bar? -soltó el cepillo el cual cayo contra el suelo haciendo un fuerte ruido.

—Claro que en tu bar, estúpida rana... -respondió con algo de desdén frunciendo el ceño.

—No te pongas tan malhumorado Arthur... Estoy un poco sorprendido, eso es todo... Tú sabes, éste lugar no es ilegal, pero definitivamente no es un lugar apropiado para niños; por esa razón tenemos guardias en la entrada...

Apretó ligeramente los hombros de el bailarín viéndolo a traves del espejo conocía a Arthur desde que tenia memoria y sabia mejor que nadie que a veces el de orbes esmeraldas decía cualquier tipo de cosas solo para ver su reacción, pensaba que esta vez también era algún tipo de broma hasta que vio el rostro de Arthur.

Desde que recordaba solo había visto a Arthur inexpresivo, frunciendo el ceño o con alguna sonrisa burlona en el rostro, es por esa razón que se quedó sin palabras cuando al ver la expresión en la cara de "la reina".

Ojos abiertos como platos, los labios le temblaban y el color en su rostro había desaparecido casi por completo, Francis supo entonces que Arthur hablaba en serio y que había algo que seguramente le estaba preocupando y lo aterraba.

—¿Quién era...ese niño? -pregunto Francis tratando de sacar al bailarín de sus pensamientos.

—No lo sé...Pero, sus ojos... Sus ojos eran tan azules como los de él.

—¿Él?

—Mi...mi amado rey. -Su voz sono como un susurro entrecortado mientras llevaba una mano a su pecho contra la bata, apretando fuerte la prenda entre sus dedos.

—Estas diciendo... Que tuviste una especie de... ¿Como las llaman? ¿premonicion? ¿Una vision del futuro? -pregunto de inmediato.

—No lo sé, quizá me equivoque como lo he hecho antes, en todo caso ese niño debe tener a lo maximo 12 o 13 años... asi que me preocupare por él mas tarde.

—Cuando empiezas a hablar de los años de la gente tan facilmente me hace recordar que eres un anciano.-dijo burlón Francis.

—Cállate estúpida rana... Respeta a tu maldita fuente de dinero infinito.

—Hahaha esta bien, esta bien... -dijo levantando un poco las manos frente a su cuerpo, señal de que solo era un juego. —

Hablando en serio. ¿Crees que seguirías teniendo los admiradores que tienes si ellos supieran tu verdadera edad?

—Lo dudo, nadie quiere tener en su cama /o desear/ a alguien que podría ser su tatara-tatara abuelo, asi que mejor mantén lo en secreto.

El rubio mas alto se agacho y tomo el cepillo, entonces miro al de ojos esmeralda atravez del espejo.

—Oh, mi eterna reina. ¿Que secretos guardas tras esa solitaria mirada?

—Callate...eres molesto como siempre Francis.

—Y usted tan frio como siempre mi reina, no por nada le llaman lago congelado.

—Ya guarda silencio...

Todos los dias despues del trabajo, Francis y Arthur tenían la misma conversación in sentido, pero que se había vuelto parte de la rutina desde el día en el cual el pequeño Francis asistió a ayudar a su padre en ese local; desde la primera vez que había cepillado el cabello de esa eterna reina supo que quería mantenerse junto a él todo el tiempo posible.

Francis ahora, siendo un adulto jamas lo aceptaría... pero se había enamorado de Arthur a primera vista. Sabia muy bien que no seria correspondido nunca pero eso no lo dejo alejarse y se quedo al lado de la reina aunque no pudiera tenerlo nunca para él.

15 años despues continuaba creyendo que él seria la unica persona con la que "su reina" tendria un contacto tan intimo, eso penso hasta ese día 2 de julio.

Como cad de julio el lugar cerraria las puertas ya que esos dias eran sagrados para Arthur. Por esa razon quizá las personas se amontonaban para entrar el dia anterior a ver un momento a la reina de espadas, los de la seguridad no podían contenerlos a todos y algunos se colaron sin permiso...

Entre las personas que entraron al bar sin ser revisados se encontraban un par de chicos no mayores de 15 años, habían escuchado a unos tipos hablar de ese lugar y les dio mucha curiosidad ver a quien llamaban "Queen of spades"

Uno de los muchachos era John, hijo de una de las sirvientas del palacio, era un jovencito bajito de cabello castaño y ojos ambar. Acompañado de él estaba Alfred,un chico delgado de cabello rubio y ojos celestes.

—Alfred, no creo que debamos estar aqui... solo hay adultos aqui.

—Entonces debe ser un espectáculo digno de ver. -respondió de inmediato el rubio, estaba emocionado por estar en un lugar nuevo sin todos los sirvientes persiguiéndolo y prohibiéndole cosas.

—No creo que sea eso...-respondió John cruzándose de brazos.

—Vamos, no puede ser tan malo... -dijo Alfred y en ese momento las luces del lugar se apagaron, música empezó a escucharse de pronto y la voz del presentador sonó por todo el lugar.

*Caballeros visitantes de este hermoso bar, sabemos que muchos de ustedes solo han venido hasta aquí para ver a su bailarín favorito.

Pues no esperen mas! hemos llegado a la hora favorita de todos, la atracción principal del bar "Spades" con ustedes.

The Queen of spades!*

Y Arthur salio por el escenario, con sus movimientos gráciles y calculados, con sus expresiones provocadoras. Todos tenian puestos sus ojos en él, y Alfred no era la excepción. No sabia porque, pero no podia alejar su vista de el bailarín, era algo magnético que le obligaba a mantener sus ojos en el rubio.

No podia dejar de analizarlo, cada movimiento, cada gesto... Por primera vez en sus 15 años sintió el deseo de ser tomado en cuenta por alguien, sintio deseo verdadero por ese bailarin. Acalorado pero aun sin separar la vista de la reina se movio entre la gente, siempre le habia molestado no tener una presencia imponente ante los demas y siempre pasaba desapercibido, pero esta vez fue algo bueno ya que sin que lo notaran logro llegar a los camerinos.

Espero y cuando vio entrar al rubio en uno de ellos entro detras.

—¿he? ¿Que haces aqui? -pregunto de inmediato el bailarín viendo al chico.

—Yo... vine a ver a la reina... -susurro, estaba avergonzado por alguna razon la mirada del bailarín lo ponia nervioso.

—¿Un servicio especial? -pregunto en tono burlón Arthur.— Eres un mocoso. ¿Como te dejaron entrar aqui?

—Le pague a los guardias...

—Ah, el tipico hijo de papi... vete, no doy servicios privados...

—Te pagare! Mas de lo que te han ofrecido antes, triplicare esa cifra. -Dijo Alfred acercándose al mayor, Arthur iba a pasar de el muchacho y llamar a los de seguridad pero entonces, al tener cerca al menor pudo ver un azul tan celeste que no habia visto en nadie mas que su rey.

—Tu... ¿Porque estas aqui? ¿Que quieres de mí? -pregunto alejándose, tratando de no romper su mascara de indiferencia.

—Quiero comprar tus servicios...

Algo dentro de Arthur se estrujo, le causo un poco de dolor y no supo exactamente porque.

Muchas veces antes habían llegado pidiéndole eso mismo pero nunca se había sentido tan mal como en esa ocasión...Eso era porque ese chico, ese chico era parecido a su rey.

Puso sus manos en los hombros del menor y lo empujo haciéndolo caer en un sillón que estaba en la habitación. Alfred trato de levantarse pero

Arthur lo detuvo recargándose frente a el, puso una de sus rodillas en medio de las piernas de el menor y se acerco inclinando su rostro un poco. Arthur era un poco mas alto de que el menor, es por eso que tuvo que doblarse un poco para estar a la misma altura del rostro contrario.

—Un servicio especial para el muchacho ¿he?... No creo que seas lo suficientemente hombre para eso...

—Q-que rayos quieres decir con es... waa... -Sus palabras se vieron interrumpidas por un extraño sonido que salio de sus labios cuando el bailarín froto su rodilla contra la entrepierna.

—Justo ahora hiciste un sonido lindo... -dijo en tono burlón Arthur y llevo su mano a donde antes habia frotado con su rodilla. La cara de el de orbes celestes tomo un color escarlata mientras apretaba los labios para no emitir ni un sonido mientras el bailarín lo tocaba mas y mas en ese intimo lugar.

Sintió los labios del mayor sobre su cuello, besando, lamiendo y mordiendo. Cada uno de esas acciones hacia sentir sensaciones que nunca antes habia sentido, sintio la mano ajena colarse debajo de su ropa interior, la calidez de aquellos dedos recorriendo su dura longitud, cerrándose a su alrededor y empezando a moverse despacio... De pronto ya no podia calmar los suaves gemidos que salían de sus labios, mientras su cara se sentía cada vez mas caliente su cabeza se habia convertido en un caos total.

Era la primera vez que alguien lo tocaba de esa manera y sin embargo se sentia demasiado bien, fue por eso que no paso mucho tiempo antes de que inevitablemente terminara en la mano del bailarín.

Respiro agitado sintiendo un placer que nunca habia sentido recorrer le desde la parte baja del estomago hasta la espalda, era difícil describir como se sentía justo en ese momento, después de todo ese habia sido la primera vez que alguien le estimulaba de esa manera.

—Eso fue rápido.. ¿no crees? -escucho que el mayor le decía, era su imaginación o el tono que usaba el mas alto era burlón. Después de eso Arthur llamo a los de seguridad, los cuales sacaron a Alfred por la puerta trasera.

—...

—Bueno, que mas se podria esperar de un mocoso, aun no tienes la capacidad de durar mas que unos minutos... Que decepción... jajaja y asi querías un servicio especial.

—Eso fue solo porque...

—Eres solo un mocoso, aun no entiendes el mundo de los adultos... Vete de aqui, no vuelvas a insistir nada conmigo... pequeño precoz. -dijo el bailarín riéndose y los guardias se rieron también antes de cerrarle la puerta en la cara al menor.

Alfred apretó los puños viendo con odio la puerta, era la primera vez que se sentía tan humillado. ¿Quien se atrevía a burlarse del futuro rey de espadas? Se levanto y le dio un puñetazo a la pared en la cual dejo una gran marca sin notarlo, estaba demasiado enojado y concentrado en el bailarín ahora.

—Creceré, me convertiré en todo un adulto y después vendré a cobrarme esta humillación... -se dijo a si mismo y camino de regreso al palacio.

Mientras el futuro rey juraba regresar algún día para cobrárselas contra el bailarín, este se encontraba en su camerino caminando de un lado a otro, inquieto.

Era la primera vez en muchos años /no recordaba cuantos exactamente/ que tocaba a otra persona de esa manera, su corazón estaba agitado al igual que su respiración, no podía ser cierto. Una idea que no quería concretarse del todo no quería deja su cabeza.

"Él es el nuevo rey"Cierto

Penso de pronto... No, no podía ser cierto. De haber nacido un nuevo rey su Jack le habría avisado ¿cierto?

—Cierto, Yao te hubiera dicho de él antes... Cálmate, cálmate... -respiro agitado caminando al baño y lavándose las manos como si estuvieran infectadas con algo.

—¿Estas bien? Escuche que un muchacho se metió a tu habitación...-dijo Francis viendo como Arthur se restregaba las manos con el jabón hasta que estas quedaban rojas.

—Estoy bien... no fue nada...

—¿Estas seguro? Arthur mírame. -exigió Francis, Arthur dejo de lavarse las manos y se volteo hacia su compañero. Lo miro a los ojos pero de inmediato desvió la mirada.

—Mañana... me voy a enfermar...

—¿he? ¿Porque?. -pregunto Francis, entonces recordo que la reina siempre se enfermaba cuando dejaba que alguien lo tocara o tocaba a alguien mas, por un momento odio a aquel muchacho por eso.

—...

—Entonces te llevare algo de comer. Ve adescansar ahora.

Arthur salio de el establecimiento por la puerta de atrás y cuando iba a caminar vio un gran agujero en la pared, parecía que alguien le había dado un puñetazo, aunque nadie era tan fuerte.

Ignoro todo y corrió hasta su departamento, se encerró y se fue de inmediato a la cama...quería olvidarle todo, quería estar enfermo al día siguiente, quería sentirse tan mal que lo hiciera delirar y tal vez así podría olvidar a ese extraño muchacho.

Al dia siguiente se despertó con el ruidoso sonido de los pájaros cantando, se sentó en la cama viendo sus manos... No se sentía ni un poco mal, eso solo podía significar una cosa.

Ese muchacho, era el futuro rey de espadas.

Su futuro rey.