Hey you! Aquí esta otro capítulo más. Este me a gustado mucho escribirlo y espero que os guste a vosotros leerlo ;) Nos vemos en dos semanas.

Bueno, nada más que añadir, sólo que muchas gracias a todos aquellos que le dan fav y a seguir y a los que comentan y a aquellos que leen en la oscuridad.

Ya sabéis, cualquier idea para la historia, duda o lo que sea que queráis saber, abajo en los comentarios.

Bye Bye ;) Y...Sed felices! Nos vemos en dos semanas.

Los personajes pertenecen a la gran Cassandra Clare la idea de la trama es cosa de mi cabeza, ahí arriba funciona, espero que aquí también lo haga.


"...y luego le dijo a Lucas lo que Marcos le había contado." Finalizó el pequeño para luego dar un trago a su zumo.

"Hmmm... ¿Entonces Marcos y Lucas ya no son menores amigos?" Preguntó Jace mientras contenía una risa.

"No, ya no. Ahora Javier es el mejor amigo de Lucas."

"Vale, entendido. Mano." Dijo el mayor mientras le ofrecía la suya al niño para cruzar. Este la tomó y cruzaron la calle.

"Papi ya está."

Jace bajó la mirada hacia Ángel y lo vio alzando el bote de zumo vacío. La volvió a alzar y señaló una papelera. "Mira, allí puedes tirarlo."

"Vale, ahora vuelvo. No te marches sin mí ¿Vale?." le recordó el niño antes de salir corriendo. Jace gruñó por lo bajo. Cosas como estás eran las que lo hacían detestar a la madre del pequeño. "¡Estoy!" Dijo este riendo mientras se agarraba a una de las piernas de su padre para frenar la carrera.

"Cuidado Turbo." Dijo Jace mientras le devolvía la sonrisa y lo despeinaba un poco.

"Vaaaaale." Este se soltó de la pierna y volvieron a reemprender el paseo hacia la librería mientras seguían hablando.

"¡Yo lo busco! ¡Yo lo busco!" Exclamó el pequeño con tanto entusiasmo mientras entraban en la tienda que Jace no pudo negárselo.

"Adelante, hijo."

"¡Sí!" Dijo antes de salir corriendo hacia el estante de los libros. Jace fue tras él mientras reía. Cuando lo alcanzó vio que estaba señalando uno "¿No es ese de ahí arriba papi?"

Este miró hacia donde le señalaba y asintió. "Así es, campeón. Choca." Le confirmó mientras le ofrecía la palma de su mano, que el niño chocó con una sonrisa. "Genial." Dijo mientras cogía un ejemplar. "¿Quieres algo más?" Este negó con la cabeza. "Vale, pues vamos a pagar entonces."

"¡Somos super rápidos!" Comentó el niño cuando estaban en la cola.

"Sí, eso es porque somos super." Le dijo su padre mientras le guiñaba un ojo y sonreía.


En esa misma librería, unos estantes más allá de la cola...

"Decídete ya, es una caja de lápices como las de siempre." Bufó el muchacho mientras se pasaba la mano por la cara.

"Mentira, no son como las de siempre porque aquí no las venden, así que tengo que asegurarme de que están bien. Además, eres mi amigo y los amigos se ayudan al tomar decisiones." Refutó la chica de cabellos de fuego con una sonrisa.

"Pues venga, te ayudo. La de la izquierda es la mejor, sin dudas."

Ella rodó los ojos sin dejar de sonreír. "Quizás... no lo tengo claro..." Dijo mientras se mordía el labio inferior y miraba las cajas.

"Pero yo si, y mi estómago también, así que venga, vamos." Añadió Simon mientras le cogía la caja que tenía en la mano derecha y la dejaba en su sitio para luego coger su muñeca y tirar de ella hacia la cola.

"Pero... ¡Simon!"

"Pero Simon nada, llevas quince minutos mirando cajas de lápices iguales. Tengo hambre y tu ya tienes tus lápices así que todo perfecto, vayamos a comer algo."

Clary bufó mirándolo mal pero colocándose en la cola."Vale, está bien, pero como no me sirvan estos lápices te haré que me acompañes a todas y cada una de las librerías de esta ciudad." Aseguró la pelirroja mientras le pinchaba el pecho con un dedo.

"Vale, sin problemas. Me traeré una mochila con comida para la próxima." Dijo este con una sonrisa.

"¿Donde quieres ir?" Preguntó Clary una vez fuera de la librería cuando bajaban la calle.

"Me da igual, con tal de que tengan bocadillos. Me apetece uno desde hoy a la mañana."

"Podrías haberlo comido al mediodía."

"¿Y arriesgarme a que mi madre se enterase y que se apareciese aquí con una remesa de tapers para un año y un sermón sobre lo bueno que es llevar una alimentación saludable? No gracias." Dijo Simon negando efusivamente con la cabeza.

No pudo evitar reír. "Tu madre cocina muy bien, deberías dejar que viniese de vez en cuando."

Sin contestar, el chico señaló un bar al otro lado de la calle. "¿Que te parece allí?"

"Donde quieras." Respondió ella mientras cruzaban la acera hacia el establecimiento.

"Al fin, bocadillo serás mío." Dijo Simon mientras abría la puerta del bar àra dejar pasar a Clary.


En una mesa cualquiera de ese mismo bar...

"...y luego seguro que Buff consigue derrotar al Guardián Oscuro con la linterna del Doctor Skye." Aseguró Ángel mientras asentía con fuerza y miraba la portada de su nuevo libro.

"Quizás, tendremos que leerlo a ver que pasa, pero esa es una buena idea para la trama." Comentó Jace

"¿Trama?" Preguntó el niño con el ceño fruncido mientras miraba a su padre.

"Trama se llama a lo que pasa en un libro, la historia."

"Ahhhhhh, vale..."

"Venga, ahora guárdalo que por ahí vienen los helados."

Ángel obedeció y una vez el libro a buen recaudo miró su tarrina de helado y se relamió mientras cogía la cuchara y tomaba un trozo. "Hmmmmmm."

Jace no pudo evitar reir al ver a su hijo. "Está rico ¿Verdad?"

"Aja, muy mucho." Respondió Ángel mientras asentía efusivamente. "Papi, ¿Luego nos vamos para casa ya?"

"¿Tú quieres irte a casa?" Preguntó Jace mientras comía su helado.

"No, es temprano y no estoy cansado, quiero jugar."

"Podemos ir hasta el parque si te apetece."

"Si, si, me apetece." Respondió el niño entusiasmado.

"Pues cuando terminemos el helado nos ponemos en marcha."

"¡Bien!"


En una mesa no muy lejana...

"¿Has quedado a gusto?" Preguntó Clary con una sonrisa mientras tomaba el último trago de café.

"Bastante la verdad, hacía tiempo que no tomaba un bocadillo tan rico."

"¿A que hora tienes la cita?"

Simon miro su reloj. "Dentro de media hora, será mejor que me vaya ya. ¿Que vas a hacer tú?"

"No me apetece volver a casa aún, creo que daré una vuelta. Llámame cuando termines ¿Vale?" Le pidió ella mientras se levantaba de la mesa y se encaminaba hacia la puerta.

"Por supuesto."

Una vez que Simon se había ido, Clary bajó la calle con tranquilidad, disfrutando del paseo. Quería conocer la que ahora era su ciudad, pero no sabía por donde empezar. Tenía claro que no le apetecía ir al centro, así que se dejó llevar por entre las calles que parecían formar la zona vieja hasta que llegó a un bonito parque.

Se sentó en un banco que había en él, sacó de su mochila la caja de lápices nueva y su bloc y empezó a hacer arte.


En una calle que conduce al parque...

"¿Crees que esta vez podremos tocar las nubes?"

"Hay que intentarlo, campeón. Si nunca te rindes acabarás consiguiéndolo."

"¡No me rendiré! ¡Algún día tocaré las nubes! Ya lo verás." Aseguró el niño con mucha convicción.

"¡Así se habla hijo! Pero escucha, también hay que saber cuando dejar de intentarlo. A veces hay cosas que no dependen de ti, y que por mucho que hagas no cambian. Ahí es cuando hay que dejar de intentarlo. ¿Me has entendido?"

El niño se quedó un momento en silencio. "Pero papi... si dejas de intentarlo es que te has rendido... ¿No?"

"No cariño. Si dejas de intentarlo en el momento justo significa que te has dado cuenta de que hay otras cosas que sí dependen de ti y que te están esperando. No tengas prisa por entenderlo campeón, lo aprenderás con el tiempo." Dijo Jace mientras le revolvía el pelo al niño.

"¡Papi para!" Exclamó Ángel mientras se apartaba de su padre sonriendo. "No tendré prisa, pero creo que lo he entendido."

En eso sonó el móvil de Jace. "Es tu tía." Dijo mirando al niño. "Hola guapísima ¿Todo bien?"

"Papi..."

"Un minuto Izzy. ¿Que pasa campeón?"

"¿Puedo ir al parque? Preguntó Ángel señalándolo.

Estaban muy cerca del parque, podía verlo sin problemas desde donde estaban parados. "Claro, voy tras tuya, vamos."

El niño salió disparado hacia allí y cuando llegó vio a una chica de cabellos de fuego hablando por el móvil y recogiendo sus cosas con prisa. Esta se fue, Ángel se acercó al banco donde había estado la chica y se fijó en una caja. La abrió y contó doce lápices de colores.

"¿Qué es eso Ángel?"

El niño se dio la vuelta con la caja. "Pinturas papi, son de una chica que se acaba de ir."