¡Hola! Vale, esta es la primera vez que escribo un fic en otro fandum, en este caso el de KHR! Y espero hacerlo bien, no sé si me quedo mal este inició pero imploro a los cielos al menos tener un buen comienzo y no arruinarles a los interesados en la lectura.

Sin más que decir, ¡Espero les guste!


Autor: PrincessFic.

Título: La Donna e le loro Amanti.

Summary: Tsuna había pasado por mucho desde que fue metido en el mundo salvaje de la mafia: Obtuvo enemigos, fue entrenado por un espartano tutor y por si fuera poco mordido hasta la muerte múltiples veces. Pero, cuando finalmente logra obtener un día de paz gracias al viaje de su tutor, la mala suerte vuelve a atacar. ¡Por accidente paso de ser un hombre a mujer! Y todo por culpa de cierto Bovino, ahora con este nuevo cuerpo Tsuna enfrentará nuevos enemigos y los meses más escalofriantes de su vida… ¿Logrará hallar una cura? ¿O la Donna encontrara el amor entre sus guardianes?

Género: Romance, humor.

Pareja: Fem27 X All

Disclaimer: KHR! No me pertenece… Si lo fuera, habría algo de Yaoi (Por primera vez digo esto) o más romance.


.

.

Prefazione

.

.

Por fin paz y tranquilidad.

Tsuna sonrió un poco hundiéndose en la caliente agua de la bañera. Por fin un día para él. Un día en donde NADIE le molestaría y lo dejarían relajarse en un momento sagrado. ¡Su primer día libre en lo que parecían ser siglos de existencia!

Era sábado en la mañana. Reborn, su Hitman Tutor y provocador de sus mayores desgracias, había desaparecido durante todo el día. ¿A dónde se fue? ¿Cuándo volvería? ¿Por qué se iba? La verdad ni siquiera lo sabía, su tutor se negó a dar explicaciones o razones, solo había dicho un "Italia", y luego de eso desapareció sin dejar rastros algunos saltando por la ventana de su habitación. ¿Él que saltara del segundo piso como un demente? Ni le llamaba la atención, tan típico de su tutor.

Aunque admitía que había un hecho que convertía todo aquello en diferente: No era más un bebé.

Desde que habían logrado romper la maldición del Tri-ni-sette, ahora Reborn había vuelto a su antigua forma, salvó que para Tsuna… Era difícil acostumbrarse a este nuevo Reborn.

¡No es que no fuera él mismo! Por el contrario, para su enorme desgracia su tutor seguía siendo un maldito espartano que no se tentaba a la hora de darle una paliza que él consideraba divertido a la forma espartana. Ya hasta le dolía los pobres músculos por aguantar tantos golpes y encima, por sus entrenamientos infernales.

Pero… A lo que trataba de llegar es que… ¡No se acostumbraba a su maldita apariencia! ¿Entendeís? Es decir, a… ¡A ese aspecto tan de mafioso-sexy! Le dolía admitirlo, pero hasta para cualquiera que tuviera cerebro (O un poquito de neuronas) comprendía que el ex-acorbaleno del sol era condenadamente guapo. Con sus cabellos negros y esa mirada tan salvaje como misteriosa… ¡Demonios! Se ruborizó del solo recordarlo.

Maldito Reborn. ¿Por qué tendría que ser tan sexy? Y… ¡No! Es decir, no es como si eso le afectara tanto. Le incomodaba por su vieja costumbre de esperar ver a ese bebé Hitman, pero nada más. Tsuna era 100% heterosexual.

Solo comentaba un hecho verídico.

Negó con la cabeza despejando su mente.

Se había quedado congelando como estatua desde que Reborn se lanzó por la ventana por aproximadamente siete minutos enteros, creyendo que todo lo presenciado se había tratado de una ilusión de Mukuro o una mala broma del Hitman. Luego de diez minutos comprendió su retardado cerebro su bella verdad.

Reborn se había ido… Reborn se había ido… ¡Reborn se había IDO!

Lo único que hizo en el mismo instante en que el ex-arcobaleno del sol desapareció de su recamara fue saltar, gritar, llorar y alabar al Dios que si existía. ¡Reborn se fue junto a sus malditos entrenamientos espartanos! Vale, se fue pero volvería un día… ¡Pero por tiempo indefinido al menos!

Así que no perdió tiempo, su sábado nadie se lo arruinaría. Por tanto, lo primero que se le ocurrió fue largarse y darse un largooo baño relajante que le arreglara sus músculos dañados. Y eros aquí donde comenzamos.

Sus ojos se cerraron mientras aquella sonrisa se hacía más pronunciada. Con suerte para él, I-pin estaba durmiendo en conjunto con su revoltoso y desastroso guardián del rayo Lambo, mientras que Bianchi misteriosamente había desaparecido. ¡Bah! Seguro fue en búsqueda de su amado y sádico Reborn. A ver si lo encontraba, aunque para Tsuna era improbable.

'Por fin en paz…' Pensó el muchacho alegremente.

Pero, la suerte no siempre estaba de su lado. Como el dame-Tsuna… Estaba destinado en meterse en problemas, o mejor dicho, el castaño era un imán para ellos. Y su problema estaba llegando vestido de vaca y cargando una bazooka morada. La bazooka que siempre causaba desventuras a cualquiera que se hallara cerca, aunque esta vez, aquella arma desprendía ciertas chispas rosas que el niño parecía ignorar de forma olímpica.

―¡Gyahahaha! ¡No puedes alcanzar al gran Lambo, cabeza de cola! ―El pequeño bovino entro al baño alarmando al futuro jefe Vongola, quien se ruborizó al ver al mocoso. En menos de un segundo I-pin estaba ahí también, ambos niños corriendo en círculos buscando escapar (Lambo) y atrapar (I-pin).

El castaño estaba rojo hasta las orejas. ¡¿Es que nadie podía respetar su INTIMIDAD?! Cerró por algo la puerta, y si se atrevió a poner hasta un cartelito con la palabra "Ocupado" fue precisamente para que nadie le molestara. Pero, ¡Hey! Miren ahora a esos mocosos jugando en el baño mientras él estaba desnudo por completo dentro del agua en la bañera.

Este momento era el más vergonzoso de su existencia.

―¡HIIIEEE! ¡Salgan de aquí! ―Chilló horrorizado el de ojos color miel. Metiéndose hasta el fondo de la tina y lloriqueando por esta humillación, suficiente había tenido con que toda Namimori lo hubiera visto en calzoncillos para que ahora I-pin y Lambo le vieran como Dios le trajo al mundo.

¿Acaso le escucharon? Nooo. Los niños continuaron con lo suyo, y él resignándose como soltando lloriqueos salió de la bañera mientras jalaba una toalla para cubrir su desnudez. Al menos rezaba porque ninguno de esos dos lo notara…

―¡Ahí estas Tsuna inútil! ¡Mira al Gran Lambo! ―El niño vaca rió mandando un mal presentimiento al castaño. Y la persecución volvió a desatarse, solo que en este caso era Tsuna quien corría en dirección a su recámara siendo perseguido por el bovino, y más atrás, por I-pin que trataba de detenerlo.

Tsuna lloriqueó. Adiós perfecto y tranquilo día.

Fue entonces cuando todo sucedió, el inició del mayor desastre que hubiera superado a las antiguas estupideces que Lambo pudo haber hecho algún día atrás.

El pequeño bovino tropezó con… ¿Una cascara de banana? ¡¿Cómo demonios había una cascara de banana?! El castaño ni siquiera lo pudo presenciar ese mísero detalle ya que había logrado ingresar a su habitación con éxito, salvó que el caos inició. Quedó congelado como estatua al ver que Lambo caía al suelo, su cara impactando contra el duro suelo mientras la bazooka volaba directo al muchacho.

Los ojos del futuro jefe de la mafia más influyente miraron como el arma caía sobre su persona. Ni siquiera hubo tiempo para que gritara su tradicional "¡Hiiieee!".

Nada. Silencio.

I-pin observó el ridículo humo rosa llenar la habitación, mientras que Lambo estaba llorando y gritando a los cuatro vientos por su pequeña caída. La niña china ignoro a su amigo olímpicamente, era mejor dejar que el bovino llorara hasta que su drama quedará satisfecho además estaba acostumbrada a sus escándalos, en cambio, prefirió continuar expectante. Tenía la enorme curiosidad de ver al Tsuna adulto, y por fin iba a ser satisfecha en aquel deseo que hace unos segundos atrás apareció.

Poco a poco, el humo finalmente se disipo dejando observar una figura pequeña. ¿Ah? La pequeña china se quedó sin habla, mientras Lambo paro de chillar y armar escándalo.

No. No era posible…

Al desaparecer por completo aquel extraño humo, se pudo apreciar lo que jamás se habrían imaginado ni en sus más locos sueños.

I-pin creyó que la vista le fallaba, salió de la recamara como un rayo buscando sus gafas. ¡La visión acababa de arruinársele por completo!

El niño por otro lado parpadeó múltiples veces, antes que una sonrisa maliciosa surcara sus labios.

―¡GYAHAHAHAHA! ¡Tsuna idiota es una niña!

Tsuna abrió los ojos, incrédulo ante tales palabras del mocoso.

¡¿Niña?!

Bajo la mirada para ver de qué demonios hablaba y sintió que el alma al instante se le iba del cuerpo al ver los nuevos problemas que tenía. La mandíbula se le desencajo, los ojos se le abrieron como platos y un rubor se extendió por sus mejillas.

―¡HIIIIIIIIIIEEEEEEEEEEEEEEE!

::/000/::

Gokudera lanzó una fulminante mirada a Yamamoto en cuanto llegaron frente a la casa de Tsuna. El muchacho soltó una risa, ocasionando que el mal humor del de pelos platinados aumentara unos cinco gradientes en su escala.

―¡¿Se puede saber por qué demonios me haz seguido, friki del béisbol?! ―Gruño Hayato con llamaradas en sus ojos. El moreno sonrió, menudo humor de perros que se traía encima su compañero de clases.

―Ma, ma Gokureda, no te enojes. Tsuna también es mi amigo ―contesto divertido―. Pensé en enseñarle a jugar béisbol hoy, es por eso que vine…

―¡Juudaime no necesita aprender de ese deporte tan estúpido!

―Pero es divertido ―se quejó Yamamoto haciendo un puchero.

―¡Al cuerno con que es divertido! Juudaime pasará el día conmigo, lo llevaré a…

Ni siquiera acabo la frase. En esos mismos instantes un potente grito capaz de escucharse hasta el otro lado del continente los puso alerta.

Solo había alguien capaz de gritar ese "Hiiieee".

'Tsuna' Pensaron al mismo tiempo sintiendo sus corazones acelerar el ritmo. Algo malo le había pasado a su jefe y amigo.

No esperaron más, como si acabaran de recibir una bala de la última voluntad se lanzaron a una carrera inhuma echando abajo la puerta de la residencia mientras subían las escaleras.

A sus oídos llegaron pequeños lloriqueos, sollozos que los horrorizaron y… La puerta de la recamara de Tsuna se vio echada abajo.

―¡Juudaime/Tsuna! ―Los guardianes buscaban al guardián de los cielos con la mirada ansiosos, solo hallándose a un Lambo caído y llorando con un chinchón en la cabeza junto a I-pin con gafas mirando aquel bulto oculto por las sabanas.

¿Are? Ambos chicos se miraron con los ceños fruncidos antes de asentir. La niña les echo una mirada y cuando vio lo que iban a hacer palideció lanzándose sobre la cama. Protegiendo ese bulto negó con la cabeza haciendo que los muchachos parpadearan.

¿Qué mosca le pico a I-pin?

―¿Qué estás haciendo, mocosa? ―Pregunto con enojo el peliplateado― ¿Dónde está Juuda…?

―¡G-gokureda-kun! ¡Yamamoto-kun! ―Chillo una vocecilla desde las sábanas. Los ojos del guardián de la tormenta se abrieron, rápidamente se acercó mientras a su lado Yamamoto miraba sin comprender a I-pin. ¿Qué estaba sucediendo aquí? Decidiendo luego pensar en eso, se acercó al igual que Gokureda al bulto.

A pesar de que la voz sonará tan femenina… Por alguna razón tuvieron el presentimiento de saber a quién pertenecía.

―¡¿Juudaime?! ―El peliplata tomó a la niña y la alejo de la cama (Prácticamente la lanzo por la puerta) preocupado por su amado jefe― ¡¿Qué le ha sucedido?! ¿Se encuentra bien? ¿Ha enfermado? ―Se lanzó hacia adelante intentando apartar las sabanas― ¡Déjeme ayudarle!

―¡NO! ―Exclamo el futuro capo negándose y apretando las mantas que traía encima― ¡V-váyanse por favor! N-no quiero que me vean ahora

―¿Tsuna? Vamos dinos que sucede ―Inquirió Yamamoto serio y preocupado a la vez, él también se acercó cogiendo las sabanas. El agarre de Tsuna aumento, un pequeño lloriqueó se escapó de sus labios asustando más a ambos guardianes.

¿Qué le estaba sucediendo al Tsunayoshi?

Mirándose y, por primera vez estando de acuerdo en algo, los dos alumnos de la secundaria Namimori asistieron a la vez.

No dejarían que su amigo pasara un sufrimiento y ellos no pudiesen ayudarle.

―Lo siento Juudaime, pero… ―Inició el guardián de la Tormenta.

―Necesitamos saber que ocurre contigo, Tsuna ―Acabó el guardián de la Lluvia.

Un chillido de espanto se escuchó en el instante en que ambos muchachos quitaron las sabanas al mismo tiempo, exponiendo a… ¿Tsunayoshi?

.

.

Las bocas de Gokureda y Yamamoto cayeron hasta los suelos, mientras sus caras se ponían coloradas al ver lo que estaban viendo.

Oh. Por. Dios.

Frente a ellos se encontraba la réplica exacta de Tsunayoshi. Y dicen la réplica porque había un pequeño inconveniente para que aquel humano fuera su Tsuna.

No, existían dos GRANDES inconvenientes.

Esa criatura era una mujer. Y… Vaaaaaaaaaaaaya mujer.

Tenía el cabello castaño, largo y bastante laceo hasta la mitad de su espalda. Un revoltoso flequillo cubría su frente dándole una caricia inocente a su bello rostro. Poseía la piel de un suave tono melocotón que se veía frágil. Sus mejillas poseían un delicado sonrojo, su naricita era pequeña y sus labios rosados carnosos como bastante apetecibles a la vista. Los grandes ojos que se ubicaban más arriba eran de un exquisito tono miel que los atrapo en una vorágine de sensaciones que les acelero el corazón a tal punto que consideraron la posibilidad de entrar en paro.

'Idénticos a los de Tsuna' Fue el pensamiento dual.

Era una muchacha hermosa… Una hermosa muchacha desnuda, acordaron.

¡Ara, y es por ESO que estaban a punto de sufrir un paro! Nunca en sus cortas vidas habían visto a una chica tan guapa, ni tampoco una chica sin prenda encima.

Lo peor, es que esta jovencita idéntica a Tsuna y que podría ser su gemela perdida… Tenía el cuerpo muy pero muy dotado. Las caras se les enrojecieron más al ver mejor esa imagen digna de un manga Hentai.

La muchachita estaba sentada en la cama, sus manos tratando inútilmente de cubrir sus grades pechos mientras el rubor en su rostro se acentuaba más. La inocencia en sus ojos brillo, junto a un par de lágrimas y un pequeño jadeó que salió de sus labios tan besables. Cruzo las piernas, dándose cuenta del espanto y quitando las manos de sus dos globos perfectos, cubrió más abajo juntando sus muslos.

Grave error.

Ahora sus senos estaban a la vista y… Los dos jóvenes no lo resistieron más.

Dos sordos golpes se escucharon en la habitación. Dos chicos caídos y rojos mientras unos hilos de sangre caían desde sus narices hasta el labio.

¿Acaso habían muerto he ido al cielo?

Tsuna chilló de horror al ver que sus mejores amigos desmayados y desangrándose por la nariz.

Este día era el peor de todos.

Y por primera vez diría lo que jamás pensó querer decir en su vida.

―¡Reborn, te necesito!