Daré las indicaciones de siempre.

Por favor, sean creativos en sus comentarios.

Y se me olvidaba, si su intención es hacer un comentario ofensivo o despectivo, les pido encarecidamente que se abstengan. Así no pasan un mal rato y no me lo hacen pasar a mí. No comentarios denigrantes y mucho menos insultos. Les pido que por favor lean las indicaciones y las notas de autor al final de cada capítulo. No son un bonito adorno, si las coloco es por algo.

AVISO: si mis notas hieren la sensibilidad de alguien, quiero que sepan que las hago sin tal finalidad. Mi intención no es ofenderles, quiero que quede claro para que luego no vengan a etiquetarme como una persona grosera, malagradecida o prepotente. Simplemente soy sincera con aspecto que a muchos autores les desagrada pero que no son capaces de decir por miedo a ser tildado de la misma manera en la que me designan a mí. Mi finalidad es crearles conciencia en la forma de comentar para ayudar, más nada.

Aclaraciones:

Narración.

Diálogo —

‹‹Pensamientos››

(*) Esto es un apartado para alguna palabra o concepto que aclararé al final del capítulo.

Advertencias:

Posible OoC en los personajes.

OC's.

Situaciones sexuales explícita-implícitas.

Lenguaje inapropiado o soez.

Género: Romance | Drama.

Clasificación: T | M.

Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, si no a ®Masashi Kishimoto.


Capítulo IV.

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‹‹Todo el mundo tiene secretos. La única cuestión es encontrar donde están.››

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De culpas y secretos.


‹‹Si la vida te da limones, has una limonada.››

Un refrán que desdichadamente no se aplicaba a su desgracia.

¡Es una orden!

Hinata dio un salto en su asiento al recordar la voz álgida e iracunda de su padre. Cabeceó de un lado a otro buscando su silueta, sus ojos fríos machacándola como tomate triturado. No existía ser al que tuviera más miedo que a su progenitor. Se sentía como si la hubiera arrojado brutalmente contra un muro de concreto sin misericordia.

Así se sentía desde que tuvo esa conversación con su padre. Claro, si a seguir una orden se le llamaba conversar.

¿Por qué debía complicarle las cosas? ¿Acaso no bastaba con la humillación al desheredarla? ¿No era suficiente que su hermana menor tuviera prioridad? ¿Qué su primo fuese mejor? No, no debía involucrarlo. Neji no tenía culpa alguna. Él nació siendo un genio, una persona dotada de habilidades y destrezas que superaban incluso a su propio padre. Su primo era huérfano, pagó los pecados de Hiashi y ahora servía a la familia principal.

Hinata no sentía rencor hacia Neji. No. Su primo se había comportado como un hermano mayor después de limar asperezas con el Souke, fue su soporte, porque ella también se sentía huérfana viviendo en el desprecio de su padre y la sombra de su hermana. No podía culparlo, aunque en el fondo sintiera una pizca de celos por no tener las cualidades que él poseía. Eso era normal, lo que cualquier ser humano sentiría al verse superado por otra persona. Sobre todo tomando en cuenta el parentesco.

La heredera llevó las manos hacia su cabeza ahuecando su frente y presionándola, ¿por qué pensaba así en ese momento? ¿Por qué permitía que sus frustraciones abarrotaran su juicio?

Cerró los ojos fuertemente, le sucedía siempre en circunstancias estresantes, todo lo malo de su vida resurgía. Las envidias, los celos, la lástima por sí misma y de su deplorable situación. Hinata era una buena chica, con un corazón bondadoso, lleno de amor y cariño para todo el que la conociera y quisiera formar parte de su vida. No obstante, era una persona como cualquier otra. Poseía rencores, sentimientos negativos. No era una santa, solo un ser humano.

Y como siempre pasaba cuando su padre la acorralaba, se veía sin salida y con un montón de angustias que no la dejaban dormir. Por eso estaba ahí en el hospital a media noche, cuidando de su primo. El cual por cierto, seguía atado a la cama y se encontraba en una posición graciosa, debía estar incómodo… Sin embargo, Sakura le advirtió que no se le ocurriera quitarle las correas, ninguna deseaba que sus heridas se abrieran aplazando su recuperación. Hinata no le discutiría a la medic-nin por el bien de Neji.

La heredera reprimió una risa, imaginaba que su primo no estuvo para nada contento con esa decisión, pero quedaba claro que ahora se encontraba peor que al principio. Para Neji debió ser humillante verse atado a una cama. Él no era de hacer berrinches, jamás hizo una pataleta en su vida, pero garantizaba que el mal humor no se iría hasta que le dieran de alta.

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Revisaba nota tras nota, señalaba y tachaba y volvía a revisar. Estaba omitiendo algo, pero no sabía qué. Una partícula se escapaba en forma de letra impidiéndole hacer su trabajo de encontrar el fallo o la posible solución. No importaba lo que descubriera primero. Solo quería descubrir el error.

¡¿Por qué no puedo mover mi brazo?! ¡¿Qué carajos pasa, Sakura?! ¡Contesta! — gritó Sasuke fuera de sí, ese día por la tarde.

Sakura no esperaba menos, estaba consciente que su enojo era apenas justificado por el nulo progreso que tenía en sus terapias. Sasuke dijo tantas cosas esa tarde que se le escapó un inútil que le golpeó como pesa al pecho. Haruno comprendió y aceptó todos, y cada uno de los insultos. Para un ninja quedarse con sus extremidades superiores inutilizables era lo mismo que morir. Su vida como shinobi terminaría antes de, literalmente, haber empezado.

Haruno revisó de nuevo el tiempo de isquemia* máximo del miembro, estuvo a penas en el rango límite para un reimplante. No hubo diferencia horaria entre Sasuke y Naruto, la intervención se llevó a cabo en el mismo quirófano; por eso su contradicción con el procedimiento iba lejos de un desacierto médico.

A veces llegaba a la conclusión que parte de la desgracia de Uchiha venía acompañada del karma.

‹‹Todo lo que haces se devuelve››.

Una verdad en cierta medida cruel.

Sin embargo, no le tocaba a ella juzgar lo que merecía o no Sasuke sino solucionarlo. Comenzó a preguntarse porque metió las manos cuando debió dejarle el trabajo a su maestra. No debió hacer nada, solo dejarla actuar según su criterio y experiencia. ¡Pero no! Sakura tenía que involucrarse. Porque estaba preocupada, porque le importaban.

‹‹¿Por qué tenía que meterme en esto? No estaba capacitada, ¿por qué lo hice? Solo empeoré las cosas››.

La voz de sus pesadillas hacía eco en sus oídos como si fueran tambores, el malestar en la boca del estómago comenzó a crecer desproporcionadamente, tomó una bocanada de aire. Se sentía pésima.

‹‹Nunca aprendo a mantenerme al margen, nunca››.

No se dio cuenta que retenía el oxígeno hasta que lo liberó para limpiarse el sudor de su frente. El estómago lo tenía hecho un nudo, por momentos sentía que le hacía falta el aliento y tenía la boca seca. No era para nada bueno. El mareo intenso amenazaba con hacerla caer de la silla si no se calmaba.

Mantenerse tranquila era su prioridad en esos momentos, aunque en el fondo la atacara la angustia. Porque eso era lo que estaba teniendo, un ataque de ansiedad muy grande.

Sakura era una chica de carácter fuerte y voluble. Una kunoichi talentosa que tenía una fuerte ética y un gran sentido de la responsabilidad. Sabía que hacer, cuando hacerlo y cómo. Sin titubeos, sin medias tintas. Sin lugar a dudas, Sakura era una chica inteligente que tenía un gran defecto… Su bondad. Ese corazón atiborrado de sentimientos que, en un sinfín de ocasiones le nublaba el juicio. Le sucedió con Neji, ahora con Naruto y Sasuke…

El amor a sus amigos la metió en ese problema. El amor y la culpa.

Porque sí, Haruno sentía una enorme culpa sobre sus hombros a parte de la muerte de su madre. Y radicaba en su poco ingenio para detener a Sasuke de aquella pelea estúpida contra Naruto. Lo que le dijo aquel día no fue suficiente, no, solo terminó humillada en un patético intento de parar lo inevitable.

Ahí tenía las consecuencias de sus acciones inconscientes. Con frecuencia pensaba que no había madurado nada en todos esos años, vaya ayuda la que les dio…

Maldición — masculló cerrando los ojos y sobándose las sienes.

Dejó el libro sobre sus piernas y recostó la cabeza en el respaldar del sillón, sentía que la habitación le daba vueltas incluso con los párpados cerrados. La cabeza le dolía horrores de leer tantos tomos, de buscar investigaciones y encontrar motivos.

Derrotada optó por parar un instante en su desesperado intento por resolver el problema de Sasuke, ya qué, entre más ahondaba sus inseguridades aumentaban y el estrés se agolpaba. Por su bien debía parar o terminaría enferma, siendo nuevamente un estorbo y una inútil…

Respiró hondamente mientras caminaba por los pasillos del hospital. Se sintió aliviada de no tener que lidiar ese día con el mal humor de Neji o Sasuke, a decir verdad, no tenía muchos ánimos de hacerlo tampoco. Así que tomó de excusa toda esa revisión para mantenerse recluida en su consultorio. Hasta llegó al punto de rechazar la invitación para almorzar de Ino y Shikamaru. Le pareció muy extraño que el novio de su amiga se mostrara interesado porque saliera de esas cuatro paredes donde estaba encerrada.

Sin embargo, Sakura ahí se sentía segura. Sin obligarse a responder ni darle explicaciones a nadie. Sin tener que cortar groseramente cuando empezaban las preguntas acerca de su estado de ánimo, o los típicos: 'si quieres hablar sabes que estoy para escuchar'. Y no, no estaba siendo mal agradecida. En absoluto. Simplemente no deseaba exteriorizar algo que guardaba recelosamente para sí misma. Sí, sabía que no estaba bien, que solo se hacía daño pero… ¿Qué más podía destruirse si la guerra la rompió? Su madre, sus amigos, conocidos… Niños, familias enteras deshechas. El mundo continuaba sus labores, seguía en pie, pero no ignoraban el dolor en el que se sumían los demás. Nadie lo ignoraba, solo decidía continuar. Porque es lo que ellos hacían, mantenerse en pie a pesar de las desgracias que los azotaban.

Soltó un suspiro y colocó una mano en la pared cuarteada para sostenerse, de pronto se sintió mareada y sin aliento. Necesitaba sentarse un momento. Entró en la primera sala desocupada que encontró y se sentó en un banquillo cerca de la entrada. Cerró los ojos, trató de controlar su respiración y los latidos acelerados de su corazón.

Seguramente la falta de sueño y alimento empezaba a pasarle factura. A lo mejor Ino tenía razón y estaba dejándose consumir por sus culpas, perdiendo poco a poco el razonamiento y la lógica… Era posible, pero Sakura tenía demasiado orgullo para considerar esa posibilidad. La kunoichi miraba la desgastada cerámica blanca del piso que ahora tenía un enfermizo color amarillento, sinónimo del deterioro que había tenido con el tiempo pero que aún sobrevivía a todo ese caos en el que cayó la aldea. La loza estaba partida en casi todo el hospital. Indiscutiblemente la infraestructura sufrió mucho daño con el impacto de aquella Bijūdama.

Sakura se preguntaba cuanto tiempo más duraría esa porcelana azafranada antes que su maestra decantara por cambiarla como en la mayoría de los pasillos del hospital.

Levantó la vista y se sorprendió al encontrar un piano negro de cola, unas guitarras, panderos y violines, además de unos atriles. Entonces recordó que esa era la nueva sala, destinada para la Musicoterapia*.

Sakura no estaba muy familiarizada con el tema, pero al parecer su maestra sí. Le explicó con sutileza que en el desastre de esa guerra, muchas personas, civiles y shinobis tuvieron que enfrentar horrores que les serían difíciles de superar. Entre esas la pérdida de amigos, familiares y conocidos. Eso ella lo sabía muy bien, demasiado bien para su gusto.

Además, también le aclaró que, aunque para los adultos esas pérdidas eran más fáciles de sobrellevar no era lo mismo para los niños, que son más susceptibles y sensibles.

Haruno se dio cuenta que si para ella era difícil llevar el luto de su madre, para los niños sería mucho peor. Que psicológicamente estarían devastados. Ella lo entendía. Y por eso apoyó la causa.

Es hermoso — murmuró olvidando su malestar y acercándose al piano.

Acarició sutilmente la cubierta, se notaba que no hacía mucho lo habían usado. Se sentó en el banquillo y rozó superficialmente las teclas de marfil, era tan tentador… Tan alentador. Le resultaba difícil no ceder al impulso y tocó suavemente una tecla, luego otra y otra hasta que sin querer se unieron en una sola melodía.

Y por un momento, solo por un instante se dejó llevar.

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Neji estaba seguro que si lo dejaban por más tiempo postrado en cama se consideraría un paciente apto para el hospital psiquiátrico. El reposo no solo empezaba a socavar su paciencia, si no también su cuerpo.

Si bien estaba consciente que sus heridas eran de carácter delicado (casi grave), igualmente mantenerse tumbado en una cama le empezaba a ocasionar laceraciones en la piel. No es que él fuera un hombre excesivamente ególatra. No. No le importaba llevar las heridas de guerra en su cuerpo, lo hacía con orgullo. No así las del calor excesivo por estar abatido en una litera de hospital. No había nada digno en las quemaduras ocasionadas por daños que con el tiempo iban sanando.

Gracias al cielo y a todos los dioses habidos y por haber, Haruno y la Godaime entraron en razón. Poco a poco le permitieron salir de esa cama y dar algunos pasos, no sin ayuda o supervisión claro estaba.

La mayor parte del tiempo si no era Sakura quien lo vigilaba, se trataba de Shizune e incluso Ino Yamanaka 'colaboraba'. Y con colaborar se refería a manosearle descaradamente con la excusa de que si se caía y hacía daño Sakura la mataría.

Evidentemente, Ino ignoraba el progreso a pasos agigantados de Neji. Su chakra estaba casi re-establecido, y si bien sus heridas aún tenían un grado de seriedad; no significaba que no fuera capaz de caminar por sí solo. Sin embargo, para no hacerse de más problemas pasó de largo la dedicación de la rubia y decidió atender las indicaciones de Sakura y Tsunade.

Gracias a su colaboración ahora se encontraba dando un pequeño paseo por los pasillos del hospital, sí, no era mucho pero era algo al fin y al cabo. Ya se había cansado de pasársela dentro de esas cuatro paredes, viendo un par de árboles por esa pequeña ventana y escuchando chismes de corredor. Aprovechó sus ejercicios vespertinos para caminar un poco más alejados de la habitación. No buscaba una interacción con nadie, pero debía admitir que aparte de las visitas de su familia y Naruto no hablaba con ninguno.

Ni siquiera con Sakura.

Ahora que lo pensaba mejor, resultaba un poco extraño que la peli-rosa siempre solía buscar temas de conversación. En las misiones, en las reuniones. No importaba, Haruno continuamente conseguía ser el foco de atención. Actualmente tenía suerte si la escuchaba decir algo más que los buenos días y un par de instrucciones que correspondían a su salud y cuidado.

¿Habrá tenido que ver con esa expresión desolada que vio aquel día?

Eh… — la enfermera que lo acompañaba titubeó.

¿Qué? — preguntó él.

La muchacha lo miró con las mejillas sonrojadas y la mirada tímida.

Creo que deberíamos parar el recorrido, Hyūga-san… — murmuró nerviosa.

Indiscutiblemente la chica se sentía atraída por Neji.

Está bien — dijo el castaño.

Desafortunadamente para él, notó que aún no era capaz de caminar sin fatigarse lo suficiente. Seguramente era porque había pasado poco más de dos meses en una cama de hospital y recién le permitían hacer un corto esfuerzo físico. Además sus heridas todavía no sanaban del todo, eso tenía que influir.

Estaban por dar la vuelta cuando de repente escucharon una melodía, se detuvo. Él reconoció el instrumento.

¿Qué es eso? — observó a la enfermera.

La joven de ojos oscuros lo miró y le sonrió un tanto coqueta.

Viene de la sala de Musicoterapia — contestó, Neji la miró esperando que le explicará a qué se refería con esa palabra y ella soltó una risa socarrona —. Es el nuevo invento de la Godaime — contestó sin más.

Neji no supo si catalogar esa respuesta como una falta de respeto o de ignorancia. Cualquiera que fuera la respuesta decidió investigar por su cuenta. Ignoró deliberadamente las protestas de la enfermera, algo en esa melodía le llamaba misteriosamente y a medida que se acercaba un sentimiento de tristeza lo envolvía. La música era lenta y suave, tan envolvente que el dolor calaba hondo. No había notas deslumbrantes, solo melancolía y desconsuelo.

Cuando por fin dio con la estancia de donde provenía el sonido se quedó de pie frente a la puerta abierta de par en par.

La terapia terminó hace un rato, alguien debe estar ahí — explicó la enfermera.

Neji desechó contestarle ante lo obvio y se centró en la mujer de melena rosada que tocaba delicadamente el piano con los ojos cerrados.

¿Haruno-san? — inquirió en voz alta la enfermera.

Sakura terminó la melodía de golpe, abrió los ojos asustada y los contempló debajo del marco de la puerta.

‹‹Carajo››.

¿Cómo explicaría eso?


Notas de Autor:

Hola.

Por fin después de dos años he podido actualizar esta historia. Sí, sé que no tengo excusa ni perdón... Pero como ya he explicado en otras de mis actualizaciones recientes, no he tenido unos buenos años y recién hasta hace algunos meses he logrado salir de la depresión en la que estaba sumida. Aún no estoy cien por ciento recuperada, pero algo es algo. Así que les pido un poco de comprensión (por si me queda alguna lectora/or por ahí), mi calidad es muy deficiente y posiblemente no se esperaban una actualización así... Pero analizando quise colocarle otro tipo de cosas y bueno, me gustó como quedó. A ver que les parece a ustedes.

Ahora explico algunos términos que están volando por ahí.

Isquemia: Detención o disminución de la circulación de sangre a través de las arterias de una determinada zona, que comporta un estado de sufrimiento celular por falta de oxígeno y materias nutritivas en la parte afectada.

Musicoterapia: es un proceso creado para promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. Tiene como fin desarrollar potencialidades y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento. Es aplicada en diversidad de casos, en el área psicológica.

PD: la melodía que toca Sakura se llama Love Hurts de Yiruma.