EPILOGO

Cuando escucho el primer berrinche de Ella, Finn supo que aquella no sería una mañana tranquila. Dejo el zumo de naranja que estaba preparando para el desayuno antes de dirigirse a la planta de arriba donde en esta ocasión, escucho la voz de Rachel un poco más alta de lo normal. Finn frunció el ceño y subió las escaleras de dos en dos, para llegar en menos de 10 segundos a la puerta de la habitación de su hija y como había supuesto, allí estaban las dos enzarzadas en una de sus típicas peleas.

-¿Qué pasa? – Se adentró en la habitación y ambas mujeres le miraron.

La pequeña de casi cuatro años estaba pegada a la pared al lado de su cama, con su rostro mostrando enfado, con los labios fruncidos en enfado, llorando de rabia con sus brazos cruzados. Repitiendo un "No quiero" todo el rato. Rachel estaba enfrente de ella, de pie, con las manos en jarra sosteniendo un vestido azul fuerte con puntitos blancos, mostrándose enfadada y alterada al mismo tiempo.

- No quiero ponerme ese vestido – señalo la ropa que tenía su madre en sus manos. Finn miro a su mujer con una ceja levantada, que estaba a su lado, antes de que le diera la ropa y se girara sobre sí misma.

- A ver si consigues que se ponga esto, porque no doy más de si – Susurro para que le escuchara solo él antes de desaparecer de la habitación.

Finn algo sorprendido por sus palabras, miro como se fue de la habitación. Quizá debería ir tras ella y saber que era lo que estaba pasando, pero le daría primero su espacio antes de hablar con ella. Lo primero, era convencer a su pequeña que se pusiera la ropa que Rachel había escogido para ella aquel día. Lo cierto es que la pequeña empezaba tener preferencias bastante serias por la ropa y en ocasiones, solía ser muy cabezota respecto a que ropa quería ponerse cada día.

Rachel solía lidiar bastante bien esas situaciones explicándole algo sobre la moda, y de cosas que él no llegaba a entender muy bien. Pero siempre solía convencerla de que se pusiera la ropa cuando tenía este tipo de rabietas, pero parecía que ese día Rachel no había tenido suerte. No sabía muy bien como él iba convencerle. Suspiro y se sentó en la cama pequeña de Ella con el vestido en la mano mientras su hija seguía en la pared enfadada, aunque ahora no lloraba y observaba sus movimientos.

- Cariño ¿Por qué no quieres ponerte este vestido? Vas a estar muy guapa con él – Finn levanto la mano y llevo su dedo a la nariz de la pequeña haciendo que sonriera un poco.

- Quiero la ropa nueva – murmuro entre dientes.

- Pero si con esta ropa vas a estar guapísima y la ropa nueva te la puedes poner mañana – No sabía si aquello iba a funcionar o no.

- Pero yo la quiero ahora. No me gusta esta, mama nunca lleva un vestido así – Y Finn entendió todo. Ella siempre había tenido preferencia por la ropa muy parecida a la que solía llevar Rachel y en ese momento entendió que lo que quería era vestirse como ella, ya que la ropa que había comprado el día anterior, era prácticamente igual a un conjunto que tenía Rachel.

- A mama le encanta estos vestidos.

- ¿De verdad? – Pregunto la niña indecisa.

- Si, tu mama llevaba vestidos así para ir a la escuela. Pero… si no te gusta, me lo quedare yo… - Su hija intento coger el vestido, pero Finn se lo quito de su altura.

- Eres muy grande, papa, no te 'quepa' – Finn le corrigió la palabra antes de volver a hablar.

- Como has dicho que no te gusta, me lo quedare yo – levanto la mano con el vestido tan alto que su hija no llegaba, a pesar de que la pequeña era algo más alta de lo normal heredado sin duda de su padre, e intentaba dar saltitos para intentar cogerlo.

- No, papa, es mío – Finn bajo algo la mano y la niña se lo quito de las manos, antes de empezar a desvestirse ella sola, mientras Finn le ayudaba.

Finn sonrió satisfecho de que lo había conseguido mientras le ayudo a peinarse.


Rachel estaba acabando de preparar el desayuno cuando su hija entro en la cocina corriendo con el vestido puesto, una diadema del mismo color y sus zapatitos a conjunto. Se abalanzo sobre ella, abrazándose a sus piernas. Rachel le acaricio la espalda antes de cogerla en brazos.

-Mama, mama, papa dice que estoy igual de guapa que tu – Le dijo la pequeña mientras apoyo su cabeza contra su hombro.

- Pero si eres la más preciosa de este mundo, cariño, ¿Cómo no vas a estar guapa? – Rachel le beso sonoramente en su mejilla - Pero ahora a desayunar que no podemos llegar tarde el día de la función de Navidad ¿eh? – le ayudo a subirse a la trona especial que tenía Ella para comer.

Y en ese momento Finn entro en la cocina dirigiéndose Rachel, le dio un beso en la mejilla, antes ayudarle a hacer el desayuno, notando como su estado de ánimo era mejor que hace unos minutos atrás.

-¿Estas bien? – acarició su cintura por encima de la ropa y volvió a besar la mejilla. Rachel le miro un momento antes de verter el zumo en su vaso.

- Si – mostro una suave sonrisa - ¿Cómo has conseguido que se ponga el vestido?

- Bueno, llevo lidiando con la madre muchos años, así que uno ya tiene experiencia – Finn sonrió intentando que Rachel se riera, pero solo consiguió que Rachel frunciera el ceño.

- ¿Tan complicada soy? – Rachel dejo lo que estaba haciendo, mirándole interrogándole.

- No he querido decir eso, Rach. Era broma – murmuro con cierta confusión.

- Ya.

Se giró sobre si misma hacia la mesa, sentándose al lado de Ella, quien ya estaba desayunando a un ritmo muy lento. Aquel día estaba actuando muy raro y no sabía si él tenía algo que ver en su estado de ánimo pero le sorprendía esos cambios de humor. Finn se dirigió a la nevera escuchando como Rachel reprendió a su hija que dejara de jugar con Barbra y comiera, en tono muy diferente al habitual y Finn volvió a sorprenderse.

-Finn, he de pasar por enfrente de la guardería, si quieres puedo llevar a Ella – Finn se sentó en su sitio habitual, enfrente de Rachel con Ella en medio.

- ¡SI, SI! – Grito su hija desde su asiento y Finn se sorprendió de su efusividad mientras Rachel mostró una media sonrisa.

- Perfecto – le dijo a Rachel, antes de mirar a su hija con cara de enojo - Así que no quieres que te lleve yo a la guardería, ¿eh? – llevo su mano por encima la mesa hasta sus axilas y le empezó a hacer cosquillas.

-Papi, para – Suplico entre risas Ella, mientras Rachel les miraba callada, algo poco habitual en ella pero con una media sonrisa en la boca - Tu no cantas en el coche porque no sabes cantar, pero mama canta en coche – Ella siguió comiendo de su bol de cereales tras dirigir una mirada de orgullo a su madre.

- Papa sabe cantar y muy bien – Contestó Rachel rápidamente adelantándose a Finn La niña abrió los ojos mirando a su padre quien estaba bebiendo su zumo de naranja. Y ambos supieron lo que Ella le iba a pedir.

-¿De verdad? ¿Y porque nunca cantas? ¡Canta, por fi!

- Cantare si te acabas todo el desayuno – Los ojos de la niña se abrieron y empezó a comer rápido.

- No, pero bien o no hay canción – La niña le miro con medio enfado, mientras Rachel sonreía. Siguieron desayunando mientras los adultos empezaron a hablar de temas relacionados con el trabajo, mientras Ella comía mirando a sus padres acabándose el desayuno lo antes posible.

-Papi, ya estoy de todo – dijo enseñándole el bol vacío sin cereales, Finn quien ya había acabado de desayunar también se levantó en dirección a la encimera y dejo su taza en ella – Papi, me prometiste que… - De repente, Finn se giró hacia ella cumpliendo con lo que había prometido.

- I got chills, they're multiplyin', and I'm losin' control – Rachel miro a Finn riéndose, al ver que estaba cantando una de sus canciones preferidas y ya no solo eso, la canción con la que se habían conocido. Finn siguió cantando mientras avanzaba hacia su hija - Cause the power you're supplyin', it's electrifyin' – Finn se arrodillo al lado de Ella interpretando aquella escena con cierto dramatismo. Rachel dio un suave golpe en la mesa y se levantó, cantando 'su' parte de la canción

- You'd better shape up – se puso las manos en la cintura y bailo al estilo Grease. Su hija se giró para mirarle con mirada emocionada y admirándola - Because I need a man – Empezó a moverse por la cocina, mientras llevo la mano a la cabeza de su hija y le removió el pelo, haciendo el mismo gesto que le había hecho a Kurt hace años en el Glee Club.

- Ay, mama – Se quejó su hija recolocándose el pelo, mientras Finn se reía y Rachel siguió cantando.

- And my heart is set on you – Rachel señalo a ambos - You'd better shape up, better understand

-To my heart I must be true – Canto Finn levantándose cogiendo a Rachel de las manos empezando a cantar juntos - You're the one that. Can't you see, oh yes indeed, oh yes indeed! You're the one that!

Finn le cogió de la cintura, y como si estuvieran en una película romántica le giro inclinándola y le beso. Los aplausos de Ella inundaban la casa tras esa actuación tan improvisada. El beso no duro mucho, porque Rachel se separó de él poniendo sus manos en el pecho indicándole que se separara. Cuando la miro estaba blanca y algo ida.

-¿Estas bien, Rach?

- Sí, estoy bien, solo que llegamos tarde – Antes de dirigirse a su hija - No querrás llegar tarde el ultimo día antes de las vacaciones. Y el día de tu función de Navidad de Ballet ¿verdad? – Le pregunto a su hija. Ella negó con la cabeza casi indignada, antes de saltar de la trona para dirigirse hacia el coche.

Finn las observo como salían de casa, en especial a Rachel que estaba bastante extraña.


Horas más tarde, Finn y Rachel se dirigían a la función de Navidad de ballet de su hija. Rachel conducía mientras Finn intentaba cambiar la canción de su radio, aunque recibió un manotazo de Rachel para evitar que le quitara una de sus canciones preferidas de Celine Dion. Finn miro a Rachel con una sonrisa de alguna manera disculpándose. Rachel aparto la mirada de la carretera para mirarle con media sonrisa y él levanto su mano acariciando su mejilla.

- Hoy estas muy rara ¿Estas bien? – Rachel le dirigió una mirada para que no siguiera preguntando, pero volvió a mirar a la carretera.

- Si, por supuesto, ¿Por qué no iba a estarlo? – Freno en el semáforo mientras le miro con una media sonrisa.

- Rachel… - le advirtió – Sé qué te pasa algo – Rachel volvió a acelerar, mientras la conversación sé quedo en el aire y el silencio inundo el coche. Finn solo espero mirándole hasta que ella quisiera hablar.

- Cuando pasan cosas como las de esta mañana… me hago muchas preguntas.

- Rach… No lo hagas. No te cuestiones en algo que…

- A veces, es complicado para mí controlarla, después llegas tú y en dos segundos la tienes en tus manos y…

- No siempre, me cuesta igual que a ti, tiene casi 4 años y sabemos que está en la época de las rabietas – Rachel empezó a maniobrar para aparcar.

- No sé, Finn – Rachel dejo de hablar hasta que no estuvo aparcado el coche - A veces temo que sea tan egoísta como… ya sabes, como yo – Algo sorprendido por esa afirmación, le miro, para ver como evitaba la mirada.

- No, Rach… - Ella se quitó el cinturón y le interrumpió.

- No me arrepiento de cómo soy, Finn, pero sabes que mi egocentrismo y mi egoísmo me hizo cometer algunos errores en mi vida y todo por tener una personalidad tan complicada. Y a veces pienso que sin querer estoy haciendo que ella sea igual.

- Rach, estoy orgulloso de que mi hija tenga una madre como tú. Eres increíble, y tienes muchas cualidades que sin duda quiero que mi hija las tenga también. Tú fuerza, tu fortaleza, tú…

- ¿Y que sea tan insufrible e irascible y prepotente como yo?

- No eres así, Rach.

- Puede que no ahora, pero si en mi adolescencia.

- ¿Y qué? Eso no permitió que no me enamorara de ti.

- No es…

- Si, Rach. Puede que fueras algo insufrible o que hablaras demasiado, tanto que miraba debajo de la cama, pero te quiero… Igual que te quieren todos y cada uno de los del Glee Club. Incluso Santana o Quinn. Eres increíble. Con tus defectos, eres perfecta. No cambiaría nada de eso. Y solo tienes que mirar como Ella te mira, te adora. Y lo único que quiere ser es como su mama.

- Para, me vas a hacer llorar – murmuro cuando las lágrimas ya le caían por el rostro.

- Quiero que estés bien con esto Rach, supongo que es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez si somos buenos padres o no. Pero sin duda para mí, lo eres. Eres una gran madre Rachel que no te quepa la menor duda. No sé si somos los mejores padres del mundo, pero creo que lo estamos haciendo bien. Al menos parece que de momento es la niña más feliz del mundo, con sus enfados, con lloros y nuestras discusiones con ella, obviamente, pero lo es y lo será – Finn levanto la barbilla de Rachel que estaba mirando sus manos indecisa. La joven suspiro y sonrió.

- Gracias, Finn. No sé qué haría sin ti.

Tras un beso y un abrazo algo incómodo en el pequeño coche de Rachel, ambos salieron del él, dirigiéndose hacia la sala de baile donde la pequeña tendría su primera actuación de Ballet. Unos padres orgullosos vieron como la pequeña bailaba aunque según pudieron ver, la pequeña quería acaparar la atención de todo el público.

-Quizá deberíamos hablar con ella sobre esto – susurro Finn a Rachel, cuando la pequeña se puso delante de otra niña para hacer su paso.

- Sí, quizá sí – murmuro Rachel mirándole y no pudo evitar sonreír. A pesar de que en su adolescencia y para qué negarlo aún hoy en día seguía adorando tener la atención y el protagonismo, había aprendido a ceder protagonismo a los demás, y lo importante que era hacerlo. Y era un valor que quería que su hija tuviera también.

- Estará todo bien – Le acaricio su pierna tranquilizándola antes de seguir viendo la representación. Rachel entrelazo su mano con la suya, mientras siguió viendo a su pequeña.

La conversación con Ella pareció mucho más sencilla de lo que Rachel pensó. Nada más llegar a casa, Finn la sentó sobre sus rodillas y le hicieron entender que debía tener en cuenta a las demás niñas. Seguramente era algo que tendrían que repetir en alguna que otra ocasión, pero Rachel estaba contenta de que su hija parecía entender lo que quería decirle.


Rachel abrió los ojos, le dio la sensación que apenas había dormido nada. Pero la voz de su hija irrumpiendo en su habitación le hizo despertarse de golpe. Lo cierto, es que la noche anterior se habían quedado hasta bien tarde despiertos. Hicieron el amor, se relajaron durante horas en el yacusi y eran más de las 4 cuando se acostaron. Y eran las 6 cuando su hija con Barbra en brazos había entrado en la habitación gritando.

-¡SANTA HA LLEGADO! ¡HAY MUCHOS REGALOS! ¡Y 'GLUBOS'! – Gritaba mientras se subió a la cama.

-¿De verdad, Santa ha llegado? – pregunto Finn somnoliento, viendo como su hija se arrastraba por la cama metiéndose entre medio de ellos dos – No me lo creo.

- ¡Es verdad, papa! ¡Vamos, 'salís' de la cama! – le ordeno mientras se sentaba entre ellos dos y ponía sus brazos contra su pecho mostrando enfado.

- ¡Esta bien, vamos a ver si Santa ya ha llegado! - Finn levanto las sabanas, saliendo de la cama.

- ¡Mama, tú también baja! – dijo cuándo se puso de pie para que su padre le llevara en brazos.

-Por supuesto que no me lo perdería – Dijo somnolienta– voy al baño y ahora bajo – se disculpo antes de que viera desaparecer a Finn con Ella contra su hombro como si fuera un saco de patatas.

Escucho durante un buen rato la risa de Ella, aunque después escucho su voz emocionada por ver los regalos que Santa le había traído. Mientras bajaba por las escaleras, Rachel escucho a su hija llamándole por enésima vez para que bajara rápido que quería abrirlos cuanto antes. Nada más entrar en la sala de estar, se encontró a Finn en el suelo rodeado de globos como si fuera un niño con su hija encima suyo, ya con un paquete en las manos para abrirlo.

Rachel adoraba ver esta escena, a pesar de que ella no participaba por ser judía. Aun así, desde que se casó con Finn, habia permitido que Finn colocara el árbol e incluso que llenara el árbol de regalos. También solían hacer celebrar la comida de Navidad que era en lo único que Rachel y sus padres solían hacer ya que lo consideraban como una comida familiar. Ella simplemente disfrutaba de ver la felicidad de su hija. Estaba metida en sus propios pensamientos, pensando en si estaba o no, siguiendo su religión cuando su hija le llamo diciendo que tenía un regalo para ella.

Finn siempre le solía regalar algún detalle. Lo más bonito de aquello es que Finn siempre solía regalarle algo con valor emocional para ellos dos. Y siempre solía sorprenderle. Una vez le regalo una corona casi exacta de cuando fueron elegidos rey y reina del baile. En su adolescencia prefería los detalles más materiales, pero tras los años esos pequeños detalles los había valorado mucho más que cualquier anillo o pendientes caros.

Rachel lo abrió encontrándose con el disco Frontiers de Journey en vinilo que incluía la canción de Faithfully. Hacía tiempo que Rachel se había encaprichado con un reproductor de música especial para el vinilo y desde entonces, la joven llevaba demasiado tiempo buscando ese disco en particular.

-¡Oh, gracias! – dijo Rachel emocionada.

-¿A ver mama? ¿Qué te ha traído Santa? – se levantó del suelo con una de sus muñecas nuevas en la mano intentando ver que era.

- Es un disco. Tu papa y yo hemos cantado algunas de las canciones que están en este disco.

- ¿De verdad? –Rachel asintió antes de que Ella volviera a su trabajo arduo de seguir abriendo regalos.

Finn se levantó del suelo y se sentó en el sofá a su lado, mientras la pequeña seguía abriendo regalos, en aquella ocasión un micrófono que tanto había pedido, aunque sus padres pesar se arrepintieran por como lo utilizo. Finn beso la mejilla de Rachel mientras ella se apoyó contra él.

- Me ha costado mucho encontrarlo, pero finalmente en una tienda de música de Ohio estaba.

- ¡De verdad me encanta! ¡Muchas gracias! – Se inclino y le beso en los labios suavemente.

- ¡Papi! ¡Este año tienes un regalo! – Grito emocionada su hija haciendo que su beso fuera interrumpido – Este año Santa se acordó de ti.

Rachel no solía regalarle nada ese día. Ella solía regalárselo durante la noche de fin de año. La pequeña cogió un pequeño paquete alargado. Finn frunció el ceño y miro hacia su mujer que se mordía el labio e incluso en su mirada pudo ver miedo. Busco respuestas en su rostro, pero ella solo le indico con la mirada que lo abriera. No tardo mucho en arrancar una parte del envoltorio, para descubrir que era. Finn abrió la boca y los ojos y busco respuestas en Rachel, quien le miraba indecisa.

-¡Oh, dios mío! ¿Rachel? – Pregunto, buscando respuesta. Rachel parecía estar palabras – ¿Lo estás? – pregunto exasperado, mientras miraba la caja de la prueba de embarazo y después a ella. Rachel se mordió el labio y asintió.

Finn se abalanzo sobre ella, besándole y sollozando.

- No sabía cómo te lo ibas a tomar – confeso Rachel cuando se separaron.

- Es… increíble – se limpió las lágrimas.

- ¿Qué pasa, papa? ¿Por qué lloras? ¿No te gusta el regalo? – pregunto la niña desde el suelo algo preocupada por ver a su padre asi mientras ella seguía abriendo con dificultades el ultimo regalo.

- Me encanta, cariño – confeso Finn. La pequeña frunció el ceño y Rachel también emocionada intervino.

- Cielo, ven aquí, te tenemos que contar una cosita – la pequeña se levantó para sentarse en los muslos de su madre mientras veía a su padre todavía emocionado - Vas a tener un hermanito o hermanita – le dijo sin rodeos. La mirada ámbar de su hija se ilumino.

- Porque no lo ha traído santa ¿Dónde está? – Empezó a mirar para todos lados intentando encontrarlo.

- Esta aquí, en mi barriga – la niña miro la barriga de su madre y frunció el ceño

- ¿Ahí? – La niña inspecciono a la barriga de su madre mientras los dos adultos le miraban entre sonriendo y emocionados - ¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Hermanito o hermanita? – mientras le daba golpecitos en la barriga de Rachel.

- Cariño, es muy pequeño todavía no puede escucharte – le dijo Rachel riendo de las ocurrencias de su hija.

- ¿Qué hace ahí? ¿Y cómo ha entrado ahí?

- Ohm, es una buena pregunta… y papa te lo explicara – Vio como Finn le miro con los ojos abiertos maldiciendo a Rachel y esta no podía evitar una sonrisa.

- Ra-chel no crees que podrías ayudarme – le dijo entre dientes, mientras la niña le miraba expectante a su explicación.

-¿Papa? ¿Cómo ha llegado mi hermanito ahí? – volvió a pregunto.


-¿Cuándo vendrá Eli? Quiero enseñarle todo lo que me ha traído Santa- Ella pregunto a su madre y a su padre que estaban en la cocina acabando de preparar toda la comida de navidad.

-Cariño no creo que tarden en llegar – contesto Finn.

- A mí no me lo has enseñado – se quejó Burt mostrando enfado sentado en uno de los taburetes de la barra americana.

- Pues ven a verlos, abuelo, hay muchos – La pequeña cogio la mano grande de Burt y lo arrastro hasta su habitación.

- ¿Pero hay alguno para mi? – Escucharon Finn, Carole y Rachel que le preguntaba a su nieta para despues escuchar como tarareaba con el microfono.

Carole negó con la cabeza mientras miro a Finn y Rachel que seguían preparando una comida mixta, una parte vegetariana preparada por Rachel, mientras Finn preparaba algo más carnívoro.

Aquel año iban a ser algunos más de lo normal: como siempre y era costumbre solían celebrarlo en casa de Rachel y Finn o en casa de Kurt y Blaine. Asi que Kurt, Blaine y Elisabeth, Carole y Burt, Leroy y Hiram eran los que nunca fallaban. Ese año se añadiría: Justin y Alyssa quienes estaban prometidos y la nueva pareja: Liam y Robin. Mercedes, su marido y su hijo Alex de dos años. Y en el último momento se había añadido, Santana y Brittany quienes habían asistido la noche anterior a un festival de baile especial de Navidad en Los Ángeles.

Casi en un momento, la casa se llenó de gente en especial de los tres niños que corrían para arriba y para abajo que hacían que la casa estuviera más llena de lo que realmente estaba. Por eso, Finn al ver que no paraban de moverse y casi tiran un par de copas, les puso uno de los DVD de unos de los dibujos que le gustaban tanto a Ella. Eran unos dibujos "educativos" sobre una abeja, que hablaba sobre temas educativas y que Ella le encantaba verlas.

Los adultos se habían reunido en la cocina, mientras hablaban en pequeñas conversaciones y algunos adultos estaban con una copa en la mano. Mercedes quien acaba de llegar saludaba junto a su novio a Santana y a Brittany quienes hablaban sobre el festival de la noche anterior.

En un momento determinado que todos se rieron sobre un comentario que hizo Finn sobre uno de sus grupos de los que estaba componiendo una canción, Ella entro corriendo llamando a su madre.

-Mama, mama, la abeja ha dicho que un bebe se hace cuando el papa pone la semilla en la barriga de la mama – Los adultos no pudieron evitar mirarla divertidos al ver que tema tan comprometido del que estaba hablando - ¿Es así como mi hermanito o hermanita ha llegado a tu barriga porque papa ha puesto la semilla? – La niña espero pacientemente sin saber que había dejado a todos los adultos con la boca abierta y a unos padres algo incómodos.

– Creo que ya es el momento adecuado para decirlo – Le susurro Finn a Rachel, ya que habían estado discutiendo cuando era el momento perfecto para anunciar la feliz noticia. Rachel negó con la cabeza y todos les miraban expectantes.

- ¿Rachel? ¿Estas…? – empezó a preguntar Carole.

- Queríamos decirlo más adelante durante la cena, pero aquí la pequeña ha decidido que era el mejor momento ahora, pero sí, estoy embarazada – Todo se convirtió en un sinfín de felicitaciones, abrazos y besos.

-¡MAMA! –Grito la niña exasperada sentada en su trona mientras veía como todos les felicitaban sin entender nada.

- Cariño, no grites – Le regaño Rachel – sabes que si chillas, nadie te escuchara.

- Es que no me has contestado – Puso su cara de enfado antes de mirar a su madre - ¿Papa ha puesto la semilla en la barriga y por eso esta ahí mi hermanito? – Los padres miraron a la pequeña intentando buscar una respuesta para esa pregunta a su hija de casi 4 años. Finn miro a sus amigos, Liam, Justin, Robin y Alyssa quienes aguantaban la risa riéndose de la situación - ¿Es algo wanky? – dijo la niña de repente haciendo que todas miradas recayeran en Santana, quien estaba aguantándose la risa.

- ¡Santana! – dijo Mercedes, Kurt y Rachel a la vez, sin dudar que ella hubiera sido la autora de aquello.

- Ella, no te preocupes si quieres saber cómo llego tu hermano a la barriga de tu mama, ven conmigo y te explico todo lo que quieras saber – respondió Santana mientras le tendía la mano para que fuera con ella.

- ¡No! – Dijo Finn, mirando a su amiga que se reía de él - Creo que ya ha pasado demasiado tiempo contigo – Santana viro los ojos al cielo indignada por la acusación.


Después de una comida muy amena donde los comentarios de Santana, las conversaciones de Liam y Justin, las actuaciones de Leroy y Hiram estaban haciendo de un día de Navidad algo muy inusual, pero divertido y diferente.

Rachel ayudo a Mercedes a dejar a su hijo en la cuna para que durmiera la siesta. Desde que Mercedes había tenido el bebe, había habido muchas veces que Alex se había quedado con ellos. Y por eso, Rachel siempre tenía la cuna preparada para cuando tenían que cuidarlo. Cuando Rachel entro en la cocina, para preparar las infusiones o el café para todos, Carole ya estaba allí, ya que se había ofrecido a ayudarle. Aunque no era más que una excusa para hablar con ella a solas.

-¿Cómo lo llevas? – le pregunto referente al embarazo.

- De momento, me encuentro mucho mejor que cuando estaba embarazada de Ella – confeso con una sonrisa orgullosa de sí misma.

- Me alegro – murmuro con sinceridad - ¿Y sobre lo que hablamos ayer? – pregunto.

Carole se había convertido en la confidente y en la persona que más confiaba Rachel en cuanto tenía dudas sobre cómo educar a su hija. Por eso, no dudo en llamarle cuando había entrado en pánico tras haber tenido su discusión con Ella el día anterior.

- Estoy mucho mejor. Finn me ayudo a calmarme, hablar con él me ayudó mucho – como una madre orgullosa de su hijo sonrió – es el mejor, siempre consigue calmarme.

- Siendo sincera Rachel, lo poco que veo cuando estoy aquí o cómo se comporta Ella, realmente lo estáis haciendo muy bien.

- Gracias, Carole.

- Pero ten en cuenta que los padres también somos humanos, yo no sé si eduque a Finn bien o no, pero lo hice lo mejor que pude y como creí. Y me equivoque muchas veces. Y eso tienes que tenerlo en cuenta. Te vas a equivocar como todos. No quieras ser perfecta. Ellos tienen que ver que si te equivocas, que vea que te pides perdón como todos en este mundo.

- Solo quiero que sea la niña más feliz del mundo.

- Y lo es. Y tú eres una buena madre Rachel.

- Que tú me digas esto, significa mucho para mi Carole – dijo mientras las lágrimas se amontonaban y caían por las mejillas, Carole se acercó a ella y le abrazo – Ah, lo siento, las hormonas – se disculpó por ese ataque emotivo.

- ¡Oh, tesoro! Eres como mi hija y… - Le susurro contra su oreja, pero de repente ese abrazo se vio interrumpido por alguien alto que se abrazó a ellas dos con fuerza. Ambas supieron en seguida que era Finn y ambas no pudieron evitar reírse mientras él les abrazaba entre sus fuertes brazos.


Arrastrando los pies, Finn se adentró en el salón con Barbra detrás donde Rachel probaba el disco de vinillo. Dejo caer la aguja empezando a sonar la primera canción antes de girarse para verle.

- ¿Está durmiendo ya? – le pregunto al ver como se dejaba caer en el sofá con la cabeza hacia atrás y Barbra rápidamente se puso sobre su regazo y él le acarició.

- Si, me ha costado mucho, quería que le explicara una y otra vez como ha llegado su hermanito a tu tripa – La gata ronroneo sintiendo las caricias de Finn – Por cierto, no sé que le habrá contado Santana, pero la próxima vez, no quiero que pase ni un segundo con ella a solas – Rachel no pudo evitar reírse. Antes de acercarse a él apartar a Barbra de su regazo para sentarse ella.

- Si. Santana es lo peor – dijo con una risita. Se quedó en silencio antes de volver a hablar - Quizá no fue una buena idea darte el regalo mientras estaba Ella – Le contesto una vez que ella se acomodó mejor poniendo un brazo por sus hombros y otro en su pecho. Barbra se le quedo mirando molesta porque Rachel le hubiera quitado 'su' sitio. Finn asintió mientras paso sus manos por las piernas de Rachel acariciándole por encima del pijama. - No sé si es peor ahora o cuando tengan 12 o 13 años y hablar seriamente con ellos.

- ¡Oh! No, Rachel, apenas tiene tres años, no quiero ni por nada del mundo plantearme eso ahora mismo – Rachel se rio por su comentario y le beso en la mejilla – Aun recuerdo cuando mi madre quiso hablar de 'la charla del sexo' ¡Qué vergüenza! – Finn llevo sus manos a su cara mientras ella se rió al ver su rostro.

- Yo tuve también algo de vergüenza, pero es normal.

Finn asintió y acaricio su cintura con suavidad y levanto el rostro para besarle la barbilla.

- Aun no me has dicho de cuánto estas.

- Tres semanas – contesto con una sonrisa. Finn susurro un 'genial' en sus labios y enmarcar su rostro con sus manos.

- Ahora entiendo porque actuabas tan raro estos últimos días – Confeso Finn a Rachel – Sabia que ocultabas algo y no sabía muy bien el que… Pero no me llegue a imaginar que fuera esto – Rachel se mordió el labio antes de hablar.

- Si te soy sincera, tenía miedo de que te enfadadas – Finn mostro confusión y Rachel se dispuso a aclarar – Quiero decir, no ha sido planeado y cuando quisimos tener a Ella me dijiste que querías tomar esas decisiones conmigo. Y pensé que tú pensarías que... yo…

- Sigues tomándote las pastillas ¿no?

- Si, hasta que me di cuenta de que podría estar embarazada – Finn volvió a mostrar confusión al no entender cómo se había quedado embarazada entonces – Cuando me puse mala durante esa semana creo que devolví las pastillas y no surgieron efecto – Finn asintió como si hubiera atado cabos.

- ¿De verdad pensaste que me enfadaría?

- Si, no sabía cómo decírtelo. Por eso estaba tan nerviosa con Ella, y encima paso toda la escena con el vestido y entre en pánico ¿Si no podía controlar a Ella como iba a hacerlo con otro hijo? – dijo en voz alta sus dudas - Pero después todo lo que me dijiste en el coche y viendo lo gran padre que eres, pensé que no te importaría tanto, así que en un arrebato de los míos, ayer noche lo puse en el árbol. Pero, honestamente, estaba bastante asustada.

- No estoy enfadado. Sabes que quería tener otro hijo, quizá no ahora… Pero no me importa. Estoy ilusionado – Rachel sonrió y se inclinó para besarle – Pero…deberías habérmelo contando antes, Rach y así esa cabecita tuya hubiera dejado de dar tantas vueltas – le dijo señalando su cabeza, Rachel se rio, antes de esconder su cabeza en su hombro.

En ese instante, la música cambio empezando a sonar Faithfully. Ambos sonrieron y se miraron.

-¿Te acuerdas cuando la cantamos en el primer nacional? – Finn se acomodó mejor contra el sofá acariciando su espalda.

- Fue la primera vez que me dijiste que me querías – Finn asintió.

- Parece que fue ayer… - la imagen se formo en su cabeza y no pudo evitar sonreir - Y aún recuerdo como si fuera ayer, cuando me asustaste en el primer ensayo del Glee Club – Rachel se rio ante su comentario – y pensar todo lo que ha pasado desde entonces.

- Es increible, pensar en todo lo que hemos pasado desde entonces. A veces recuerdo lo inocentes que éramos... en esa época ¿te acuerdas cuando me besaste en el auditorio y te fuiste corriendo?… – Finn asintió.

- ¡Qué vergüenza pase ese día! – Finn se tapó la cara recordando como salió precipitadamente del auditorio tras su 'rápida llegada'. Rachel se rio fuertemente – me sentí tan inútil y pensar que ese fue nuestro primer beso... y como lo arruine.

- Hasta años después no llegue a entender porque huiste tan rápido – dijo entre risas haciendo que Finn le mirara con los ojos entrecerrados – Pero te entiendo Finn, mírame, es imposible no tener un orgasmo solo con besarme – se movió el pelo para atrás mientras Finn negaba con la cabeza.

- ¡Que diva que eres! – dijo haciendo reír aún más a Rachel. Y se inclinó para besarle, un beso algo más ansioso que de costumbre, Finn gimió contra su boca y Rachel se separó mirándole con una sonrisa algo picara - ¿Qué?

- ¡Oh! ¿No me digas que ya has llegado? – Bromeo.

- ¡Cállate! – Ella se rio con fuerza antes de volver a besarle. Él paseo sus manos por su cintura hasta uno de sus pechos apretándolos por encima del pijama escuchado un gemido contra su boca – Estas siendo muy mala, voy a tener que demostrarte cuanto he mejorado.

- ¡Oh! ¿De verdad? Estoy deseándolo.

Y esta vez volvió a besarle más suave pero intenso y cuando abrió los ojos, vio en ellos deseo, mezclado con esa mirada de amor y de adoración. Esa mirada que solo le dedicaba a ella. Se sorprendía que a pesar de los años, seguía mirándole con esa dulzura y ese amor.

-I'll forever yours – La voz de Finn salió contundente entre sus labios, haciendo que Rachel se le formara un nudo en la garganta pasando de la pasión y la lujuria, a ese amor tan puro que compartían – Faithfully.

- Ever yours – le respondió Rachel, siguiendo la letra de la canción, antes de inclinarse y besarle de nuevo. Un beso dulce cargado de miles de promesas y de intimidad que poco a poco se fue haciendo más y más apasionado.

Hacía tiempo que habían descubierto que la intimidad era más que hacer el amor o pasearse desnudos delante del otro sin tener vergüenza. Hacía tiempo que sabían que la intimidad se basaba en compartir los miedos sin temor a ser juzgados, compartir los más profundos sentimientos, sueños y esperanzas. Podrían tener discusiones, podrían estar en desacuerdo sobre algunos asuntos que debían de tomar, pero a base de la confianza, el respecto, la comunicación y el amor pudieron resolverlos todo. Todos los baches que se habían presentado en el camino y los que quedaban por venir, no hicieron más que unir su pareja.

Christopher Kurt Hudson-Berry de casi tres quilos de edad nació el 22 de septiembre, un niño con el que tuvieron que lidiar nuevas noches en vela, celos de la pequeña Ella, lloros incomprensibles, pero sobretodo, miles y miles de sonrisas y de risas.

THE END


¡Hola!

Pues aquí tenéis el epilogo. Como siempre espero y deseo que os haya gustado y agradecer infinitamente a todas las personas que se han parado un momento a leer este fanfic, tanto la primera como la segunda parte. Y en especial quiero agradecer a todos los que han comentado y me han animado a seguir: Raquii, Sandra, mrsarfateith (Ahora sí que lo puse bien Xd), May, Valeria y todas aquellas personas que comentáis con nombre Guest.

Ha sido un placer escribir tanto la primera como la segunda parte de este fic porque ha sido con el que mas he disfrutado escribiendo. He de confesar que para mí era como escribir como el final y el cierre que tendría Finchel, que por las circunstancias no podemos ver en la S6.

Ahora que se acerca el final de Glee, todas las parejas van a tener un cierre en sus historias, podrán gustar más o menos, pero tendrán su final. Menos Finchel. Casi inconscientemente cuando me plantee escribir este fic, estaba creando un final alternativo con el cierre que me hubiera gustado que tuviera Finchel. Seguramente todos tendréis un final pensado alternativo y este es el mío. Necesitaba de alguna manera poder tener un final alternativo (feliz) de esta pareja donde las cosas fueran distintas a lo que veremos en esta S6.

Finchel ha significado y significa mucho para mí y he amado su relación mucho, porque creo es una pareja muy sana: basada en el respecto, la igualdad, el amor y la confianza. Y no sé, si lo habré conseguido, pero eso era lo quería seguir manteniendo durante mis fics.

Ha sido un placer enorme escribir sobre ellos, y he disfrutado muchísimo escribiendo, y ver como vosotros disfrutabais también ha sido muy satisfactorio y me ha animado muchísimo. Tanto de las historias 'wankys' como de las no 'wankys'.

No quiero enrollarme más que seguramente no os interesara demasiado. Lo dicho miles y miles de gracias a todos.

San.