¡Hola a todos!
Bueno, me estreno como escritora de esta página… Hasta ahora no me había atrevido a ello, prefería disfrutar de las maravillosas historias que he ido encontrando a lo largo de los años. Pero me entró la inspiración y he querido plasmarlo, así que aquí tenéis un adelanto de lo que va a ser este fanfic.
Va a ser un short fic (o eso pretendo), pero de todas formas iré informando según vea la historia y según el interés que genere.
Pretendo que sea una historia de humor y romance, por lo que será bastante amena y con el drama justo y necesario.
Esto es un DRAMIONE, pero no por ello la historia se centrará en estos dos personajes. Theo y Blaise serán también personajes muy importantes.
Intentaré actualizar rápido, pero mis estudios abarcan mucho de mi tiempo así que deberéis tener paciencia.
He puesto ranting T porque tal vez hayan escenas subiditas de tono…
Y ahora sí, os dejo leer el adelanto de la historia…
1. Descubrimientos sobre una Gryffindor.
Era un día especialmente frío de Octubre en Hogwarts. Nevaba débilmente, obligando a los alumnos del colegio a permanecer dentro del enorme castillo. Pero a Hermione no le importaba mucho, pues como prefecta y Premio Anual que era, debía asistir a innumerables reuniones importantes. Aunque en la que se encontrara ahora mismo, era para la Gryffindor la más inútil de todas ellas. No se discutían los horarios de exámenes, ni las nuevas normas implantadas por la directora McGonagall… era una absurda reunión para organizar la fiesta de Halloween, algo con lo que Hermione no estaba especialmente contenta.
No es que le disgustaran las celebraciones, la verdad es que le encantaba bailar (aunque mucha gente lo ignorara) y divertirse con sus amigos para variar. Pero Hermione simplemente odiaba perder el tiempo en cosas como aquella. Con la de deberes que les habían mandado ya, no podía permitirse gastar su preciado tiempo en eso…aunque apenas acabaran de empezar el curso. Y es que este año en especial, Hermione se había mentalizado de llevar al día todas las asignaturas. Según había escuchado, los EXTASIS eran muy duros y exigían a todos un nivel altísimo en todas las materias, especialmente si querías dedicarte a la medimagia, como era el caso de la castaña.
-Así que ya está todo resuelto, ¿verdad? Repasemos- dijo Ernie McMillan, leyendo el pergamino con las tareas de cada uno de los prefectos, que se encontraban sentados alrededor de una larga mesa-Ron y Anthony, vosotros os encargaréis de organizar el banquete; Hannah y Padma elegirán y colocarán los hechizos decorativos; Pansy y yo nos ocuparemos de la música y la animación; mientras que Draco y Hermione serán los encargados de organizar el concurso de disfraces. ¿Todos conformes?
Todos los presentes excepto Hermione, Ron y por supuesto Draco asintieron satisfechos con sus tareas. La castaña no podía creer en la mala suerte que había tenido al tocarle Malfoy como pareja de organización, aunque tal vez cualquiera mejor que Ron. Ambos mantenían una incómoda amistad desde que decidieron dejar aparcada la relación que habían comenzado en plena guerra y apenas se hablaban cuando no estaba ninguno de sus amigos presentes. Todo estaba demasiado reciente, eso pensaba Hermione esperanzada de que la situación mejorara con el tiempo.
Pero Hermione no se quejó, no iba darle el gusto al hurón de saber que no le agradaba la idea de tener que soportarle durante unas cuantas semanas. Y Malfoy, por orgullo, parecía que tampoco iba a negarse a ello. Se mantenía impertérrito, con una expresión impersonal, como si todo lo que hablaban no fuera con él y con los brazos cruzados.
-Muy bien, nos vemos en un par de semanas para ver los avances y discutir posibles inconvenientes.-concluyó Ernie, al que le encantaba llevar la voz cantante en asuntos como aquel. Acto seguido se levantó de la silla, gesto que imitaron los demás y la sala de reunión pronto quedó vacía.
Al atravesar la puerta, las parejas de prefectos se acercaron para decidir cómo iban a organizarse. Hermione vislumbró a Malfoy por delante de toda la multitud, alejándose de todos ellos a paso rápido. La castaña se sintió repentinamente molesta. De acuerdo, ella quería tan poco como él mantener una conversación sobre aquello, pero al fin y al cabo eran prefectos y era su responsabilidad ocuparse de aquello, tanto si les gustara como si no. Así que a Hermione no le quedó más remedio que tragarse el orgullo y comenzó casi a correr para tratar de alcanzar al rubio, el cual prácticamente se encontraba al final del pasillo. Que él fuera un irresponsable a ella no le iba a afectar en su tarea, por muy tonta que fuera.
-Malfoy, ¿podrías parar de andar un momento?-le llamó Hermione casi sin aliento, unos metros por detrás del Slytherin. Éste paró, pero ni siquiera se dignó a girarse y se limitó a esperar a que la castaña llegara a su altura.
-¿Y bien? ¿Qué quieres, Granger?-preguntó con su habitual arrastramiento de palabras, arqueando sus claras cejas.
Hermione se puso algo nerviosa al quedar frente a él. Era la primera vez que hablaba con Malfoy desde la guerra, a pesar de que ese año compartían la torre de los Premios Anuales. Las pocas veces que se habían cruzado en el salón común que compartían ambos se limitaban a actuar como si el otro no existiera. Ni siquiera aguantaban la mirada más de dos segundos, total, ¿qué iban a decirse? Ya ni siquiera tenía sentido que Draco se metiera con ella por sus antiguos prejuicios, todo había quedado atrás desde la muerte de Voldemort. Así pues, entablar algún tipo de conversación con Malfoy era mucho más extraño e incómodo de lo que podría haber sido en el pasado, cuando al menos interactuaban de alguna forma.
-¿Qué voy a querer? Tenemos que organizarnos para el concurso de disfraces, ¿no lo acabas de escuchar?-dijo Hermione ya irritada por la actitud pasiva del rubio.
-Sí, y no pienso perder el tiempo por algo tan estúpido. Así que te lo dejo todo a ti, Granger. Confío en que lo harás bien.-le dirigió una media sonrisa sumamente irónica y comenzó a andar de nuevo, sin ni siquiera esperar la respuesta de Hermione.
Ella, bastante indignada, decidió seguirlo. No permitiría que se escaqueara de sus obligaciones así como así. ¿Quién se creía que era ese presumido?
-Malfoy, no me vas a dejar a mí con todo el trabajo, ¿me oyes? ¡Eres prefecto y Premio Anual! Tienes-que-colaborar.-dijo exagerando la vocalización de la última frase
-¿Y tú me vas a obligar?-inquirió con sorna, sin mirarla y continuando con su camino.
Harta de su actitud, la castaña se adelantó y se interpuso en su camino, quedando los dos cara a cara, Hermione con los brazos en jarras y los ojos echando llamas.
-No tengas dudas de que lo haré, maldita serpiente.
Ante su expresión tan amenazante, Draco se echó a reír con ganas.
-¿De qué te ríes, imbécil?-gritó Hermione, perdiendo los estribos y acercándose aún más al Slytherin, sus rostros más cerca de lo normal.
En un arrebato inconsciente, Draco agarró con fuerza uno de los brazos de Hermione y la arrastró hasta uno de los pasillos poco concurridos que había cerca. Acto seguido la acorraló a la pared, pegando prácticamente su cuerpo al de la Gryffindor e inmovilizándola de las muñecas. Hermione, entre asustada y sorprendida, no pudo presentar defensa ninguna.
-Mira, Granger… si no quiero ayudar para esa mierda de fiesta no lo haré-musitó casi rozando sus labios con el lóbulo de la oreja de Hemione, algo que provocó un escalofrío en la castaña- Y tú vas a dejarme tranquilo, ¿entendido? Haz lo que te dé la gana con el maldito concurso, yo tengo cosas mucho más importantes que hacer.
-¿Ah, sí? ¿Cómo qué?-consiguió decir Hermione, ya sin temor en sus ojos almendrados- ¿Andar por ahí como alma en pena? ¿Lamentarte de tu desgraciado destino? Asúmelo ya, Malfoy. Habéis perdido la guerra, al menos intenta continuar con tu vida.
La castaña dijo esto mirando despectivamente el trozo de marca tenebrosa que se asomaba en el antebrazo del rubio, con lo que automáticamente el Slytherin la soltó, como si su tacto quemara.
-¿Tú que mierda sabrás de lo que hago o dejo de hacer?-dijo él con rabia, con sus ojos de hielo perforando a la castaña.
-Te veo, Malfoy-respondió ella con sinceridad. Y era verdad, más de una vez Hermione se había sorprendido a sí misma observando con tristeza a su antiguo enemigo del colegio. Aunque siempre lo había detestado, desde los hechos acontecidos en la guerra, había experimentado hacia él una especie de sentimiento, algo como la lástima. Al fin y al cabo, él jamás había sido capaz de entregarse a la causa de los mortífagos, no había cumplido con sus deberes. Además su familia finalmente había desertado de las filas del lado oscuro, Narcisa Malfoy había sido incluso una de las claves para la victoria final de Harry. Y ahora que tras el enfrentamiento todos volvían al colegio, Hermione había percibido algo diferente acerca del menor de los Malfoy. Ya no iba por ahí alardeando, apenas se le veía con gente de su curso, ni siquiera se metía con Harry o con Ron. La castaña lo había visto muchas veces solo en la biblioteca, vagando por los pasillos o sentado cerca del lago, siempre con la mirada perdida. Y eso a ella le había despertado una especie de… curiosidad, por así llamarlo
- Con lo cual, en mi opinión te vendría bien algo banal con lo que entretenerte.-añadió la castaña alzando las cejas.
La expresión de Malfoy se mantuvo imperturbable, como si todo lo que dijera ella no le afectara lo más mínimo. Pero lo cierto era que estaba a punto de estallar de pura ira. ¿Cómo se atrevía aquella sangre…? En fin, ¿aquella estúpida engreída, a darle consejos a él?
-Pues si tanto te dedicas a observarme, sabelotodo, deberías saber que no me interesa ninguna estúpida fiesta de este maldito y aburrido colegio. Quiero acabar mis estudios tranquilo, así que métete en tu vida y ofrece tu caridad a otros, ¿quieres?
Con esto, Draco se alejó en un par de zancadas y desapareció de aquel pasillo, dejando a Hermione totalmente inmóvil, aún sin poder reaccionar por lo ocurrido. Desde luego, había tenido muy mala suerte con su pareja organizacional. Incluso con Ron hubiera sido todo mucho más fácil… Pero esto no iba a quedarse así. Como buena leona tozuda que era ella, conseguiría que Malfoy cambiara de opinión quisiera o no él. Ya no por el hecho de quitarse trabajo de encima, sino por el descaro y las malas formas de ese hurón oxigenado. Y ella que creía que Malfoy había cambiado, ¡ja! Seguía siendo el mismo prepotente y desagradable de siempre, pero ella no iba a resignarse. Le obligaría a enfrentar sus responsabilidades como Premio Anual que era.
XXX
-¿Te pasa algo?-la voz profunda de Theodore Nott lo sacó de sus cavilaciones.
-No-contestó Draco con brusquedad mientras intentaba leer por tercera vez aquel artículo de El Profeta. Pero por unas cosas u otras, no lograba concentrarse y por ello continuaba atascado en la primera línea
-Tienes peor aspecto que de normal… y eso ya es.-comentó el castaño, encogiendo los hombros mientras metía un bocado al pollo, inaugurando la comida en la mesa de Slytherin.
Theo, Zabini y Draco intentaban llegar los primeros para irse lo más pronto posible del Gran Salón. Odiaban las grandes multitudes, por el hecho de las miradas rencorosas que percibían de más de la mitad del colegio. La maldita guerra les perseguiría toda la vida sólo por el hecho de haber nacido en una familia de mortífagos. A la gente le daba igual lo que ellos hubieran sufrido al obligarles a luchar en una guerra que no sentían suya. La mayoría ignoraba que ahora muchos de ellos vivían prácticamente en soledad, con su familia presa en Azkaban. No, ellos sólo eran mala gente y punto, y tanto Blaise como Theo y Draco se habían resignado a ser eso. No iban a esforzarse a aparentar otra cosa, nadie les creería de todas formas.
Draco fulminó a su amigo con la mirada, doblando el periódico en señal de derrota.
-¿Dónde demonios se ha metido Blaise?-inquirió con fastidio.
-Ya lo conoces, estará por ahí buscando algún cotilleo.
-Lo de Zabini ya es preocupante-dijo el rubio negando con la cabeza- ¿No tiene cosas mejores que hacer?
Se maldijo a sí mismo por haber dicho algo tan parecido a lo que le había insinuado la tocapelotas de Granger. Sólo faltaba que empezara a hablar como ella… el mero hecho de pensarlo, hizo que un escalofrío subiera por toda su espina dorsal.
-¿Alguien me ha nombrado?-se anunció Zabini, que se incorporaba en la mesa, situándose frente a sus dos amigos.
-Sí, comentábamos que te hace falta algún hobbie nuevo-explicó Nott, rodando sus ojos azules- Lo de andar persiguiendo a la gente a lo Rita Skeeter no te sienta bien.
-No persigo a gente-se excusó el moreno- Sólo paseo y me encuentro con situaciones un tanto… curiosas- soltó una risita socarrona, a lo que Draco respondió con un bufido de exasperación.
-Joder Blaise, eres un maldito voyeur.
-¡Pero si luego sólo queréis que os cuente mis descubrimientos!-exclamó un indignado Zabini sirviéndose sopa de pollo y derramando un poco en la servilleta de Draco, ganándose una nueva mirada asesina de su parte- Menudos hipócritas…
-Bueno, algunos chismes sí son interesantes.-admitió Theo a regañadientes.
-Pero igualmente eres un enfermo mental-opinó el rubio.
Blaise se hizo el ofendido.
-Muy bien, ya no te contaré nada, dragoncito-dijo con falso reproche- Por cierto, ¿os habéis enterado de la fiesta de Halloween?
-¿Cómo no iba a enterarme? Soy un prefecto y Premio Anual, ¿recuerdas?-respondió Draco hinchando el pecho con orgullo.
-Entonces formarás parte de la organización-dedujo Theo- ¿Qué tendrás que hacer?
-Nada-dijo Draco mientras encogía los hombros- Es decir, debería organizar un concurso de disfraces, pero no pienso perder el tiempo en algo tan absurdo. Que Granger haga lo que le plazca.
-Ahhhh, por eso estabas de tan mal humor-dijo el castaño comprendiendo- Has tenido una discusión con Granger, ¿no?
-Simplemente me he negado a participar-explicó el rubio sin darle importancia- Pero la sabelotodo se ha puesto pesada con que yo tenía que ayudarle.
-¡Pero Draco!-exclamó Blaise- ¿Tú has visto el cambio que ha pegado la amiga de Potter?
Zabini entornó los ojos con malicia y señaló el punto de la mesa Gryffindor donde se encontraba sentada ya Hermione.
-Mmmm, Blaise tiene razón. Granger está diferente-asintió Theo, analizando a la leona con sus ojos- Su pelo ya no parece un arbusto, y yo diría que se lo ha aclarado un poco. No está nada mal.
-¿Y la ropa? ¿Os habéis fijado? Va mucho más destapada...-apuntó Blaise, que empezaba a mirar a la Gryffindor con una especie de lascivia- Quien iba a decir que tenía esas piernas tan perfectas. Por no hablar del escote, claro. Granger ha ocultado durante mucho tiempo esos tentadores atributos…
-¿¡Pero qué os pasa!?-gritó Draco furioso, con los ojos totalmente fuera de sus órbitas- Es Hermione Granger, la sabelotodo, sangre sucia y mejor amiga de San Potter y la Comadreja.
-¿Y qué? Si está buena, está buena-respondió Blaise con simpleza- Si yo fuera tú la ayudaría a organizar ese concurso, y de paso me divertiría un poco con ella, ya me entendéis.
-¿Tú? A la primera que intentaras algo, ella te lanzaría una maldición.-repuso Theo sonriendo.
-Claro que no, mis artes de seducción nunca han fallado.
-Pero Granger no es una chica cualquiera-intervino Nott pensativo- Ella es racional e inteligente, adivinaría tus intenciones y se negaría. Yo lo haría mucho mejor que tú, Zabini. Me acercaría a ella intelectualmente, conquistaría primero su mente y luego todo vendría solo…
Draco miraba a sus amigos alternativamente y completamente atónito, sin poder creer en la discusión que estaban manteniendo. Aburrido de escucharles, sus ojos viajaron a la mesa de Gryffindor. Inconscientemente comenzó a observar con detenimiento a la sabelotodo, ¿tanto había cambiado? A él no se lo había parecido cuando la tuvo enfrente. Aunque claro está que llevaba mucho tiempo sin fijarse en una sola mujer. La guerra y sus consecuencias lo habían hecho reflexionar sobre ciertas cosas, y ahora para Draco las mujeres habían quedado en segundo plano. Así que haciendo un esfuerzo, dejo a sus grises vagar por la figura de Hermione Granger.
La castaña reía suavemente en ese momento, al parecer por algo que le decía la comadreja menor, y sus grandes ojos de color miel brillaban y le aportaban a su rostro una luz en la que Draco jamás se había fijado. Su cabello, que ahora mostraba un tono castaño dorado, le caía con gracia por la espalda en forma de rizos suavemente marcados, y un flequillo ladeado enmarcaba su ovalado rostro. Ahora que se fijaba, su sonrisa era muy bonita. Desde que había rebajado mágicamente el tamaño de sus incisivos, la Gryffindor presumía de una boca prácticamente perfecta, rodeada por unos brillantes labios rosados, ni muy anchos ni muy finos, los cuales mantenía entreabiertos y de alguna manera, tentándole a probarlos. Y su cuerpo, bien, jamás Malfoy había previsto que Granger pudiera tener un cuerpo de mujer, sobre todo con esas ropas anchas y escuetas que vestía desde que la conocía. Pero ahora, sus ojos estaban descubriendo algo que puso en alerta a su cerebro, Hermione Granger estaba muy bien dotada. La camisa que llevaba por fin parecía ser de su talla, pues se ajustaba a su torso y dejaba un par de botones sin abrochar, imagen que logró sacudir a Draco, al fijarse adonde llevaban esos botones. Ahí estaba el camino de la perdición, un escote que no enseñaba demasiado pero que insinuaba lo suficiente como para dejar volar a la imaginación, y en la imaginación de Draco, Granger tenía unos pechos redondos y de un tamaño perfecto. Dándose cuenta de lo que estaba haciendo y lo que estaba provocando esa imagen en su propio cuerpo, decidió cambiar su punto de visión y continuó avanzando, bajando hasta la falda que dejaba entrever unas torneadas y largas piernas que se perdían a mitad de muslo, algo que Draco maldijo para sus adentros. Desde luego, no se habría quejado si Granger decidiera mostrar un poco más de su (ahora sí) bien formado cuerpo.
-El único capaz de conquistar a Granger soy yo-soltó repentinamente, interrumpiendo la discusión que aun continuaban sus amigos.
Theodore y Blaise callaron de repente y lo observaron con una sonrisita de triunfo.
-¿Ya te has dado cuenta de que Granger tiene un buen polvo?-inquirió Zabini- Pues lo siento amigo, pero tú eres el que menos posibilidades tiene.
-¿Por qué?
-¿No es evidente?-intervino Theo con su aplastante lógica- Tú la odias, ella te odia.
-Bueno, del odio al amor hay aun paso, ¿no?-dijo Draco con sencillez- Además entre nosotros tres, es obvio que me preferiría a mí. No es por ofender pero… en cuanto a conquistas, os gano de sobra.
El rubio se ganó una mirada resentida de sus dos amigos.
-Theo ya lo ha dicho, ella no es como las demás-le recordó el moreno en tono mordaz- Pero de todas formas, si tan seguro estás… ¿Por qué no lo demuestras?
El castaño asintió con la cabeza, en señal de acuerdo, a lo que Draco de repente quedó mudo. No podían hablar en serio, una cosa era pensarlo pero otra muy distinta sería conquistarla de verdad. No lo iba a reconocer frente a ellos, claro estaba, pero que Granger y él interactuaran de alguna forma que fuera amistosa era una idea tan imposible como ver a Snape cantándole una sonata a la luz de la luna a la profesora McGonagall.
-No importa Draco, apostaremos entre Blaise y yo-dijo Theo al ver como el rubio vacilaba- Al fin y al cabo, aunque no lo reconozcas, nosotros tenemos muchas más posibilidades.
Draco deseó con todas sus fuerzas aceptar las palabras del castaño y quedarse callado viendo como acordaban los términos de la absurda apuesta, pero su maldito orgullo que siempre salía a relucir en el momento más inoportuno se lo impidió. Era un Malfoy, competitivo hasta el final, con todas las consecuencias. Él ganaría.
-No. Esto es una apuesta.-sentenció el rubio repentinamente serio, como si firmara su certificado de muerte. Theo y Blaise sonrieron ampliamente y asintieron satisfechos. Ellos sabían perfectamente que el instinto competitivo de su amigo siempre lo acompañaba, esta vez no iba a ser menos.
De ahora en adelante les esperaba unas semanas de lo más entretenidas…
Y hasta aquí llega el primer capítulo… Sé que es cortito, pero es una especie de prueba para ver cómo reaccionáis ante la historia. Quiero saber qué os parece, así que si os interesa no dudéis en dejarme un bonito review que seguro me animará a continuar.
Besitos con sabor a menta,
Ingria