Hola, ¿cómo están? Yo muy bien, especialmente entusiasmada por poder hoy traerles un nuevo ItaSaku ahora que estoy terminando con El Primer Paso. Esta historia ha rondado por mi mente por mucho tiempo, y este primer capítulo lo tengo escrito desde hace unos cuantos meses. Creo que es tiempo de que vea la luz. Tiempo de compartirlo con otras personas. Con suerte les gustará leerlo tanto como a mí me ha gustado escribirlo.

Como habrán notado en el resumen, se trata de una historia de UA y tendrá una trama de fantasía y romance. Aún no tengo idea de cuántos capítulos tendrá la historia, pero podría ser algo larga. Pido desde ya paciencia porque a veces me cuesta encontrar el tiempo para poder actualizar; sin embargo, tengan por seguro que no lo dejaré tirado.

Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen. Los utilizo sin fines de lucro en esta historia que es de mi entera autoría. Favor no plagiar.


CAPÍTULO I: OJOS DE TINTA

Por Deirdried

Los estantes de la biblioteca estaban hechos de caoba. La madera era gruesa y fuerte, y sostenía una cuantiosa colección de libros de todas las épocas y tópicos que se extendían en interminables hileras frente a sus ojos. Sakura sonrió, encantada. Siempre había sido una pequeña cerebrito adoradora de libros, y aquel lugar se le antojaba como lo más cercano al paraíso que había conocido en sus 20 años.

-Como te he explicado… —dijo la voz de la señorita Shizune, interrumpiendo su ensoñación— hemos estado trabajando en la base de datos desde principios del año pasado, pero aún nos falta demasiado para terminar. Hay más de nueve millones de libros almacenados en estos estantes.

Sakura asintió, sonriendo. La señorita Shizune parecía tener un carácter afable y amistoso, muy contrastante con el autoritario y hosco de Tsunade Senju, la directora de la Biblioteca Nacional, con quien se había terminado de entrevistar hacía escasos quince minutos. Aún no cabía en sí del asombro. Estaba segura de que la contratarían, era la persona ideal para el puesto, después de todo, pero no había imaginado que le pedirían que comenzara ese mismo día.

-Hemos comenzado ingresando en el sistema los libros más populares, textos académicos para estudiantes y maestros, novelas y volúmenes recientes en general. Decidimos hacerlo de esta manera para facilitar las cosas, ya que hay material que casi nunca es requerido —continuó diciendo su (a partir de ese día) supervisora, mientras paseaban entre los gruesos e interminables estantes en los que libros de todos los tamaños y colores se asomaban como gritando "léeme"— desde luego que eso no significa que no haga falta incorporarlo a la base de datos. Y allí es donde entras tú.

Sakura lo sabía. La señora Tsunade le había dado un pantallazo general de las que serían sus obligaciones como nueva empleada de la biblioteca más grande de todo Japón. Debería explorar cada libro e incorporarlo a una base de datos en la que constarían tantos detalles como le fuera posible recaudar de ellos.

-Como sé por experiencia propia que se puede convertir en una tarea sumamente tediosa, te aconsejo que comiences por aquellos libros que te parezcan más interesantes –dijo Shizune, haciendo un gesto envolvente con el brazo izquierdo, que le indicaba que tenía libertad de explorar cuanto quisiera.

-¿De verdad? –Sakura parpadeó, asombrada. Había creído que ya contaban con un criterio establecido de orden que debía seguir para hacer su trabajo.

-De verdad. No habrás terminado hasta el momento en el que los nueve millones ochocientos ochenta y siete mil cincuenta y cuatro libros estén asentados. Puedes organizarte de la manera que quieras, yo sugiero que elijas un estante y no lo abandones hasta terminarlo.

-Así lo haré –respondió Sakura, ansiosa por comenzar.

-Es muy importante que respetes los códigos y el orden de los libros. Si no los dejas exactamente en el lugar de donde los sacaste, indexarlos no hará ningún bien, pues no podremos encontrarlos de todos modos.

-Entiendo. Lo dejaré todo en su lugar.

-Está bien –Shizune asintió, complacida. Le parecía que Sakura lucía competente y tenía la impresión de que haría un buen trabajo- Al observar los libros, procura fijarte también en qué estado se encuentran. Si ves que tienen hojas sueltas o requieren reparación o cuidado, anótalo todo en la casilla correspondiente para que podamos ocuparnos del problema.

-¿Hay una casilla para eso incluso? –preguntó, maravillada por la gran precaución que tomaron al diseñar la base de datos.

-Así es, entre otras cosas. Trabajarás con este equipo –informó Shizune, extendiéndole un aparato un poco extraño- es básicamente una tableta con teclado apoyado en un soporte que encastra en las ranuras de los estantes para que estés cómoda al trabajar, incluso puedes deslizarlo sin problemas. Te darás cuenta de que cada libro tiene colocada una calcomanía QR. Para ingresar sus datos sólo debes usar el lector de la tableta, y se creará automáticamente un archivo para ese material. Si ya está ingresado, te redirigirá a la información sobre el mismo.

-Comprendo –dijo Sakura, grabándose muy bien las indicaciones en la cabeza, mientras observaba a Shizune realizar el procedimiento con un libro aleatorio que tomó de uno de los estantes.

-Aquí verás el formulario –comentó la mayor, mostrándole la pantalla- es muy sencillo de rellenar, ya sabes, nombre, autores, ciudad, editorial, año, cantidad de páginas, reseña, fotografía de la portada, idioma, condición en la que se encuentra, ubicación exacta, código, género y demás. Supongo que eso sería todo, si necesitas ayuda, me envías un mensaje. También puedes buscarme si lo deseas, estaré en el escritorio de información del piso dos.

Sakura observó a Shizune marcharse por el pasillo, sintiéndose algo nerviosa y sumamente emocionada por comenzar. Comenzó a caminar por los pasillos, fijando su atención en los carteles que indicaban los géneros. No tenía idea de por dónde comenzar. Así pasó un par de minutos hasta que se encontró con un cartel que decía "Mitología". Se entusiasmó de inmediato. Comenzaría por allí.

Pronto se dio cuenta de que la tarea no era tan sencilla como parecía, al menos en aquella sección. Los libros más nuevos eran pan comido, sin embargo; era difícil identificar los datos de los volúmenes más antiguos, y luego de ingresar el octavo material se encontraba tan cansada que tuvo que ir en busca de una silla con rueditas para poder trabajar más cómoda, aunque sin perder la movilidad.

Pero lo más difícil era trabajar rápido. Cada libro que abría parecía ser más interesante que el anterior y se estaba muriendo de ganas de leer un poco. Se preguntaba si la señorita Shizune se molestaría si la encontrara pegando una leída rápida a alguno de los tomos. Después del vigésimo libro se dio cuenta de que se hallaba en una sección prácticamente inexplorada a la que nadie se había asomado siquiera en todo el tiempo que se había hallado ahí, y que no tenía nada de malo que quisiera hacer un mapeo rápido de lo que contenía en verdad cada libro para incluirlo en la reseña.

El que tenía en sus manos en aquel momento hablaba sobre los licántropos, y comparaba el folklore de diversos pueblos alrededor del mundo que describían criaturas similares. Le llamaron la atención las ilustraciones, algunas mostraban pinturas, y otras esculturas que eran sencillamente horrendas, pero fascinantes.

Terminó de hojear el libro y anotar los datos y le sacó una fotografía a la portada, para luego devolverlo a su lugar. El siguiente volumen era viejo, grueso y pesado. La tapa estaba hecha de cuero repujado con diseños intrincados y grandes letras antiguas que rezaban: Demonios Japoneses. Los ojos de Sakura brillaron con expectación, mientras escribía el nombre en el nuevo formulario. No pudo evitar pasar los dedos sobre la portada de cuero muy suavemente antes de abrirla para revelar la primera hoja. El papel era amarillento y tan fino que era casi translúcido. Se sorprendió al comprobar que databa del período Muromachi, y que, por ende, tenía unos 500 años de antigüedad como mínimo.

Comenzó a pasar las páginas con sumo cuidado, una emoción incontenible bullendo en su interior. Jamás había tenido en sus manos algo tan antiguo o tan valioso, y se sorprendió de que el volumen no se hallara en un museo o algo similar. Observó las letras dibujadas a mano con tinta, pero lo que más le llamó la atención fueron los dibujos que ilustraban las páginas.

El estilo era el del arte tradicional, con colores suaves y mucha tinta negra. Se encontraba fascinada, extasiada. Cada ilustración le parecía más hermosa aún que la anterior, hasta que llegó a una página en especial.

-Karasu Tengu –leyó en un murmullo, sin poder evitar que las palabras se escaparan de sus labios como si tuvieran algún místico poder.

Rozó con su dedo la ilustración del antiguo libro. Retrataba a un hermoso hombre de largos cabellos, con un magnífico par de alas negras emergiendo detrás de su espalda, y unos oscuros ojos de tinta que parecían mirarla fijamente desde el delgado y amarillento papel.

La pintura era diferente de las demás. Los colores eran más oscuros, más vivos. La criatura se hallaba en pleno vuelo sobre un cielo tormentoso de una extraña tonalidad rojiza, cuervos negros volando a su alrededor. Tenía la característica máscara roja deslizada hacia un costado, y aquellos ojos parecían perforar el papel y llegar hasta ella. Había algo extraño en esos ojos. Algo profundamente perverso que le erizó los vellos de la nuca. Algo que le parecía extrañamente conocido. Como si ya lo hubiese visto antes.

Sacudió la cabeza, perturbada, riendo una leve carcajada sin humor. El hombre allí retratado había sido dibujado a mano hacía siglos. ¿Y por qué, entonces, le parecía tan familiar?


¡Tararán! Ese ha sido el final del primer capítulo.

Sus reviews serán sumamente apreciados, los espero con ansias. Hasta pronto!

~Cambio y fuera

Deirdre.