Jacob no se asombró con la repentina decisión de aquel vampiro, ya que en el mismo instante en que conoció a Rosalie, un sentimiento protector había nacido de el.

No era igual con Bella, a ella solo la quería como amiga. En cambio, con la rubia, el sentimiento protector había aparecido en el mismo instante en que poso sus ojos en esos brillantes luceros celestes.

Convertirse en un Guardián era un tema serio, y él solo se había quedado atrás en la reunión, nada más como representación del Alpha de la manada. Siempre le habían dicho que aun era muy joven para serlo, y mírenlo ahora ya listo para abandonar el nombre de Jacob, él ahora era Ortus y no iba a descansar hasta mantener segura a su hermosa doncella.

Emmett estaba ansioso, solo quería ver a su protegida. Pero ahora su deber era enseñarle, por lo menos lo mínimo a su joven compañero.

-Sabes, es algo gracioso- Jacob estuvo al lado de Emmett en un segundo-, Bella siempre creció rodeada de Lobos, y ahora su guardián es un Vampiro.

Emmett se detuvo a mirar al chico de piel cobriza, lo irónico estaba en el aire y era innecesario confirmarlo en voz alta.

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(Emmett)

Este sentimiento de impotencia, me estaba consumiendo.

Mi cabeza estaba apunto de explotar, nunca había usado mi poder a toda extensión, y poco a poco me sentía que iba a perder el conocimiento, quería descansar y dejar -por al menos una vez – de fingir.

Tenia que aguantar -por lo menos- hasta encontrar a las chicas.

Todos los Lobos estaban tensos, buscando alguna señal de amenaza. Pero por suerte, la esencia dulce se había esfumado al mismo instante en que esas extrañas nubes habían desaparecido.

-Jacob, ¿sabes donde están ellas?- pregunte mirando fijamente a las brillantes estrellas que habían aparecido.

El chico se quedo pensativo por algunos segundos, pero no quise interrumpirlo, sabia que estaba experimentando con sus nuevos poderes y también sabia que no era tan fácil.

Fue en ese instante en que empecé a sentir un ardor en mis palmas.

Algo estaba mal.

Bella estaba en peligro.

Al instante supe su ubicación y sin importarme por el chico que dejaba atrás empecé a correr en dirección al acantilado.

Trate de expandir mi vista, pero algo o alguien estaba repeliéndome.

"Ortus" llame al chico.

"¿Qué esta pasando Athar?" este me respondió. Pude sentir enseguida su presencia en mi espalda.

"Intrusos" trate de expandir aun mas mi don y supe enseguida que no era un escudo... era mi propio poder actuando en mi contra.

"Sangre dulce, son ellos" gruñí mientras mis ojos captaban la borrosa figura de uno de ellos.

"¿Quienes?" este me pregunto.

Bufe desesperado, lo ultimo que me faltaba era tener a alguien nuevo en el tema. Pero aquí estaba, tratando de no morder al pobre chico.

"Los gemelos Moon..."

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(Jacob)

No podía negar que estaba nervioso, muy nervioso.

Hasta la fecha, lo único que sabia de los Moon era que solo significan una cosa para las chicas... peligro.

Apenas podía asimilar el hacho de ser Ortus el caballero solar, y ahora – a tan solo cinco minutos de mi nombramiento- mi protegida estaba en peligro.

Aunque sabia que seria de mucha ayuda ahora, por la poca información que se venia a mi mente, sabia que sin ningún rayo de sol... estaba perdido.

Pero eso no significaba que mis otros dones fueran inútiles, si tan solo supiera como usarlos.

Athar era muy rápido, y termine llegando justo después de el al acantilado. No había señal de las chicas y supe en ese instante que habíamos caído en una trampa.

-Maldita sea- Athar gruño al darse cuenta.

Una extraña brisa nos rodeo al instante, dejándonos -por lo menos a mi- sin oxigeno lo suficiente para perder el conocimiento.

-Vaya, miren a quien nos trajo el destino- dijo una voz, pero no pude distinguir bien de donde provenia ya que mis instintos estaban despiertos.

Ya no era Jacob.

Yo era ORTUS.

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(L)

Mientras mi hermano se encargaba de esos Guardianes, yo me encamine a la playa. Que puedo decir ellas nos llamaron, tan idiotas pero lo hicieron, y aquí estábamos dispuestos a escuchar lo ella estaban por pedirnos.

No había visto a mis hermanas desde que ellas eran unas bebes, y desde aquel instante supe que ellas eran un peligro evidente, el abuelo nos lo había explicado muy bien.

Estaban mejor muertas, pero supongo que con sus poderes Él estaba interesado en mantenerlas vivas.

Ridículo.

En fin de cuentas, yo estaba nada más para cumplir un papel. Debería convertirme en un actor profesional, ganaría un Oscar.

En fin, siempre fui mejor con las palabras que mi hermano.

Ellas estaban ahí, ambas sentadas en la arena, contemplando el cielo, llorando el ver a nuestra ridícula madre. Supongo que debería entender que ya no eran unas niñas, pero si, me sorprendí al verlas.

Eran hermosas.

Y peligrosas.

Supe en ese instante como podía obtenerlas.

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¿Qué piensan? nada mal eh! me esforzado para actualizar y aquí esta, sangre sudor y lágrimas pero aquí esta.

Espero que lo disfruten! nos leemos la próxima semana.

Alexandra Cullen Hale.