Perdonen por tardar tanto, la inspiración no llegaba, tenía otros fics que quería actualizar (y que tampoco he hecho como me gustaría) y mi vida es muy inestable en estos momentos en muchos aspectos. Espero haya quedado medianamente decente, prometo corregir las faltas después, saben que siempre corrijo conforme lo creo necesario.

Cambié la descripción del uniforme porque ya hay uno dado por ChiNoMiko, el de las chicas es falda tableada azul para Sucrette y una rosada para Ámber, así que quise poner estas diferencias aquí. El de los chicos, por su parte, es negro como el típico uniforme japonés. Búsquenlo en Internet para sacarse las dudas :3


Recordaba el rostro de Ken el primer día de clases de la primaria, estaba lleno de lágrimas porque un par de niños de grados superiores se burlaban de su corte de pelo. También recordaba la vez en que ella se había raspado la rodilla jugando al baloncesto y Ken se quedara a su lado en la enfermería mientras llegaban sus padres. Y no olvidaba la vez en que el chico le regalase sus galletas cuando su madre le castigó por haber roto un jarrón mientras jugaban dentro de la casa. Era ese mismo muchacho quien le había reconfortado en las tormentas cuando la luz se iba y la lluvia golpeteaba las ventanas con fuerza.

Por eso mismo se extrañaba que el rostro que tantas veces había sonreído para ella ahora se mostrase huraño con su sola presencia. Se preguntó si acaso le culpaba por haber sido enviado a la militar tanto tiempo o si acaso era allí donde había cambiado tanto. Durante la clase del Profesor Farres no había podido concentrarse, apenas tomando un par de notas sobre la Unión Europea, su mirada se desviaba constantemente al castaño sentado un par de asientos delante de ella, al lado de Alexy. Debía admitir que había cambiado mucho físicamente, razón por la cual no le había reconocido; el uniforme negro estilo japonés resaltaba mucho en el chico, el cual se había cambiado antes de ingresar al salón.

Sin embargo, era su actitud la que más difería del antiguo Ken. Ni siquiera había volteado a mirarla durante la clase cuando anteriormente estarían platicando entre cuchilleos o mandándose notitas con sus compañeros. Alexy se reía en ese momento de un comentario del castaño, intentando disimularlo ante el profesor, por lo cual giró el rostro, topándose con la mirada de Liliane, ella bajó la cara avergonzada.

–Hey, Lili –la voz de Iris la sacó de sus cavilaciones–, ¿tienes un lapicero extra? El mío se ha quedado sin tinta.

–Ah, claro –buscó en su mochila, segura de que tenía varios consigo.

Tan entretenida estaba en ello que no se dio cuenta de que Kentin la volteaba a ver con una triste mirada, pero Alexy sí notó esto.

CORAZONES ROBADOS

Lili consultó su horario, tendría su primera clase de Arte, una materia que la Directora no consideraba obligatoria pero que prácticamente empujaba a los alumnos a elegirla. Suspiró resignada mientras llevaba consigo un cuaderno de dibujo, no sabía realmente qué esperar del Profesor, había preguntado a un par de compañeros pero todos decían que debía conocerlo en persona para formarse un criterio.

Finalmente llegó a la Sala de Arte, era un amplio salón ubicado en un edificio anexo al principal, allí estaban alumnos de diferentes salones, por lo cual vio caras nuevas. Un trío de chicas se encontraba en una esquina, volteando a verla en cuanto entró en el aula. El uniforme de ellas era diferente ligeramente, la falda y corbata eran rosadas; una de ellas tenía ascendencia asiática y otra una mirada fría y calculadora, pero la tercera, una rubia ligeramente más alta que ella, la miró de arriba abajo, examinándola.

Sin querer darle más importancia de la que se merecían, Liliane caminó segura hasta un asiento que quedaba dos filas delante de ellas, sentándose a un lado de una chica de color que se entretenía en garabatear su libreta.

–No sabía que ahora el Sweet Amoris aceptaba a cualquiera –escuchó detrás de sí–, indudablemente los estándares han caído demasiado si los alumnos pueden entrar a mitad del curso.

–Indudablemente, Ámber –secundó otra voz.

–Yo no veo problema en ello, mientras pruebe que es digna de estar aquí –terció otra con calma.

Liliane sabía que se trataba de ese grupito, mas prefirió no voltear a verlas ni contestarles, no deseaba rebajarse a su nivel.

–Y encima sorda –la primera chica soltó un chasquido de fastidio–, ¿quién ha visto que las mocosas se mezclen con nosotras? La Directora ha perdido la cabeza.

–Lo hizo al permitirte la entrada a ti.

La joven sentada a su izquierda volteó molesta a ver al trío, frunciendo los labios y dedicándoles una mirada de desprecio.

–Mucho cuidado, Kim –respondió la otra–, mi familia es la que sostiene a este colegio.

–Sólo así alguien podría admitirte –contestó.

–¡¿Qué dijiste?!

–Calma, Ámber, el agua siempre busca su nivel –la asiática intentó tranquilizar a la rubia.

–Tienes razón, Li, no vale la pena. ¿Ya les conté a ti y a Charlotte que mi madre ha reservado en O'Kari?

Al instante las tres se enfrascaron en una plática sobre el prestigioso spa francés donde sólo podían entrar con una reserva de meses, un apellido importante o fama en ascenso. La morocha rodó los ojos con fastidio y volteó a ver a su acompañante.

–No dejes que te traten así o las tendrás pegadas a ti todo el año –le informó.

–Es bueno saberlo –le dio una tímida sonrisa.

–Soy Kim –recargó el rostro en la mano izquierda–, no recuerdo haberte visto antes, ¿realmente eres nueva?

–Soy Lili, acabo de ingresar esta semana.

–Qué guay, tía –le sonrió.

–¿Qué tiene de sorprenderte ello? Todos voltean a verme por ese motivo –se preocupó.

–Sabes que el Sweet Amoris es el mejor colegio de Francia, ¿no? Es elitista no sólo por las calificaciones, sino también por sus recursos. Para ser considerada "la mejor" es necesario que tenga sólo lo mejor de lo mejor, así que no importa realmente cuánto dinero tengas en el bolsillo, aquí los puestos no se compran. Esto hace que la entrada al inicio del año sea muy difícil, ¡ni hablar de a mediados! –le explicó como si fuera lo más obvio.

–¿Así que todos aquí son los mejores estudiantes de Francia? –volteó a ver a los chicos alrededor de ella.

–Excepto ese trío –lo señaló con el dedo–, no tengo idea de cómo llegaron aquí.

–Pues… algo bueno deben tener –reflexionó un poco.

–O quizás sí se deba a su familia –pensó–, su padre es un importante empresario y su madre antes era modelo.

–Bueno, si ella tiene los dones de su madre quizá sea muy buena en Arte, ¿no? ¿Un prodigio?

–¿Ámber? –soltó una fuerte carcajada– Ella cree que la Mona Lisa es un tipo de gorila. Y Li asegura que Europa es un país. De Charlotte no puedo asegurar nada, sus calificaciones son decentes.

–Entonces…

Antes de que pudieran continuar su charla un hombre de color con gafas entró en el aula, los alumnos que estaban parados tomaron asiento de inmediato. El hombre paseó su mirada hasta toparse con Liliane, sonriendo complacido.

–Tal parece que tenemos un rostro nuevo, señorita Allenet, ¿cierto?

–S-Sí –tartamudeó apenada.

–Bien, mi clase no es una receta, únicamente les proporciono la orientación en la selección de los ingredientes, así que tampoco le diré qué debe cocinar para mí. Al inicio de año los alumnos han elegido diferentes talleres y nos hemos enfocado en los mismos de manera personal. Como algunos ya están llenos, únicamente puede usted unírsenos en Pintura, Costura, Fotografía, Video y Escultura, le daré tiempo de experimentar en ellos, si lo desea, antes de decidirse por uno.

–La Directora me ha notificado ello, así que ya había tomado una decisión al respecto.

–¡Excelente! –sonrió complacido– Le escucho.

–Me gustaría unirme a Fotografía.

–Oh, muy bien, por favor, vaya a la mesa 4, donde ya están las señoritas Peggy y Melody –señaló el sitio–, su compañero fue a traer un material para nuestro siguiente proyecto, así que no debería tardar.

Una chica de cabello a los hombros le hizo señas para que se acercara a ellas. Lili tomó sus cosas con prontitud agradeciendo a Kim por lo bajo y caminó rumbo a su nuevo equipo de trabajo, sentándose junto a una castaña de ojos azules.

–Oh, ese asiento es para… –le miró preocupada.

–¿Está reservado? –hizo el ademán de pararse.

–N-No realmente, no te preocupes –se disculpó–, sólo que quería sentarme junto a él.

–Ah, perdona, ¿esperamos a tu novio?

–N-No es mi novio –su rostro se puso del color de la grana.

–Disculpa, no quise avergonzarte –Lili ya no sabía qué decir sin preocupar a la chica.

–No hay problema, chica, Melody siempre se pone así cuando se toca el tema. Soy Peggy –la otra joven le extendió la mano.

–Yo soy Lili –se presentó a su vez–. Veo que ustedes y Kim tienen uniformes verdes, ¿así que van en otra sección?

–Sí, generalmente nos acomodan de acuerdo a nuestra selección de materias –explicó Melody–, tus horarios son los más pesados, ¿verdad? Seguro tomas entre 7 y 11 asignaturas, eso sólo lo haces si debes ponerte al corriente o eres muy buena…

–Y ya que tú has llegado a la mitad del año, sólo podemos hacer una conjetura.

–¿Es por eso que todos me miran? –se sorprendió, prácticamente entraba a un aula y todos volteaban.

–Bueno, el color resalta más en el uniforme femenino, para los hombres la única diferencia radica en el color del borde de las zapatillas(*) –explicó Melody.

–Y hablando de mataditos –suspiró Peggy.

El corazón de la azabache comenzó a latir más rápido, temiendo voltear y corroborar su sospecha. No hizo falta, escuchó la voz del alumno que el profesor enviase por el nuevo material y luego alguien se sentó a su derecha.

–¿Así que has decidido unirte a Fotografía, Liliane?

–S-Sí –contestó sin mirarlo de frente.

–Estoy seguro de que nos llevaremos bien.

La amabilidad y dulzura de su voz hacían difícil de creer a la chica que realmente Nathaniel fuera tan cortante con ella cuando estaban a solas, de no ser así también creería que era el chico perfecto para ser el Delegado Principal.

–¿Ya se conocían? –les miró un poco triste Melody.

–Son azules –Peggy hizo referencia al color del uniforme que portaban–, ¿qué esperabas? Seguramente están siempre juntos.

–Sólo en algunas materias –aclaró el rubio.

–Nathaniel ha tenido la bondad de ponerme al corriente con Física y Química –explicó Lili, no quería que creyeran tenían un trato más cercano–, realmente es un Tutor increíble.

Al instante se hizo el silencio en el aula entera, Melody abrió los ojos por la sorpresa y Ámber rompió el lápiz que en ese momento sostenía. Pareció que todos los ojos se centraron sólo en ellos, haciendo que la chica se cohibiera.

–¿Di-Dije algo malo?

–Nath, ¿realmente la tomaste como tutorada? –Melody alternó la vista entre ambos.

–Sí –fue su sencilla respuesta.

–Pero… pero… ¡tú nunca lo haces! ¡Siempre te niegas! ¡Ni siquiera quisiste ayudarme a repasar para los anteriores exámenes! Y te lo pedí por días…

El profesor tosió suavemente, captando la atención de la clase, Lili sólo quería salir de allí en ese momento.

–Bueno, estoy seguro de que todos quisiéramos conocer los motivos del joven Nathaniel, pero temo que eso deberá esperar a que termine mi clase, señorita Melody.

La aludida se disculpó apenada mientras bajaba la vista a su libreta. El resto de la clase volvió a prestar atención al profesor, el cual pasó al frente mientras colgaba unos cuadros de unas famosas pinturas.

–Como les decía la semana pasada, tendremos una exposición de Arte en un mes, sé que es muy poco tiempo para impulsar el genio creativo pero a veces son este tipo de situaciones las que descubren su verdadero potencial. Ahora, ¿alguien sabe qué tenemos aquí?

Los alumnos se quedaron callados, ninguno de ellos quería decir nada al respecto. Lili identificó inmediatamente de qué se trataba, iba a alzar la mano cuando Nathaniel se le adelantó.

–Son las escenas de la Mesa de los pecados capitales, de Bosch; como su nombre lo indican, representan situaciones de la vida cotidiana donde se ponen de manifiesto estas situaciones, el nombre del pecado capital correspondiente está escrito en latín en la parte baja de la pintura.

–Muy bien, muy bien, joven Nathaniel. Como usted ha dicho, se trata de un único cuadro, ¿entonces por qué lo he dividido por escenas?

–Bueno, originalmente la pintura se pensó como una mesa desde la cual podían admirarse las imágenes desde todas direcciones –explicó Liliane ahora, sin darle tiempo a Nathaniel de tomar la palabra–, para su mejor apreciación en este caso, fragmentarla es una buena opción. Sin embargo, no creo que únicamente sea por esto, tiene que ver con el nuevo proyecto, ¿verdad?

–Correcto, señorita Allenet. La Mesa de los pecados capitales fue originalmente pintada al óleo en madera de chopo. Pese a ello, no vamos a estudiar a Bosch ni su obra, sino que la utilizaremos de inspiración. La tarea del mes es realizar una obra de arte de su taller en base a uno de los Pecados, pónganse de acuerdo y me dicen cuál será su temática.

Los murmullos de los alumnos no se hicieron esperar, cada grupo estaba enfrascado en una conversación parecida. Lili esperó la propuesta del resto de sus compañeros, pero ella definitivamente descartaría a la Lujuria, no quería que su primer trabajo fuera inadecuado o controversial para el resto.

–¿Y bien? ¿Qué proponen ustedes? –quiso saber Peggy.

–Aún no sé… –admitió Nathaniel.

–Yo tampoco –se consternó Melody.

–¿Y tú, Lili? –le miró Peggy– ¿Alguna idea?

–Bueno… creo que yo elegiría la Envidia… –titubeó un poco.

–¿Envidia? –el rubio reflexionó un poco– Realmente hay mucho material para trabajar a partir de allí.

–A mí me agrada la idea, la secundo –Peggy sonrió enigmáticamente.

–Igual yo –terció Nathaniel.

–Oh, claro, es perfecto –le apoyó la castaña encantada.

–Entonces le diré a Patrick sobre nuestra decisión, ¿me acompañas, Melody? –Peggy le tomó del brazo, no dándole oportunidad de réplica alguna.

Las chicas se pararon dejándoles a solas, Liliane se puso nerviosa, la reacción del grupo ante las tutorías del rubio parecieron ser un tema delicado allí, sin saber el motivo de ello. Miró a su compañero, pero él no parecía especialmente molesto, tragó saliva grueso.

–Acerca de hace un momento… no sabía que debíamos mantenerlo en secreto… –dijo con la vista gacha, por ningún motivo se disculparía con él.

–No tenemos –fue su respuesta cortante.

–Entonces no entiendo por qué esa reacción… –bufó, Nathaniel siempre era pesado con ella en específico.

El rubio se encogió de hombros. Peggy y Melody regresaron, interrumpiendo su plática, el resto de la clase transcurrió relativamente tranquila, sin embargo, Liliane descubrió de pronto que la actitud de la castaña hacia ella había cambiado: parecía que la odiaba.

CORAZONES ROBADOS

Finalmente sus clases habían terminado pero las tutorías con Nathaniel continuaban, Lili pensó que se portaría especialmente grosero o insoportable por revelar ante la clase que le apoyaba con sus estudios lo cual, desde su punto de vista, no tenía nada de malo. Sin embargo, el rubio no pareció darle importancia al hecho, limitándose a retomar la lección desde donde lo habían dejado. Ese día tenían Física, la cual se le facilitaba más que la Química, especialmente porque el tema era tipos de energía, algo que ya viera en su anterior colegio.

–¿Alguna duda con ello? –preguntó Nathaniel tras terminar.

–No, aunque siento que ya hemos visto muchas cosas –Lili revisó sus apuntes, fácil era la mitad del curso de su antiguo colegio.

–Bueno, la Profesora Delanay no detiene su programa, el grupo continúa avanzando… calculo nos faltan todavía unas seis o siete clases de cada materia –explicó tranquilamente.

–¡¿Tanto?! –se congeló con la idea.

–Nos veremos todavía un tiempo –dijo con sencillez.

–No es como si lo aprovecháramos al máximo, has tomado la siesta un par de veces –le reclamó.

–Casi nunca puedo descansar en el dormitorio y por la tarde el kiosko es muy relajante…

–Terminaré pensando que sólo me trajiste aquí para dormir en paz –se quejó la chica.

Sin embargo, no escuchó contestación de parte del rubio, volteó a verle y, para su sorpresa, éste ya se encontraba durmiendo tranquilamente en el mismo banco de piedra. Lili suspiró mientras le quitaba el libro que tenía en las manos y lo ponía en la pequeña mesita que allí había, evitando con esto que se cayera y maltratara.

El clan inugami, rezaba en la portada.

Sin nada más qué perder y sabiendo que no tenía ejercicios qué realizar, comenzó a leer. Sabía lo que era estar cansada y no poder descansar, así que pensó hacerle compañía al rubio hasta que se despertara, así al menos nadie lo molestaría.

CORAZONES ROBADOS

El sol se había ocultado desde hace un buen rato y la luna había comenzado a salir, Lili había tenido que esperar a que Nathaniel se despertara para emprender el regreso a sus dormitorios respectivos, el rubio se disculpó con ella por eso, diciéndole que bien podía haberle despertado. A la chica le había parecido muy lindo cuando se sonrojara por ello mientras ofrecía acompañarle, diciendo que los jardines en la noche no eran un sitio idóneo para las jovencitas.

–En serio, la próxima vez puedes despertarme o simplemente irte cuando empiece a atardecer –repetía el chico completamente apenado.

–Está bien, no hay problema –Lili trataba de restarle importancia al asunto, lo cierto es que lo pensó un par de veces, pero no había podido hacerlo.

–Al fin llegas, tabla.

En la entrada del dormitorio S se encontraron con Castiel, parecía un poco molesto y no ocultó su estado de ánimo al rubio, éste al instante ensombreció su expresión.

–Te veo después, Liliane –se despidió de ella, tomando su carpeta de manos de la chica y retirándose con prontitud.

–De acuerdo, hasta luego.

–Pensé que no te agradaba –le miró fijamente el pelirrojo.

–Tenemos tutorías, te dije –comentó tranquilamente.

–Así como a toda la clase de Arte –se burló.

–¡¿E-Estabas allí?! –se asombró de escuchar eso, tan ensimismada estaba en el rubio anteriormente que no notase su presencia.

–Todo nuestro dormitorio lo está –se encogió de hombros–. Aunque Fotografía no es tan increíble como Pintura, ¿qué harán? ¿Fotografiarán un árbol? ¿O tomarán al Señor Delegado de modelo? Melody indudablemente lo propondría.

–Ahhh… Melody es punto aparte… –suspiró resignada– Creo que me odia y no sé por qué.

–Sí que eres lenta en algunas cuestiones –se sonrió–, ella está colada por él desde la primaria, se le ha declarado un par de ocasiones ya pero él la ha rechazado. Además, el Delegadillo no toma tutorados por ningún motivo, siempre ha sido muy tajante al respecto, así que… –Castiel se acercó peligrosamente a ella– ¿por qué a ti sí?

–N-No lo sé… –se sonrojó con su cercanía.

–Bueno, si ya terminaste tus deberes, ¿quieres distraerte un poco? –de su bolsillo sacó unas llaves, girándolas y jugando con ellas.

–¿A qué te refieres?

–¿Viste el póster de esta mañana? –indicó con un movimiento el tablón de anuncios.

–¿El del concierto? Sí, pero no especificaban hora ni lugar.

–Vamos ahora mismo –le guiñó un ojo.

CORAZONES ROBADOS

Liliane no podía creer que el viejo sótano de una bodega abandonada dentro de los terrenos del Sweet Amoris se convirtiera en el escenario de un concierto de rock por las noches. Había luces de neón, una máquina de humo e incluso una tarima donde se encontraban una batería, guitarra, bajo y un micrófono para el solista. Las chicas se amontonaban al frente tratando de ver al cantante, el cual en ese momento interpretaba una canción con ayuda de una grabación, parecía que apenas comenzaba a llegar la gente.

–¿Qué es este lugar? –preguntó la azabache.

–Antes lo utilizaban como gimnasio, cuando el Instituto creció, se construyeron nuevos edificios y demolieron los viejos, éste se conservó como bodega por más tiempo y a veces lo ocupamos para divertirnos, tengo una copia de las llaves así que es fácil –explicó el pelirrojo.

–¿Tocas?

–¿Crees que la guitarra es de adorno? –se cruzó de brazos, una sonrisa se posó en su rostro.

–¿Y Lysandro qué…?

Y mi Musa me llamó, extendió su mano hasta mí, me sacó de la oscuridad…

Lili dirigió por primera vez su atención al cantante, su mirada quedó fija en el mismo, recordó la plática que había sostenido con el peliplata esa misma mañana. La gabardina negra, el largo cabello cayendo por su espalda, la sonrisa ególatra en el rostro…

–Es él… –murmuró contemplándolo– ¡Es él!


¿Les gustó? Espero que sí, el próximo capítulo llegará a la brevedad posible.

(*)Zapatillas: los típicos zapatos japoneses que se usan dentro del aula.